Dos olas verdes que se fundieron en un mar de protestas

Dos olas verdes que se fundieron en un mar de protestas

Pañuelos verdes de la Campaña por el Aborto Legal se mezclaron con los barbijos que resisten el cambio climático.

Dos movilizaciones se unieron el viernes último en tiempo y espacio con un mismo deseo: justicia social. Las agrupaciones Fridays for Future, Jóvenes por el Clima y Alianza por el clima, convocaron a la Tercera Movilización Mundial por la Crisis Climática. Le pidieron al Estado nacional medidas concretas y exigieron cambios estructurales: “Los discursos vacíos ya no alcanzan, hay que llevar a cabo acciones”, subrayaron. Al unísono, en la misma plaza, la Campaña Aborto Legal organizó un grito global en el marco del “Día por la Despenalización y Legalización del Aborto en América Latina y el Caribe”. Hubo talleres, charlas y actividades como fútbol, boxeo y tango.

Los asistentes se reunieron a las 15 en Plaza de Mayo y, a alrededor de las 16, marcharon hacia el Congreso Nacional por Avenida de Mayo. La mayoría eran adolescentes, jóvenes y organizaciones ambientalistas. Pero también había niños y adultos. Mientras caminaban, cantaban consignas tales como  “Justicia Climática, YA”, “El pueblo, consciente, defienda el medio ambiente”, “Fuera el opresismo, fuera la opresión, queremos un sistema de conciencia e inclusión”. Muchos de los carteles que sostenían, tenían mensajes que hacían referencia a los perjuicios de la ganadería para el medio ambiente: “Go vegan”, “El futuro es vegano”, “Ganadería es cambio climático”, “Cambiá tu dieta”, “¿Si comés carne que hacés acá?”, entre otras. De hecho, cuando llegaron al Congreso, se toparon con puestos de venta de choripán y cantaron: “Carne es muerte”.  

Pasadas las 17, comenzó el acto con la presentación del periodista ambiental Cruz Ruax: “Sabemos que la crisis climática y ecológica nos atraviesa a todos, pero no a todos por igual. Como toda crisis social los sectores históricamente marginados y discriminados son los más perjudicados. Sabemos que no es lo mismo hablar de ecologismo en Europa o en Norteamérica que en América Latina”.

“Hace 30 años les investigadores comenzamos a alertar sobre el calentamiento global», denunció Bera, del Conicet.

Luego, procedió a leer las reivindicaciones de la movilización:  elevar aún más la ambición de  los tratados internacionales firmados como la Convención Marco y el Acuerdo de París; realizar un cambio profundo en el sistema de producción de alimentos; el cumplimiento de la Ley 26160 para evitar los desalojos de los territorios indígenas y la tala indiscriminada.

También, se pidió que comunicadores y gobernadores reconozcan que Vaca Muerta no es el futuro. Se rechazó el decreto 591/2019 que elimina el requisito de certificación de inocuidad, flexibilizando el ingreso de residuos tóxicos al país. Los oradores pidieron penalizar a las industrias contaminantes, promover la educación ambiental integral en todos los espacios educativos y  garantizar la protección de zonas estratégicas de agua y otros recursos naturales, entre otros reclamos.

La primera en subir al escenario fue Carolina Bera, investigadora de cambio climático de El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de la Universidad de Buenos Aires (UBA): “Hace más de 30 años les investigadores comenzamos a alertar y a proporcionar evidencias de que el calentamiento global y sus impactos iban a ocurrir y que había que hacer algo.  Fue en el 1988 cuando la ONU nos escuchó y estableció el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, del cual formo parte”.

A su vez, contó que durante los años 2017 y 2018 elaboraron un reporte especial en el que dieron mensajes contundentes a los gobiernos para enfrentar el cambio climático. Pero no recibieron ni la atención ni la respuesta esperada por parte de los jefes de Estados. “Sin embargo, hoy en un mundo de un grado de calentamiento global llegan ustedes, les jóvenes de todo el mundo, reclamando la solución. Es algo que la sociedad y los gobiernos no pueden dejar de prestar atención”, sostuvo Bera.

Además, explicó que el  problema del cambio climático no es ni  físico ni tecnológico, sino que es social, se vincula a “cómo en nuestras sociedades se desarrolla el consumo”.

Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo, encabezó la columna ambientalista.

