Nov 27, 2019 | Culturas, Novedades

Más de cien dibujantes, amateurs y profesionales y de todas las edades, se reúnen para dibujar la Ciudad.
Es un sábado atípico en el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo. Hacia las 14, un nutrido grupo de personas se reúne frente al auditorio: son los Croquiseros Urbanos de la Ciudad de Buenos Aires que dan inicio a su salida número 102. Luego de un breve saludo, cada integrante sale a buscar una perspectiva que capte su atención, despliega su silla portátil o se sienta donde encuentra lugar y se pone manos a la obra.
Croquiseros Urbanos es un colectivo de más de cien dibujantes, en su mayoría profesionales de la arquitectura, que se juntan una vez por mes, desde hace casi una década, para bosquejar los escenarios urbanos porteños. En ocasiones han asistido a salidas especiales en lugares fuera de la Capital, incluso internacionales, como Montevideo o La Habana. Generalmente eligen ellos mismos los espacios a visitar, pero en otras oportunidades son invitados por instituciones o grupos, tal como en el caso del Instituto Roffo.
Los miembros de Croquiseros ponen en juego una percepción poética y personal en la observación de espacios y edificios. “Hay lugares muy lindos de Buenos Aires que no tienen una arquitectura de estilo, son más marginales o al borde del Riachuelo. Son lugares interesantes para dibujar, pintorescos”, cuenta Sandro Borghini, uno de los que conforma el grupo organizador y referente del dibujo arquitectónico. “Nos pasa de ir a sitios que transitamos a diario a veces y recién cuando nos detenemos y nos ponemos a mirar ahí encontramos algo interesante. Muchas veces nos invitan instituciones, agrupaciones que se dedican a tratar de rescatar arquitectura patrimonial y visibilizarla. Entonces vamos y ahí sí hacemos un trabajo de ‘rescate’”, continúa, aunque resalta que ese no es el objetivo principal sino algo eventual. Borghini señala que la actividad les da la oportunidad de conocer la urbe de otra manera y tener acceso a lugares que no se podrían visitar de otra forma.

“Lo nuestro es más bien como una escuela. Vienen a probar y empiezan ahí a aprender», dice Adhemar Orellana Rioja.
Uno de los valores que sostienen los croquiseros es la creación de un ambiente democrático y abierto. “A partir de la movida de Buenos Aires se fueron generando agrupaciones con la misma idea, abiertas, que participen los que quieran. No es elitista como otros grupos que son con invitación cerrada a gente que dibuja muy bien”, destaca Adhemar Orellana Rioja, miembro a cargo de la organización de las salidas. “Lo nuestro es más bien como una escuela. Que vengan a probar y empiezan ahí a aprender. Hemos visto muchos avances de gente que al principio no dibujaba bien y ahora se suelta”, asegura. Orellana es profesor de Diseño en la UBA en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) y siempre invita a sus alumnos a sumarse, convencido de que Croquiseros es un buen espacio para tender puentes entre generaciones. De hecho, algunos niños traídos por sus familias también participan con entusiasmo del encuentro.
Cada croquisero elige libremente a qué salidas sumarse, algunos se incorporaron recientemente, otros se fueron y volvieron. Pero coinciden en el gusto por encontrarse con otras personas para compartir un arte del que todos disfrutan. La compañía convive con la soledad y la introspección. Algunos charlan con quien tienen al lado, otros prefieren el silencio. “Te pasás horas encontrándote con vos mismo, en el estado más placentero que es estar dibujando. Para nosotros es más una terapia que otra cosa, no hay un objetivo de vender lo que hacés, a lo sumo publicamos y hacemos las muestras”, afirma Oscar Hernández, mientras termina su trabajo de una perspectiva de la parte trasera de uno de los edificios del Roffo.
Tres horas más tarde, hacia el final del encuentro, todos los integrantes, dispersos por el predio, se reúnen nuevamente para compartir sus trabajos. Cada uno deja en el piso sus hojas y cuadernos de diversos tamaños y de pronto se crea una larga fila. Obras hechas en acuarela, lápiz o tinta muestran un costado bello y multifacético del Instituto. Los presentes recorren la muestra improvisada, comentan, señalan, preguntan de quién es tal o cual obra y se felicitan entre sí. Se despiden hasta el próximo mes, que los encontrará en otro sitio, pero siempre dibujando.

