La película que sigue rodando

La película que sigue rodando

A 40 años de su estreno, «Esperando la carroza» regresa a la pantalla grande en su versión remasterizada. Un recorrido por la historia de un clásico que no pierde vigencia.

“En Esperando la Carroza uno no ve una película de época, sino la realidad”, afirma Diana Frey, productora del film. La frase resume el espíritu de esta comedia que, cuatro décadas después de su estreno, vuelve a las salas desde este jueves, ahora con una versión remasterizada.

Dirigida por Alejandro Doria y basada en la obra de teatro del uruguayo Jacobo Langsner, la película retrata un almuerzo familiar que se ve interrumpido cuando desaparece Mamá Cora, una anciana de la cual ninguno de sus hijos se quiere hacer cargo. Mientras se desarrolla su búsqueda, afloran la desesperación y viejos resentimientos que dejan al descubierto vínculos marcados por tensiones económicas, prejuicios y mandatos familiares.

A lo largo de noventa minutos, grandes intérpretes del cine y el teatro como China Zorrilla, Luis Brandoni, Antonio Gasalla, Betiana Blum y Villa construyen personajes tan entrañables como contradictorios, que marcan el tono tragicómico de la película. Julio De Grazia, Lidia Catalano, Juan Manuel y Andrea Tenuta y la participación especial de Enrique Pinti y un joven Darío Grandinetti terminan de completar la escena familiar y contribuyen a intensificar el caos que se desata entre todos los partícipes de la historia. “Fue una bendición haber sido parte de esta película y también poder disfrutarlo mientras estoy viva”, manifiesta Villa.

La familia argentina en su máxima expresión

La historia pertenece al grotesco criollo, un género cuya creación se le atribuye a Armando Discépolo y que mezcla lo popular con lo absurdo y lo costumbrista con lo trágico. La contención familiar no obtenida y la ausencia de dinero son algunos de los temas que aparecen en este estilo de narraciones además de las locaciones que remiten a un ambiente cotidiano como una vivienda familiar o las calles del barrio. “La película se impregnó en el ADN cultural de la Argentina porque en todas las familias existe una posibilidad de verse identificada”, asegura Frey.

El film también funciona como guiño a La Nona, pieza teatral y cinematográfica estrenada en 1979 basada en el texto de Roberto Cossa, en donde una familia intenta satisfacer las demandas alimenticias de una abuela que se convierte en una carga imposible de sostener. Aunque ambas parten de los resabios de una sociedad marcada por las crisis económicas de la década del 70 y 80, en Esperando la carroza el foco está puesto en el egoísmo, el desprecio a la vejez y las tensiones familiares. “La película es un éxito porque retoma ciertas cuestiones de la cultura popular y pone el foco en la hipocresía social”, sostiene Villa.

Doria tenía en claro quién quería que personificara el personaje de Mamá Cora: la reconocida actriz Nini Marshall. Pero cuando ella se negó, rápidamente tuvieron que salir a buscar otra alternativa. Fue en ese momento que a Frey se le ocurrió que Antonio Gasalla –a quien había visto en el teatro en la piel de una señora mayor– podría ser una buena opción. “El personaje no era para un hombre, sino que era un papel para una mujer pero que lo haya interpretado Gasalla hizo que la película fuera menos dura”, admite Frey. Para la productora, que el dolor se haya vuelto parodia fue lo que permitió que los espectadores hayan podido empatizar con la historia y reído de lo que en otro contexto hubiese sido imposible.

De película subestimada a clásico indiscutido

Si bien hoy es considerada como una de las mejores producciones del cine nacional, en su estreno recibió críticas muy duras por parte de la prensa especializada y estuvo a punto de ser levantada de la cartelera por ser considerada demasiado grotesca. Sin embargo, lo que no logró en su lanzamiento lo conquistó en años posteriores, con repeticiones televisivas y con un creciente grupo de seguidores que hicieron de la película una experiencia colectiva.

