Ene 2, 2018 | DDHH, Entrevistas, Novedades
Pasaron 40 años desde aquella primera vez, en que catorce madres se reunieron frente a la Casa de Gobierno, sede de la dictadura militar, con un mismo propósito. Ese 30 de abril de 1977, en medio de un clima de represión, terror e incertidumbre, aquel pequeño grupo de mujeres, frente a la orden de circular, comenzó a marchar en ronda alrededor de la Pirámide de Mayo, exigiendo la devolución con vida de sus hijos e hijas, secuestrados por las Fuerza de Seguridad. Luego de meses de recorrer cuarteles, ministerios y comisarías sin obtener ninguna respuesta, y tras descubrir que cada uno de sus casos no era el único, comprendieron que sus búsquedas debían transformarse en una lucha colectiva.
Este domingo, las Madres de Plaza de Mayo –divididas desde 1986 en dos organizaciones, Línea Fundadora y Asociación Madres de Plaza de Mayo– conmemoraron el 40 aniversario de la primera ronda con que darían vida a su persistente lucha por la verdad, la memoria y la justicia. En estas cuatro décadas, la agrupación -en un principio ignoradas, ninguneadas y descalificadas como “las locas de Plaza de Mayo”- siguió creciendo hasta convertirse en una entidad de defensa de los Derechos Humanos de alcance internacional que nunca se desprendió de los simbólicos pañuelos blancos ni dejó de marchar.
Taty Almeida es una de las referentes de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. El 17 de junio de 1975, su hijo Alejandro fue secuestrado por integrantes de la Triple A y desde entonces permanece desaparecido. En 1980 se unió a las Madres de Plaza de Mayo y desde entonces continúa luchando por la vedad y la justicia para Alejandro y todos los hijos de las Madres que pelean a su lado. Rodeada por imágenes de su familia, entre ellas la última fotografía con Alejandro y un retrato de su rostro sonriente, sobre el que descansa una flor blanca, Taty relata cómo vivió este nuevo aniversario de la organización:
“Hemos cumplido 40 años de lucha inclaudicable. Imaginen todo lo que ha ocurrido en estos 40 años, desde que esas 14 valientes mujeres llegaron por primera vez a Plaza de Mayo bajo la instancia de la fundadora, Azucena Villaflor de De Vincenti, quien dijo: “Tenemos que juntarnos, porque por separado no vamos a lograr nada. Vayamos a la plaza y gritemos. Que nos vean, que nos escuchen. Nos tienen que decir dónde están nuestros hijos”. Por muchos años, la mayoría creía que estaban presos, incomunicados o muertos. No sabían lo que había pasado. “Pero desaparecidos, esa palabra era tan cruel, que no la conocíamos ni la practicábamos”. Había mucha desorientación. Como había Estado de Sitio, no se podían juntar más de tres personas en la vía pública, y ellas eran 14, así que la misma policía las instó a caminar de a dos y a circular. Así surge la primera ronda y nace el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo. Ese grupo de 14 lamentablemente fue aumentando, porque cada vez había más detenidos-desaparecidos.”

Una de las fotos del álbum familiar de Taty junto a sus hijos: Jorge, María Fabiana y Alejandro (de anteojos, está detenido-desaparecido).
Cuéntenos un poco sobre usted.
Toda mi familia estaba compuesta por militares. Yo me crié en ese ambiente. Lo único que sabía de política es que era antiperonista y “gorila”. Tengo tres hijos: Jorge, Alejandro y María Fabiana. Mi segundo hijo, Alejandro, está detenido-desaparecido.
¿Cómo era Alejandro?
Él tenía 20 años en 1975 y vivía conmigo. Estaba cursando el primer año de la Carrera de Medicina. Me cuidaba y me preservaba. Jamás me contó acerca de su militancia. Yo no tenía idea de nada. Muchas veces me abrazaba, con su metro ochenta de altura, y me decía: “Esta gorilita de mierda, sin embargo la quiero”. Yo no entendía y me reía. Una vez, en una tabla de planchar vi una estrella hecha con birome y le pregunté: “Ale, ¿es la estrella judía?” Él respondió: “Ay, mamá”. Era la estrella del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). Alejandro militaba en el ERP. El 17 de junio de 1975 llegó a casa y me dijo que al día siguiente no iba a trabajar porque tenía un parcial. Fue lo último que escuche de él. Al otro día ya no estaba. Encontré una agenda de teléfonos y vi que en las últimas 24 hojas había 24 poesías. Tampoco sabía que Alejandro escribía poesías. Cuando las leí, empecé a conocer la otra faceta de mi hijo, su repudio por la injusticia.
¿Cómo fue su acercamiento a Madres de Plaza de Mayo?
Cada Madre tiene una historia de vida. Yo no fui de las primeras. Me acuerdo que cuando me acerqué por primera vez a Madres, recién para el año 80, le dije a María Adela Gard de Antokoletz, una de las 14 primeras: “Que estúpida que fui; ¿cómo no pude venir antes?” Y ella me contestó: “No, m’hijita. Cada madre se acerca cuando es su momento. Este es tu momento”.
Yo vivía en un ambiente muy antiperonista. Por ese motivo, a mí me costó acercarme a Madres. El golpe del 24 de marzo de 1976 fue un golpe cívico-militar-clerical, y el genocidio que se instala a partir de ese golpe ya había empezado. En los años 74 y 75, con la Triple A, López Rega e Isabel Perón, ya había una gran cantidad de detenidos-desaparecidos, asesinados y presos políticos. Entre ellos, mi hijo Alejandro. Al principio, para mí los únicos culpables eran los peronistas. Al ser de una familia con muchos militares, yo a esos genocidas –Orlando Agosti, Ramón Camps, Leopoldo Galtieri– los conocía socialmente y jamás había pensado que, ya en ese entonces, eran ellos quienes estaban actuando.
Después de muchos años, un periodista me preguntó qué había sentido yo el 24 de marzo de 1976. En ese entonces, con la mente de la Taty de antes de ser parida por Alejandro, había dicho: “Al fin vienen mis conocidos, y voy a recuperar a mi hijo”. Yo tenía 45 años cuando se lo llevaron y todos esos años viví en una burbuja, hasta que aterricé. Y vaya si fue duro el aterrizaje. Ahí es cuando me acerque a Madres e hice mi catarsis. A partir de ahí empecé a enterarme de la historia de las Madres y de la desaparición de las tres queridas fundadoras, Azucena Villaflor, Esther Careaga y Mary Ponce. Fue un golpe que las desaparecieran. Pero las Madres no se paralizaron, que es lo que buscaban los genocidas. Se ve que no conocen a las Madres ni saben de lo que son capaces de hacer por un hijo. Así que la lucha continuó. Yo estoy feliz de haber parido a mis tres hijos, pero Alejandro parió a Taty Almeida.
