Vecinos de Laferrere luchan contra la contaminación

Vecinos de Laferrere luchan contra la contaminación

Vecinos de Laferrere rechazan la instalación de una subestación eléctrica por parte de la Empresa Distribuidora y Comercializadora Norte Sociedad Anónima (Edenor S.A.) y el establecimiento de un basurero municipal, ambos en el ex Aeroclub Argentino en el kilómetro 24.700 de la Ruta 3, en Gregorio de Laferrere, por considerarlos contaminantes. Cansados de reclamar y pedir explicaciones a la Municipalidad, al ENRE, a EDENOR y al Gobierno bonaerense, los vecinos comenzaron a actuar. Hace una semana realizaron la tercera jornada de trabajo voluntario, en la que cortaron el pasto, llevaron a cabo la limpieza del predio y plantaron árboles. “Estamos en la búsqueda de la familia a la que le expropiaron los terrenos del aeroclub, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados, porque ya tenemos el basural y la subestación en puerta. Si no defendemos el espacio y no nos defendemos a nosotros mismos, nadie lo hará”, dijo Daniel Toro, vecino de Laferrere y principal organizador de la lucha contra la subestación eléctrica y el basural municipal. Aún no han concretado medidas legales, pero ya han contactado un abogado para asesorarse.

Múltiples intereses

El predio cuenta con 84 hectáreas y está delimitado por la avenida Juan Manuel de Rosas, y las calles 3 Cruces, Voissin y Estanislao de Campo. En el terreno funcionaba el Aeroclub Argentino -fundado en 1908 por Jorge Newbery y Aarón de Anchorena-, la primera institución aérea del país y la tercera en el mundo. En 2005 fue declarado de Interés Histórico Testimonial e incorporado al Patrimonio Cultural de la provincia de Buenos Aires. A partir de 2012 la institución dejó de funcionar en Laferrere debido a las obras del hospital Materno Infantil emplazadas en medio de las pistas de despegue y aterrizaje, luego de que las tierras fueran cedidas por la presidenta del aeroclub María del Pilar Rolandelli. Esto pudo suceder tras la modificación de la Ley 13393 que lo declaraba como bien de interés histórico testimonial y la incorporación de la ley 14675: “Este proyecto de ley tiene por objeto delimitar la superficie correspondiente al patrimonio histórico con el objetivo de que el Estado pueda disponer de esas tierras para su uso productivo; a los fines de dar cumplimiento efectivo de los principales objetivos que alientan la función pública, máxime ante la creciente escasez de tierras producto de la urbanización y crecimiento demográfico, la necesidad de generar nuevos espacios públicos, deportivos, educativos, de salud y de crear las condiciones que permitan dar soluciones habitacionales acordes que reclama la sociedad, principalmente en el marco del programa PRO.CRE.AR es que se hace imprescindible el uso racional de tierras ociosas, dándole a las mismas una nueva utilidad a fin de responder a las necesidades actuales”.

Actualmente, una oficina del Aeroclub Argentino funciona en el Municipio de Morón, en la VII Brigada Aérea. Daniel Toro explicó a ANCCOM: “La gestión anterior lo que hizo fue destruir la política de los aeroclubes. Hoy en día el predio del aeroclub es tierra de nadie. Hace un año y nueve meses que se instalaron los de Metrobus con oficinas de logística e ingeniería. La obra ya terminó, pero todavía no las sacaron. No sabemos si van a quedar permanente. También está el sindicato de UOCRA metido ahí. Por su parte, el municipio copó el hangar central de hormigón con el plan PROCREAR. La torre y la confitería también fueron subcontratadas por un empresario”. Lo que queda del Aeroclub Argentino son solamente hangares en desuso y dos carteles oxidados enganchados a la tranquera que da acceso al predio en los que apenas se puede leer: “Aeroclub Argentino” y “Fuerza Área Argentina”. Una gran meseta, de aproximadamente dos metros de altura, irrumpe el llano del terreno: es el relleno artificial que EDENOR realizó para la futura subestación eléctrica. En frente, un “paredón” formado con separadores de ruta, sobrantes de las obras del Metrobus. “Apilaron en forma de L los pilotes para impedir la visualización de lo que se estaba haciendo en el terreno. No hay vista ocular desde Ruta 3. La única forma de ver algo fuera del terreno es desde el puente peatonal”, describió Toro. Alrededor del paredón todavía hay algunos montículos de basura que no han sido retirados.

EDENOR rellenó el terreno para la futura construcción de la subestación eléctrica

Meses atrás, un sector del ex Aeroclub funcionó como centro de transferencia de residuos, es decir que la basura se acopiaba allí y luego era recogida por camiones de la empresa Martín y Martín -del Municipio- para ser relocalizados en el Ceamse. “Nos llevó dos meses de reclamos que sacaran la basura, nos tuvimos que quejar incontables veces con el municipio para lograrlo. El problema que tenemos ahora es que aparecen camiones de otros lados a tirar su basura y coches particulares también. La intencionalidad es degradar el lugar y que eso le dé el terreno propicio para que se construya la subestación”, conjeturó Toro. En la misma línea, Carlos Alberto Carabajal vecino de Laferrere desde hace 39 años, agregó: “Tiran basura para que después el predio valga dos pesos, pero a nosotros nos costó y a nuestros antepasados también. Qué le vamos a dejar a nuestros hijos y a nuestros nietos. Cuál es el sentido de que a los chicos les enseñen sobre ecología, sobre salud y después pase esto. Nos encontramos a esta altura de nuestra vida con la dignidad empobrecida por toda esta situación. Nos van a matar a todos. Nadie nos cuida, la Municipalidad no vela por nosotros porque tranza. Trabajé toda mi vida, fui maquinista del tren Belgrano, ahora quiero vivir el resto de mi vida tranquilo, pero qué descanso puedo tener con lo que está pasando. Quiero un espacio verde para que pulule la vida, no la mugre, la contaminación y las enfermedades”.

