El Gobierno apunta, la policía dispara

El Gobierno apunta, la policía dispara

Facundo Ferreira fue fusilado de un tiro en la nuca por efectivos de la policía tucumana en La Bombilla, una de las villas más pobres de la capital provincial, mientras transitaba con un amigo de 14 años en una moto. La foto de su cuerpo sin vida, tirado en el piso del barrio donde se crió, se hizo viral.

El reclamo de justicia por su muerte llegó hasta la porteña Plaza Lavalle, frente a Tribunales, que se llenó de carteles y banderas de la JP Evita, del Movimiento Popular La Dignidad, Agite Rebelión, Sur, Jóvenes de Pie, Seamos Libres, ATE, la Corriente Clasista y Combativa (CCC), CTEP y otros colectivos. Las organizaciones y distintos referentes se acercaron a acompañar a los amigos y familiares del niño, que encabezaron la movilización con una gran pancarta que decía, simplemente, “Justicia por Facundo”.

La marcha de la gorra fue en Plaza Lavalle

También se sumaron un grupo de madres de chicos víctimas del gatillo fácil con las caras de sus hijos estampadas en sus remeras. Las mamás de Nehuén Rodríguez, asesinado por la Metropolitana, y de Sebastián Bordón, ultimado hace 21 años por la policía mendocina, fueron dos de las que estuvieron en la marcha para abrazar a la mamá de Facundo.

Entre la multitud, Yamila, de 27 años, integrante de “Ningún pibe menos por la droga” y militante en su barrio Manuel Alberti, del partido de Pilar, expresó su cansancio por el abuso policial que sufren cotidianamente. “Constantemente nos están deteniendo por portación de rostro. Nos agarran y nos separan porque piensan que somos delincuentes”, afirmó. “Los pibes no son los peligrosos -añadió- sino los que están en peligro. Nosotros trabajamos en la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) para ayudar a los compañeros a que salgan de la droga, y muchas veces son los mismos policías los que encubren las ventas de drogas en el barrio”.

Facundo tenía once años. El pedido de justicia conmueve hasta las lágrimas.

Gerardo, parado en la esquina de 9 de Julio y Corrientes, contemplaba con su guardapolvo blanco cómo avanzaba la columna tratando de leer las consignas: “Micaela presente”, “Justicia por Franco y Mauricio”, “Basta de represión”, “No a la baja de imputabilidad”. El docente trabaja en la Villa 31 y quiere cambiar la realidad pero, dijo, “con un Estado ausente la justicia se vuelve cada vez más inexistente”, y se quedó pensando sobre la cantidad de jóvenes cuyos nombres no aparecían en ningún cartel en la marcha.

Al llegar a la Casa de Tucumán, vallada y rodeada de policías, la gente comenzó a gritar al unísono “asesinos”. En tono pacífico, familiares y dirigentes sociales levantaron la voz reivindicando la lucha y el repudio al continuo abuso de las fuerzas de seguridad. Un referente del MTE-CTEP remarcó: “Ellos no saben ni un poco lo que vivimos nosotros, no se pueden imaginar. Somos todos laburantes, todos los días salimos, pisamos el barro de nuestras calles y pensamos cómo bancar la olla. ¡Tenemos que seguir pensando en políticas públicas para nuestros pibes y pibas!”.

La madre de Jon Camafreitas, otro joven víctima de gatillo fácil, bajó por un momento una pancarta por Facundo que sostenía emocionada, tomó la voz y denunció a la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y a la política represiva estatal, evocando los casos de Rafael Nahuel y Santiago Maldonado: “¡Basta de matar a nuestros hijos!”, exigió.

Facundo estaba por comenzar el secundario y su gran sueño era comprarle algún día una casa a su mamá. La “doctrina Chocobar”, incentivada por los medios masivos de estigmatización y refrendada por Mauricio Macri y sus funcionarios, acabó con su sueño y con su vida. Las balas policiales no son meros abusos: son la expresión más sangrienta de una política criminal. Ajuste y represión, hasta que el pueblo se levante.

