Las Abuelas lo hicieron una vez más

Las Abuelas lo hicieron una vez más

La algarabía una vez más en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo. En el barrio de Monserrat, este último martes al mediodía, los aplausos y las lágrimas no se hicieron esperar en un ambiente de respeto y emoción, cuando en el salón de conferencias la presidenta de la entidad, Estela de Carlotto, anunció el encuentro de una nueva nieta, la 126: “Le ponemos un número para que nos llene el corazón de crecimiento –sostuvo sonriente-. Esto es especial. Nos hemos encontrado con una mujer íntegra que recupera toda una historia”.

Adriana, nieta restituida número 126, abrazada a su tía Silvia

“Recibí un llamado de la CONADI y ahí me enteré de la feliz noticia. Se me completó la vida”, declaró Adriana.

La historia reconstruida es la de Adriana, hija de Violeta Graciela Ortolani y Edgardo Roberto Garnier, desaparecidos en la última dictadura cívico-militar. Es abogada, y nació en enero de 1977 durante el cautiverio de su madre. Su abuela, Blanca Díaz de Garnier, es oriunda de Concepción del Uruguay, al igual que su padre. “No esperaba tener esta alegría. Veía recuperar a otros nietos y me decía ‘a mí nunca me toca´. Más gozo no puedo pedir”, declaró Blanca, quien a sus 86 años y a pesar de no haber podido estar presente en la conferencia, sí pudo comunicarse telefónicamente con su nieta restituida.  

Adriana contó que en cuanto se enteró de que no era hija biológica de sus padres, al poco tiempo acudió a Abuelas para saber si su identidad se vinculaba a desaparecidos, debido a su fecha de nacimiento en plena dictadura militar. Desde la entidad fue luego derivada a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), con el fin de poder completar su documentación y realizar el análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).

Su partida de nacimiento falsa fue firmada por la médica Juana Franevich, quien ya había falsificado las partidas de otros tres nietos recientemente recuperados. “Recibí un llamado de la CONADI este lunes y ahí me enteré de la feliz noticia de la que ya todos saben. Se me completó la vida”, declaró Adriana en rueda de prensa, acompañada por un gran número de familiares de sus padres, además de compañeros de militancia, e integrantes históricas de Abuelas de Plaza de Mayo. “Con 40 años, nunca se me cruzó la posibilidad de volver a decir abuela”, agregó emocionada.

Estela de Carlotto junto a Adriana, nieta recuperada número 126, y familiares durante la conferencia de prensa.

«Nos hemos encontrado con una mujer íntegra que recupera toda una historia”, dijo Estela de Carlotto.

Su padre, Edgardo Roberto Garnier, nació el 7 de agosto de 1955 en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Simpatizante de Independiente, inquieto y curioso, fue a la escuela Nº1 Nicolás Avellaneda, y a los 17 años ingresó en la Universidad de la Plata para estudiar Ingeniería Electromecánica. “Ya de niño era muy ingenioso: desarmó y volvió a armar su primera bicicleta”, contó Estela de Carlotto en el comunicado de la conferencia de Abuelas. Edgardo militó en la JP, y conoció a su futura esposa, Violeta, militando en el Fondo de Apoyo de la Educación Pública (FAEP); luego ambos militaron en la agrupación Montoneros. Sus compañeros de militancia llamaban “La Viole”, a Violeta, y “La vieja Bordolino” o “El viejo” a Edgardo.

Violeta Graciela Ortolani nació el 11 de octubre de 1953 en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, a los tres años su madre falleció, por lo que fue criada por una tía en Bolívar. La joven, católica practicante, era charlatana y vivaz. Obtuvo una beca y también viajó a La Plata para estudiar Ingeniería Química, mientras paralelamente trabajaba como mucama en el Hospital de Niños. Además de haber militado junto con Edgardo, Violeta también militó en la Juventud Peronista. Años después y embarazada de tres meses, se casó con Edgardo el 7 de agosto de 1976 en una celebración llevada a cabo en Bolívar. Pensaron llamar Vanesa al bebé si llegase a ser nena, y Enrique o Marcos en caso de que fuese varón.

Violeta fue secuestrada el 14 de diciembre de 1976 en el Barrio La Granja, La Plata. Ella estaba embarazada de ocho meses cuando sucedió. A partir de ese momento, Edgardo emprendió una larga búsqueda y llegada la fecha próxima al parto, culminó despidiéndose y sosteniendo que iba a buscar a su hijo. Finalmente, fue secuestrado el 8 de febrero de 1977 en La Plata. Luego de los sucesos, no se supo más nada de la pareja ni se tuvo alguna prueba fidedigna del bebé que esperaban.

