Masivo repudio al golpe de Estado en Bolivia

Masivo repudio al golpe de Estado en Bolivia

“El pueblo movilizado para acabar con la dictadura, para acabar con el golpe de Estado y su participación tan unida nos alienta bastante», dijo Evo Morales a través de una pantalla gigante montada en Plaza de Mayo.

Mientras La Paz se colmaba de manifestaciones exigiendo la renuncia del gobierno autoproclamado de Janine Áñez, la vuelta de Evo Morales, el cese de represión y la garantía de elecciones nacionales en el plazo de 90 días, en la Ciudad de Buenos Aires llegaba una multitud de personas a Plaza de Mayo solidarizándose con el pueblo boliviano y en contra del golpe de Estado en Bolivia.

La marcha fue organizada por el Comité de Solidaridad con Bolivia  y la convocatoria proponía marchar desde las 14 de ayer desde Avenida de Mayo y 9 de Julio hasta Plaza de Mayo. También se sumó a la jornada el  Encuentro Memoria Verdad y Justicia que  se concentró desde Salta y Avenida de Mayo. Las principales consignas fueron: “Repudio al golpe de Estado, cívico, militar, fundamentalista, racista y empresarial en Bolivia; el cese de la violencia y odio desmedido a nuestras hermanas y hermanos originarios; la denuncia al cerco de los medios de comunicación; el rechazo a la persecución de la prensa internacional y fuera el FMI y el imperialismo de América Latina.”

El Comité de Solidaridad con Bolivia fue creado el miércoles pasado en la sede de la CTA de los Trabajadores con la participación de gremios de diferentes centrales como las dos CTA, el Frente Sindical para el Modelo Nacional (FRESIMONA) y la Corriente Federal de los Trabajadores, distintos organismos de Derechos Humanos y ciudadanos de la comunidad boliviana. María Rinaldi, militante del Comunismo Revolucionario y del Movimiento Popular Liberación, habló con ANCCOM sobre las funciones del Comité: “En el acto en la CTA quedó constituido el Comité de Solidaridad con Bolivia por la Democracia, la Libertad y la Paz en América Latina porque entendemos que este avance de la derecha no se da sólo en Bolivia sino que en todos lados está cobrando cuerpo. También se pensó que desde el Comité podamos organizar la ayuda a los hermanos bolivianos que cruzan la frontera por el norte de la Argentina escapando de la represión”.

«Toda nuestra admiración por esa gran movilización en defensa de la vida, de la democracia y, fundamentalmente, en defensa de la Pachamama», agradeció Evo Morales desde su exilio en México.

Las columnas de distintos partidos, gremios y de la comunidad boliviana en Argentina, que se encontraban concentrando desde las 12, comenzaron a avanzar por Avenida de Mayo y otras vertientes hacia Plaza de Mayo a partir de las 14. Las wiphalas (bandera de las naciones indígenas) fueron el símbolo de identificación de la jornada y llevarlas encima fue uno de los pedidos de la convocatoria: como prendedores en la ropa -muchos junto a una cinta negra de luto-, pintadas en remeras y la mayoría flameando en el extremo de las cañas que llevaban los manifestantes. Ante la retirada de la wiphala  del Palacio de Gobierno por parte de la policía boliviana y la quema de muchas de ellas por parte de seguidores de Luis Fernando Camacho y Carlos Mesa -los opositores de Evo Morales e impulsores del golpe de Estado-, los pueblos originarios mostraron su indignación y tristeza. Al grito de “la wiphala se respeta, carajo” se encontraba Virginia Castro, perteneciente a Ayllu Sartaniani, una familia de sicuris a nivel regional. En medio del clamor señaló: “Estamos muy consternados con lo que está pasando en Bolivia: el haber quemado y pisoteado la wiphala no solamente es una falta de respeto sino que están atropellando nuestra dignidad y están pisando nuestra identidad originaria. Con la Biblia y una secta evangélica de la mano del gobierno autoproclamado de Áñez nos están queriendo volver a someter.”

Hasta el momento la represión en Bolivia suma 24 muertes. Ayer Evo Morales Ayma expuso en su cuenta de Twitter: “Exigimos al Gobierno de facto de Áñez, Mesa y Camacho identificar a los autores intelectuales y materiales de las 24 muertes en cinco días por la represión policial y militar. Denuncio a la comunidad internacional estos delitos de lesa humanidad que no deben quedar en la impunidad”.