Luego, en representación de los pueblos indígenas de la región NOA, subió al escenario Walter Barraza, del Consejo de la Nación Tonocoté Yutki de Santiago del Estero. y Néstor Jerez, cacique del pueblo jujeño Ocloya de Tilquiza. “La Madre Tierra no se negocia, los recursos naturales no son un negocio. Nos van a sacar con los pies para adelante de los territorios”, gritó el santiagueño. 

Jerez explicó que con políticas en nombre del desarrollo y del progreso, el poder político y económico está destruyendo el planeta y está poniendo en riesgo la vida de las futuras generaciones. “Por eso decimos basta de violencia, basta de genocidios a los pueblos originarios, basta a los poderes y a los gobernantes de turno”, reclamó. Agregó que considera importante tomar conciencia y escuchar a los pueblos originarios que hace décadas vienen transmitiendo este mensaje. “Hoy, los científicos están reconociendo que teníamos razón cuando decíamos que se estaba dañando nuestra Madre Tierra”, concluyó.

Los representantes de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCYR) contaron, a su vez, que hace tres años vienen batallando por una Ley de Envases, importante no solo para su sector, sino para que no existan más basurales a cielo abierto, de los cuales nadie se hace cargo. “En esta patria debe haber un servicio de reciclado con inclusión social que pertenezca absolutamente a todos, estamos rotundamente en contra del decreto para importar residuos que firmó el presidente Mauricio Macri y no vamos a permitir ser el basurero del mundo”.

Jackie Flores, referente de la CTEP y Promotora Ambiental.

Casi al mismo tiempo y cuando ya caía el sol, frente al Congreso, sonaba la batucada de mujeres Talleres Batuka y varias chicas jugaban al fútbol, boxeaban y  bailaban tango en la calle. Mientras tanto, en dos gazebos se daban talleres  llamados “Legalización y formación: educación y pedagogía feministas en torno al derecho al aborto”, o “Legalización, periodismo y comunicación feminista: abortando la neutralidad”. Sobre el escenario, ubicado en la calle Entre Ríos varias organizaciones hablaron sobre sus proyectos.

 Josefina, estudiante de obstetricia, habló en representación de la Cátedra del Aborto como problema público de las Facultades de Ciencias Médicas y Farmacia y Bioquímica de la UBA. “En la Facultad no se habla de estos temas, y cuando se habla se hace desde una perspectiva espantosa, así que tomamos la batuta de lo que la academia no nos enseña y nos organizamos nosotres para aprender”, contó.

 Las integrantes de Socorristas en Red, subieron al escenario luciendo pelucas rosas y enunciaron: “Somos activistas feministas que armamos socorros rosas. Nos articulamos para pasar información y acompañar a mujeres y otras personas con capacidad de gestar que deciden abortar, para que lo hagan de manera segura, para que atraviesen esa decisión acompañadas y cuidadas”.

Comunicaron que entre 2014 y 2018 acompañaron a 19.361 personas en su decisión de abortar. Dijeron que el aborto insiste y está en la vida cotidiana: “En 2018 irrumpió en las calles, se instaló, llegó a la mesa familiar, transitó por todos los medios de comunicación y vino para quedarse”. Por último, dijeron que es muy cruel lo ocurrido en agosto de 2018 porque el Senado está al tanto de lo que sucede. “Lo escuchó innumerables veces de sectores que aportamos estadísticas, experiencias y relatos. Pero no les importó, votó con su pasión conservadora, fundamentalista, y criminilizadora.

A las 19.30, todos los asistentes se reunieron frente al escenario y se hizo un pañuelazo al grito de Que sea Legal, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir

La marea verde volvió al Congreso

La marea verde volvió al Congreso

La marea tiñó las calles, las ventanas mostraban nuevos cortinados en verde, los balcones extendían como publicidades no pagas un reclamo que solo grita “Será Ley”. La marea verde volvió a desbordar el Congreso Nacional en apoyo a la nueva presentación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en la Cámara de Diputados que se llevó a cabo en la tarde del 28 de marzo. Desde las bocas de los subtes y todas las avenidas circundantes a la Plaza Congreso las personas brotaban agitando sus pañuelos verdes y las caras cubiertas de glitter bañaban las calles. Una polifonía de voces confluía en el mismo pedido: “Aborto legal en el hospital”.

