Derecho a la belleza

Derecho a la belleza

Esta semana se realiza en Buenos Aires la XII edición del Festival Internacional VaPoesía Argentina, con el propósito de llevar poemas a sectores vulnerables de la población.

La propuesta surgió en 2013 de la mano de Marta Miranda y Ricardo Rojas Ayrala, escritores y gestores culturales. “Este festival nació con la necesidad de aportar algo a nuestra comunidad. Con Ricardo somos codirectores del festival, y como no somos trabajadores de otra cosa que no sea de la palabra, decidimos que la literatura podía ser una herramienta de inclusión social. Por eso decidimos crear un festival que otorgara espacio a las comunidades que no tienen por hábito participar en eventos como festivales de literatura”, afirmó Miranda y completó: “Con la excusa de la poesía generamos un espacio para que, a través de la palabra, las personas se repiensen como sujetos de derecho. En ese espacio de las palabras, que todos compartimos, creamos un momento donde podemos volver a encontrarnos con nuestros sueños, a pensar lo que queremos, recordar lo que deseábamos, y por qué no, tratar de hacerlo posible.”

Desde su primera edición, el festival convocó a más de 170 escritores internacionales y nacionales, recorrió más de 26.000 kilómetros para abrir el diálogo poético en cárceles, escuelas, barriadas populares, comedores, sindicatos, poblaciones originarias y refugios de gente en situación de calle, entre otros ámbitos. “Los que hacemos VaPoesia –afirmó Rojas Ayrala-  creemos que los desafíos que enfrentan las comunidades en situación de vulnerabilidad es que no se las toma en cuenta como sujetos de derecho. Eso no solo implica el acceso a la vivienda, la alimentación, un trabajo digno, la salud y la educación, sino también el acceso a la cultura en general. Uno de los derechos que queda en el camino, porque pareciera no ser muy urgente, es el derecho a la belleza. Por eso, consideramos que hay que atender todas las otras situaciones estructurales sin perder de vista que se tiene derecho a la cultura en todas sus manifestaciones.”

VaPoesía propone una integración de autores regionales e internacionales para construir un espacio de inclusión que fomente el contacto con la literatura como herramienta para expandir la reflexión y la expresión. Valeria Sandi, poeta boliviana invitada, expresó: “La importancia de la poesía es que nos ayuda a reconocernos en el otro. Hay muchas cosas en común en nuestros territorios, desde las problemáticas hasta nuestros sueños. Escuchar es un acto de crecimiento. Espero que los participantes se lleven interés, ganas de leer y quizás de escribir. Muchos de ellos lo hacen, tienen empatía y ganas de desarrollar actividades desde su barrio o comunidad. Esos impulsos son vitales para continuar.”  Ella, junto a otros poetas, estará el martes a las 15:30 en la Escuela de Artes y Oficios Monseñor Romero, de la Villa La Cárcova, del Partido de San Martín, y el 7 desde las 19 en la Biblioteca El Resplandor, de Boedo.

Por su parte, Magnus Williams Olssen, escritor y traductor sueco invitado al festival, destacó las particularidades de la poesía en nuestro tiempo: “La idea de que la poesía es solo para intelectuales es un concepto que pertenece al pasado. Hoy la poesía es para todos, cualquiera puede publicar sus poemas en una red social. La poesía también es un modo de pensar, un modo de filosofía accesible para todo el mundo.” El autor estará este martes a las 10 en el Instituto de Menores en Conflicto con la ley José de San Martín

En esta edición el festival se desarrolla en dos etapas: desde el 28 de octubre al  primero de noviembre se realizó en la provincia de Mendoza, y del 4 al 8  en Buenos Aires. Su puesta en marcha peligró frente al contexto de crisis social y económica que atraviesa el país, agravado por el desfinanciamiento del gobierno a las políticas culturales.

Al respecto, Miranda sostuvo: “Tuvimos que hacer un ajuste fuerte. Estaba la decisión de suspender el festival por este año o reacomodarnos. No nos dimos la opción de suspender porque la comunidad no se suspende. Invitamos menos autores, recortamos algunos días pero igualmente estamos. Este gobierno claramente no quiere financiar la cultura, no le interesa nada más que los capitales financieros, pero un país está hecho por su gente y nosotros trabajamos con ellos, y somos parte de eso.”

Aparte de Olssen y Sandi, este año el festival contará con la participación de los argentinos Sergio Morán,  Liliana Ponce Laura López, Alejandro y María Laura Decesare, Marcelo Carnero, Mabel Albesa y Jotaele Andrade, y de los colombianos Javier Naranjo y Orlanda Agudelo Mejía.

