“He visto niños ser brutalmente golpeados y arrestados”

“He visto niños ser brutalmente golpeados y arrestados”

“Está en la mente de las personas el miedo a los atentados, incluso a mí me pasa», dijo Shahaf Weibein.

A sus 26 años, Shahaf Weisbein, estudiante de Criminología en la Universidad Hebrea de Jerusalén, es testigo y partícipe de la lucha del pueblo palestino por volver a su tierra y por el reconocimiento de los derechos elementales que hace décadas le niega el Estado de Israel. Criada en una familia sionista, Shahaf conoce de cerca la represión de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) contra los gazatíes. Como parte de la Coalición de Mujeres por la Paz, visitó este año Brasil y Argentina y experimentó en carne propia el empoderamiento y la solidaridad del movimiento de mujeres latinoamericano. “Después de mi regreso, admirada por lo que fue el 8A y su marea de pañuelos verdes, creo que más allá de nuestras realidades políticas diferentes, necesitamos encontrar juntas un camino de resistencia a la opresión”, dice convencida.

¿Cuándo se despertó tu interés por la causa palestina?

Desde chica. He crecido en una familia sionista, fui scout durante toda mi niñez. A los 15 años me involucré en la lucha por los derechos de los animales. Luego mis compañeros me contaron sobre la problemática de la ocupación de las tierras palestinas. Entonces comencé a leer sobre el movimiento de rechazo al ejército y a participar de las manifestaciones. Estuve en las protestas en Nabi Salih, Al-Massara, Hebrón y contra los colonos en Sheikh Jarrah (al este de Jerusalén). En ese momento me estaba por reclutar el ejército, pero era muy claro que yo no sería capaz de tomar parte de sus atrocidades, por lo que me convertí en una objetora de conciencia. El ejército reconoció mi objeción y así evité ingresar a sus filas.

¿Cómo reaccionó tu familia frente a tu activismo?

Si bien no conté con el apoyo de gran parte de ella, mis padres respetan mi opinión y mis elecciones, pero son sionistas. Para ellos, como para muchos, no es una ocupación sino un “conflicto” entre dos partes iguales que pelean entre sí. Lo piensan en términos de “son ellos o nosotros”.

¿Cómo vive la ciudadanía la opresión del pueblo palestino?

Los israelíes son personas muy interesadas en la política. La “seguridad nacional” siempre aparece en las conversaciones y es tema de discusión. Todos tienen una opinión formada, por lo general de derecha, no siempre racista pero sí mayoritariamente sionista. Sólo una pequeña minoría reconoce esta situación como una ocupación. El común de las personas habla de “conflicto”, otros de una lucha de Israel contra el mundo árabe…

¿Por qué?

La mayoría han sido afectados. Todos conocen a alguien que sobrevivió o murió en un ataque terrorista, muchos han perdido en combate a algún amigo o familiar. Está en la mente de las personas el miedo a los atentados, incluso a mí me pasa. Tememos cada vez que subimos a un colectivo o al entrar a un shopping. Hubo varios autobuses que explotaron en la Segunda Intifada. Se vive en un estado de paranoia. Actualmente, en el sur y en las zonas aledañas a la Franja de Gaza, la vida cotidiana de sus habitantes se ve continuamente afectada. Sus casas son destruidas por los cohetes lanzados desde Gaza, las tierras arrasadas por el fuego y las explosiones. Muchos barrios cuentan con alarmas y en algunos puntos suenan constantemente. La gente se ha acostumbrado a “vivir con la espada”. Continúan con sus vidas como si esta realidad no existiera. Forman sus familias, estudian, trabajan, viajan al extranjero, pero el miedo está.

Manifestación por la liberación de Gaza, 21 de septiembre de 2018,

Este año participaste de las protestas contra la represión de la Gran Marcha del Retorno…

Sí. Desde entonces más de 200 manifestantes han sido asesinados y 18 mil heridos. A fines de noviembre participé de una protesta del lado israelí, muy cerca de la valla de separación con Gaza. Escuchábamos los balazos de los francotiradores y las granadas. Sentíamos los gases lacrimógenos. Los gazatíes están aislados. Les cierran los cruces fronterizos y los privan de derechos y recursos básicos. Todas las semanas mueren manifestantes cerca de la valla, producto de los disparos o de los bombardeos sobre Gaza.

Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), de los 217 palestinos muertos por el fuego israelí en Gaza, 40 eran menores y unos 2.000 niños resultaron heridos, ¿cómo se hace frente a un régimen tan cruel?

He visto niños ser brutalmente golpeados y arrestados, manifestantes baleados, mujeres y hombres injustamente encarcelados. He visto casas de familias demolidas, pozos de agua destruidos y derechos humanos básicos denegados. Pero también he sido testigo de la enorme fuerza y esperanza del pueblo palestino para terminar contra este régimen de apartheid.

¿Cómo tratan el tema los grandes medios israelíes?

Cubren “el conflicto” todo el tiempo pero en el cien por ciento de los casos, exceptuando los periódicos de izquierda, son portavoces de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) y dan su versión de los hechos. Casi todo lo que se presenta a la opinión pública son argumentos pro gobierno, aun cuando casi todas las víctimas del hecho sean palestinas. Por ejemplo, publican noticias sobre la crisis humanitaria en Gaza pero no vas a encontrar ningún testimonio palestino al respecto. Editan todo lo que no sea acorde a los intereses del Estado de Israel y los entrevistados son siempre los comandantes a cargo de la situación.

El 12 de noviembre se realizó en Buenos Aires el festival “Por un mundo sin Muros” organizado por el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra el régimen de apartheid israelí. ¿Qué impacto tienen estas actividades a nivel internacional?

Son una herramienta efectiva para favorecer un cambio verdadero para Palestina y generar conciencia entre los israelíes sobre el precio del régimen. Me emociona y agradezco a todos los argentinos que forman parte o apoyan la causa palestina. Sus campañas locales tienen un gran impacto en el público israelí. Los argentinos, con una historia de resistencia a regímenes violentos que han torturado y asesinado con el apoyo del Estado de Israel, a través de la venta de armas por ejemplo, tienen en la lucha por Palestina una manera de pelear contra una fuerza que apoyó la represión de su propio pueblo.

Demostración de solidaridad del lado israelí cerca de la valla con Gaza octubre 2018 . Mujeres unen dos partes de un cartel con un corazón roto dibujado PH: Gentileza Coalición de Mujeres por la Paz

Formás parte de la Coalición de Mujeres por la Paz, ¿cuáles son sus objetivos?

Se trata de una organización de mujeres israelíes y palestinas que nos movilizamos contra la ocupación. Reclamamos por la liberación de la Franja de Gaza, de las mujeres prisioneras y contra la industria militar israelí que se enriquece a través de la ocupación.

¿Cuáles han sido sus acciones más recientes?

El 4 de diciembre fuimos parte de una gran huelga contra la violencia hacia las mujeres. Hubo más de 30 protestas durante el día en universidades, campus y en ciudades como Haifa y Nazaret. En el acto principal en Tel Aviv participaron unas 25 mil mujeres. Este año murieron 24 mujeres, las dos últimas de tan sólo 13 y 16 años. Fue un grito al unísono por nuestros derechos, nuestra propia versión de “Ni una menos”. Fuimos miles. Palestinas, israelíes, de todas partes se unieron con sus pancartas y su dolor contra los femicidios. Fue muy inspirador, más después de haber conocido la experiencia argentina. En esa dirección vamos.

¿Qué rescatás de tu visita a Sudamérica?

Mi viaje a Brasil y Argentina este año fue increíble. Participé del llamado “julio negro” en Río de Janeiro, un encuentro convocado para visibilizar la militarización, la violación de derechos humanos y de la violencia de género. En ambos países percibí un admirable sentimiento de solidaridad y resistencia con el pueblo palestino. Sentí que las personas están abiertas a escuchar, a dar este debate y a encontrar maneras de conectarse con la causa palestina como parte de una lucha mayor contra la represión y el colonialismo. Todos estamos peleando contra regímenes capitalistas de derecha corruptos y el camino hacia su superación es participar juntos en una estrategia global de solidaridad.

