“Tenemos que seguir dando batalla”

“Tenemos que seguir dando batalla”

Además de ser psicóloga y trabajadora social, Eva Giberti recorrió los caminos del feminismo desde su adolescencia y lo sigue haciendo ahora, con sus vitales 89 años. Hace más de una década que integra el programa Víctimas contra las Violencias, en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y es autora de numerosos libros: Escuela para padres, Adopción Siglo XXI: leyes y deseos y Mujeres y violencias, entre otros. De convicciones fuertes, Eva habla pausado y de manera segura, tiene una mirada profunda y el pelo rojo como el fuego. Sentada en el sillón del escritorio de su casa, en la que vive desde hace más de 50 años, se dispone a contestar las preguntas de ANCCOM.

¿Desde cuándo comenzaste a identificarte con el feminismo?

Llegué visceralmente al feminismo. Ya desde niña y adolescente me reventaba que se diferenciara lo que podía hacer una mujer y un varón, me resistía absolutamente. Digo visceralmente, porque no había leído lo que empecé a leer después. A su vez, comencé a tener contacto muy tempranamente con Alicia Moreau de Justo, porque asistía a las conferencias y a las reuniones del partido socialista, que era el partido de vanguardia en ese momento, y Alicia era feminista. A la primera que escuché hablar de feminismo fue a ella. Desde el socialismo, que era también el feminismo tradicional, ella fue la primera luchadora en Argentina que hablaba de los derechos de las mujeres, que defendió el voto femenino, mucho antes que Eva Perón. Después empezaron las lecturas y los contactos muy tempranos con mujeres que militaban en el feminismo, por ejemplo Hilda Rais y paulatinamente me fui adentrando en esos grupos.

¿Y cómo eran esas primeras experiencias feministas?

Eran brotes, no eran movimientos organizados, eran pequeños grupos que se reunían en distintos lugares, pero no era todavía el feminismo organizado, que empieza bastante más tarde, en la década del 60. En ese momento, todas las que nos decíamos feministas éramos raras, locas, enemigas de los hombres y una no podía decir que era feminista. Era difícil, serlo o decirlo, lo decíamos entre nosotras, en los grupos en los que nos atrevíamos a militar, porque ni en casa, ni en la escuela, ni en la universidad se podía decir, aunque se hablaba, pero una se arriesgaba a una mala contestación o una burla. Esto nos significó un entrenamiento en la resistencia. Lo que se ve hoy en día, de no retroceder ni un paso, y estar convencidas de lo que hay que hacer, pasaba en los primeros grupos feministas. No se renunciaba a nada, se insistía, así se avanza y se organizan las gestas revolucionarias, ni un paso atrás, esa es siempre la consigna.

¿Qué recordás de aquellos momentos?

Eran los tiempos en los que se pensaba que había que casarse y tener hijos, de manera que ser feminista era conflictivo, y contradictorio, no se podía pensar en tener novio y ponerse hablar de feminismo, ni decirle al que iba a ser tu marido: “Vos tenés que hacer las tareas de la casa, no ‘colaborar’”. Eso no se podía, ni se soñaba. Algunas mujeres nos decían que pretendíamos cambiar el mundo. Y sí, justamente, lo que queríamos era cambiar el mundo y seguimos pretendiendo cambiarlo.

¿Cuándo comenzaste a escribir específicamente desde una perspectiva feminista?

Empecé a escribir acerca de feminismo desde que publiqué Escuela para padres, en la década del 60. Escuela para padres fue un fenómeno social en Argentina. Comencé a plantear ahí el feminismo. La idea era rupturista, meter ese concepto en Escuela para padres era algo que el psicoanálisis, ni por casualidad, hubiera introducido. Dentro de esta colección, escribí varios artículos que son de corte netamente feministas y que resultan raros, acerca de qué era, y de lo que se podía en esa época declarar, porque era el feminismo original, no era el actual, que tiene la característica de ser un movimiento. Yo explicaba por qué las mujeres debían trabajar fuera del hogar y por qué no eran inferiores que los hombres, qué significaba el trabajo no reconocido como tal dentro del hogar. Eran textos decididamente provocativos para la época, desde el punto de vista de lo que significaba la educación, que era totalmente autoritaria. Toda Escuela para Padres es una lucha y pelea contra el autoritarismo, lucha y pelea que yo mantengo actualmente, es cromosómico pelearme contra el autoritarismo.

¿Trabajaste el tema del aborto?

El tema del aborto era un tema central, también desde aquellos momentos. Escribir sobre aborto era decididamente indecente. El primer artículo grande fue en 1985, antes habían pasado muchos años, pero ni se soñaba con hablar de aborto. No se hablaba, no se tocaba, y una, por discreción, no avanzaba con el tema porque sabía que iba a una discusión con personas con las que una no quería enemistarse por razones de convivencia. Ese primer artículo lo escribí para la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), y me costó un dolor de cabeza, porque se empezaron a enojar otros miembros de la Asamblea. Provocó que la gente que no estaba coincidiendo conmigo, armara lío. Esa fue la primera experiencia que tuve y la sufrí en carne propia, porque me di cuenta cómo realmente te atacan y te dicen que vos no podés escribir sobre eso y que está mal visto. El último artículo que escribí es realmente duro y es sobre adopción. Escribí sobre qué es ese disparate de que las mujeres tengan un hijo y lo den en adopción. No tienen idea lo que significa entregar a una criatura en adopción.

¿Cuál es el problema de la adopción en Argentina?

El problema no es la Ley de Adopción, sino los padres que desde Buenos Aires se van al interior, arreglan con los jueces de provincia y se vienen con el bebé legalizado en la provincia, ese es el negocio. Se traen a los chicos de Misiones o de Salta y se saltean el registro de Ciudad de Buenos Aires. Siempre hay arreglos, el problema son los propios adoptantes que tienen dinero para irse a pasar una semana en la provincia, porque si no, tienen que esperar ocho años y no quieren esperar, son historias muy largas.

