Equilibrar la cancha

Equilibrar la cancha

Por: Antonella Bellino y Juan Harriague

Fotografía: María Bessone – Telam

Los clubes del fútbol argentino empiezan a avanzar en la inclusión de áreas de género que promueven la presencia de las mujeres en la toma de decisiones y que incorporan los protocolos de prevención y actuación en casos de violencia. ANCCOM habló con tres referentas que explican cómo incorporar políticas con esta perspectiva en un deporte históricamente dominado por el machismo.

 

Hoy en día son muchos  los clubes de fútbol que cuentan con áreas dedicadas exclusivamente a la temática de género. Aunque esta temática parece relativamente nueva, los primeros clubes que la incluyeron, como Gimnasia y Esgrima de La Plata o Rosario Central, lo hicieron ya en 2017. 

¿Pero cómo surge la necesidad de desarrollar estas áreas de género? El avance del movimiento de mujeres a nivel mundial y a nivel local fue muy importante. El colectivo Ni Una Menos, formado en 2015, trajo a la agenda pública una gran cantidad de luchas previas. 

A partir de allí, el feminismo se volvió masivo y atravesó a todos los sectores sociales, abriéndose espacio en lugares a los que nunca antes había llegado, como el fútbol. De esta manera, en los últimos años convergieron las demandas feministas con un montón de mujeres que querían participar de la vida de los clubes. 

Julia Hang es socióloga e investigadora del CONICET. En uno de sus proyectos académicos se propuso indagar sobre lo que hacían las mujeres en los clubes en relación a la política, en especial sobre su papel en cargos de decisión en caso de tenerlo. Y así se acercó al trabajo en el área de género de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Desde 2018, metió la cabeza en la boca del  “Lobo” platense, en donde se organizan jornadas y talleres sobre género y masculinidades. “A mi me interesaba pensar qué es lo que se proponen, qué estrategias llevaban adelante, qué era pensar un club con perspectiva de género, cómo eran recibidas por los dirigentes en el club… Ellas tenían un lugar muy importante, entonces yo ahí me pregunté cómo se articulan estas chicas feministas en un espacio donde todavía persisten un montón de lógicas machistas, discriminaciones con motivos de género y demás”, explica Julia. 

Nadia Mileva Solodkow es abogada y está a cargo de la subcomisión de mujeres de Ferro Carril Oeste. Ella cuenta que hace cuatro años junto a dos compañeras de handball vieron un posteo de su club en relación al día de la madre. “Entonces nos preguntamos si la madre de Ferro ¿es sólo la que alienta desde la tribuna? ¿O es también una jugadora, una persona que vive el club de la misma manera que otra persona? Ahí pensamos que esa comunicación no es la que nos gustaría que el club esté brindando.”, sostiene Nadia. 

Paula Ojeda es abogada, tiene dos máster en Prevención de Violencia de Género y de Igualdad de Género y es la responsable del Departamento de Género de Vélez Sarsfield, además de ser vicepresidenta del Foro Argentino de la Mujer en el Deporte. Presentó su proyecto en marzo de 2018. “Se me ocurrió trabajar la temática dentro de las instituciones. Sabemos que los clubes de fútbol son muy machistas, y en donde los jugadores no pueden hablar de su situación personal o tienen que esconder su identidad de género, las violencias, los acosos. Había un montón de temáticas para trabajar y así se dio el comienzo”, cuenta Paula. 

 

El primer desafío era ser recibidas por los dirigentes de los clubes, que hasta ese momento no se capacitaban en la implementación de políticas con perspectiva de género. No pocos  siguen sin hacerlo. Nadia Mileva Solodkow describe que en Ferro en un primer momento “en la Comisión Directiva se preguntaban «Subcomisión de mujeres, que querrán hacer…» No entendían muy bien. Varias compañeras fueron a una reunión a explicar el proyecto. Y ahí dijeron que sí, no hubo mucha resistencia en ese sentido, en un primer momento no entendían a qué apuntaba, pero no fue tan terrible”. Por su parte, la experiencia de Paula Ojeda en Vélez fue similar, ya que según ella, “el comienzo fue raro, porque los dirigentes no comprendían qué relación podía tener la temática con el fútbol. Hoy es más sencillo hablar de género en el deporte -aclara-, pero en ese momento no entendían”. 

En relación con eso, hoy parece haber más margen para plantear la temática en el fútbol y que tengan un lugar protagónico. Julia Hang reconoce ciertas historias en común en estas áreas, donde se encuentran mujeres que “en su mayoría son muy jóvenes, que les gusta mucho el fútbol, pero que nunca habían encontrado como un espacio colectivo en el cual ir a la cancha o hacer cosas por el club, entonces encuentran también un espacio donde militar su feminismo. Se combinan tres cosas: la militancia feminista, el amor por el club y el deseo de transformarlo desde una perspectiva de género”. 

El derecho a gozar… y a jugar

El fútbol es machista. En eso coinciden las tres entrevistadas. Estas áreas surgen de hinchas y socias feministas, que disfrutan el fútbol, van a la cancha, se sienten identificadas con los colores de su club y que quieren participar de la vida política de sus instituciones. Pero, por sobre todas las cosas, son mujeres que ven necesario aggiornar sus clubes a los tiempos que corren. Son chicas que quieren ver un cambio hacia la igualdad de género de manera transversal porque están hartas de la reproducción de prácticas machistas que las excluyen y están dispuestas a dar la lucha por la necesidad de tener un espacio que las represente.

