Ene 6, 2019 | Culturas, Géneros, Novedades

«Las pibas nos invitan, pero los chongos de las organizaciones políticas tradicionales no tienen muy en claro quiénes somos», dice Nahuel Puyaps.
Gestada en Dock Sud y conformada por siete músicxs y dos bailarines, Sudor Marika se constituyó como una banda de cumbia anti-patriarcal que milita, desde sus canciones, las luchas de la comunidad LGTBIQ+. El proyecto comenzó a crearse desde la pareja conformada por Vicente Quintreleo (guitarra y voz) y Sebastián Zasali (teclado y voz), quienes invitaron a Nahuel Puyaps (bajo), compañero de la facultad de Rocío Tirita (voz y Güiro). Pronto llegó la sugerencia para ella y conformaron, lo que la banda llama llama, la Unidad Básica, quienes estuvieron desde el inicio, toman las decisiones, escriben y producen las canciones. Después se sumaron Carolina Piccarreta (Octapad), Lautaro Pane (timbaletas) y Nicolás Gabioud (trompeta).
En el escritorio del departamento de Nahue está el primer disco lanzado en 2017, Las yeguas del apocalipsis. En ese trabajo participaron varios artistas, como Susy Shock, Kumbia Queers y Chocolate Remix, que hicieron posible un álbum que invita a bailar, sudar, pensar y resistir. Mientras Nahuel le ceba un mate a Vicente y explica el motivo del nombre: “Toma de referencia al movimiento chileno de Pedro Lemebel y Francisco Casas. Nos gustan sus ideas. Ellos armaban una instalación pública contestataria a la dictadura pero, también, a los movimientos de izquierda y su machismo. Nos encantó sumarnos a ese linaje de crítica. El hecho de que Las yeguas del apocalipsis salga después de que se termine el kirchnerismo, para nosotros era muy significativo. “La yegua” fue el insulto a Cristina por excelencia y el Apocalipsis es el macrismo, ya lo supimos y lo vivimos. Un fin del mundo en donde nos sentimos alojadas.”
El nombre de la banda, Sudor Marika, genera tensión en muchos ámbitos pero eso no lxs frena a la hora de intervenir en nuevos ámbitos y públicos. Si bien al principio les aterraba estar ante 300 personas, y por ello decidieron hacer sus propias fiestas, hoy el Teatro Mandril les queda chico. “Hacer una fiesta también es una forma de resistir, es generar espacios de encuentro, donde las ideas se intercambian y donde empezamos a pensar otros sueños”, agregó Vicente. La banda, desde 2017, intenta poner en circulación y celebrar el encuentro entre bandas amigas del under. Además, junto a Kumbia Queers, llevan adelante la fiesta KQMbiaMarika, que gira a lo largo del país.
“De alguna manera, el arte estaba en manos de los machos, como las bandas de rock. Las producciones son machistas. Las escuchemos o no era lo único que circulaba. Todos esos discursos fueron cuestionados por la ola verde de manera masiva y justo nosotras estábamos haciendo cumbia con lo que teníamos ganas de decir”, expresó Nahuel con entusiasmo. En su ManiFiesta rosa –que acompañó al segundo disco de la banda, Populismo rosa– cuentan la anécdota de cómo un varón cis heterosexual, antes del lanzamiento de su primer disco, les pregunta vía comentario de Facebook con ánimos de no obtener una respuesta: -“¿Qué es esto? ¿Qué es esta mierda de Sudor Marika?”
El apocalipsis no solo es un concepto, sino que los atraviesa en todos los sentidos, es por ello que hoy su reconocida fiesta lo lleva como nombre: «La apocalíptica». Y no es una casualidad. Es un guiño al primer álbum. “Dentro de ese mismo apocalipsis, tuvimos actividad y acción. Es decir, como galopando al igual que las yeguas, sobre el fuego y haciendo resistencia a este macrismo nefasto, en todos los lugares donde nos lo permitía”, dijo Vicente, guitarrista y voz de la banda.
“¿Qué es eso que tanto molesta? Eso que provoca el odio visceral, la respuesta reactiva, el deseo de extinción. ¿Será acaso lo mismo que suscita ese desborde gozoso que palpita en las fiestas? Un derroche irreverente que jamás pide permiso. Puro despilfarro, berreta y popular”, enuncia la ManiFiesta rosa. Sobre el contexto de las fiestas, Nahuel planteó: “Para nosotros lo más interesante de participar es lo disruptivo de estar en una bailanta donde no nos imaginábamos la tensión que se produce ahí.” El inicio –cuentan- no fue fácil.