Manifestación contra los desalojos de viviendas de palestinos en Sheikh Jarrah, este de Jerusalem, enero 2015, gentileza Guy Butavia)

Manifestación contra los desalojos de viviendas de palestinos en Sheikh Jarrah, este de Jerusalem, enero 2015.

El grito de liberación palestino llegó a Buenos Aires

El grito de liberación palestino llegó a Buenos Aires

Roger Waters sentado en una silla hablandole al público en el Festival "Por un mundo sin muros" organizado por BDS Argentina, en el Teatro Tras bambalinas,

Roger Waters aclaró que no es antisemita pero ese no es motivo para que apoye el “genocidio lento”, como lo definió, que viven los palestinos en Medio Oriente.

El pueblo palestino sufre, desde hace décadas, el apartheid impuesto por el Estado de Israel que desoye tratados y resoluciones internacionales. Miles de familias desalojadas de sus hogares, muros que dividen a la población y la violencia omnipresente de sus fuerzas militares que siguen marcando las reglas de juego.

“Cada cosa que hace Israel está fuera de la ley, la ocupación y los asentamientos de colonias en las tierras conquistadas son ilegales, pero igual lo hacen. Debemos continuar luchando y gritar una y otra vez, ‘por favor, ¿podemos vivir dentro de la ley?’. Exijamos que no nos puedan patear la puerta en el medio de la noche o arrestarnos por la calle porque no les gusta lo que decimos, o cómo nos miramos o nos vestimos”, exclamó Roger Waters en el X Festival “Por un mundo Sin Muros”, organizado por el Comité Argentino de Solidaridad con Palestina y por el capítulo argentino del Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).

Durante la jornada, realizada en el Teatro Bambalinas de San Telmo, y antes de su segundo recital en el país, Waters fue parte de una charla moderada por el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y la periodista Cynthia García. Allí aclaró, una vez más, que no es antisemita pero ese no es motivo para que apoye el “genocidio lento”, como lo definió, que viven los palestinos en Medio Oriente.

Waters es miembro activo de BDS, organización que impulsa en distintas partes del mundo campañas contra el régimen de exclusión del gobierno de Israel. “Primero nos ignoraron, después se burlaron de nosotros, luego nos combatieron pero finalmente ganaremos”, sostuvo el músico británico en referencia a la persecución y criminalización que sufre BDS.

Lectura de poesía y manifiestos, presentación de la compañía argentina de danzas armenias y del ballet folklórico palestino, el rap de Daniel Devita –uno de los más ovacionados– fueron algunos de los números que dieron color y vida al festival.

“Participo de este tipo de actividades culturales en función de hacer visible la lucha del pueblo palestino y su existencia. Es estar todo el tiempo sembrando conciencia porque considero que es una causa humanitaria, algo que no puede seguir ocurriendo. Es injusto por donde se lo mire. Las convenciones de Ginebra, la Carta de las Naciones Unidas, el Estatuto de Roma o el Acuerdo de Oslo, todo parece palabra muerta porque no se respeta. Debemos, cada uno desde su lugar, ayudar a visibilizarlo”, reflexionó la actriz argentina de ascendencia libanesa Alejandra Craham, quien recitó el poema “Sobre esta tierra”, de Mahmud Darwish, el famoso poeta de la resistencia palestina que redactó el recordado discurso de Yasser Arafat ante la ONU en el que dijo: “Traigo en una mano la rama de olivo y en la otra un fusil, no permitan que deje caer la rama de olivo”.

La charla en el Festival vista detrás del escenario

«Las convenciones de Ginebra, la Carta de las Naciones Unidas, el Estatuto de Roma o el Acuerdo de Oslo, todo parece palabra muerta. Debemos, cada uno desde su lugar, ayudar a visibilizarlo”, reflexionó Alejandra Craham.