Entrando a la Plaza de Mayo había una columna conformada por bolivianos, bolivianas y familiares que venían de distintas partes de la ciudad y del Gran Buenos Aires y se habían reunido de manera espontánea, sin organización previa. Entre ellos estaba Rosario Huanca, junto a sus hermanas y su sobrina, quien dijo: “Hasta ahora hay muchos muertos y eso no lo están transmitiendo allá. Yo tengo mucha familia en La Paz y están ocultos. No hay alimentos, no hay gas ni carne. Ya no quieren salir porque tienen miedo de ser masacrados por la policía que reprime a todos”.

» Desde México quiero agradecer por toda la solidaridad en el marco de hermandad que expresa el repudio al golpe de Estado en Bolivia», dijo Evo Morales a la manifestación reunida en Plaza de Mayo..

En el escenario montado en Plaza de Mayo desde las 15 hubo un festival que duró toda la jornada con música y danzas originarias. Una de las primeras artistas en aparecer fue Teresa Parodi, quien antes de cantar se solidarizó con el pueblo boliviano: “Bolivia, tu lucha es nuestra; Bolivia, nuestra es tu voz”. Además participaron Los Awatiñas, Malena D’Alessio y Arbolito. Pero el arte no se vivió sólo desde el escenario: en las calles y la plaza había reunidos diferentes grupos musicales que se unieron a tocar contra el golpe: Ayllu Sartaniani, Wayra Marka, Los Aymaras y otros. Armando Mamaní, uno de los músicos, dijo: “Estamos acá para que se detenga la división que hay entre bolivianos, que haya gobierno de paz y respeto entre los hermanos. Hoy en Argentina toda esta comunidad se junta a tocar y a decir no a la distorsión y al pisoteo de nuestra cultura y de nuestra gente”.

A las 16 la plaza estaba colmada. El calor húmedo de la jornada se había disipado levemente con las nubes que rodearon el cielo, pero en este momento una espontánea aparición del sol dejó a la multitud impregnada de un color ámbar. Los cantos empezaron a disiparse, desde el escenario habían pedido un minuto de silencio. Al finalizar, la conductora del festival anunció la sorpresa de la jornada: Evo Morales Ayma estaba en línea con la multitud para darle un mensaje desde México. Así se pronunció: “El pueblo movilizado para acabar con la dictadura, para acabar con el golpe de Estado y su participación tan unida nos alienta bastante. Desde México quiero agradecer por toda la solidaridad en el marco de hermandad que expresa el repudio al golpe de Estado en Bolivia. Por eso desde acá toda nuestra admiración por esa gran movilización en defensa de la vida, de la democracia y, fundamentalmente, en defensa de la Pachamama. Muchas gracias.” A su término, los aplausos brotaron junto al “Evo, hermano, el pueblo está contigo” y el grito característico de la jornada “Jallala, Bolivia”.

Pasadas las 16.30 fue el turno de la música Malena D’Alessio de subir al escenario y al mismo tiempo comenzó la lluvia sin tapujos. Aunque sin dudas los presentes querían permanecer allí, muchos corrieron a refugiarse en los escasos techos de los alrededores. En este clima Malena sentenció: “Las culturas ancestrales nos están bendiciendo. Si los golpes de Estado no logran amedrentarnos, no nos va a amedrentar la lluvia”.

Las whipalas flamearon en Buenos Aires para defender la democracia boliviana

Las whipalas flamearon en Buenos Aires para defender la democracia boliviana

«Nos están quitando de nuevo la posibilidad de ser parte de nuestra amada Bolivia», dice Verónica Moyar Icona.

Las whipalas flamearon junto con las polleras y sombreros de las mujeres que las sostenían. Mujeres viejas y jóvenes, hombres viejos y jóvenes, bolivianos y argentinos, organizaciones sociales y políticas acompañaron la marcha contra el golpe de Estado en Bolivia al grito de “el pueblo unido, jamás será vencido”. 

Verónica Moyar Icona estaba dentro de un círculo que se formó por grupos de las organizaciones de migrantes frente a la embajada de Bolivia. Rodeaban un dibujo en el piso, hecho con tiza, casi como protegiendo la imagen. En el dibujo estaba Evo junto con una bandera boliviana, nadie había puesto un solo pie sobre el retrato. Verónica cantaba con lágrimas en los ojos, con cada declaración que sus compañeros hacían con el megáfono ella soltaba una nueva lágrima y asentía con la cabeza. Iba vestida con una remera violeta en cuya espalda se leía “Organización Bartolina Sisa”, agrupación de mujeres indígenas, campesinas y bolivianas. “Nos ha vuelto a la sociedad, hemos vuelto a vivir cuando nuestro presidente ha asumido, y ahora nos están quitando de nuevo la posibilidad de poder ser parte de nuestra amada Bolivia.”