En abril del 2016 EDENOR presentó una solicitud para el otorgamiento del Certificado de Conveniencia y Necesidad Pública al Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) en la que formuló: “El objetivo de la nueva obra es el garantizar el suministro en condiciones adecuadas a la calidad de servicio de los clientes existentes y futuros de las localidades de Gregorio de Laferrere, Rafael Castillo, González Catán e Isidro Casanova. Ésta obra permitirá garantizar el abastecimiento de energía eléctrica al emprendimiento habitacional “Laferrere” en el marco del plan PROCREAR BICENTENARIO financiado por la Administración Nacional  de Seguridad  Social y al nuevo Hospital Materno Infantil de Laferrere”. Según la resolución del ENRE 0123/2016, la empresa EDENOR expuso un Memorándum del Departamento Ambiental (D.AMB) Nº 289/2015 por el cual se manifestó que no han sido advertidas cuestiones que deban ser observadas por su parte. Además, contaría con la constancia de solicitud de habilitación o autorización ambiental ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) de la provincia de Buenos Aires.

Toro habló de las irregularidades con que se llevó acabo el planeamiento y el comienzo de las obras: “Se movieron de manera clandestina e ilegal. Nos enteramos de casualidad, no llamaron a audiencia pública ni nada. Noté que algo raro estaba sucediendo cuando vi a un camionero estacionando en la tranquera del predio y me acerqué para preguntarle qué iban a hacer ahí. Ellos edulcoraban la realidad diciendo que querían hacer un centro de energía. Algunos días después decidí entrar y vi gente de la constructora Calera Ezeiza, que ya había hecho una subestación en Cañuelas, y les empecé a preguntar para quién estaban trabajando, sin conseguir respuesta. Luego de insistir, me dijeron que iba a venir gente de EDENOR para ver el terreno”. Daniel cuenta que el día en que se presentaron los empleados volvió a preguntar si allí harían una subestación y no lo negaron. “Hasta ese momento no teníamos ningún tipo de documentación. No había carteles que anunciasen las obras ni había sido publicado en ningún medio. Tenemos un abogado de nuestro barrio que elegimos para que nos defienda e ingresó a la página del ENRE. A través de él nos enteramos que desde el 2015 tienen estos planes. Además, ya habían sido autorizados por el ENRE, OPDS y el Departamento de Seguridad Pública. Esto no hubiese pasado si hubiéramos conocido sus intenciones”.

Johanna Pedroza, vecina del barrio de Laferrere.

Johana Pedroza de 33 años, vecina de hace 14 años del barrio y esposa de Daniel Toro agregó: “Con mi marido empezamos a ver que se acercaban camiones a tirar basura al predio lo que nos alertó de la situación. Nos confirmaron que efectivamente iban a poner una subestación porque Daniel los vio midiendo los cables de la ruta y les preguntó al respecto. Inmediatamente se lo planteamos a los vecinos y comenzamos a hacer reuniones para decidir entre todos los pasos a seguir. Firmamos un petitorio porque la situación nos superaba, ya habían hecho el relleno indiscriminado de tierras para los cimientos de la subestación y estaban colocando alambrado para limitarnos el acceso”. Alberto Guerra tiene 72 años y desde hace 58 años vive en el barrio, a una cuadra del ex Aeroclub, y desde allí no veía el basural.  “Estaba todo tan bien escondido que me tuve que enterar por Daniel”, recordó Guerra.

Según el expediente, correspondía publicar las futuras obras durante cinco días en el portal de Internet del ENRE y solicitar igual publicación en el portal de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima (CAMMESA), como así también en un diario de amplia difusión de Laferrere durante dos días. El expediente agrega que se otorgó un plazo de diez días desde la última publicación, para que quien considerase que la obra pudiere afectarlo, en cuanto a las prestaciones o sus intereses económicos, planteara su oposición fundada al Ente Regulador. En caso de que la oposición planteada fuese común a otros usuarios se convocaría a una Audiencia Pública. Pero no hubo difusión y tampoco Audiencia Pública.  

EDENOR sostiene que la subestación no contamina ni genera enfermedades, escudándose en la aprobación de las obras por parte del Departamento de Seguridad Pública. Los vecinos de Laferrere no creen que esto sea cierto. “Nos interiorizamos bien con un informe de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) que incluye un estudio epidemiológico del 2014 sobre la subestación del barrio Sobral, Ezpeleta”, explicó Toro. Según el estudio, a alrededor de 450 metros de la subestación se encontraron 170 muertes relacionadas a la contaminación electromagnética, como niños con leucemia y malformaciones en los fetos. “La subestación, por la contaminación electromagnética multiplica por seis la probabilidad de morir de cáncer y por tres la de sufrir enfermedades mentales. El 58 por ciento de las muertes en el barrio fueron por cáncer”, citó Miguel Betancur, ingeniero agrónomo y habitante de Laferrere, a partir del estudio de la UNLP. “Empezamos a leer al respecto cuando quisieron colocar un transformador de 800 KVA entre Montgolfier y Soldado Sosa, enfrente de un jardín de infantes, la sala de primeros auxilios y la Sociedad de Fomento 25 de Mayo. Desde ese episodio nos informamos y concientizamos bastante sobre la contaminación electromagnética. Estudiamos bien el caso y presentamos notas para impedir que se avanzara con la instalación. Finalmente, pudimos evitar que colocaran el transformador. Por eso, cuando vimos lo que estaba sucediendo en el Aeroclub, los vecinos no dudamos en hacerle frente a EDENOR”, dijo Toro con voz firme.