¿Existe el instinto maternal?

No, no existe. Lo gracioso del caso es que quienes inventaron el instinto maternal fueron los teólogos. Entre el 1500 y 1600, en Europa, las mujeres habían dejado de amamantar a los hijos y se quedaban trabajando al lado de los maridos en los campos. Había muchas pobres en Europa, que tenían los hijos porque no sabían cómo no tenerlos y luego los entregaban a las amas de cría y los chicos se criaban con ellas, hasta el año. Después se los devolvían, pero la mitad de esos niños morían. En el ejército sacaban la cuenta de que se quedaban sin varones y se empezaron a preocupar, entonces llamaron a los teólogos para resolver el problema. Los religiosos inventaron lo del instinto maternal y dijeron que las mujeres tienen que amamantar a sus hijos y estar con ellos, porque si no la madre no se hace cargo de su parte animal. Los animales se convirtieron en el modelo. Le metieron en la cabeza eso a las mujeres, así como nos metieron en la cabeza que tenemos que limpiar los pisos, atender al marido y estar preciosas. A las mujeres, como hay un significativo porcentaje que quiere y amamanta a sus hijos, nos resultó muy fácil creernos lo del instinto maternal, pero además por otra razón básica, elemental y terrible, porque todos necesitamos creernos que alguien alguna vez nos quiso. Es terrible descubrir de adulto o de niño, que ni siquiera tu madre te quiso, entonces si hay un instinto, ni tu madre te puede haber fracasado. Es una garantía para todos los que crecimos, el pensar que, por lo menos nuestra madre, nos quiso.

¿Qué significa para una mujer interrumpir un embarazo?

Es algo complejo, para alguna mujer puede ser traumático y para otra un alivio infinito. Aunque no sea doloroso es complicado, es jodido, es decir, vos estás totalmente convencida, pero el solo hecho de entrar al quirófano es molesto. Pero, ¿vos te crees que vas a llorar por un hijo que no tuviste? ¿De qué me están hablando? Te hiciste un aborto porque te mandaste la farra, porque te descuidaste, porque las pastillas no te funcionaron, porque ya tenías tres chicos y no querías cuatro o porque tenés doce años y tu tío te pasó por encima. ¿De qué hijo me estás hablando? Hablemos de aborto, en serio.

¿Cuál es tu mirada con respecto a la educación sexual?

Estuve en la creación de la Ley de Educación de Sexual y, yo por supuesto siempre provocando la ruptura, planteé que en el proyecto de ley se incluyera trata de personas y prostitución. Se pusieron como locos: “¿Cómo vamos a poner trata de personas?” Entonces, tuve que explicar: ¿De dónde creen que en Salta aparecen las primeras víctimas de trata? Son niñas de once y doce años, son las escolares que se llevan. Por eso las que tienen que leer qué es la trata de personas, son esas niñitas. Fue una discusión, que la peleamos y la ganamos, porque era necesario. Sacamos la ley tal como queríamos, con trata de personas y prostitución. Esa ley que fue maravillosa, fue resultado de dos años de discusión, aunque yo no estuve en los dos años. Yo entré a debatir en la síntesis definitiva.

¿Por qué no se aplica?

Porque la Iglesia se opone, en Salta, por ejemplo, ni se usa.

¿Cuál debería ser el lugar del hombre frente a la decisión de la mujer de abortar?

En primer lugar, usar preservativo, para no decirte que se haga una vasectomía que es complicado. La recomendación para el varón es aguantarse y usar preservativo. Si con su pareja aparece un embarazo y ella decide abortar, acompañarla. Hacerse cargo de la situación.

¿Esperabas la media sanción en Diputados y la negativa en el Senado?

En Diputados me la esperaba, y también sabía que no iba a salir, porque el curita del pueblo iba a reventar las cabezas de las chicas del pueblo, y las chicas del pueblo son las senadoras. Las iba a nombrar en la misa, iba a decir: ‘Fulana de tal voto de tal manera’. Para eso el Papa Francisco llamó a todos los obispos y los puso en fila. Ahora hay que hacerle frente con otras armas. Sabía que no iba a salir por la Iglesia, escuchando a los senadores te dabas cuenta que era una cuestión de fe estar en contra del aborto y además porque había problemas desde el punto de vista de la objeción de conciencia de algunos médicos. Eso había que asumirlo, pero no tenía por qué estorbar la existencia de la ley o producir un cambio y hacer otro tipo de reglamentación.

Cómo pionera de la militancia feminista en Argentina, ¿pensabas que se iba a dar el movimiento por la legalización del aborto que se fue gestando en estos últimos años, marcha tras marcha?

No, no. Ni cuando empezamos, ni hace tres años, ni leyendo todos los viernes Página/12, todo el suplemento, me hubiera imaginado que se veía el movimiento de #Niunamenos. Ya habíamos estado en la calle gritando, pataleando y denunciando, pero no podía imaginar esto ni en sueños, porque #Niunamenos movió mucha gente, fue el mundo, ahí salimos todas a la calle en serio.

¿Qué te generó esa instancia?

Dije: “¡Por fin! Para algo sirvió estar juntas, para algo sirvió hablar”. Si hay una virtud que es revolucionaria, es la esperanza, es la más revolucionaria de todas las virtudes, porque no te deja retroceder. Y las mujeres fuimos esperanzadas, además somos técnicas en espera, tenemos una resistencia particular para esperar y seguimos testarudamente adelante y avanzamos aún más cuando se trata de situaciones históricas. Las Madres de Plaza de Mayo han sido un modelo que no retrocedió en la espera y ni te cuento las Abuelas. No retrocedieron ni un paso y así aparecieron los 128. Todas hemos estado esperando esto, sin conciencia de lo que esperábamos y por eso empujábamos. Seguíamos haciendo grupos y charlas y congresos internacionales y nos metimos en las grandes Asambleas. Naciones Unidas tuvo que meter un Área de la Mujer. Empujamos, hasta que, en medio de todas las organizaciones, absolutamente masculinas, machistas y patriarcales, nos instalamos. Las que hicimos punta de lanza, hemos sido las mujeres, porque nunca retrocedimos. Desde adentro hay que estar peleando, por eso nos metimos en los ámbitos de los partidos políticos, si no las chicas, eran las que pegaban los sobres para convocar a las elecciones, nada más, y con el aborto se trata de hacer exactamente lo mismo, ya hay que estar preparando las marchas para el 2019, y estar viendo cómo hacer frente nada menos que a la Iglesia. Tenemos que seguir dando batalla.