A las 15.30, Avenida de Mayo empezaba a reunir amigas, parejas, familia y compañeras. Los cánticos envolvían cada rincón, las carpas y sus talleres empezaron a aglutinar compañeras en la previa a la presentación del proyecto de ley. Las banderas iban tomando protagonismo en las calles. Del lado opuesto se podía avizorar un pequeño grupo antiderechos que solo se distinguía por la barrera de policías que lo superaba en número, y en donde el cántico que agitaba de bandera era “Viva la vida”.

A las 16:30 la plaza ya estaba cubierta de verde, comenzaban los talleres en los puestos de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito donde la gente se acercaba para intercambiar opiniones sobre el aborto, la niñez y adolescencia, la discapacidad, entre otros. Las vendedoras se acomodaban en las veredas y en cualquier rincón donde pudieran poner sus mesas o sus parches de tela, se ofrecía de todo, desde las clásicas hamburguesas y choripanes presentes en toda movilización en la ciudad porteña, pasando por variedades de comida vegana, hasta libros indispensables de la teoría feminista. Daniela, encargada del stand de QuintaOla Librería Feministe, aclaró sobre la venta de bibliografía en las marchas que “es algo que la gente está demandando, se ve que la sociedad entera necesita este cambio”. Las calles rebosaban de vida y a cada minuto que pasaba la zona se iba cubriendo más de personas. Las que estaban sentadas en las calles, charlando y tomando un poco de sol, tuvieron que comenzar a pararse para dejar espacio al resto de la marea.

Las intervenciones artísticas y las performances sobre el espacio público no se hicieron esperar. Un colectivo colgó sobre las paredes de la calle Rivadavia una gigantografía de mujeres con leyendas alusivas como “niñas, no madres”, “mi cuerpo, mi decisión”. Encima de este cartel se interpelaba a los transeúntes sobre por qué consideraban que este derecho es necesario, unos pañuelos verdes de papel en la pared daban espacio a la reflexión colectiva. Otras personas pintaron con tiza las calles, pegaron sus dibujos y pinturas al rededor del Congreso o buscaron interactuar con la gente a través de escenas teatrales. El panorama fue muy heterogéneo y dejó en claro que la lucha por este derecho es de todos y todas.

A las 17.30 se realizó el pañuelazo nacional: “Vamos a teñir de verde todos los espacios y a alzar nuestro pañuelos, porque nunca los guardamos y hoy menos que menos” declaró una de las militantes de la Campaña del Aborto. Y así fue, con euforia del reencuentro y de volver al espacio de lucha, los pañuelos fueron desatados de las mochilas, las muñecas y los cuellos para volver a ser bandera al grito de “arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer”. Los grupos de amigas encontrándose en un abrazo, las madres y padres con hijas e hijos de la mano, las adolescentes y las señoras mayores sosteniendo los brazos en alto agitando la insignia del movimiento.

La intersección de avenida Rivadavia y Callao era una fiesta, una fiesta de abrazos, compañerismo, militancia, y mucha brillantina. Un poco más adelante, llegando a Riobamba, la calle se cortaba por el escenario y la pantalla que proyectaba la presentación y el debate que estaba ocurriendo en el Anexo C de la Cámara  Diputados. El silencio y la escucha mostraban el compromiso con la causa, las antes tan presentes canciones se apagaron por unos momentos.

Estefania Cioffi, médica y parte de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, comenzó uno de los discursos más especiales de la jornada.

“No es casual que hoy sea el cumpleaños número 14 de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. No es casual que sea el cuarto cumpleaños de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir. Porque un día como hoy, en 1987, se estableció el “Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer” en el ‘V Encuentro Internacional de Salud de la Mujer, de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos’. Elegimos este día porque la salud no es solo la ausencia de enfermedad, no es incluso la que nos enseñaban en las facultades de Medicina, la salud también es poder decidir con autonomía sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, es poder disfrutar y ser cada vez más libres. Desde esta Red, tensionamos cotidianamente el discurso médico hegemónico, nos rebelamos contra nuestra formación biologicista y patriarcal, y asumimos el compromiso de democratizar nuestros conocimientos y saberes, de respetar y acompañar la autonomía de cada persona para decidir sobre las cuestiones relacionadas con su cuerpo, su salud y su vida.”