Nov 13, 2019 | Novedades, Trabajo

Cadetes Organizadxs puede escucharse todos los lunes a las 14 por FM 101.7.
Desde hace dos meses, todos los lunes a las 14, vibran en el aire las ondas de Cadetes organizadxs, un programa radial que se emite por Subteradio, FM 101.7, y en streaming por la página de Facebook de la radio. Está co-conducido por Cristian Loccisano, Néstor Riveira, Esteban Manrique y Luna Aguilar, quienes visibilizan fundamentalmente las condiciones de precarización dentro de las empresas digitales de delivery.
Cristian y Néstor, quienes propusieron la idea, se habían cansado de ir de programa en programa contando su problemática. Así que decidieron buscar su propio espacio para reflexionar e informar acerca del contexto actual. Ambos son trabajadores de mensajería que se vieron afectados con la irrupción de estas nuevas empresas –como Rappi o Glovo- que, como compiten deslealmente, generan que sus servicios sean más baratos, y, por lo tanto, que ellos tengan que, tarde o temprano, unirse a este sistema. Se conocieron por medio de redes sociales que hicieron los trabajadores y, al ver que tenían un objetivo en común, decidieron juntarse para realizar este proyecto.
Con el paso del tiempo, el formato del programa se fue modificando, porque vieron un patrón común entre las lógicas de todas las apps que ofrecen esta clase de servicios. “El objetivo principal era visualizar sólo la protesta nuestra. Después, un día nos solidarizamos con los muchachos de tránsitos, después con los compañeros taxistas y terminó siendo un programa directamente relacionado con la precarización laboral en general. Si bien el foco principal es hablar de nuestra problemática”, dijo Cristian, quien desde una perspectiva de comprensión hacia los trabajadores, trata las diversas movilizaciones populares tanto de Argentina como del resto del mundo.

“El objetivo era visualizar sólo nuestra protesta. Después, terminó siendo un programa relacionado con la precarización laboral en general», admiten los conductores.
El problema principal que tienen estas aplicaciones es que, en connivencia con el Estado, esconden una relación laboral precarizada, haciendo pasar a sus empleados por monotributistas. Según Néstor, estas empresas “dicen que no son empleadores, pero te dan sanciones. Si yo fuera mi propio jefe y mañana no quiero salir, no me tendría que pasar nada. Pero si yo mañana no voy a trabajar, automáticamente me descuentan un porcentaje o no me caen más pedidos porque me bloquean.” De esta manera, se desligan de responsabilidades tributarias hacia el trabajador, quien no tiene protección alguna simplemente porque no tienen derechos laborales.
Peor aún, los repartidores que sufren robos o accidentes, no sólo están totalmente desprotegidos sino que además las empresas, en vez de advertirles acerca de los riesgos, les inculcan la competitividad interna, para que repartan más en menos tiempo, ignorando que, en muchos casos, esto puede ser perjudicial para la salud. “Durante los días de lluvia, en vez de decirte andá con precaución, dice cuantos más pedidos metés hoy, más plata vas a ganar», explicó Cristian. Dada la problemática, muchos cadetes se agruparon dentro de la organización «Ni un repartidor menos”. Su función es reportar y registrar problemas, robos y accidentes. Gracias a esto pudieron dimensionar qué tan riesgoso puede ser este trabajo. “Nosotros encontramos ahora a una señora de 50 años que está internada desde hace un tiempo. Tuvo un accidente con un vehículo y la encontramos a través de ‘Ni un repartidor menos’. Ella entró por un accidente que parecía de bajo riesgo y ahora le están por sacar un riñón”, indicaron. Néstor afirma que hechos como este hay a montones, y recuerda el famoso caso del repartidor que tuvo un accidente y desde la empresa le preguntaban por el estado de la pizza que cargaba. Otra de las tareas de la organización es crear un mapa online y participativo, que indique las zonas en donde más robos hubo, para que los cadetes circulen con mayor cuidado.
Del lado del consumidor también hay riesgos, porque los controles bromatológicos de los alimentos no son suficientes y porque en el traslado, los productos pueden ser contaminados, tanto por los envases de las empresas, como por la falta de higiene de las cajas quienes los transportan. “Cuando hacés un pedido de McDonald’s te dan una bebida en un vaso con una tapa. No tiene ningún sellado ni nada. Yo ese vaso lo puedo abrir, adulterar, taparlo nuevamente y dárselo al cliente.” Por otro lado, muchos repartidores alquilan cuentas a terceros y, por lo tanto, quien recibe el producto no sabe la verdadera identidad del repartidor.