¿Cómo fue la experiencia de ponerse el pañuelo blanco?
El pañuelo no se usó hasta el año 80. La historia es así: a raíz de que la jerarquía eclesiástica jamás recibió a las Madres, se decide ir a Luján en 1980. Todos los años, en octubre, hay una gran peregrinación por la Virgen de Luján a la que van miles de personas. Y la jerarquía eclesiástica iba a estar ahí. Se decide ir pero no sabían cómo iban a encontrarse entre miles de personas. Y una Madre dijo: “Nos ponemos los pañales de nuestros hijos en la cabeza”. Antes los pañales eran de gaza, se lavaban y se volvían a usar. Muchas Madres habían guardado esos pañales. Entonces, qué paradoja que ese pañal que usaban para cuidar a sus hijos cuando eran bebés, después se los pusieran en la cabeza para pedir por sus vidas. Cada vez que una se pone un pañuelo es una sensación muy fuerte. Hay que saber llevar el pañuelo blanco, porque son nuestros hijos los que están acá. En la Línea Fundadora pedimos por los 30 mil, pero les dimos nombre y apellido. No son NN. Cada una puso en su pañuelo el nombre o los nombres de sus hijos desaparecidos. Esa es la historia de este pañuelo que ha trascendido la Argentina. Es internacional. Somos conocidas y valoradas en todo el mundo. Pero nosotras no le dimos importancia, porque hicimos lo que cualquier Madre haría por un hijo.
¿De qué manera continuó la lucha de las Madres tras el retorno de la democracia?
Llegamos al 83, con el doctor Raúl Alfonsín como primer presidente constitucional después de tantos años, con mucha expectativa. Y Alfonsín hizo un juicio ejemplar, porque fue la primera vez que civiles juzgaron a militares. Condenó a cadena perpetua a las Juntas Militares. Empezamos a respirar otro aire. Pero no supo aprovechar ese apoyo que tenía, nacional e internacional. Y fue así que dictó las leyes de impunidad: Obediencia Debida y Punto Final. Fue otro mazazo. Pero no nos quedamos paralizadas. Seguimos la lucha, sin bajar los brazos. Pasaron los años y seguíamos exigiendo justicia, pero nunca la conseguíamos. Hasta que llegamos al 2003. Lo que voy decir no es partidismo, sino una realidad histórica. Vinimos con ese bagaje de fuerza y de exigencia y nos encontramos, por fin, con un presidente -Néstor Kirchner- que tomó a los Derechos Humanos como política de Estado. Y entre otras cosas, anularon las leyes de impunidad. Así que pudimos empezar a juzgar, a lo largo y a lo ancho del país, a los genocidas y a sus cómplices. Fue la misma política de Estado que continuó Cristina Kirchner.

«Somos conocidas y valoradas en todo el mundo. Pero nosotras no le dimos importancia, porque hicimos lo que cualquier Madre haría por un hijo».
¿Cómo es la situación de la lucha de las Madres en el gobierno actual?
40 años, tantos logros, tantas pérdidas. Pero siempre luchamos. Y llegamos ahora a este gobierno que quiere borrar la memoria. Se pasan discutiendo estúpidamente el número de desaparecidos. Son 30 mil o más. El número no importa; jamás han dicho ni han reconocido es acá hubo un genocidio por parte del terrorismo de Estado. No lo dicen porque no les importa. Y a 40 años, las Madres que vamos quedando hemos tenido que empezar nuevamente con entrevistas y denuncias, acá y en el extranjero. Pero ya no estamos solas. Hace rato que la gente se dio cuenta de que no estábamos tan locas, como nos llamaron al principio, creyendo que nos ofendían. Claro que estábamos locas: de dolor, de rabia y de impotencia. Nos quitaron lo más preciado que tiene una mujer, que es un hijo. Y así fue que llegamos a este gobierno, donde la resistencia es cada vez mayor. Y repudiamos nuevamente la violación a los Derechos Humanos que está cometiendo este gobierno: falta de trabajo, represión y presos políticos. Esta resistencia, siempre pacífica, es cada vez mayor. Y es por eso que decimos, sobre todo a los jóvenes: “Tienen que juntarse”. Tenemos que buscar las coincidencias y dejar de lado las diferencias, porque es la única manera de demostrar que no nos van a vencer. Tienen que decir bien fuerte: “Si las Madres pudieron, ¿por qué no nosotros?” La esperanza son los jóvenes. Las Madres sabemos que no vamos a estar vivas para ver al último condenado, pero queda esa juventud maravillosa y esa militancia estupenda. No hay que tenerle miedo a la palabra militancia, porque significa “compromiso, compañerismo y ocuparse del otro”. Y de a poquito les vamos pasando la posta, porque a pesar de los bastones y de las sillas de rueda, estamos demostrando que las locas seguimos de pie. (Risas) Y lo vamos a seguir.
¿Qué rol tiene para usted la educación y la transmisión de temas de Derechos Humanos a las nuevas generaciones?
Es muy importante. Nos invitan a colegios primarios y secundarios, centros vecinales y universidades, acá y en el extranjero. Y el recibimiento que tenemos de los docentes, mis colegas, es maravilloso. Soy docente jubilada, y nunca me imaginé que después de tantos años iba a seguir haciendo docencia con un pañuelo blanco en la cabeza. Docencia por la vida. Y la docencia sobre la memoria que practican los maestros en los colegios es muy importante, porque el niño, desde pequeño, tiene que saber lo que ocurrió aquí. Esa es la memoria que nosotros practicamos. Si no se corre el peligro de que nos convirtamos en un pueblo sin memoria y de que esto vuelva a ocurrir. Además queda pendiente la verdad, porque todavía no sabemos qué pasó con todos y cada uno de nuestros hijos. No sabemos dónde están enterrados y no podemos hacer el duelo. Y que se esté hablando hoy de reconciliación por parte de la jerarquía eclesiástica es una ofensa a nuestros hijos. Aunque pidieran perdón –que nunca lo han hecho– ni nos reconciliamos, ni perdonamos. Los únicos que podrían hacerlo son nuestros hijos, y ellos no están.
¿Cree que está habiendo un rebrote de discursos negacionistas en la actualidad?
