Pequeños economistas ilustrados

Pequeños economistas ilustrados

En un país con inflación y probreza crónicas, ¿por qué los jóvenes estudian Ciencias Económicas? Cuáles son sus motivaciones y cómo vieron la salida de Guzmán y la asunción de Batakis.        

El sábado pasado renunció el ministro de economía de la Nación, Martín Guzmán. Durante el discurso de Cristina Fernández de Kirchner por el aniversario de la muerte de Juan Domingo Perón, Guzmán dio a conocer la noticia vía Twitter, con una carta que sentenciaba que las disputas políticas hacia adentro del Frente de Todos impulsaban ahora a su renuncia. 

“El sábado me tocó tomar la decisión más dolorosa de mi vida, de la cual estoy convencido. Fue un acto de responsabilidad con la Patria”, dijo Martín Guzmán en su despedida en el Palacio de Hacienda con los trabajadores y trabajadoras del Ministerio. El ministro dio un paso al costado justo en un momento de gran debilidad de la imagen presidencial y de fuertes internas en la coalición oficialista. El domingo por la tarde, fue anunciada su sucesora, Silvina Batakis, la segunda mujer en ocupar ese cargo en la historia argentina. Llegó casi como consolidando un sentido común que dice que las mujeres suelen ser las que se hacen cargo de los conflictos. 

En este contexto en el que el fenómeno Milei interpela a la juventud desde “una construcción puramente económica” o economicista; y desde el campo popular los y las pibas dan una batalla cultural que no alcanza para conseguir su primer trabajo o laburar con sueldos dignos, ANCCOM se preguntó ¿por qué hay jóvenes que eligieron estudiar carreras afines a la economía en una universidad pública y en un país en crisis?¿Cómo impactó la salida de Guzmán y la llegada de Batakis al gabinete económico en la Facultad de Ciencias Económicas?¿Qué perspectivas tienen a futuro?

Benito Seselovsky Peker, estudiante de la Carrera de Economía, expresó que “la economía en los jóvenes tiene cada vez un rol más central. No hay un crecimiento de un sólo sector de jóvenes -los libertarios- que quieren estudiar economía sino que hay como una efervescencia general” y destacó que “es muy interesante que los jóvenes queramos estudiar esta carrera porque es parte de entender el mundo de una forma más práctica”.

 En Argentina, inflación, crisis y deuda son conceptos que construyen nuestra trama social. Están arraigados en la cultura, son una especie de columna vertebral. Parece que siempre estamos discutiendo economía o política, y en ese contexto los estudiantes de la Facultad de Ciencias Económica ven a sus carreras como una caja de herramientas para un futuro incierto. Constanza Ganly, estudiante de Administración, comenta que “lo que aprendo me sirve un montón porque el mundo está en constante cambio y tenés que saber adaptarte, la carrera a mí me da las herramientas para poder hacerlo y trabajar en el sector o área que yo quiera, tiene un panorama muy amplio de salida laboral”.

 En la misma línea, Benito recuperaba la importancia de la salida laboral a la hora de elegir qué estudiar: “a mi lo que me decidió fue la salida laboral. En un principio ese fue mi primer gran motivo”, comenta. “Me hubiera gustado mucho hacer algo social pero en un país que está cada vez más complicado de repente la realidad es que hay tecnicismos que la economía me puede dar que me sirven”, concluye Seselovsky Peker.

Por otro lado, Joaquín Queirolo, estudiante de Actuario en Economía, dijo haber elegido la carrera “porque siempre me interesó la política y quería entender la situación del país”, y destacó que le gustaría “poder contribuir al país en un futuro”. En un contexto agitado y en un país en donde la política y la economía se convirtieron en el día a día de todos y todas, en la Facultad de Ciencias Económicas a los y las alumnas los atraviesa el contexto visceralmente. En cuanto a la interna dentro del bloque oficialista y la salida de Guzmán, Queirolo expresó que, en general, lo ve “todo muy improvisado y sin planificar”; mientras que Seselovsky Peker rescató el lugar de Guzmán como un cuadro técnico y el de Batakis como una mujer formada -otro cuadro técnico pero también político- con valentía para asumir el rol en un momento como este. 

“No me gustó la forma en la que lo hizo Guzmán”, dijo Constanza Ganly en relación a la renuncia del ministro. Martín Guzmán era un funcionario respetado y serio, que llevó adelante una ardua negociación con el Fondo Monetario Internacional, por eso Ganly comenta que su miedo es “la negociación con el FMI, porque lo estaba manejando Guzmán y no sé cómo lo hará Batakis pero confío y espero que la designación sea buena”.

Aldana Casali Dupuy, estudiante de Actuario en Administración, contó a ANCCOM que eligió la carrera porque le interesa “entender lo que pasa y saber cuales son las propuestas que sirven y cuáles no”. Sin embargo, también destacó que “su carrera es demandada en otras partes del mundo a distancia”. Esto último es importante teniendo en cuenta que Aldana ve que la economía argentina y el panorama a futuro es complicado: “Me gustaría que sea más estable para que la gente piense en invertir y no sólo en ahorrar en dólares”, comentó. La llegada de Batakis al Ministerio de Economía no parece haberle significado un cambio drástico, Casali Dupuy cree que “son básicamente lo mismo, con pensamientos parecidos”, pero además destacó que no le gusta que Batakis esté a favor del impuesto a la herencia. 

