Techos de cristal y pisos pegajosos

Techos de cristal y pisos pegajosos

Pasados casi tres años desde la primera marcha Ni Una Menos, las mujeres cada vez toman más conciencia de las desigualdades existentes, tanto en el plano político y social como también económico y laboral. Mientras que la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito se instala con fuerza, como la denuncia de la violencia del acoso callejero, en el ámbito de la economía aún están bastante invisibilizadas las enormes diferencias que separan a hombres y mujeres.

“Las desigualdades a las que se enfrentan las mujeres en el plano económico y laboral son muy diversas. Desde el vamos, las mujeres tienen tasas de actividad menores que los varones, pero cuando uno después analiza la tasa de desocupación resulta que la femenina es mayor a la masculina”, comenta Violeta Guitart, economista y co-editora de EcoFemini(s)ta, una organización nacida en el 2015 que tiene el objetivo de visibilizar la desigualdad de género a través de la difusión de estadísticas y contenidos académicos.

Tres mujeres trabajan sobre una camisa colocada en un maniquí.

Entre hombres y mujeres hay una brecha salarial del 27% en el mercado formal formal y llega a casi el 40% en el informal.

“La brecha salarial es del 27% en el mercado formal y llega a casi el 40% en el mercado informal”, agrega Candelaria Botto, economista y coordinadora de voluntariado de la organización. “Hablamos de dos personas, que son iguales en papeles, cumplen la misma tarea, con la misma capacitación y cobran distinto según su género. Es es una discriminación directa: una mujer cobre el 27% menos que un varón, solo por el hecho de ser mujer”, finaliza.

La metáfora del techo de cristal, para mostrar cómo las mujeres no acceden a los puestos jerárquicos, y del piso pegajoso, que hace ver cómo suelen quedar adheridas a los puestos de menor calificación, explican la otra parte de la brecha.

“También sucede que hay una continuidad en los trabajos que realiza la mujer. En el siglo pasado estaba atada solo al trabajo del hogar. Entonces, cuando sale al mercado remunerado hay una continuidad en las tareas que realiza. Sectores como la docencia, enfermería y empleada doméstica están feminizados, mientras que la construcción, la logística y el transporte son sectores masculinizados”, afirma Candelaria.

“Cambió la inserción de la mujer en el mercado pero no la situación en los hogares», destacan Eliosoff Ferrero y Laterra.

“Esto es parte de una construcción social, que se manifiesta, entre otras cosas, en la división sexual del trabajo. Esta reproduce una división de tareas entre las que corresponden a la esfera pública (vinculado a lo masculino) y la esfera privada (vinculado a lo femenino)”, explican Maria Julia Eliosoff Ferrero y Patricia Laterra, ambas integrantes del Espacio de Economía Feminista de la Sociedad de Economía Crítica.

La perspectiva de género en el plano económico ha planteado nuevas problemáticas, que ayudan a pensar nuestras actividades y reclamar por más derechos. Se han visto grandes avances en cuestión de participación de la mujer pero uno de los mayores problemas es el del trabajo doméstico no remunerado. Estudios de uso del tiempo del INDEC, realizados en 2013, muestra que la mujer usa 6,4 horas al día en trabajo doméstico que no se paga, mientras que el varón lo hace en una proporción de 3 horas.

“El aporte fundamental de la economía feminista es el trabajo doméstico no remunerado y es una crítica al concepto de trabajo clásico elaborado en la economía, que se olvida de todo este aporte que hacemos las mujeres a la producción social”, explica Candelaria. “Todo el sistema productivo se basa en este trabajo que hacemos nosotras, que es invisible porque se realiza dentro del hogar y no es reconocido socialmente. Hoy en día sigue estando la pregunta ‘¿Tu mamá trabaja? No, es ama de casa’”, destaca la paradoja.

Tres mujeres sostienen sobre sus piernas a sus hijos.

El trabajo doméstico, al no ser reconocido socialmente, también es un factor que marca desigualdades.

Eliosoff Ferrero y Laterra agregan: “Hoy cambió la inserción de la mujer en el mercado salarial, pero no la situación al interior de los hogares. Hoy sí hay mayor visibilidad del trabajo no remunerado y de cuidados, pero todavía está en discusión el cómo se construye culturalmente la división sexual del trabajo”.