Según el testimonio de varios vecinos hubo episodios violentos cuando quisieron desalojar a los constructores que había contratado EDENOR. “Los tipos se querían imponer, tuvimos que venir con treinta vecinos para sacarlos, no se fueron por la vía pacífica. Al día siguiente de la primera reunión, el 15 de junio, los vecinos frenamos la obra. El 16 volvimos al predio y ésta vez la situación se tornó violenta. Me amenazaron con una pala teniendo a mi hijo de 4 años en brazos. Vinieron los abogados de EDENOR y blanquearon que se iba hacer una subestación, pero que era mentira que contaminara, que no teníamos por qué tener miedo. Nosotros les dijimos que no la queríamos. El 17 y el 18 nos presentamos nuevamente en el terreno e hicimos una vigilia. El 19 ya no volvieron”, relata la pequeña victoria. Luego del desalojo los vecinos llamaron a Protección Ciudadana, pero no obtuvieron respuesta. Consiguieron hablar con el delegado municipal, Daniel Videla, quien les dijo que no sabía nada de la construcción y que esa obra corría por iniciativa del Gobierno nacional. El 10 de julio, Videla organizó una reunión con EDENOR, a la que según los vecinos asistieron punteros políticos que se expresaron a favor de la subestación, con el argumento del progreso para el barrio, pero ellos les advirtieron que solo se trataba de un progreso para el bolsillo de los empresarios. “Le dejamos un petitorio firmado por los vecinos en contra de la subestación y luego nos retiramos, ya que no era una Audiencia Pública. Al ENRE, a María Eugenia Vidal y a la intendenta Verónica Magario, también les hicimos llegar el petitorio”, repasa. A finales de julio, el ENRE respondió que la obra se iba a continuar porque no contamina, que está dentro de los parámetros normales.

Rogelio Cardoso Villa tiene 78 años, vive desde hace 30 años en Laferrere y está dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance para defender su barrio. Contó que vino desde Bolivia cuando era muy joven para trabajar en la construcción. “Yo hice hasta segundo grado de la primaria. Por eso cuando tuve hijos mi objetivo era que ellos estudiaran y lo cumplí. Durante toda mi vida intenté mejorar el barrio junto a todos. Me llamó la atención cuando vi el avance de la obra desde adentro, porque desde afuera no se veía nada. Enseguida me puse en campaña junto al resto de los vecinos y mis hijos también se pusieron al servicio de la causa. Esto no solo trae problemas de salud sino que afecta en la economía de la población de Laferrere y propicia la estigmatización social”, denunció Villa. Por su parte, Cervino Effting de 69 años y con 22 años viviendo en el barrio declaró: “Cuando me enteré me dio bronca y enseguida me uní al reclamo de los vecinos, porque no es bueno para la gente. Hace un par de años esto era todo verde, ahora es un basural. Además de contaminar, le da un mal aspecto al barrio”. En la misma línea, Roberto Forales, de 80 años, y con más de 40 en el barrio contó que se enteró por los volantes que hizo circular Daniel e inmediatamente se involucró participando de las reuniones.

«Tiran basura para que después el predio valga dos pesos», dice Carlos Carbajal.

“La idea es eliminar el proyecto que tiene EDENOR, quien plantea que será un beneficio por el tema eléctrico para el barrio. Nosotros vemos una contradicción en este proyecto, hay que usar el sentido común, en el mismo predio donde quieren poner una subestación y un basural del municipio hay un hospital, que es un centro para preservar la salud de la gente. Es decir, que la gente viene a curarse y lo que quieren colocar a unos metros nos va a enfermar a todos. Yo estoy tratando de poner mi granito de arena a la causa para ver si podemos conseguir con diálogo que se implementen las medidas necesarias. Nosotros no somos de ningún partido político, la contaminación ataca a todos, sin importar las banderas. Julia Rosa Arangel,  de 62 años y 37 en el barrio, planteó que no hay necesidad de poner una subestación en el barrio porque no tienen problemas con la luz, no hay falta de energía.

“Acordarse de lo que era antes y ver en lo que se convirtió el Aeroclub es muy triste. Cuando pertenecía al aeroclub lo mantenían impecable, el pasto bien cortado, había mucha higiene. También siento bronca porque venía a jugar acá cuando era pibe. Hoy no lo defiendo tanto por mí, porque ya tengo mis años, sino por mis hijos, mis nietos y bisnietos, quiero algo mejor para ellos. Cómo pueden crecer en medio de esta basura, esta contaminación. Antes se respiraba aire puro. Y con la subestación va a ser aún peor. Porque por más que nos digan que los trasformadores ya no contienen PVC y no contaminan, sabemos que es mentira porque es la forma de refrigeración de esos aparatos, lo siguen teniendo, tal vez en una menor proporción, pero lo tienen. Exigimos que lo dejen como estaba antes”, exclamó Alberto Guerra. Alejandra Mariscot De La Cruz es estudiantes de Comunicación Social y es una de las más jóvenes que acompaña a los vecinos en los reclamos. Tiene 24 años y hace 7 que vive en la casa de sus tíos en Laferrere. A pesar de no haber habitado el barrio tantos años como el resto, tiene una fuerte convicción de los valores que se están defendiendo y lo que está en juego. “El Aeroclub era hermoso, todo verde. Es realmente triste pasar por acá ahora. Esperamos que los esfuerzos no sean en vano y vuelva a ser lo que era, un pulmón”, dijo De la Cruz.