Ante el éxito del programa, sus realizadores piensan extender su emisión a una mayor cantidad de días.
A diferencia de otros lugares, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con la Ley Nº 5.526 sancionada por la Legislatura porteña en mayo de 2016 que se ocupa de estas actividades. “Tenemos el RUTraMyC, que regula la actividad del delivery y mensajería urbana, y tenemos el ENACOM, que antes era en CNC, que regula el correo. El principal objetivo de los miembros del programa es que se cumpla la ley y reconozcan a los trabajadores como lo hace cualquier otra empresa.
El boom de apps con esquema de precarización es un fenómeno mundial, inclusive en países con mucha regulación laboral y plantea un desafío a los trabajadores y sobre todo a los Estados, que parecen reptar detrás de una tecnología que vuela. Por eso, los repartidores vieron la necesidad de organizarse más allá de las fronteras nacionales. Mediante “Ni un repartidor menos” tienen relación con otros países de Latinoamérica, como con Chile y México, cuyas banderas flamean en cada movilización.
Debido al éxito del programa, Cristian, Néstor, Esteban y Luna piensan extenderlo a más días, para poder debatir más tiempo y agregar secciones que generen una interacción mayor con el público. Las novedades de este colectivo así como los programas, pueden ser vistos en su página de Facebook, Cadetes organizadxs.

Nov 12, 2019 | Comunidad, Novedades

«No solo se vulnera a la naturaleza, sino que también hay miles de personas que se ven afectadas en sus derechos humanos», denuncian Magalí Rabassa y Julieta Iztcovich.
“La crisis climática ha llegado y se ha ido acelerando más rápido de lo previsto. Es más grave de lo que se anticipó y amenaza a los ecosistemas naturales y al destino de la humanidad”, aseguran los investigadores William Ripple y Christopher Wolf en una carta publicada en la revista Bioscience y firmada por más de 11 mil científicos de 153 países. «Clara e inequívocamente el planeta se enfrenta a una emergencia climática», sostienen.
Cientos de organizaciones civiles alrededor del mundo han convocado a marchas y protestas durante este año para reclamar a los gobiernos que tomen medidas. En Argentina, uno de los colectivos más representativos del movimiento ecologista es el que se emparenta con Fridays for Future, originado por la activista sueca Greta Thunberg, quien decidió protestar frente al Parlamento de su país todos los viernes después del colegio. La agrupación lideró la última movilización global por la crisis climática el pasado 27 de septiembre. Julieta Iztcovich y Magalí Rabassa forman parte de ella y, en diálogo con ANCCOM, detallan los aspectos de su lucha.
¿Qué es Fridays for Future?
Julieta Itzcovich: Somos un movimiento que lucha contra la crisis climática. Nos reunimos todos los viernes frente al Congreso para exigir a los políticos que tomen acción inmediata, que cumplan con las leyes ambientales y para crear conciencia sobre el problema y lograr que más personas se sumen a cambiar sus hábitos. En Argentina el movimiento lo inició una chica que se llama Mariana, yendo todos los días a Plaza de Mayo y un mes después nos unimos nosotras. Con las semanas se fueron uniendo jóvenes de todo el país.
Magalí Rabassa: La crisis climática viene a arrasar con todo lo que conocemos. Aunque hablar de «crisis» es muy amplio, porque no solo se vulnera a la naturaleza, sino que también hay miles de personas que se ven afectadas en sus derechos humanos. Todas esas son nuestras causas.
¿Cómo está estructurado el movimiento?
MR: Es muy horizontal. Nos dividimos por comisiones: Planificación, Redacción, Presupuesto, Logística, Contraviolencias, Redes y Comunicación Externa. En planificación hay 20 personas que trabajan activamente, otras llevan el conteo de los fondos, que recaudamos mediante la venta de comida vegana, pines y stickers, destinados a financiar las actividades. No tenemos ningún fin de lucro. Coordinamos todo mediante nuestros teléfonos. Estamos en contacto con otros grupos de Latinoamérica, y cuando sucedieron los incendios del Amazonas pudimos coordinar acciones conjuntas.
JI: La acción coordinada es clave. Latinoamérica es una región en donde los derechos humanos se vulneran constantemente por lo que el apoyo entre países es algo muy positivo.