Como afirma Hang, el feminismo empieza a formarse en torno al fútbol “porque traen cuestiones que tienen que ver con el disfrute, con el goce, con el derecho a jugar, cuestiones que aparecen como un derecho humano, porque los varones tienen derecho a ser con su tiempo libre lo que quieran y las mujeres ni siquiera tienen derecho al tiempo libre”. 

Es importante destacar que las personas que integran la gestión de un club de fútbol no deben percibir ningún sueldo a cambio de ello, por ende para postularse para integrar una comisión directiva, hay que tener un ingreso económico externo. Esto es una de las causas que hace más difícil la participación de mujeres en estos espacios de poder ya que según el Observatorio de Políticas de Género, la brecha salarial entre hombres y mujeres es de un 30% por el mismo trabajo, además a esto hay que sumarle la distribución desigual de las tareas de cuidado.

 

Hoy en día sólo un 7% de mujeres ocupan un lugar de gestión en los clubes de fútbol. El ejemplo más destacado está en el Club Atlético Banfield, que tiene la primera presidenta mujer, Luciana Barbuto. Aún así, existe la Ley del Deporte 20.655, que en su reforma del año 2016 exige que las listas que se presenten para la elección de la Comisión Directiva en las asociaciones civiles deportivas deben tener entre los candidatos a los cargos titulares a elegir, un mínimo de 20% de mujeres y un mínimo de 20% de personas jóvenes entre 18 y 29 años de edad. 

Las protagonistas afirman que se avanzó mucho en esta cuestión, pero todavía falta mucho por hacer. Paula Ojeda comenta: “Estamos demostrando que las mujeres tenemos la capacidad y también nos estamos capacitando para eso, que muchas veces a los hombres no se les pide esa capacidad para cumplir un rol en una comisión directiva y a las mujeres sí, y luchamos para que no nos pidan esos requisitos”. Definitivamente, la creación de las áreas es una conquista de las mujeres en cada club

 

Un fútbol con sororidad

Una de las políticas que más se ha impulsado tiene que ver con los protocolos en casos de violencia de género o contra niños, niñas y adolescentes. Solodkow explica que en Ferro aprendieron que “además de estar escrito correctamente, el protocolo tiene que servir para el club, se tiene que adaptar a la realidad del club. Nosotras lo que hicimos fue pensar en «referentes responsables». Las denuncias te llegan desde todos lados, tienen que ser personas que sepan lo que es la dinámica del club, que esté comprometida y que esté disponible en cualquier momento. Y cada caso hay que atenderlo con sus particularidades”. 

En ese sentido, Ojeda define al protocolo como “algo primordial” y que su implementación es un instrumento legal que garantiza “tanto a nuestra existencia como al trabajo que vamos a hacer”. En ese sentido, la responsable del área de género en Vélez sostiene que “el rol fundamental de los protocolos es, como vamos a hablar de violencias y discriminaciones, darle un encuadre para determinar, porque no es lo mismo un abuso sexual que un acoso callejero, o un ataque por una red social con un ataque físico. Son completamente distintas, si bien son todas violencias, la mirada tiene que ser distinta. La idea es que el órgano que va a dictar la disciplina tenga una orientación que catalogue las distintas violencias”. 

Es importante recalcar que ambas áreas de los clubes cuentan con un equipo de abogadas y psicólogas, que se ponen a disposición de las víctimas y hacen un seguimiento de cada caso.

 

Otra parte fundamental en el armado de estos espacios es la comunicación y sororidad, entendida esta última según la RAE como la relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento, que se da entre los departamentos de género de los clubes, en los cuales hay un apoyo y trabajo en conjunto constante. Por ejemplo, Nadia Solodkow cuenta que cuando armaron el protocolo en Ferro tuvo una reunión con Paula Ojeda, su par de Vélez y afirma que “siempre hay contacto entre los clubes”. Julia Hang destaca a la Coordinadora Sin Fronteras de Futbol Feminista como “un actor central que articula a muchas de estas areas de género”. 

En relación con esto, la investigadora CONICET explica que “hoy se da una relación de sororidad y es algo que también es muy destacado por ellas mismas porque lo que muestran es que en un fútbol argentino que ha sido históricamente atravesado por la violencia entre los clubes, ellas muestras que puede haber otra forma de relacionarse, esta idea de que podemos ser rivales sin ser enemigas”. 

Sin embargo, todavía se siguen produciendo situaciones que ponen en dificultad el avance de estas áreas. En febrero de este año imputaron a dos futbolistas de Vélez, Miguel Brizuela y Thiago Almada, por un caso de abuso sexual. Julia Hang reflexiona sobre esas complejidades: “Los dirigentes muchas veces no quieren hacer nada porque hacer algo implica una pérdida millonaria para el club, las mujeres tensionan porque el club se comprometió a erradicar la violencia en todos los ámbitos del club, y los dirigentes dicen «bueno, es la vida privada». El mecanismo fue ese: armamos un espacio de género, pero vamos viendo qué es lo que hacemos, qué permitimos y qué no”. 