Adriana, junto a su abuela y familiares, sosteniendo imagenes de sus padres Violeta Ortolani y Edgardo Garnier.

«Edgardo y Violeta están acá. Ellos son quienes causaron todas estas lágrimas de enorme alegría”, dijo Silvia Garnier, tía de Adriana.

Empero, la búsqueda de sus familiares nunca cesó y las denuncias fueron rápidamente tomadas en Abuelas de Plaza de Mayo. A ellos se les sumó la valentía de Adriana para buscar respuestas, aún luego de haber vivido casi toda una vida repleta de incógnitas e incertidumbres, sabiendo que podría ser de ayuda para quienes hayan vivido situaciones similares. “Si mi testimonio – comentó Adriana- puede ayudarles a dar algún empujoncito a quienes tienen alguna duda sobre su identidad, bueno, para ellos lo hago. Primero comparto mi felicidad con todos ustedes, y después si puedo ayudar, bienvenido sea”.

La postal en la conferencia en la sede de Virrey Cevallos fue la de Adriana acompañada de numerosas personas. Entre ellas se encontraba su tía Silvia Garnier, quien declaró al borde constante de las lágrimas: “La responsabilidad de todos nosotros es saber que mientras nosotros estemos, ellas -en referencia a Abuelas- van a estar. Y también Edgardo y Violeta están acá. Ellos son quienes causaron todas estas lágrimas de enorme alegría”, agregó la tía de Adriana, a quien abrazó fuertemente.

Además de familiares y compañeros de militancia de los padres, Adriana estuvo acompañada y asesorada por el Secretario Ejecutivo de la CONADI, Manuel Gonçalves Granada. En diálogo con ANCCOM, Gonçalves resaltó: “Estos encuentros no hacen más que demostrar que hay que seguir trabajando con la verdad. Todos los niños robados durante la dictadura, adultos cercanos a los 40 años, tienen derecho a saber su identidad, al igual que las familias que los esperan. A partir de ahí, ambos tendrán un hermoso camino por recorrer, junto a la verdad y en vínculos que no deberían haberse roto nunca”.

Estela de Carlotto junto a Adiana, nieta recuperada, su abuela Blanca Díaz de Garnier y familiares en la conferencia de prensa de Abuelas de Plaza de Mayo. Todos en la foto estan con las manos levantadas.

“Estos encuentros no hacen más que demostrar que hay que seguir trabajando con la verdad», declaró Manuel Gonçalves Granada, Secretario Ejecutivo de la CONADI.

Sobre el final de la jornada los cánticos sobre verdad, memoria y justicia por los desaparecidos en democracia se hicieron eco en todo el recinto, al compás de un respetuoso silencio y aplausos al unísono. Medios avasallantes desmantelaron el lugar haciendo a un lado sus incómodas cámaras, y el barullo periodístico se hizo sonar. Sin embargo, la noticia del encuentro de la nieta 126, condecoró una feliz jornada que concluyó en la quinta nieta recuperada en lo que va del año, y un nuevo desafío para quienes hayan sido interpelados por las transparentes y sentidas palabras de Adriana y sus familiares: su lucha y las de Abuelas en favor de la identidad.

Como dijo Adriana, una prueba más de que el amor vence al odio.

Actualizado 06/12/2017

 

90 días sin Santiago

90 días sin Santiago

“Santiago era un pibe de paz, y en su memoria una vez más, reclamamos saber qué le pasó y quiénes son los responsables de su muerte y de entorpecer, encubrir y desviar la investigación de su desaparición y su muerte”. La frase de Sergio Maldonado retumbó en los oídos de las más de 120 mil  personas que se congregaron ayer en Plaza de Mayo para que el Estado dé respuesta sobre lo sucedido aquel primero de agosto, en la comunidad mapuche de Cushamen, Chubut.

La convocatoria a la movilización había sido realizada por la familia de Santiago y por organismos de derechos humanos bajo el lema “justicia por Santiago Maldonado, el gobierno es responsable”. El punto central de la jornada se vivió frente a la Casa Rosada, donde la foto del joven volvió a copar cada rincón de la Plaza de Mayo, aunque además se realizaron manifestaciones en distintas ciudades del país. Pasadas las cinco, la multitud, con carteles y banderas, cantaba  por la renuncia de la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich, mientras esperaba al único orador del acto, Sergio Maldonado, el hermano de Santiago.