Ana Morillo, trabajadora social, hizo especial hincapié en la situación de las provincias. “Las batallas allí son mucho más trágicas”, declaró. Las situaciones muy dispares en relación al acceso al aborto. Es un derecho humano básico que está siendo violado. Estefania Cioffi ante esto sostuvo que “el acceso a la salud no puede depender de la geografía, de la ciudad o localidad en la que vivimos. No puede depender de los recursos económicos con los que cada una cuente”.

“La legalización es una cuestión de emancipación femenina, y no un debate partidario sino de salud pública”, dijo la diputada Carla Carrizo en sus dos minutos de ponencia, y el diputado Daniel Lipovetzky sostuvo que “el debate no es por sí o por no, sino por si es seguro, legal y gratuito. Vivimos en un Estado laico, y es el Estado quien debe garantizar. Hay que seguir trabajando en el Congreso y desde las calles”, concluyó.

Las impresiones sobre lo que depara este año a la lucha feminista por la legalización del aborto fueron variadas. “Sinceramente, estoy convencida de que en algún momento va a salir. Si no es esta vez, será la que viene o la que viene, no importa. Pero va a salir”, sentenció una estudiante universitaria de 25 años. Por otro lado la ilustradora Maitena Burundarena opinó que “este año lo veo duro, pero no hay vuelta atrás, eso es lo más importante. Las chicas jóvenes son el futuro. Se van, se acaba, se cae. Va a salir, va a ser ley”. Si bien algunas consideraban que este año es definitivo o que falta mucho camino por andar, al preguntar a la multiforme multitud se puede ver lo que todas las miradas tienen en común: a la clandestinidad no volvemos nunca más.

“A partir de hoy nuestra democracia, es una democracia feminista.”, concluyeron desde Diputados y abrieron al pañuelazo que se agitó al unísono en interiores y exteriores del Congreso dando por concluida la cita verde, pero no la lucha en las calles.

Pañuelazo

Pañuelazo

Volvió la marea verde a teñir el país en el pañuelazo del 19F, el Día de Acción Verde por el Derecho al Aborto. La intervención impulsada por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito concentró frente al Congreso Nacional y en distintas ciudades de la República Argentina, en un grito federal imposible de desoír.

Al unísono, en las distintas calles que rodean la Plaza Congreso, desde las 17:30 hs comenzó a escucharse: “aborto si, aborto no, eso lo decido yo!”. Entre abrazos, risas, llantos, iban llegando caravanas de mujeres de todas las edades, quienes sostuvieron la intervención con firmeza y fuerza, pese al calor que azotaba la Ciudad de Buenos Aires.

A las 19 hs puntual comenzó el pañuelazo, incluyendo las disidencias e invitando a participar a quienes quisieran. Las oradoras hicieron énfasis en poder respetar las consignas propuestas, sin sentirse obligadas ni obligados a lo que se expuso desde el escenario.

A un año del primer pañuelazo, el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos se impone de manera cada vez más fuerte. Hace temblar las estructuras al grito de “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

Con el pañuelo verde en alto, en cada ciudad se exigirá “la despenalización y legalización del aborto voluntario y la implementación en todo el país de la Ley 26.150 de educación sexual integral (ESI) en las escuelas, el ‘Programa nacional de salud sexual y procreación responsable’ y el ‘Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo’ (protocolo ILE) para situaciones que se enmarquen en las causales (art. 86 del Código Penal, fallo F. A. L.)”, señalaron desde la Campaña.

Durante toda la jornada, la emoción traspaso los cuerpos de cada una y uno,  trasluciéndose en las miradas llenas de esperanza ante un presente feminista y disidente.

 

La industria del misoprostol

La industria del misoprostol

El Oxaprost (diclofenac-misprostol), la droga utilizada para inducir un embarazo, sirve paradójicamente también para interrumpirlo. El compuesto puede ser conseguido en cualquier farmacia, mediante una receta médica y desde el 30 de noviembre ya son dos los laboratorios que tienen el permiso para su venta en farmacias. Se trata del método más accesible para interrumpir un embarazo no deseado, a pesar de que está penalizado por la ley. Por eso ya hay legisladores que, además de continuar la lucha por la despenalización del aborto, también piensan en la necesidad de que el Estado sea quien produzca esta droga.