Finalmente, las integrantes de la Sociedad de Economía Crítica opinan sobre las medidas que se deberían tomar para generar una sociedad más equitativa, entre ellas “implementar y ampliar la ley de cupo laboral para personas trans, travestis y transgéneros y para mujeres con discapacidad y mujeres indígenas; licencias por violencia de género y la socialización, desprivatización y desfamiliarización del trabajo doméstico”. Violeta Guitart, por su parte, concluye: “Si bien hubo cambios, y cada vez hay más conciencia de las desigualdades de género, la perspectiva de género aún no es transversal en el análisis económico y en análisis de las políticas públicas, y mucho menos para su implementación, entonces es necesario que empiece a ser transversal y no un eje aparte en los distintos análisis”.

Una mujer trabaja en el marco de la jornada "Cocer en la Calle" como forma de protesta por la finalización del programa "Proveedores del Estado"

La discusión también gira en torno a cómo se construye culturalmente la división sexual del trabajo.

Verde esperanza

Verde esperanza

Diputados de distintas extracciones políticas presentaron en el Congreso nacional -junto a referentes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito- un proyecto de ley para despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo.

La iniciativa cuenta con la firma de 71 legisladores  entre los que se encuentran  Victoria Donda (Libres del Sur), Mónica Macha (Frente para la Victoria), Brenda Austin (UCR-Cambiemos)  Romina del Plá (Partido Obrero-FIT), Daniel Lipovetzky (Pro-Cambiemos), Carla Carrizo, Martín Lousteau y Teresita Villavicencio (Evolución), entre otros.

Séptima presentación del proyecto de ley de IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) en el Anexo del Congreso de la Nación, a cargo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal.

 Desde temprano, en la mañana, numerosas mujeres se acercaban a las adyacencias del Congreso con sus pañuelos verdes al cuello o haciéndolos flamear. Algunas pudieron ingresaron  al edificio de la Cámara Baja para presenciar la conferencia de prensa en la que se anunció públicamente la presentación, otras aguardaban en la calle, en nutridas columnas que vestían la Avenida Rivadavia.

 Pañuelo verde no parece casual. El color de la  esperanza identifica a un proyecto de ley, nacido en las entrañas del movimiento feminista, que sufrió muchos años de descarte parlamentario: esta es la séptima oportunidad en que se presenta esta iniciativa en el Congreso. Pero nunca antes contó con un contexto tan favorable, transformado por la visibilidad pública que tomó la lucha por los derechos de la mujer en el país.

 Según datos de  un estudio realizado por la Cepal, en la Argentina cada año interrumpen de forma clandestina un embarazo entre 370.000 y 522.000 mujeres. “Es el Estado quien debe proteger y garantizar los derechos, tanto a la mujer que quiere procrear y ser madre, como a la mujer que quiere interrumpir el embarazo”, clamó Victoria Tesoriero, miembro de la Campaña y oradora en el acto de presentación.

En Argentina, el aborto solo está permitido cuando el embarazo es producto de una violación o corre riesgo la vida de la mujer. En marzo de 2017,  un caso emblématico permitió introducir en la sociedad el debate de la interrupción voluntaria del embarazo: la historia de Belén, la joven tucumana de entonces 27 años, que fue absuelta por la Corte Suprema de la provincia luego de pasar dos años presa con una sentencia por homicidio agravado. Su encarcelamiento había desatado una ola de protestas y movilizaciones de movimientos de mujeres y organismos de derechos humanos.

 El debate hoy es: aborto clandestino o aborto legal seguro y gratuito. El aborto es la mayor causa de muerte de mujeres gestantes. Por ello, es necesario un Congreso a la altura del debate “Hay que desentramar un nudo paradójico para que las posiciones ideológicas y religiosas no obstruyan a la democracia, ya que somos las mujeres las que damos humanidad a un organismo que todavía no es persona, somos nosotras las que elegimos” argumento Martha Rosemberg.

Terminada la oratoria de los 15 participantes y ante fervorosos aplausos, los cantos rezaban “abajo el patriarcado se va a caer, arriba el feminismo te va a romper te va a romper”. Mientras tanto Florencia Freijo, referente del movimiento feminista comentaba a ANCCOM: “Creo que va a ser un año muy intenso porque el movimiento de mujeres no va a parar hasta que esto salga porque se gestó un escenario compatible y es una oportunidad histórica para garantizar los derechos para un montón de mujeres en Argentina que están en condición de precariedad”.

