Bananazo contra la importación

Bananazo contra la importación

Productores de Formosa, Jujuy y Salta regalaron 30 mil kilos de bananas en la Plaza de Mayo para protestar por la importación “indiscriminada” y a bajo precio que atenta contra las economías regionales. “Vinimos a Buenos Aires para hacer visible esta realidad: la crisis de la producción bananera en la Argentina, causada por el ingreso masivo de bananas extranjeras baratas o en épocas de cosechas nuestras”, explicó Pánfilo Ayala, director de la  Federación Agraria Argentina (FAA) de la Laguna Naineck, Formosa, a ANCCOM.

Ayala subrayó que los productores exigen que “el Estado intervenga en el cupo de ingreso de la banana extranjera”. Y precisó: “A los productores de las provincias de Salta, Formosa y Jujuy nos están pagando la banana a $1.50 el kilo. Con ese precio no estamos cubriendo ni siquiera el costo de valor de producción y no podemos seguir existiendo como sujetos agrarios de la producción  bananera”.

Hombre comiendo una banana en primer plano de fondo mucha gente concentrada.

Productores de Formosa, Jujuy y Salta regalaron 30 mil kilos de bananas en la Plaza de Mayo.

Después de las protestas del “yerbatazo”, los “verdurazos”, y el “pescadazo”, la Plaza de Mayo fue escenario de una nueva movilización de un sector golpeado por el modelo económico. Esta vez, los productores entregaron tres kilos de banana por persona para alertar sobre la necesidad de limitar la importación.

“Hemos agotado todas las posibilidades de comunicarle al gobierno lo que venía pasando, no pudimos acercarnos a aquellas  personas que deben tener una decisión política para regular la importanción”, le dijo Gladys Asselborn, directora de Alimentos Mita, a esta agencia.

Dos mujeres sostienen una bolsa en la que están colocando un manojo grande de bananas.

Los productores entregaron tres kilos de banana por persona para alertar sobre la necesidad de limitar la importación.

Si la intención de los productores consistía en llamar la atención lograron su objetivo. Desde las 5:00 de la mañana comenzó a formarse una larga fila de personas para llevarse una bolsa de bananas. La entrega comenzó a las 10:00. Muchas de ellas se enteraron del “bananazo” por la radio o por la televisión,  otros  de manera casual, camino a su trabajo.

“Me enteré por la radio. Suelo comprar y comer mucho esta fruta, por eso aproveché en venir a buscar las bananas gratis que entregan a modo de protesta. Hice la cola enseguida, no tuve que esperar demasiado, y me entregaron la fruta sin mayores inconvenientes”, explicó Sofía.

En primer plano un cajón de bananas en el que se lee: "bananas argentinas" y en segundo plano se ven las manos de hombres repartiendo bolsas de bananas arriba de un camión.

Desde las 5:00 de la mañana comenzó a formarse una larga fila de personas para llevarse una bolsa de bananas.

Gastón también se sumó a la larga fila. “Vengo desde Nuñez, me enteré por la televisión. Vengo a buscar las bananas sobre todo para mi abuela que las necesita por los huesos. Me parece lamentable la medida de los productores, estas acciones te demuestran que el mercado está depresivo, que a la gente no le alcanza la plata. Están matando todas las economías regionales”, advirtió.

Los productores de la Federación Agraria Argentina (FAA) repartieron volantes con una breve historia de las diferentes etapas de la crisis del sector. “Desde el año 1990, el aumento indiscriminado de bananas importadas produjo la disminución de ventas de frutas argentinas en desmedro de las plantaciones nacionales. Se disminuyó la superficie de cultivo en un 60 por ciento sin que ningún gobierno haya realizado hasta la actualidad acción alguna para impedirlo», explicaron.

En primer plano se ve a un hombre sosteniendo con su mano en alto un manojo de bananas y con su otra mano sostiene un papel en el que se lee: "consuma bananas argentinas"

Los productores de la Federación Agraria Argentina (FAA) repartieron volantes con una breve historia de las diferentes etapas de la crisis del sector.

“Pretendemos que el presidente Mauricio Macri tome nota de esta situación.  El consumidor hoy está abonando $25 el kilo en la verdulería, mientras que el productor a su vez apenas recibe $1.50 por lo que produce en las chacras”, razonó Agustín Pizzichini, productor de Córdoba y vicepresidente segundo de la FAA.

Un señor recibiendo una bolsa blanca con bananas dentro de la misma, de fondo mucha gente con bolsas de bananas en sus manos.

“Vinimos a Buenos Aires para hacer visible esta realidad» explicó Pánfilo Ayala, director de la Federación Agraria Argentina de la Laguna Naineck.

Actualizada 03/08/2017

Crónica de otra muerte anunciada

Crónica de otra muerte anunciada

Un nuevo nombre engrosa la lista de víctimas por negligencia de Metrovías. Matías Kruger reparaba el aire acondicionado de una formación de la Línea H, en el taller Colonia, cuando murió electrocutado.  “El corte de energía lo tiene que garantizar el personal jerárquico de Metrovías. El peritaje aún no ha determinado si no la cortó, o hubo una falla técnica. Igualmente, la responsabilidad sigue siendo del personal jerárquico, ya que no sólo tenía que cortar la energía, sino que tenía que corroborar que esté cortada. Alguien se equivocó, y lo pagó este chico”, explicó Osvaldo Mouche, delegado de tráfico de la Línea E. El dolor de sus compañeros cuando se enteraron de lo sucedido, se sumó a la impotencia por  la falta de respuestas que desde hace tiempo les niega la empresa. Es que el martes, horas antes del accidente, miembros de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP) se habían reunido con representantes de Metrovías y Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) para exigir un protocolo de seguridad que contemple los riesgos específicos a los que se ven expuestos los trabajadores del subte, y que garantice la seguridad en las condiciones de trabajo. La respuesta de la empresa: ninguna.