“Los boliches cuentan con patovicas que son un horror siempre, por más que les den una charla antes, son un desastre”, cuenta Sebastián Zasali.
Desde fines de 2018, Sudor Marika es parte también de “La mágica”, fiesta emblema de la movida tropical local, junto a conjuntos reconocidos como Damas Gratis, Sonora Master y Los Gedes. “Hace tres años, la fiesta no nos sumaba ni en una fecha” contó Vicente y Nahuel agregó: “Ahora estamos evaluando ir, por todo lo que implica la mezcla de nuestro público con el que está habituado a ir a ‘La mágica’. Tenemos que evaluar esa convivencia.”
Militar desde sus canciones las luchas de la comunidad LGTBIQ+ no es menor a la hora de presentarse en festivales más grandes, cuyo público no es exclusivamente el mismo al que apunta la banda. Nahuel, convencido de su militancia, relató: “Me parece interesante contaminar todos los espacios, que Sudor Marika no sea una banda que solo toca donde todos nos sentimos resguardados, aunque son espacios a los que queremos porque los construimos nosotros.” Aún así, no todos son “amigables” y es por ello que todavía hoy eligen lugares como Teatro Mandril: “Los boliches tienen características de seguridad obligadas, cuentan con patovicas que son un horror siempre, por más que les den una charla antes, son un desastre”, contó Sebastián. En estos espacios, la heteronormatividad y el binarismo son la única regla a seguir y eso es lo que la banda quiere romper para que los encuentros sean más libres. Sebastián completó su relato: “Los baños son violentos” y Nahuel agregó: “Pueden ir a sacar a una lesbiana de un baño pensando que es un varón. La misma violencia que están acostumbrados a ejercer pero redoblada porque no entienden qué es ese ser que está ahí.”
Para Vicente, “venimos haciendo un laburo en estos cuatro años que está dando sus frutos, como estar en espacios de militancia y las fiestas”. Tal como lo indica la ManiFiesta rosa: “La cumbia puede ser la fuerza de una pueblada por venir” esto se comprueba con la gran recepción que tuvieron sus dos discos.
En sus próximos proyectos se encuentra el lanzamiento, a mediados de noviembre, de un videoclip filmado en Avellaneda, a diferencia de los anteriores que fueron grabados en Dock Sud, donde son oriundos Vicente y Sebastián. “También, vamos a contar con la ayuda del Municipio en la logística y la producción”, contaba Vicente muy motivado. Este rodaje estuvo acompañado por una acción social: una olla popular. La banda almorzó con familias de Zona Sur e hizo del rodaje un pueblo y del pueblo una fiesta.
Desde la campaña #Macriyafue, Sudor Marika es motivo de encuentro entre padres e hijos. Hoy son escuchados tanto por adolescentes como por adultos mayores y es una de las bandas más buscadas en las plataformas de música online. “Cuando leo notas o escucho gente opinando acerca del Si vos querés, se entiende que recuperamos la felicidad, salimos a la calle y nos encontramos con otros. Nosotras estuvimos cuatro años armando un encuentro, nuestras fiestas, donde también resistimos contra la tristeza, la resignación y el aplastamiento. No estuvimos detrás de una pantalla sufriendo porque el mundo se venía abajo, sino que intervinimos sobre la realidad, juntándonos y reuniéndonos. En nuestros recitales, siempre hay un clima de marcha. Entre tema y tema, la gente canta canciones porque nuestras consignas generan eso: un ida y vuelta con las personas que vinieron a vernos y siempre armaron de la fiesta una marcha y de la marcha una fiesta”. Tal como relata Nahuel, “nos llegan mensajes contándonos que antes las madres no dejaban a los pibes ir a un lugar donde toquemos nosotros, pero ahora ellas también lo bailan”. Con motivo del Si vos querés, la banda fue invitada a diversas localidades alrededor de la provincia de Buenos Aires pero cuando comenzaron a tocar sus temas de Las yeguas del apocalipsis y Populismo rosa recordó Sebastián que “hubo reacción de incomodidad en el público”. Nahuel explicó: “Las disidencias y feministas siempre nos han llamado. A veces hacemos un chiste con la imagen del caballo de Troya y lo cambiamos por la yegua de Troya. Pero en las organizaciones políticas tradicionales, el feminismo hasta hace poco era la sala de atrás, un cuartito o una comisión. Al tomar las calles, son las pibas las que proponen que vayamos, pero los chongos de las organizaciones no tienen muy en claro quiénes somos. Es interesante esa cuestión disruptiva”.