El fin del Fines

El fin del Fines

Otro golpe a la educación pública. A falta de tres días para comenzar las clases, con 40 inscriptos, los profesores y alumnos del colegio Héroes de Malvinas, ubicado en el barrio La Carbonilla, se enteraron de que la sede había sido cerrada. El establecimiento funcionaba desde hace seis años bajo el Plan de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios (FINES) llegado al barrio por iniciativa de los propios vecinos y de la Asociación Civil Late Paternal. De esa escuela egresaron, en ese lapso, 300 alumnos mayores de 18 años. “No esperábamos el cierre, pero tampoco nos sorprendió. Es una postal de época”, dijo Gabriel Salomón presidente de Late Paternal.

De las 60 instituciones adheridas al Plan FINES en la Ciudad, ya son trece las sedes que han cerrado sus puertas en los barrios de La Paternal, Lugano, Boedo, Villa Soldati, Pompeya y San Telmo, afectando el trabajo de 80 docentes y la continuidad de los estudios de 500 alumnos. La situación se repite en el territorio bonaerense, con más de 50 escuelas rurales cerradas por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires. Todo esto se suma al desmantelamiento de las políticas de integración social, implementadas por el gobierno anterior, como el Plan PROGRESAR y Conectar Igualdad que han disminuido notoriamente su alcance.

profesores y estudiantes del plan fines reunidos en reclamo por su cierre.

Trece instituciones adheridas al Plan FINES fueron cerradas en distintos barrios de la Ciudad.

La Carbonilla es un barrio que desde hace unos treinta años se emplazó donde antes funcionaba la distribución del carbón, dentro de La Paternal. Se encuentra a la vera de las vías del ferrocarril San Martín, y está organizada con una junta vecinal que cuenta con tres delegados electos, uno por cada sector. Los vecinos, junto con las organizaciones sociales y políticas lograron la normalización del barrio, la luminaria y el agua. “Antes no existíamos para nadie, ni para el Gobierno nacional, ni para el provincial o municipal. Tampoco figuraba en los mapas interactivos”, contó Salomón. Actualmente viven alrededor de 2.000 familias que hasta el año pasado contaban con un lugar propio donde recibir educación pública, gratuita e inclusiva. En Héroes de Malvinas, no sólo estudiaban niños, sino también adultos; hoy sólo funciona el nivel primario. Funciona en un edificio muy precario, donado por una vecina. La escuela se viste con tres mesas plegables y cuatro bancas largas, de madera, comprados por los habitantes del barrio. “Administrativamente funciona como una sucursal de una escuela secundaria, pero en la práctica es una escuela con la misma carga horaria y materias de cualquier Centro Educativo de Nivel Secundario (CENS) de la Ciudad de Buenos Aires, solo que no tenemos la estructura edilicia. Las materias se cursan de forma cuatrimestral, se obtiene un título oficial de perito mercantil con especialización en administración de empresas después de estudiar los tres años”, explicó Walter Onoratto, director, referente pedagógico y profesor de Historia de una de las trece sedes del FINES, que el gobierno porteño intenta cerrar.

En esta institución funcionaba un programa de alfabetización, terminalidad de primaria y secundaria. “Hay vecinos no solo de La Carbonilla sino también de La Paternal y otros barrios, que han cursado toda la escolaridad acá. Tenemos cuatro o cinco casos de personas que están cursando el CBC o están en los primeros años de una carrera universitaria. Así que el nivel de daño que se le hace a estas personas con el cierre, es muy grande”, afirmó Salomón.

Federico Campos tiene 27 años, dejó la escuela a los 17 tras repetir el último año de secundaria. Con mucho esfuerzo, después de una ardua jornada laboral como taxista, asistió todos los días a la escuela Héroes. «Vi un cartel en el barrio La Paternal y me decidí. Terminar la escuela era una cuenta pendiente para mí. Soy padre de familia, tengo una nena y en otro tipo de institución se me complicaba estudiar por una cuestión de horarios. El plan FINES te permitía acomodar los horarios, llegar un poco más tarde o si faltabas los compañeros te pasaban la tarea para ponerte al corriente, en ese sentido me sentí más contenido que en cualquier otra institución. Por eso cuando supe del cierre sentí tristeza y frustración, porque así como yo estoy terminando hay muchos en mi misma situación o mucho peor y no van a poder contar con esta herramienta», dijo. Empezó hace tres años y medio y hoy le queda una materia para recibirse. Federico Planea continuar con su formación académica por lo cual se ha inscripto en el programa UBA XXI (CBC a distancia) para hacer Ciencias Políticas.

imagen de un cartel sobre una pared que dice "escuela primaria, escuela secundaria para adultos - plan fines". en la foto se ve la puerta de la sede y un perro

Desde el Gobierno de la Ciudad, la primera excusa para cerrar la secundaria fue que Nación no mandaba el dinero para sostener la escuela.