Luego del episodio que terminó con la vida de Matías Kruger, de 24 años, Metrovías afirmó  la existencia de un “protocolo de seguridad obligatorio para todos los colaboradores que realizan tareas que requieren el corte y reposición de energía”. Los trabajadores del subte, en un comunicado interno, repudiaron la postura tomada por la empresa en la declaración: “Intenta salvar su responsabilidad afirmando que existen protocolos actualizados y que el personal está capacitado para su aplicación. De esa forma da a entender que lo que ocurrió  fue por responsabilidad de nuestro compañero (…) Todos los accidentes son evitables. Los trabajadores no son los culpables. Matías, como todos sus compañeros, concurrió ayer a trabajar para ganarse la vida, no para perderla”, dice el documento. Y continúa: “Si ello ocurrió es porque los protocolos existentes no sirven. Es porque la capacitación que supuestamente se realiza no alcanza. La norma ISO 9001 no tiene relación con la salud o seguridad laboral y su mención en el comunicado demuestra que la única preocupación de la empresa es quedar otra vez impune ante esta nueva muerte. Las condiciones inseguras existentes en las tareas del subte son las que desencadenan los accidentes y los trabajadores sólo son sus víctimas”.

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«La responsabilidad sigue siendo del personal jerárquico, que tenía que corroborar que la energía esté cortada. Alguien se equivocó, y lo pagó este chico”, explicó Osvaldo Mouche, delegado de la Línea E.

Osvaldo Mouche, delegado de la Línea E, dijo a ANCCOM: “No existe un protocolo de seguridad por escrito. Son normas muy básicas y todos los talleres se manejan de forma diferente. Eso que dicen las normas ISO es algo muy general, no hay nada particular. Nosotros no somos igual que cualquier otro lugar que trabaja con electricidad.”. Y agregó: “Son laburos muy específicos que tienen que tener un protocolo especial, basado en las cinco reglas de oro de la electricidad:  1) Desconexión. Corte efectivo; 2) Prevenir cualquier posible realimentación. Bloqueo y señalización; 3) Verificar ausencia de tensión: 4) Puesta a tierra y cortocircuito; 5) Señalización de la zona de trabajo”.

En la reunión que mantuvieron con Metrovías, a horas del accidente, los trabajadores habían exigido que la empresa firme un protocolo que incluya esas cinco reglas y determine un doble control en el corte de electricidad: no solo a cargo de la empresa, sino también del trabajador. “Hace rato veníamos pidiendo esto en la Subsecretaría de Trabajo”, denunció Mouche. Sin embargo, según denunciaron trabajadores del subte, Metrovías no quiso firmar el acuerdo y negó la existencia de problemas de seguridad.

Los trabajadores del subte expresaron su dolor y repudio ante lo sucedido a través de un paro en todas las líneas. Denunciaron las condiciones de insalubridad e inseguridad a las que se ven expuestos y responsabilizaron a la empresa por lo sucedido. Además, resaltaron la “soberbia” de Metrovías durante la reunión que mantuvieron el día previo al accidente: “Ayer estuvimos hasta las tres de la tarde discutiendo este tema. Y tuvieron una soberbia, una arrogancia… Al compañero técnico en Seguridad e Higiene lo llamaron mentiroso. Negaron todo, como si nosotros no quisiéramos trabajar, como si no quisiéramos poner la puesta a tierra”, denunciaron. En la reunión se mencionaron las inspecciones realizadas por la Policía del Trabajo, con intimación a Metrovías por la falta de Seguridad e Higiene y precariedad de los sectores. La respuesta de Metrovías –afirmaron los trabajadores– fue negar toda responsabilidad, al decir que cumple con todas las condiciones de seguridad e  higiene establecidas y que, al haber intervenido la Policía del Trabajo, en todo caso es a ella a quien debería dar explicaciones. El jefe de Recursos Humanos de Metrovías, Marcelo Graziano –según explicaron representantes de AGTSyP– responsabilizó a los trabajadores por los accidentes ocurridos y calificó de mentiroso al licenciado de Seguridad e Higiene que mencionó durante la reunión las inspecciones de la Policía del Trabajo.

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«La empresa ntenta salvar su responsabilidad afirmando que existen protocolos actualizados y que el personal está capacitado para su aplicación. De esa forma da a entender que lo que ocurrió fue por responsabilidad de nuestro compañero», afirmaron los trabajadores.

Durante las últimas horas del miércoles, se decidió extender el paro: “A pedido de varios delegados del turno noche, el paro de actividades previsto hasta las 00:00 horas, se extiende hasta las 5 am, así en todos los sectores donde los compañeros deseen manifestarse, pueden sumarse a la medida de fuerza durante esta noche”, afirmó otro comunicado de AGTSyP.

Otras cinco víctimas

Las condiciones de trabajo en el subte han terminado con la vida de varios trabajadores, como ANCCOM ya lo había denunciado en una nota del 5 de octubre. Mario Penaccio, en septiembre de 2003, falleció a bordo de una de las Trafic de Metrovías que trasladaba a los trabajadores por las noches hacia los lugares donde deben hacer reparaciones. Según detalló Enrique Rosito, encargado de prensa de AGTSyP, Mario no iba sobre un asiento, como corresponde, sino que viajaba sobre las herramientas. En un choque, detrás de Casa Rosada, salió despedido.

El 11 de febrero de 2011 David Alfonso, que trabajaba haciendo el mantenimiento de los trenes, falleció electrocutado: lo mandaron al techo de la formación a reparar un equipo, no cortaron la tensión y murió calcinado.