Otro estudiante de Actuario en Administración, Agustín Valente, comentó en esa línea que “sin evaluar si el gobierno está haciendo las cosas bien o mal, no es un cambio que vaya a hacer mucha diferencia porque la corriente ideológica seguirá siendo la misma”, además describió como “incoherente culpar a Guzmán de que las cosas salgan mal porque no son decisiones sólo suyas”.

 Según Valente, “el cambio se ve cuando hay un cambio de gobierno y, por ende, de ideología”, pero aún así cree que “si hay algo que no va a suceder es que se arregle la economía porque, aunque trabaje con números, es una ciencia social y los problemas que vienen desde hace años no se van a arreglar por arte de magia”.

La crisis de confianza según los estudiantes no tiene que ver sólo con la renuncia del ministro, sino que es algo que responde a múltiples factores. “Con el macrismo estuvimos 15 días sin ministro de Economía y nadie dijo nada”, resaltó Benito. Y comentó que le parece “completamente honorable que Batakis haya aceptado el puesto. Nunca un recambio va a ser positivo, pero sí me parece positivo que sea Silvina Batakis”.  Además, Constanza Ganly resaltó que ve “un camino posible si empezamos por mirar un poquito al de al lado y a tirar todos para un mismo lado”.

Durante los últimos 5 días, la salida de Guzmán fue portada de diarios, hubo decenas de horas de televisión sobre el tema, muchos especialistas -en su mayoría varones- pasearon por los canales y las radios. Sin embargo, es importante volver a las calles y a las universidades para preguntarnos en qué están pensando los y las estudiantes que pueden llegar a ser parte de la clase política en el futuro.

 Los y las pibas ven en la economía una caja de herramientas, la oportunidad de tener un amplio abanico de opciones para insertarse en el mercado laboral, como la posibilidad de involucrarse políticamente y aportar algo a la construcción de una Argentina más inclusiva y estable. Ven en la economía ese nexo entre ser un cuadro técnico y también uno político; de manejar lo práctico y lo social; recuperar la sensibilidad pero también la eficiencia. Si es Guzmán o Batakis no les importa tanto; les importa la formación, las decisiones, las formas de ver el mundo. 

Lo que está en boca de todos y todas no es quién, ni la coyuntura con sabor a urgente o la actualización minuto a minuto del dólar blue en los portales de noticias. 

A los y las próximas profesionales de la economía les importa construir un futuro posible. 

¿Qué hacer con la inflación?

¿Qué hacer con la inflación?

La semana próxima se conocerá el índice inflacionario de marzo y marcará un nuevo récord. Los aumentos por expectativas, por la guerra de ucrania y por la concentración económica.

El pasado 18 de marzo explotaron las redes sociales tras un novedoso anuncio de Alberto Fernández: la declaración de la guerra a la inflación. La semana próxima, el INDEC anunciará el índice inflacionario del mes pasado y todo indica que el presidente perdió la primera batalla: las consultoras económicas, en su mayoría, pronostican un piso del 6%. El gobierno estará obligado a tomar medidos para controlarla, en un contexto nacional e internacional cada vez más complejo.

“Los costos más importantes del país son los que dirigen la inflación. Si suben esos costos, suben los precios en general”, explica el economista de la Universidad Nacional de Moreno, Alejandro Fiorito, sobre las causas de estos incrementos. Menciona cuatro factores que se hallan en todo producto final y que hacen al traslado de precios en la cadena: los elementos importados que se utilizan en el proceso de producción; los salarios; las tarifas y, lo que más repercute en la actualidad, la inflación internacional,  que ya venía en alza debido a la pandemia y ahora se agravó con la guerra entre Rusia y Ucrania-.

Y si hablamos de precios internacionales, es inevitable mencionar una de las medidas más resistidas por el establishment econonómico al momento de tratar la inflación: las retenciones a las exportaciones. Para Lorena Putero, economista e integrante del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, este es uno de los principales problemas actuales. “Tiene que ver con a quién le querés vender lo que producís. Si tenés que elegir entre comercializarlo en Argentina en pesos o afuera en dólares, ¿qué vas a hacer?”, dice. 

Pero, aunque esta sea una de las herramientas ideales para controlar la inflación, hoy las retenciones encuentran obstáculos para ser aplicadas por el Poder Ejecutivo. Cualquier otra de las medidas que se estén tomando en el entretanto, según el economista jefe en el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, Nicolás Pertierra, apunta a amortiguar parcialmente el shock internacional.

“Otros instrumentos pueden llegar a ser los fideicomisos -que algo se implementaron-, o medidas de tipo de cambio diferencial. Después queda la tarea de trabajar sobre la inercia, más asociada a acuerdos y congelamientos de precios en varios sectores en simultáneo. Desarmar tasas de interés, alquileres que se ajustan por inflación y demás, para poder ir eliminando esa inercia. Pero en este contexto es más difícil”, declara el economista.