A las seis en punto subió al escenario Sergio, junto a su esposa, Andrea Antico. Acompañándolo estaban las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, entre otros organismos de derechos humanos. Sergio sostuvo que “parte de la sociedad, incluyendo medios de comunicación, quieren cerrar el caso de Santiago, olvidándose de todo lo que pasó en estos meses. Y quieren olvidarse del marco donde ocurrieron hechos en que una fuerza de seguridad del Estado, en este caso la Gendarmería, tiene que dar cuentas de su accionar”.

Sergio Maldonado reclamando justicia por Santiago Maldonado.

“Parte de la sociedad, incluyendo medios de comunicación, quieren cerrar el caso de Santiago», dijo Sergio Maldonado.

Pese al dolor que vive tras la muerte de su hermano, tras permanecer desaparecido por 78 días, Maldonado advirtió: “No cuentan conmigo para sembrar odio ni división de la sociedad. Porque desde el comienzo nuestro único reclamo ha sido obtener la verdad y tener justicia sin distinciones partidarias ni especulaciones electorales como quieren instalar”.

Sergio además pidió verdad y justicia por todos los desaparecidos en democracia. Al momento de hablar de Santiago, su voz se quebró. “Santiago era un pibe de paz, y en su memoria una vez más, reclamamos saber qué le pasó y quiénes son los responsables de su muerte y de entorpecer, encubrir y desviar la investigación de su desaparición y su muerte”.

Entre tanta gente, agrupaciones y organizaciones, ANCCOM conversó con representantes de diferentes sectores políticos. El diputado nacional por el Frente para la Victoria Héctor Recalde sostuvo que “la historia continúa hasta que no se indague bien los causales de la muerte de Santiago. Vamos a seguir insistiendo porque queremos verdad y queremos justicia. No hay ninguna duda de la responsabilidad de la Gendarmería. Si no hubiera reprimido hoy Santiago estaría vivo”.

Concentración por la desaparición forzada de Santiago Maldonado en Plaza de Mayo.

“Santiago era un pibe de paz, y en su memoria una vez más, reclamamos saber qué le pasó y quiénes son los responsables de su muerte», expresó Sergio Maldonado.

Por su lado, Nicolás Del Caño, diputado por el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT) denunció que lo de Santiago fue un crimen de Estado. “Santiago no estaba allí ni paseando ni pescando sino que estaba resguardándose, huyendo de una represión ilegal por parte de Gendarmería. A tres meses de su asesinato,  venimos a  gritar bien fuerte juicio y castigo a los culpables de su asesinato y también del encubrimiento que se dio durante todo ese tiempo”.

Para Hugo Yasky, actual secretario general de la CTA, Santiago fue víctima de una  desaparición forzosa. “La Gendarmería y el encubrimiento del Gobierno nacional forman parte de la trama que más temprano que tarde va a terminar de explicar qué ocurrió con Santiago Maldonado”.

Néstor Pitrola, del Partido Obrero, coincide en la responsabilidad del Estado ante este hecho. “Pasaron 90 días de un crimen de estado y aún no hay esclarecimiento de los hechos. Santiago es un manifestante que fue muerto en ocasión de una represión de Gendarmería. Vamos a luchar hasta el final para que paguen las cuentas la Gendarmería y el Gabinete nacional”

Mujer sosteniendo un cartel con el rostro de Santiago Maldonado, pidiendo justicia, en Plaza de Mayo.

«Hoy y cada día pedimos justicia por vos Santiago, solo así podrás y podremos descansar en paz”, sostuvo Sergio Maldonado.

ATE, en tanto,  fue unos de los gremios que tuvo una fuerte presencia en la movilización. Su Secretario General de la seccional Capital, Daniel “El Tano” Catalano, manifestó que “la responsabilidad ejecutora es de la Gendarmería y que hay una responsabilidad política que es del Gobierno nacional, así que venimos a la plaza a reclamar justicia”.

Al cierre de su discurso. Sergio Maldonado agradeció a todos los que acompañaron a su familia en estos tres meses y prometió luchar cada día hasta que se sepa la verdad.“Hoy y cada día pedimos justicia por vos Santiago, solo así podrás y podremos descansar en paz” sostuvo. Mientras tanto, se siguen esperando los resultados de la autopsia para continuar con la investigación.

 

Actualizado 02/11/2017

Nada ha cambiado

Nada ha cambiado

El 17 de octubre de 2014 la familia de Luciano Arruga cargaba sobre sus hombros cinco años y ocho meses de su búsqueda desesperada, de tocar puertas, de gritar su nombre y luchar para no ser vencidos por la impunidad cuando llegó la peor certeza: Luciano estaba muerto y enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita.