En el país existen dos laboratorios que fabrican el Oxaprost: Beta S.A y Domínguez. Mientras que Domínguez, hasta hace un mes, se encargaba de dispensar el producto para su uso intrahospitalario, Beta S.A se establecía como el único laboratorio responsable de su despacho vía farmacia. No obstante, el 30 de noviembre último la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó al laboratorio Domínguez también el despacho de la droga en farmacias, algo que estaba reservado a su competencia, Beta S.A.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) uno de los fármacos recomendados para la interrupción voluntaria de un embarazo, desde 2005, es el misoprostol.  El fármaco en sí se caracteriza por ser una prostaglandina, algo parecido a una hormona, cuya función es producir contracciones para interrumpir la gestación. “La condición de su venta es mediante receta archivada siempre que lo indique un ginecólogo, un obstetra, reumatólogo o un traumatólogo. Las farmacias en general eligen venderlo o no. Eso corre por cuenta de cada dueño”, detalla Belén Montenegro, farmacéutica del Hospital Municipal de la Ciudad de Boulogne.

Tras la imposibilidad de sancionar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, en agosto último en Argentina, diputados y organizaciones de mujeres que brindan consejerías pre y post aborto se reunieron el pasado 9 de octubre en el Anexo de la Cámara de Diputados en el marco de una audiencia pública para proponer un proyecto de ley para que sea el Estado quien se encargue de la fabricación del misoprostol. El proyecto normativo, que ingresó al Congreso el pasado 20 de marzo de 2018, se centra en garantizar un aborto legal, seguro y gratuito. Principalmente seguro. Al no ser ilegal, muchos profesionales de la salud practican abortos clandestinos en pésimas condiciones o ejercen violencia sobre el cuerpo de las pacientes. El aborto, según los artículos del Código Penal de la Nación que van desde el 85 al 88, se considera una práctica punible con una condena de hasta 15 años, tanto para el profesional como para la persona que lo lleve a cabo. Pero si el embarazo es producto de una violación, o puesta en peligro la vida de la mujer a causa de un feto retenido o complicaciones en la gestación, la interrupción del embarazo, avalada por una denuncia policial o judicial, se convierte en un acto lícito.

Números

El misoprostol se encuentra al alcance con una receta elaborada por un profesional de la salud, y una determinada porción de dinero. Específicamente la presentación de Oxaprost, el nombre del misoprostol comercializado por Laboratorio Beta S.A, se establece en un envase con 16 comprimidos y un valor de venta en farmacias a 4.455,31 pesos.  

Desde el 2005, la OMS ha incluido al fármaco en la lista de medicamentos esenciales debido a la posibilidad de salvar una vida en peligro a causa de un embarazo riesgoso, además de ser el fármaco menos nocivo para interrumpir una gestación. Sus indicaciones oscilan entre: maduración cervical, inducción del aborto en 1° y 2° trimestres, prevención y profilaxis de la hemorragia post parto, aborto incompleto y preparación instrumental del cuello uterino para una posterior intervención quirúrgica.

Según un relevamiento de Silvina Ramos, la investigadora titular del Área de Salud, Economía y Sociedad del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) e Integrante del Comité Ejecutivo de la Alianza para el Fortalecimiento de la Investigación del Programa de Reproducción Humana de la Organización Mundial de la Salud, se estima que en la Argentina se realizan por año entre 350.000 y 500.000 abortos anuales. Los datos provienen de un estudio de 2005 realizado por Silvia Mario y Edith Alejandra Pantelides, investigadoras del Centro de Estudios de la Población (CENEP).  El aborto se establece como la principal causa de muerte materna. De acuerdo a los últimos datos oficiales provenientes del Ministerio de Salud de la Nación, en el año 2016, de un total de 245 fallecimientos, el 17,6% fueron muertes por una gestación terminada en aborto. Lo que ubica a este flagelo como primero en el podio de defunciones maternas.

Ante la negativa del Senado a legalizar el aborto, en agosto del corriente año, se debatió establecer una alternativa para que el Estado garantice la fabricación del misoprostol con el objetivo de lograr el acceso masivo y de forma legal a la interrupción voluntaria del embarazo.

El fármaco

El uso de misoprostol es intrahospitalario, con el fin de estimular las contracciones del músculo liso del útero, cuando se encuentra en trabajo de parto por un feto fallecido o retenido. A la vez Oxaprost, el nombre bajo el que lo expende el laboratorio Beta S. A., se utiliza como analgésico y protector gástrico porque favorece la producción de la mucosidad que recubre el estómago e inhibe la producción de ácido, similar al diclofenac. La condición de la venta del misoprostol es mediante una receta archivada.