El 20 de marzo del año siguiente, en el taller de Congreso de Tucumán, la electricidad cobró otra víctima, Diego Martínez. “Lo mandaron a hacer una tarea que él habitualmente no hacía; soldar. Cuando hicimos el peritaje, vimos que la máquina no tenía puesta a tierra, tenía los cables pelados, un desastre”, denunció Francisco “Pancho” Ledesma, secretario gremial de Salud Laboral y Condiciones en el Medioambiente de Trabajo.

A Antonio Villares, el 2 de abril de 2013, también  le arrebataron la vida en el subte. “Hubo una gran tormenta en Capital Federal y el compañero tenía que ir a activar las bombas para que los pozos se desagoten y no se inunden las vías. Estaba en Catedral, en la línea D, y le avisaron que en la estación Los Incas, de la línea B, se habían inundado las vías y no se podía pasar. Parece que los cuartos de bomba no estaban andando y, como él estaba en la guardia, un supervisor lo mandó con un equipo de trabajo. Antes de bajar a las vías, le avisaron que habían cortado la tensión –porque la B, a diferencia de las demás líneas, tiene un tercer riel y la tensión está en las vías. Él bajó, pensando que era como le habían dicho, y en el trayecto se electrocutó con corriente continua. Murió calcinado”, recordó el secretario de salud.

Sergio Reyes estaba en su primera semana de trabajo cuando fue atropellado en el taller Rancagua, en septiembre del 2013. Los dos primeros días había estado en Emilio Mitre y Directorio, un taller que está en Primera Junta, sobre superficie. El tercer día lo mandaron a hacer limpieza a Rancagua, el taller que está en la estación Federico Lacroze, en Chacarita. “La jefatura no le enseñó los lugares por donde se ingresa y se egresa, ni le dio una charla para explicarle dónde había tensión y dónde no. Le dijo: ‘Acá tenes la pala, la escoba y la bolsa: anda a limpiar’. Hay una salida que da a la calle, a la Plaza los Andes. Y, por otro lado, hay una conexión entre el taller y la estación de subte Federico Lacroze, por donde entran y salen los trenes rotos o reparados”, explicó Ledesma. Y continuó el relato: “Por ahí entra el personal técnico que trae el tren roto al taller o saca el tren reparado a línea. El compañero vio que por ahí entraba y salía gente y debe haber pensado ‘¿Para qué voy a salir a la calle, ir por la plaza, y volver a entrar al subte si por esta conexión entro a la estación directamente?’ Como era el primer día que estaba en el subte, y no tenía el oído preparado, en una curva muy cerrada no escuchó el tren y cuando terminó de salir de la curva lo llevó puesto y lo chocó contra unas columnas que hay en Federico Lacroze”.

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Según denunciaron los trabajadores de Metrovías, la empresa fue acrecentando la política de invertir menos y flexibilizar más. “Te dan una charla de cinco minutos de seguridad y después, cuando muere alguien, le dicen a sus familiares y compañeros que el fallecido se capacitó, que la culpa es de él porque la empresa cumplió”, explicó Ledesma. Julio Sala, delegado de tráfico de la Línea E, denunció en el mismo sentido: “Anualmente le dan a la gente un curso sobre seguridad e higiene y sobre lo que es el servicio. Cuando ingresan a la empresa, con ese tipo de charlas, los nuevos piensan que van a ir al paraíso. Pero uno, que está continuamente acá abajo laburando, cuando va a esas charlas, termina peleándose,  se arma quilombo. Porque te están tomando el pelo, hasta el punto tal que vos a veces les preguntas ‘¿Vos viajas en esta línea?’. Te dicen que no, no tienen idea. Es una empresa contratada, que viene a dar un curso como si fuéramos un local de comida rápida: la frecuencia, el servicio, la sonrisa para atender a la gente. ¿De qué frecuencia me está hablando? Nosotros tenemos un diagrama en el cual la frecuencia de formación a formación tiene que ser de cinco minutos. Eso acá no se cumple, porque no tenemos la cantidad de trenes como para hacerlo”.

Actualizado 8/12/2016

“El inodoro de Buenos Aires”

“El inodoro de Buenos Aires”

“Lanús se convertirá en el inodoro de la Ciudad de Buenos Aires”. Categórico, el presidente del Foro Hídrico del municipio del sur bonaerense, Sergio González, resume  el rechazo vecinal a un proyecto que nace en la Ciudad de Buenos Aires pero genera preocupación en el Conurbano. Se trata del acuerdo entre el gobierno municipal -a cargo del macrista Néstor Grindetti-  y de la empresa estatal Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) de permitirle a la Capital Federal  descargar los desechos cloacales provenientes de la futura Villa Olímpica del distrito porteño.

El Foro Hídrico que encabeza la resistencia nuclea a especialistas, vecinos y a la Multisectorial de Lanús. Pedidos de informes a la administración municipal, amparos judiciales y un firme trabajo barrial con pintadas, murales y reuniones con habitantes de la zona no lograron, por ahora, cambiar el rumbo del proyecto.

La planta de tratamiento de efluentes cloacales se encuentra ubicada en la zona oeste del distrito, en el barrio de Villa Diamante, en un predio que perteneció a la curtiembre ACUBA y que posee la capacidad de procesar los residuos cloacales de 90 mil habitantes. Originalmente, esa instalación venía a cubrir la demanda de los barrios de Villa Caraza, Villa Diamante, Villa Jardín y parte de Valentín Alsina.

“Los equipos técnicos de las agrupaciones políticas estiman que se aumentará la descarga en 20 mil usuarios. Eso significa que 20 mil lanusenses no van a tener el servicio de cloaca”, explica González. El titular del Foro Hídrico advierte que esos vecinos se ven obligados a “tirar residuos en la calle porque el pozo ciego o el pozo séptico ya no tiene más capacidad, las napas están muy altas y hace que rebalse”. Y describe: “En cada lluvia, se desborda todo el barrio y se ven ve las aguas negras, como decían en la antigüedad, pero en la vía pública, donde los chicos pasan por ahí, gente grande, animales que conviven permanentemente, no hay un cuadro de situación más terrible”.