¿Te parece que este movimiento, que hoy tiene mucha efervescencia, va a seguir con fuerza?

Desde #Ni una menos esto fue creciendo muchísimo, por qué vamos a pensar que se va a achicar, sobre todo porque quienes están encabezando el movimiento lo están haciendo muy bien. Es gente que, como en todos estos movimientos genuinos, no hay quien les pague. Se va adelante, porque no hay quien esté poniendo subvención, esto es a fuerza de pulmón, de vida, y de esfuerzos, no dependemos de otra gente que no seamos nosotras mismas. Hay que mover a los y las jóvenes, mantener el fervor, y no la creencia, porque la creencia es peligrosa, podés creer en cualquier cosa. Hay que advertirle a la gente respecto de los peligros de la Iglesia y de la religión.

“Lo que vamos a sufrir este año y el próximo va a ser enorme”

“Lo que vamos a sufrir este año y el próximo va a ser enorme”

Agustin Rossi saludando a un vecino

El presidente del bloque del Frente para la Victoria de la Cámara de Diputados, Agustín Rossi, que la semana pasada oficializó su precandidatura a presidente de la Nación, admitió que “no solo me imagino gobernando con un gran endeudamiento, sino también con una inflación alta”.

Entre corridas cambiarias y empresarios “arrepentidos” de haber coimeado a funcionarios del gobierno anterior, propone la eliminación a la reforma previsional y el impulso  a la legalización del aborto. Sobre las denuncias contra la ex presidenta Cristina Fernández, dijo: “Puedo dar fe de su mirada celosa sobre el dinero público”.

¿Cómo ve la crisis económica que atraviesa el país?

Es una suma de decisiones, profundamente antipopulares, que va en contra del pueblo argentino y generan un daño social que todavía no nos imaginamos. Lo que vamos a sufrir este año y el próximo va a ser enorme. No es una tormenta, es producto de una decisión económica equivocada por parte del gobierno. Macri es un líder que carece absolutamente de sensibilidad social y esto se va a notar en los próximos meses.

¿Se imagina gobernando en una situación de crisis?

Sí. Me imagino no solo con el endeudamiento, sino también con tipo de cambio y una inflación alta, con una recesión importante y con un país empobrecido. A pesar de todo eso, creo que Argentina va a salir adelante. Superamos crisis iguales o peores que esta.

¿Qué propone para salir adelante?

Eliminaría la reforma previsional porque atenta contra los jubilados y los pensionados. Fijaría un programa de tarifas responsables, no pueden aumentar más que el salario. Buscaría evitar que se sigan fugando capitales en Argentina. Aplicaría una fuerte política industrial, promovería un proceso de sustitución de importaciones para favorecer a quien produce y a quien fabrica en Argentina y que eso tenga prioridad de ventas en nuestro país. Buscaría aumentar las inversiones en energía para lograr el autoabastecimiento. Defendería fuertemente el sistema educativo y la ciencia.

¿Qué lugar cree que tendrá la legalización del aborto en la campaña?

Seguramente todos los candidatos tendrán sus posiciones definidas. Si soy presidente voy a tomar una postura a favor de la ley. Sin embargo, no creo que el tema pueda definir la elección. Será un tema de debate, pero no predominante. Ya las posiciones son públicas, quizá tenga alguna influencia. Creo que las cuestiones económicas serán determinantes.

¿Le gustaría que se dé una interna entre los principales opositores?

Ojalá que se pueda dar una gran PASO opositora entre todos los sectores políticos que estén dispuestos a construir una alternativa frente al macrismo. Mientras la coalición opositora sea lo más amplia posible, mejor para los argentinos. Tenemos que tratar de representar a ese 70 por ciento que hoy es crítico de Macri.

¿Qué le pareció la decisión de varios de los senadores del PJ de no dar quórum para votar el allanamiento a las propiedades de Cristina Fernández de Kirchner?

Muchos valoraron que esa medida tiene más que ver con el circo mediático que con la búsqueda de justicia. Teniendo en cuenta todo lo que había pasado días antes con el allanamiento en el edificio donde vive la expresidenta, me parece que tomaron esa decisión en defensa del futuro, de las Instituciones.

¿Lo ve como un gesto de  acompañamiento a la mayor líder de la oposición?

Habrá que ver. Obviamente que hay un sentimiento de solidaridad para con quien fue nuestra presidenta durante ocho años. También hay una mirada muy racional y muy política de todos los senadores, de decir: “La verdad que no se entiende a esta altura para qué insisten con el allanamiento”. Es una medida procesal que tiene efectividad si es por sorpresa. La realidad es que hace tres semanas que están con este tema del allanamiento y lo cierto es que pareciese que no tiene ningún tipo de sentido. Creo que insisten con el allanamiento para seguir con el circo mediático que esto genera.

¿Cree que hay suficientes pruebas para investigarla?

Nadie está prohibiendo la investigación. La expresidenta se presentó frente al juez. El proceso sigue adelante. Lo único que nosotros decimos es que una cosa es la búsqueda de justicia y otra es el circo mediático. Cuando salió esta cuestión de los cuadernos un ministro le dijo a un periodista que escribe a favor del gobierno, Carlos Pagni: “Si no hay pan para el pueblo démosle circo”. Nosotros no nos queremos prestar al circo mediático.