Con respecto a las actividades que hicieron en los clubes, todas coincidieron en algo: fue necesario empezar con capacitaciones con perspectiva de género tomando la Ley Micaela hacia los dirigentes de los clubes, entrenadores, trabajadores e inferiores. A su vez,  se destacan reconocimientos a mujeres que hayan tenido lugar un rol importante en el club pero que hayan sido invisibilizadas, como es el caso de Ferro que para el aniversario 115 de Ferro hicieron un libro “Historias de corazón verde”, mostrando las historias de las mujeres de Ferro a través de cuentos, poemas, que pudieran transmitir su experiencia con el club, o Gimnasia con actividades relacionadas al relanzamiento del fútbol femenino.
Actualmente, en cada espacio participan más de 20 mujeres y ambos están abiertos para las hinchas o socias que deseen participar y aportar sus ideas, ya que no son solo clubes de fútbol, sino clubes sociales con más de 30 actividades. Para Paula Ojeda, los objetivos siguen siendo los mismos: “trabajar para sensibilizar a la dirigencia como a toda la masa societaria. Queremos un club más igualitario, sin discriminación, sin violencias. Que un día no tengamos que existir”. Nadia Solodkow coincide en esa última definición “el área de género se hace para no tener que hablar después de género. Para que las mujeres tengan espacio para poder hablar de todo lo que pasa en el club. Para que las mujeres puedan estar en todas las decisiones. No solo para hablar de violencia de género. El objetivo siempre es ese: que la perspectiva de género salga de las mujeres tomando decisiones.”

“Es un sentimiento, no puedo parar”

“Es un sentimiento, no puedo parar”

“Sólo siento emoción”, dice un simpatizante de Talleres de Remedios de Escalada tras más de un año y medio sin ver a su equipo desde la tribuna. Complicados económicamente por la ausencia del público en las canchas como por la caída en el pago de los socios, las instituciones del Ascenso tuvieron su regreso con protocolo: a cada espectador se le solicitó la libreta, carnet o certificado de vacunación virtual.

El día anterior, a unos 11 kilómetros de allí, en la Isla Maciel, también se vivió una fiesta. En los alrededores del estadio “Dr. Osvaldo Baletto”, del club San Telmo, hinchas de todas las edades se acercan, entre gritos y cánticos, para ver al “Candombero” que milita en la Primera Nacional.

Los kioscos callejeros están abarrotados de hinchas comprando bebidas, panchos y choripanes. “Mientras no estábamos acá, hicimos de todo. Desde vender comida hasta barbijos. Esto es volver a la normalidad”, afirma una comerciante que tiene puesta la camiseta azul y celeste del local y cuyo puesto de helados y golosinas se ubica justo frente al estadio.

La tarde del sábado está nublada en Remedios de Escalada, partido de Lanús. En la calle Timote, donde se encuentra el ingreso al “Pablo Comelli”, los hinchas del “Albirrojo” esperan para entrar mientras caen unas gotas. Con sus banderas, bombos y platillos, viven con felicidad la vuelta del fútbol.

“La fisonomía del barrio cambia completamente. No es lo mismo un día de partido sin la gente”, cuenta un vecino que mira cómo la gente hace fila en las inmediaciones y una decena de policías efectúan los controles para el ingreso. “Me siento feliz, esperé esto por mucho tiempo”, afirma Quique, socio vitalicio desde hace 40 años, quien porta orgulloso su casaca roja y blanca junto a su nieta.

El retorno del público también beneficia a los comercios de la zona, entre ellos un almacén ubicado frente al estadio que se inauguró hace dos semanas. “Estamos a full y expectantes con esta situación”, confiesa su propietario y remarca que este es el mejor momento desde su apertura. El local también hace las veces de guardarropa para los hinchas de Talleres que dejan sus paraguas, ya que en la cancha no se permiten. “A partir de ahora, vas a tener que cobrar el servicio”, le dice un hincha al almacenero que sonríe mientras los clientes siguen entrando en el negocio.

En cancha de San Telmo, los más de 22 grados de temperatura y el sol sobre las gradas hacen que los hinchas busquen hidratarse de cualquier forma. “¡Heladoooo!”, grita una y otra vez el heladero, quien durante buena parte del primer tiempo es el punto de atención de niños, madres, padres y abuelos que se acercan para comprarle. “Esperemos que siga así a lo largo del año”, dice el vendedor que también ofrece caramelos y garrapiñadas. A los 30 minutos, se da cuenta que no tiene más mercadería. “¡Se acabó!”, dice señalando con sus dos manos que ya no hay más, mientras niños y adultos con ganas de un palito se alejan fastidiosos y acalorados.

En el buffet de Talleres, las mesas están llenas de platos con restos de alimentos, mientras Judith y Rodrigo, empleados del club, escuchan sin parar los pedidos de los clientes. “No escuchaste. La chica pidió una porción de papas”, corrige la encargada al cocinero. Todo parece haber vuelto a la normalidad. La pandemia no solo afectó al fútbol profesional, sino también a otros deportes y actividades recreativas que se realizan en la institución. A esto se sumó la caída en el ingreso por las cuotas de los socios. “Hoy estuvo muy movido el asunto. Realmente extrañamos no solo los días de partido, sino los días en que los socios vienen aquí para comer o solo pasar el rato”, destaca Rodrigo.