«El activismo es la forma más efectiva de luchar contra el problema», sentencian Rabassa e Iztcovich.
¿Por qué ir a manifestarse todos los viernes?
JI: Entendemos que el activismo es la forma más efectiva de luchar contra el problema, que además es muy grande y nos supera en muchos sentidos. Además, algunos cambios no se pueden realizar desde la política tradicional, ya que ésta es justamente la que necesita reformularse. Hay cosas que deben cambiar, y entendemos que debemos crear consensos. Hay muchas injusticias y el problema no pasa solo por el tema ambiental, sino que hay derechos humanos que están siendo vulnerados. Siempre decimos que justicia ambiental es justicia social.
MR: La forma más efectiva de cambiar algo es activarse, y tenemos un grupo humano lleno de amor. Se nota cuando una sociedad tiene más empatía y con hábitos más sustentables. Entendemos que hay mucha gente grande que quiere cambiar y también sabemos que este movimiento no es sólo de los jóvenes. Cualquier persona puede unirse. Es un grupo muy diverso, compuesto en su mayoría por jóvenes y disidencias, que encuentran un lugar amable y seguro para movilizarse por una causa importante.
¿A qué se refieren con justicia social?
JI: Cuando hablamos de justicia climática hablamos de luchar porque los políticos tomen compromisos reales para enfrentar la crisis: transición hacía energías renovables, reducción de gases de dióxido de carbono hacia la carbononeutralidad, que significa que se sigan generando emisiones pero son compensadas con otras acciones como siembra de árboles, aunque lo ideal es reducirlos directamente. No tenemos más tiempo. Hay informes que indican que en 2030 vamos a pasar el punto de no retorno y para frenar esto hay que tomar acciones inmediatas. En este marco hablamos de justicia social, porque todos nos vemos afectados por esta problemática, pero sobre todo los más vulnerables. La pobreza se relaciona fuertemente con los temas ambientales porque son estas personas quienes más lo sufren. Latinoamérica es una de las regiones más afectadas.
¿Quién tiene la culpa de la crisis?
JI: Empresarios, principalmente. Alrededor del mundo hay veinte corporaciones que son las principales responsables y también tienen responsabilidad los políticos que no han tomado medidas cuando ya ha habido varios llamados de alerta, y serán repudiados por el resto de la historia.