¿Nunca vio bolsos con dinero que entraban a la Casa Rosada cuando fue parte del gobierno anterior?

(Con risas) No, si hubiese visto lo que dicen que tenía, hubiese denunciado. Yo fui dos años y medio ministro de Cristina. Administré el presupuesto con ella y puedo dar fe de la mirada celosa que ella tiene sobre la administración del dinero público y su exigencia alrededor de la transparencia. Estoy absolutamente tranquilo desde ese punto de vista. Todo lo que yo hice con la Presidenta fue con honradez y honestidad.

En un mes la empresa Ocean Infinity comenzará la búsqueda de los 44 tripulantes desaparecidos del ARA San Juan. ¿Lo entusiasma este nuevo intento?

Sí, siento que hay una respuesta que necesitaban los familiares. Espero que sea exitoso. Me parece que es una caricia al alma de todos los seres queridos que vienen luchando para eso.

El debate del aborto en twitter

El debate del aborto en twitter

Natalia Aruguete y Ernesto Calvo, dos especialistas en comunicación, investigan cómo actúa la red social Twitter en casos de conmociones públicas en Argentina. Ya lo hicieron con el caso de la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado; los tarifazos a los servicios públicos aplicados por el Gobierno de la Alianza Cambiemos; el fallo de la Corte Suprema que buscó reducir la pena a los genocidas de la última dictadura, más conocido como “2×1”, y ahora tratan el debate sobre la interrupción voluntaria de embarazo. ANCCOM dialogó con Aruguete acerca de cómo se llevan a cabo las investigaciones y lo que se logró ver en la red los días previos al 14 de junio, cuando en la Cámara de Diputados de la Nación se dio media sanción a la despenalización del aborto.

“Una de las cuestiones que tiene Twitter -explica Aruguete- es que permite acceder a la totalidad de los mensajes, ya que esta red social tiene toda su información pública. Facebook tiene una parte de esa información que es privada, entonces cuando uno quiere hacer un mapa de algún tipo de conversación o de algún tipo de intercambio de mensajes, no permite alcanzar los datos completos, en cambio Twitter sí”. Señala, además, que su investigación se basa en acontecimientos que se transforman en conmociones públicas y el tamaño de ese suceso marca el volumen de su trabajo: “La cantidad de tweets depende de qué tipo de conversación se plantee. Depende de la cantidad de mensajes que se genere alrededor de una determinada conmoción. Recuperamos la cantidad de tweets que surjan, en el caso de tarifazo, por ejemplo, había cerca de 700 mil tweets; en el caso Maldonado el período tomado fue desde su desaparición, hasta que fue encontrado el cuerpo, y había siete millones y medio de tweets. Nosotros no fijamos una cantidad exacta, surge a partir de la conmoción del caso”.

¿Cómo se analiza la construcción de la narrativa sobre el aborto?

Al igual que las otras investigaciones, analizamos el diálogo político que hubo alrededor del aborto legal en los últimos días, antes de la media sanción de la ley en Diputados. Así es como vamos viendo las interacciones entre los usuarios. Es decir, quiénes retuitean a quiénes. El análisis se centra en ese dato. Quiénes se retuitean mutuamente. Porque entendemos que el retuit puede ser muy posiblemente una reacción positiva entre quienes están emitiendo el mensaje o interactuando. Dentro de las reacciones que hay en Twitter, es decir, responder, ignorar, likear, o retuitear este último es el que muestra una mayor afinidad con el otro mensaje. Es el de mayor acuerdo con el mensaje, ya que lo repúblicas en tu muro.

Su investigación se basa en acontecimientos que se transforman en conmociones públicas y el tamaño de ese suceso marca el volumen de su trabajo.

¿Con que se encontraron en el caso de aborto? 

Lo que vimos primero es que la conversación había sido menos polarizada que lo que habíamos visto en el análisis de los otros casos. Cuando decimos que fue más polarizada de lo que estamos hablando es de que los usuarios que están de acuerdo con determinadas ideas interactúan y se retuitean entre sí, pero no interactúan con usuarios que están identificados con otro tipo de ideas y con otras posiciones políticas, es decir los que están ubicados del otro lado de la “grieta”, dicho simbólicamente. Lo que pasa es que se arman dos grandes comunidades que concentran a los usuarios ubicados en una o en la otra postura ideológico-política. Quienes interactúan lo hacen con los usuarios de una misma comunidad y es muy poca la interacción que existe entre comunidades. Por un lado, en una misma comunidad tenés dirigentes de distintos partidos, por lo cual ahí hay un corte transversal de la política, pero no tenés una polarización en el sentido de la conversación: que los dirigentes de Cambiemos o los dirigentes del Frente Renovador fueron para una burbuja, y los kirchneristas se fueron para otro lado, sino que la política quedó concentrada en una misma comunidad, junto con periodistas y medios. Eso es una manifestación muy importante de la caída de la polarización.  En segundo lugar, vimos muy claramente en los casos anteriores que había una alta jerarquía mediática, es decir los usuarios de más alto rango, aquellos que ya tienen una importancia por fuera de las redes sociales, también mostraban su importancia en términos de capacidad de que sus mensajes se propagasen dentro de las redes sociales. Es decir, los dirigentes políticos, los medios de comunicación tradicionales, los expertos que tienen muchos seguidores, etcétera. Esa jerarquía responde, entre otras cosas, a que esta sociedad de por sí es muy jerárquica.  Alguien puede ser seguido por muchos y no necesariamente seguir a muchos. Esto hace que los mensajes de un usuario importante tengan mayor capacidad de propagación que los mensajes que emite un usuario que no es importante. Esa jerarquía hace que haya disparidades en el flujo de la información en Twitter. Ese nivel de jerarquía no ocurrió en el debate del aborto.

¿Qué encontraron en los mensajes?