Otras actividades abiertas al público en Buenos Aires se harán  en el Teatro de la Asociación Bancaria, la Asociación Gremial Trabajadores del Subte, y el  Programa de Alfabetización, Educación Básica y Trabajo para Jóvenes y Adultos (PAEBYT) de la Ciudad de Buenos Aires y culminarán el viernes a las 19 y 30 en el Café-Bar La Poesía. La agenda completa se puede consultar en  las redes del Festival

Instrucciones para leer a Cortázar

Instrucciones para leer a Cortázar

La Biblioteca Nacional ofrece un recorrido por la obra del escritor con la intención de llegar a chicos y grandes a través de un referente de la literatura fantástica argentina.

El Centro de Literatura Infantil y Juvenil de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno inauguró la exposición Julio Cortázar. Instrucciones para viajar  que invita a conocer parte de la vida y obra del famoso escritor argentino de una manera lúdica y amena con el fin de acercar su lectura a las nuevas generaciones. 

Las curadoras Eugenia Santana , Solana Schvartzman y María Ragonese proponen un primer acercamiento a la obra de Cortázar para chicos y jóvenes. La muestra cuenta con tres salas:   “Instrucciones para leer”,  donde se aprecia una línea de tiempo con sus datos  más relevantes y donde se exhiben manuscritos originales de Cortázar: el  cuaderno de trabajo donde fue apuntando Rayuela,  capítulos mecanografiados, dibujos y pasajes de esa  novela que nunca fueron publicados.

En la siguiente sala  “Instrucciones para explorar”, se aprecia  el trabajo del autor de Bestiario como traductor, las cartas enviadas a sus afectos desde distintas partes del mundo y algunos de sus libros traducidos en diferentes idiomas.  En la última sala  “Instrucciones para jugar”, el equipo de diseño de la Biblioteca Nacional construyó una biblioteca donde los más pequeños se pueden sentar a leer los libros que el escritor leía en su infancia,  pintar y jugar. En esta sala se exhiben  ilustraciones realizadas por la artista plástica argentina Isol sobre algunos cuentos del escritor, mientras se escucha jazz, música favorita del autor de Final del juego.

Al igual que Rayuela, el recorrido de la muestra se puede comenzar por la sala que más guste o convenga,  un homenaje tan lúdico y fantástico al estilo  de Julio Cortázar  para celebrar los  110 años de su nacimiento.

ANCCOM conversó con Eugenia Santana y  Solana Schvartzman dos de las curadoras.

¿Cuál fue la inspiración de la muestra?

Solana Schvartzman: Por un lado es el año Cortázar, pero la idea fue justamente que sea una puerta de entrada distinta de lo que se hace en otras instituciones o museos. Tenemos el cuaderno de bitácora, las cartas manuscritas de Cortázar, tenemos capítulos que él escribió y descartó, tenemos materiales que son riquísimos que pertenecen a la institución y era hora de mostrarlos y exponerlos pero también era una oportunidad de exponerlos no solo para un público interesado en la obra de Cortázar sino especialmente para chicos y jóvenes, los que tal vez no lo leyeron que comiencen a leerlo, la idea es que se acerquen a este autor de una manera distinta.

¿Cuál es el enfoque principal que eligieron?

Eugenia Santana: El enfoque principal de la muestra es, justamente,  recuperar el aspecto lúdico de las instrucciones, la idea de viaje que nos pareció muy amigable para los chicos en general  pero sobre todo el enfoque es casi de divulgación, es como decir cómo hacemos que estos materiales se vuelvan accesibles a los chicos , cómo contemplamos este nuevo público que queremos traer a la biblioteca.

Sch.: La idea se llama “ Instrucciones para viajar” tiene que ver con distintos viajes que hizo Cortazar a lo largo de su vida. Nace en Bélgica muere en París pero más allá de esto la idea también es pensar a la muestra como un viaje, por eso es que tiene tres alas muy distintas pero que se pueden recorrer en un orden o en otro de manera lúdica, como él mismo pensaba en sus libros.

¿Hay alguna obra de Cortázar que haya sido especialmente significativa en el proceso de la curaduría?

E.S.: Para mí fue Los autonautas de la cosmopista que yo no lo había leído antes de hacer esta muestra, había leído bastantes cosas de Cortázar, pero no Los autonautas y cuando entré, dije: “Claro, esto está buenísimo”. Todos estos títulos, medio fantasiosos, refieren a los viajes, había momentos que me hacía mucha gracia, habían registrado todo lo que habían comido en el día, el café, las medialunas, esto, lo otro con lujo y detalle y me pareció espectacular también por eso. Yo decía que lo del viaje es muy importante porque también lo veía en su obra.