Verónica se mantenía firme mientras hablaba, entre sollozos y lágrimas, no se movía mientras las columnas marchaban a su alrededor, la gente la esquivaba para acercarse aún más a la embajada. “Antes nosotros no teníamos derecho a nada, no teníamos cédula de identidad, que es lo más importante para un ser humano, saber quien es y de donde viene, hemos logrado esos derechos, saber a donde pertenecemos, tener una identificación.” 

“Camacho basura, vos sos la dictadura”, gritaban los manifestantes.

La marcha se paralizaba alrededor de Eulogía, la gente que pasaba para un lado o para otro se detenía a escucharla, los que la conocían la interrumpían para darle un abrazo. Eulogia Ríos llamaba la atención, con su pollera larga y un gran sombrero de paja que cubría sus trenzas grises, su puño derecho lo mantenía en alto en señal de lucha y en su muñeca llevaba atado el pañuelo verde. Con sus manos arrugadas sostenía un cartel con información sobre el colonialismo de su país y el colonialismo en Argentina. Eulogia tiene 71 años, es mujer, indígena, coya, representante de los pueblos originarios quechuas y es madre soltera. 

 “Estamos en esa lucha, el hermano boliviano Evo dio acceso a una vivienda digna, el derecho a la educación, el derecho a la a salud, el derecho al trabajo. Acá hay capitalistas que nos quieren estigmatizar a los trabajadores, dicen que tenemos fuerza de trabajo nada más. Camacho, Mesa, toda esa gente, son capitalistas, están interesados en el litio.”

La marcha fue encabezada por el bloque de trabajadores migrantes de la Argentina, uno de los extremos de la bandera lo sostenía Carla Montero, joven boliviana y militante de Ni Una Migrante Menos. Carla no cantaba, sostenía la bandera en completo silencio y miraba a sus compañeros hacer declaraciones desde un costado. 

“Yo apoyo al pueblo boliviano, no apoyo a Evo. Creo que estos diecinueve días tienen que ver con un camino que se le ha dejado allanado a la derecha. Camacho aprovechó eso, con todo el poder que tiene la oligarquía cruceña, porque representa eso, pero además representa mucho racismo en la población boliviana, que nunca desapareció y esto hace que resurja con muchísima más violencia y más fuerza, no solamente con militantes del MAS, sino con todos los compañeros y compañeras campesinos y trabajadores que son indígenas y que tienen el color de piel más morocho que la famosa media luna.“

“Ahora viene la masacre y la persecución a nuestros pueblos indígenas», denunció Moyar Icona.

Carla tiene que alzar su voz por encima del canto de los militantes que la tapa, al unísono se les escuchaba: “Camacho basura, vos sos la dictadura.” Ella destacó los errores de Evo: “No supo escuchar las demandas de estas personas que se le fueron alejando, todos militantes de las organizaciones sociales. Hay leyes que se sancionaron que están buenas como la Ley contra la Violencia hacia la Mujer, que está muy linda pero nunca se va a ejecutar porque no hay presupuesto para que se ejecute, entonces es un problema.”

El círculo de gente frente a la embajada se volvía por momentos más y más grande, levantaban la mano para poder tomar la palabra uno a uno, un hombre de acento porteño levantó la mano, su voz estaba cascada de tanto gritar, únicamente con el megáfono podía hacerse escuchar. “Yo soy argentino, mi madre es boliviana, nos expulsaron los gobiernos neoliberales, no nos permitieron quedarnos en nuestro país, no nos dejaron estudiar, no nos dejaron acceder a centros de salud. No nos dejaban ni siquiera entrar a las plazas si usábamos pollera, mi abuela era pollera, mi bisabuela era pollera, y no vamos a permitir que vengan a maltratarnos. Ahora intentan quitarnos la whipala que es la bandera de los pueblos originarios, y no lo vamos a permitir, no vamos a claudicar, estamos más fuertes que nunca, todo el pueblo originario”. 

Verónica lloró desconsoladamente y fue abrazada por sus compañeras mientras escuchaba estas palabras dijo: “Ahora viene la masacre y la persecución a nuestros pueblos indígenas, la masacre a nuestra gente, a nuestros hermanos, eso es lo que va a pasar ahora, porque ya lo hemos vivido en carne propia.”