Claudio Vincenty es hijo del fundador del Aeroclub  Argentino, Pedro Vincenty, y dueño de uno de los viejos hangares que se encuentran en el predio. Él también lucha contra la subestación y el basural pero propone que el espacio se conserve como monumento histórico y cultural del Aeroclub Argentino. “Lo habían declarado patrimonio histórico y espacio verde a preservar en el 2012 pero a los dos años saltó el negocio del hospital”, se quejó Claudio Vincenty. Además de la contaminación y las enfermedades en las que desemboca, otra consecuencia del mal uso de estos amplios terrenos es la estigmatización del barrio. En este sentido, Vicenty dijo que siempre identifican al barrio como una zona liberada y peligrosa. “Nos conocen por la Banda de los Comisarios ladrones o por la piba que apareció muerta al lado de la vía. Yo quiero que reconozcan a nuestro barrio por tener el primer aeroclub de la argentina. Cuando decís en una entrevista que sos de Laferrere no te dan el laburo”, agregó.

Los vecinos de Laferrere piden que la subestación sea colocada en áreas más alejadas de la población. Al respecto, Toro dijo que debería estar aislada del barrio y que es una locura que pretendan instalarla en las inmediaciones de un hospital. Alberto Carabajal planteó que no tiene por qué existir esa propaladora eléctrica en Laferrere, sino que debería situarla en zonas industriales. “En vez de poner mugre y hacer una subestación, que hagan un espacio verde en el predio para que los chicos puedan disfrutar. Hay muy pocas plazas en Laferrere en relación con la cantidad de gente que vive en el barrio. Acá podría venir la gente a tomar mate y los chicos tendrían espacio para correr. Esperemos que tomen conciencia del daño que le van a provocar a los vecinos si continúan con las obras y que esto se revierta”, dijo Cervino Effting. Por su parte, Julia Arangel declaró que quiere espacios verdes para poder integrar a los jóvenes y a los chicos para que hagan deporte y se alejen de la calle y las drogas. Alberto Guerra coincide con la mayoría de los vecinos al plantear que en el terreno deberían plantarse árboles y flores, colocar juegos para los chicos y aparatos para hacer gimnasia para los jóvenes y adultos. ”Que hagan algo para el bien de los vecinos. Quiero venir con mis nietos y que puedan tener un lugar donde jugar. Nosotros mismos lo vamos a cuidar y a mantener limpio. Esperemos lograrlo, por ahora impedimos que las obras avancen”, dijo Guerra.

Los vecinos buscaron visibilizar la problemática a través de distintas vías: colocaron varios pasacalles, repartieron volantes, armaron la página de Facebook “Vecinos 24.700 contra la contaminación de Laferrere” mediante la cual difundieron imágenes y videos del predio que evidencian  el avasallamiento que sufren cada vez que se encuentran con nuevas montañas de basura y los carteles de reclamos rotos. Además,  contactaron a los medios hegemónicos de comunicación, sin encontrar respuesta.

Actualización 11/10/2017

El Ecoparque avanza a paso de tortuga

El Ecoparque avanza a paso de tortuga

El 23 de junio del año pasado el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunció que la Ciudad de Buenos Aires interrumpía la concesión privada del zoológico de Palermo y que iba a reemplazarlo por un ecoparque interactivo. Después de más de un año y tres meses de la estatización, el oficialismo afirma que el proyecto avanza, pero las ONG y los activistas por los derechos de los animales reclaman que no hay mejoras notorias en las condiciones de vida de los animales y que existen demoras en sus traslados.

El Ministerio de Modernización, Innovación y Tecnología encabezado por Andy Freire reactivó el año pasado la Comisión para la Transformación del Zoológico de Buenos Aires, que había sido convocada en 2014 para delinear lo que sería el proyecto a futuro y había quedado paralizada. Sus miembros eran de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad, de la Fundación Banco de Bosques, de la Fundación Naturaleza para el Futuro y del Instituto Jane Goodall. “El proyecto todavía está en un proceso de transición, quizás tarda más de lo que se esperaba”, dijo Javier Goldstein, miembro de la Comisión y de la ONG Banco de Bosques.

Goldstein también expresó: “Se debe notar más el trabajo real. Hay que mejorar la calidad de vida de los animales que viven en el Ecoparque” y agregó: “Hay incertidumbre porque no se llevan adelante los planes de trabajo”. Federico Ricciardi, responsable de prensa del Ecoparque, señaló que durante el primer año sí hubo obras para optimizar las condiciones de vida de los animales y destacó: “Se les mejoró la dieta y les dieron rutinas de ejercicios para que desarrollen su naturaleza y estén sanos. Además de las obras hechas, hace un mes se presentó un proyecto de modificaciones en el predio, la idea es que haya menos animales y más lugar para la gente”.

Imagen del Ecoparque de la ciudad de Buenos Aires

“El Ecoparque es un ecofraude, no hay educación ambiental, no hay educación sobre los derechos de los animales. Es todo un verso”, denunció Fontán.

El Ecoparque apunta a convertirse en un predio que siga el movimiento de reconversión que hacen los zoológicos europeos y, en esa línea, Ricciardi dijo: “El proyecto involucra un centro de rescate a fauna autóctona de Argentina. La idea es que disminuya la cantidad de animales exhibidos, no creemos que sea malo, pero priorizamos preservarlos”.

El proyecto del oficialismo no fue el único que se presentó, ya que el legislador Adrián Camps, del Partido Socialista Auténtico (PSA), había propuesto que se remplazara al Zoológico de Palermo por un Jardín Ecológico, aunque finalmente su idea no prosperó.

Camps relató que la concesión a manos privadas, que duró 20 años, fue un desastre y que no está de acuerdo con los zoológicos en general. El legislador socialista diferenció su proyecto al del Gobierno porteño y subrayó: “Las diferencias básicas son que nosotros proponíamos terminar con la exhibición animal, con la reproducción adentro del zoológico y que se haga un centro educativo. Se debe reconvertir el zoológico;  el bienestar animal está en la naturaleza, no en una jaula”. También planteó que el Ecoparque actual es lo mismo que antes, pero con menos animales y que está igual o peor que hace un año.