En este sentido, Putero declara que “todos pensamos que va a haber inflación, entonces vamos aplicando márgenes, y eso va a hacer muy difícil controlarla porque el conjunto de la sociedad ya está con la expectativa de que va a haber inflación y además, con el tema más problemático, – la suba de precios de los alimentos- que a mi entender es lo que más nos preocupa a todos, está muy concentrada su producción, distribución y comercialización”.

Pocas empresas que conforman la industria alimentaria controlan toda la estructura de costos.

Esto implica que las pocas empresas que conforman la industria alimentaria controlan toda la estructura de costos. Desde la economía social, según la economista, una posible solución a largo plazo sería trabajar en la desconcentración de la producción, distribución y comercialización de los alimentos y el acompañamiento a los pequeños productores; todas medidas de las que hay experiencias referentes en diversos municipios como el de Santa Rosa o el de Trenque Lauquen.

“Si podemos fomentar productores con cadenas más cortas – o sea, que el alimento este más cerca, que no haya que traerlo desde tan lejos y que no pase por tantas manos- ahí empezás a poder reducir y controlás los insumos, con todas las limitantes que tiene. Porque muchos de los productores no son propietarios, entonces habría que acompañar en el control del precio de la tierra también”, afirma Putero. Ya distintos sectores, como la Vía Campesina, la Unión de los Trabajadores de la Tierra (UTT) o El Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MoCaSE), vienen reclamando por esto hace mucho tiempo,

Fortalecer pequeñas y diversas cadenas de comercialización, distribución y consumo es una verdadera forma de pensar en cómo solucionar estos problemas en el largo plazo. Además, esto permitiría luchar contra otro de los grandes agentes de la concentración en esta industria: los supermercados. En este sentido, para Putero es necesario reforzar los controles de precios, especialmente en políticas públicas como Precios Cuidados. Pero por sobre todo, para ganarle la guerra a la inflación no se necesita una sola medida sino un conjunto de políticas orientadas a dicho fortalecimiento de los controles, al incentivo de la competencia para diversificar los tipos de comercialización, y también al enfrentamiento de problemáticas como la de los alquileres, que hoy no se tratan adecuadamente y repercuten, como un efecto dominó, en la cadena de precios.

Y florecerán  mil ollas

Y florecerán mil ollas

“A las 25 viandas que repartimos a diario, les sumamos, semanalmente, bolsones de alimentos. Los entregamos a distintas familias que ya estaban en una situación compleja antes de la cuarentena y también a quienes jamás se habían encontrado sin dinero para comer”, desarrolla Belén, integrante de la Comisión de Comunicación de la Olla Autoconvocada de Saavedra. La crisis socioeconómica desatada por el COVID–19 aumentó de manera exponencial la cantidad de argentinos que todos los días se acercan a ollas y comedores populares en busca de un plato de comida.

De los vecinos que participan de esta olla popular, ninguno actúa en partidos políticos y se organizan de manera autogestiva y horizontal. “La olla va más allá del asistencialismo. Esta situación nos invita a generar intercambio con quienes siempre se encontraron en el lugar de recibir”, explica Belén y agrega: “Todos tenemos algo para ofrecer que no es dinero. Descubrimos que a algunos les gusta escribir, a otros dibujar o cocinar y así registramos sus historias”.

Todas las noches, la Olla Autoconvocada de Saavedra reparte la cena a 25 vecinos en situación de calle y a 14 familias, aunque no es un número estático. “Tenemos 14 cocinas funcionando, cada día cocinamos dos y otros dos pasan a retirar las viandas y las entregan. Una de las casas se utiliza para acopiar las donaciones, ahí se fracciona toda la mercadería y luego se arman los bolsones”, detalla la representante de la Comisión de Comunicación.

“Tanto la comida como el dinero los recibimos a través de donaciones. Romina, quien coordina la Comisión Finanzas, habilitó su cuenta bancaria para recibir el dinero y la Comisión de Donaciones pasa a retirar los alimentos y productos de limpieza que nos ofrecen los vecinos”, describe Belén.

Al sur de la ciudad de Buenos Aires, en La Boca, se encuentra el espacio cultural El Expreso Imaginario que, ante la pandemia, se vinculó con las organizaciones del barrio para formar una red de cooperación. “Se notó el aumento de personas en los comedores. Antes se servían entre 150 y 200 porciones y hoy se presentan 500 personas cada vez que se entrega una comida”, cuenta Sofía, una de las integrantes de El Expreso.

Más de 38 agrupaciones de variadas banderas políticas y religiosas, sirven alrededor de 10.000 platos por semana. “Cubrimos las cuatro comidas y, durante el fin de semana, solamente almuerzo y cena. Para coordinar, hacemos un flyer anunciando cuáles son los comedores disponibles en cada horario”, aclara Germán, otro integrante del colectivo, y adiciona: “Evitamos que los niños y adultos mayores asistan a los merenderos para no exponerlos al virus e intentamos acercarles la comida a sus casas”.

“Hacemos malabares para conseguir los alimentos. La comida es cubierta, en una pequeña proporción, por el Estado y la gran mayoría se consigue por donaciones de los vecinos, de las agrupaciones o de gente que no es de La Boca pero quiere ayudar. El espíritu de solidaridad siempre estuvo, acá nunca estás solo”, relata Juan, otro miembro de El Expreso Imaginario.