Cómo vive la comunidad boliviana argentina el golpe de Estado contra Evo

Cómo vive la comunidad boliviana argentina el golpe de Estado contra Evo

Conferencia de prensa de Evo Morales en la que anunció su renuncia y denunció el golpe de Estado.

En la Villa 31 se viven momentos de tensión y tristeza en la comunidad boliviana tras la renuncia del presidente Evo Morales por cadena nacional. “Te juro que me puse a llorar como niña” cuenta a ANCCOM Maribel Pérez Jiménez, boliviana, quién lleva 13 años en la Argentina y milita en Bartolina Sisa, una agrupación de mujeres campesinas indígenas, que lleva su nombre por la heroína aymara del siglo XVIII. 

El domingo Evo Morales dio una conferencia de prensa en vivo, dónde renunció por la presión social, política y de las fuerzas de seguridad tras haber obtenido el 47% en las últimas elecciones.  “Muchos estamos a favor de Evo, porque muchos sabemos lo que es realmente vivir la pobreza; los indígenas, el campesinado, sabemos lo que es.” dice Mirta Rodríguez, una boliviana que lleva 30 años en la argentina.  

Por su parte, la familia de Maribel es de Santa Cruz de las Sierras, dónde está el centro de la oposición al ahora expresidente. Allí se realizaron las principales manifestaciones en su contra y  es el lugar de origen de la cara visible del golpe, Luis Fernando Camacho. “Yo tengo mi familia dividida, estoy muy dolorida con ellos. No saben nuestra historia, mi abuela fue una militante, usaba pollera, era analfabeta y hacía campaña mientras había estado de sitio”.

Los vecinos remarcan que  la movilización de la derecha en las calles argumentando el fraude y apoyados por la OEA terminó con el proceso democrático, por lo que lo califican como un golpe de Estado. “El pueblo Boliviano realmente trabajador, minero, indígena, el pueblo campesino con su propia cultura, su propio caminar, sabe que Evo siempre estuvo presente para ellos.”

David Lugones es santiagueño y parte de una pequeña empresa de telecomunicaciones, “Mugica Conecta”, del barrio Padre Carlos Mugica, se expresa muy indignado “Nosotros en Latinoamérica avanzamos un casillero y retrocedemos dos. El viernes vimos que se hizo justicia con el compañero Lula Da Silva y hoy nos encontramos con esta noticia. La derecha no duerme ¿No?” 

Maribel cuenta que recientemente viajó a Bolivia y vio cómo mejoró Bolivia durante los 13 años del gobierno de Evo Morales en los barrios más pobres y alejados de los centros urbanos. “Estuvo el proyecto ‘Mi agua’ que dieron el agua gratis, hubo muchos proyectos sobre los chicos estudiantiles, hubo cursos de capacitaciones para los jóvenes, estuvo el proyecto ‘Mi salud’, donde los médicos iban casa por casa y atendían a cada familia. Estuve solo dos semanas en Bolivia este año y vi todo eso, el cambio que hubo, nunca había pasado eso.” 

La principal preocupación es el origen y el pasado de los dos principales opositores a Evo Morales y las caras visibles del golpe, tanto el principal candidato opositor Carlos Mesa, como el líder cruceño Luis Fernando Camacho, “Lo que le pido a todo el pueblo boliviano es que tenga memoria, que busque en los archivos quién fue Mesa, y este señor Camacho que está velando por sus intereses”, ruega Lugones. 

Los vecinos también destacan como responsables del golpe a los intereses económicos de Estados Unidos sobre los recursos de Bolivia, no solo el gas, sino que también dispone de la reserva más grande del mundo de litio. “Hay muchos intereses que vienen por atrás que de a poco van a comenzar a hablar, se vienen noches oscuras para Bolivia.  Pero bueno, hay gente que prefiere esas noches oscuras, hay que aguantar y hay que resistir, no solo en Bolivia.”

David cuenta que en su casa se armó el día domingo un pequeño bunker con integrantes de “Mugica Conecta” siguiendo minuto a minuto las noticias de Bolivia, la empresa busca romper el cerco mediático en el barrio. “Nosotros respetamos la democracia, entendemos la democracia, pero no bancamos los golpes de Estado y esto es un golpe de Estado.” Para David Lugones esto se trata de un ajuste de cuentas a los sectores más pobres y pertenecientes a pueblos originarios. Se refiere a incidentes de la marcha de la oposición donde se intentó arriar las banderas Whipala de los edificios públicos en los principales centros urbanos, la bandera que representa las distintas etnias y considera un símbolo de la plurinacionalidad.  “Ojalá que podamos todos alzar la bandera de whipala que es lo que esta gente no pudo tolerar tanto tiempo, vos fijate que bajaron en todas las instituciones de Bolivia lo que es la bandera de whipala”.