Por ahora, la única batalla que ganaron en la lucha contra el cierre de Héroes de Malvinas es que aquellos que adeudan unas pocas materias puedan rendirlas para finalizar el secundario y obtener el título. Pero aquellos que estaban en primero o segundo año, por el momento, han quedado a la deriva con expectativas de ser reubicados. “Desde la Dirección de Adultos del Ministerio de Educación, la primera excusa que nos dieron para cerrar la secundaria fue que Nación no les mandaba el dinero para sostener la escuela, pero la realidad es que no ponen ni las tizas para el pizarrón”, detalló Salomón indignado. Los docentes van a concurso pero solo toman horas, no gozan de aguinaldo ni vacaciones, es decir que cuando termina la cursada en diciembre no cobran hasta el comienzo del nuevo cuatrimestre. “Estamos precarizados pero seguimos enseñando por amor a la profesión”, manifestó Onoratto. “No sabemos cuál es el criterio que utilizaron para definir qué escuelas permanecerán abiertas y cuáles cerradas. En las cercanías hay una sola sede, a unas 10 o 15 cuadras, pero el título que ofrecen es en otra especialidad y tienen un horario limitado de 10 a 14 que resulta inaccesible para la gente que viene después de trabajar y que tienen además una familia que atender”, evaluó Salomón.

Onoratto explicó que el Plan FINES significó mucho para el barrio porque además de brindarle educación a los jóvenes permitió la unión entre el barrio La Paternal y La Carbonilla, que por cuestiones sociales y de prejuicios estaban desvinculados. “Siento mucha tristeza, porque tuvimos que hacer todo de la nada. Con ayuda de la gente, de la sociedad civil, los vecinos y profesores pusimos el cuerpo. Es una angustia tremenda, tantos años de trabajo y todavía no sabemos qué va a suceder”, confesó el director, a punto de quebrarse.

Gladys Noemí Contreras, es de la zona sur de Buenos Aires y cursó los tres años de secundaria en esta escuela. En el 2015 comenzó sus estudios en Héroes de Malvinas, porque había conseguido un trabajo cerca. Al año siguiente perdió ese empleo, pero continuó en la escuela. Trabajaba de día y de noche asistía al curso, a veces con lluvia, también con frío. Contó que comía en el colectivo para llegar a tiempo a las clases. «El Plan FINES me vino bien porque entrar a los 50 años a la secundaria común me daba resquemor. Pero acá había chicos de todas las edades, mucho compañerismo. Creo que me ayudó un montón, estoy más desenvuelta». Con respecto al cese del FINES planteó que le dio lástima porque se le cerrarían las puertas a personas como ella, que tienen problemas con los horarios laborales para asistir a otras instituciones.

Para Onoratto, el Plan FINES permite una cercanía con los estudiantes, que la frialdad de las escuelas regulares lo dificulta. “Uno se entera de los problemas que tienen los alumnos, de lo que les cuesta venir a estudiar, e intenta incentivarlos. Pero para la gran mayoría de la población de la Ciudad de Buenos Aires el Plan FINES es una mala palabra, está mal visto. Sólo lo ven bien quienes conocen el proyecto, los profesores que trabajan ahí y quienes han podido estudiar gracias a él. Esto se lo debemos a pseudo periodistas que han basado una campaña electoral defenestrando el Plan, diciendo que era un título express y que los profesores no son profesores. Pero no es así, hay que estudiar tres años para recibirse, los profesores deben concursar para dar clases, como en cualquier otra escuela”, explicó.