S.Sch: En la muestra tienen un lugar muy protagonista  El manual de instrucciones, Historias de cronopios y de famas, de ahí sacamos el título de la muestra y así están escritos los textos de cada una de las salas. Obviamente tienen un protagonismo muy importante Rayuela porque es imposible que no lo tuviese, pero también tienen libros que uno no pensaba , en mi caso por ejemplo Silvalandia, donde se ve un estilo Cortázar que uno piensa que lo escribió para los chicos, es un escritor que se ríe mientras escribe y esa también es una impronta que queríamos que marcase de alguna manera el recorrido de la exposición.

¿Qué aspectos de la vida personal consideran relevantes para entender la obra?

S.SC:  Yo remarcaría muchos datos fundamentales de cuando él era chico, que escribe una primera novela a los 8 años, que lee a Poe a esa edad y el director de su escuela le dice a la madre que por favor lo aleje de los libros, que no le están haciendo bien, que vaya a tomar sol. Pero la madre responde que confía en los libros y confía en Cortázar. Con ese gusto en la lectura es que después se hace escritor y de alguna manera concreta, concretar muchos de sus sueños porque él quería ser marinero y se hace escritor, y de alguna manera viaja por todos lados y con la traducción viaja con sus libros.

E.S.: Una, generalmente, conoce como el producto acabado de Julio Cortázar, alto con barba como una especie de prócer de la literatura y está bueno también mostrarlo más desarmado. Pensamos en su infancia, por eso hicimos esa reconstrucción de la biblioteca para pensarlo a él en la situación de lectura cuando era chiquito: qué cosas lo atraían, le interesaban. Hay muchos viajes que para él son muy significativos: su viaje a Cuba no está tan presente en la muestra, pero si está en la línea de vida, la centralidad de ese viaje para sus ideas políticas, pero también el viaje de la imaginación, poder viajar sin moverse del lugar.

¿Cómo creen que Cortázar influyó en la literatura contemporánea?

E.S.: En Argentina es imborrable su huella, el lugar que ocupa en la literatura fantástica es inédito, en comparación con el resto del mundo. Muchas veces hay cierto desprecio por el género fantástico, que se considera una especie de género menor y acá entre Cortázar y Borges es el centro de nuestro canon. Creo que es muy significativa su influencia, también en sus traducciones de Poe porque las traducciones de Cortázar se siguen editando y la mayor parte de los chicos que leen Poe, probablemente lean la traducción de Cortázar.

S.Sch.: No por nada es un autor que se lee en la escuela, especialmente los cuentos, pero Rayuela, que hoy se lee menos, es una novela que si la lees no te la olvidás y en ese sentido marca a quien la lee y creo que va a perdurar en la literatura Argentina.

E.S.: Es un autor inicial, uno está dando los primeros pasos en la literatura y generalmente  alguien te va a acercar un texto de Cortázar y eso también es impresionante, es un autor que abre muchas puertas, si leés a Cortázar después leés otras cosas.

S.Sch.: Atrapa a chicos pero es Interesante como atrapa a adolescentes también, es nuestro esfuerzo que los chicos entren a Cortázar, pero en los adolescentes no hace falta ni hacer ese esfuerzo, entran enseguida.

La exposición “Julio Cortázar. Instrucciones para viajar” se puede visitar hasta el 3 de noviembre de 2024, de lunes a viernes de 9 a 21 y sábados y domingos de 12 a 19 en la Sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional. Entrada libre y gratuita.

Menos gritos y más palabras

Menos gritos y más palabras

Bajo el lema “El silencio” se llevó a cabo la 16° edición del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires en 16 espacios de la ciudad, para poner en valor la lectura y la palabra.

El Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA) es una organización privada sin fines de lucro, que se creó en 2009 con el fin de promover la literatura en todas sus formas y a diferentes tipos de lectores, a través de actividades libres y gratuitas. En un contexto de un fuerte desmantelamiento cultural por parte del Gobierno nacional, la 16° edición del FILBA —que tuvo como temática central el silencio— llegó para satisfacer la necesidad literaria de miles de aficionados, que llenaron cada uno de los 16 espacios de la ciudad donde se llevó a cabo el festival.