Desde la constitución del Estado de Israel en 1948, el pueblo palestino padece la violación de todos sus derechos y el avasallamiento constante de su identidad y de su tierra. “Sufren un aislamiento permanente. Hay familias que viven encerradas en pequeños asentamientos y que para salir a trabajar en sus cosechas en el campo, dependen de la buena voluntad del soldado apostado en un muro que el gobierno israelí construyó ilegal y arbitrariamente allí. Hay más de 600 puestos de control o checkpoints, una forma de hacerles la vida imposible, una forma de expulsión y de limpieza étnica cotidiana. Es muy importante que estas cosas se conozcan. En un encuentro planteaba cómo nos sentiríamos en Argentina si quisiéramos ir de la Ciudad de Buenos Aires a Rosario y para ello tuviéramos que pasar entre 80 y 100 inspecciones distintas. ¿Cómo nos sentiríamos acá? Es impensable. Los palestinos lo sufren a diario”, se lamentó Tilda Rabi, presidenta de la Federación de Entidades Argentino-Palestinas  en diálogo con ANCCOM.

Mientras los palestinos luchan por su autodeterminación, Israel promueve el proyecto de ser un estado judío solamente para los judíos. “Se quedan con las mejores tierras, destruyen las de los palestinos y dominan un recurso elemental como el agua. Su proyecto es la colonización de Cisjordania, lo que ellos llaman ‘Judea y Samaria’”, explicó Rabi.

Todas las personas del público levantan sus celulares para grabar a Roger Waters

Waters fue parte de una charla moderada por el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y la periodista Cynthia García.

“Luego de la nakba –cuando miles de palestinos fueron expulsados por las tropas sionistas–, creció un sentimiento y un profundo orgullo de lo que es ser palestino.  Porque el palestino tiene la doble carga de tener su cultura, a pesar de todo lo que hace el colonizador para borrar su memoria, y sobrevivir. Es un doble esfuerzo porque existir, para nosotros, es resistir”, afirmó el cónsul de la embajada de Palestina, Khaldum Almassri, presente en el festival.

“La postura actual de la administración  de los Estados Unidos, encabezada por Trump, está totalmente del lado del gobierno de ultraderecha de Benjamín Netanyahu, cuyo objetivo es  liquidar el derecho de los palestinos. Esto no nos va a detener, vamos a seguir luchando, siempre apoyados por los libres del mundo, con mucha solidaridad del pueblo argentino, por una Palestina libre e independiente con Jerusalén oriental como capital”, agregó Almassri que, asimismo, resaltó la importancia de defender y difundir su cultura milenaria, dado que los palestinos son herederos de los cananeos, los fundadores de Jericó, una de las ciudades más antiguas de la Tierra.

Agustín Dib, director del Club de la Cultura Árabe, donde se enseña el idioma y las costumbres palestinas, destacó el especial interés que ha despertado en muchos jóvenes argentinos el mundo árabe. “El pueblo palestino está hace más de 70 años tratando de ser exterminado. Nosotros elegimos el terreno cultural para dar la lucha porque cuanto más sea conocido su legado, tradiciones y costumbres, más difícil va a ser que sea borrado del mapa. Con un pueblo como Jericó con más de diez mil años de historia  ininterrumpida, ¿cómo pueden negar que el pueblo palestino existe? Lo que hacemos nosotros es visibilizar la cultura y los mensajes hermosos del mundo árabe, en particular de Palestina. Esos mensajes los comparten y recitan argentinos que los hacen propios, los pasan por el cuerpo y eso genera una conexión muy grande. Produce acercamiento. Porque cuando no se conoce algo, genera miedo e incertidumbre, y donde hay miedo las semillas del odio germinan”, subrayó Dib.

Valeria Ruiz Shulze, integrante de BDS Argentina, alertó sobre la multiplicación de acuerdos económico-militares de distintos países de Latinoamérica con Israel, a través de la compra de armamentos y tecnología de punta. “Desde BDS buscamos boicotear económicamente a Israel para que deje de usar esos recursos para legitimar un sistema de apartheid. Generar conciencia y empatía en tanto ese armamento que está matando a miles de palestinos es el mismo que se compra y utiliza acá para criminalizarnos a nosotros”, argumentó.