Los activistas por los derechos de los animales reclaman que no hay mejoras notorias en las condiciones de vida de los animales y que existen demoras en sus traslados.

Malala Fontán, referente de Sin Zoo, una organización de activistas por los derechos de los animales, apoyó el proyecto de Camps y criticó con dureza al Gobierno de la Ciudad. “El Ecoparque es un ecofraude, no hay educación ambiental, no hay educación sobre los derechos de los animales. Es todo un verso”, denunció. Fontán afirmó que la concepción de zoológico es anacrónica:  “Estamos en el 2017, no podés tener un oso polar a 20 metros de la parada del 60”, enfatizó. Una de las principales quejas de la activista es sobre los traslados y las derivaciones que se prometieron. “Los animales que han sacado de Palermo son solo de fauna nacional”, reclamó.

Ricciardi afirmó que se han trasladado 350 animales y uno de los primeros destinos de algunos de ellos fue el refugio GüiráOga, en Misiones. El director de este establecimiento, Jorge Anfuso, dijo: “Recibimos cerca de 40 animales. Todos llegaron al refugio en pésimas condiciones, el peor problema fue la alimentación. Aunque el traslado fue espectacular, en un camión especialmente preparado”. Además, Anfuso expresó que no aprueba el Ecoparque y recomendó que el camino a seguir deben ser los centros de rescate. “Hay que cambiar la idea de que los animales en cautiverio educan”, expresó.

Si bien la interrupción efectiva se dio en junio, el Gobierno porteño ya se planteaba desde principios de 2016 quitarle la concesión a Zoológico de Buenos Aires S.A., cuyo contrato duraba hasta finales de este año. El no pago del canon mensual, las denuncias sobre el mal estado en el que tenían a los animales y las dudas sobre la capacidad de la empresa de llevar a cabo los cambios que tenía en mente la administración de Rodríguez Larreta hicieron que el gobierno tomara control del predio de 18 hectáreas, que tenía en ese momento casi 200 empleados (los cuales pasaron al Estado), más de 1.500 animales y 52 edificios declarados Patrimonio de la Ciudad y Monumento Histórico Nacional.

Con presiones de ONG y activistas, con obras que marchan lentamente y en medio de cambios culturales que parecen ir acentuando el rechazo a los animales en exhibición, el Ecoparque porteño se reconvierte muy despacio, demasiado . “La transformación -destacó Ricciardi- viene desde hace años, pero los cambios se hacen de a poco”. Mientras tanto, desde septiembre está cerrado al público.

Actualizado 10/10/2017

Los cuatro fantásticos

Los cuatro fantásticos

Un 12, 9 % de la población argentina tiene algún tipo de discapacidad, según datos del Censo 2010.  En tanto, de acuerdo al informe del último trimestre de 2016 producido por el Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento,  un 34% de la población del Gran Buenos Aires es pobre.  ¿Por qué se cruzan las dos variables? La inserción al empleo, se sabe, es muy compleja para este colectivo.  Según el último Anuario Estadístico Nacional sobre Discapacidad del año 2015, en la provincia de Buenos Aires, un 85,68 % de personas con diferentes tipos de discapacidad a partir de los 14 años no trabaja. A nivel nacional el porcentaje es similar. Leandro Noir, Director del Departamento de Psicología de la Discapacidad de APBA (Asociación de Psicólogos de Buenos Aires),  sostiene: “No hay políticas que estimulen la inserción laboral, en la parte educativa están aumentando las integraciones escolares, muchas más escuelas lo implementan, pero ahí influye el nivel económico porque el Estado no brinda los recursos necesarios.” En ese contexto, los centros de día estatales o asociaciones civiles sin fines de lucro ofrecen herramientas vitales para la autonomía de las personas con capacidades diferentes que no poseen medios económicos.

“Los cuatro fantásticos” se denomina al cuarteto de centros que en Moreno luchan diariamente por aportar a la autonomía de las personas discapacitadas. Ellos son: TADIM, Espejos Cruzados, Centro de Día Crecer y la Asociación Civil Ocupas.

 TADIM es un taller protegido para personas adultas, con discapacidad mental leve a moderada, ubicado en la localidad de Moreno con 32 años de vida. La finalidad del taller es capacitar a aquellos para que puedan insertarse en el mundo laboral. La institución cuenta con dos áreas: el taller de carpintería y el sector de tercerizados donde se presta un servicio de armado y empaquetado. El lugar solo tiene treinta vacantes, utilizadas por personas que reciben becas otorgadas por la Provincia de Buenos Aires, mediante un convenio con la Municipalidad de Moreno. Los asistentes, cobran además un peculio integrado por un aporte de la provincia más un plus que proviene de los ingresos obtenidos de las ventas de la producción del taller. Gabriel, uno de los participantes de TADIM, expresa: “En casa no tengo amigos, entonces acá comparto con mis compañeros. Trabajo. Estos son mis compañeros hasta la muerte, hasta el cielo”. María Esther ingresó al centro hace un año: “Es como una segunda familia. Aprendí a hacer cosas que antes no sabía”. Ella conoció a su pareja en el taller, hoy conviven y se mantienen sin ayuda. “Tratamos que aprendan a manejarse en la vida cotidiana, cuando se quedan solos. Poder pagar la luz, hacer las compras, llevar adelante la casa», expresa Virginia Ventriglia, coordinadora.

Otro centro de atención a la discapacidad de Moreno se llama Espejos Cruzados e integra el Área de Salud Mental de la Municipalidad. Está orientado a personas con discapacidad mental y problemas psicológicos. «Se llama Espejos Cruzados porque uno al ver lo que a otro paciente le pasa, se refleja en el otro, porque ya lo vivimos», explica Manuel Medina, uno de los pacientes.  