Existe entonces una contradicción en la comercialización del fármaco. Porque según la ley vigente, no avala las indicaciones del misoprostol para interrumpir un embarazo. Pero Beta, y desde el 30 de noviembre también laboratorio Domínguez, venden el medicamento como un protector gástrico o  antiinflamatorio. El Protocolo para la Atención Integral de las personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo entiende que la única manera de practicar un aborto es por medio de una denuncia policial o judicial de violación, ya que funciona como declaración jurada. Además, el protocolo comprende que la práctica por fuera del marco regulatorio pueden ser “casos fabricados”, y, al mismo tiempo, entiende también que nadie puede imponerse a la interrupción legal del embarazo ni obstaculizarla frente a una persona víctima de un delito sexual.

“Las farmacias en general eligen venderlo o no. Eso corre por cuenta de cada dueño. Se genera una situación muy incómoda, porque vos del otro lado sabés por qué lo están comprando y si no vienen con una receta de un obstetra, se te hace muy difícil venderlo a nivel ético. Si no lo indica un obstetra, significa que están tratando de interrumpir un embarazo de manera clandestina y eso puede terminar en una guardia o en una internación”, detalla Belén Montenegro, farmacéutica en jefe del Hospital Municipal de la Ciudad de Boulogne.

Lo que tiene de particular la presentación de Beta es que la píldora está formada por una doble compresión. Es decir, por fuera posee el diclofenac, pero el núcleo es el misoprostol.  Existen dos maneras de administrar el fármaco. Una es por vía oral. La paciente ingiere la pastilla entera y se consume a lo largo de 16 días. Luego existe la vía vaginal. Allí el médico debe romper esa primera capa de compresión de diclofenac y quedarse solo con el núcleo de misoprostol e introducirlo directamente en el cuello del útero.

Con respecto al precio, Montenegro se explaya: “Las prostaglandinas en general son caras. Su desarrollo es costoso. Sobretodo porque está diseñada para metabolizarse más lento para ejercer la acción”. El costo responde a una constante en la industria farmacéutica argentina. Sucede que el desarrollo de una molécula en el país tarda alrededor de diez años. Una vez pasadas las pruebas y los estudios clínicos del fármaco, el laboratorio fabricante tiene la potestad de vender el producto al precio que desee.

Audiencia pública

Los diputados Lucila De Ponti, Araceli Ferreyra, Cecilia Moreau, Nathalia González, Gabriela Cerruti y Daniel Filmus, junto a organizaciones de consejería para el pre y post aborto debatieron en octubre, en la Cámara de Diputados, que el Estado garantice la fabricación del misoprostol a un costo más accesible y legalizado para la interrupción voluntaria del embarazo. “Esto surgió a partir del rechazo de la ley. Se presentaron diversos proyectos y empezamos a ver casos como el de Santa Fe, donde el Gobierno provincial se va a encargar de producir el misoprostol a partir de una buena experiencia de practicar abortos con el medicamento”, declaró Nathalia Gonzalez Seligra, diputada nacional por el FIT por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Una vez rechazado el proyecto original se abrió el debate. La idea es presentar uno nuevo este año”.  En sintonía, Lucila De Ponti, diputada por el Peronismo Para La Victoria por Santa Fe, remarcó: “Entendemos que si el Estado puede garantizar que las provincias que necesiten comprar los medicamentos, puedan hacerlo en un precio más barato y en una calidad mayor, van a hacerlo porque efectivamente les conviene”.

A pesar de no estar legalizado el aborto, la concepción compartida y planteada en la audiencia fue garantizar el derecho al acceso equitativo a los medicamentos recomendados por la OMS como ejemplares para la práctica de abortos seguros. Además, se contempla la inclusión tanto del misoprostol como de la mifrepristona (otro medicamento indicado para casos de aborto) en el Plan Médico Obligatorio Nacional y en el vademécum de medicamentos de cobertura gratuita. Según los legisladores, no solamente es conveniente la producción nacional del medicamento, sino que también puede tornarse rentable y posible de hacer para el Estado nacional.