Todas las personas del público levantan sus celulares para grabar a Roger Waters

«El palestino tiene la doble carga de tener su cultura, a pesar de todo lo que hace el colonizador para borrar su memoria, y sobrevivir. Es un doble esfuerzo porque existir, para nosotros, es resistir”, afirmó Khaldum Almassri.

Precisamente, en el festival se presentó el libro El militarismo Israelí en América Latina, editado por BDS y el Comité Argentino de Solidaridad con Palestina, donde se desarrolla un extenso informe sobre la compra de armas y acuerdos militares con Israel por parte de gobiernos de la región, desde los períodos dictatoriales hasta hoy. Actualmente se observa una intensificación de este vínculo con la avanzada de gobiernos neoliberales. “El año pasado, durante la visita a Buenos Aires de Netanyahu -denunciado por crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad-, se firmaron cuatro acuerdos que no se anunciaron en la Cancillería argentina pero sí en la de Israel. Uno de ellos anunciaba el incremento del comercio entre ambos países sin especificar en qué rubro. Lo que estamos viendo es que ese incremento es de compra de armas y sistemas de control por parte de Argentina. A esto se suma el convenio entre los servicios secretos de ambos países”, puntualizó Germán Romano, integrante del Comité Argentino de Solidaridad con Palestina y uno de los responsables del informe que se presentó.

“Los ejemplos se replican. Tenés a Mario Montoto, principal proveedor de armas israelíes en Argentina. A  Germán Efromovich, dueño de Avianca, quien le compró la compañía MacAir a Macri, que fabrica drones israelíes en Brasil. O el caso de Fadea, la empresa de aeronáutica del Estado Argentino, que luego de un brutal recorte de 400 trabajadores selló un contrato con una firma israelí de aviones militares”, detalló Romano.

“No hay sólo muros de concreto, de cemento –dijo desde el escenario Adolfo Pérez Esquivel–, hay un muro más difícil de derribar que es el que está en la mente y en el corazón de muchos. Debemos buscar estrategias para llegar a la liberación de los pueblos”.

En primera fila, lo escuchaban la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, la de Madres, Hebe de Bonafini, y referentes de otros organismos de derechos humanos. Carmen “Tota” de Guede, de Madres Línea Fundadora, expresó: “Lo peor que hay es la indiferencia con los pueblos que sufren y esto también sucede aquí, en nuestro país. Nos cuidamos nosotros pero no cuidamos del otro que está sufriendo más aún. Cuando nos duela a todos el dolor del otro, vamos a ser libres, si no vamos a tener siempre sobre nuestra conciencia la indiferencia y el peso de no haber pensado ni haber hecho algo por los demás”.

Un argentino acusado por crímenes de lesa humanidad, refugiado en Israel

Un argentino acusado por crímenes de lesa humanidad, refugiado en Israel

Acusado de cometer crímenes de lesa humanidad y prófugo de la justicia argentina, Teodoro Gauto vive en Haifa, al norte de Israel, bajo el nombre de Yossef Karmel. A pesar de las denuncias del periodista argentino Sergio Shlomo Slutzky en 2015 y de una orden de captura emitida por la Interpol, el exintegrante del centro clandestino platense “La Cacha” goza de plena ciudadanía en el país que aún se niega a extraditarlo.

En febrero del año 2003, Gauto y su familia se instalaron en Israel gracias a las posibilidades migratorias que el país ofrece a través de su Ley de Retorno. Esta legislación otorga ciudadanía a los miembros de la comunidad judía dispersos por el mundo en necesidad de residencia. Sin embargo, la falta de investigación sobre el pasado de Gauto llevó a que recibiera ciudadanía y ayuda económica del Estado a pesar de las acusaciones que lo comprometen.