Planta de tratamiento de efluentes líquidos industriales y cloacales de AySA en el predio de ACUBA, Villa Diamante, Lanús.

Planta de tratamiento de efluentes líquidos industriales y cloacales de AySA en el predio de ACUBA, Villa Diamante, Lanús.

ANCCOM intentó dialogar con el secretario de Desarrollo Urbano municipal, Carlos Silva, encargado de ejecutar la obra. Sin embargo, el municipio optó por dar su versión a través del responsable de Comunicación y Prensa, Fabián Fernández.

Fernández sostuvo que es “mentira” que los desechos cloacales  de la Villa Olímpica vayan a ser tratados en Lanús, y subrayó que el proceso concluirá “en la planta de AySA de Berazategui” hasta que “se termine de hacer el conducto maestro de la Ciudad de Buenos Aires, que volcará hacia la mitad del Río de la Plata los residuos cloacales ya tratados”.

“Esto es una decisión nacional, no es una decisión de Lanús, no es que el intendente decide qué hacer con los efluentes cloacales de la Villa Olímpica, cuando se construya finalmente”, terció.

También asentó que “la planta de ACUBA tiene suficiente capacidad para poder albergar los efluentes cloacales que están comprometidos en la zona de Lanús oeste” y que  le queda “un residual” para que pasen “los efluentes de la Villa Olímpica” y que en este caso, es de manera “provisoria”.

Entre otras cuestiones, afirmó que el intendente se comprometió con AySA a principios de este año, con un plan de cloacas para el 100% de su población en cuatro años para los habitantes de Lanús y que cuando ellos asumieron, encontraron que sólo “el 38% poseía acceso a la red de cloacas”.

Respecto a las críticas del Frente Renovador y el FpV, el responsable de la comunicación municipal advirtió que “hay claramente un aprovechamiento político”, y subrayó que esos sectores “tratan de inventarle a los vecinos” que “los desechos cloacales de la Ciudad se van a tratar en Lanús, cuando esto es falso, una mentira”.

El concejal por el FpV Héctor Montero sostuvo que “la planta de tratamiento de efluentes cloacales de Lanús es para los lanusenses, fue creada, construida y financiada por AySA para responder a la necesidad de los vecinos de Lanús. AySA nos plantea que las obras no tienen límites geográficos, que están hechas sobre un concepto de cuencas”, indicó Montero. Y remarcó que el traslado de desechos “surgió a partir de la creación de la Villa Olímpica, ahí se tomó la decisión”.

A la preocupación que genera el proyecto de la Villa Olímpica, se le suma el futuro tratamiento de los residuos pertenecientes a la Villa 20 y la Comuna 8 que llegarían a la misma planta.

El concejal del FpV indicó que en una reunión que mantuvo con el presidente de AySA, José Luis Inglese, le mencionó que “los efluentes cloacales de la Comuna 8 van a utilizar sólo el 3,5% de la planta de tratamiento”, y detalló que “haciendo número” ese 3,5% “da alrededor de tres mil habitantes”.

No obstante, indicó que cuando le preguntó “qué iba a pasar en la Villa 20, en donde viven unos 60.000 habitantes” y por lo que “el ingreso de esos efluentes cloacales dificultarían enormemente a los vecinos de Lanús”, ya que utilizarían “la mayoría de esta planta”,  remarcó que “no pudieron darle una respuesta”.

Con esos números, el FpV de Lanús pone en duda el carácter provisorio de la obra. “Muchas veces lo provisorio suele quedar definitivo”, diagnosticó Montero.

“Ellos dicen que cuando se haga el colector margen izquierdo los efluentes van a pasar para Capital Federal, pero esto es una obra que evidentemente puede demorarse en el tiempo, está calculada para el 2021”, sostuvo.

La construcción  de la planta se inició en 2011 y fue puesta en funcionamiento en octubre del 2015, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y bajo la gestión local del actual senador provincial por el Frente para la Victoria (FpV), Darío Díaz Pérez.

Fue reinaugurada y puesta en marcha  por segunda vez, el 14 de noviembre pasado, en un acto encabezado por el presidente Mauricio Macri; la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal; y Grindetti.

El concejal del FpV, Héctor Montero, indicó que en una reunión que mantuvo con el presidente de AySA, José Luis Inglese, le mencionó que “los efluentes cloacales de la Comuna 8 van a utilizar sólo el 3,5% de la planta de tratamiento”, y detalló que “haciendo número” ese 3,5% “da alrededor de tres mil habitantes”.

El concejal del FpV, Héctor Montero, indicó que en una reunión que mantuvo con el presidente de AySA, José Luis Inglese, le mencionó que “los efluentes cloacales de la Comuna 8 van a utilizar sólo el 3,5% de la planta de tratamiento”, y detalló que “haciendo número” ese 3,5% “da alrededor de tres mil habitantes”.

El ex director de Proyectos del municipio en la gestión de Díaz Pérez y actual asesor ambiental en el Senado provincial, José Luis Corrochano, cuestiona la decisión del municipio. “La planta se instaló para que 60 mil vecinos no tuvieran que esperar a la ejecución del canal margen izquierdo, que desde la gestión actual, va a llegar en más de 10 años”, explica

El ex funcionario advierte que “posteriormente se hicieron las gestiones necesarias para que AySA ampliara la planta para que otros 30 mil vecinos se sumaran a la red cloacal”. Y se pregunta: “¿Por qué nosotros tenemos que relegar a estos 30.000 vecinos en primera instancia?”.