En los otros casos, los mensajes fueron muy virulentos con una discusión política muy fuerte. Había mucha chicana, trolls y mensajes que tienen que ver con dominar el terreno de conversación, más que generar una discusión que sea saludable. Los trolls tuvieron una alta importancia en el debate de otros casos. Un troll puede ser o no una cuenta falsa. Lo que quiere un troll, en general, es agredir a otro para callarlo, eso en aborto legal no ocurrió. Porque el tipo de mensajes que mayor nivel de viralización alcanzaron fueron mensajes que hablaban mucho las políticas públicas, encuadradas en términos de políticas de salud, pero además eran contenidos que no solamente tenían ese encuadre, sino que no agredían a los otros y eran contenidos propositivos. No eran chicanas, reproches a las acciones del otro buscando que quede en off side.

¿Qué pasó con los trolls?

La comunidad de los trolls quedó muy apartada de todo el resto de los usuarios. Los trolls suelen ser más o menos los mismos en todas las conversaciones, hay una masa de trolls más o menos estable en Twitter. En general están, lo que pasa es que acá sus mensajes de reproche, queriendo inhibir la conversación no tuvieron mucho alcance. Un mensaje tiene mucha propagación una vez que es muy retuitiado o tiene muchos likes, eso genera que se propague a otros amigos que están conectados reticularmente en Twitter. Si no tenés muchos likes o retuits esos mensajes quedan apagados para generar masa crítica en la conversación. Esa es una de las cuestiones que no tuvo espacio. Esos dos aspectos -la no polarización y que no fue jerárquica-, influyeron en cómo los trolls quedaron más renegados. 

¿Cuáles fueron los mensajes de mayor difusión?

La comunidad de aquellos usuarios que se manifestaron a favor de la legalización del aborto, días antes a la media sanción, tuvieron un tipo de mensajes mucho más saludable, más propositivo, más de política pública y fueron los mensajes que mayor nivel de difusión tuvieron. Y, al mismo tiempo, los tweets que mayor nivel de difusión tuvieron, fueron los que provenían de usuarios que no eran de tanta importancia y jerárquicos en Twitter, es decir, que no tenían tantos seguidores. Los mensajes que encuadran el aborto como una política pro derecho y política pública. Esos mensajes tuvieron que ver con dar información. Uno de los tweets más difundidos es de @inspiredkarla: “Estoy a favor de las dos vidas por eso es que voto a favor de la despenalización del aborto”, invertir el mensaje logra revertir el encuadre de las dos vidas y lo convierte en un encuadre por derecho.

«Los trolls suelen ser más o menos los mismos en todas las conversaciones, hay una masa de trolls más o menos estable en Twitter», dice Araguete.

¿Cuáles fueron las cuentas más activas, tanto de las que estaban en contra de la ley como de las que estaban a favor?

En el caso de aborto legal las cuentas que mayor actividad tuvieron en términos de activación de mensajes, de difusión, de generación de narrativa con sus mensajes fueron los usuarios de la llamada ola verde. Como por ejemplo fue el caso de @HistoriaEnFotos: “Después de tres décadas, ¡por fin Argentina hace historia!”. 

Expresan aspectos favorables de la ley: la situación económica, de salud, la cuestión pública. Hablan de cuánto se pierde en resolver las secuelas de abortos practicados ilegalmente, frente a lo que podría ser prevenirlos o hacerlos de manera legal en hospitales públicos. Más allá de salvar las vidas de las mujeres, que se practican un aborto ilegal. Todo ese tipo de cuestiones que tienen que ver con el financiamiento, o lo que implica practicarse un aborto, la argumentación de por qué no estás asesinando a nadie, o los que envían educación sexual, ese tipo de mensajes fueron los que mayor difusión tuvieron. Los otros mensajes generaban más disonancia cognitiva, es decir hay mensajes que te perturban cognitivamente por ende no los likeas o no lo retuiteas.

¿Y con respecto a los hashtag?

-Los hashtag con más difusión fueron  #AbortoLegalYa, #AbortoSeraLey y #AbortoLegalesJusticiaSocial . Generaron una activación en toda la red. Y los más negativos, los más anti aborto, fueron # NoAlAbortoEnLaArgentina, que quedaron más relegados a las interacciones entre la comunidad de trolls.  También #ParemosLaMovida, #SiALAVida, # SiALasDosVidas, #ArgentinaEsProVida 

El debate sobre el aborto en twitter, según señalan Aruguete y Calvo, fue diferente a los anteriores que analizaron. El caso aborto tuvo un bajo nivel de polarización donde entre las principales comunidades que se formaron el 43% representa los tweets que se manifestaron a favor del aborto, el 13% concentraron a los medios tradicionales y políticos y el tan solo el 9% representa a los trolls y a los sectores más conservadores, la “ola azul”. También se da una baja jerarquía mediática donde los tweets más difundidos fueron de usuarios con pocos seguidores. Los trolls con sus chicanas quedaron desplazados a mensajes de información de educación sexual y salud pública, o analizar y, o cuestionar aspectos de la ley.

 

“Los chicos crecen naturalizando una realidad muy injusta”

“Los chicos crecen naturalizando una realidad muy injusta”

Fernanda Miño, concejala de La Cava, mirando de frente a la cámara

En La Cava, corazón de San Isidro, apenas un muro o una calle –según el tramo– separa mansiones con amplios jardines y piletas de miles de casas sin cloacas ni conexiones seguras de gas, luz y agua. Fernanda Miño, nacida en ese barrio precario, se convirtió en las últimas elecciones en la primera vecina en acceder a una banca en el Concejo Deliberante local.

En 22 hectáreas, La Cava alberga a más de diez mil personas. Sus primeros habitantes ocuparon las zonas más altas, pero luego fueron poblando los terrenos más bajos e inundables, con presencia inclusive de napas freáticas. “El Pozo” es una de ellas y allí se encuentra la canchita de fútbol, intocable para los vecinos. “Cuando yo era chica este sector parecía una laguna, llena de juncos y ramas –recuerda Fernanda–. Cazábamos ranas e inventábamos historias de terror con manijas de ataúdes y dientes postizos que encontrábamos por ahí, porque todo esto se rellenó con tierra del cementerio. Esa es mi infancia y la de muchos”.