La gran mayoría de los profesores de Héroes de Malvinas fueron reubicados en otras sedes del Plan FINES. Pero los alumnos son los que se ven más afectados porque es más difícil reubicarlos en otras sedes que cuenten con el mismo plan de estudios, para que no tengan que empezar de cero. “Además se estaría rompiendo con un ambiente familiar en el que están tranquilos y se sienten cómodos. Hay muchas cosas que pasan por la cabeza de las personas mayores cuando retoman sus estudios, tienen miedo que los carguen, que los molesten, se sienten disminuidos. La misma sociedad nos inculca que si tenés 40 o 50 años y estas estudiando para terminar la secundaria es porque no hiciste las cosas bien. Y no es así, les pudieron pasar mil cosas en la vida, cada uno tiene sus razones. Si su tiempo de estudiar es ahora, hay que ayudarlos a que se puedan graduar”, concluyó.

imagen de 5 miembros en la puerta del centro comunitario "Irene Bellocchio" con un cartel que dice "no al cierre del plan fines".

El Plan FINES, además de brindar educación a los jóvenes del barrion permitió la unión de los barrios La Paternal y La Carbonilla.

Alejandro Pérez es profesor de Biología y Educación para la Salud, comenzó a trabajar en el FINES de la escuela Héroes de Malvinas en el segundo cuatrimestre del 2017, por inquietud personal y búsqueda de nuevas fuentes de trabajo. Tiene una doble visión de la educación para adultos debido a que es profesor en escuelas regulares diurnas y nocturnas. “Si bien el plan FINES corre en paralelo con las escuelas regulares, las segundas apuntan a otro público que no pudo terminar a tiempo la secundaria, mientras que el FINES es para personas más grandes. Empezó como un plan para ayudar a terminar el secundario a los jóvenes, pero luego se abrió la posibilidad de dictarlo no solo en escuelas, sino también en sociedades barriales, de fomento, instituciones religiosas y organismos públicos nacionales y municipales que le brindó una oportunidad de estudiar y progresar en sus carreras profesionales a los sectores populares”, explicó Pérez. “Los chicos que van a las escuelas nocturnas son cada vez más jóvenes -agregó-. Cuando yo arranqué a dar clases tenía 26 años y mis alumnos la misma edad, ahora que tengo más del doble los chicos tienen 16 y 18 años. Por otro lado, en los colegios diurnos se da el fenómeno de la sobreedad. Hoy nos encontramos con chicos de la edad de cuarto o quinto año en primero”.  

La principal diferencia que encuentra Alejandro entre la escuela regular y el FINES es que los alumnos quieren ser alumnos. “Uno llega y los encuentra con las carpetas abiertas y lapicera en mano. La actitud de querer aprender, eso lo valoro mucho, sobre todo en esta sede. La gente viene de trabajar tanto del barrio como de las afueras, con un pasado y presente complejo, problemas de salud o de adicciones, vienen, se sientan y quieren escuchar e insertarse en la sociedad, mientras que muchos de los alumnos de la escuela regular están atados a la celumanía y a la dependencia tecnológica. Con la gente grande hay vivencias en común por más que no tengamos la misma edad, hay un ida y vuelta en el aprendizaje”.

Camila Valsano es del barrio La Paternal, tiene 22 años y dejó la escuela cuando estaba en quinto año de secundaria porque empezó a trabajar. Comenzó el plan FINES en 2015 para terminar sus estudios, pero quedó embarazada y volvió a dejar. Hoy se encuentra dando las últimas materias para recibirse y proyecta una carrera en educación especial. «Me sorprendió la noticia y me dolió porque sé el esfuerzo que hicieron para abrir esto, lo viví desde adentro y puedo decir que el ambiente que se generaba era muy lindo, tanto con mis compañeros como con los profesores. El vínculo entre profesor y alumno que tuve en este lugar, no lo tuve en ninguna otra escuela. La motivación que te daban para que rindas, para que no bajes los brazos. Por eso no quiero que esto se cierre. Conozco muchos chicos que tenían la intención de inscribirse y ahora no van a poder hacerlo. Les están sacando la posibilidad de que terminen sus estudios, les están quitando ese derecho».

imagen de una mesa dentro de la sede. hay una cartel que dice "no al cierre del plan fines de la paternal".