Ese mismo día, pero en 2017, fue encontrado el cuerpo sin vida de Santiago Maldonado, luego de 78 días de búsqueda.

Ambos casos se encuentran cruzados por varias coincidencias: fuerzas de seguridad  fueron acusadas de las desapariciones por las familias; dichas fuerzas (en el caso de Luciano, la Policía Bonaerense; en el de Santiago, la Gendarmería)  tuvieron a cargo las primeras horas de la investigación. En ambos casos, la lucha de los familiares –hostigados y menospreciados por  funcionarios judiciales y políticos– fue fundamental para develar el encubrimiento.

Los dos casos también comparten el intento, por parte de los medios hegemónicos, de cuestionar a la víctima e instalar el motivo de muerte de los jóvenes como si fuera una foto: Arruga “murió atropellado” y Maldonado “se ahogó”, sin tener en cuenta que ambos huían de una persecución.

Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, es la principal impulsora de la búsqueda de justicia en una causa que, tras casi nueve años de su desaparición, todavía se encuentra en el período de instrucción.

Durante el proceso de búsqueda, ¿fueron recibidos por algún funcionario?

La realidad es que durante la búsqueda nosotros intentamos poder tener algún tipo de llegada con los funcionarios políticos que tuvieran injerencia en decisiones y que pudieran colaborar con herramientas propias del Estado para poder avanzar en la investigación y no pasaba de reuniones con secretarios, y en muchos casos con secretarios de secretarios, que no podían tomar decisiones concretas en lo inmediato. Eso con el tiempo se iba diluyendo.

¿Qué respuestas les daban?

Eran reuniones protocolares en las que nos decían: “Contame la situación de la causa” o “¿Cuáles son las exigencias?” No se avanzaba concretamente en nada. Nosotros no pudimos llegar a altos rangos. Nunca pudimos sentarnos a hablar con la Presidenta. Y llegar al gobernador Daniel Scioli nos llevó casi tres años. Esa reunión tampoco derivó en respuestas concretas que aportaran. Recién pudimos sentar a los funcionarios de Estado con injerencia en la causa judicial cuando presentamos por segunda vez el habeas corpus que fue a los cinco años de desaparecido Luciano. A través de ese recurso presentado en la justicia federal, nosotros obligamos a las diferentes instituciones del Estado a que den respuestas. Entonces se avanzó inmediatamente en lo que se debía hacer que fue, en primer lugar, comparar las huellas dactilares de Luciano con un registro de NN que tenía el Estado.

¿Qué sentiste en el momento en que supieron que uno de esos NN era Luciano?

Por empezar no se me derramó ninguna lágrima. La desconfianza es tal que hasta que uno no tiene la comprobación genética y la voz de un profesional que te dice que hay un 99,9% de exactitud nosotros no íbamos a decir que ese que se había encontrado era él. Así que nos sentamos en una conferencia de prensa y negamos lo que en ese momento se quiso instalar, que era que Luciano había muerto producto de un accidente de tránsito. Nosotros nos encargamos de realizar una conferencia de prensa porque la gente se podía guiar por las versiones de los funcionarios políticos y de los grandes medios de comunicación e iban a tener mala información. Necesitábamos más que nunca que se escuchara la voz de la familia, que seguía denunciando el accionar de la Policía Bonaerense. A las pocas semanas se concretaba lo que nosotros decíamos, con dos testigos: uno de ellos hablaba de un Luciano que corría desesperado obligado a cruzar por la Avenida General Paz y un segundo testigo ubicaba una patrulla de la Bonaerense a un costado de esa misma avenida. Esos dos testimonios, sumados a otros datos que nosotros teníamos -como la declaración de un testigo de identidad reservada que lo ve a Luciano en el destacamento de Lomas del Mirador prácticamente muerto y dos de los testigos que lo ven en la comisaría octava- son los que siguen alimentando nuestra denuncia en contra de la Policía y de los funcionarios políticos y judiciales que son los responsables de poder mantener una desaparición forzada durante cinco años y ocho meses.

¿Qué pensaste cuando encontraron el cuerpo de Santiago Maldonado justo en el aniversario de la fecha en la que identificaron a tu hermano?

No creo en las casualidades. En lo que sí creo es en la lucha y la presión social por lo que una desaparición forzada significa en la historia de nuestro país. Genera conflictos en cualquier gobierno esa gran fuerza que los familiares hemos hecho (y hacemos) para que la gente se concientice. Eso hizo que nos devolvieran lo restos de Luciano.