“El partido es solo una excusa para encontrarnos con amigos del barrio, para hablar”, expresa Fernando, otro socio vitalicio del club de Escalada, aunque señala que antes de la pandemia la cosa no iba tan bien. Fernando critica la AFA por el tema del calendario de los partidos y porque “hace años vienen dejando de lado al Ascenso”. “Antes éramos un grupo de veinte amigos con quienes nos reunimos, ahora solo quedo yo”, se lamenta.

Tanto en Escalada como en Isla Maciel, el clima es de fervor por la vuelta. Los equipos son recibidos por sus parcialidades cantando, saltando sin parar y con una lluvia de papel picado. Las canciones aluden al barrio y a sus clásicos rivales, Dock Sud en el caso de San Telmo, Lanús y Temperley en el caso de Talleres.

San Telmo viene de ganar en la fecha previa y está necesitado de sumar puntos para escapar de los puestos del fondo de la tabla, por eso su hinchada está ansiosa. El desahogo llega a los 38 minutos de la primera parte con el gol del central Ezequiel Filipetto. Algunos hinchas se abrazan, otros se cuelgan del alambrado, después de más de un año festejan un gol dentro de su estadio.

Pero al minuto del segundo tiempo, mientras muchos espectadores todavía están refrescándose en los baños o en la puerta esperando sus bebidas, el “Tricolor” empata el partido. “¿En serio empató?”, pregunta un hincha y le pega al alambrado mientras insulta al aire. A los 64 minutos, cuando algunos estaban reclamando más ganas, Javier Velázquez anota el segundo gol del “Candombero” y desata el júbilo de la hinchada, que hasta el final del encuentro aumenta la efusividad de sus cantos.

“Terminala juez, ¿cuánto más vas a adicionar?”, le reprocha un hincha al árbitro mientras de fondo el resto corea “yo soy de San Telmo / es un sentimiento / no puedo parar”. Cuando el juez da por finalizado el partido, un grito intenso se apodera del estadio y continúa durante toda la salida.

En Remedios de Escalada, los hinchas esperan una victoria ante Fénix, rival directo en la zona baja de la B Metropolitana. El primer tiempo es trabado, casi sin situaciones de gol. Los hinchas alientan sin cesar, aunque algunos murmuran por la falta de remates al arco. El segundo tiempo también es friccionado y la impaciencia crece a cada minuto. Entonces el técnico del visitante, Cristian “el Ogro” Fabbiani, ex futbolista de Lanús y River, se convierte en chivo expiatorio para que los hinchas locales descarguen su ira.

“¡Pégale al arco!”, gritan desde la tribuna, pero no hay caso. Cuando suena el silbato que anuncia el final del encuentro, el grueso de la hinchada aplaude a sus jugadores y se retira lentamente. Pese al empate, muchos se van contentos porque después de más de un año volvieron a presenciar un partido. “Yo estuve internado y lo pasé mal durante este tiempo –cuenta un hincha de Talleres–, por lo que volver a la cancha fue un verdadero placer”.

No les dan pelota

No les dan pelota

A mediados de marzo, un comunicado de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) informaba la suspensión de todos los torneos  hasta finalizar el mes. Sin embargo, esos 15 días se convirtieron en más de seis meses. Mientras tanto, los jugadores del ascenso quedaron a la espera de las decisiones que se tomaran desde la calle Viamonte.  Una espera que implicaba buscar la forma de subsistir durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio.

El fin de semana del 14 de marzo se jugaron los últimos partidos. Esos encuentros se disputaron sin público, siguiendo las medidas de prevención ante el avance del Covid-19. Ya hacia el día 17, Matías Lammens, Ministro de Turismo y Deporte de la Nación, le sugirió al presidente de AFA, Claudio Tapia, que tuviese a bien considerar la suspensión del fútbol en todas sus categorías. Esto debido a un pedido de Futbolistas Argentinos Agremiados que mostraba la preocupación de los jugadores por la exposición a posibles contagios.

Los clubes del ascenso vieron entonces reducidos sus ingresos ante la interrupción de las actividades.  Así lo refleja Dante Majori, presidente del Club Social y Deportivo Yupanqui: “La masa societaria en su mayoría no está pudiendo cumplir con la cuota social. Hoy estamos en el orden de entre el 18 y 22% de gente que siguió pagando durante la pandemia. Tenemos casi un 80% menos de ingreso”.

Yupanqui fue uno de los clubes que se organizó para realizar donaciones de alimentos.

Las instituciones, además, cuentan con publicidad, tanto en camisetas como en el estadio y esa entrada de dinero también se vio reducida. “La cantidad de sponsor que siguió pagando ha mermado. En nuestra categoría, Primera D,  los sponsor no son grandes multinacionales. Sino que son pequeñas pymes, el autoservicio del barrio, los negocios cercanos al predio deportivo y a la sede y realmente se les ha hecho a ellos también muy difícil poder acompañarnos y seguir aportando todos los meses el canon por publicidad”, agrega Majori.