El panorama en la Provincia de Buenos Aires también refleja los efectos de la crisis. En el partido de Moreno, el grupo autoconvocado de vecinos Manos a la Olla se reúne todos los viernes para repartir la cena entre los vecinos más carenciados. “Antes del coronavirus estábamos distribuyendo 150 viandas. El primer viernes de cuarentena empezamos a entregar 30 bolsas de comida, luego 60 y hoy estamos en 100”, enumera Sofía, una de las representantes de la organización.

“Nos ubicamos en la plaza, frente a la Municipalidad, con guantes, barbijo y máscara, respetando el distanciamiento. Cada viernes llegan 70 personas en busca de alimentos para sus familias. Usamos las redes sociales para que se anoten y puedan recibir, además, una bolsa solidaria. La vianda se da igual, estén o no en la lista, y se despachan unas 250 o 300”, señala Sofía.

La organización social es reconocida por el Municipio, sin embargo, no percibe ayuda económica. “El apoyo es más moral, tratan de darnos una mano pero nos mantenemos gracias a la donaciones de la gente y al ‘mangueo’ cotidiano de, por ejemplo, algún supermercado o carnicería que nos hace descuento”, narra la integrante de Manos a la Olla.

En el barrio Las Tunas de Tigre, se encuentra el Centro de Apoyo Las Dos Palmeras que comenzó hace 20 años ofreciendo ayuda escolar y, poco a poco, se transformó en un comedor. “Fuimos sumando desayuno, merienda y, desde hace 5 años, agregamos almuerzo. Mayormente recibimos chicos de 3 hasta 17 años, de lunes a sábados, son 150 entre turno mañana y tarde”, reseña Nilda Ríos, presidenta de la institución.

“Armamos los bolsones de mercadería y algún miembro de las familias los pasa a buscar. A los que no pueden salir, se los acercamos nosotros hasta la puerta de sus hogares”, explica Nilda y agrega: “Hemos pasado de todo, inundaciones, dengue, gripe A y esta situación también pasará porque nos estamos cuidando muchísimo”.

El Municipio de Tigre y la Fundación SI, de Manuel Lozano, colaboran con la institución aunque no es suficiente. “No sólo necesitamos alimentos sino también artículos de higiene ya que ahora hay que mantener los espacios más limpios que antes”, analiza la presidenta. “La gente está muy asustada con el coronavirus entonces no se quiere acercar demasiado al merendero para dejar los donativos”, concluye.

Por su parte, desde Concordia, Matías Peralta, encargado del comedor Con Poquito Hacemos Mucho, ubicado en el barrio Palmeritas, define: “Somos un grupo de vecinos que no hacen política partidaria, solamente intentamos sacarle una sonrisa a quienes más lo necesitan. Acá comen de 125 a 145 personas, contando niños, madres solteras y adultos mayores. Concordia es una de las zonas más pobres no sólo de Entre Ríos sino de Argentina”.

En el comedor brindan merienda y cena a los vecinos con menos recursos gracias a la colaboración del resto de los residentes: “Fuimos a pedir ayuda al municipio de Concordia en reiteradas ocasiones pero nunca obtuvimos respuesta. Por eso, hemos decidido no molestar más y continuar trabajando con las donaciones que recibimos”, sintetiza Matías.

“Les preparamos chocolatada, café con leche o mate cocido, pan con mermelada o galletitas, de acuerdo a lo que nos llega. De cenar, por lo general, hacemos guiso con arroz o fideos. Estamos tomando las medidas de prevención, usamos tapabocas, respetamos las distancias y, para que no se acumulen muchas personas en el recinto, vienen los adultos a retirar las viandas”, finaliza el encargado.

Las bicicletas toman velocidad

Las bicicletas toman velocidad

“Hay más conciencia del tema saludable, hace deporte y eso ayudó a que le den uso a la bici», dice Campomar.

Alexis Campomar administra Star Cicles, una bicicletería fundada en 1989. “Mi papá (Norberto) y un amigo comenzaron a arreglar bicicletas en un local pequeño y con el tiempo se mudaron a uno más grande donde empezaron a fabricarlas. Hoy vendemos bicicletas fabricadas por nosotros, importadas y también reparamos”, comenta el encargado del local ubicado en Olivos y que ahora ofrece sus productos a todo el país gracias al comercio por Internet.

La bicicleta ha ganado terreno en la movilidad de las ciudades y el Gran Buenos Aires no es ajeno a su popularizacón. “En los últimos seis años hubo un gran crecimiento: la gente es más consciente del tema saludable, hace deporte y eso ayudó a que le den uso. En Zona Norte y Capital Federal hay espacios donde se puede salir a andar y eso es un incentivo”, agrega Alexis.

