«La deuda es con el pueblo»

«La deuda es con el pueblo»

Bajo el sol de la tarde que aún golpeaba fuerte, miles de trabajadores -como ellos se identificaron, casi dejando de lado las banderas partidarias y sindicales- se reunieron ayer en la Plaza de los Dos Congresos con motivo de hacer más visible que nunca el rechazo hacia el Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus políticas de ajuste.

El contexto de la movilización de diversas organizaciones sociales y sindicales estuvo marcado por la visita de una delegación del FMI,  cuyo objetivo consiste en monitorear y auditar las cuentas públicas frente a una inminente renegociación del pago de la deuda. También coincidió con la presencia del ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, en la Cámara de Diputados. ¿La consigna? Hacer oír -y ver- el reclamo generalizado de priorizar las necesidades del pueblo por sobre las exigencias del organismo internacional.

El acto comenzó puntual a las 18, y las intenciones fueron explicitadas desde entonces: “Damos comienzo a nuestro acto repudiando fuertemente la presencia del FMI en nuestro país y enseñándole nuestro pueblo.” Con las banderas abajo o corridas hacia los costados no sólo para que todos pudieran ver bien, sino también para que la imagen fuera la de “miles de trabajadores unidos”, los diferentes oradores fueron sucediéndose a lo largo de poco más de media hora. El mensaje era similar. Detrás del escenario, sobre la enorme tela blanca que dejaba al Congreso casi escondido -como si se ocultara de la gente-, el cartel negro destacaba con el lema de la convocatoria: “La deuda es con el pueblo”. Y el pueblo estaba allí para reclamarla.

Muchas organizaciones acudieron en respaldo al presidente Alberto Fernández y su equipo de gobierno, mientras Guzmán se encontraba dentro del Congreso exponiendo un informe sobre la renegociación de la deuda externa. “Estamos apoyando a nuestro presidente frente al FMI, para que podamos llegar a un acuerdo y ver si se puede resolver”, expresó un militante de Barrios de Pie que no quiso identificarse. “Estamos a favor del pago de la deuda mientras tanto el FMI se ponga de acuerdo con el presidente y le permita pagar de a poco y así poder levantar la economía del país. Creo que el gobierno, en la negociación, va a pensar primero en la gente, en que el país tiene que salir adelante.”

Por su parte, Víctor de Gennaro, el histórico líder gremial de ATE, como uno más entre la multitud, expresó que “hay que hacer lo que el pueblo votó en octubre, que es basta de Macri, basta de Fondo y de saqueos, y basta de seguir pagando con la hipoteca del futuro de nuestro pueblo una deuda externa que se ha utilizado como una de las herramientas de sometimiento.” Según el presidente del Congreso de Unidad Popular, “las deudas hay que pagarlas pero las estafas, no”. Y agregó: “Hoy tiene que salir de acá una decisión soberana de investigar la ilegalidad y la ilegitimidad de la deuda. El pueblo merece un resultado diferente.”

Sin embargo, y aunque el rechazo al FMI y sus consecuencias funcionó como punto en común y aglutinante, otras organizaciones -mayoritariamente de izquierda- se mantuvieron ajenas al apoyo al gobierno y endurecieron su reclamo. “Acá hay muchos que tienen un posición ambigua”, expresó el referente trotskista Jorge Altamira, : “No dudo del sentimiento que tienen contra el FMI y de que también piensan que es perjudicial, pero al mismo tiempo dicen que vienen a apoyar al gobierno que es proclive a entenderse con el Fondo. Entonces, nuestra manifestación es separada de la de ellos.”

El ex-legislador sostuvo que la deuda “es una hipoteca que las pobres espaldas de la Argentina no puede ni debe soportar”, y que la misma no debe ser pagada debido a la situación extrema del país: “El gobierno tiene que estar enfocado en subir salarios, jubilaciones y educación, y en tomar medidas como la reactivación de la obra pública para terminar con el desempleo. Esa es la prioridad. Si tenemos plata para eso y para lo demás no alcanza, que los otros la miren desde lejos.”

La  “hipoteca” -o “pesada herencia”- fueron los 44 mil millones de dólares de deuda contrajo con el organismo internacional, de los cuáles tanto Macri y su gobierno como el mismo FMI fueron responsables debido a las condiciones irregulares que llevaron a la situación macroeconómica actual. Frente a esto, el diputado nacional y referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Juan Carlos Alderete, hizo hincapié durante sus minutos sobre el escenario en la necesidad de investigar la deuda para que “ni un solo peso sea para pagarle a los especuladores”. Y fueron varios los que mencionaron la activación de la Comisión Bicameral Permanente para el Seguimiento de la Deuda Externa. Ya que, como sostuvo De Gennaro, “no se puede pagar más sin discutir”.