“Lejos de ser un llamado a silenciarnos de manera imperativa, de censurarnos o de autocensurarnos, es una búsqueda de aquel silencio que comunica y que permite también poder escucharnos”, expresó la directora del FILBA, Amalia Sanz, en el discurso inaugural de esta nueva edición. “Estamos en una época de mucho ruido, de gritos, de reproducciones de mentiras, de opiniones sobre todo, y ese ruido no deja escuchar lo importante y lo peligroso también”, agregó Sanz.

El penúltimo día del FILBA —que tuvo lugar desde el jueves 26 hasta el domingo 29 de septiembre— constó de múltiples actividades en diversos espacios culturales de la ciudad. “Vivir entre lenguas” se desarrolló el sábado 28 en la Microgalería del Centro Cultural 25 de Mayo; un espacio emplazado en una casa antigua del barrio de Villa Crespo, con paredes intervenidas y salas pequeñas desbordadas de expresiones artísticas en múltiples lenguajes.

Media hora antes del inicio de la primera actividad, el patio interno, con paredes descascaradas, intervenidas con graffitis y plantas que emergen de ellas, ya estaba repleto. En él, decenas de personas con bebidas en mano mantenían conversaciones en diversas lenguas —inglés, francés, italiano, portugués y claro, español— mientras aguardaban el comienzo de “Traducciones homofónicas”. Esta primera actividad tuvo lugar en la sala más próxima a la puerta de entrada, en la que, con una atmósfera íntima y cercana con el público, el autor haitiano, Makenzy Orcel, y el poeta esloveno, Aleš Šteger, leyeron textos propios en su idioma original. Las traducciones fueron llevadas a cabo por los poetas argentinos Ezequiel Alemian y Andi Nachón, aunque no se trató de traducciones literales, sino “homofónicas”, en las que los autores dieron su propia interpretación de los poemas utilizando palabras fonéticamente similares..
Fiel a su estilo, el espacio contaba con una pequeña barra en la que los asistentes podían comprar comida y bebidas entre actividad y actividad. En la pared que se encontraba justo detrás, se podían leer las iniciales “KDA”. “Significa ‘Kiosco De Artistas’ —contó Camila, la joven que atendía en la barra—, es un proyecto que nació en el año 2002  con la intención de agrupar a distintos artistas argentinos que no tenían un espacio para exponer y comercializar sus obras”.

La segunda actividad de la noche tuvo lugar en la sala más grande de la Microgalería. Al ingresar, todos los asistentes se sentaron en el suelo, sin que nadie se los pidiera. Tres mujeres esperaban al fondo de la sala, alumbradas por una luz cálida y tenue. Tras unos segundos esperando a que todos se ubicaran en sus lugares y guardaran silencio, la primera de las tres mujeres, Lucía Pietranera, se puso de pie. Sin emitir sonidos y a través de la lengua de señas, se dirigió al público para dar inicio a la performance. La siguieron la bailarina y profesora Tania Dick, y la escritora francesa Mónica Zwaig. Las tres, ahora paradas frente al público, comenzaron a leer anécdotas sobre cómo sus vidas se vieron atravesadas por la lengua.
“Tuve insomnios tratando de entender a Los Redondos o a Spinetta. Ahora esa época ya pasó. Ahora cuando no entiendo, no sufro más”, contó Zwaig, quien se mudó a Argentina en el 2007 y aprendió a hablar castellano asistiendo a los juicios de lesa humanidad. “Tengo que hacer un esfuerzo para que los taxistas no descubran mi acento y quieran dar vueltas más largas para cobrarme de más”, agregó la escritora, refiriéndose a los problemas que atraviesa diariamente al tener que hablar en una lengua distinta a su lengua de nacimiento. Luego de unos minutos y muchas emociones distintas por parte del público, la performance terminó y las escritoras fueron despedidas con aplausos fuertes, aplausos mudos y algunas lágrimas.

La última actividad de la noche —y una de las más esperadas— fue en la misma sala de la antigua casa. Nuevamente, el espacio quedó repleto de personas —y también se sumó un gato— que se sentaron en el piso a la espera de la “Lectura al unísono”, protagonizada por Kim Thúy, Verónica Jordan, Eugenia Zicavo, Ana Prieto y Luciana Barbieri. Fue la autora vietnamita Kim Thúy quien rompió el hielo y comenzó a narrar en francés su historia de vida y la influencia que la lengua tuvo en ella, cuando a los 10 años huyó junto a su familia de la guerra que transcurría en su país para finalmente instalarse en Quebec, Canadá. La siguieron las otras cuatro mujeres, quienes continuaron con la narración de la historia de Kim en distintos idiomas: español, inglés, italiano y portugués. Cada algunos minutos, la lectura se veía interrumpida por una campana y un breve silencio, que parecía separar la narración en capítulos. Cerca del final, las cinco mujeres leyeron el relato al unísono. El recital de voces que hablaban distintas lenguas, paradójicamente, dificultó la comprensión.  Luego, siguió un nuevo silencio. La lectura había terminado. El público, conmovido, despidió a las mujeres con una cálida y prolongada ovación.