Nov 22, 2018 | Culturas, Novedades
“No estamos en una época de cambios, estamos en un cambio de época que ha generado un aumento muy grande de las incertidumbres, de la sensación de riesgo ante el futuro y eso está provocando miedo hacia los otros. Nos penetra el cuestionamiento por el ¿qué va a pasar? y afecta a muchos aspectos de la vida”, declaró el economista español -especializado en temas de gobernanza, gestión pública y exclusión social- Joan Subirats al mostrar su anhelo por hacer realidad el título del foro y reconociendo las dificultades que ello implica en el mundo actual: “Un mundo sin excluidos ni desplazados.”
La explosión tecnológica ha impactado a cada continente dejando secuelas fácilmente visibles en el conglomerado social. La implantación de aplicaciones y servicios innovadores sin el permiso del Estado se ha repetido en distintas ciudades. Es por ello que Subirats agrega: “Tenemos retos del siglo XX, ideas del siglo XXI e instrumentos del siglo XIX. Hoy estamos enfrentándonos a desafíos que trae el cambio digital de manera global”.
El mercado tradicional donde se vendía y comerciaba atravesó un vuelco donde las altas finanzas y la especulación han tomado el mando. Al respecto, la profesora holandesa de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, socióloga y escritora Saskia Sassen, explica: “El sistema financiero ha creado su propia realidad basada en extracciones. Una vez que se saca, no importa más lo que sucede en aquel lugar. Esto es un gran desafío que deben confrontar las ciudades. Las lógicas extractivas siempre existieron pero no al nivel destructivo que alcanzan hoy y por eso hay que combatir su implementación”.

«Las lógicas extractivas siempre existieron pero no al nivel destructivo que alcanzan hoy y por eso hay que combatir su implementación”, dijo Saskia Sassen.
Los ciudadanos del siglo corriente somos testigos de una explosión de la diversidad, acompañada por la transformación tecnológica de los elementos básicos que rigen en las sociedades. En los discursos de ambos panelistas preponderó la intención de defender la igualdad sin sacrificar la diversidad ya que ambos son valores claves de la época en la que vivimos.
“Los discursos éticos sobre lo urbano ya no sirven para entender la redistribución y la justicia. Inevitablemente la ciudad va a tener desigualdades ya que es un espacio donde emergen nuevas fronteras y se rompen los discursos tradicionales. El espacio de la ciudad es un desafío por sus diferencias pero es el que tenemos que lograr manejar colectivamente”, comenta Sassen, tras tomar el micrófono y levantarse del sillón blanco que la cobija para hablar de pie.
Subirats coincide con la idea de su compañera y arremete: “Es clave el papel de las ciudades para la calidad de vida de las personas porque hay un factor de proximidad. Genera una posibilidad de respuesta más capaz para relacionar igualdad con diversidad”. Como un relato continuo, cada intervención ha dejado claro que las respuestas se encuentran en la unión entre la institución y la calle ya que la gestión comunitaria es la más capaz para resistir a las propuestas neoliberales que preponderan tras el golpe del mercado que sufrieron varios países del mundo. Este encuentro no fue la excepción.
“¿Es mejor dar respuestas desde la lejanía o trabajar desde la proximidad?” consulta el español, para dejar una incertidumbre más entre los oyentes. En este nuevo mundo en el que la globalización tejió una red internacional podemos corroborar que los fenómenos locales terminan impactando, como en una cadena, a nivel global.
Una constante en cada panel del Foro Mundial sobre Pensamiento Crítico se basó en el papel de la izquierda tras un revanchismo de la derecha y sus características conservadoras, autoritarias y xenófobas. Sassen, por su parte, propuso alternativas para que la segunda oleada de la izquierda sea un hecho y deje de ser un anhelo. “¿Cómo lograr justicia social? Lo que pensamos las clases medias y los académicos no va a ser suficiente. Los desventajados entienden que hay una distribución desigual entre ricos y pobres. Al estar presentes en los barrios, detectan las crisis estructurales primero que quienes no lo están y a los académicos no se nos había ocurrido preguntarles”.