Mientras sus compañeros son juzgados y condenados en el juicio por el CDC «La cacha», Anibal Gauto disfruta de su libertad.

“A principios del 2011, a medida que avanzaban los juicios contra las personas implicadas en La Cacha se pidió interrogarlo y se dieron cuenta que él no estaba en Argentina”, explica a ANCCOM el periodista argentino radicado en Israel Shlomo Slutzky. Su familiaridad con la causa yace en el pedido de justicia por su primo, el médico Samuel Slutzky, que fue, según testigos, torturado en el centro clandestino en el que Gauto trabajó. Samuel aún permanece desaparecido.

Cuando Slutzky descubrió que uno de los acusados y potenciales responsables del destino de su primo vivía a kilómetros de él con una nueva identidad, decidió contratar a alguien para investigarlo. El fruto de sus averiguaciones derivó en una nota que se emitió en el programa Mabat Sheni el 19 de febrero de 2015 en la televisión local israelí. En el programa, Gauto reconoce –con ciertos matices- que integró el Batallón de Inteligencia 601.

Si bien intenta minimizar su accionar al aclarar que su trabajo se reducía a confeccionar carpetas con datos, esta información significaba una “sentencia de muerte” para quien estuviera en esa lista, según Slutzky. “No tengo ni tuve ideología”, niega Gauto en la entrevista telefónica que concedió al periodista. “Tenía 20 años, me interesaba tener el auto nuevo, la pilcha nueva y esas boludeces. Por eso entré a trabajar ahí”.

Cartel con una imagen de Gauto impresa y con la solicitud de información ofreciendo recompensa para poder encontrarlo.

En la misma conversación telefónica, Gauto confiesa: «Mientras yo esté en este país y medianamente pueda estirar el tema, es decir, jugar con el tema de que no hay extradición, seguiré acá. Si yo voy a Argentina y me presento me van a encerrar en un calabozo y yo, obviamente, no estoy preparado para eso».

Esta especulación nace de una paradoja burocrática que entorpece la quita de ciudadanía del argentino prófugo. Al respecto, Slutzky aclara que “el problema es que no hay acuerdos de extradición entre los países. Desde el Ministerio de Justicia me explicaron que si fuese requerido para ser juzgado, Israel lo entregaría. Pero ahí está lo que yo llamo La trampa Gauto: en Argentina no puede llevarse a juicio a alguien que no fue investigado previamente”.

Esto permitió a Gauto vivir en libertad por 14 años y, bajo su nueva identidad, entablar relaciones en Israel al ocultar su pasado. Un ejemplo de estas relaciones es el de Ricardo Jramoy, que en la nota producida por Slutzky explica: “Hablábamos de nuestro pasado en Argentina y nuestras historias pero siempre hasta ahí. Entonces me daba sospecha”.

Slutzky lidera la batalla pública y judicial para quitarle a Gauto la ciudadana ganada por engaño y extraditarlo a Argentina.

A su vez, Shlomo Slutzky descubrió otro crimen que compromete al ex oficinista de “La Cacha”: “Descubrí, además, que fuera de las cuestiones de Derechos Humanos, Gauto se venía escapando de una orden de captura por estafa al BCRA desde 1998”. Al pasar por alto este dato, Israel desacató la orden de captura que emitió Interpol en el 2003 a causa de la defraudación de fondos efectuada por Gauto.

Si bien este pedido caducó en el año 2009, es otra prueba de la ilegalidad de la que el represor se valió para ingresar a Israel. Dicha situación irregular fue reconocida una vez que Slutzky elevó el reclamo a la Suprema Corte de Justicia, apelación que él mismo firmó como denunciante.

Slutzky concluye: “Decidí esperar. Mis compañeros querían llevar a cabo escraches, pero yo siempre preferí mantenerme en la vía judicial”.  La espera de Shlomo se dilatará hasta el 10 junio de 2018. Hasta entonces, la Suprema Corte de Justicia de Israel ordenó que el Ministro del Interior revise el caso y tome, finalmente, una decisión.

 

Actualizado 17/01/2018