Dentro del Palacio Legislativo, el ministro de Economía sostuvo que “están del lado de la gente” y remarcó la importancia de que la deuda deje de ser “una carga que pisa el desarrollo del país”. “No vamos a permitir que fondos extranjeros nos marquen la política”, expresó frente a los diputados, en consonancia con los que, en las inmediaciones del Congreso, le exigía la gente: el pueblo antes que los especuladores, el hambre de los argentinos antes que el Fondo.

La movilización fue en extremo pacífica, y el acto duró pocos minutos en comparación con la cantidad de gente que se amontonaba en los escasos espacios a la sombra o simplemente se resignaba al rayo del sol de febrero. Sin embargo, la presencia fue el mensaje más contundente: la deuda es con el pueblo. De fondo, y cada tanto, un canto ya conocido por la mayoría de los argentinos: “Unidad de los trabajadores / y al que no le gusta / se jode, se jode”.

Un viaje al Fondo

Un viaje al Fondo

El acuerdo del gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) parece un hecho, y tras la reunión en Washington, continúan las negociaciones para obtener la ayuda financiera. Todavía no se habló oficialmente del monto, pero la mayor inquietud consiste en saber cuáles serán las implicancias y los costos sociales que acarreará el préstamo. ANCCOM dialogó con distintos especialistas para intentar echar luz sobre este nuevo endeudamiento.

La city porteña, con gente que camina por la calle y mira los carteles de la cotización de la moneda extranjera.

«Los dólares que se piden se van a usar para la fuga de capitales», dice el economista Asiain.

Los detalles

A contramano de otros tiempos, aceptar un préstamo del FMI implica que la política vuelva a quedar subordinada a la economía. Para Hernán Letcher, concejal de Unidad Ciudadana en San Martín y director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), esto “sepulta la estrategia que inició Néstor Kirchner de desendeudamiento: el gobierno kirchnerista había trabajado no sólo por el pago al Fondo, sino que también había llegado a proponer ante la ONU la creación de un marco legal para procesos de reestructuración de deuda soberana que legislara lo que había que hacer en esas circunstancias”, sostiene. Letcher cree que este acuerdo forma parte de un plan maestro que trasciende las fronteras de nuestro país. “En ese aspecto creo que algunos sectores del poder económico financiero internacional se la tenían jurada al país”, agrega.

El acuerdo con el FMI es la salida elegida por el gobierno tras ver que se derrumba su política económica, basada en tomar deuda externa e incentivar el ingreso de capitales especulativos al país. Andrés Asiain es director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) y docente universitario. Afirma que el gobierno “encontró un límite en la colocación de deuda en los mercados voluntarios, y entonces los capitales especulativos emprendieron la huída desatando la última corrida”.

El objetivo consiste entonces en conseguir los suficientes dólares para que la economía no estalle antes de las elecciones de 2019. ¿Y para que se van a usar esos dólares? “Para financiar la fuga de capitales de esos grupos económicos que entraron a comienzos de la gestión Macri, y que una vez hecha la valorización financiera a través de las LEBAC, se quieren ir. Alguien tiene que poner la plata porque si no se desvalorizan las inversiones. El candidato a hacerlo es el FMI y a cambio de eso pedirá políticas de ajuste”, responde Asiain.

Cartelera con la cotización de moneda extranjera en un banco de la city porteña.

«El FMI está intentando que se modifique la edad jubilatoria», opina el economista Martín Burgos.

Recorte de partidas

El gobierno nacional le solicita al Fondo un crédito stand-by. Estas líneas de crédito suelen referirse a condicionamientos ligados a la reducción del déficit fiscal y exigen diversas medidas de ajuste. ¿Qué partidas del presupuesto se verían afectadas? ¿De qué manera repercutiría esto en el pueblo?

Martín Burgos es jefe del departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación (CCC) y docente universitario. Cree que el acuerdo afectará principalmente las partidas de seguridad social. “Lagarde viene advirtiendo que la gente vive mucho y el fondo está implementando la idea de modificar la edad jubilatoria. En el presupuesto nacional las partidas de seguridad social (jubilaciones, pensiones, AUH) son un 40% del total. Me imagino que por ahí andará el recorte, además de la reforma laboral. Eso para la gente será: menores ingresos y peor calidad de vida”, asegura.

Para Letcher está claro que habrá un recorte en la obra pública, y coincide con Burgos al respecto: “Parte de la agenda de discusión va a venir por el lado de la reforma laboral, las jubilaciones, por ejemplo en lo relativo a la edad jubilatoria, la discusión del haber inicial que obviamente va a tender a la baja, y finalmente lo que tiene que ver con separar las partidas contributivas y las no contributivas, para hacer el ajuste en estas últimas”, entiende.

Se ve un cartel de peligro y detrás, una cartelera con el tipo de cambio del día.