El cierre del Plan Fines implica sacarle una herramienta más a los sectores populares y más vulnerables.

Juan Carrizo es otro de los ejemplos que enorgullece a los profesores, directivos y a sus propios compañeros. Cumplió 26 años y egresó del FINES hace un año y medio. El año pasado finalizó el CBC de Abogacía y actualmente cursa las primeras materias de la carrera. «El plan FINES llegó a mi vida en un contexto bastante particular. Había sufrido un accidente bastante difícil que me dejó en silla de ruedas y un día me dije tengo que hacer algo para estar más activo. En un local a dos cuadras de mi casa vi un cartel que anunciaba la apertura de las inscripciones y me decidí. Fueron dos años y medio de trabajo que dieron sus frutos. El Plan FINES me abrió muchas puertas, si bien las bases del secundario que tenía no eran malas, no llegaba al conocimiento que necesita una persona como ciudadano y creo que el FINES fue una herramienta de inserción social y académica. No hay nada más lindo que sentirse parte», confesó Juan, quien también lamenta el cierre del plan debido a que muchos jóvenes con sus mismas inquietudes y necesidades van a quedar varados. «Es una herramienta que se les saca una vez más a los sectores populares y más vulnerables. Espero que den marcha atrás con el cierre, que entiendan que acá hay gente que estudia y otra que trabaja, de forma precarizada y hacen todo a pulmón», agregó.

Pérez como el resto de los profesores se enteró del cierre vía correo electrónico, tres días antes de empezar las clases. Las medidas que se tomaron fueron abrir los contactos de los docentes que se quedaron sin trabajo al resto de las sedes del plan FINES, para que puedan ser reubicados, pero no se abrieron nuevas sedes. “En mi caso tuve la suerte de que quedó una vacante en otra sede, similar a la de La Carbonilla, en una sociedad de fomento del Barrio 15, llamada El Elefante Blanco. Sin embargo, quienes se vieron más perjudicados son aquellos docentes que se volcaron exclusivamente a la educación en el plan FINES, porque yo soy profesor de escuelas regulares diurnas y nocturnas. Y el alumnado no sabe a dónde ir ahora. Lamentablemente se está empujando a la gente al desestimulo de terminar el secundario. Mi temor es que los cambios que está implementando el Gobierno, como el cierre del plan FINES, llegue a un punto sin retorno”, concluyó.  

La villa tiene memoria

La villa tiene memoria

El sábado pasado se realizó el tercer acto en memoria por los desaparecidos de la Villa 21-24, y, como novedad,  la Comisión de Derechos Humanos del barrio junto con organizaciones políticas, artísticas y culturales, y con el apoyo de los vecinos,  nombraron  a un pasillo del barrio “Pasaje Oscar Alfredo Zalazar y María Ester Peralta”, a pocos metros de donde vivió esta pareja, secuestrada por la dictadura junto a otras tres personas el 29 de abril de 1976. ANCCOM estuvo presente en el acto y reconstruyó las vidas de Zalazar y Peralta a través del testimonio de quienes los conocieron.

 A Oscar Zalazar se lo conocía como “El Cabezón”.  Había nacido el 16 de julio de 1954 en Buenos Aires,  militaba en el Movimiento Villero Peronista (MVP) e integraba la Comisión Vecinal. Vivía en una ex unidad básica de la Villa, que funcionaba como vivienda de la pareja. Según su hermana, Gladys Zalazar, quien presenció el acto,  “Oscar era una persona muy sensible, siempre preocupado por los demás, me hablaba del pueblo… siempre el pueblo. Les instalaba la luz a los vecinos y fue uno de los primeros en construir piletones para que la gente pudiera tener agua”.

María Ester Peralta era una joven de 23 años nacida en Guaymallén, Mendoza, que había escapado de la violencia machista de su ex pareja hacia Buenos Aires. Tenía dos hijos, Marcelo y María Cristina, con los que se instaló en el barrio y comenzó a colaborar en una salita de ayuda escolar. Militaba también en el MVP, en donde conoció a Oscar; juntos ayudaban a mejorar el acceso a los servicios esenciales para los vecinos. En el momento de su secuestro, contaba con cinco meses de embarazo.