Quizás el mejor ejemplo sea el tour carrocero, un recorrido gratuito organizado por fanáticos, en el que un domingo por mes, decenas de personas se reúnen en la casa chorizo ubicada en el barrio porteño de Versalles –que en 2011 fue declarada Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires– para visitar locaciones icónicas de la película, acompañados por intérpretes que representan las escenas en vivo. “Me parece una cosa increíble, no puedo entender de dónde viene tanta devoción”, confiesa Frey.

Esperando la carroza logró lo que pocas obras consiguen: trascender el cine y convertirse en un ícono de la cultura popular argentina. “Esta película es un excelente resultado artístico porque todo fue perfecto: desde el vestuario y la escenografía hasta el montaje y las actuaciones”, asegura Villa.

“Yo hago puchero, ella hace puchero. Yo hago ravioles, ella hace ravioles”, “Tres empanadas” y “¿A dónde está mi amiga?” dejaron de ser líneas memorables para convertirse en frases capaces de inmiscuirse en cualquier charla sin necesidad de otorgarles un contexto y,aun así, ser entendidas a la perfección.

A cuatro décadas de su estreno, la pieza sigue más vigente que nunca. No sólo logra atravesar generaciones, sino que interpela, conmueve e invita a reconocernos –y reírnos– de nuestras propias miserias.

 

El reestreno de Esperando la carroza está previsto para este jueves 8 de mayo en distintas salas del país.

Una carroza distinguida

Una carroza distinguida

El Tour Carrocero, organizado por los fanáticos de la película Esperando la Carroza, fue distinguido de interés cultural por la Legislatura porteña. Un paseo por el barrio que el film convirtió en mítico.

En una mañana de otoño, y como no podía ser de otra manera, domingo, se juntaron en la plaza del barrio porteño de Versalles, varias decenas de personas para disfrutar del Tour Carrocero, una iniciativa que comenzó con un grupo de fans muy aguerridos del clásico del cine argentino Esperando la carroza.
A pesar de ser un día bastante fresco, mucha gente se acercó con el mate y el termo para disfrutar de este recorrido tan especial.

Matías Altamore de Francesco, vecino del barrio de Versalles a cargo del tour, contó a ANCCOM que los eventos “carroceros” se hacen desde el 2018. Al tour se suma la proyección de la película en un centro cultural y la puesta en escena de la obra de teatro de Esperando la Carroza. En esta ocasión, el recorrido se realizó para conmemorar los 38 años de la icónica película y para celebrar la distinción de Declaración de Interés Cultural por parte de la Legislatura Porteña, para el colectivo carrocero.

A partir del 2022 comenzaron a realizar el tour una vez por mes, a través de una convocatoria desde sus redes sociales, principalmente su instagram. Matías dijo que para él, Esperando la carroza es todo: “Es el barrio donde nací y me crié, es un grotesco rioplatense”. Al preguntarle cuál es su frase favorita, confesó que se le hace difícil elegir una. Pero se inclina por: “No se juega así con los sentimientos de la buena gente, hijo de puta”, del personaje interpretado por China Zorrilla.

Alrededor de las 11 de la mañana, las personas se concentraron en la glorieta de la plaza de Versalles, en donde el legislador porteño Juan Pablo Arenaza, quien hizo entrega del diploma de Declaración de Interés Cultural. El funcionario reconoció que Esperando la Carroza es una película clásica del cine nacional que hasta hoy ha atravesado muchas generaciones y se declaró un fan del film. Aseveró, además, que la Legislatura votó este reconocimiento por unanimidad.

Por su parte, Matías junto a su compañero Marcelo, agradeció a todos los presentes y afirmó que esta mención especial “no es para mí, sino para todos los carroceros”.