 

 

Señas románticas

Señas románticas

Los autores del libro «Amor en tiempo de lengua de señas» señalan que su historia funciona como un puente de comunicación entre las personas sordas y las oyentes y apunta a la urgente necesidad de una sociedad más inclusiva.

Agata Fornasa, y Rubén Lesgarte.

En Amor en tiempo de lengua de señas, publicada por Editorial Dain, por la fundadora de la organización Señas en Acción (SEA), Agata Fornasa, y el dramaturgo Rubén Lesgarte, exploran los desafíos cotidianos de las personas sordas en un mundo que no siempre está preparado para sus necesidades.

La novela es una adaptación de la obra de teatro Sordoyentes, que tras siete años en cartel encuentra una nueva manera de poner en relieve la importancia de la Lengua de Señas para una comunicación inclusiva. En diálogo con ANCCOM, sus autores revelan cómo esa experiencia escénica los impulsó a la escritura y a visibilizar una realidad que en muchos casos pasa desapercibida.

También reflexionan sobre el proceso de escribir a dúo un trabajo que, según ellos, solo fue posible gracias a “la confianza mutua y una profunda amistad”. Con una invitación a reconsiderar el rol de las personas oyentes en la sociedad, la novela busca emocionar y motivar a los lectores a convertirse en agentes de cambio.

 

¿Qué idea los inspiró?

Agata Fornasa: La obra de teatro fue la que validó el libro. Quienes nos iban a ver nos acercaban sus experiencias y nos contaban cosas peores de las que nosotros creíamos o de las que habíamos interpretado en la obra. Incluso, padres y madres que no tenían nada que ver con la sordera ni con la lengua de señas nos decían que era una obra para aprender de los hijos. Nos quedamos muy impresionados con esos comentarios y vimos que el abanico era muy grande y que había una necesidad de entender el tema, por eso pensamos en el libro. También para llegar a todas las casas porque no todo el mundo puede ver una obra de teatro. Si bien hicimos una gira muy grande y recorrimos varios lugares del país eso no alcanza, porque el territorio es gigante y no podemos llegar a todos lados. Entonces la idea del libro fue también para que una maestra de cualquier lugar pueda a partir del texto provocar un interés en los alumnos y que todos pudieran leer la realidad sin tener que ver una obra de teatro.

 

¿Cómo fue trabajar en conjunto la escritura?

Rubén Lesgart: Fue un desafío y un aprendizaje enorme. Tratar de incorporar todo lo visual de la obra de teatro en un formato literario fue complicado, porque nos dimos cuenta de que teníamos que profundizar el doble. Eso es lo bueno que también tiene el libro, que profundiza sobre un montón de situaciones que son reales. Fue un proceso muy intenso y fue una de las cosas más difíciles que nos ha tocado hacer respecto a visibilizar la existencia de una lengua de señas. Incluso hay una fuerte autocrítica a nosotros como sociedad, porque no podemos vivir tranquilos pensando en que hay gente que no puede acceder a cosas básicas del día a día. El libro cuenta la importancia que tiene la lengua de señas en un mundo que está estandarizado.

AF: Sí, además no hubiéramos podido hacer este libro si no hubiésemos sido tan amigos. Hacer un libro de a dos es difícil, porque uno quiere poner lo que uno quiere y ese ida y vuelta es complicado. Trabajamos en no prestar atención a los propios egos, confiar en el otro y tener fe de que lo que está diciendo va a funcionar. Fue muy interesante poder compartirlo con Rubén porque cada uno desde su lado aportaba cosas. Yo quizás decía: “Esto no me cierra, esto no lo haría nunca una persona sorda”. Y por ahí él me guiaba más desde lo literario sobre qué cosas podíamos poner y cuáles no.

RL: Codirigir es difícil, pero coescribir también. Cuando empezamos con la obra hace siete años las escenas eran larguísimas y quienes sabían del tema me decían que había que acortarlas porque para las personas sordas todo lo que es largo enseguida se les dispara la atención para otro lado. Si yo hubiera sido necio me hubiese negado y quedado en la postura de hacerlas largas porque las obras de teatro se escriben así. Pero no fue el caso, acá nos validábamos entre los dos absolutamente todo. Y eso es muy lindo. De hecho, nos pasa con el libro que quizás leemos un párrafo y no reconocemos que escribió uno y que escribió el otro.