A sala llena Saskia Sassen y Joan Subirats debatieron en el panel “Un mundo sin excluidos ni desplazados”
Nov 15, 2018 | Comunidad, Novedades
“Las palabras son muy peligrosas: se utilizan con total intencionalidad en todo momento”, dice Òscar Fernández Sánchez, catalán especialista en producción, licenciado en comunicación audiovisual y diplomado en Ciencias de la Educación, aunque siempre ejerció de periodista. Como productor audiovisual del Grupo SEGRE, su docencia en la Universidad de Lleida parte desde la experiencia, desde la práctica productiva concreta. Por ende, cuando hace aquella afirmación, lo hace hablando de un caso real, repleto de ejemplos. Así menciona a Cataluña, la comunidad autónoma española que, en 2017, vio a su movimiento independentista cristalizarse en masivas protestas en las calles, un referéndum deslegitimado por el gobierno español a cargo del ya renunciado Mariano Rajoy, y la mudanza de políticos catalanes al exterior.
“De hecho, hay quien dice que han huido, y hay quien dice que son exiliados”, detalla Fernández Sánchez, en lo que es el primero de varios ejemplos de cómo el discurso mediático se moldea, con mayor o menor sutileza, en base a intereses subyacentes. “¿Qué punto de vista es el correcto? ¿Cómo hemos de decidir? Periodísticamente, es un político que ‘se ha marchado de España’. No es un exiliado, si lo analizamos lingüísticamente”.
Invitado a dar una serie de clases abiertas en la Universidad de Buenos Aires entre el 5 y el 12 de noviembre, utiliza este tipo de ejemplos para dar cuenta de una problemática comunicacional: para él, los medios de comunicación españoles no actúan como reflejo de la opinión pública, sino de una opinión publicada. “No están ejerciendo de la voz del pueblo y de la opinión general, sino que ejercen de la voz del gobierno o de los intereses, en este caso ideológicos, tanto por un lado como por el otro”, enfatiza.
Fernández Sánchez da cuenta de un esquema polarizado, donde la división más visible es entre los medios catalanes y los medios españoles fuera de Cataluña. El independentismo y el unionismo, respectivamente, dominan dentro y fuera de la región, y aquellos sesgos afectan visiblemente la manera en que los medios comunican los eventos que rodean al movimiento independentista catalán.
Esto se vio en la cobertura de los incidentes del 1 de octubre de 2017 alrededor del referéndum por la independencia: de aquella historia, Fernández Sánchez extrae un ejemplo paradigmático de divergencias en la forma de reportar un mismo evento. “En clase enseñé cuatro portadas de cuatro periódicos donde, aparte del texto, lo importante era la imagen que se mostraba, y con los alumnos analizamos la imagen”, explica; cada una de esas portadas ilustró de un modo particular y único los incidentes violentos de ese día con la Guardia Civil enviada por el gobierno de Rajoy.
“En una imagen de gran tensión, se ve cómo la policía bloqueaba la entrada a los votantes,” describe. En la siguiente portada, la fotografía elegida enfatiza la agresividad dura de las fuerzas policiales españolas, seguida por otra que representa a los manifestantes como los que utilizan la violencia contra estas fuerzas. Y otra, finalmente, muestra a los cuerpos de seguridad del Estado enfrentados con los cuerpos de seguridad de la Generalitat, y así responsabiliza a los agentes mientras niega la presencia de la población civil.
Como consecuencia de aquellas diferencias sustanciales en los modos de cubrir noticias como el conflicto en Cataluña, Fernández Sánchez nota un gran escepticismo en la opinión pública hacia los medios. “Porque tú vas a un quiosco, compras siete diarios, y ninguno dice lo mismo”, explica. Asimismo, nota en los medios españoles una tendencia a culpabilizar a agentes políticos catalanes por las manifestaciones populares en favor de la independencia, acusándolos de haber manipulado al pueblo. Mientras, los medios catalanes presentan al movimiento como surgido desde la sociedad y reivindican a Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat de Cataluña, actualmente fugitivo en Bélgica, “como el único político que ha oído al pueblo”.
Fernández Sánchez observa que, dentro de este contexto, no es posible un verdadero diálogo en los medios sobre la cuestión de la independencia, o siquiera sobre el derecho a decidir al respecto. “El debate sobre el derecho a decidir no está en los medios [españoles]”, dice, y apunta a la falta de voluntad del gobierno español como la principal causa.