«No solo acompañamos al paciente hasta que le den el alta –señala Ana Garay, directora de Espejo-, lo seguimos una vez fuera del manicomio. Hay personas que salen después de estar 20 años internados a una sociedad que no los espera».

La institución cuenta con dos áreas: el taller de carpintería y el sector de tercerizados donde se presta un servicio de armado y empaquetado.

En tanto, Javier Báez es el coordinador del Centro de Día Crecer, ubicado en la localidad de La Reja, partido de Moreno. La institución, que también depende de la Municipalidad, ofrece sus talleres a personas de bajos recursos que no poseen cobertura médica, las edades comprenden desde los 16 hasta los 70 años, y cuenta con un cupo de 23 personas con discapacidades mentales severas a moderadas. La demanda para ingresar a estos centros es muy grande debido a la escasa oferta de sitios públicos y gratuitos.

No solo las limitaciones económicas o las escasas ofertas estatales de los centros de día inciden en el desarrollo de una persona con discapacidad. Para Jorge Báez la familia juega un rol importante: “Existe una mirada antigua de que un joven discapacitado no puede hacer las cosas, pero sí pueden, a su tiempo. Nosotros invitamos a los padres a que vean los trabajos de sus hijos y nos ha pasado que han dicho que ese trabajo no lo hizo su hijo. La mirada sobre la discapacidad, por suerte, cambió; hoy se les da más herramientas, pero hay que seguir trabajando”.

La Asociación  Ocupas, nacida en 2003, también ofrece sus actividades en forma gratuita.  Fabián Crazvoff, cofundador, cuenta: «A raíz de unas encuestas, vimos que había gran cantidad de personas con discapacidad, en situación de extrema vulnerabilidad. La necesidad nos llevó a trabajar con ellos».   Ocupas opera como centro de día, posee la radio comunitaria FM Ocupas 88.3 pero además funciona como hogar.

 La mayoría de los pacientes son mayores de edad, quienes una vez terminado el sistema educativo ya no tienen lugar en la sociedad. «Para nosotros es una decisión recibir a aquellos que viven en extrema pobreza», explica Sara Cravzoff, directora de discapacidad de la Municipalidad de Moreno y cofundadora de Ocupas.

 Los lazos que generan estos centros son profundos, brindan la oportunidad a personas de bajos recursos -algunas de los cuales no han podido educarse en una escuela especial- para superar obstáculos y valerse por sí mismos. A la vez, luchan día a día por cambiar la percepción sobre la discapacidad hacia una mirada que los incluya. El contexto, por otro lado, no ayuda: la pobreza impacta especialmente en forma negativa en las personas con esas características.  De hecho, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el 87 % de las discapacidades se adquiere durante el desarrollo de la vida y está directamente vinculado con necesidades básicas insatisfechas.

La finalidad del taller es capacitar a aquellos para que puedan insertarse en el mundo laboral.

 

Actualizado 10/10/2017

Los secundarios no levantan sus reclamos

Los secundarios no levantan sus reclamos

Dentro de la gran extensión de verde del Parque Avellaneda se encuentra la Escuela N°2 Ernesto Che Guevara. El sábado último fue la elegida para la reunión de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB), la organización en la que se nuclean los representantes de los centros de estudiantes de los colegios secundarios públicos de la Ciudad de Buenos Aires. Cuando se reúnen, hablan de las problemáticas que implican a sus colegios, pero desde que conocieron los lineamientos de la reforma Escuela Secundaria del Futuro, impulsada por el Gobierno porteño, las reuniones se dieron con más asiduidad y comenzaron a nuclear a más estudiantes, como no ocurría desde hace cinco años cuando apareció la anterior reforma en 2012, denominada Nueva Escuela Secundaria (NES), sistema que actualmente transita el cuarto año en las escuelas piloto, y el tercero en las demás.

Los estudiantes están a la espera de la resolución del recurso de amparo presentado la semana pasada por la asesora tutelar de primera instancia, Mabel López Oliva, y el asesor tutelar de la cámara, Gustavo Moreno. Este amparo pidió la suspensión de la implantación de la reforma educativa en todas las escuelas para que se garantice un procedimiento previo con acceso a la información pública de la reforma  y un espacio para el debate. La jueza porteña en lo Contencioso Administrativo, Andrea Danas, no dictó una medida cautelar contra la reforma educativa en la Ciudad de Buenos Aires pero citó a los interesados a que en el plazo de 10 días se presenten a declarar en el expediente para hacer valer sus derechos.

Los estudiantes, si bien entienden que se necesita una reforma educativa, piden la anulación total de esta por los puntos que vienen cuestionando desde que se iniciaron las tomas: las prácticas pre-profesionalizantes gratuitas como tiempo de estudio durante un cuatrimestre del último año de la escuela media (sumado a la formación en emprendedurismo); el modelo de clase que contempla un 70 por ciento de aprendizaje autónomo del alumno, por sobre un 30 por ciento de tiempo con su docente; la pérdida de contenidos, la organización de contenidos en áreas temáticas en vez de materias y la falta de información de cómo se va a realizar la reforma.

Hoy, miércoles, se realizó una movilización desde el Congreso de la Nación, para continuar con la visibilización del reclamo que subsiste aunque las tomas cesaron. «Las tomas fueron una manera de romper el cerco mediático. A partir de la lucha logramos que mucha gente se entere de que se quería imponer una reforma en la escuela secundaria», dijo un integrante de la Coordinadora de Estudiantes de Base. Un alumno de la Escuela Lenguas Vivas explicó que lo que más cuestionan, además de los puntos de la reforma, es que no haya una instancia de diálogo real en donde se puedan plantear estos problemas, ya que las reuniones que tuvieron con el Ministerio de Educación fueron más bien informativas. «Nosotros planteamos la anulación total de la reforma Escuela Secundaria del Futuro porque con la NES pusieron una prórroga y finalmente fueron solo jornadas informativas. Las reuniones tienen que ser resolutivas», dijo en la misma línea un alumno de la Escuela Técnica Ingeniero Eduardo Latzina para explicar que, aunque el recurso de amparo presentado por la asesoría tutelar es un paso importante, el espíritu de la reforma podría ser el mismo si no se hacen reuniones que ejecuten las propuestas de otros sectores de la comunidad educativa.