Los clubes del ascenso sobreviven con el aporte de los socios y la publicidad, y hacen el mayor esfuerzo para poder continuar al día con el pago a los jugadores de su sueldo o viático, dependiendo la categoría.  En la Primera B, los futbolistas tienen por ley contrato.  Al respecto, Agustín Dattola, jugador de Almirante Brown, destaca: “Los dirigentes hicieron el esfuerzo para completarnos todos los sueldos durante la cuarentena para tenernos al día”. Por su parte, las instituciones de la Primera C trataron de mantener el pago y fueron llegando a acuerdos con el avance de la suspensión.

En cambio, la Primera D es una categoría amateur y los futbolistas reciben solo un viático. La mayoría de ellos tiene otro trabajo pero algunos tampoco podían realizarlo por el aislamiento. Por lo tanto, desde la Mesa de la Divisional se acordó que recibieran el viático al menos durante el periodo de torneo tal como estaba pactado en el reglamento. Esto es hasta el 2 de mayo, luego los planteles quedaron licenciados como sucede habitualmente en la categoría. Ismael Rodríguez, ex jugador de Deportivo Paraguayo, sabe de la realidad de la D y cuando comenzó la pandemia se comunicó con compañeros futbolistas para saber en qué condiciones estaban o si necesitaban algo. “Organicé una rifa para salvar algunos viáticos que estaban incompletos”, cuenta Ismael,   que sorteó una conservadora con latas de cervezas hacia mediados de junio. Le costó vender los números pero lo recaudado lo destinó para colaborar con otros jugadores de Paraguayo.

Los jugadores de Almirante Brown volvieron a las prácticas.

Los primeros días de parate futbolístico se tomaron como un descanso. Sin embargo, a medida que avanzaba la pandemia se estiraba también la posibilidad de entrenar. Alejandro Acuña jugaba en Central Ballester al momento de la suspensión y hoy ya es incorporación de Juventud Unida, todos equipos de la D. El volante señala: “Tuvimos meses sin entrenar. Entrené al principio como para mantenerme por si volvía el campeonato pero esto es muy largo para todos”.  Desde hace unos meses, Alejandro trabaja en un emprendimiento familiar, una casa de comidas y parrilla, para poder subsistir durante la cuarentena.

Ismael Rodríguez, por su parte, se dedicó al cien por ciento a su trabajo en una distribuidora de bebidas y esto hizo que se acelerara su alejamiento de Deportivo Paraguayo y del fútbol.  “Tuve que poner más tiempo para estabilizar el trabajo y es ahí donde me alejé por completo de la actividad física y lejos está de poder volver”, fundamenta.

¿Pero qué sucede en el resto del país? Pablo Roselli es entrenador de arqueros en Ferro de General Pico, La Pampa, equipo que disputa el Torneo Argentino A. Él es de Burzaco, Buenos Aires, y quedó “varado” en La Pampa. “Yo viajé solamente a trabajar del fútbol y me tuve que quedar acá”, dice.

En su caso, la ciudad está en fase 5 hace un tiempo y esto habilita a la población a tener actividades físicas con hasta diez personas al aire libre, por  lo que Pablo pudo abrir su centro de entrenamiento específico para arqueros y continuar con su trabajo. Pero no ve a su familia desde el 2 de enero y la extraña aunque matiza: “Mis días acá se hicieron muy amenos, no sólo por la calidad de gente sino porque el club se portó bien”. 

Algunos equipos del ascenso tomaron la decisión de continuar entrenando a través de aplicaciones de videollamadas como sucede en Argentino de Merlo o en Almirante Brown. Aunque a veces los jugadores debían adaptar los trabajos técnicos a espacios reducidos, sobre todo para quienes viven en departamentos y sin espacios verdes. Dattola contó que primero entrenaba en su casa al aire libre con las rutinas que le pasaba el preparador físico y cuando se empezó a flexibilizar el aislamiento pudo continuar con los ejercicios en un parque.

Para los arqueros es más complicado mantener el ritmo de los entrenamientos. Rosellí explica: “Seguimos entrenando mediante zoom grupalmente. Pero individualmente con los arqueros ese tipo de entrenamientos no nos favoreció mucho por el tema de la medición de distancias, los remates”. Es decir, pudieron mantener la parte física pero no la parte técnica. Y agrega: “Aguantamos unos meses y cuando se siguió extendiendo no pudimos entrenar más”. Ya que la mayoría de los contratos de los jugadores rescindieron contrato el 30 de junio, algunos renovaron y otros buscaron nuevos destinos.

Argentino de Merlo retornó a las prácticas el 1 de octubre.

Más allá de las dificultades con la que se encontraron los futbolistas del ascenso para poder entrenar o trabajar, la solidaridad y el compromiso social siempre dice presente. Muchos clubes abrieron sus puertas para colaborar con la comunidad. Como es el caso de Yupanqui que brinda viandas a los vecinos del predio ubicado en Ciudad Evita y además reciben donaciones para un merendero de Lugano.