Mirá la fotogalería de ANCCOM:

 

 

“Consideramos que la sociedad civil está madura y puede tratar el derecho al aborto”

“Consideramos que la sociedad civil está madura y puede tratar el derecho al aborto”

“El aborto clandestino es una deuda de la democracia y un feminicidio del Estado”, dice Nina Brugo, abogada labolarista feminista y Secretaria de la Mujer a nivel nacional en el partido Unidad Popular.

Nina Brugo tiene 73 años pero el espíritu de lucha de una joven idealista. Su historia de vida está marcada a fuego por el feminismo. Es sobreviviente de la dictadura más dura que sufrió la Argentina. Sus fuertes convicciones la llevaron al exilio pero el amor a su país la hizo regresar en tiempos de democracia. Actualmente integra el partido Unión Popular y desde allí levanta el estandarte de los derechos de la mujer. Hoy persigue un sueño: la transformación popular y feminista de la sociedad y desea que al menos sus nietas puedan verlo.

Nina Brugo es abogada, referente feminista y una de las fundadoras de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

¿Qué lugar ocupa en su vida el feminismo?

El feminismo es cuando la mujer toma las decisiones de toda su vida. Aquellos que están en contra del feminismo tienen miedo a la sexualidad de la mujer, que decida libremente qué hacer con su vida. El feminismo no lo puedo definir porque está inyectado en mí como el patriarcado está inyectado en muchos. Y lo hago parte de toda mi vida. Quiero cambiar todo los insultos y las bromas contra las mujeres, no dejo pasar nada. No puedo concebir mi vida sin el feminismo. Mi ideología principal es esa, una sociedad mejor, anticapitalista y antipatriarcal. Tampoco la puedo escindir de los lugares donde yo participo políticamente. Considero que los movimientos sociales son necesarios, pero hay un techo para las transformaciones que se tiene que dar en el terreno político y democrático. Es por eso que actualmente me siento orgullosa de ser la Secretaria de la Mujer a nivel nacional en el partido Unidad Popular. Desde allí buscamos construir un frente que nos lleve a las transformaciones populares y feministas. No sé si yo veré el cambio pero espero que por lo menos mis nietas lo hagan.

¿Cómo se inició el movimiento feminista en Argentina?

A fines del siglo XIX y principios del XX hubo un aluvión de inmigraciones europeas que vinieron trayendo su historia, sus luchas por la ciudadanía y allí muchas mujeres se destacaron, porque en aquel entonces la mujer no era considerada ciudadana.

Olympe de Gouges fue pionera al escribir en 1791, frente a la Declaración de los Derechos del Hombre, la Declaración de los Derechos de la Mujer y de las Ciudadanas. Eso le costó la vida, la guillotinaron. Muchas otras participaron en la toma de La Bastilla pero una vez lograda la revolución Robespierre -uno de los líderes de la Revolución Francesa- las mandó a sus casas para que se ocuparan de los asuntos naturales de la mujer. Frente a esto hubo mujeres que se levantaron. Estas cuestiones se fueron socializando en el mundo. Nuestras mujeres argentinas no se quedaban atrás, asistían los 1° de mayo junto a los trabajadores a exigir sus propias reivindicaciones. Ellas eran obligadas a trabajar entre diez y doce horas sin descanso, ni día libre por semana, junto a niños pequeños. Uno de los primeros logros de las mujeres fue la Ley Palacios, que redujo la jornada laboral para ellas y los niños. Ese proyecto fue transformador y revolucionario en muchos aspectos, no sólo en Argentina sino en el mundo, porque fue el primero en tratar la licencia por maternidad por treinta días, no paga. Pero los gobiernos conservadores se encargaron de reducir muchos de los derechos adquiridos con ese proyecto. Nuestras mujeres fueron adquiriendo cada vez más independencia. Las más radicalistas, que eran anarquistas, tenían el lema: «Sin Estado, sin patrón y sin marido».