Pero esta polarización, y particularmente la reticencia al debate en los medios españoles, no necesariamente se corresponden con la opinión pública. “Una encuesta popular, encuesta de opinión al pueblo, que publicaron los diarios en 2017, dice que el 75,6 por ciento de la población catalana está a favor de un referéndum”, cuenta a modo de demostración, “y el 57,4 por ciento de la población española también. Por tanto, son dos encuestas de población que ponen de manifiesto que el pueblo legitima un referéndum. Pero los gobiernos no lo hacen y los medios tampoco”.
En aquella postura gubernamental y mediática, reticente considerar un debate sobre un referéndum, Fernández Sánchez ve un obstáculo a la resolución de la problemática catalana. “Eso pasa sólo por el diálogo. Pero un diálogo donde no hay voluntad de dialogar es un diálogo de sordos. Y eso es lo que ahora mismo está pasando. Nadie cede”.
Reconoce, no obstante, algunas tentativas de acercamiento con Cataluña en el gobierno socialista de Pedro Sánchez, que sucedió a Rajoy como presidente, luego de que el líder del Partido Popular perdiera una moción de censura. Entre estas tentativas, incluye una propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía para darle un carácter más fuerte a los gobiernos de las comunidades.
“Ha pasado desapercibido, pero ha habido un intento, quizá tenue, quizá pobre,” dice respecto del encuentro entre Pedro Sánchez y Quim Torra, actual presidente de la Generalitat de Cataluña. Un hecho sin precedentes, ya que los encuentros entre presidentes del gobierno español y del gobierno Catalán, según Fernández Sánchez, solían ser meramente protocolares. “Pedro Sánchez lo que ha hecho es un diálogo”. Sin embargo, es escéptico. Desde su perspectiva, el movimiento independentista se ha radicalizado, su foco está puesto en la independencia por sobre cualquier propuesta moderada.
Frente a la ilegitimidad constitucional de cualquier referéndum por la independencia de Cataluña, tal como lo argumenta el gobierno español, enfatiza la necesidad insatisfecha de un mayor diálogo mediático y una apertura a la participación de la opinión ciudadana en las discusiones sobre la naturaleza misma de la organización y división política de España, incluso, si fuera necesario, a nivel constitucional.
“La solución más evidente es que hagan un referéndum como ha hecho el Quebec o como ha hecho Irlanda -concluye-. Y que, en todo caso, trabajen la opción del no. Pero España tiene tal miedo de hacer un referéndum, porque cree que saldrá el sí. Pues no, haz un referéndum y pregúntate qué vas a hacer tú para conseguir que se queden”.
Oct 11, 2018 | Culturas, Novedades

Pedro Barandarian, director de Segey.
La ciudad de La Plata es el escenario que habita un hombre de escasa estatura, con unos peculiares bigotes y solo 42 kilos a cuestas. Pareciera no alcanzar para hacer un film, hasta que habla. Su castellano incómodo deja entrever desde el comienzo el exilio y un misterio que ni él mismo parece saber cómo develar. También sus silencios desnudan el desarraigo, ese de estar sin terminar de pertenecer. Su nombre es Segey, al igual que el del documental, y nació en Estonia. Atravesó desde la guerra contra Afganistán hasta la convivencia con la realeza en Marruecos, sirviendo al rey. Después de esos torbellinos arribó a la Argentina a fines de la década de 1990, y aunque critica duramente a los políticos del país, no piensa en irse. Ni él tiene claro cómo decidió su destino, pero llegó y acá es pintor autodidacta, que pincela las Cataratas del Iguazú sin haberlas conocido, pero que anhela hacerlo. Cada pizca de él refleja su imbricada historia, la que atrapó y le rogó ser contada a Pedro Barandiaran, su director.

Segey, al igual que el del documental, nació en Estonia. Atravesó desde la guerra contra Afganistán hasta la convivencia con la realeza en Marruecos, sirviendo al rey.