Pascual Mazza, distribuidor de Olmo Bikes, una fábrica fundada en Morón hace más de 70 años, complementa esta información sobre el mercado. Cuenta que en los últimos tres años aumentó cien por ciento las ventas de rodados de media y baja gama. “Veníamos en alza, ahora con el tema de la cuarentena se cortó todo, pero la bicicleta viene en un crecimiento mundial y la gente se concientizó en usarla más porque es un medio de transporte no contaminante. Además, carreras, bicisendas y salidas grupales ayudaron a ese crecimiento”, puntualiza.

“En el último año hubo récord de ventas de bicicletas de todas las gamas. La gente que empezó a usarlas como medio de transporte, se encontró con algunas muy económicas: la compraba en cuotas y se daba cuenta que la cuota era más barata que lo que gastaba en transporte al mes. Y la venta de una bicicleta luego te genera la venta del inflador, del casco, de la luz”, afirma Maxi Chazarreta, distribuidor de Bicicletería Pereyra para el Gran Buenos Aires.

«La venta de una bicicleta luego te genera la venta del inflador, del casco, de la luz”, afirma Maxi Chazarreta.

Adolfo Carrizo es periodista especializado en ciclismo y monta bicicleta desde los 4 años. Antes de la cuarententa, decretada el 20 de marzo, salía entre dos y cuatro horas diarias a entrenar. “Me gusta salir, no tengo problema con andar en el tránsito, hay gente que si no tiene para salir de la ciudad, alejarse un poco y volver, no sale, pero yo en ese sentido no tengo problema”. Dice que en los últimos cuatro años se ve mucha más gente pedaleando y cree que los gobiernos provinciales y municipales tienen que motivar, aún más, a los argentinos a usar este medio de transporte. “En un montón de sectores de Capital faltan bicisendas y otras tienen poco mantenimiento”, asegura.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, instó a sus colaboradores a diseñar rutas que pongan a la bicicleta como el principal medio de transporte en la ciudad. “Estoy pensando en diseñar temporalmente rutas por encima de las líneas de metro más concurridas para que las personas que se sienten más seguras en bicicleta puedan moverse”, declaró. En Bogotá, Berlín, Milán, Quito, Bruselas, San Francisco, Edimburgo y varias ciudades de España, Canadá, Nueva Zelanda, Perú, Inglaterra y México se han creado carriles y rutas provisionales para el uso exclusivo de la bicicleta.

“Después de la cuarentena la gente va a usar mucho más la bicicleta porque no quiere viajar en colectivo para no estar en contacto con otras personas y aparte van a querer hacer más deporte del habitual por este tiempo que no pudieron salir”, expone Alexis. “Unos amigos que ya están empezando a trabajar otra vez me decían que hay un montón de cosas que no las ven de la misma manera que las veían tres meses atrás. Están con un poco de miedo”, completa Adolfo.

Chazarreta agrega que la financiación también es importante para impulsar el mercado de la bicicleta en tiempos de recesión económica. “El sistema de crédito y cuotas ayuda a que la gente compre una bicicleta: el valor promedio está en 20 mil pesos y la gente ve que la compra se le hace pesada. Si varios bancos empiezan a ofrecer este servicio, seguramente más pesonas se van a volcar a la bicicleta”, afirma el representante del mayorista con sede en La Banda (Santiago del Estero).

La bicicleta viene en crecimiento mundial porque es un medio de transporte no contaminante», dice Mazza.

Si bien las ventas bajaron por la cuarentena, el comercio por Internet es un aliado en la distribución de bicicletas y bicipartes. Desde Bicicletería Pereyra afirman que lo que más se está vendiendo son los rodillos, entrenadores que permiten usar la bicicleta dentro de casa, y las bicicletas fijas. Desde Star Cicles comentan que las que son para chicos, los monopatines y repuestos como cámaras y cubiertas han tenido buena demanda en el último mes.

Maxi explica que este fenómeno se da en los momentos de crisis económica porque muchas personas no tienen para comprarse una bicicleta, pero si tienen la posibilidad de mandar a reparar la que tienen en casa. “La gente que no tenga para pagar un boleto de colectivo no le quedará otra que sacar la bicicleta vieja y cambiarle cámaras, cubiertas, cables de freno, hacerle un service general y ponerla en condiciones”.

El espacio público tiene que cambiar su funcionamiento para impedir que el coronavirus se expanda en las grandes metrópolis el día que las cuarentenas se flexibilicen y por eso serán importantes las políticas públicas en relación a la movilidad. Los gobiernos tienen la responsabilidad de ampliar y facilitar el uso de medios de transporte que reduzcan la contaminación y sean útiles para mantener el distanciamiento social.

Alberto Kornblihtt advirtió sobre éxodo de científicos en el Macrismo

Alberto Kornblihtt advirtió sobre éxodo de científicos en el Macrismo

Alberto KORNBLIHTTAlberto Kornblihtt está sentado en la oficina de su laboratorio en Ciudad Universitaria. Es uno de los científicos más reconocidos de nuestro país, pero fue su intervención en el debate parlamentario por la legalización del aborto la que le valió una reciente fama mediática. Nació en Buenos Aires el 30 de junio de 1954. Hizo el secundario en el Colegio Nacional Buenos Aires y, en el año 1977, se recibió de biólogo en la UBA. Siguió luego un doctorado en Bioquímica en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas que, en ese momento, se llamaba Fundación Campomar y era dirigido por el Premio Nobel Luis Leloir. Con ese título viajó a la Universidad de Oxford, en Inglaterra, donde cursó un posdoctorado. Estuvo tres años investigando en la rama de la Biología Molecular, que estudia los procesos en los seres vivos en su aspecto más microscópico, y obtuvo resultados que le valieron prestigio. En 1983, con el final de la dictadura, volvió al país e inició su carrera como investigador del Conicet y docente. Hoy dirige el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Conicet-UBA). Dueño de un currículum extenso y repleto de premios, hace elogio de la sencillez.