Madre de cuatro hijas, Fernanda ejerce la docencia en el único colegio del barrio, el Santo Domingo Savio, y transita su primer mandato como concejala de Unidad Ciudadana en el Concejo Deliberante de San Isidro.

Miño es nuestra guía por los angostos pasillos. A cada costado, se ven zanjas abiertas donde desagotan los desechos de las casas. Ahí nomás, unas niñas juegan en el suelo. Subimos y bajamos escaleras laberínticas que Fernanda conoce de memoria. La cumbia se entremezcla con las risas de chicos que pasan corriendo a nuestro lado y de vecinas que charlan puerta a puerta. Hasta que llegamos a destino: el patio de la casa de Fernanda, convertido hace ocho años en el centro de contención Embarriarte.

Fernanda Miño en el centro de contención Embarriarte, donde las paredes están pintadas y tienen un dibujo de Mafalda.

Fernanda Miño, nacida en ese barrio precario, se convirtió en las últimas elecciones en la primera vecina en acceder a una banca en el Concejo Deliberante local.

¿Cómo funciona este espacio?

Brinda apoyo escolar tres veces por semana a los chicos de primario y viernes y sábados a los de secundario. Recibimos entre 40 y 70 pibes. Si bien servimos la merienda, cuando alguien me dice que Embarriarte es un merendero yo digo que me baja el precio, porque nuestro gran desafío acá es darles contención desde la educación, apoyándolos en la diversidad de problemáticas familiares o del barrio que también traen en sus mochilas.

¿Reciben apoyo estatal o de alguna entidad?

Siempre lo manejamos bastante a pulmón, con la ayuda de colaboradores que fueron dando una mano. Para construir el piso de arriba, donde se dictan talleres y se está por formar una cooperativa de peluquería con un grupo de chicas trans y en situación de vulnerabilidad, sí recibimos apoyo. Fuera de eso o de campañas como la del colegio Santa Teresa del Niño Jesús, que nos brinda leche y galletitas para unos seis meses, el resto lo sostengo con mi marido y vecinos.

¿Cómo impacta la crisis en La Cava?

Acá vienen menos chicos a apoyo y cada vez más a merendar. La plata no alcanza. Ya no ves a las familias haciendo pequeñas mejoras en sus casas, está todo parado. Hoy estamos todos corriendo detrás del plato de comida, esa es la principal preocupación, y te quita tiempo y energía para volcarlo en otras cosas

¿Cuáles son las problemáticas más acuciantes?

Los servicios y el acceso a viviendas dignas. Todo lo que ves en el barrio, los pasillos, las conexiones de luz y de agua, lo hicieron los vecinos. La gestión municipal está ausente. Lo único que hace son convenios con Edenor o AySA para que no se impidan las conexiones y mantenernos “tranquilos”: si nos tenemos que pelear porque nos quedamos sin luz en todo un sector, que nos peleemos entre nosotros. Tampoco tenemos recolección de basura, la hace la gente, pero los contenedores no dan abasto y la basura se acumula, toma olor, las ratas se reproducen…

Un hombre caminando por un calle angosta, entre edificaciones precarias de ladrillos

En 22 hectáreas, La Cava alberga a más de diez mil personas.

¿Todas las conexiones las hacen los vecinos?

Exacto. Se juntan dos o tres familias para comprar en conjunto caños de agua y abaratar los costos. Lo mismo con la luz. El tema es que hay muchos que lo hacen sin saber y ahí aparecen los problemas. Hace pocas semanas explotó un poste de luz en Jorge Newbery y Neyer. Los chicos se quedan pegados, las casas se incendian, los pozos ya están al tope. Cuando preguntás a dónde fueron a parar los casi once millones de pesos que entregó la Provincia para obras de mejoramiento, como hice en el Concejo en una de las sesiones, no te responden. Es la impunidad que tienen por estar al frente del Gobierno municipal hace más de treinta años.

¿Qué repercusiones hubo en el barrio cuando te eligieron concejala?

Recibo mucho apoyo y respeto. Podría mudarme si quisiera pero elijo seguir viviendo acá. No sólo porque es mi lugar sino porque quiero transformarlo desde adentro. A veces una de mis hijas me pregunta si alguna vez nos vamos a mudar, para tener una calle. Es muy fuerte y me genera contradicciones, porque uno quiere lo mejor para sus hijos, pero, a la vez, trato de explicarles que es una cuestión de responsabilidad y compromiso por los que están y los que vienen. Acá los chicos se crían y crecen naturalizando una realidad muy injusta. Hay que empoderarlos y mostrarles que otra forma de vivir es posible.

¿Qué posibilidades se le abrieron al llegar al Concejo Deliberante?

Por un lado, me permitió generar contactos. Como integrante que soy del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) me ha tocado cruzarme y trabajar en conjunto con gente como Juan Grabois, una persona noble con la que siempre puedo contar. Desde mi espacio político, me acerqué a personas como [la senadora nacional] Teresa García, con quien consulto muchas de las iniciativas o decisiones a tomar. Creo que mi paso por la política es transitorio y quiero sacarle el máximo provecho para mi barrio. Para que se escuchen en el Concejo los reclamos de mis vecinos y para poder hacer algo al respecto.

Sillas de colores apiladas

En Embarriarte se brinda apoyo escolar tres veces por semana a los chicos de primario y viernes y sábados a los de secundario.

Formás parte de la oposición, ¿le ponen trabas?