Sí, eso se está estudiando. En Alemania se castiga con prisión la negación del Holocausto Judío, porque algunos cuestionan la cantidad de víctimas. Y eso se está viendo acá también. Por eso debería existir una ley para castigar a aquellos que niegan lo ocurrido. No hay Teoría de los Dos Demonios. Acá hay un solo demonio: los genocidas, sus cómplices y los que los apoyan aún hoy. Fueron delitos de lesa humanidad, por lo que no prescriben y no son perdonables. Nosotros reivindicamos a todos, a los que tomaron las armas y los que no. Porque la Constitución lo dice: “Un pueblo que es atacado tiene derecho a defenderse”. Los podrían haber juzgado, pero (los represores) optaron por ese horror que es la desaparición, la tortura, el robo y la apropiación de bebés. De allí surge la lucha maravillosa de las Abuelas de Plaza de Mayo, que es una lucha esperanzadora porque buscan desaparecidos con vida. Ya lograron el 122. Hay mucho por hacer todavía, pero se está haciendo.
A 40 años de su fundación, ¿cuáles son las principales metas de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora en la actualidad?
Seguir exigiendo memoria, verdad y justicia por lo que ocurrió antes y lo que ocurre ahora. Nosotras participamos en todas las marchas: la Federal, las de los docentes. Permanentemente va a haber un pañuelo blanco en los lugares donde haga falta, con nuestro apoyo, nuestro aliento y nuestra presencia. Esas son las metas.
¿Cómo está conformada su familia hoy?
Tengo una familia maravillosa. Nunca me sentí sola. Tengo tres hijos. Jorge vive en España desde el 78; allá se casó y tuvo mellizos, así que tengo nietos catalanes. Acá está mi hija Fabiana, que tuvo cuatro varones. ¡Tengo seis nietos varones! El mayor, Alejandro, me ha dado dos bisnietas, así que llegaron las mujeres. Nunca les hice sentir a mis otros dos hijos que el mejor es Alejandro porque no está. Los tres son exactamente iguales. El agujero no me lo llena nadie. Y ese fue el motivo por el cual mis hijos han estado siempre conmigo. Nunca les exigí. Ellos y mis nietos siempre vinieron a la Plaza conmigo. Los chicos dicen que yo siempre he sido una abuela presente. Podía tener la marcha o el acto más importante, pero si uno de ellos decía un versito en un acto escolar, yo iba y llegaba tarde al otro lado. Eso hace que estén permanentemente conmigo. Me siento muy acompañada, pero la ausencia de Alejandro es cada vez más grande. Cada día lo extraño más. No me quiero ir sin encontrar sus restos. Por lo menos quiero tocar sus huesos, y no pierdo la esperanza. Siempre me pregunto cómo sería él ahora. Tendría 61 años. No le permitieron formar su familia. Siempre está, pero no está.
Actualizada 03/05/2017
Dic 25, 2017 | Comunidad, Novedades
Con anteojos de sol animal print, campera de cuero y un cigarrillo colgando de la mano izquierda, Jorge Alemán habla por celular en la puerta del aula 324 de la Facultad de Filosofía y Letras. Son las once menos cinco de la mañana.
– Estoy zombie, ayer no dormí – dice. Cuando le preguntan si necesita algo, pide un café sólo.
Entra al aula que está agotada en su capacidad; al autor del ensamble teórico que denominó «Izquierda Lacaniana» lo esperan cientos de estudiantes y académicos, muchos de ellos sentados en el suelo porque no hay suficientes bancos. «Poder, Neoliberalismo y Subjetividad», es el título del taller de trabajo que los convoca, organizado por la cátedra libre Ernesto Laclau.
Alemán se acomoda en la silla. Apoya en el escritorio un atado de cigarrillos y el celular. Le traen el café. Lo agarra con la mano derecha, toma un trago, deja ver la piedra negra del anillo que tiene en el dedo anular.
– Yo mismo pedí que me eximieran de dar una conferencia, prefiero un diálogo porque estos últimos días en Buenos Aires se me vuelven particularmente intensos. Por ejemplo: ahora tengo las gafas puestas porque no dormí -blanquea-. Puedo sacármelas, aunque la realidad es que estoy moralmente muy bien, pero físicamente destruido.

Alemán es el autor del ensamble teórico que denominó «Izquierda Lacaniana».
Paula Biglieri, de la cátedra libre Ernesto Laclau, conduce el taller. Para darle inicio hace un comentario sobre la idea académicamente polémica de “Izquierda Lacaniana”, que incomoda a varios teóricos, afines o no al pensamiento de Alemán.
-Me meto en aprietos con ciertas elaboraciones que hago, pero bueno, esto es la vida -replica el psicoanalista-. Ojalá fuera meterse en aprietos solo con la teoría y con los libros -hace una pausa y agrega-: Espero sobrevivir. Si puedo, en un rato me saco las gafas.
Muchas veces le han preguntado qué es lo que lo convence intelectualmente del pensamiento de Laclau. «La valentía teórica de haber organizado una nueva ‘composibilidad’ teórica entre la hegemonía gramsciana y la lógica discursiva de Lacan”, contesta Alemán. “Y una vez formulada esta novedad teórica, no anclarla en el ‘filosofismo universitario’ sino ofrecerla como un nuevo modo de pensar la militancia política, hecho aún más decisivo en los países latinoamericanos”.
Más tarde, en Puán recuerda su primer encuentro en persona con Ernesto Laclau:
-Cuando me acerqué a saludarlo me dijo, frente a un gran auditorio en la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL): “Lacan y Perón, un sólo corazón».
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A los 19 años, Alemán viajó con un amigo a Chile para conocer el país en el que había ganado las elecciones un presidente marxista, Salvador Allende. Nunca imaginó que el azar lo ubicaría en el mismo lugar exacto que al propio presidente, en una exposición de arte en la embajada de Cuba. Pero el apretón de manos con Allende sería ese día solo el primer encuentro revelador para Alemán. Cuando salieron de la embajada, él y su amigo, mareados por la suerte, compraron una copia de Los Escritos de Lacan. En la pensión en la que se hospedaban se lanzaron a la lectura en voz alta del psicoanalista francés. Según las palabras del propio Alemán, aquel texto le resultaba «absolutamente ininteligible». Sin embargo, sorprendido, comprobó que su amigo podía entenderlo. Eligió al vuelo uno de los conceptos desarrollados en esas páginas y le pidió que se lo explicara. Significante. El amigo agarró una hoja en blanco y dibujó una letra. “Esta letra es el significante y no quiere decir nada”, le explicó; inmediatamente golpeó la mesa y agregó: “Acá comienza el verdadero materialismo”. Esa combinación de elementos, dirá años más tarde Alemán, darle la mano al presidente e ir a la pensión con Los Escritos de Lacan, funcionó como una epifanía para él. Toda esa mezcla llevaba el germen de la izquierda lacaniana.