¿A qué se dedica un biólogo molecular?

La Biología Molecular es una rama de la Biología, o de la Bioquímica, que se ocupa de todo lo que ocurre en la información genética que está en el ADN de las células: cómo se codifica, cómo están organizados los genes y cómo son regulados de manera tal de dar la orden para fabricar el producto final, que son las proteínas. Eso es lo que llamamos el “flujo de la información genética”, cómo fluye la información desde el ADN del núcleo de las células hasta la proteína del citoplasma. Investigamos cómo se regula tanto en condiciones normales como en condiciones patológicas, que alteran ese flujo. Si uno conoce el mecanismo de alteración, puede tratar de investigar herramientas para curarlas.

¿Cómo se compone su instituto? ¿Trabaja solo o con un equipo?

Mi grupo tiene estudiantes de doctorado y posdoctorandos, que son personas que terminaron su doctorado pero están investigando, y también investigadores jóvenes. El instituto tiene doble dependencia, de la UBA y del Conicet. El Conicet paga parte del sueldo de los investigadores, que a su vez son profesores de la Universidad, y mantiene el edificio, aunque ahora estamos en una crisis presupuestaria y no tiene plata para ponerlo en funcionamiento. Tiene una sede administrativa central, pero funciona financiando y sosteniendo cerca de doscientos institutos de investigación, la mayor parte de los cuales están en predios de las universidades nacionales y en íntima relación con ellas. Mi sueldo, por ejemplo, viene mayoritariamente de la UBA porque soy profesor pero hay un plus que viene del Conicet tanto por ser investigador como director.

El 31 de mayo de 2018, Kornblihtt participó del plenario de comisiones en el Congreso Nacional por el debate por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). En su argumento, luego multiplicado a través de las redes sociales, Kornblihtt explicó cómo la noción de “vida humana” no puede definirse desde la biología porque responde a creencias y prácticas culturales y religiosas. Por lo tanto, cualquier argumento desde una noción biológica de la “vida humana” para negar la interrupción de un embarazo es equivocado. Tras la aprobación del proyecto en Diputados,  Kornblihtt participó luego del debate en la Cámara Alta. Allí, cuando terminó su intervención, la senadora tucumana Silvia Elías de Pérez le retrucó el argumento alegando que él estaba justificando el uso eugenésico del aborto en casos de enfermedades incurables, como el Síndrome de Down. Kornblihtt le preguntó si ella creía que el Síndrome de Down es una enfermedad, y ante la evasiva de la senadora, le dijo que lo que ella decía “no estaba bien, estaba mal”. La juventud centennial y millenial se encargó de transformar la frase en meme: a la foto de Kornblihtt se le agregó su frase y la imagen se viralizó.

Su figura creció públicamente después del debate sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. ¿Cómo llegó a participar?

No recuerdo exactamente quiénes me invitaron. Puede haber sido la Campaña por el Aborto Legal, o el diputado Roberto Salvarezza del Frente para la Victoria (FpV), que fue presidente del Conicet y es un gran científico con quien comparto el mismo grupo político. De alguna manera soy un científico más o menos conocido, me habrán propuesto por eso. Yo ya había opinado de éste tema en otros foros y lugares. Mi intervención tuvo un nivel de visibilidad que ni busqué ni me imaginaba.

Si el año que viene se insiste con el debate y lo vuelven a invitar, ¿está dispuesto a asistir?

Sí, claro. ¡Tendría que repetir los mismos argumentos! Los científicos tenemos que expresar nuestros conocimientos y ayudar a formar una opinión pública informada. Después la población vota y hace lo que quiere.

En los últimos tiempos también se hicieron virales algunos comentarios de grupos “anti vacunas” que rechazan la vacunación obligatoria. ¿Qué piensa de estas ideas?

Es un peligro grandísimo. La vacunación es uno de los grandes triunfos democráticos de la medicina. Sobre todo en países como el nuestro donde hay planes nacionales que son ejemplo en el mundo. Asumir que porque estadísticamente uno de cada quinientos mil vacunados de una cierta vacuna pueda tener una complicación secundaria no hay que vacunarse, no tiene valor epistémico. Porque toda acción humana tiene un riesgo. Cuando vos salgas de acá y cruces la calle para subirte al colectivo hay un riesgo. Pero por eso qué, ¿no vas a cruzar la calle? Ese pequeñísimo riesgo es absolutamente despreciable respecto a los grandes beneficios que tiene la vacunación masiva. Aquellos sectores que quieren volver a un ser humano no tecnológico como en la época de las cavernas no saben que ese ser humano vivía en promedio veinte años y que justamente la socialización de la medicina y el mejoramiento de las condiciones de vida y alimentación han llevado en los países desarrollados a que la esperanza de vida sea de entre setenta y cinco y ochenta y cinco años, depende el país. Volveríamos para atrás. Por otro lado esta gente se aprovecha de que el resto esté vacunado, porque si un niño porque sus padres no quieren vacunarlo no lo está, cuando va a la escuela su riesgo de enfermarse es muy bajo porque el resto de sus compañeros sí lo están.