AF: Tal cual. Lo leo y no me doy cuenta. Hay cosas que realmente digo: “¿Quién es el que puso esta idea?”. Y eso está buenísimo porque da igual. Nos seguimos emocionando cada vez que lo leemos y que vemos la obra.

 

¿En qué se diferencia de la versión teatral?

AF: En el libro profundizamos muchísimo más sobre los personajes, ya que en la obra no tenemos el tiempo necesario para contar la historia de cada uno de ellos y el trasfondo de sus actitudes. Acá aprovechamos a contar de dónde vienen, cómo son sus familias y sus motivaciones. En el libro tuvimos la posibilidad de plasmar realmente de qué familia venían, justificar la intención de poner a uno de los personajes en un estrato social un poco más alto y al otro más bajo, por ejemplo. Son cuestiones que capaz en la obra no se pueden explicar literalmente y en el libro sí. Hay motivos para cada cosa que escribimos y fue algo que lo fuimos pensando, rearmando y hablando con las personas sordas. Les fuimos consultando sobre las vivencias de los personajes e incluso sobre cómo imaginaban a los padres de Lucas, uno de los protagonistas. Fue un proceso que nos hizo volar la imaginación y también nos ayudó a estructurar nuestros propios espacios creativos al escribir. Emocionar en palabras es mucho más difícil porque tenés que poner el punto justo, mostrar la emoción justa y transmitir con calma las palabras y cómo se sienten los personajes. El libro está para poder traducir en palabras lo que pasaba en la obra.

 

¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrentan los personajes?

RL: Buscar la forma de comunicarse. Por un lado, tenemos dos personajes que son los hijos adolescentes cuyo desafío es el amor, el encuentro y romper las barreras. Por otro lado, están las madres y los padres que tienen un desafío más jugado porque deben dejar caer estructuras y aprender diferentes formas de comunicarse con sus hijos.

AF: Sí, y también nos ayudó mucho la comunidad sorda para poder validar nuestras creencias y resolver nuestras dudas. Había cosas que quizás nos parecían muy fuertes, como por ejemplo que una persona oyente le patee la cama a su hijo para despertarlo siendo una persona sorda, y ellos nos decían que teníamos que ponerlo porque es una situación real. También nos pasó de querer incluir la palabra “monos” como una manera en que las personas oyentes se refieren a ellos, pero nos parecía muy crudo y fueron ellos los que nos pidieron que lo pongamos para ilustrar lo violenta que es la realidad y el modo en que los tratan. Entonces si bien hay cosas de ficción, la historia tiene mucha información trasladada de la realidad. Tratamos de suavizar con la historia de amor las cosas tan duras por las que atraviesan las personas sordas y que por desgracia y porque mucha gente no aprende la lengua de señas, tienen que seguir sufriendo todos los días.

 

¿Qué mensaje buscan transmitir cuando abordan estos temas?

AF: Por un lado, hacer más corto el proceso de entender qué significa ser una persona sorda en el mundo oyente y por el otro, el choque que existe entre la cultura de los padres sordos con hijos oyentes. Nos pasó de llegar a esos padres que quieren que sus hijos arbitren de intérpretes todo el tiempo o que se hagan cargo de ciertas situaciones que no tienen por qué hacerlo ni a temprana edad ni cuando son grandes. Tratamos de que entiendan que son sujetos que han nacido en esa familia, que son sus hijos y no una herramienta más para poder hacer conexión con el mundo. Muchas veces esa información que empiezan a tener desde que son chicos y esa obligatoriedad de tener que aprender lengua de señas y formar parte de una comunidad a la que no pertenecen porque son oyentes termina siendo contraproducente para su vida. Nosotros como personas oyentes tenemos miles de errores y los dejamos afuera todo el tiempo, pero ellos también deben tener cuidado con esos niños que nacen en sus familias y que pretenden que sean algo que tal vez no quieren ser. Pero para eso es muy importante que todos entendamos que la lengua de señas es parte de la comunidad sorda y que todos debemos aprenderla para comunicarnos con ellos. El libro es una forma de seguir sembrando con el arte la concientización sobre la lengua de señas.

¿De qué otras maneras piensan que las personas oyentes pueden contribuir a mejorar la accesibilidad para las personas sordas?

RL: Las personas oyentes tenemos que buscar la forma y hacernos el tiempo de aprender lengua de señas, eso sería fundamental. Es necesario que se aprenda en los colegios.