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Alemán centra la mayor parte de su intervención en Filosofía y Letras en defender lo que él considera el concepto de populismo de Ernesto Laclau. Reniega frente a aquellos que ubican a figuras como Donald Trump o Marine Le Pen en la casilla de “populismos de derecha”. Se niega a entregar el concepto de Laclau a los movimientos reaccionarios, incluso cuando muchos teóricos consideran que hasta el propio Laclau admitía la posibilidad de que existiera el populismo de derecha. El profesor honorario de la UBA explica:
– Hay un populismo antes y después de Laclau y eso para mí forma parte de la batalla cultural. No estoy dispuesto a que lo use la derecha. Han usado la palabra populismo para Trump y Le Pen y para mí no son populistas. A Le Pen no le creo ni su relato anti oligárquico (eso lo discutí con Chantal Mouffe), ni creo que se vaya a pelear con las elites. Lo que creo de verdad es que va a mandar a la marina francesa, como dijo ella, a atacar los barcos de los refugiados. Como también le creo a Trump que puede hacer cualquier cosa en Venezuela, aquí o en cualquier otro lado. No les creo en absoluto la demagogia retórica, que no tiene nada que ver con el populismo de Ernesto.

Jorge Alemán defiende lo que él considera el concepto de populismo de Ernesto Laclau.
Una vez desarrollado su rechazo hacia la versión de la derecha populista, pasa a definir su postura, siempre política en tanto teórica.
-Para mí la izquierda no es progresista; yo soy populista de izquierda -se define Alemán frente a un público ideológicamente heterogéneo-. Soy revolucionario en cuanto a lo económico, conservador en cuanto al sujeto, y reformista en cuanto a las instituciones. El peronismo de izquierda es el marxismo de nuestra época.
Luego da un paso más, al revelar el sustento lacaniano de esta postura. A tono con su auditorio de académicos, de pronto su discurso se vuelve casi exclusivo para entendidos:
-Creo en un populismo femenino; Soledad: Común. Lo más singular de uno, con lo no- todo de Lalengua. El no-todo es infinito. El solitario encuentro con lo real de Lalengua, el primer traumatismo, es paradójicamente el único punto que demuestra la existencia de lo Común como aquello diferente al «para todos» homogeneizante de la «psicología de masas». Por lo mismo, este encuentro solitario con lo Común de Lalengua no puede ser subsumido en el individualismo o en el denominado ámbito de lo privado.
-Tengo el pesimismo de la pulsión y el optimismo del deseo-, asegura. El público se ríe.
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-¿Que tal son estos panes rellenos? – pregunta mirando a través de las gafas a los canastos de mimbre que esperan a la salida de la Facultad. Hay poco tiempo para almorzar porque a las 14 lo esperan en la Escuela Itinerante. Cruza la calle y entra a un restaurant árabe. Venden distintos tipos de shawarma y fatay. Alemán pide dos fatay. Él les dice empanadas. Muerde una y lo decepciona: “La calentaron en el microondas, la masa se arruina”. Se acerca al mostrador para pedir que a la segunda no la calienten.
– En Madrid vivo en un barrio en el que hay muchos lugares como éste, Malasaña -comenta mientras prueba su segunda fatay-. Era un barrio underground , pero ahora, como dicen allá, se está gentrificando; mucho boliche fashion vintage por todas partes.
El almuerzo tiene que ser rápido porque la agenda de Alemán no deja muchos espacios. Desde que llegó a Buenos Aires dio dos clases sobre psicoanálisis y poder en la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, participó como uno de los oradores junto a María Pía López cuando la legislatura porteña condecoró como ciudadano ilustre a Horacio González, firmó ejemplares de sus libros en la Feria, donde dio otra charla junto al mismo González y a Nora Veiras, y dio entrevistas, entre otros, a Eduardo Aliverti, Víctor Hugo Morales, Daniel Tognetti, Miguel Rep, Página 12. De todas formas, mientras come shawarma, Alemán tiene tiempo para contar algunas anécdotas.
– Mi primer trabajo fue periodista de rock, cuando tenía 18 años. Trabajé durante años en las revistas Pelo y Pin Ap. Trabajaba con Jorge Álvarez, que era amigo y editor de Rodolfo Walsh, y fue quien decidió grabar a Almendra, a Manal, a Moris, y así surgió el rock underground, que después se llamó rock nacional.
Alemán cita el título del segundo tomo de los Diarios de Emilio Renzi, de Ricardo Piglia, para calificar esa época: Los años felices. Siempre vivió en el Centro, necesitaba estar cerca de la avenida Corrientes.
-El café La Paz era el gran centro mundial donde ocurría todo -recuerda, mientras niega un vaso de cerveza-. Hoy solo agua. Todo ocurría entre el Moderno, el Ramos, La Paz y El Molino. Aquello era un laboratorio y toda la ciudad estaba conectada. Emergían de golpe muchas cosas en la calle, no en la universidad. En la calle se cruzaba el rock, el peronismo, las lecturas de Marx y de Freud; todo el tiempo era un ámbito de circulación muy grande en el que los bares estaban incluidos.
Como si hubiera ocurrido ayer, se le viene a la cabeza un recuerdo que presenció a los 17 años, en el que Manuel Puig y David Viñas estuvieron a punto de terminar a las trompadas. Ocurría que Puig feminizaba a todos sus interlocutores, y Viñas no lo soportaba. “A Viñas lo tenía tomado el falocentrismo, no podía salir”, reflexiona Alemán.

«Para mí la izquierda no es progresista; yo soy populista de izquierda», se define Alemán
Pero entrados los años ‘70, recuerda, la conflictividad política creciente obligaba a un compromiso mayor con la militancia. La escalada de violencia que se inició con la Triple A iba a marcar un cambio rotundo en la vida de los jóvenes porteños.
-Con el compromiso político apareció rápidamente la lucha armada. A La Paz ya no podíamos ir porque la policía lo tenía vigilado. En ese entonces yo abandoné mi trabajo como periodista de rock. Con la Triple A, y después la dictadura, empezaron a desaparecer a compañeros y amigos. Yo viví seis meses escondido, hasta que me exilié en Madrid en el ‘76. Tenía 25 años. Fue el final de los años felices.