Kornblihtt es un científico comprometido con la realidad en la que vive. Es uno de los especialistas que llevó adelante durante todo el año pasado el reclamo al gobierno por el deterioro del presupuesto destinado a la ciencia.  En el año 2006 impulsó su candidatura al rectorado de la UBA. Por ese entonces ya se definía políticamente “de izquierda”, a pesar de no estar afiliado a ningún partido. Tiempo después decidió darla de baja para apoyar la candidatura de Alfredo Buzzi, decano de la Facultad de Medicina. Durante su adolescencia fue comunista y hoy tiene relación con sectores del kirchnerismo.

Me hablaba recién de la situación presupuestaria del Conicet. ¿Qué es lo que está sucediendo?

Estamos en uno de los peores períodos de financiamiento de la Ciencia y la Técnica de la historia de nuestro país. No es que no haya habido antes períodos malos, los hubo. Pero ninguno como éste porque sucedió después de un gran período de expansión. Durante el gobierno kirchnerista tuvimos una expansión del sistema con un aumento del número de becarios, del número de investigadores del Conicet, de los metros cuadrados en construcción de edificios y en reacondicionamiento de los laboratorios, en el número de investigadores repatriados. Todo ese crecimiento, que se vio reflejado en una mejora de la calidad científica en nuestras publicaciones durante esos doce años, con el gobierno de (Mauricio) Macri se volvió para atrás. La peor situación se dio este último año porque el presupuesto del Conicet y de la Agencia Nacional de Promoción Científica está muy restringido. A eso se suma la devaluación de la moneda, ya que para los laboratorios que investigamos en ciencia experimental los insumos son importados y se compran en dólares , pero nuestros subsidios son en pesos y no han sido actualizados. A eso también se suma el deterioro del poder adquisitivo de nuestras becas y nuestros salarios. Estamos todos muy preocupados. Mucha gente que pensaba volver al país no va a volver y otra gente está pensando en irse. Es una situación crítica. Lamentablemente no vemos que las autoridades del sector salgan a pelear por un mayor presupuesto sino que más bien justifican el ajuste.

¿Habla del Secretario de Ciencia y Técnica, Lino Barañao? ¿Por qué cuando cambió el gobierno él siguió al frente del Ministerio – hoy Secretaría – de Ciencia y Técnica?

Eso demuestra que no tiene que ver con qué persona está delante de un Ministerio o una Secretaría sino que tiene que ver con la importancia que el gobierno le da a la Ciencia y la Tecnología. Obviamente el gobierno anterior le daba mucha más importancia que este. Se suma el hecho de que su política económica ha endeudado al país en miles de miles de millones de dólares y se ha vuelto a solicitar crédito al FMI, que viene con la imposición de un ajuste en la inversión que el Estado hace en todos los rubros, que incluye a la Educación, la Salud y a la Ciencia y Técnica, por ejemplo.

¿Cómo afecta, concretamente, el recorte en el sector?

Es muy difícil estirar el monto en pesos de los subsidios para poder comprar los insumos que están dolarizados. Para el mantenimiento de los institutos, el Conicet no está girando fondos. Algunos como el nuestro, están sobreviviendo como pueden. En nuestro caso, como este es un edificio que hay que terminarlo, recibimos plata para hacerlo y con los intereses de la puesta en plazo fijo de esa plata estamos en cierta forma “prestándole” al Conicet para mantener los ascensores, la higiene y seguridad, la limpieza y demás. Tampoco la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica puede pagar subsidios para compra de equipamientos, que son bastante importantes en costo, porque no tiene plata. Entonces nos dicen: ´Bueno, ustedes ganaron el subsidio, tendrían que comprar éste aparato que sale un millón de dólares, pero no tenemos la plata´. Por varias vías el ajuste se siente. Todavía en muchos aspectos estamos con la inversión que se hizo en el gobierno anterior. La perspectiva es que si esto sigue así va a haber un éxodo muy grande y, además, sólo se van a salvar los grupos que tienen dinero internacional, porque esos subsidios sí son en dólares.

¿Y cómo afecta eso al trabajo que hacen día a día?

Mi grupo en particular tiene subsidios internacionales por lo tanto no se ve tan afectado. Pero esa es una realidad excepcional. Aún en el período de expansión los subsidios no estaban a la altura de las necesidades, pero estaban mucho mejor que ahora.

¿El futuro se ve oscuro?