También indicó que recién en agosto de 2015, cuando habían concluido los trabajos para la actualización del plan director de obras que ejecuta la empresa estatal, el entonces jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, “solicitó una revisión del plan para incorporar a la Villa Olímpica. En la última reunión insistieron en que nosotros modificáramos el plan por la Villa Olímpica, cuando ellos la tenían desde el 2013” argumentó.

Según Corrochano, la Ciudad de Buenos Aires tiene contemplado el vuelco de “7.500 personas del lado de la Villa Olímpica”, pero una vez concluidos los juegos “esas unidades van a salir a la venta y se van a duplicar edificios de viviendas”.

Y completó: “A ese cuadro hay que sumarle la Villa 20, cuya urbanización ya comenzó. Esas viviendas tienen que volcar acá, no tienen otra alternativa, porque la Comuna 8 está colapsada, no pueden volcar en los conductos existentes”.

“No estamos en desacuerdo con que los vecinos de Villa 20 tengan cloacas, ni con la construcción de la Villa olímpica. Lo que nos moviliza es una cuestión de sensibilidad ciudadana para que los vecinos de Lanús tengan un beneficio, cosa que el intendente actual no contempla”, aseveró.

La obra que conectaría la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires con la planta de tratamiento en Lanús Oeste ya posee el estudio de factibilidad de AySA. El proceso de licitación ya quedó abierto y seis empresas ofertan por un costo que oscila entre los 90 y 120 millones de pesos.

Las organizaciones sociales y políticas que resisten el proyecto analizan realizar en las próximas semanas un abrazo simbólico a la planta de ACUBA.  “Grindetti es el que debe aprobar el trazo de los caños que conecten el Riachuelo con  la planta de tratamiento. Si él no lo autoriza, la obra no se hace. Y nosotros vamos a hacer todo lo posible para que el Concejo Deliberante no apruebe esa traza”, concluyó Montero.

Sergio González, referente del Foro Hídrico de Lanús, junto a la planta de tratamiento de efluentes líquidos industriales y cloacales de AySA en Villa Diamante, Lanús.

Sergio González, referente del Foro Hídrico de Lanús, junto a la planta de tratamiento de efluentes líquidos industriales y cloacales de AySA en Villa Diamante, Lanús.

Actualizado 06/12/2016

Solicitan perpetua para otro gatillo fácil

Solicitan perpetua para otro gatillo fácil

Antes de las once de la noche del 14 de febrero del 2012, Juan Carlos Abel Guerrero, de 25 años, murió durante una persecución policial. El juicio intenta demostrar que se trató de otro caso de gatillo fácil y no, como intentó justificar el victimario, una muerte en defensa propia. El oficial imputado es el subinspector de la Policía Federal Mario Ariel Maidana quien, durante la persecución, disparó y mató a Guerrero. Pericias posteriores demostraron que el auto de la víctima y su acompañante, Franco Ezequiel Borda, «registraba 15 orificios, aproximadamente, de los cuales siete se encontraban en el lateral izquierdo», del lado en el que se ubicaba la víctima. Maidana declaró que tomó aquella decisión en legítima defensa al ser apuntado con un arma de fuego, algo también en cuestión en este juicio.

En el debate a cargo del Tribunal Oral en lo criminal N° 27 de la Ciudad de Buenos Aires, el lunes último, Gerardo Ercheverry, apoderado de la querella de la Defensoría General de la Nación, presentó su alegato en el que solicitó a los jueces que se condene al oficial Maidana a prisión perpetua por “homicidio agravado, por haber sido cometido por personal policial en abuso de sus funciones, con agravante al haber usado arma de fuego”.  La querella demostró las falsedades de los dichos de Maidana, en relación con los episodios ocurridos la noche del 14 de febrero. No hubo enfrentamiento, y la víctima estaba desarmada. Este miércoles presentarán sus alegatos la fiscalía y la defensa.

Juan Carlos Guerrero, padre de la víctima y querellante en la causa por homicidio.

La historia oficial

Juan Carlos Guerrero y Franco Ezequiel Borda se habrían enfrentado antes de las 22 horas con la policía a causa de un robo en la intersección de las calles Bilbao y La Fuente, del barrio porteño de Lugano. Según el relato policial, en su huida, en un auto Chevrolet Meriva robado, habrían descartado un arma de cebita quedándose en su poder con un revóler. Guerrero y Borda se habrían cruzado con una camioneta IVECO de traslado de personal, en las que se encontraba a bordo a Maidana y su chofer, Ricardo Gonzalo Arias. Según declaró Maidana fue aproximadamente a las 22 horas cuando escuchó por la radio que había un enfrentamiento armado de personal de su sección con una Meriva. “Le digo a mi chofer ´apurate, apurate, vamos a alcanzarlos ahora o no los agarramos más´ -declaró-. Cuando mi chofer los empieza a encerrar, yo me pongo de espalda al tránsito, me cuelgo de la ventana y le hago señas para que frenen”, describió Maidana en su testimonio y aseguró que su primer intento para detenerlos fue sacando el torso por la ventanilla, con señas y desarmado. Según su relato, fue en ese momento que observó que el acompañante de Maidana portaba un arma, lo que lo obligó a sacar la suya y apuntarles. El relato con el que Maidana armó su defensa presentó la justificación para usar su arma de fuego: “El que manejaba al ver que yo le estaba apuntando y que su compañero no hacía nada, le sacó el arma de la falda y la tomó con su mano derecha, mientras que con la izquierda tomaba el volante y seguía conduciendo. Cuando veo que me está apuntando yo repelo la agresión y le disparo”. Y como si se tratara de un hecho excepcional no pudo recordar la balacera que descargó sobre la víctima: “No recuerdo cuántos disparos le efectué. Habrán sido alrededor de ocho disparos. Yo veía que el conductor hacía el movimiento para disparar pero no pude ver si disparó. Yo estaba colgado de la ventanilla y le disparé. Después de eso, la Meriva empezó a zigzaguear y ahí le digo a mi chofer, ´me parece que le di, correte´”, concluyó Maidana en su declaración  indagatoria.