AF: Uno cree que es difícil, pero en realidad es fácil comunicarte con las personas sordas. Hace poco, con la Organización SEA, tuvimos la experiencia de viajar en avión con personas sordas en donde los tripulantes de cabina que los recibían no estaban capacitados en lengua de señas, pero sí en accesibilidad de la comunicación. Eso hizo que ellos se sintieran bienvenidos y que quizás con dos o tres señas, que ni siquiera eran de la lengua propiamente dicha, se pudieran comunicar sin problemas. Yo frente a eso pensaba en qué fácil es para un equipo que se preparó con poca información poder entablar una comunicación y como para otros resulta tan difícil.

 

¿Qué esperan que los lectores reconsideren después de leer el libro?

RL: Esperamos que visibilicen la historia y entiendan que el mundo en el que vivimos no es el mundo de otros. Es un proceso y requiere su tiempo. Hoy son las personas sordas, pero mañana pueden ser las personas ciegas. Queremos que el libro invite a un proceso.

AF: Nos está pasando mucho que papás, mamás, familiares de las personas sordas y hasta docentes nos están pidiendo el libro para entender más la temática, para abrir un poco más la cabeza y comprender de qué se trata ser una persona sorda y vivir en una casa con personas oyentes.

 

¿Están satisfechos con el resultado obtenido?

AF: Sí, estamos muy contentos y también agradecidos con Marisa Barossi de la Editorial Dain que nos abrió las puertas desde el primer momento y entendió desde la emocionalidad hacia donde íbamos. No es fácil encontrar editoriales y personas que se interesen en el tema de manera tan genuina desde la comunicación y que tengan ganas de incorporarse en este nuevo mundo. Eso fue fundamental también para sentirnos felices en cada momento de lanzamiento y de cada entrevista. Eso nos dio muchas ganas de seguir adelante.

El despacho de Borges

El despacho de Borges

A 125 años del natalicio del escritor argentino, la Biblioteca Nacional, que lo tuvo como director, realizó un recorrido guiado por las instalaciones que ocupó en la primera sede de la institución para repasar su literatura pero también su costado de gestor.

Cada 24 de agosto se celebra el Día del Lector. Se eligió para el festejo, la fecha del nacimiento de Jorge Luis Borges, uno de los escritores argentinos más importantes y reconocidos mundialmente. El sábado último, ANCCOM estuvo en la apertura especial de la sede histórica de la Biblioteca Nacional, en la calle México, donde el autor de El Aleph ocupó el cargo de director desde 1955 hasta 1973.

El Centro de Estudios Borgeanos de la Biblioteca Nacional celebró el Día del Lector con un recorrido histórico y cultural denominado “Las bibliotecas de Borges” que comenzó en la Biblioteca Municipal del barrio de Boedo y continuó en la sede de la Biblioteca Nacional ubicada en el barrio de San Telmo. La visita estuvo guiada por Laura Rosato, directora del Centro de Estudios Borgeanos, y Germán Álvarez, el codirector.

«Celebramos a Borges porque es el mejor escritor de lengua castellana del siglo XX –subrayó Rosato-. ¿Cómo no celebrarlo? Además, es una felicidad leerlo. Es feliz y me parece que es un autor que festeja la amistad todo el tiempo y celebrar el cumpleaños es lo que se hace con los amigos». Por su parte Álvarez comentó: “Celebramos a Borges porque es inmortal. es el escritor argentino más internacional que tenemos y Borges va a seguir creciendo a través de los años, porque sus lecturas son infinitas”.

A modo de introducción, Rosato señaló: “Uno puede identificar ´lo borgeano´ y pensaba en este edificio, que fue construido para la Lotería Nacional y transformado en edificio de la Biblioteca Nacional y, mucho tiempo después, lo termina dirigiendo Borges, que escribe sobre loterías y bibliotecas y me parece que el hecho de que ese fuera el origen de uno de sus libros se vuelva algo absolutamente borgeano”.

En 1955, Jorge Luis Borges fue nombrado director de la Biblioteca Nacional por funcionarios que dudaron de su designación porque era ciego. Borges era un hombre con una obra sólida pero no tan difundida, no era el autor que hoy todos conocemos. Cuando llegó a la Biblioteca Nacional el escritor confesó que llegó con su madre hasta la puerta y, para no tener mala suerte, evitó entrar hasta ser nombrado. Cuando finalmente sucedió dijo sobre sí mismo: “Yo pensaba que me iban a dar una biblioteca en el sur, en Adrogué y terminé dirigiendo la biblioteca más importante de Argentina”.