***
Sube al auto. Paula Biglieri maneja. Como somos cinco, atrás viajamos apretados. Mientras circulamos por avenida San Juan todo va bien; el problema es al doblar por Entre Ríos, porque el tránsito avanza a paso de hombre. Alemán va en el asiento del acompañante, con la ventanilla abierta y el cigarrillo colgado de la mano derecha. Ahora cuenta del spa que frecuenta en Buenos Aires.
-Allá en España los spa tienen olorcito a limón, pasan música hindú, es todo muy armónico. Yo acá voy a uno a jugar al truco por guita. Tiene una pileta de agua fría para cuando estás muy transpirado. Además te sirven sánguches de matambre o de milanesa ahí nomás. Eso allá no pasa. La otra vez traje a mi hijo. Él, que es un madrileño típico, no lo podía creer. Algunos de los que van ahí rozan la delincuencia; hay muchos que están metidos en las carreras de caballos. Es un ambiente arltiano que me encanta. Yo además tengo muchos recuerdos de ese lugar porque iba con mi viejo.
El auto está clavado en el cruce de México y Luis Sáenz Peña. Paula pregunta por dónde conviene seguir. Cada uno le da una respuesta distinta. Alemán está ansioso por llegar. Para hacer más amable al tránsito le preguntan más detalles sobre el spa.
-Me gusta que en las mesas se habla de boxeo. No queda mucho de eso.
Esto lo lleva a recordar a su boxeador favorito: Nicolino Locche. “Un boxeador estupendo, no lo tocaban”.
***

«Es un gran orgullo poder participar de la experiencia de la Escuela Itinerante. Es una forma modesta de pagar la enorme deuda que siento frente a la escuela pública en mi formación personal», cuenta Alemán.
Faltan diez minutos para las 15. Alemán llega a la Escuela Itinerante atrasado por las charlas y el tránsito porteño de un miércoles. Saluda a la titular de CETERA, Sonia Alesso, quien lo invita a subir al escenario desmontable de madrea que está emplazado delante de un pizarrón, en el cual con letra cursiva de maestra dice: “14 hs. conversación con Jorge Alemán. Neoliberalismo y subjetividad”. Él pide disculpas por el atraso y explica que surgieron “contingencias”. La gente no deja de aplaudirlo. Entre el público hay muchos guardapolvos y cuadernos listos para tomar nota. El teórico lacaniano cambia rotundamente su registro y pide que lo ayuden con preguntas porque viene “extenuado de la universidad”. No cree correcto avanzar sin hacer antes una aclaración:
–Para mí es un gran orgullo poder participar de la experiencia de la Escuela Itinerante. Es una forma modesta de pagar la enorme deuda que siento frente a la escuela pública en mi formación personal.
La primera pregunta se orienta al concepto de “lo público”. Alemán considera necesario, en primer lugar, desarrollar el concepto. Explica que anteriormente, en el capitalismo clásico, existía una distinción y oposición entre el mundo de lo privado y el de lo público y que si bien el liberalismo insistía siempre en la libertad de mercado y en beneficiar al sector privado, nunca dejaba de existir esa puja entre el Estado y lo privado, o entre lo público y el mercado. Pero hoy en día el neoliberalismo dio un salto cualitativo.
–Lo que intenta hoy el neoliberalismo es borrar la frontera de lo público y lo privado, apropiándose incluso del Estado mismo –dice, enfático-. El neoliberalismo funciona como una especie de Estado absoluto. Estamos frente a una reapropiación de todo el espacio público en función de las lógicas impuestas por el mercado y por lo tanto el problema es más complejo, porque el enemigo tiene otras dimensiones.
Durante la presentación, Alesso le pide que trace un paralelismo entre el gobierno de Cambiemos y la década del ‘90, como también con los procesos dictatoriales de 1955 y 1976.
-Tal vez esa sea la diferencia con las fechas del ‘55 el ‘76 y los ‘90. Fueron un largo periodo donde se intentó desmantelar toda la parte industrial, donde se intentó destruir todo el orden de lo público. Pero ahora estamos en un nuevo reordenamiento mundial, en donde el neoliberalismo logra construir incluso estilos de vida. Logra construir lo que yo llamo “subjetividades”.
Rápidamente y sin olvidar que su auditorio está compuesto, en su mayoría, por docentes, comienza a hablar sobre la construcción de las subjetividades en el capitalismo con ejemplos de la infancia y de los procesos educativos.
“No creo en los sistemas de evaluación”, subraya con cierto enojo, y observa que desde lo público se instrumentan evaluaciones que categorizan a los niños, aunque lo que realmente hay detrás son industrias enormes. “El riesgo de estas prácticas es que se pueden equivocar muy temprano –continúa-. Uno muy temprano puede quedar diagnosticado o segregado por características personales. Por ser evaluados, los niños pueden quedar tempranamente por fuera de un montón de opciones. Eso está sucediendo ahora desde el campo de lo público”.
Enseguida aclara que tampoco cree en los “test de inteligencia” ni en los “trastornos de atención” y para ejemplificar y ser más didáctico elige contar una experiencia personal:
-Yo, por ejemplo, no me podía sentar en un banco, nunca fui un buen alumno. Gracias a la paciencia de mis maestros, al tiempo se dieron cuenta de que no me podían pedir que permaneciera sentado y se atuvieron a lograr introducirme en el proyecto pedagógico. Hoy en día hubiera sido evaluado, diagnosticado, medicado y ya desde la infancia hubiera arrastrado todas las etiquetas que corresponden con esos fenómenos que aparecen garantizados por ciertas estructuras que se presentan como científicas y que en realidad esconden o encubren un proyecto de nueva construcción de subjetividades.
Luego de una hora de diálogo, Alemán da por terminada la charla. En sus ojos se nota la pesadumbre de un día que no tuvo noche. Una decena de admiradores se acerca al escenario de tablones para sacarse selfies con el intelectual, para hacerle firmar sus libros. Con paso lento, minutos después, Alemán sale de la escuela: allí lo espera su compañera militante y académica, y eventualmente chofer, Paula Biglieri. Entre risas, y con sus gafas de leopardo puestas, dice:
-Comencé el día como un rockstar y ahora lo termino sacándome fotos con unas docentes jubiladas.
Ahora sí: parece que su jornada está por terminar. ¿Qué lo motiva a vivir estos días así, con tanta intensidad? Alemán prende un cigarrillo.
–Cuando uno se exilia tiene una sensación doble, que es sentir que no se fue nunca y a la vez que va a ser imposible volver -da una pitada profunda y continúa-. Yo habito entre esos dos extremos de la experiencia, que en un principio son absolutamente antinómicos. Hice todo lo posible para recuperar el lugar, para sentir que volví a tener un lugar en Argentina. Entonces más allá de lo que pueda aportar, de lo que yo pueda contribuir, tengo una deuda simbólica con mi generación, tengo una deuda simbólica con los desaparecidos, con todos los militantes. También ha sido mi manera de encontrar mi lugarcito en Argentina.