Maidana describió en su declaración que la IVECO habría quedado a 20 metros de la Meriva cuando Maidana bajó a ver a Guerrero. En su última intervención, dijo haber bajado a la víctima del auto por la puerta del acompañante, aunque antes había mencionado  que había sido del “lado del conductor”. El último detalle para que la escena cerrara como  en legítima defensa fue el descubrimiento de un arma, a la altura de la puerta trasera.

Pericias y contradicciones

En su alegato, la querella presentó las contradicciones en los dichos de Maidana y las pericias que refutan su versión y lo señalan como autor de un crimen.

En primer lugar, según el acusado, a las 22 horas escuchó un enfrentamiento armado. “Sabiendo que ese auto había tenido un enfrentamiento es inverosímil creer que se asomó con el torso descubierto sin arma para frenar el auto. No solo hubiera sido imprudente, sino que es inverosímil teniendo en cuenta su experiencia”, sostuvieron los abogados de la querella. En el momento en que vio que estaban armados, algo que supuestamente ya sabía de antemano, disparó. Primera contradicción, señalaron.

Según las pericias, fueron entre nueve y doce tiros del lado izquierdo los que efectuó Maidana. Según su relato, en un comienzo no intervino con arma de fuego, recién lo hizo en el momento en que lo apuntaron. “El tema es que nunca pudo haber visto eso porque los vidrios estaban polarizados”, refutó la querella. Otro eslabón del relato confuso y segunda contradicción.  

El revólver que se encontró del lado izquierdo fue para la querella un punto central. En primer lugar, algunos testigos afirmaron que cerca de Bilbao y La Fuente fue hallada un arma, pero no pudieron asegurar que fuera la de cebita, como sí afirmó la defensa de Maidana. Gendarmería llegó y secuestró el arma alrededor de las cuatro de la mañana. “¿Para qué sirve descartar un arma y quedarse con otra? ¿Por qué el arma de cebita recién fue hallada por Gendarmería a las cuatro de la mañana?”, se preguntó la querella en su alegato.

 

En segundo lugar en lo que refiere al revólver, Maidana dijo haber bajado a Guerrero por la puerta del acompañante. El revólver se encontró del lado izquierdo. Los vidrios de la Meriva estaban levantados, por lo que no podía arrojarse un arma por la ventana. “¿Cómo pudo aparecer luego el arma fuera de la Meriva, a la altura de la puerta trasera, del lado del conductor?”, señaló la querella como tercera contradicción.

Un hecho, varias versiones.

En la noche del 14 de febrero, Juan Carlos Guerrero –padre de la víctima–  y su mujer estaban mirando Crónica TV. La placa informó: “Fuerte tiroteo cerca de Lugano 1 y 2. Un traficante de drogas fue abatido y el otro, detenido”. Primera versión, primer relato. “Cuando uno ve las noticias cree que es cierto lo que están diciendo. Estábamos terminando de cenar cuando vimos la imagen de un chico, tapado con una bolsa negra. Solo se le veían su jean y sus zapatillas blancas. En ese momento, no lo pudimos ver. Era nuestro hijo”, contó Guerrero.  

Durante aquella noche, surgieron varias versiones. La de Maidana; la de los testigos y la de Borda. En su declaración, el acompañante de Guerrero afirmó que ellos nunca dispararon y no tenían un arma encima cuando comenzaron a dispararles en forma abrupta.  

Maidana está acusado por el delito de homicidio agravado por tratarse de personal policial “en abuso de sus funciones”. En su alegato del el lunes, la querella pidió cadena perpetua para el imputado. La familia Guerrero espera la sentencia. Pero no tanto por la pena que le cabría a Maidana, así lo afirmó y enfatizó varias veces el padre de la víctima: “En dos días lo tuve enfrente y lo miré para ver si me quería decir algo. En ningún momento me habló, ni mostró arrepentimiento. Nunca me pidió perdón. Sentir que al menos la persona que se equivocó puede disculparse. Ahora pretende que uno lo perdone. Yo no lo perdoné”.  Juan Carlos Guerrero asegura que no le interesan los años que le pueden dar al asesino de su hijo: “Me interesa que me digan que mi hijo es inocente. Y sentir que mis dos nietas –dos gemelas de once años–  tengan un resarcimiento. No me importa lo que le pase a Maidana. Me interesa saber lo que la justicia va a hacer con mi hijo. Lo importante es saber por qué él determinó ajusticiar a mi hijo”, concluyó Guerrero.

Actualizado 24/08/2016

El cuerpo como documento de identidad

El cuerpo como documento de identidad

“¿Qué tienen tatuado?”, se preguntó Martina Matusevich una y otra vez al capturar las imágenes que componen A Flor de Piel, un ensayo fotográfico que investiga la forma en la que los estudiantes y egresados del Centro Educativo Isauro Arancibia hacen de los tatuajes su identidad. “No tenían dibujos. Tenían tatuados nombres, los nombres de sus recuerdos. En general, hablan de personas, de gente que los quiso, que los quiere, que ellos quisieron. Son tatuajes de amor, autorreferenciales. Y ahí estaba parte de su identidad, manifiesta de maneras alternativas al DNI, las preferencias, etnias y demás”, observa Matusevich, que además es docente de la escuela desde hace diez años y coordinadora de La Realidad sin Chamuyo, la revista que publican los estudiantes.