Selva y dolor

Selva y dolor

Más de medio millón de hectáreas ya ardieron en el Amazonas desde que se desató el incendio.

Como dice la letra de “Earth Song”, de Michael Jackson, “es el útero del planeta” que se extingue y sólo quedan cenizas. Aquel videoclip de ficción ahora es la vida real. Desde el 10 de agosto pasado, más de medio millón de hectáreas están ardiendo sin parar, la mayor parte de ellas en el Estado brasileño de Mato Grosso y la Chiquitanía en Bolivia.

La protesta ante la delegación diplomática brasileña fue convocada por el colectivo Climate Save Argentina, del que forman parte organizaciones ecologistas y voluntarios independientes de todo el país. Bajo el hashtag #ActForAmazonia, invitaron a los usuarios a sumarse en las redes y  señalaron que los incendios en Brasil han aumentado un 83% respecto de 2018 a causa de la deforestación y la sequía.

En el microcentro porteño unos adolescentes sin banderas gritaban “¡Ni un grado más, ni una especie menos!”, en referencia a que el cambio climático ha hecho que la selva se vuelva más inflamable y una trampa mortal para cientos de animales autóctonos al borde de la extinción. A lo lejos se veían las whipalas flameando y se escuchaban sicuris. La calle Cerrito al 1350, sede de la embajada, estaba cercada por la policía, rodeada de fotógrafos y móviles de noticieros.

«El agronegocio es un incendio y no vamos a salir de ahí rezando» dijo Soledad Barruti, una de las convocantes.

En la movilización se encontraba Soledad Barruti, autora de Mala Leche y Malcomidos, dos libros que han denunciado la catástrofe a la que conduce la agroindustria y la incidencia de la publicidad en la alimentación de las familias argentinas, más allá de cualquier consideración por la salud. Desde su Instagram, donde tiene más de 81 mil seguidores, había convocado a la marcha: «El agronegocio es un incendio y no vamos a salir de ahí rezando. Hay que cambiar nuestros hábitos. La comida es un acto político. Nos vemos mañana en la Embajada de Brasil», posteó.

Allí, al día siguiente, había una pancarta en alto con una pregunta: “¿Sabías que para producir 1 kilo de carne vacuna son necesarios 15.000 litros de agua?”. Algunas personas intercambiaban contactos para mandar fondos a las zonas más afectadas. Un muchacho con la cara pintada, llevaba un cartel en el cuello que decía: “Amazonas 17 días quemándose”. Unas compañeras se acercaron a él con un marcador para que corrigiera los días: 18 (y contando).

Los medios masivos, en un principio, no le dieron cabida en sus agendas al incendio. Debieron explotar las redes, a través de cuentas personales, para que la comunidad internacional tomara conciencia de la tragedia. Periodistas de canales de TV defendieron los “chaqueos” –la quema de pajonales para renovar los cultivos–, “suelen ocurrir y se potencian en agosto y septiembre por el clima seco y la falta de lluvia”, remarcó uno de ellos. El colmo fue un video viral donde el mandatario brasileño Jair Bolsonaro declaró que “los incendios podrían haber sido potenciados por las ONG porque han perdido dinero, con la intención de traernos problemas».

A los dislates de Bolsonaro se sumó la tardía reacción de su par de Bolivia, Evo Morales, cuyo proyecto económico –tal como está planteado hasta hoy– parecería haber tocado un límite y debería ser reformulado dado el pasivo ambiental que está generando. Por caso, la política de incentivar la ganadería vacuna indiscriminadamente es contradictoria con la Ley Madre Tierra a la cual adscribe el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS).

«Hace un mes, el gobierno ha dictado el inconstitucional decreto N° 3973 que permite las quemas controladas en áreas que no son para la agricultura, eso quiere decir que están rompiendo el suelo para uso forestal. Un mes después comenzó esta catástrofe. Es prácticamente un acuerdo con los ganaderos, la agroindustria y Evo Morales. También proporcionó tierras a la Confederación de Comunidades Interculturales y ellos no saben manejar el bosque, han empezado a lotear y han encendido el fuego. Hay miles de focos de calor», explicó, en diálogo con ANCCOM, el biólogo Alfredo Romero Muñoz.