Según el informe de la senadora Nancy González, legisladora por el Frente Para La Victoria de Chubut, el Estado se ahorraría un total de 613 millones de pesos, porque el gasto que hoy es de mil millones pasaría a menos de la mitad. El ahorro total sería de un 43% en términos de fabricación, a lo que habría sumarle costos de internación en hospitales públicos. Además, al tratarse de una actividad ambulatoria, los costos tienden a mermar. “Los profesionales que convocamos para la audiencia hablan de que ese costo bajaría a 300 pesos. Pero el principal problema al que nos enfrentamos es pelear frente a aquellos que no quieren, no sólo que no se fabrique el misoprostol directamente desde el Estado, sino también aquellos que no quieren el aborto legal y mucho menos la Ley de Educación Sexual Integral”, concluyó Nancy González.

La realidad a la que se enfrentan las madres gestantes es que el precio de Oxaprost, producido por el Laboratorio Beta S.A, aumentó su precio un 300 por ciento, entre los años 2014 y 2016, según estimaciones del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), además de alterar la presentación del medicamento en función de comprar más pastillas a un precio mayor. Con la autorización del Laboratorio Domínguez de su venta en farmacias para diciembre, se vislumbra el fin del imperio monopólico de Beta, dado que según aseguran fuentes de la empresa, lo comercializará a un precio mucho menor.

Abortar en la clandestinidad

Camila tiene 23 años y el título profesional como profesora de Educación Física. Ella renunció a la maternidad, pero para eso tuvo que someterse al aborto clandestino. “Nadie entiende lo difícil que es hasta que lo vive”, contó. Decidió abortar con 18 años, porque no se sentía con la madurez suficiente para hacerse cargo de un hijo a esa edad: “No quería formar una familia a tan temprana edad”, confesó. Camila también recordó: “Sufrí mucha violencia cuando me atendieron –detalló-. La primera vez que le comenté al profesional mi situación y me hizo tacto, me hizo doler mucho a propósito”. “Me decía puta y una serie de insultos más. Me amenazaba con denunciarme en la policía si seguía con la idea de abortar”, se explayó la joven. Desprotegida, Camila confesó que no podía denunciar al médico por ejercer violencia y abuso de poder, corría riesgo su vida y podía terminar hasta presa.

La interrupción de un embarazo es un proceso que si se ejecuta de manera incorrecta puede terminar con secuelas o sangrados abundantes, peligrando la salud de la mujer. Si el Estado interviniese, todas las interrupciones voluntarias del embarazo podrían tener el cuidado correspondiente. “Se garantizaría calidad en la atención y la vida de toda mujer”,  así lo recalca la asociación Socorristas en Red, un colectivo feminista dedicado a casos de interrupción voluntaria del embarazo.

Yo aborté, para la ley argentina soy una delincuente

Yo aborté, para la ley argentina soy una delincuente

Dice lo que piensa y escribe sobre el dolor propio y ajeno. Nunca imaginó que un día seis millones de usuarias y usuarios leerían en 72 horas el posteo que publicó a escondidas desde el escritorio de un call center de Once. “Bancátela”, lo tituló. Hasta hoy, más de seis mil mujeres le han contado sus historias en su página de Facebook No me calmo nada. Zuleika Esnal las lee a diario y responde todos los mensajes. Estoy acá, mujeres sobrevivientes se llama su primer libro que está por salir a la luz editado por Grupo Editorial Sur. Son 107 testimonios seleccionados de los miles que recogió. En el patio interno de su casa en Colegiales, en una tarde calurosa de abril, dialoga con ANCCOM.

¿Cómo vivís la publicación del libro?

Feliz. Ya está en imprenta. Si alguien hace unos años me decía “escribite algo para que 6.500 mujeres hablen de lo que les pasó, 54 dejen su casa, siete denuncien a su violador y 250 den una mano gratuitamente a otra”, me hubiera muerto de risa. Hoy es real.

¿Es verdad que viralizaste desde un call center la página No me calmo nada?

Exacto. La tengo desde 2015 pero tenía 300 seguidores entre amigos y conocidos. Un día leo en el trabajo que violan a una chica de 16 años en Brasil entre 33 hombres. Ella declara: “El alma duele más que la vejiga destrozada y es más difícil de sanar”. Indignada y a escondidas, al día siguiente escribí el relato Bancatela. Lo puse público por sugerencia de una amiga. A los tres días me contacta un periodista de El País de España y me dice que estoy en la edición digital del diario  ya que lo que escribí fue compartido 36 mil veces y leído por 3 millones de personas en Argentina. Me quedé paralizada. Al rato llego a casa y tenía  57 mensajes de mujeres de distintos países de Latinoamérica contándome todo tipo de experiencias vinculadas a la violencia de género.