Con un gobierno como este la cosa no va a mejorar. Si cambia el gobierno el año que viene puede ser que las intenciones sea de mejorarlas, pero la verdadera herencia para el que venga, de cualquier signo, va a ser la que le va a dejar el macrismo, que va a ser un país endeudado. Si el próximo gobierno tuviera como política recuperar el papel del Estado en la promoción de un montón de cosas, no sólo en la Ciencia y Tecnología sino también en la Educación y la Salud, yo temo que no se pueda hacer. En rubros como estos, el ajuste deteriora el sistema muy rápidamente y después lleva muchos años reconstruirlo.

¿Qué piensa que pierde nuestra sociedad si se olvida a la ciencia?

Los problemas ahora se ven en la dinámica de los grupos de investigación y los institutos. Si se disminuye la investigación científica, nuestro país va a tener menos independencia, menos poder de decisión económico y político. No es solamente lo que la Argentina pueda producir como producto de la ciencia y la tecnología sino también lo que pueda entender de lo que está pasando en el mundo. Los países necesitan el desarrollo de la ciencia y la tecnología para avanzar, y fundamentalmente para poder darle mejores condiciones de vida a sectores a los que han olvidado. Este gobierno ha incluido más gente en la pobreza, ha restringido más los presupuestos. El Estado es el único que puede tomar la decisión de compensar, parcialmente, las desigualdades.

El 26 de noviembre participó en la Facultad de Medicina de un debate por el cambio de las competencias. ¿De qué se trata esa discusión?

El Consejo Directivo de la Facultad de Medicina de la UBA y luego el Consejo Superior ratificaron una resolución que dice que para los concursos de docentes auxiliares los que se inscriban tienen que ser graduados de la Facultad de Medicina. Eso es un sinsentido porque, por ejemplo, para enseñar Bioquímica en Medicina es mejor un bioquímico, un biólogo o un químico biológico; para enseñar Física es mejor un físico; para enseñar Matemática es mejor un matemático. Esto es una cosa elemental. Yo la llamo una resolución “canalla” porque el único objetivo que tiene es mantener una cierta endogamia y garantizar que un sector que se forma en esa Facultad sea el único que tenga acceso a la docencia en ella. Si fuese exogámica, al revés, la Facultad se vería beneficiada. De hecho, nosotros, en nuestra Facultad, tenemos profesores médicos, agrónomos, bioquímicos y muchos más. Hay de todo. Porque lo que importa es la generación de conocimiento en la Universidad y la capacidad de hacer investigación y de enseñar, no con qué título te recibiste.

¿Cree que puede ser peligroso para la formación de nuevos profesionales?

Es peligroso por varias cosas. Primero porque cualquier cosa que restrinja la apertura en los concursos apunta a la mediocridad en la enseñanza. La segunda cosa es que cercena la interdisciplina. Pero también afecta a la investigación. Gran parte de los investigadores que trabajan en la Facultad de Medicina o en institutos del Conicet con cátedras universitarias en Medicina no provienen de medicina. Sin embargo, investigan cosas que tienen que ver con la medicina. ¿Quién dijo que el mejor preparado para investigar cosas que tienen que ver con la medicina en un laboratorio es el médico?

¿Responde a un interés político?

Por supuesto. Ni siquiera a un interés partidario. Sino que es simplemente algo que es bastante deplorable que es “cuidar la quintita” y garantizar la endogamia de manera tal que no venga gente con otro pensamiento, quizás más abierto y crítico, que pueda cuestionar algunas medidas que se toman adentro de la Facultad.

La rama de la ciencia a la que usted se dedica, las Ciencias Naturales, es comúnmente asociada con la idea de “neutralidad política” y se cree que los científicos no tienen que llevar adelante los debates que usted protagoniza en ciertos círculos. ¿Qué opina al respecto?

Eso es un prejuicio. Yo antes de ser biólogo tenía una concepción social y política del mundo, que la sigo teniendo. Cuando era adolescente era comunista y tenía la creencia de que el capitalismo no soluciona los problemas de la gente sino que los agrava. Pese a que haya fracasado el socialismo real en el bloque del Este y haya caído el Muro a fines de los ´80, eso no quiere decir que mi expectativa de un cambio social en el mundo no tenga que ver con un giro a la izquierda, con una socialización de la economía, con la distribución equitativa de la riqueza, con un Estado que proteja a los más vulnerables y con el papel de los trabajadores de definir su propio destino. Luego de estudiar biología eso se reforzó.

Los científicos, sean de la rama que sean, ¿qué función deben tener en la sociedad?

A mí me importa más el compromiso social del científico que la importancia social del tema que investiga. Yo no creo que los científicos tengamos que estudiar algo que tenga una aplicación inmediata y tampoco pienso que nosotros con nuestra investigación vamos a solucionar temas de salud, vivienda, educación o igualdad que hay en la sociedad. Los gobiernos saben cómo hacer cloacas, asfaltar calles, hacer que la gente llegue a fin de mes. La ciencia no va a descubrir algo que se sabe. Para poder hacerlo simplemente tenés que quitarle a los ricos y darle a los pobres. Es una ecuación elemental. Sin embargo pienso que la actividad de la ciencia es muy buena porque hay muchos temas candentes en nuestra sociedad que uno puede informarse a través de la práctica científica. Los científicos no damos la verdad, porque nosotros no somos dueños de ella, pero sí damos información como para que la sociedad pueda hacerse sus propias ideas.