Luego del pequeño acto homenaje, el guía carrocero invitó a las personas a acercarse a ver y tomar fotos con un mural en donde se puede ver a la mítica Mamá Cora, de Antonio Gasalla. Además, contó que se trata de un proyecto en el que están trabajando, donde buscan pintar varios murales en distintos puntos de Capital Federal y algún lugar de la provincia de Buenos Aires en homenaje al film.

Entre quienes se acercaron a hacer el tour se podía escuchar cómo reproducían diálogos de la película mientras reían y conversaban. Gente de todas las edades disfrutó de un «domingo muy especial», como dice Nora -interpretada por Betiana Blum- en la película.

La primera parada fue en la mítica plaza en donde se filmó la escena de Mamá Cora, junto a los viejos del barrio (vecinos reales) yendo al funeral de “la húngara” y la escena entre Nora (Betiana Blum) y Susana (Mónica Villa), cuando “se sacan las caretas” y hablan de infidelidades.

 

El recorrido continuó por las calles de Versalles, mientras los fanáticos de la película iban reconociendo algunos lugares y recordando distintos momentos del largometraje. Aterrizaron en la casa del hermano Antonio Musicardi, interpretado por Luis Brandoni y su esposa, Nora. En una pequeña vuelta a la manzana, los carroceros se toparon con la terraza de la Dominga, el personaje de Cecilia Rossetto, que le pide a la vieja Mamá Cora que cuide al Oscarcito por dos horitas. Y justo en frente, lo que ellos llaman “el templo carrocero”, la casa donde transcurre gran parte de la historia, en donde viven Elvira (China Zorrilla), Sergio (Juan Manuel Tenuta) y Matilde (Andrea Tenuta). En la casa actualmente vive Flavia, quien en diálogo con ANCCOM dijo que se siente halagada de que su casa sea icónica por esta divertida historia, le gusta que las personas se acerquen a sacarse fotos junto a la puerta de los Musicardi. Porque es un “ícono del cine nuestro”. “Fue hermoso ver cómo se hace cine, desde adentro recuerda-. Eso fue lo que más me gustó. Esa experiencia es lo que más rescato”.

Flavia que rememora con mucho cariño la película, hasta ahora nunca abrió las puertas de su casa para recorrer el interior, debido a que aún vive allí. Sin embargo, asomó la esperanza y dijo que quizás se cumpla el sueño carrocero, para el festejo de los 40 años del estreno.

Siguiendo con el tour, entre los carroceros se encontraban Mónica Frolli en el papel de una divertida Nora y Paula Belén Viola llevando orgullosa una remera de Susana e interpretándola también. Ambas divirtieron a la gente haciendo la escena de la plaza en donde la nuera más joven de Mamá Cora acusa a su cuñada de engañar a su marido.

Entre risas Mónica y Paula también confesaron ser carroceras sin saberlo, por el simple hecho de mirar la película y saberse los diálogos de memoria. Ambas se conocieron en un encuentro de fanáticos y enseguida se reconocieron en los respectivos personajes que interpretan. A partir de allí forjaron una gran amistad y disfrutan de encontrarse en este barrio de la ciudad, tan escondido para muchos.

Tanto Paula como Mónica aseguraban que es un orgullo ser parte de este grupo. La actriz que interpreta a Nora en el tour dijo en diálogo con ANCCOM: “Para mí es una joya del cine nacional que no debe morir. Y el día que Mati o Marce no estén, tiene que seguir esto alguien joven, que no muera”.

Mientras que la fan de Susana rescataba la cantidad de jóvenes que asiste al evento, como su sobrina, que ya de muy pequeños conoce este film y se sabe las escenas de memoria. “Yo no sabía que era carrocera, yo repetía los diálogos sola en mi casa. Cuando encontré este grupo, dije guau qué bueno. Esta peli es una parte muy nuestra.”