Segey ganó el premio a mejor película en el Festival de Cine Documental de Buenos Aires y se proyectará todos los viernes de octubre en el Centro Cultural Recoleta. Cuando se piensa en la vida de una película, sobre todo en un documental, es imposible no preguntarse cómo se gesta, qué hace que historias tan pequeñas lleguen a la pantalla grande y merezcan ser visitadas. Cómo se confía en que esa vida será capaz de remover a otras. Barandiaran empezó dejándose llevar por su curiosidad: “Conocí a Segey a partir de una nota que leí en un diario de La Plata, en 2012, dice el director. Había un mapa que mostraba dónde quedaba Estonia, y una foto de Segey sonriéndole a un periodista detrás de cámara. La nota no estaba firmada. Eran los highlights de su vida. Me fascinó el aspecto que tenía Segey, parecía un personaje de una película del finlandés Aki Kaurismäki. Lo empecé a investigar por Internet y unos meses después lo fui a conocer a un centro cultural, donde decían que estaba dando un curso de pintura. Cuando fui, tenía una sola alumna, que pintaba en caballete un cuadro de las Cataratas. Todavía estaba lejos de ser una película, pero intuía que tenía un buen personaje”.
En el relato, el protagonista muestra sus pinturas de las Cataratas con orgullo y se convierten en la puerta de entrada a su universo. No las conoce pero buscó fotos en Internet y parecen haberlo conmovido desde el principio. De pocas palabras, pero seleccionadas con pinza: “Mucho más mejor mirar originales, pero es lejos”, dice Segey. A partir de esa frase, exclamada en su castellano con extraña sintaxis, nace un suceso central de la película: su viaje a las Cataratas, que irrumpe en su vida como una manera de hacer posible lo imposible, y de ver en una persona que atravesó la guerra y el desarraigo, la fragilidad de un niño que se conmueve ante lo desconocido.

“Conocí a Segey a partir de una nota que leí en un diario de La Plata, en 2012 «, dice el director.
“A medida que nos conocíamos me iba contando con más detalle las aventuras de su vida, que eran increíbles y parecían no agotarse nunca. Un día le pregunté por su familia, y me contó algo que en la película pasa un poco desapercibido: había hecho la promesa de no sacarse el bigote hasta reencontrarse con Vadim, un hijo treintañero que había dejado en San Petersburgo”, explica Barandiaran, demostrando cómo el protagonista fue soltando de a poco la sensibilidad de los detalles. Por más que expresaba no querer volver a su país y haber sufrido mucho, tenía algo allá lejos que había dejado y le pertenecía, ese hijo al que aún estaba unido por la inmutabilidad de su aspecto físico, a modo de promesa, de lealtad, o de demostración de amor.
Cuando el director descubrió que la contraseña de la casilla de correo electrónico de Segey es la fecha de nacimiento de su hijo, se aseguró de que la historia merecía ser contada y que ese vínculo iba a ser parte del núcleo. A mitad del relato se hace presente Vadim de manera disruptiva, y es una sacudida emocional en el protagonista y por ende, en los espectadores. El abandono reclama y a la vez el cariño se mezcla con el dolor, en una enredadera de contradicciones. Pero no hay dudas de que le importa y que todo el misterio que abraza los recorridos de su vida son demolidos cuando el hijo lo interpela. “En el desarraigo que él narraba, tener un hijo y la expectativa por volver a encontrarlo era una fisura, una contradicción –dice el director-. Había aparecido un elemento que en su relato de refugiado él decidía suprimir, la familia, pero que era imposible de ocultar por su densidad, un agujero negro que ponía todo a gravitar”.
Durante todo el documental la cámara realmente parece invisible, ya que el protagonista fluye y se desnuda como lo haría en la soledad de un domingo con las persianas bajas. Este resultado deviene de un proceso de dos años de arduo trabajo para conocerlo y crear la confianza necesaria para experimentar. Además, el equipo de trabajo casi que convivió con Segey durante dos semanas, que fue lo que duró el rodaje. Con respecto al protagonista, el director expresa: “También hubo una entrega muy grande de su parte que fue fundamental. Él sabía perfectamente cómo funcionaba esa relación de sujeto y observador, incluso más que yo, y se dejó llevar por lo que proponíamos. Cada vez que prendíamos la cámara surgían cosas muy buenas, de una frescura muy genuina. Sus tiempos dentro del plano son preciosos, y fue lo que me permitió encontrar en el montaje el ritmo de la película”.