El “Pasaje Oscar Alfredo Zalazar y María Ester Peralta” se ubica a pocos metros de donde vivió esta pareja, secuestrada por la dictadura junto a otras tres personas el 29 de abril de 1976.

Según Adriana Fazio, compañera de militancia de la pareja, “ellos se unieron a la Junta Vecinal y trabajaron día a día para mejorar el barrio, los mataron porque querían organizar a los vecinos. María Ester era una jovencita callada que hacía ayuda escolar y Oscar era un morochazo laburador, discutidor y entusiasta. Conectaba electricidad, hacia zanjas, piletones y peleaba con los funcionarios de turno para conseguir materiales”.

Las otras personas secuestradas con la pareja fueron dos ciudadanos paraguayos y militantes del MVP: Teodoro Urunaga, de 28 años, que había sido presidente de la Comisión Vecinal y Ricardo Gamarra Ortiz,  de 24 años. También se llevaron a una vecina del barrio que todos la conocían como “Mary”.

Esa noche del 29 de abril de 1976, personal de la Policía Federal irrumpió en la casa de María y Oscar, secuestraron a la pareja, a Teodoro, a Ricardo y a “Mary”. Los tres hombres fueron ejecutados los primeros días de mayo, pero la versión oficial de la Policía hablaba  de “muerte en enfrentamiento”. Sin embargo, sus cuerpos habían sido encontrados con signos visibles de torturas en manos y pies en Parque Centenario el día 5 de ese mes.

“Mary”, en tanto,  fue liberada a los pocos días y relató las torturas que le realizaron a la joven embarazada María Ester, cuya madre realizó la denuncia en la comisaria 44 de Liniers. Y luego  de varios intentos fallidos para ver a su hija, fue amenazada para que desistiera de la búsqueda. Los datos aportados por Mary fueron denunciados ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), mientras que otras informaciones de testigos de los secuestros fueron recolectados por Teresa Godoy, periodista paraguaya autora del libro La generación dispersa, quien en esa época fue militante del barrio. En la Villa 21 también había militado Diana Oesterheld, una de las hijas de Héctor Germán Oesterheld, secuestrada el 7 de agosto de ese 1976 en Tucumán.

El sábado pasado se realizó el tercer acto en memoria por los desaparecidos de la Villa 21-24. Asistieron varios vecinos.

Graciela Rosenblum, presidenta de Liga Argentina por los Derechos del Hombre, fue parte de esa generación y ya militaba en ese organismo en la época de los secuestros. Ella también estuvo presente en el acto y sostuvo: “Este tipo de actos no solo son un compromiso con la memoria sino con los valores de una generación que tienen que ver con la construcción de una sociedad digna de ser vivida; en momentos como el que vive el país, donde supimos construir el puño contra el dos por uno, por la justicia para Santiago Maldonado, debemos seguir luchando contra todas las políticas regresivas.”

Entre los organizadores del acto, Patricia Gómez, de la Comisión de Derechos Humanos de la Villa 21, comentó que cada año se realizan actividades para conmemorar a los vecinos y el día de los nombramientos de los pasajes tiene que ver con las fechas de sus respectivos cumpleaños.  Del acto participaron también espacios artísticos del barrio como “Orilleros”; su referente Laura Frattini, comentó que los chicos y chicas que participan de la iniciativa estrenaron una canción titulada “Con valor“,  en homenaje a los desaparecidos.

Gladys Zalazar, con lágrimas en los ojos, recordó las palabras de su hermano: “Oscar siempre me decía: ‘Cuando te toque estudiar la historia desconfía de la que te cuenten, indagá, buscá, averiguá, porque hay otra historia y la tenés que conocer”. Y como cierre, en relación al embarazo de su cuñada desaparecida, afirmó:   “Tanto ellos (otros familiares presentes ) como yo esperamos que algún día nos llame la gente de Abuelas de Plaza de Mayo y nos  digan: ‘Familia Zalazar Peralta,  hemos encontrado al hijo de María Ester y de Oscar. No descansaremos hasta que eso suceda.”

Actualizado 21/11/2017