Para una joven de la Escuela Técnica Química N°27 Hipólito Yrigoyen, el paso a seguir es hablar con la gente en los barrios, ya que como las tomas se hicieron muy rápido, mucha gente no conoce bien por qué se realizó la medida: «Algunos centros de estudiantes no pudimos hacer toma porque no nos dio el tiempo para poder informar y que se sumaran alumnos. Hay colegios con centros más fuertes y de mayor tradición política, en cambio, en mi escuela es difícil hacer política».

Un tema central en la reunión la CEB de esta semana fue el caso del abuso ocurrido que tomó relevancia mediática la semana pasada. Una alumna del Colegio Nacional Buenos Aires contó angustiada a los demás: «Mi compañera quedó expuesta. Hay casos de abusos en todos los colegios y no se dice nada. El lío que se armó es porque fue en una toma, no por el abuso en sí». Además, explicó a ANCCOM que se había pedido que se tratara el tema institucionalmente y que no se explicitara que fue en situación de toma pero, a partir de una carta que realizó el director, llegó a la comunidad educativa y luego a los medios.

Una joven de la Escuela de Bellas Artes Rogelio Yrurtia compartió con sus compañeros que sigue cursando con un alumno que la violó. En mayo hizo la denuncia, pero la abogada del alumno no permitió que fuera el alumno se cambie de turno. Mientras la alumna hablaba, algunas de sus compañeras se conmovían.

Los alumnos siguen debatiendo en sus colegios cómo seguir la lucha respecto a la reforma educativa, principalmente porque temen que se sigan profundizando los problemas que ya tuvieron con la anterior reforma, ya que el plan Escuela Secundaria del Futuro no es un cambio curricular, sino una profundización metodológica de la misma NES, y propone seguir implementando la organización de los contenidos por áreas. Intenta integrar las distintas materias, sin afectar los contenidos de cada una, en cuatro áreas de conocimiento: Ciencias Naturales y Exactas, Ciencias Sociales y Humanidades, Comunicación y Expresión.

El alumno de la Escuela Nº35 Eduardo Latzina, que ya transitó uno de los cambios de la NES que se implementó en 2012, explicó que con la anterior reforma le sacaron dos horas curriculares de Matemática y que su escuela está especializada en automotores y computación. Desde la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, un alumno explicó que a ellos la reforma no los implica porque su colegio depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA) pero que apoyan por solidaridad con los colegios y en defensa de la educación pública. Además, considera que a futuro podría afectarles, ya que con la reforma NES, la UBA luego implementó una reforma parecida. Otra alumna, integrante de la Coordinadora de Estudiantes Base dijo que la NES trajo problemas en cuanto a las correlatividades y muchos compañeros no entendían contenidos de las materias por esta razón.

Los problemas edilicios son otro punto importante que integrantes de la comunidad educativa buscan resolver antes de pensar en una reforma. Padres y docentes de la Escuela de Bellas Artes Rogelio Yrurtia organizaron un festival barrial el sábado último, para manifestarse en contra de la reforma Escuela Secundaria del Futuro, y para pedir por la continuación de la obra donde se estaba realizando el nuevo edificio para la escuela. La obra fue suspendida en marzo de este año. Un alumno del profesorado de Bellas Artes que cursa en el colegio explicó que piden el edificio desde hace casi quince años, ya que el anterior quedó chico porque se empezó a cursar el profesorado de su disciplina. «Faltaban seis meses para que termine la obra, pero rescindieron el contrato a la empresa por una supuesta sobrefacturación. Ahora la obra se está llenando de humedad», dijo a ANCCOM un delegado de los cooperadores escolares de la Comuna 9. En la Escuela Nº 2 Ernesto Che Guevara hay problemas edilicios que todavía no se resuelven, según una alumna el techo de una parte del edificio está muy deteriorado, y temen que se caiga. Una estudiante de la Escuela Técnica Química Nº 27 Hipólito Yrigoyen dijo que con la implementación de la reforma NES se les había prometido un laboratorio que nunca se hizo. A su vez, esta alumna quiso reflexionar sobre el movimiento del alumnado frente a la reforma en general: «Para mí, falta más enojo. Somos pibes todavía, y al mismo tiempo nos preocupa terminar bien el año, no tener más faltas y aprobar los exámenes. Yo creo que si pudiéramos difundir más la información de la reforma, muchos más se darían cuenta que vale la pena luchar y que aunque ahora implique tiempo, realmente a futuro esta lucha, en contra de la reforma, va a servir».

Actualizado 04/10/2017

Música bajo tierra

Música bajo tierra

La vida de un músico puede estar inundada de frustraciones. “Con la música te vas a morir de hambre”, “búscate un trabajo de verdad” o “tocando no le vas a dar de comer a tus hijos”, son algunas de las advertencias que suelen escuchar quienes definen su vocación por los acordes y los ritmos. Sin embargo, muchos deciden romper la barrera, archivar la opción del trabajo de oficina y llevar su arte bajo tierra. Las diferentes líneas del subte de la Ciudad de Buenos Aires son escenarios privilegiados de cantantes, guitarristas, percusionistas y multiinstrumentistas. En los andenes también tejen un entramado de solidaridades y acuerdos para definir lugares y tiempos de expresión y espectáculo.  