También estaban las sufragistas

Pero las sufragistas lo que más querían era tener la posibilidad de ser ciudadanas. El Código Civil de Vélez Sársfield de 1871 colocaba a las mujeres al mismo nivel que los menores y dementes, en una incapacidad total. Ellas no podían alquilar una habitación, firmar un contrato, tampoco administrar los bienes heredados de su propia familia. Los varones en un matrimonio eran dueños de hacer y deshacer, sin ninguna consulta, lo que querían con los bienes de sus esposas. Esto lo conozco muy bien porque le pasó a una de mis abuelas que quedó huérfana de niña. La primera ola feminista no paró, el movimiento fue acrecentándose, lucharon por entrar a la universidad y gracias a ello tenemos exponentes del feminismo que llegaron a ser médicas, abogadas y escritoras. La historia del movimiento de mujeres en nuestro país es importante porque fueron pioneras. El primer Congreso Internacional Feminista que se realizó en el mundo fue acá, en Buenos Aires. Luego de esa ola hubo un receso con los gobiernos conservadores. En 1947, con el peronismo hubo un resurgimiento fuerte del feminismo. Eva Perón, en su accionar, reivindicó a la mujer aunque ella decía que no era feminista. De algún modo llevó al Congreso la posibilidad del voto y aunque muchos dijeran que no lo hacía por las mujeres, sino por motivos eran partidarios, ni los propios peronistas querían permitir el sufragio femenino. Eran tan estúpidos que llegaron a decir que las mujeres no irían a votar si el día de las elecciones estaba con el ciclo menstrual. Nosotras no estábamos enroladas, sólo contábamos con la partida de nacimiento. En la década del 70 hubo una segunda ola en donde aparecieron mujeres de renombre como la escritora Silvina Bullrich y la directora de cine María Luisa Bemberg, profesionales, estudiantes universitarias, de recursos e instrucción. No estaba popularizado el movimiento, como a principios de siglo. Con la vuelta a la democracia, vino una tercera ola de feminismo que traía cuestiones feministas de distintas partes del mundo y así se hizo el Primer Encuentro de Mujeres en 1986, en Buenos Aires, en el teatro San Martín. A partir del segundo y tercer encuentro comenzaron a participar mujeres populares también. Actualmente hay un boom del feminismo entre las jóvenes de distintos sectores. 

¿Siempre fue feminista?

Los 70 eran una época en la que se discutían el anticapitalismo, el cambio de estructura, pero no se discutía el tema de la mujer separado de su rol de madre. Recuerdo que cuando estaba en la lucha por un cambio estructural, desde la militancia política, mujeres que eran feministas me preguntaban por qué si a nosotras no nos daban el lugar que nos correspondía en las organizaciones y nos relegaban cuando teníamos hijos no hacíamos la lucha feminista. En ese entonces yo tenía la convicción de que primero venía la revolución social y después el problema de las mujeres. Yo empecé con una militancia social y cristiana en la Opción por los Pobres. 

¿Qué momentos marcaron su vida y la guiaron hacia el feminismo?

Me recibí de abogada en una universidad católica. Por su parte, mi marido fue un cura tercermundista también perseguido por la dictadura y buscado en Tucumán. Tuvimos que exiliarnos durante cinco años, en el barrio Los Hornos de la Plata. Sobrevivimos en un departamento muy humilde que había construido un albañil en el patio de su casa. En 1976 tuve un parto prematuro por el estrés de las persecuciones y amenazas que sufrimos con mi marido. Di a luz en el hospital Fernández donde fui mal atendida, en ese entonces habían echado a muchas enfermeras. Los dos recién nacidos que estaban con pulmotor sufrieron una infección. Mi hija resistió una semana y falleció. En 1980, recibimos una carta que nos advertía que estábamos en peligro. La persecución era seria, después nos enteramos que en el mismo barrio, a unas cuadras, habían secuestrado a Julio López. En ese momento la única opción que teníamos era irnos de Argentina. Mi marido no quería abandonar su país, él me dijo: “Más vale morir con honor que morir con vergüenza”. Yo le respondí: “Quedate con tu honor, yo me voy con mi vergüenza”. Tuve tres partos sentada pensando que me venían a buscar, tenía cuarenta kilos menos de los que tengo ahora. Tuve hijos chiquititos, parecían famélicos, de lo delgada que estaba no tenía casi leche para darles. Era terrible la situación que se vivía. 

¿Y entonces se fueron?

Sí, mi hermano cometió la imprudencia de no exiliarse con nosotros, eso le costó la desaparición. Jamás supimos más nada de él. Nos recibió Canadá, Montreal, allá conseguimos la ciudadanía Italiana y nos fuimos a México, que era  un lugar más cercano a nosotros, América latina. En una universidad veracruzana dimos clases en una cátedra hermosa de Sociología, donde podíamos hablar de lo que queríamos con libertad. Cuando regresó la democracia, nos volvimos a nuestro país porque sentíamos que allá éramos sapos de otro pozo y cuando llegamos a Argentina no sabíamos sapos de qué pozo éramos.