Bolsonaro acusó a las ONG por los incendios, un verdadero disparate.

Desde Berlín, donde realiza su investigación doctoral en la Universidad Humboldt –estudia en particular los impactos de la deforestación y la cacería de fauna–, Romero Muñoz sostuvo que «el gobierno busca el crecimiento económico en vez de buscar la paz social, y lo hace siguiendo el peor camino: producir carne vacuna para exportar a China y a Rusia”, y añadió: “Si seguimos así nos tenemos que despedir de cualquier árbol. Para el 2050 perderíamos 38 millones de hectáreas con las leyes números 337 y 1098”. La primera establece una amnistía para los desmontes que se hayan ejecutado sin autorización entre el 12 de julio de 1996 y el 31 de diciembre de 2011, y la segunda (sobre aditivos de origen vegetal), promueve el ingreso de Bolivia en la era del etanol y la producción de biocombustibles.

“En Bolivia hace años que se deforesta mucho, pero el año pasado ha sido uno de los cinco que más lo ha hecho en el planeta, 350 mil hectáreas más que el 2017; y esta semana un millón”, se quejó Romero Muñoz y concluyó: “Esto es una tragedia».

“Antes gobernaban los gringos, ahora gobernamos los indios”

“Antes gobernaban los gringos, ahora gobernamos los indios”

El presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma sonríe

El viernes a las 17:30, el presidente boliviano Evo Morales descendió de su avión privado en el Aeroparque Jorge Newbery para dirigirse inmediatamente al Consulado General, donde fue recibido por miembros la colectividad boliviana. Dos horas más tarde, los transeúntes que paseaban por el barrio de Congreso, se preguntaban por qué la zona sonaba a fiesta. Era un conjunto de sikuris, que daba la bienvenida al Presidente, con melodías de carnavalito.

Un rato después, en Sarmiento 2037, sede de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), lo esperaba otro grupo de personas, compuesto por particulares e integrantes de diferentes comunidades bolivianas y movimientos sociales que se acercaron para asistir al acto en el que se le entregaría el Doctorado Honoris Causa o con el simple pero intenso deseo de “saludar a Evo”, como dijo María Laura, perteneciente la comunidad sariri.

En las instalaciones de la Universidad se apreciaban juntas la bandera blanca y celeste, la del Estado Plurinacional de Bolivia, la wiphala, y la bandera de la reivindicación marítima.

Cuando Morales entró al auditorio, comenzaron los aplausos y el llamado del erke, el instrumento andino típico en las celebraciones públicas, que se escucharía de cuando en cuando, mientras se realizó la distinción.

Auditorio lleno de integrantes de diferentes comunidades bolivianas y movimientos sociales que se acercaron para asistir al acto en el que se le entregaría el Doctorado Honoris Causa a Evo Morales.

El rector de la Universidad, Nicolás Trotta, dio un discurso breve de bienvenida y luego pasó la palabra a Evo Morales, quién comenzó por nombrar los logros de su gestión, ya que Bolivia ocupa el primer lugar en crecimiento económico en América Latina. “Fueron gracias a la lucha contra la colonia”, aseguró Morales y agregó: “Ahora tenemos un Estado Plurinacional, digno y soberano”.

En más de una ocasión habló de estar en contra del imperialismo: “Antes gobernaban los gringos, ahora gobernamos los indios”. También manifestó la importancia de reconocer a “los enemigos de afuera” y recordó: “Los imperios de turno nos dividían para dominarnos democráticamente o con golpes militares”.

Morales rememoró la nacionalización de los hidrocarburos y la “Guerra del Agua”, ocurrida en la ciudad de Cochabamba en el año 2000, para reflexionar sobre los servicios básicos, los cuales, enfatizó: “Deben ser un derecho humano y no un recurso privado”.

Finalizó con un llamamiento a los latinoamericanos: “Para unirnos como pueblo y seguir recuperando la Patria Grande”.

“Para unirnos como pueblo y seguir recuperando la Patria Grande”. dijo el presidente boliviano Evo Morales.

El acto terminó con el abrazo de Morales y Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

El diplomático de la Embajada boliviana, Rommel Uño Martínez, expresó para ANCCOM, que la conferencia de prensa programada para más tarde, se había cancelado por cuestiones de protocolo: “Queremos evitar ciertas preguntas, por la distancia que ya existe entre las relaciones de Bolivia y Argentina y las diferencias ideológicas, no teniendo, hasta la fecha, una reunión bilateral”.