Sería erróneo pensar que la llegada de Borges a este lugar se debe exclusivamente a su posicionamiento político, aunque se sabe del tenso vínculo que el autor mantuvo siempre con el peronismo. Borges se estableció como director de la Biblioteca Nacional durante la autodenominada Revolución Libertadora, pero su labor dejó una huella que trascendió su propia gestión y posicionamientos políticos, como su literatura.

“Cuando Borges llega en 1955 ya es el primer escritor nacional. Trabajó arduamente en la biblioteca de Boedo y cosechó todo eso en esta biblioteca. Lo que hace con la Biblioteca Nacional es ponerla en el mapa de las bibliotecas del país. Todo el mundo quería entrevistar a ese poeta ciego que habitaba esta alta casa de libros, por eso para nosotros como miembros y empleados de la Biblioteca Nacional es un orgullo poder mostrar al público esta sede restaurada, donde él trabajó”, sostuvo German Álvarez.

Cuando Borges llega a la Biblioteca se corta la tradición de que el director viva en este espacio, pero sí hace del despacho un lugar íntimo. Borges decide alinearse a la tradición ilustrada de los antiguos directores y cuando llega se encuentra con un despacho maravilloso, dos secretarias bilingües personales y tiempo de calidad para trabajar en su obra.

Además, la gente se acercaba y en la intimidad, empezaban a conocerlo. El hecho de ser ciego lo había convertido en algo totalmente metafórico como él mismo lo expresaba: «Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche».

Cuando asume como director, su obra ya tenía una traducción francesa que lo había posicionado bastante bien y en nuestro país se habían empezado a publicar sus volúmenes de obras completas. Borges soñaba que su gestión fuera grande y ambiciosa como la de Paul Groussac, escritor, historiador, crítico literario y bibliotecario franco-argentino.

En la actualidad, el primer piso del edificio fue restaurado parcialmente. Allí funcionaron los despachos históricos: “Todos los muebles son originales e históricos de la Biblioteca y la restauración de estos espacios estuvo a cargo del equipo exquisito de restauradores del Ministerio, ahora Secretaría, de Cultura de la Nación. Hay restauradores que hicieron broncería, maderas, cueros y hasta se restituyeron partes faltantes”, señaló Rosato. También en el primer piso se encuentra el famoso reloj patrón que dirigía todos los relojes, inclusive el de la sala de lectura que tiene una pequeña campanita para anunciar el final de la hora de lectura.

“Este era el despacho del director Borges, trabajaba acá, pero todo su trabajo literario lo hacía en el despacho central, ahí era donde estaban los libros desplegados, donde trabajaba la traducción de su obra, daba clases de anglosajón, recibía el periodismo. Esta es la biblioteca de Borges y hoy estamos en el espacio que ocupó. Siempre decía que cuando estaba afuera extrañaba y que soñaba con el edificio de la calle México”, continuó Rosato en la guía.

Durante su gestión, Borges sabía que existían planes para mudar la Biblioteca a la calle Agüero –donde actualmente funciona la sede central- y él se negaba a abandonar el edificio de México. Esta biblioteca es la que el autor de Ficciones honra y la menciona en su obra.

Cuando retorna el expresidente Domingo Perón, Borges pide su jubilación y es otorgada en tiempo récord. El escritor creía que lo iban a echar, pero luego se supo que el peronismo quería que se quedara como director. Dejó sus libros en forma de donación. No hizo ceremonia ni presentación, los libros quedaron allí.

Pocos años después se publica El libro de arena en ese volumen hay dos cuentos que transcurren en la Biblioteca Nacional: «La utopía de un hombre que está cansado» y el otro es «El libro de arena» donde el narrador se siente atormentado por un libro y se asegura que la mejor manera de esconderlo es entre cosas iguales. Entonces va a la Biblioteca Nacional y baja por la escalera de mármol que está al costado a la entrada, tal cual está como descripta en el cuento, y coloca el libro que lo obsesiona entre otros anaqueles. “Cuando estamos trabajando con mi compañero en los depósitos de la biblioteca encontramos en la colección de la revista Sur un original del manuscrito de Tema del traidor y del héroe con el nuevo final que aparece después publicado en Ficciones”, contó Rosato y agregó: “Son pequeños juegos de Borges, nosotros decimos esto no está por casualidad, él lo dejó explícitamente. Entre la colección encontramos otros seis ejemplares más. Solemos decir que es una donación secreta, nosotros solemos pensar que los libros que dejó en la Biblioteca son parte de ese pacto con la institución y es el lugar en donde él fue feliz y podía dejar aquello con lo que él se rodeaba, que eran sus libros”.