¿Cómo comenzaste la militancia feminista?

Había en mí un sentimiento fundamental cuando las mujeres populares del Movimiento Evita -del cual fui cofundadora en los 70- nos decían: «Nos encanta venir acá porque no hay varones que nos digan `vos qué sabés de política´ o maridos que nos digan `callate vos no entendés nada´”. Yo sabía que las mujeres necesitaban un espacio propio. Ellas acá se sentían felices. Yo vivía y sentía el feminismo. En 1986 concurrí al primer encuentro de mujeres y me enamoré, no dejé de asistir hasta el día de hoy y espero que la vida me regale el número 33. Aunque ya había conocido feministas en México y me había comenzado a interiorizar en la teoría feminista. Mi marido vivía comprando libros, me traía los que encontraba referentes a la temática diciéndome “tomá, éste es tu problema”. Ahí en los encuentro es donde fui adquiriendo el feminismo.

¿Cómo fue recibirte de abogada en una sociedad patriarcal?

Demoré mucho para recibirme, me aplazaron tres veces en mi última materia que era Filosofía del Derecho en la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de Buenos Aires. Recuerdo que el profesor de esa materia nos dijo en una clase de derecho natural que había personas que habían nacido para servir y otras para ser servidas. A mí eso me chocó y lo manifesté. Se armó un debate en el curso y el profesor me odió. Cada vez que rendía con él, me aplazaba. Quería abandonar la carrera pero los compañeros de militancia no me dejaron. La cuarta vez que fui a rendir me tomaron otros dos profesores, no fui nada brillante pero me defendí. Cuando salí a ver la pizarra con las notas, me vio el profesor y me llamó aparte para hablar. Me dijo que si me hubiera conocido en primer año de la carrera jamás hubiera permitido que me reciba, porque mi forma de pensar era un peligro para la humanidad. Y tenía razón, mi forma de pensar anticapitalista y feminista eran revolucionarias para la época y un peligro. En ese momento no lo entendí, no sabía si reír o llorar o ponerme feliz por haberme recibido.

¿Cómo se fue instalando el debate sobre el aborto?

En 1990 se realizó la Comisión por el Derecho del Aborto a la que asistieron, entre otras referentes del feminismo argentino la doctora Dora Coledesky  y Safina Newbery, que llevaron la problemática al Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en donde se instituyó el 28 de septiembre como Día Internacional del Derecho al Aborto. Se eligió esa fecha porque en Brasil se conmemora el Día de la Libertad de Vientre, lograda en 1871. En este encuentro surgió la consigna: “Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. En principio, con respecto a la problemática del derecho al aborto no tenía problema, pero consideraba que era un tema tabú. En estos encuentros pude profundizar leyendo y escuchando a las compañeras al respecto y comprendí que era un derecho real que teníamos que luchar para conseguirlo. En 2003 se hizo una gran asamblea, Dora Coledesky habló y fue ovacionada. Ahí vimos la necesidad de tratar esta problemática en un taller autónomo. El taller funcionó hasta el 2005 y en ese año en la Ciudad de Córdoba fundamos la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Desde entonces estamos luchando.

¿Por qué es urgente tratar el derecho al aborto en el Congreso?

El Ministerio de Salud reconoció en el último índice de 2016 que en nuestro país se realizan entre 350.000 a 500.000 abortos clandestinos por año con riesgo a la vida y a la salud, sobre todo en mujeres de bajos recursos que no tienen acceso a tratamientos ni medicamentos y llegan a los hospitales en situaciones críticas. El aborto clandestino es una deuda de la democracia y un feminicidio del Estado porque no le está otorgando la ley.

¿Qué plantea la Campaña y el proyecto por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito?

El Proyecto no sólo apunta al aborto legal sino principalmente a que se cumpla la Ley de Educación Sexual Integral que ya está aprobada. Nuestro lema es «Educación sexual para decidir». Buscamos que se cumpla también con el Programa de Derecho Reproductivo y se le otorgue no sólo anticonceptivos a cualquier persona que lo solicite en los centros de salud, sino también información. También se está incumpliendo con la interrupción del embarazo en los casos que el Código Penal permite desde 1921: causales por peligro de vida de la mujer gestantes, afectación de la salud integral física y psíquica de la mujer, cuestiones sociales y violaciones. Exigimos que estas causales se tengan en cuenta en todos los casos y no como lo establecía ese código sólo para mujeres idiotas, es decir dementes. La irrupción del embarazo en estos casos está contemplada por todos los tratados internacionales que Argentina ha firmado. 