Vanesa Orieta en una plaza mirando a cámara

«No creo en las casualidades. En lo que sí creo es en la lucha y la presión social por lo que una desaparición forzada significa en la historia de nuestro país», dijo Vanesa Orieta.

¿Por qué creés que es posible una desaparición forzada en democracia?

Evidentemente se ha hecho un laburo de construcción en el cual la memoria solamente identificaba la violación de los Derechos Humanos como algo propio de la última dictadura militar: ese feroz genocidio que sufrieron gran parte de nuestros hermanos y hermanas. Pero no se pudo hacer la relación directa con una metodología que se extendía en períodos democráticos y que atravesaba gobiernos constitucionales. Tarde se llegó a la comprensión de que quienes estaban sufriendo esta vez con el control, la muerte y la desaparición son los pibes y pibas de barrios pobres. Allí lo que ha operado fuertemente es la discriminación y la criminalización hacia estos sectores, generando lo mismo que se ha generado durante el último genocidio: el “algo habrá hecho”.

Los familiares que nos levantamos organizados y luchando estamos dejando una semilla para que sean las futuras generaciones las que continúen este proceso de memoria dinámica, no estática, que sólo mira el pasado y no hace relación con el presente. Nosotros queremos que nuestra sociedad tenga una memoria dinámica que se comprometa con el pasado, que siga exigiendo memoria, verdad y justicia pero que también entienda que hay un correlato con lo que nos sigue pasando. Queremos que exija, con fuerza también, justicia en los casos de desaparición, gatillo fácil y tortura a nuestros pibes y pibas de los barrios pobres y a nuestros pueblos originarios que son criminalizados y discriminados.

¿Qué pensás del tratamiento mediático que se le dio a los casos de Luciano y Santiago?

Fueron similares. Sobre todo en manos de los medios hegemónicos de derecha que recurrieron a criminalizar fuertemente la figura de la víctima. En el caso de Luciano por ser un negro villero que podría haber estado involucrado en drogas y que por eso le pasó lo que le pasó. En el de Santiago, un pibe vinculado a la RAM, a un sector terrorista y cosas que intentan confundir a la sociedad y que se deshumanice y no contemple la gravedad de que sigan desapareciendo personas. Pero también hay diferencias. En el caso de Santiago fueron todos los medios de comunicación los que lo tomaron: por un lado, fueron los de la derecha con todo su aparato discriminador y criminalizante; pero también lo tomaron los medios un tanto progresistas, que fueron la contrabalanza a esa falsa teoría que se insiste en instalar. En cambio, en el caso de Luciano, por una cuestión estratégica, lo tomaron algunos medios de la derecha para poder pegarle al gobierno de aquel entonces; y los medios oficialistas hablaban poco y nada del caso, lo cual considero un error muy serio y grave porque me parece que más todavía lo tenés que tomar para poder seguir avanzando en la construcción de un país respetuoso de los Derechos Humanos.

La sociedad también tiene una responsabilidad, porque no se conmueve con la pérdida de una vida de un pibe o piba de barrio pobre como lo hace con la muerte de uno de clase media. Y esa es una autocrítica muy fuerte que tenemos que hacer.

Mirta Medina, madre de Sebastián Bordón, le escribió una carta a la madre de Santiago Maldonado. ¿Vos tendrías unas palabras para decirle a su familia en este momento?

Le diría lo que le digo siempre: que estamos con ellos, que los abrazamos y acompañamos desinteresadamente y con la mayor solidaridad y afecto. Que entendemos el dolor, porque lo hemos atravesado. Después, es puro sentimiento. A veces no hay palabras que uno pueda hacer llegar al familiar. Los familiares nos fundimos en el abrazo. Ahí todo está corriendo por dentro y la humanidad de cada uno de nosotros se muestra natural.

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El destacamento de Lomas del Mirador fue inaugurado en el año 2007 por un pedido de más seguridad de vecinos. Se instaló estratégicamente entre los barrios Santos Vega y 12 de octubre. A dos años de su inauguración, entre enero y febrero de 2009, es el espacio donde torturan y hacen desaparecer a Luciano Arruga.

Hoy en ese espacio expropiado funciona el Centro Cultural y Social Luciano Arruga: “El lugar está abierto para niños, niñas y adolescentes. Y para cualquier vecino que se quiera acercar para participar. En nuestros barrios se necesitan centros culturales, escuelas y bibliotecas. Y este espacio viene a traer eso: un lugar donde nuestros pibes puedan hacer actividades como las que hace cualquier otro que tiene todos sus derecho garantizados”, cuenta Vanesa, orgullosa.  

Actualizado 25/10/2017