Alemán saluda y dice que ahora va a dormir una larga siesta. Pero sigilosamente se acerca a Paula, y al oído le dice:
-Paulita anda a buscar el auto que mientras me quedo acá dando una notita a la radio abierta de estos pibes.
Actualizada 03/05/2017
Dic 24, 2017 | Entrevistas, Novedades
Miguel Acuña es docente en CABA desde hace casi 20 años. Trabaja como profesor de 4º y 5º año de la Escuela Media Nº 3 del Distrito Escolar 19, del Bajo Flores. Además, es dirigente de UTE y vecino de Floresta, comprometido con los derechos humanos y los espacios de memoria. El pasado domingo 9 sufrió los golpes y la detención por parte de las fuerzas de seguridad, mientras cientos de docentes instalaban la Escuela Pública Itinerante. Este educador de escuela media pone al desnudo la saña con la que fueron reprimidos, le responde a quienes buscan demonizar el gremialismo y anticipa que contiuará la lucha por una escuela pública de calidad y por salarios dignos.
¿Qué opina de este intento de diferenciación por parte del Gobierno, en su conjunto, entre ser docente o ser gremialista, para justificar la represión y las detenciones de los docentes?
Nosotros queremos salirnos del lugar en que intentan ponernos. Primero, no renegamos de las palabras sindicalismo y gremialismo. Al contrario, nosotros la asumimos porque somos delegados de nuestra escuela y sabemos que nuestros compañeros fueron elegidos democráticamente. Hay una cuestión de querer demonizar estas palabras y el Gobierno Nacional -y en general los dirigentes del Pro- buscan colocarle un sentido negativo a esto para rebajarnos. Sabemos que esto ya se aplicó en otras épocas. Sabemos, también, que este es un gobierno democrático y que fue elegido por una parte muy importante de la sociedad; en ningún momento les decimos que se vayan, simplemente estamos pidiendo que cumplan con una ley nacional, que establece la paritaria docente nacional, que se viene cumpliendo desde hace varios años. Y este mismo gobierno, que el año pasado lo hizo, ahora no quiere darnos un derecho que nos corresponde. Obviamente que entendemos el por qué: porque beneficia tanto a los grupos económicos nacionales, como internacionales y este es un gobierno que le sirve a los sectores más poderosos. A partir de eso, que es un dato real y objetivo, tenemos que tener mucha voluntad política. No somos desestabilizadores, no queremos que se vaya, queremos que cumpla con lo que él dijo que iba a hacer: pobreza cero, que los docentes iban a ser los mejores pagos de Latinoamérica, que no iba a haber devaluación, que no iba a haber tarifazos… Sin embargo, el gobierno está haciendo todo lo contrario, así que ahí ya nos demuestra qué es lo que va a hacer y está haciendo.

El momento en que la Policía se lleva a Acuña, el pasado 9 de abril en el Congreso
¿Qué le respondería al presidente Mauricio Macri cuando afirma que no quiere más a los docentes que violan las normas y al Ministro de Educación, Esteban Bullrich, cuando expresa que la policía actuó porque los manifestantes no tenían la autorización y atacaron a los policías?
Las declaraciones del Presidente son lamentables, no es casualidad que eso lo dijo mientras estaba junto a personas autodenominados ‘emprendedores’, en función de desprestigiar a los compañeros docentes. El Gobierno Nacional tiene la política de confundir y mentir, y tiene una herramienta estratégica, que son los medios de comunicación hegemónicos. Todos esos medios que coordinan con el gobierno para desprestigiar a los docentes agremiados, que pelean por sus derechos como trabajadores. Y las declaraciones de Bullrich y (Horacio Rodríguez) Larreta son muy preocupantes, porque se dedican a cuestiones meramente formales, que si vamos al tema de la autorización, estaba gestionándose. Lo paradójico de esto, nos piden ese tipo de legalidad de la autorización, pero no cumplen ellos con una ley superior que está dentro de la Constitución Nacional, que es cumplir con la paritaria nacional; es muy contradictorio.
¿Cómo se desencadena la represión siendo que ustedes llevaban horas trabajando en el armado de la Escuela Itinerante, a la vista de la misma policía?
En el marco de la instalación de la escuela itinerante frente al Congreso algunos de nosotros formamos una especie de semicírculo para proteger a los obreros que estaban armando la estructura. De repente, pasadas las 8 de la noche, aparece la Infantería con sus cascos y escudos y nos sorprenden, porque desde temprano estaba la legisladora porteña Lorena Pokoik, junto a compañeros de la UTE, CTERA, CTA y SUTEBA, negociando tanto con las autoridades del Gobierno de la Ciudad como con la policía para garantizar que todo se haga en orden y que se pudiera instalar pacíficamente la escuela. Aparecen, entonces, estas nuevas fuerzas de seguridad y nos empiezan a empujar y a tirar gas pimienta. Yo estaba junto a mi compañero Juan Manuel Mauro (quien también estuvo detenido) y nos perdimos en medio de los golpes que nos daba la policía. Ahí es cuando veo que a la legisladora Pokoik la tiran y le empiezan a pegar patadas. Intenté levantarla y cuando la agarro un poco en el aire, me tiran gas pimienta. Ellos sabían bien quién era la Lorena Pokoik y que era legisladora, porque le pegaban con una saña como en las peores épocas de nuestro país.
¿Cómo fue que terminaron presos?
A mí me arrastraron casi 50 metros para llevarme al patrullero y junto a mi compañero Juan Mauro les decíamos, mientras nos pegaban, que nosotros éramos docentes, que somos parte de quienes les enseñan a sus hijos, que no nos pegaran con esa saña. Pero no les importaba nada, nos daban puntapiés y a Juan le pisaban la cara con una impunidad total. Nos llevaron esposados como si fuéramos unos terribles delincuentes, estamos aún muy consternados y no podemos creer que un gobierno que se dice que es del diálogo se exprese con políticas represivas.
¿Imaginó alguna vez que un gobierno democrático iba a encarar una avanzada represiva estatal de esta índole?