En Almirante Brown, sus hinchas se reunieron para realizar una olla popular y pidieron colaboración a los jugadores para juntar fondos y así poder comprar alimentos.  “Me fueron hablando para saber si yo tenía alguna camiseta o algún short para darles. Les di, pero me quedé sin ropa”, relata Dattola. Entonces, el defensor comenzó a organizar una campaña para que sus amigos colaboraran con un paquete de fideos o de arroz. Finalmente junto a su amigo Facundo Mater, jugador de Nueva Chicago, decidieron armar un bingo solidario sorteando camisetas de la Fragata y del equipo de Mataderos.  El jugador de Almirante afirma: “Todo lo recaudado lo donamos. Fuimos a comprar alimentos y lo donamos a distintos comedores”. Y luego agrega: “Al vivir en Matanza uno ve que la gente la está pasando mal de verdad y uno no debe mirar al costado si puede ayudar a la gente”.

Por su parte, Damián Achucarro,  jugador de Argentino de Merlo,  organiza la merienda en el barrio Santa Julia de Pontevedra. El futbolista cuenta: “Hace cuatro meses tuve la idea de hacer la merienda acá en el barrio, lo estoy haciendo en mi casa. Se sumó el Chiqui Carranza (también jugador de Argentino) que me está ayudando con la mercadería”. El merendero se llama Manos Solidarias y los jueves y sábados por la tarde brindan una infusión con algo rico para acompañar y reparten bolsones con alimentos para los vecinos. 

Los entrenamientos en el fútbol de ascenso retornan de a poco. La Primera B comenzó las prácticas el 28 de septiembre y la Primera C el 5 de octubre. Mientras que la Primera D arrancaría el 23 ya que modificaron la fecha para poder cumplir con los protocolos. Por otro lado, los trabajos empiezan con grupos reducidos en distintos horarios. Luego se entrena con grupos un poco más numerosos y después reanudarían la parte futbolística con amistosos. De cómo se definirán los torneos y cuándo se jugarán, es aún una incógnita.

De a poco, los jugadores regresan a sus trabajos de futbolistas con testeos y estrictos protocolos sanitarios. La ansiedad de poder volver a estar en una cancha es cada vez mayor. Aunque tanto sus ganas de entrenar como sus sueldos están pendientes de la cantidad de contagios por Covid-19.

«Lo único que falta es que yo saque un libro y se pare el mundo»

«Lo único que falta es que yo saque un libro y se pare el mundo»

Veintidós años, 1,94 de altura, pelo largo y algo que muy pocos logran: ser futbolista de primera división. Auto nuevo, plata en el bolsillo, fama, autógrafos, ¿qué podía salir mal? “Me sentía inmortal”, afirma Hugo Lamadrid en su libro Lamadrí, el renacido, editado por Ediciones Al Arco.

“Llegar a primera es coronar la parte inicial de la carrera, es el proceso de muchos años en divisiones inferiores”, cuenta el ex jugador, quien busca retratar en su libro la vida de la mayoría de los futbolistas. Entrenar desde los 8 años todos los días, debutar a los 20 en primera, el fin de la corta vida útil a los 35 y el retiro. “Bajo a la tierra la imagen del jugador de fútbol estrella, multimillonario. La mayoría de los jugadores somos iguales al que se toma el 31 que va hasta Avellaneda”, recalca.

¿Quién hubiera dicho que, en el mejor momento de su carrera, un partido le jugaría una mala pasada? 19 de febrero de 1989, segundo tiempo, 2-0 arriba frente a Instituto en Córdoba, un golpe en el pie derecho y el ruido de un hueso roto determinarían un giro inesperado en la vida del Flaco. “Vi a mis compañeros, pero no al rival. No lo veo. No llego a amortiguar el golpe. Siento el ruido a hueso roto. Después, oigo el silencio”.

Racing ganó aquel partido, pero Lamadrid salió derrotado. Al día siguiente, su padre lo llevó al médico: base de la tibia astillada, en la articulación con la zona del pie que recibe todo el peso del cuerpo. Con el yeso puesto, a puro calmante, esperaba la primera operación. Pero llegó el pedido del Coco Basile, técnico de la Academia, y Lamadrid se sacó la protección, se inyectó antiinflamatorios, jugó un segundo y un tercer partido lesionado con el coraje del gigante capaz de comerse el mundo. “Después de más de veinte años, Racing clasificó para la Copa Libertadores. En el arco, el Pato Fillol, a la izquierda Rubén Paz y atrás Néstor Fabbri. Y yo pensé, ‘con este equipo, ¿cómo no me la voy a jugar?’”, rememora Lamadrid en diálogo con ANCCOM.

En ese momento había dos caminos: ser campeón de América con Racing después de 21 años o poner en riesgo la carrera. “Me tocó perder”, dice el Flaco. Para entender sus decisiones hay que contextualizar el fútbol de ese momento. No existía conciencia sobre la importancia de la alimentación, no había casi representantes y aún estaba en proceso de profesionalización. El corazón del fútbol estaba en la pasión por la camiseta, la tribuna y no en el negocio. Hoy un futbolista está rodeado de contadores, psicólogos, abogados y todos quieren participar de su parte. Incluso los representantes se profesionalizaron.

El club fue eliminado de la Libertadores en 1989, y tras tres operaciones, a Lamadrid le siguió una rehabilitación de un año y medio. El presidente del club, Juan Destéfano, quien especulaba con su recuperación para renovarle el contrato y venderlo a Europa, comenzó a presionarlo para un retorno rápido a las canchas. El temperamento y los dolores del ídolo desencadenaron insultos y peleas. “En mi época no existía el representante. En mi casa no se sabía demasiado de fútbol, no tenía con quién hablarlo ni preguntar. Fui a prueba y error y así terminé jugando una Libertadores con el pie roto”, explica Lamadrid, hoy de 54 años.