¿Qué le diría a quienes se oponen a la legalización del aborto?

Cuando los “Provida” nos dicen que vida hay desde el momento de la concepción yo estoy de acuerdo. Vida hay, pero no es la vida de un ser humano, es potencialmente un ser humano que se va desarrollando. La ciencia no precisa cuándo  es realmente humano. Consideramos que en el momento del nacimiento, cuando ya tiene viabilidad, podemos hablar de persona humana. Los “Provida” no tienen argumentos jurídicos sino moralistas, religiosos, ontológicos que no corresponden a una ley. Por nuestra parte, tenemos elementos jurídicos, elementos de derechos humanos. Las mujeres tienen derecho de decidir sobre su vida.  

¿Qué opina sobre la suspensión de la sesión especial que se iba a realizar el 8 de marzo para tratar la iniciativa referente al aborto?

La sesión especial del 8 de marzo fue idea de la diputada Victoria Donda y no de la Campaña. Las diputadas que firmaron para la Campaña pensaron que podía ser un hecho inédito y que era necesario tratarlo. Pero hay un hecho real y es que existen 92 diputados y diputadas que están en duda. Entonces, evidentemente, se necesita una profundización del tema. Es un riesgo ir ahí cuando la gente todavía no lo tienen bien claro. Esperemos que se junten en distintas comisiones en plenario y se puedan hacer audiencias públicas con personas preparadas. 

¿Cree que el contexto actual es favorable a la lucha de los derechos de la mujer?

 Hoy tenemos asociaciones feministas, cooperativas feministas, economistas, agrupaciones políticas feministas. En todos los ámbitos donde las mujeres nos movemos tenemos participación. Es difícil encontrar un lugar en nuestro país en donde no se hable de las temáticas que hacen a nuestros derechos como mujeres. Estamos en un momento de avance por la comprensión de sus derechos. Mientras que del lado estatal resisten a las leyes ya aprobadas, la hija de una compañera del barrio que sufría violencia de género y tenía cinco hijos pedía que le ligaran las trompas, algo que es completamente legal, y en el hospital no se lo querían hacer porque era menor de edad. 

¿Qué  expectativas tienen con el tratamiento del proyecto de ley?

Nosotras consideramos que la sociedad civil está madura y puede tratar el derecho al aborto. Creo que hemos conseguido el consenso social, pero no el de nuestros legisladores. El hecho de que el gobierno democrático que tenemos nos permita la libertad de conciencia, mientras implementa los ajustes y las políticas económicas desfavorables para los sectores populares, no quiere decir que con eso solo nos vamos a entretener las mujeres. Nosotras vamos a seguir avanzando con la lucha por la aprobación del proyecto de ley. Nos están pidiendo que demos charlas sobre las cuestiones feministas y el aborto las maestras, los alumnos de cuarto y quinto año de secundaria, magisterios. En todas partes el cuestionamiento a la cultura patriarcal está instalado. El día 6 presentamos nuestro proyecto de ley. En el 2007 ya lo habíamos presentado, pero sin firmas y nadie lo tomó. En el 2008 lo presentamos con 22 y cada año con más, alcanzamos al día de hoy las 56 firmas. 

Hacia el Paro Internacional de Mujeres

Hacia el Paro Internacional de Mujeres

El último viernes 2 de marzo se realizo la quinta y última asamblea de mujeres, trans, travestis y lesbianas de cara al 8M. El encuentro se llevo a cabo en el Galpón de la Mutual Sentimiento (Federico Lacroze y Corrientes). Allí se terminó de discutir y definir cuestiones referentes a la seguridad, logística y comunicación del Para Internacional de Mujeres que tendrá lugar el próximo jueves 8 de marzo.

ANCCOM estuvo presente, mirá la fotogalería:

“Fuertudas”

“Fuertudas”

Al unísono, cientos de miles de mujeres marcharon, cantaron, gritaron (una vez más) por sus derechos, por mayor igualdad laboral y económica,  para que el patriarcado las deje de matar, para que las dejen decidir sobre su cuerpo.

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”, una masiva  y diversa movilización, también con la participación de varones, se manifestó desde Congreso hacia Plaza de Mayo.