No. Desde 1983 hemos tenido distintos tipos de gobiernos democráticos, algunos me gustaban más, otros menos, pero con este tipo de gobierno uno está muy preocupado porque tiene muchos rasgos autoritarios. Eso se expresa faltándole a la verdad y aplicando políticas de terror, en el sentido que, tanto trabajadores como el conjunto de nuestro pueblo, no se pueda expresar. Pero, si no les gusta que nosotros nos manifestemos públicamente, que vayan y discutan con sus diputados en el Congreso Nacional y que se animen a modificar el artículo 14 bis que habla del derecho a la protesta y de nuestro derecho como trabajadores.
Hubo expresiones de apoyo de vastos sectores, ¿qué percibieron del conjunto de la sociedad?
Lo más importante para nosotros ya ni siquiera son los golpes sino el cariño y las muestras de afecto de nuestros estudiantes, alumnos y compañeros docentes que nos dan mucha fuerza para poder seguir, porque sabemos que este gobierno quiere instalar el miedo para poder callarnos y nosotros no nos vamos a callar, vamos a seguir peleando por una escuela pública de calidad, vamos a seguir defendiendo a nuestros pibes en las barriadas populares, para que la escuela pública sea un lugar para enseñar y aprender y no un comedor, como se la está queriendo convertir otra vez por las políticas neoliberales. Por suerte, también hubo mucha solidaridad de parte de docentes y directivos de escuelas privadas, porque son los que también trabajan en la escuela pública. Así que en ese sentido, quiero reivindicarlos, sabemos que muchos apoyan la lucha docente, pero que son muy perseguidos y que por organizarse se pueden quedar sin trabajo.

Abrazo a la ENM3 Distrito 19, escuela en la que trabajan Miguel Acuña y Juan Manuel Mauro.
¿Qué es la Escuela Itinerante?
Esta escuela itinerante va a estar a lo largo y ancho del país, durante una semana va a recorrer las capitales de muchas provincias. Desde esta escuela es que planteamos de cara a la sociedad todas nuestras problemáticas y después iremos pensando distintas medidas de lucha. Obviamente no descartamos el paro porque es una herramienta constitucional que tenemos también, pero sabemos que muchos de nuestros compañeros empezaron a plantear el usar medidas alternativas y la escuela itinerante es una de ellas. Buscaremos distintos mecanismos de protesta para cumplir nuestro objetivo, que es el cumplimiento de la paritaria. Por suerte recibimos la solidaridad de distintos artistas populares que van a expresar su música, su poesía, y tendremos actividades relacionadas con los chicos, como la orquesta infantil, charlas debate, cine-debate, talleres de títeres, y reuniones de discusión con padres y docentes. En los sitios web de Ctera, UTE y SUTEBA se encuentra la agenda día por día.
¿Cómo es su labor como docente en el distrito 19 de la Ciudad?
Yo trabajo desde hace 20 años en las escuelas públicas de la Ciudad. Desde hace 17, lo hago de manera ininterrumpida a través del sistema de concursos para acceder a distintos cargos y horas de profesor. He pasado por muchas áreas, fui preceptor, jefe de preceptores, bibliotecario, y tengo actualmente mis horas como profesor en la Escuela Media N° 3, del D.E. 19. Esta escuela queda en el Bajo Flores y es una escuela con muchas necesidades. Yo doy una materia que está dentro del ámbito de las Ciencias Sociales, se llama “Espacio de acción y reflexión” y la reciben los chicos de 4to y 5to año. Se cruzan las problemáticas sociales, la historia, la política, la comunicación y también tiene que ver con políticas de la actualidad. Es una posibilidad que uno tiene de poder intercambiar con nuestros pibes y pibas para darles herramientas, enseñarles inclusive a cómo armar un currículum, pensando en cómo ingresar al mercado laboral y también conversar con ellos de lo que les pasa en lo cotidiano.
¿Cómo surge tu vocación docente?
Yo llego a la docencia primero desde el lugar de querer aprender y una vez que me terminé de formar, me recibí de Pedagogo en Educación Social con orientación en Derechos Humanos, y también me recibí de Técnico en Educación y Trabajo Grupal, lo pensé como una herramienta laboral y con los años me empecé a enamorar de esta carrera, especialmente de trabajar con los pibes de sectores populares.
¿Alcanza para vivir el sueldo docente?
Si yo me comparo con el sueldo de algunos otros trabajadores o alguien que no tiene trabajo, podría decirse que estoy mejor, pero habría que ver con quien compararse. Lo cierto es que todos los docentes tienen que tener dos cargos, por lo menos, para llegar a un piso de $22.000. Así que es una situación complicada, cuando además te aumentan la luz, el gas, el teléfono… Queremos subir el piso y que todos puedan vivir en condiciones dignas, un docente con un solo cargo gana la mitad y ahí estás debajo de la línea de pobreza.
¿Qué otras dificultades están atravesando las escuelas públicas en general?
Hay mucho problema de infraestructura, abandono de los edificios y falta de vacantes. En la zona sur podés ver la reducción de horas docentes y la quita de algunos programas sociales como el Programa Alumnas Madres o programas de campamentos, por ejemplo. El recorte es terrible, tanto en la Ciudad, como en la Nación. Por eso pedimos una Ley de Financiamiento Educativo que incremente la partida presupuestaria a educación.
¿Qué participación tiene en el ex centro clandestino El Olimpo, ubicado en el barrio de Floresta?
Formo parte de la mesa del ex centro clandestino El Olimpo y de Automotores Orletti, que también queda dentro del barrio. Colaboro con actividades referidas a la memoria, porque además de estos dos lugares, tenemos el Corralón de Floresta, donde desaparecieron dos curitas villeros. También, cerca de ahí, en Villa Luro, mataron al padre (Carlos) Mugica y en la calle Corro, mataron a la hija de Rodolfo Walsh, o sea que es un lugar donde la memoria resulta muy importante, y yo reivindico las políticas de Memoria, Verdad y Justicia de los últimos 12 años.
Actualizado 18/04/2017
Dic 4, 2017 | Noticias en imágenes
«Santiago Maldonado presente, ahora y siempre». En la Plaza de Mayo, frente a la Morgue Judicial, en las puertas de la residencia presidencial de Olivos. El grito se replicó y ganó fuerza en diferentes puntos del país, desde que la aparición del cuerpo de Santiago Maldonado en el río Chubut –y su posterior identificación- unió a la sociedad en el urgente reclamo de justicia.