Para Hernán Letcher, este FMI no es distinto al de 20 años atrás.

Asiain por su parte manifiesta que “después habrá que ver cómo evoluciona, pero este año está claro que el ajuste se va a esparcir por todas las partidas, porque la inflación va a ser mucho más alta que la proyectada en el presupuesto: casi todas las partidas salvo las que tengan una cláusula indexatoria van a evolucionar muy por debajo de los precios, entonces el ajuste se va a dar automáticamente a través del proceso inflacionario”.

Todo esto genera un impacto de manera directa: pérdida del poder adquisitivo para los trabajadores, convalidación del negocio financiero y la consecuente garantía de pagar los intereses de deuda a costa de los gastos locales; esto es sólo una parte del cóctel explosivo que se divisa.

La pregunta es cómo se va a presentar este acuerdo: ¿ayuda o imposición? Para Asiain, “claramente la estrategia para que no parezca que lo impone el FMI va a ser que fue todo idea de Macri, que pide ir por más: entonces dirán que no es injerencia extranjera sino que Macri está allí, con toda autoridad, diciendo lo que hay que hacer y el Fondo en todo caso apoyando. Lo cual termina siendo una mera pose para la tribuna: el gran acuerdo nacional o algo por el estilo”, explica.

Cartelera con las cotizaciones de moneda extranjera en la city porteña.

El FMI fue creado en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial.

¿Un Fondo distinto?

El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne y otros funcionarios (incluyendo, claro, a los del propio organismo) afirman que este Fondo es distinto al de 20 años atrás. Letcher sostiene que dicha afirmación es “una vergüenza”. La realidad es que no hay modificaciones sustanciales en las políticas del FMI, sino que “en todo caso invierten un poco más en medios de comunicación para tratar de ocultar mejor lo que son”, a lo cual agrega que “reflejaron en un informe publicado el 8 de octubre de 2015 los pedidos de aumento de tarifas, reducción del déficit fiscal, reforma impositiva que se votó en parte en diciembre del año pasado, devaluación y fin de los controles regulatorios cambiarios: todo eso ya lo hizo el gobierno. El gradualismo ya fue y le van a exigir al gobierno más que eso, naturalmente”.

En la misma línea Asiain advierte que el Fondo es el mismo, y lo único que hubo en todo caso fueron cambios de “maquillaje”: “Por ejemplo, antes te daban un crédito e imponían condiciones; vos ahora podés acceder a créditos flexibles si antes aplicaste sus políticas”. Pero Argentina no calificó siquiera para esos créditos flexibles así que cayó en los créditos más tradicionales, que son los ya citados stand-by.

Está claro que el Fondo sufrió varios fracasos que lo pusieron en cuestionamiento. Para Burgos “2001 fue algo importante, pero también la crisis rusa de los años 90. Por eso fue discreto su papel en la crisis de 2008, salvo en el caso griego. Lamentablemente no sacó lecciones de ese fracaso, porque el Fondo no es un organismo académico, sino un organismo del poder financiero. Luego de su recomposición en 2010 y 2011, el poder financiero volvió a sus recetas de siempre, porque las deudas públicas son fuente de grandes riquezas, y la desestabilización macro que ellas generan, también”, concluye. Mientras tanto, Argentina comienza a transitar nuevamente las consecuencias de caminar hacia el Fondo.

 

La deuda externa, un respirador artificial

La deuda externa, un respirador artificial

Según el informe publicado este martes por el Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la deuda neta en moneda extranjera creció en 55 mil millones de dólares desde la asunción de Mauricio Macri, lo que coloca a la Argentina como el país emergente que más se endeudó a nivel mundial en el último año y medio. “Esto es un sobreendeudamiento que significa el 11 por ciento del Producto Bruto”, afirma el economista Arnaldo Bocco, ex titular del Banco Central y director del Observatorio. Y agrega: “El Gobierno no puede recuperar la recaudación por vía tributaria normal, entonces lo hace a través de un respirador artificial, que es la deuda externa”. Otro problema a tener en cuenta es la fuga de capitales: según los números que maneja Bocco, en el primer cuatrimestre de 2017 salieron del país casi 12 mil millones de dólares entre fuga neta, utilidades y regalías, intereses de deuda y turismo, que este año será record histórico. “Nunca antes los argentinos gastaron 1.100 millones de dólares mensuales fuera del país”, concluye.   

 Por su parte, Andrés Asiaín, Licenciado en Economía y director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) coincide en esa preocupación y no cree en el discurso oficial que explica el endeudamiento externo como una manera de evitar el ajuste. “Ese discurso de la deuda como búsqueda del gradualismo se cae cuando uno ve que por más deuda que emitan la inflación sigue estando. Si el dinero se usa para pagarle a docentes, por ejemplo, sería lo mismo emitir moneda, y encima nos ahorraríamos el refinanciamiento internacional el día de mañana”, explica.