A flor de piel es algo más que una recopilación de retratos. Es un ensayo sobre el cuerpo de los excluidos, las formas de marcarlo a tinta con sus historias personales y la manera en que las ausencias, la crudeza de la calle, y el desprecio social se inscriben como identidades en la piel. “No tienen documentos, no tienen partida de nacimiento, pero sus amores, sus nombres, están tatuados”, reflexiona la docente Lila Wolman. El libro fue presentado el jueves en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, y la muestra de algunas de las imágenes que lo componen puede visitarse en ese espacio de Corrientes 1543 hasta el 31 de agosto.

“La idea de  A flor de piel surgió hace tres años, como una propuesta creativa. Siempre estamos buscando maneras de visibilizar, difundir y contar el proyecto Isauro Arancibia. Darle cara, nombre e identidad a los pibes, darles herramientas para plantarlos en la sociedad y que ellos mismos se sientan dignos de participar. Porque es una población bastante maltratada, que se lo termina creyendo. Entonces, la idea fue crear un libro que mostrara sus retratos, sus tatuajes, sus historias. Era una manera de que dejen de ser los anónimos, las poblaciones en situación de calle. Que sean ellos, y sus nombres”, cuenta Matusevich. Y agrega: “Se probaron retratos en contextos urbanos. Luego intentamos con el estilo publicitario. Fuimos jugando, nada muy armado porque ellos vienen a la escuela un mes sí y otro no, dejan de venir seis meses… No había cita, ni había día. Había un ‘nos vemos y encaramos’. Estábamos armados para hacerlo, cada vez que yo venía a la escuela traía la cámara. Los pibes no tienen dirección, no tienen DNI. Muchos no tienen familia. Pero sus tatuajes son su álbum de recuerdos, ahí están los nombres de sus seres queridos. Y eso se descubrió en el trabajo, lo descubrimos haciéndolo”.

Martina Matusevich, fotógrafa del Isauro Arancibia y del libro.

«La idea fue crear un libro que mostrara sus retratos, sus tatuajes, sus historias. Era una manera de que dejen de ser los anónimos,» explicó Martina Matusevich, fotógrafa del Isauro Arancibia y del libro.

 

A Flor de Piel imprimió una tirada de mil ejemplares que será distribuida en escuelas, bibliotecas populares, y centros culturales. Un porcentaje también estará destinado a la venta. “El que quiere acceder al libro, por lo pronto, puede hacerlo en Paseo Colon 1318 –sede del Isauro Arancibia– o puede escribir al Facebook de La Realidad sin Chamuyo. No tenemos armada ninguna estructura de venta, es muy personalizado. Somos nosotros. Es un espacio abierto, horizontal e inclusivo, y el que quiere acercarse, participar y proponer será bien recibido”, destaca Matusevich.

Ellos

Formar parte de este libro es como me dijo un compañero: ‘El Isauro somos todos, y el libro es del Isauro’. O sea que está bueno que aparezcamos todos juntos: operadores, docentes, y también los estudiantes, que son los que nos hacen crecer día a día. Me gustó la idea de participar de algo junto a quienes me enseñaron a crecer, porque yo fui un alumno de ellos y ahora soy compañero de trabajo”, dice Dante Gómez, egresado de la casa. El Isauro Arancibia es un centro educativo para chicos y chicas en situación de calle, que no solo les permite terminar la primaria y formarse profesionalmente con los cursos que brinda en el contraturno –costura, panadería, serigrafía, peluquería, circo y arte, entre otros–, sino que les ofrece la comprensión y el amor que el frío, el hambre y la hostilidad social les arrebataron. “Me acerqué por mi pareja, porque ella iba antes a la sede que tenían en el edificio que les había prestado la UOCRA. Yo ya había terminado el primario, pero decidí hacer un repaso. Hice la evaluación, empecé tercer ciclo y en el mismo año egresé. El año siguiente me dijeron si yo tenía ganas de darles una mano a los operadores que estaban. Y ahora ya son cuatro años que estoy trabajando con ellos, y me gusta mucho porque de esta forma estoy dando lo que a mí me dieron ellos”, explica emocionado el ex estudiante. En su pecho y en su brazo izquierdo tiene tatuados los nombres de sus hijos, Solange y Tiziano: “Lo que más me importa es tenerlos conmigo, sabiendo que cuando sean grandes ellos van a estar con su pareja, en su casa, y no van a estar al lado mío”, imagina.

Horacio Ortiz, que actualmente también trabaja en el Centro Educativo haciendo fileteado porteño, pudo terminar la primaria en el Isauro. “Me acerqué por unos conocidos que estaban en situación de calle como yo. Estaba con mi nena, que tenía un problema de salud en la columna, y tuve la posibilidad de que ella se escolarice”, cuenta. Además de finalizar sus estudios, asistió a algunos talleres de oficios y fue acompañante del profesor de fileteado porteño José Espinoza durante tres años.   “Aprendí mucho. Pero como este año está el Gobierno de Macri, que nos sacó la beca que nos daba el Estado, no se pudo bancar más a mi profesor. En la escuela me propusieron si estaba dispuesto a emprender un microemprendimiento…Y bueno, como estaba mi otro compañero, que es el mecánico de bicicletas, y no estoy solo, me prendí”, explica.

“Quiero transmitir a los demás qué significa el tatuaje, porque para mí representa muchas cosas”, aclara sobre su participación en el libro. Y mostrando sus tatuajes, continúa: “Acá en la mano tengo un corazón con una M, fue mi primer tatuaje. Falleció mi mamá, y entonces me hice la M como diciendo: ‘Mamá, te llevo en el corazón’. Después me hice mis iniciales, porque mi hermano me dijo: ‘Loco, si algún día a vos se te ocurre no estar en la provincia –porque yo vengo de Formosa– y te pasa algo, tenemos que reconocerte’. Acá pasan muchas cosas, y qué se yo… como hay mucho gatillo fácil, me puse mis iniciales para que mi familia me pueda reconocer a través de los tatuajes”.