Hace días pedimos cinco postes de luz. Le pedí al Municipio sólo el material, después los vecinos se encargan de colocarlos y hacer los tendidos eléctricos. Todavía no tuvimos respuesta. O como pasó la semana pasada, cambiaron al presidente del Concejo [desplazaron al edil vecinalista Carlos Castellano por Andrés Rolón de Cambiemos] y despidieron trabajadores por ser del vecinalismo o de Unidad Ciudadana, pero a los del oficialismo y del Frente Renovador no los tocaron. El entramado político no es sencillo. Hablar con alguien de Nación y que me diga que en mi barrio no va a pasar nada, que el proyecto del Organismo de Integración Urbana y Social (OPISU) es humo porque el intendente no quiere que se avance, es muy desalentador…

¿Cuál es el papel de las fuerzas de seguridad en el barrio?

La Gendarmería está parada en los puestos de entrada, no se mete. Te pueden estar robando o violando en el medio de la plaza que ellos no van a interceder porque “no tienen la orden”, están para hacer control vehicular o alguna recorrida. Si entran, lo hacen paseándose, como los de la policía local o “cascudos” –como les decimos acá–, con sus cascos y uniformes celestes, Ithaca en mano, ni siquiera enfundada.

¿Cómo es la situación con la droga?

Escuché hace unos días a la Gobernadora decir que más que un proyecto de integración, de lo que se trata es de una intervención de emergencia en los barrios populares porque “hay que atacar al narcotráfico desde donde nace”. Nos hiere profundamente, nos criminaliza. Si quieren hablar de narcotráfico, se olvidaron de pegarse una vuelta por Nordelta. Acá no hay cocinas de droga, y esto se evidencia porque no hay consumo de paco. El paco no existe en La Cava. Lo que sí entra es la droga y a veces a las familias les resulta imposible ingresar materiales, ladrillos para sus casas, pero misteriosamente la droga entra. Sabemos dónde se vende en el barrio, recién pasamos caminando frente a algunos de esos puntos de venta, pero no te podés meter. Yo tengo que seguir viviendo con mi familia acá.

¿Qué hay que hacer para dar batalla?

Un trabajo fuerte de prevención. Hoy cualquier clase de droga en los barrios es sinónimo de muerte. Porque matan para conseguirla. A mí no me vengan con el porrito creativo de San Telmo. Acá fuman para evadirse de los problemas, de la realidad que se vive en las casas como las que recorrimos, pero también para salir a conseguir plata como sea para seguir consumiendo. En aquella cuadra que acabamos de pasar, anoche mataron a un pibe que entró a comprar droga. Tenía 20 años. Hasta hace unos días estaba en una de esas esquinas con sus amigos “evadiendo la realidad” que, aunque no la quieran ver, los cruza de punta a punta.

***

Fernanda nos acompaña hasta la salida del barrio. Los vecinos la saludan, los más jóvenes la llaman “profe”, otros “Fer”, y le sonríen. Frenamos. Un joven la abraza, se hablan al oído con congoja. Seguimos. Fernanda tiene los ojos llenos de lágrimas: “Él es Esteban, un ex alumno, perdió a un amigo hace unos días. Tenía problemas con la droga, hicimos de todo para sacarlo. Esteban lo acompañaba para que no se mandara una macana. Pero lo perdió de vista y el otro día, en Benavidez, se suicidó. Estuve acompañando a la familia. Yo de La Cava no me voy, ¿entendés? Es mi barrio, son mis vecinos, a esto lo tenemos que poder transformar entre todos”.

“Quiero ser candidato a gobernador”

“Quiero ser candidato a gobernador”

 

¿Cómo ve las políticas de desarrollo social del Gobierno nacional y del provincial?

Las veo mal. El objetivo del desarrollo social en cualquier país es que haya menos pobreza y desocupación. Pero la situación social está empeorando mucho. Se están recortando programas relacionados a los jóvenes y, si bien es cierto que queda mucha gente con programas sociales, se desacomodó la economía y ya no alcanzan. Esto empeora en la provincia de Buenos Aires, en esencia porque el sistema de salud se está complicando mucho, los médicos no tienen insumos. También empeora el sistema educativo. Yo siempre creo que el ministro de Desarrollo Social nació para pelearse con el ministro de Economía, para lograr los recursos necesarios. Eso hoy no está pasando, no hay una política social activa de verdad, que transforme. No veo, por ejemplo, por qué no se decreta la emergencia alimentaria. El resultado de esta política de Gobierno es más pobreza y más desigualdad.

¿Hacia dónde conducen estas políticas?

A mí me parece que el Gobierno imagina un país que es: soja, minería, sector financiero y salarios bajos. La Argentina es competitiva en lo que es tradicional, producción primaria, el mundo financiero que es fuerte y salarios bajos. Ese modelo deja veinte millones de personas afuera. Creo que no sólo es muy negativo en términos éticos y de valores, sino que es un gran error económico también. Porque, en realidad, el que no lo ve con el corazón, al que no le causa dolor y tristeza ver tanta gente afuera, debería verlo por la racionalidad económica: la persona que no tiene plata no consume y si no consume no mueve la economía local.

¿Cómo se podrá revertir ese proceso?

Va a ser muy difícil reconstruir este proceso. Porque además de ese modelo van a quedar muchas condicionalidades. El acuerdo con el Fondo Monetario va a dejar condicionalidades muy altas, van a quedar muy desacomodados muchos sectores productivos, la apertura de importaciones desacomoda un montón de sectores.

Viene un trabajo muy fuerte para hacer. La Argentina requiere de un tipo de políticas muy diferente. Creo que lo que viene después de esto es un gobierno de equilibrio, uno que pueda asegurar criterios, fijar algunas pautas de lo alimentario, que apunte a cortar la venta de droga en los barrios. Va a requerir de mucho consenso, por eso creo mucho en la unidad opositora. Este gobierno es irresponsable. No sólo deja a un montón de gente afuera, sino que construye absurdamente un modelo ingenuo de vínculo con el mundo. Es ingenua porque ahora además llegó (Donald) Trump y el mundo se cierra. Es una idea inviable.