Sebastián Misuraca, guitarrista y cantante de la estación Humberto Primo de la Línea H, asume con orgullo su decisión. “Empecé a venir después de dejar un trabajo”,  arranca.  Y destaca la organización entre colegas: “Nuestro código es sencillo, el que  llega primero a la estación es el que toca. A veces tenés que esperar a que termine de tocar el otro”.

Sergio, violinista de la linea H,  egresado del Conservatorio y uno de los primeros en organizar a los trabajadores músicos del subte.

Sergio Israel es violinista egresado del Conservatorio y uno de los primeros en organizar a los trabajadores músicos del subte. “Los códigos son cosas de palabra. Se organiza a través de levantarse temprano y ocupar el puesto. Te sometés a las reglas del juego, pero si tocás mal, la gente no lo compra”, explica.

Los usuarios que trajinan la rutina de un viaje al Centro en alguna de las cinco líneas de subte saben que debajo del suelo porteño hay melodías que suenan desde las primeras horas de la mañana. Así lo afirma Zhorelys Rojas, guitarrista y cantante venezolana de la estación 30 de Diciembre de la Línea H. “Ya desde las 4 de la mañana hay un músico. Por lo general, se toca durante cuatro o cinco horas”, señala. La artista, que interpreta su música hace ocho meses acompañada de una amiga coterránea, también da cuenta de las dificultades: “Se puede tocar en Once, Corrientes y Santa Fe, porque en las otras siempre hay problemas. Metrovías nos saca y lo preferimos evitar”.

Algunos mitos alarmantes circulan formando un muro de miedo para los que quieren iniciarse en el mismo terreno. La necesidad de contar con un permiso de Metrovías es uno de ellos. Efectivamente, la normativa existe, pero no constituye ningún freno para los que ya tocan cotidianamente. El también venezolano flaustista Chris, de la Línea A, combinación con la H, lo experimentó: “El año pasado hubieron temporadas que las personas de Metrovías llegaban y nos corrían de la estación con la excusa de que teníamos que tener un permiso que obviamente ellos no van a dar para tocar en un andén. Decían que las políticas de Metrovías no permitían que un músico esté tocando en el subte y entonces, para evitar problemas, esperábamos a que se fueran y empezábamos a tocar de nuevo”.

Zhorelys Rojas, guitarrista y cantante venezolana de la estación 30 de Diciembre de la Línea H.

La compañera de Zhorelys también da cuenta de las trabas para acceder al permiso. “Te dan un correo que siempre rebota pero, en realidad, los de Metrovías no te pueden sacar. La única que puede hacerlo es la Policía, pero no viene mucho por aquí”, asegura.

Otro de los mitos que emergen es el de la presencia de una especie de mafia subterránea que decide quién puede tocar y quién no a través de amenazas y patoterismo. Sin embargo, los únicos que parecen haber tenido una secuencia similiar son Tomas Chattah y Maxi Velazquez, guitarristas y cantantes de la estación Humberto Primo de la Línea H. “Hace mucho tiempo nos pasó que nos vinieron a apurar los vendedores en la Línea A porque no estábamos tocando después de las 18:00. Nos dijeron que si nos quedábamos nos iban a romper las cosas, y nos advertían que ya le había pasado a otra chica”. Sin embargo, subrayaron que se trató de un “hecho aislado”. Y agregaron: “Entre los músicos hay muy buena onda. La Línea H es la más característica de los músicos. Se sabe que acá estamos nosotros y está todo bien”. 

Tomas Chattah y Maxi Velazquez, guitarristas y cantantes de la estación Humberto Primo de la Línea H.

Federico Lemos, guitarrista y cantante de los vagones de la Línea B, también afirma que los conflictos no son la moneda corriente: “Una sola vez recibí amenazas, pero generalmente esas cosas pasan con los vendedores. Entre los artistas hay buena onda”.

La decisión de tocar bajo tierra, con el rumor de las formaciones que llegan y se van como acompañamiento obligado, es para muchos una decisión política. Para otros, la última opción para no renunciar a mostrar su arte. “Decidimos tocar en el subte porque la movida de la música es un poco difícil si uno quiere trabajar como contratado en los bares. Aquí los músicos están acostumbrados a trabajar a la gorra y entonces no nos toman mucho en serio”, razona Zhorelys. Y completa: “Hay sitios donde te cobran por tocar y a nosotros, los venezolanos, nos parece una locura”.

A su turno, Chris comparte su trayectoria y un diagnóstico más optimista: “Yo siempre he trabajado con la música y es lo que me gusta. Mientras uno pueda trabajar bien, le va bien”.

Tomás y Maxi también hablan de una opción de último recurso pero reconvertida: “Vinimos a tocar al subte porque no tenemos trabajo y está muy difícil, pero también porque es una manera de difundir lo que hacemos porque hoy en día han cerrado muchos centros culturales y quedan pocos espacios donde uno pueda desarrollarse”.

Federico Lemos, guitarrista y cantante de los vagones de la Línea B: “Una sola vez recibí amenazas, pero generalmente esas cosas pasan con los vendedores. Entre los artistas hay buena onda”.

En sintonía, Hugo Zeler, cantante de los pasillos de la Línea H, combinación con la B, prefiere hablar de un diálogo con los oyentes casuales. “Yo, en realidad, vengo a evangelizar y decidí tocar en el subte porque en vez de estar en casa solo, canto para la gente. En la radio capaz que cambian el dial, pero acá lo tienen que escuchar. Es una manera de llevar las canciones a las personas”.

Por su parte, Sergio Israel sintetiza: “en el hotel Alvear me pagan dos mil pesos por tocar una obra que acá la toco gratis, pero uno no tiene el Hotel Alvear todos los días”. Su historia y la de muchos que eligen pasar buena parte de su día dando conciertos en los pasillos y estaciones del subte revelan que, aunque el barco se hunda, los músicos seguirán tocando hasta el final.

 

Actualizado 04/10/2017