¿Cómo te manejaste en esos primeros casos?

Siempre igual, cuando quise preguntar algo lo pregunté, sin vueltas, con respeto y mucha inocencia. A veces se confunde la empatía con el ponerse en el lugar del otro y eso es imposible. Yo no sé qué es que tu papá te viole, a mí jamás me levantaron la mano. No sé lo que es sentir un puño en el medio de la cara. Tampoco lo tengo que saber para ayudarte.

De estas historias nace la obra teatral Piel de cordero

La escribí en un solo día luego de meses de ir procesándola. Somos tres actrices en escena tratando de abarcar los diferentes matices. En el último monólogo habla una chica muerta en primera persona, Rocío Juárez de Zárate. A mí me escribió su amiga. Me cuenta que Rocío se fue a comer un asado un domingo al mediodía con amigos y no volvió nunca más. La violaron y mataron entre dos hermanos. Ella aparece al final de esta obra porque también tenemos que hablar por las que ya no están.

¿Qué pasa en la sala?

Termina la obra y la gente se queda. Han pasado cosas maravillosas. Por ejemplo, que se levanten mujeres una por una a decir sus nombres o que termine todo el teatro de pie gritando “¡estoy acá!”.

Zuleika Esnal sentada en la escalera del patio de su casa junto a su perro.

Zuleika Esnal, actriz, escritora y creadora de la página «No me calmo nada».

¿Sufriste amenazas?

Sí, a través de Facebook, han averiguado la dirección de mi casa, me han escrito que me van a venir a buscar. Yo elijo seguir porque si me pasa algo, ya está, yo no me muero más. Estoy en cada mujer que habló, en cada piba que no podía y ahora puede. En esa chica que no salía de la puerta de su casa porque la violaron mientras dormía y ahora me manda una foto desde Plaza de Mayo con una pancarta enorme.

¿Cuál es tu postura sobre el aborto?

Yo aborté. Tarde 23 años en poder verbalizarlo. Deseo que nadie tenga que hacerlo como yo, escondida, muerta de miedo y sola en Lanús. Con un médico que ni me miró la cara y lo único que se dignó a decirme fue que tomara el antibiótico porque no se pensaban hacer cargo de una infección. Si ahora estoy horas ensayando con las actrices para gritar en el Congreso o voy a las marchas, es porque peleo para que nadie tenga autoridad legal sobre nuestros cuerpos. Me costó años entenderlo. La culpa se me había metido en un lugar tan imperceptible que, al quedar embarazada en junio del año pasado y perderlo, cuando la médica me preguntó si era mi primer embarazo, mentí y dije que sí.

¿Por qué?

Por culpa, por vergüenza. Ahí entendí el daño que me habían hecho la sociedad, el Estado, la Iglesia. Mentí, no era mi primer embarazo. Aborté a los 18, en 5ª año del secundario. Me arrepentí a último momento en la camilla mientras la enfermera me insultaba y me decía que me quedara quieta. Quise irme y me dijeron “ahora ya está pendeja” y me taparon la boca. Me desperté en otra habitación, aturdida y asustada, con algodón entre las piernas. No quiero que nadie pase eso.

Una ausencia total de acompañamiento, ¿lo sentiste así?

Nadie me hizo una ecografía o me explicó qué recaudos tenía que tomar o cómo había quedado mi cuerpo. Nadie. Eso pasa cuando abortás en este país. Tuve suerte porque tenía los 1500 pesos que salía abortar en 1994. Hay pibas que se tienen que meter en la villa, en su casa y morir desangradas. No pueden ir a la guardia de un hospital por miedo a ir presas. Yo tendría que estar presa. Yo aborté, para la ley argentina soy una delincuente.

Con la campaña #EstoyAcá, ¿transformás palabras en acción?

La idea es generar una red solidaria para dotar de recursos a mujeres que viven situaciones de violencia. Ya sea desde el aprendizaje de un oficio, un servicio gratuito, clases de yoga… Quienes quieren colaborar publican en sus muros sus nombres, de dónde son y lo que ofrecen con el hashtag #EstoyAcá. Sos maestra, ayudalas a terminar el secundario. Sos psicólogo o abogado, asesoralas. Somos muchos en Argentina pero hay también personas de Colombia, Ecuador, Chile, España, Holanda. Si el Estado está ausente, nosotras tenemos que estar presentes para ellas.