Usted habla de la existencia de “las cuatro Argentinas”, tal como tituló su libro publicado en 2016,  y de la fragmentación social como principal conflicto en el país. ¿Cómo se resuelve ese problema?

Las cuatro argentinas son: una Argentina de los más pobres, los que no tienen lo mínimo, una vulnerable de las changas, una de clase media y una de clase alta. La fragmentación es el peón de taxi que es vulnerable y cuando hay un corte dice: “Yo laburo todo el día, a mí no me regalan nada y a vos te dan todo”. El de clase media dice: “Yo pago todos los impuestos y todo va para allá”. Mi miedo es que las tres Argentinas de arriba entiendan que el problema es la Argentina de abajo y que se potencie aún más la fragmentación. Esta fragmentación consiste en que los distintos sectores se vean de forma contradictoria, el “soy yo o sos vos”, hay conflicto y tensión.

¿Y cómo se combate el núcleo duro de pobreza?

El núcleo duro de la pobreza tiene tres situaciones. Una de las más importantes es la pobreza intergeneracional, esto es que alguien nace pobre, sus padres fueron pobres, sus abuelos fueron pobres y hay todas las chances de que sus hijos sean pobres. Segundo, hay un problema de infraestructura,  de vivienda, de servicios básicos, hay mucha gente que vive en Argentina como en el siglo diecinueve. Y el tercer elemento es la falta de movilidad social, el no vínculo con el mercado laboral, más que una changa de vez en cuando. Por todo esto, en primer lugar hay que hacer tres millones de viviendas en Argentina. Es una gran política de derechos y es un gran programa de empleo, a la vez, dando laburo a mucha gente. Segundo, yo creo mucho en la obra pública de pico y pala, es mano de obra intensiva. La Argentina es un país de tres siglos: en el siglo veintiuno está el que le pone valor agregado a la soja, el mundo del conocimiento. En el siglo veinte está la señora que cose ropa en su casa, el gasista y el plomero. Y en el siglo diecinueve está el pibe sin secundario completo. Eso es el mercado laboral. Hay que hacer mucha obra pública y dar trabajo en ese sector, hay que cuidar la industria textil, hay que armar un conjunto de elementos que vayan sacando a la gente de la pobreza estructural.

La Argentina tiene recursos económicos, humanos y naturales, produce alimentos para cuatrocientos millones de personas. Habla mal de todos nosotros, me incluyo, que tenga pobreza estructural.

Daniel Arroyo conversa en su despacho con la redactora de ANCCOM.

«Lo primero que hay que hacer en la Argentina son tres millones de viviendas», dice Arroyo.

¿Cuál es el rol de las nuevas universidades en este aspecto?

Las nuevas universidades son un factor de movilidad social, por varias razones. Primero porque estás acercando el mundo del conocimiento y de la investigación a lugares alejados del centro, comprendido como la Capital Federal. Segundo porque el ochenta y cinco por ciento de los chicos son primera generación de universitarios. Impulsar una primera generación de universitarios en el conurbano para mí es de un valor impresionante. Y tercero, quienes en general critican no fueron, no vieron cómo funcionan. Estudiar abre cabezas, oportunidades, genera condiciones, brinda movilidad social ascendente. Soy muy amigable con la idea de las nuevas universidades, hay que potenciarlas. Me gusta mucho lo que están haciendo varias de esas universidades.

¿Cómo ve el camino hacia el 2019? ¿Considera posible una unificación electoral del peronismo?

Yo tengo un gran miedo y es que me parece que se está rompiendo el contrato social. La sociedad se está desenganchando del Gobierno. Yo fui electo diputado en 2017. Vi la campaña como una especie de matrimonio, que si bien no estaba andando bien, llevaba sólo un año y medio y había que esperar. Pero después el Gobierno planteó un conjunto de políticas brutales, quedó muy desnudo, muy desacomodado. Frente a eso la sociedad se desenganchó del Gobierno, pero no ve nada en frente. Esa sensación de vacío es la ruptura del contrato social, que el Estado no acompaña, que cada uno individualmente tiene que hacer lo que puede. Es crisis de representación, con el Gobierno y la política en general. En ese contexto, la unidad del peronismo no es opcional. Creo que lo vamos a lograr, trabajo mucho para eso. Mi idea es que el siglo veintiuno es el siglo de los frentes electorales, no de los líderes únicos. Tenemos que ir a una gran PASO, una gran primaria. Espero que nadie se tiente con las vanidades en este contexto. Fragmentados gana el Gobierno y de esa manera quedan veinte millones de personas afuera.

¿Visualiza una candidatura?

Quienes somos opositores tenemos la obligación tanto de construir la unidad como de llenar el vacío del Estado. En ese contexto quiero ser candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, como uno de los que discuta en ese espacio para ir a las PASO.

Si llegase a asumir un gobierno peronista ¿qué considera que debería pasar respecto al acuerdo con el FMI? ¿Cuáles son las primeras medidas que deberían tomarse en términos de inflación y recesión?

Me parece difícil que en este Gobierno se cumpla el acuerdo con el FMI. Si ya no está cumpliendo las metas, se le disparó el dólar, usa los fondos para evitar una corrida bancaria que igualmente sucede, hay fuga y saqueo constantemente. Hay que hacer una apertura del mercado interno, todo lo contrario a recortar y endeudar. Hay que ver en un nuevo gobierno en qué consiste este acuerdo y avanzar. Pero lo que necesita la Argentina no es la línea que fija el Fondo. Lo peor que hizo el Gobierno hasta ahora fue liberar el precio de los combustibles y dolarizar las tarifas, eso es inadmisible. En términos de inflación, el Estado tiene que tener capacidad de regular, todo se está yendo a precios. Debería haber un secretario de Comercio de verdad, tener una mirada más keynesiana, generar un consejo económico y social con los trabajadores y definir metas de verdad de inflación, generar equilibrio. El gobierno tiene claro qué hacer con el mercado, pero no sabe qué hacer con el Estado.