Los sesenta minutos que dura la película son punzantes y claros en el mensaje, pero aún así, no se cierran todos los interrogantes que envuelven a Segey. En este sentido, Barandiaran expresa: “Empecé a filmar con las mismas dudas que tenía cuando lo conocí, y las sigo teniendo ahora. Hacer la película no me dio una respuesta sobre las tribulaciones de Segey, y entendí que tampoco iba a poder dárselas al espectador, no quería clausurar nada”. En ese sentido, el documental invita a una construcción activa por parte del público, para intentar soldar los agujeros desde la imaginación. En esta línea, el director expresa que su intención es provocar un sentimiento genuino, acompañarlo sin juzgar e intentar comprender. Por más que su historia sea parecida a muy pocas, la espina dorsal de Segey son sentimientos universales: el miedo, la soledad, lo pendiente e inconcluso, la soledad y hasta la contradicción de no parar de fumar aunque cueste respirar. “La mayoría de las personas están limitadas por dificultades para comunicarse, en una lucha constante consigo mismas –concluye Barandiaran-. Esta es una película que presenta un personaje encerrado, pero que además está al margen de todo, casi colgando del mundo. Y acercarse a su historia es para mí una manera de ensanchar ese margen, que es donde en definitiva creo que habitamos todos”.
Segey se proyecta en el Centro Cultural Recoleta todos los viernes de octubre a las 21.

Sep 25, 2018 | Entrevistas

De izquierda a derecha: Juan Pablo Fernandez, Luciano Esain y Federico Ghazarossian.
Realizaron giras por todo el país y han tocado en numerosos festivales solidarios: por Mariano Ferreyra en Plaza de Mayo, por Santiago Maldonado en Parque Centenario, en la inauguración de la estación Kosteki y Santillán, por los despedidos del Grupo 23 en el Centro Cultural Kirchner y por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Juan Pablo Fernández en voz y guitarra, Luciano Esain en batería y Federico Ghazarossian en bajo forman Acorazado Potemkin, una de las bandas más interesantes de la escena rockera actual. Como anticipo del show que darán este sábado en Club Cultura, de La Plata, dialogaron con ANCCOM sobre el pasado, presente y futuro del grupo.
Tienen ya tres discos editados: Mugre (2011), Remolino (2014) y Labios del Río (2017). ¿Cómo es el proceso de creación y composición de la letra y de las melodías?
Luciano Esain: Las canciones de Juan salen a partir de un riff de guitarra o un esbozo de melodía, las de Fede de una letra o de una armonía y tratamos de hacerla circular entre los tres.
Federico Ghazarossian: Lo que uno trae cambia radicalmente. El proceso, cuando participamos los tres, es recomponer. Aparece lo que puede aportar el otro, un punto de vista diferente o capaz que camina el tema para otro lado completamente diferente.
LE: Se trata de proponer frente a lo que el otro te tiró, es como un “quiero retruco”.
¿Qué les gusta plasmar en las letras?
Juan Pablo Fernández: Está bueno sentir que realmente estás tratando de entender el momento que te toca vivir, ya sea porque estás en un momento de transición de tu vida personal o porque no podés evitar mirar lo que pasa en el costado de tu vida social. Siempre hay un choque entre lo público y lo privado, como hay un choque entre lo que pasa en la sala de ensayo y lo que pasa cuando querés salir a tocar. En lo verbal como mensaje lo más honesto que podemos hacer es escribir de lo que sentís que te está pasando.
FG: Estamos atravesados por la vida diaria y por la vida personal. Después es trabajar sobre los simbolismos y la belleza, o lo fea que te pueda resultar tal o cual palabra.
LE: Cantar no es solamente decir lo que estás diciendo sino interpretarlo, ponerle un peso emocional que también tiene, en mi caso tocando la batería, un correlato directo con lo que estoy haciendo con las manos y con el cuerpo. Se dice no solamente con las palabras sino con lo que estás proponiendo rítmica o armónicamente.
¿Se definen como un power trío?
LE: Siempre decíamos que el power trío está basado en un virtuosismo más explícito que nosotros no poseemos (risas), somos instrumentistas más intuitivos que el clásico power trío, que tiende a mostrar todo lo que pueden tocar. Nosotros tendemos a acotarnos y a que los arreglos y que las cosas sean simples, entonces trío está bien, de power no sé.
¿Tienen algún estilo que tomen como influencia?
JPF: El rock. Por generación el postpunk o el punk, el indie pero no como movimiento sino como escuchas comunes que nos sirven para pensar lo que hacemos.