A partir de entonces, sus malas decisiones, el destrato y las negligencias de la dirigencia de Racing, junto con una campaña en su contra, dieron por finalizada su carrera. “Jodo con que soy víctima de la primera fake news”, bromea el ex volante devenido en standapero y tuitero. La recuperación se demoraba y un posible pase a Europa se cayó. Otros clubes lo querían, pero Destéfano se negó a renovarle el contrato o firmar una transferencia, e incluso hizo circular el rumor entre los presidentes de otras entidades que querían ficharlo, entre ellas Boca Juniors, de que estaba roto y no iba a poder volver.

 

“La discusión con Destéfano era de plata, pero el problema era ir a discutir. En ese momento me enojaba muy fácil y el error fue haber ido y no tener un representante que peleara por la plata. No porque no tuviera la capacidad, sino porque enfrente tenía una persona que manejaba el club como el patio de su casa”, recuerda. Al Flaco no le interesaba la plata, sino el reconocimiento. “Yo necesitaba que el tipo me diga: ‘Te agradezco lo que hiciste, pero tenés dos mangos’. Por ahí lo firmaba, pero la discusión dialéctica de ver quién era más guapo me salió mal. Él tenía las de ganar porque era presidente del club y el error no fue la discusión sino haber ido yo”, enfatiza. Después de eso fue un año a Universidad de Chile, para deambular luego por varias ligas hasta 1999. Pero hoy no guarda rencores.

Gentileza Leo Patti

 

Te arrepentís de cómo manejaste las cosas?

Las decisiones son límites que condicionan lo que viene. En un momento de la vida me paré. Cuando miro para atrás, veo qué es lo que estuvo mal hecho. El 80 por ciento fueron decisiones mías, mal tomadas. Borré de un plumazo y me hice cargo de mis culpas para, a partir de ahí, construir otras cosas.

Pero no te quedaste viviendo del recuerdo futbolero…

Les pasa a muchos jugadores que recorren los recuerdos de canchas e hinchas desde la nostalgia y no pueden salir de ese recuerdo. Quedan ahí, a un paso de la melancolía. Yo no lo recuerdo sufriendo, lo recuerdo bien.

¿Cómo llegaste al stand up?

Empecé a escribir y un día me encontré con un montón de material, de anécdotas que bajaba al papel. No me resultó difícil empezar a escribir porque casi todos los jugadores de fútbol tenemos la capacidad de contar anécdotas.

¿Cómo se te ocurrió escribir un libro?

En una entrevista que me hizo Alejandro Wall, le dije una frase que uso mucho. “Yo nunca salí en una foto festejando un gol. Yo no era una figura, era el que corría y en el gol no llegaba”. Ahí él me dijo “Flaco, tenés que escribir un libro”. Ya me lo habían sugerido antes.

¿Cómo fue la experiencia?

Con la ayuda de Julio Boccalatte, de Ediciones al Arco, para ordenar el material, y el ojo de Hernán Casciari, junté anécdotas, páginas y capítulos. En febrero estaba para salir, pero empezamos a escuchar lo de China, un murciélago y dije: «Lo único que falta es que yo saque un libro y se pare el mundo». Soy un tipo con suerte…

¿Te gustó escribir?

No me resultó difícil. Cada vez que salía de la radio en Puerto Madero y me sentaba en un bar de Wilde con la notebook a escribir o veía los comentarios de quienes me leyeron, lo disfruté mucho.

¿Y cómo llegaste a Twitter?

Me enseñó mi hija. Yo venía de los posteos de Facebook, de pelearme por política partidaria de Racing a las tres de la mañana y pensaba “qué vida de mierda”. Cuando aparece Twitter fue como llegar a un cumpleaños donde no conocés a nadie, no sabés la dinámica ni qué poner ni qué escribir. Aprendí a usar Twitter a prueba y error, diciendo cosas que hoy son impensadas. Cuando fue la polémica Wanda, Icardi y Maxi tuiteé: «Yo volvería al fútbol, pero para romperle las piernas a Icardi”, algo que hoy no pondría ni loco. Apagué el celu y cuando lo volví a encender me caían notificaciones de todos lados. Me puteaban hinchas de Icardi, los fans de Wanda y todo el mundo. Ahí pensé qué había hecho. Me di cuenta que me había dado retweet Juan Pablo Varsky, que tenía muchos seguidores, y también de lo poderoso que es Twitter.

¿De dónde sacás ideas para tus guiones?

En el tren tenés comedia todo el tiempo, con cosas, comidas, con lo que pase, hay miradas, hay cosas que se dicen graciosas o comparaciones que encuentro por ahí con algo que me pasó. El desafío de hacer reír es más difícil cuando te conocen por el fútbol. Hay dos caminos: o sos muy bueno o sos un boludo. Esto se potencia cuando sos conocido. La vara es más alta.