Durante el recorrido, Matías fue contando algunas curiosidades de la película: que fue muy casera y los vecinos prestaron desde una maceta hasta un loro para que actuara. Otro gran dato es que Darío Grandinetti, quien interpretaba a Cacho, es un hincha apasionado de River y sin embargo por única vez se atrevió a ponerse una camiseta de Boca. La excusa fue hacer un personaje muy tonto y provocar a los xeneizes.

Para finalizar el recorrido, los carroceros y los curiosos se volvieron a juntar en la plaza que fue la primera parada. Allí, entre risas y aplausos, decidieron entre todos interpretar la última escena: Mamá Cora y los viejitos caminando a paso ligero y agarrados de los brazos. Quienes se animaron se posicionaron en el centro de la plaza y recrearon el final de la película, mientras muchos otros filmaron la llegada.

Si bien el tour culminó allí, quienes querían pudieron acercarse al club social  “Luz del Porvenir” para ver la proyección de la película y disfrutar de alguna comida casera. Finalmente, por una módica entrada se podía acceder a la obra de teatro Esperando la carroza, el vodevil, una adaptación del guión original.

Realmente “qué duda cabe” de que se trató de un muy divertido domingo para todos los que se acercaron a recorrer las locaciones de esta tan querida obra nacional.

Los espectadores de una película que se convirtieron en protagonistas de otra

Los espectadores de una película que se convirtieron en protagonistas de otra

La casa de Versalles donde se filmó Esperando la Carroza cuenta con una placa conmemorativa colocada por la Legislatura.

Esperando la carroza, el clásico del cine argentino dirigida por Alejandro Doria, contó con un bajo presupuesto y gran parte del rodaje se realizó en apenas una manzana en el barrio de Versalles. Sin embargo, su influencia se expandió por todo el país con frases como “yo hago puchero, ella hace puchero, yo ravioles, ella hace ravioles”, “qué duda cabe” o “tres empanadas para dos personas”.  El fanatismo por la película depertó las juntadas temáticas en las que participan miles de personas y que desembocó en un documental estrenado la semana pasada bajo el título de Carroceros.

En diálogo con ANCCOM, el cineasta Mariano Frigerio explicó que en principio su idea era hacer un cortometraje, pero al acercarse a la casa junto con la productora y guionista Denise Urfeig se encontraron con un mundo de fanáticos autodenominados “Carroceros”: “Nos llamaba la atención que el fanatismo en el país está siempre asociado al deporte y no a una serie o película, por eso, desde primer momento nos dimos cuenta que la historia de los carroceros era lo que queríamos mostrar”.

Al buscar en las redes sociales, ambos se encontraron con grupos de miles de carroceros, como la Asociación de Enfermitos de Diálogos de «Esperando la Carroza», la Asociación de Fanáticos de “Esperando la Carroza” en HD, ambos con más de 20 mil suscriptores y Esperando la Carroza Remasterizada, con 538.120. 

Los directores de Carroceros, Mariano Frigerio y Denise Urfeig.

A su vez, el documental Carroceros cuenta con la participación de los protagonistas que se asombraron al ver la locura de estos fanáticos por la película. Antonio Gasalla, incluso. aportó material inédito sobre el maquillaje para su inolvidable papel de Mamá Cora, protagonista del film.

A pesar de que la película original no había tenido buena aceptación y fue catalogada por la prensa como “grotesca” y “grosera”, Frigerio explica que fue esa misma crítica la que cobró sentido con los años, convirtiéndola en un fenómeno transgeneracional: “El humor negro y políticamente incorrecto también fue ganando terreno en la sociedad, hoy la mayoría de los carroceros son pibes jóvenes que les encanta reírse de los personajes por sus comentarios irreverentes y horrendos”.

El documental está disponible en la plataforma play.cine.ar donde la suscripción es gratuita y el alquiler del film es de 30 pesos. Se puede ver desde cualquier computadora o teléfono.

Mariano Frigerio, el director de Carroceros, junto a Antonio Gasalla, protagonista de Esperando la Carroza.