Correlato de lo que sucedía en más de 50 países, el #8M #NosotrasParamos expresó el hartazgo hacia la creciente violencia machista y la profunda desigualdad persistente en el ámbito doméstico, laboral, sindical y político.

Entre los reclamos incluidos en el documento leído al final, se exigió la libertad de la dirigente social Milagro Sala, detenida ilegalmente hace ya más de un año en Jujuy y cuya situación ya ha sido denunciada por organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la ONU.

“Paramos y movilizamos contra todas las violencias hacia las mujeres, paramos contra la violencia económica, los femicidios y las políticas de ajuste del gobierno macrista”, subrayó el pronunciamiento.

El #8M #NosotrasParamos expresó el hartazgo hacia la creciente violencia machista y la profunda desigualdad.

El paro internacional de mujeres no pudo escapar a la coyuntura iniciada el pasado lunes con la movilización de docentes, continuada el martes por la marcha de la Confederación General del Trabajo (CGT) y a su llamado a un paro general “sin fecha” que generó un profundo malestar en los miles de manifestantes que se habían movilizado con esa expectativa. De hecho, uno de los estribillos que más resonaba entre las mujeres que marchaban era: “Poné los huevos para el paro nacional”.

Pasado el mediodía, las columnas fueron inundando la avenida Rivadavia, nutridas  por organizaciones como Pan y Rosas del Frente de Izquierda (FIT), de La Cámpora y Nuevo Encuentro, de gremios docentes como SUTEBA  y SADOP, de SITRAJU de las judiciales, como así también agrupaciones universitarias, como SUR y FUA, y de movimientos de lesbianas, gay, transexuales y bisexuales (LGTB) y pueblos originarios, entre otros.

No obstante, también hubo una fuerte presencia de mujeres independientes que, solas o acompañadas, se sumaron al paro y movilización feminista con consignas inscriptas en carteles hechos en sus casas, o transcriptos en su cara, cuello, piernas, brazos.

“El lugar de la mujer es la revolución”, “Ni tuya ni puta”, “Vivas nos queremos”, “Ni la Iglesia, ni el Estado, yo decido”, “Patriarcado, vamos por vos!”, ”Mi cuerpo, mi territorio”, “El 8/3 paramos”, “Basta de violencia!” “Ni una sola mujer por aborto clandestino”, fueron solo algunas de las consignas que se enunciaron a lo largo de toda la tarde.

Miles de mujeres marcharon, cantaron, gritaron por sus derechos, por mayor igualdad laboral y económica, para que el patriarcado las deje de matar.

“La verdad que decidimos venir porque estamos cansadas, yo salgo por dos horas solamente en la calle, piropos, guarradas directamente, no me imagino todas esas mujeres que están todo el día en la calle trabajando, es respeto más que nada, creo que todos merecemos respeto, todo el mundo”, sostuvo Verónica, de 19 años, quien se manifestaba por primera vez, acompañada por sus amigas Milena y Aldana, de la misma edad.

En un informe realizado en el 2016, por el movimiento de Mujeres de la Matria Latinoamericana, las mujeres comienzan a sufrir acoso callejero desde los 9 años.

“Le enseño a mi hija a que nadie le pegue, que tiene derechos, a pelear por su derechos”, señaló Eugenia García, una mujer de 40 años que asistió a la marcha desde muy temprano con su hija.

“Mi  historia de vida me trajo hasta aquí”, afirmó. Su ex marido la golpeaba. “Pude terminar de estudiar y desperté”, reflexionó.

“Yo veo como cómo  a muchas de sus vecinas del barrio le pasa lo mismo. Las cagan a palos y se acostumbran por miedo”, completó en diálogo con ANCCOM.

Durante el 2016,  se registraron 327 casos de femicidios con  un promedio alarmante  de una mujer cada 30 horas, según un informe realizado por la organización Casa del Encuentro.

Con un cartel y una foto, que pedía “Justicia por Verónica”, la ex suegra Andrea Galiardi, la joven de 17 años asesinada por su novio en junio del 2015, se sumó al reclamo. “Mi hijo estuvo tres años y medio de novio con Vero pero un buen día dijeron de darse un tiempo, a los poquitos meses se fue a bailar a un boliche de San Martín y allí conoció a quien hoy es su asesino”, describió.

04_04_parointernacionaldemujeres_molina_dsc8008

“Paramos y movilizamos contra todas las violencias hacia las mujeres, paramos contra la violencia económica, los femicidios y las políticas de ajuste del gobierno macrista”.