 Seguir renaciendo

Simultáneamente a la comedia, el ex futbolista de la Academia no pierde el tiempo y busca otro título: el de periodista. Hace poco arrancó la carrera en la Universidad Nacional de Avellaneda y, si bien cuenta con la ventaja de hacer programas de radio, sigue capacitándose para conocer las herramientas de los medios. El Flaco aclara que no está en sus planes hacer periodismo deportivo debido a la gran pelea que existe entre los periodistas deportivos y los ex futbolistas: «Muchos echan en cara que por haber sido jugador de fútbol no podés hablar de ello en los medios porque no sos periodista. Entonces, yo quiero ser un jugador, pero con un título”.

A pesar de todo, los motivos de su elección van más allá de estas controversias: “Cuando uno tiene 20 años se cree inmortal, pero cuando ya tenés 50 empezás a pensar la vida desde otro lado. Hoy tengo 54, me duele la espalda, estoy frío con algunas situaciones y sé que la salud me puede jugar una mala pasada, entonces pienso, ¿cómo puedo seguir ganándome la vida? Escribiendo”, concluye.

Por un fútbol sin censura

Por un fútbol sin censura

MPU reúne a 40 medios partidarios que transmitían fútbol por streaming hasta que TyC Sport lo prohibió.

Un partido de fútbol un viernes a las 12 del mediodía puede parecer extraño. Pero eso fue lo que llevó a clubes de barrio, organizaciones sociales, medios independientes y reconocidos comunicadores a visibilizar su reclamo, el viernes último, frente al edificio del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), en Perú 103. Allí armaron una cancha sobre el empedrado. Equipo gris contra  equipo blanco, ambos con la leyenda “Fútbol sin censura”en las remeras, en alusión a la presión que sufren los medios partidarios por parte de TyC Sports, que amenaza con sanciones económicas a los clubes, cuyos hinchas transmitan los partidos vía streaming.

En el inicio del acto, Natalia Vinelli, directora de Barricada TV, y Alejandro Schiaffino, integrante del Canal Cooperativo Pares TV, denunciaron las políticas del gobierno nacional en favor de las grandes empresas concentradas, como el caso de Trisa, que quiere impedirle a Pares TV, canal comunitario de Luján que emite por TDA, las transmisiones de los partidos de Flandria. El reclamo hacia las autoridades del ENACOM fue que “dejen de mirar para un costado”.

Además de Barricada TV, Pares TV, Medios Partidarios Unidos (MPU) y la Coordinadora Nacional de Televisoras Alternativas, entre otras organizaciones,  se acercaron reconocidos comunicadores como Víctor Hugo Morales y Alejandro Apo. El periodista uruguayo explicó los motivos de su presencia:” Tan solo vine a estar un momento con ustedes, a acompañarlos, para divulgar esta lucha apasionante, en desventaja y maravillosa, aún si se perdiese. Nada tiene más dignidad que la derrota cuando se conoce de antemano, esto vale también para los términos deportivos. Creo que la lucha es extraordinaria y que podemos sacar a los lobbys, y que por una vez se den cuenta que no tienen derecho a quedarse con todo”. Víctor Hugo también responsabilizó a las autoridades pidiendo que algún día se pongan a favor del derecho de todos.

Otro periodista presente fue el ex relator de “Fútbol para Todos”, Javier Vicente, quién se mostró muy crítico con la censura  a los medios partidarios: “Hoy están siendo censurados los compañeros de MPU de las transmisiones por streaming de los distintos clubes y ese es un tema que hay que visibilizar y denunciar, por sobre todo a una empresa monopólica como Torneos, que una vez más vuelve a pasar por arriba de todos los derechos de los ciudadanos y en complicidad, en este caso, con la AFA, lo que es realmente todavía más grave. También están siendo censurada las audiencias, que son tan importantes como los colegas, que quieren ver esas transmisiones y ahora no se les permite acceder a ellas”. 

Víctor Hugo Morales, Alejandro Apo y Macarena Sánchez fueron algunos de los que participaron de la protesta.

Medios Partidarios Unidos es una organización que nuclea a más de 40 medios de distintos clubes que realizan transmisiones por streaming. Como pocas veces, hinchas de All Boys, Temperley, Atlanta, Platense, Los Andes, El Porvenir y Ferro, entre otros, están juntos por una causa común. Gabriel “Pacho” Cerpa, de “Vivo Por Los Andes” y miembro de MPU, se sumó a las críticas: “El ENACOM tiene que hacer respetar el artículo 77 de la Ley de Medios. Hay artículos que no se derogaron y siguen en vigencia, como este, que  habla de los eventos culturales que deben ser transmitidos en forma gratuita”. Además, señaló que están amparados por varios derechos constitucionales, como el derecho al trabajo, a la libertad de expresión y a la información de cualquier hincha que quiera ver un partido.

La consigna era un fútbol sin censura. Hubo dos partidos de cada uno de quince minutos. Ambos fueron transmitidos por los medios presentes. El primero contó con la futbolista de San Lorenzo, Macarena Sánchez, quién además de criticar a TNT Sports y a la AFA por la televisación de apenas cuatro partidos de fútbol femenino, se destacó dentro de la cancha marcando los dos goles para el triunfo de su equipo, el gris. El partido restante fue victoria del equipo blanco por tres a cero. El cierre consistió en una suelta simbólica de pelotas hacia la sede del edificio gubernamental. La pelota ahora la tienen ellos.