Manifestación de agrupaciones políticas y sociales en contra de la derogación de las leyes de pago a los fondos buitre, en marzo de 2016.

Compara esta gestión con la del gobierno anterior cuando comenta: “Todos los problemas que tuvo el kirchnerismo y que generaron el cepo no solo no se están solucionando sino que este gobierno al pedir tanta plata afuera los patea para adelante y los agrava, ya que con la apertura importadora rompe el tejido industrial, favorece la dolarización de la economía y pretende debilitar gremios, eliminar paritarias y bajar las jubilaciones. Todo eso durante cuatro años le deja al próximo gobierno un país muy endeudado como para que no pueda mover los pies del plato y tenga que mendigar refinanciamiento en el exterior.  Para Cambiemos ese no es un mal resultado, es el resultado buscado.”

Agustín D’Attellis,  economista y docente especialista en macroeconomía y mercados financieros tiene una visión similar; no obstante sostiene que el endeudamiento en sí no es algo negativo, sino la manera en que se produce: “Es tan fuerte el ritmo de endeudamiento que empieza a representar cada vez más en la partida presupuestaria, y eso te condiciona la política económica. Sin control sobre el descalce de la moneda y usando los dólares para financiar flujos corrientes, en algún momento esto explota y, lamentablemente, ese momento no está muy lejos”, advierte.

“Es tan fuerte el ritmo de endeudamiento que empieza a representar cada vez más en la partida presupuestaria, y eso te condiciona la política económica», comenta el economista Agustín D’Attellis.

Un cálculo realizado por D’Attellis estima que a este ritmo el gobierno está haciendo asumir a cada familia argentina una deuda de quince mil pesos por mes. Esta estimación permite notar que los que más sufren este compromiso son las clases medias y bajas, a las que les sería imposible afrontar una deuda semejante. “La deuda pública es, como lo dice la palabra, de todos, y la vamos a tener que pagar entre todos, como siempre”, aclara.

Acerca de la recurrencia histórica de la deuda externa, Nicolás Tereschuk, politólogo, Magister en Sociología Económica y docente de FLACSO, analiza que la deuda pública tiene un significado muy especial en la Argentina de los últimos cuarenta años. “El ciclo de endeudamiento arranca con la dictadura militar de 1976.  Se toma deuda, motorizada por empresas privadas, con un esquema de valorización financiera local y luego se produce una fuga de divisas”, reflexiona.  Y agrega: “Lo que me causa gracia es que nos quieren hacer creer que el endeudamiento permite una política económica gradual, pero cuando hilás más fino, ves que tanto la dictadura militar como el gobierno de Carlos Menem y Domingo Cavallo tuvieron un ciclo de endeudamiento igual y es un proceso típico, que no beneficia a los sectores populares ni propicia la industrialización sino a la bicicleta financiera y a la fuga de capitales, y te hace pagar la cuenta al final”.

Según el informe publicado este martes por el Observatorio de la Deuda Externa de la UMET, la deuda neta en moneda extranjera creció en 55 mil millones de dólares desde la asunción de Mauricio Macri.

Tereschuk distingue dos tipos de partidos políticos que han gobernado el país en la historia reciente. “Por un lado, tenés un partido que siempre termina con restricción externa, como el peronismo del 45, o el kirchnerismo. Los gobiernos que asumen después de este partido tienen amplio margen para endeudarse. Por otro lado, está el partido que siempre termina con endeudamiento, como este.” La gran diferencia está, para Tereschuk, en las consecuencias. “El 2015 no fue lo mismo que el 2001, me parece”, ironiza. Y aclara aún más su postura: “Jamás un endeudamiento externo de este tipo se usó para obras de infraestructura. Hay que fijarse que los que fugaron divisas son los mismos que hace poquito blanquearon, y ese dinero sigue en el exterior en un 80 ó 90 por ciento. Por otra parte, la familia Macri estuvo en el Gobierno, en la fuga y en el blanqueo. Es más, el presidente metió un decreto que permite a los familiares directos blanquear esos dólares, así que lo que me parece que tenemos que analizar es quiénes ganan y quiénes pierden en estos ciclos de endeudamiento y fuga”.

Bocco y D’Attellis, junto a otros políticos y economistas, presentarán un proyecto para que en el Congreso Nacional se cree una comisión bicameral que permita un seguimiento exhaustivo de la deuda. Además, propondrán una ley que ponga límite al endeudamiento externo y condicione al Poder Ejecutivo en pos de un cambio en la política económica nacional.

“La deuda pública es, como lo dice la palabra, de todos, y la vamos a tener que pagar entre todos, como siempre”.

Actualizada 07/06/2017