”Salieron alrededor de tres meses y medio y él comenzó con los tratos de los benditos celos, y Verónica no quería eso para ella, entonces decidió ir a la casa, para hablar tranquila, para que cuando se vieran en la calle se saludaran y siguieran bien, pero él, lamentablemente, la estaba esperando con un cuchillo de guerra y la mató de siete puñaladas”, narró.

El asesino fue encarcelado desde el primer día, a la espera del juicio oral que se llevará a cabo este año.

La participación de las mujeres en la vida política fue otro de los reclamos. Alejandra López, secretaria general del SADOP, afirmó: “Actualmente son muchas las compañeras mujeres que militamos, que aportamos, que tenemos proyectos propios mancomunados dentro la organización sindical para pelear contra estas políticas neoliberales de ajuste”.

Pero apuntó que “sí nos debemos dar, puerta para dentro de cada organización sindical, la discusión para generar mayores lugares de participación de las mujeres. Hoy estamos en pleno proceso de cambio”.

La desigualdad en los espacios de trabajo sigue siendo profunda. Es el caso de los talleres gráficos que, según señaló a ANCCOM, Viviana Benítez, delegada gráfica, “es un gremio donde la mayor labor es masculina”. Y advirtió: “Somos muy pocas las mujeres que realizamos tarea, estamos siempre en la parte de mesa, la parte liviana”.

Apuntó, además, que en ese ámbito “el trabajo de mayor remuneración es el maquinista” y que, más allá de que la tecnología avanzó, no hay maquinista mujer. “Por más que hoy sea apretar un botón, lo aprieta un hombre, lo sigue haciendo un hombre. Peleamos por eso, porque somos compañeras, somos mujeres, hacemos las misma tarea que hacen ellos y tenemos el mismo derecho. Nosotras la queremos hacer”, subrayó.

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”.

Los bombos peronistas, las percusiones, las murgas, marcaron el pulso de los reclamos en una tarde que amenazaba por momentos lluviosa y por otras cercanas al calor de las semanas anteriores.

“Pasito para acá, pasito para allá, si nos organizamos no nos van a parar”,  cantaban y bailaban al ritmo de la canción popular de Gladys, la “Bomba Tucumana”, las mujeres organizadas del Movimiento Evita.

Dos niñas de no más de cinco años, transitaban junto a sus madres con un cartel, dibujado y coloreado por ellas, con una inscripción escrita que denotaba el espíritu de la tarde. “Fuertuda”, decía.

No hubo espacio que no fuera intervenido artísticamente. Los esténcils con la consigna “Vivas nos queremos” en medio de la Avenida 9 de Julio, las paredes con carteles en donde las personas podían completar por qué hacían el paro,  los árboles, con carteles y notas denunciando, con nombre y apellido, a hombres acusados de violación, solamente por mencionar algunos de los cientos que se fueron sucediendo.

La noche había llegado y muchas de las organizaciones que marchaban no alcanzaban a pisar las cercanías de la histórica Plaza de Mayo, absolutamente repleta, sin centímetros de sobra para ni siquiera un alfiler.

En el escenario de cierre, la periodista Liliana Daunes le puso voz al documento que consensuado con las organizaciones sociales y políticas, acompañada por más de 30 mujeres de distintos espacios,  entre ellas la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, la actriz Cristina Banegas, Ana María, la mamá de Melina Romero –la adolescente asesinada en 2014-, Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores, Vanesa Siley, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Judiciales (SITRAJU-Caba) y una de las referentes de la Corriente Federal de Trabajadores, Araceli Ferreira, diputada del Movimiento Evita, Myriam Bregman del PTS, Vilma Ripoll, del MST. 

Entre otras cuestiones, se reclamó el cese de los despidos y de la flexibilización laboral, la reincorporación inmediata de todas las despedidas, el acceso a todas las categorías en igualdad de condiciones que los varones, la implementación y ampliación en todo el país de la Ley de Cupo Laboral para personas trans y la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Algunas pantallas se detuvieron al final del día en los incidentes frente a la Catedral de Buenos Aires, donde un pequeñísimo grupo, tras el cierre del acto, comenzó a arrojar objetos e inició una fogata. Sin embargo, la historia recordará a las más de 300.000 mujeres que unidas renovaron la lucha para parir  “una sociedad nueva”.


Actualizado 09/03/2017