 David Bello, alumno del Isauro Arancibia

David Bello, alumno del Isauro Arancibia en la presentación del libro.

Carlos Duarte vive desde los trece años en la calle, y cree que poder estudiar en el Isauro le da las herramientas a las que nunca pudo acceder: “Me hice los tatuajes en un Instituto, hace como un año y ocho meses. Me gustó. Capaz que a mi familia no le gustó, pero a mí sí, porque yo estaba encerrado las 24 horas en un colegio cerrado. Yo no conocía una escuela, nunca estudié y al Isauro me acerqué porque conocí a una chica en la calle que iba. En una escuela como esta hacés mucha tarea. Podés terminar el colegio y tener una carrera. Para mí lo importante es terminar la carrera de trapecista. Soy un payaso, me gusta”, se ríe.

Sin descuidar los contenidos básicos de la escuela primaria, lo que propone el Centro Educativo es reorganizar el programa de enseñanza de manera tal que tenga en cuenta las problemáticas que más sufren estos adolescentes: la vivienda, la salud y la familia. Los docentes consideran que no solo debe educarse para el trabajo, sino para la libertad.

En una de las fotografías publicadas en el libro, sentado sobre un banco de escuela y con mochila al hombro, Juan Carlos Fernández posa mostrando el escudo de San Lorenzo tatuado en su pierna: “Estábamos comiendo algo con un grupo de compañeros en el hotel en el que vivíamos, me sentí conforme, contento, en un lugar cálido, y me lo hice”, comenta. Pero luego de mencionar su identificación con el club de fútbol, se apura a hablar sobre lo que no aparece fotografiado: “Tengo otro en la parte de atrás que dice ‘Adriana’, que es el nombre de mi mamá. No la tengo desde muy chico, y pasaron muchos días de la madre, muchos cumpleaños, muchas navidades, y nunca le hice un regalo. Ni tampoco pude recibir uno de ella. Y creo que el mejor regalo es poder tatuarme su nombre con mucho orgullo, porque me parió, me tuvo en su vientre, y lo único malo es que la vida no me dejó disfrutarla. Pero lo bueno es que por lo menos con este tatuaje la tengo presente”, confiesa.

Con un cariño especial por el Isauro, que le permitió terminar sus estudios y reencontrarse con su familia, Fernández explicó por qué decidió formar parte de A flor de Piel: “Me sumé porque soy compañero de la escuela, y además me pareció algo lindo que yo pueda aparecer en algún lado. Creo que es un orgullo para mi familia sumarme a este proyecto. En la calle mi cara tiene precio. Para la escuela, no. Ellos me dieron una mano muy grande,  porque me consiguieron un hotel para que pueda dormir, me abrieron las puertas y me hicieron vivir algo que pensé que había perdido, que es compartir una mesa en familia”, dice.

Fernández se mudó este año a la vivienda que el Isauro Arancibia consiguió para que los estudiantes y egresados más necesitados puedan estar transitoriamente mientras se piensan a sí mismos y planean su proyecto autónomo. Emocionado, Juan Carlos agrega: “Además, ellos me hicieron reunir otra vez con mis familiares, que los estoy yendo a visitar seguido, pero no tanto porque cuesta soltar un poquito lo tierno de uno. Hay mucha bronca e impotencia en la calle, y la reflejo en mi familia. Me siento mal por eso. La calle me estaba amoldando de una forma que no está buena para ninguna persona”.

Sergio Cairoli, docente de primer ciclo, también quiso formar parte del libro. “Me lo propusieron y me pareció linda la idea de compartir un proyecto con los chicos. Mi tatuaje es una frase de una canción de La Covacha, que se llama Desterrado del cielo, y representa a los pibes que no tienen la oportunidad que otros sí tuvimos y pudimos aprovechar, como tener una familia que te banque para poder hacer lo soñás. Eso es lo lindo de un tatuaje a veces, que te recuerda historias que te hacen ser lo que sos, te dan esa identidad de la que habla el libro”, reflexiona.

La situación del Isauro

La institución, que surgió en 1998 con apenas diez alumnos, no siempre funcionó en el actual edificio. Luego de una lucha de largos años y varias mudanzas, en 2011 consiguió establecerse en Paseo Colón 1318. La Legislatura porteña aprobó ese mismo año, a partir de la venta de terrenos en Catalinas, un presupuesto de 14 millones de pesos para reconstruir el espacio. Sin embargo, recién en 2016 se llevaron a cabo las primeras obras porque, en el medio, quisieron demoler el edificio para que pase el Metrobus.

Con la obra finamente concluida, el Isauro Arancibia se encuentra nuevamente amenazado de demolición por la traza del Metrobus, prevista para 2017. Luego de meses de exigir información al respecto, finalmente recibieron una respuesta del Gobierno de la Ciudad. “Mandamos un mail diciendo que nos parecía horrible que no nos informaran y después de tanto tiempo nos citaron a una reunión. Quieren tirar la parte de adelante del edificio y trasladarla a Brasil y Paseo Colón, donde hoy está la Escuela Taller del Casco Histórico que enseña oficios”, explica Lila Wolman, docente del centro educativo.  “Es terrible lo que está pasando, nos quieren dividir. Te avasallan, uno siente que no puede ni responder. Los pibes están muy mal, están consumiendo como nunca. Estamos atravesando problemas que no tuvimos en estos 18 años. Los meten en cana por cualquier cosa, los matan a palos. Está dificilísimo y estamos muy preocupados. Hay que resistir, y este libro es una manera de hacerlo”, agrega Wolman.

Actualizado 17/08/2016