Las primeras manifestaciones fueron espontáneas. Poco después de que, en la noche del viernes, Sergio Maldonado confirmara que la familia había identificado el cuerpo del joven, las puertas de la Morgue se convirtieron en el centro de un santuario: velas, flores, mensajes urgentes cubrieron los escalones y paredes, a metros de donde todavía se realizaba la autopsia. En simultáneo, cientos de autoconvocados, además de organizaciones políticas y sociales, marcharon desde Plaza de Mayo hasta el Congreso Nacional. Una marcha espontánea que surgió ante el dolor de las miles de personas que en los últimos 78 días se apropiaron de la lucha que lleva adelante la familia de Santiago Maldonado. Recién pasada la medianoche del viernes, el juez a cargo de la causa, Gustavo Lleral, habló con la prensa y dio a conocer algunos resultados preliminares de la autopsia.

Al día siguiente, la Plaza de Mayo volvió a ser escenario de una nueva movilización. Convocada por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, la marcha volvió a poblar de banderas y consignas de justicia a las calles del centro porteño. “Aparición con vida” había sido el reclamo de millones de personas en el país y alrededor del mundo, durante los últimos 78 días. La segunda movilización en la Plaza coincidió también con la difusión de una extensa carta de Sergio Maldonado. “Que todos los culpables paguen por lo que te hicieron”, reclamó.
En las dos movilizaciones en la Plaza de Mayo se repitió la exigencia de renuncia para la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su jefe de Gabinete, Pablo Noceti, responsable del accionar de la Gendarmería al momento de la represión del 1 de agosto cuando Santiago fue visto con vida por última vez. “La represión del 1° de agosto forma parte de la que a su vez sufre el pueblo mapuche, acción que llevan adelante el Gobierno de Chubut junto al Gobierno Nacional para entregarle las tierras ancestrales a Lewis, a Benetton, a las empresas de fracking y a las mineras”, sentenció el documento leído el sábado por la tarde en Plaza de Mayo. Arriba y abajo del escenario, la bandera del pueblo mapuche y cientos de fotos de Santiago, un rostro multiplicado para hacerse lucha, para hacerse memoria.

“Santiago está presente cada vez que nos sacan de nuestras tierras”, dice Mariana, que lleva en la mano un cartel: “Ley 26.160”, que prohíbe cualquier tipo de desalojo a las comunidades de pueblos originarios. Mariana recuerda a Maldonado como un hermano que acompañó los reclamos de su pueblo: “Hay que seguir luchando como lo hizo Santiago”, agrega. Y recuerda el pedido de libertad de Facundo Jones Huala, quien aún se encuentra preso en la penitenciaría de Esquel.
“Libertad, libertad, a los presos por luchar” fue la consigna que hizo eco durante la concentración que convocó Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, a la que se sumaron el Frente Popular Darío Santillán, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), el Frente de Autodeterminación y Libertad, el Partido Obrero, y el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), entre otras organizaciones sociales, políticas y estudiantiles. Junto al escenario instalado en Plaza de Mayo, estuvieron presentes María del Carmen Verdú, referente de la Correpi, Myriam Bregman, candidata a legisladora porteña, y Nicolás Del Caño, candidato a diputado nacional del Frente de Izquierda y de los Trabajadores.
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Nov 22, 2017 | Comunidad, inicio
Es uno de los ejes de la etapa de “reformismo permanente” que de Cambiemos inauguró tras el triunfo electoral de octubre y apunta en forma directa a uno de los núcleos del electorado macrista: los jubilados. La reforma previsional que impulsa el Gobierno ya comenzó su periplo parlamentario rodeada de críticas e interrogantes. ANCCOM desglosó los ejes de la iniciativa con el director general del Centro de Economía Política en Argentina (CEPA), Hernán Letcher, para quien el proyecto -en una lectura global con el resto de las reformas- tiene como principal objetivo “transferir ingresos a las grandes empresas”.
“El financiamiento para todas las modificaciones y reformas que propone el Gobierno está concentrado en los jubilados y en la reducción de los recursos para el Tesoro”, sintetizó el especialista.
Uno de los puntos centrales de la reforma previsional es la modificación en la fórmula para calcular el aumento de las jubilaciones: se reemplazaría la movilidad por el cálculo de la inflación que para, marzo de 2018, tomaría la variable de precios de julio agosto y septiembre de 2017 (que estaba en el orden del 5% aproximadamente). “Esto significaría entre 85 mil millones y 100 mil millones de pesos de pérdida”, sostuvo Letcher. Con respecto al Tesoro, “la pérdida sería de aproximadamente 140 mil millones de pesos”.
“El objetivo principal es transferir ingresos a las grandes empresas. Todas las medidas tienen que ser financiadas de alguna forma. Ahí entra la reforma previsional que reduce lo que tiene que ver con el pago de jubilaciones y la transferencias por asignaciones universal por hijo y salario familiar”, completó.

La reducción de cargas patronales es otro dato saliente derivado de la reforma. Desde CEPA estimaron un recorte de 42 mil millones de pesos, en base al primer borrador que hizo circular el Gobierno.
Letcher también llamó la atención sobre la retracción del porcentual que retenía ANSES por coparticipación. “Hay que tener en cuenta que el año próximo hay tres puntos de retracción de ese 15 por ciento que se quedaba el ANSES de la plata que era coparticipable. En su momento, la Corte (Suprema de Justicia) dijo que no se hiciera. Finalmente (el ministro del Interior, Rogelio) Frigerio acordó con las provincias y les devolvió tres puntos porcentuales por año, que serían 15 mil millones por año, que dejaría de cobrar la ANSES. El CEPA estimó que podría llegar a tener “un aumento en la recaudación por blanqueo de personal de entre 15 y 18 mil millones de pesos”. Según esa secuencia de cálculos, “la ANSES estaría en 5 mil millones de pesos arriba de lo que tiene hoy”. Y agregó. “Allí podrían cerrar los números”.
El fantasma de un posible retorno al sistema de administración privado volvió a formar parte de la discusión. “Estamos en una etapa previa ya que el conjunto de la sociedad todavía cree en el sistema previsional público”, evaluó el director del CEPA.
No obstante, Letcher advirtió que las recurrentes menciones por parte del Gobierno del estilo ´la plata no alcanza´, o la ´ANSES no da para más´, son algunas sugerencias, facilitadoras de ese debate clausurado. “Todas esas expresiones tienden a plantear que tiene que haber jubilados con beneficios y otros de segunda calidad. La eliminación de lo que fue la moratoria jubilatoria va en el mismo sentido”, agregó Letcher. Y advirtió: “Se viene una segunda etapa en donde se plantearía de manera abierta el sistema previsional privado con capitalización individual. El espíritu es romper el vínculo intergeneracional”.

El miércoles 9 de agosto jubilados y jubiladas concentraron en la puerta de ANSES, reclamando al gobierno por sus derechos.
Actualizado 23/11/2017