LE: Cuando empezás a tocar decís: “Vamos a hacer una banda como tal”, pero después de treinta años de tocar cambiás de música escuchada, en el momento de armar las canciones elegís qué de eso estás poniendo y qué no querés poner.
¿Le pondrían una definición a su sonido?
FG: En la época del MySpace decíamos que éramos “mugre”.
Todos: “Rock punk mugre”.
LE: “Mugre” es lo que no podés escribir, lo que tiene que ver más con la interpretación que con la cosa escrita o establecida.
“Mundo lego”es uno de los temas destacados de Labios de río, el último disco de ustedes. Para esa canción trabajaron con los escritos de una poeta, ¿cierto?
JPF: La autora es Josefina Safiotti, armamos una canción sobre tres poemas de ella. Su libro son dos a la vez: uno que es una mudanza y otro que es una causa judicial por violencia de género, que obviamente se cruzan. Tomamos los poemas de la mudanza, del estar sin casa, de construir ese lego como está en la imagen cuando vos ves la caja y decís “así quiero vivir, así quiero ser”, y después te faltan las piezas, se pierden, se desacomodan. Hay algo de eso en el libro y está escrito con mucha verdad, entonces fue natural entrar a ese mundo y apropiárnoslo. A veces por admiración tomás algo que capaz es triste o es duro pero está escrito con verdad, pueden ser mundos totalmente distintos al tuyo pero cuando están escritos con verdad, con honestidad, con deseo lo podés apropiar o podés jugar a que estás en ese mundo también.

“Rock punk mugre”, se autodefine la banda.
¿Cómo ven la relación del arte con la política?
JPF: Algunas letras son explícitamente políticas como “El pan del facho”, a veces en un país como el nuestro lo público se te mezcla con lo privado. No renunciamos al hecho estético, no es que trabajamos sobre consignas políticas pero no le esquivamos el bulto a esas cosas.
¿Cómo es tocar en festivales solidarios?
JPF: Nosotros conectamos con la parte más emocional y eso acompaña, nuestro trabajo no es el del militante. Siempre reivindicamos al militante que pone el cuerpo. Nosotros conectamos con el costado más emocional que tiene, que es lo que le da sentido a la lucha, conectamos con esa emoción, con los recuerdos, y eso conecta con la gente que lo va a ver y con el espíritu del militante y no sólo con la gestión política. Sentimos que es útil lo que hacemos. Sabemos que muchas veces el festival se apaga y ellos después tienen que seguir negociando, pero en ese momento que estamos los músicos con los trabajadores y están emocionados y están empoderados, es compartir el sentido de por qué se hace lo que se hace.
Sus discos son de libre circulación y descarga, ¿qué desafíos les plantea en términos económicos y de difusión del material?
FG: En su momento era como un agujero negro, lo tomamos de Radiohead que empezó a hacerlo en esa época, y lo más lindo es que ni bien editabas el material lo podía tener una persona que vive en Tilcara o en Ushuaia. Económicamente llegamos a la conclusión de que no nos influía, porque el material que editábamos lo liquidábamos. Nos abrió más puertas por esa rapidez de llegar a cualquier lado con un click. Mugre sale en agosto de 2011 y se regala, el disco sale fabricado recién en marzo de 2012, y ya tenía para esa fecha 13.000 bajadas.
JPF: ¿Sabés lo que es distribuir 13.000 discos? Todo el aparato de la industria cultural tiende a estandarizar, necesita explicar ciertas cosas, encajonar y ubicar ciertos artistas y tendencias. Fue un cambio de paradigma y terminó siendo una política de la banda: el disco sale en el mismo momento en formato físico, en Spotify y gratis para descargar.
¿Cómo fue la experiencia de tocar en México?
FG: Este año nos invitaron a tocar a la Feria Internacional de Música (FIMPRO) en Guadalajara. El FIMPRO es de las industrias musicales de toda Latinoamérica, y el sello se presentó y quedó seleccionado. Argentinos éramos Sofía Viola, Lacandona Social Sound y nosotros, y todos éramos todos muy diferentes. Tocamos en la noche argentina y antes pudimos hacer un show en Guadalajara, en Capilla de los Muertos, también con el grupo argentino Lacandona.
Su último disco lo editaron en 2017, ¿están trabajando en algo nuevo?
JPF: No, en absoluto. Hay un par de ideas dando vueltas pero todavía está fresco el material, todavía está lindo.