Friday for Future reclama la declaración de emergencia ecológica, que se cumplan las leyes ambientales existentes y mayor presupuesto para el área.
¿Cómo llegaron hasta acá?
JI: Todos en algún punto nos dimos cuenta de la situación y esa conciencia ha ido creciendo. Te vas dando cuenta que el problema es mucho más grande y que afecta muchas más dimensiones. Encontramos un lugar donde sentirnos apoyados y vimos que hay una enorme interseccionalidad en la lucha. Muchas de las causas tienen en su raíz un descontento con el sistema, que es al final lo que intentamos cambiar.
¿Qué cosas hacen ustedes a nivel individual?
MR: Cuando entrás al grupo te ves acompañada y con mucha información, yo me hice vegana dentro del movimiento. Después, poco a poco fui cambiando cosas. Cepillos, jabones, pequeñas cosas que tienen un impacto. Siempre acompañado de una lucha política contra las grandes corporaciones que son las que generan el impacto. Hay que recordar que todo suma.
¿Cómo se informan?
MR: Cuando llegás por primera vez al grupo hay muchas ganas de conocer todo. Por eso creamos un documento que informa sobre las problemáticas de alimentación, megaminería, deforestación. Todo con su fuente respectiva. La información está a nuestra disposición y en el grupo queremos difundirla.
¿Qué le piden al Congreso?
MR: La declaración de emergencia ecológica, que se cumplan las políticas públicas ambientales que ya existen y una suba del presupuesto para estas políticas. Dentro de las peticiones más pequeñas solicitamos el respeto por el Gran Chaco, que los glaciares no se vean afectados por los derrames de petróleo, detención inmediata de la megaminería, entre otras.
¿Cómo ven el futuro?
JI: Vamos a fortalecer los reclamos que ya tenemos y también darles foco a las leyes que efectivamente queremos que se cumplan. Queremos exigir más e interpelar más a los políticos, para reclamar acción rápida. Queremos reclamar por los derechos de aquellos que se ven más afectados por estas problemáticas, queremos visibilizar más causas. La situación no da para mucho más.
MR: Queremos hacer hincapié en lo que pasa con los pueblos originarios en Río Negro o Mendoza y junto a esto, queremos retomar las problemáticas de todas las regiones. Estamos aquí en Buenos Aires y de cierta manera tenemos un privilegio, por lo que tenemos que usarlo para hablar.
Nov 8, 2019 | Comunidad, Novedades

Finalmente, el Megaestadio Arena Movistar fue inaugurado el pasado viernes 1 de noviembre con el recital de Tini Stoessel. Luego vinieron los recitales de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat el sábado 2, domingo 3 y jueves 7. La apertura del estadio, propiedad de La Nación y AEG Worldwide, en conjunto con Movistar, produjo varias complicaciones a los vecinos del barrio, que fueron invisibilizados por los grandes medios de comunicación.
“Hubo corte de circulación de vehículos desde temprano. En algunos casos, la policía y agentes de tránsito pedían documentos a los frentistas para ingresar al área vallada o no permitían el ingreso”, contó a ANCCOM Gustavo, uno de los vecinos autoconvocados de Villa Crespo. Se refería al caos, no sólo vehicular, que cayó sobre el barrio el pasado fin de semana y que continuará: el megaestadio ya es un hecho.
“Además, producto del caos vehicular, se produjo un accidente mortal”, sumó Gustavo. El accidente al cual se refirió ocurrió el día de la inauguración, cuando un hombre de 35 años fue atropellado por un colectivo en Juan B Justo y Camargo cuando intentaba cruzar el Metrobus, con la calle Camargo cortada y con una gran afluencia de autos y peatones que hizo que todo fuese más confuso.
El vecino mencionó otros inconvenientes que tuvo el barrio por la inauguración del Megaestadio cómo los cortes de luz y otros que parecían ser cosas del pasado, cómo las inundaciones. “El domingo hubo dos a tres horas de corte de luz en Humboldt al 100 previo al recital de Sabina y Serrat”. Y añadió: “Con la tormenta que hubo el lunes 4 de noviembre, la intersección entre Camargo y Juan B Justo se inundó muchísimo, cosa que no sucedía hacia un tiempo. Nosotros creemos que estos hechos están vinculados con la construcción del estadio y la basura arrojada por el público”.
Ingrid es una de las vecinas que se sumó desde el primer momento al grupo de vecinos organizados contra el Megaestadio. Dijo que con la inauguración del estadio, se confirmó lo que más temían: que los días que hay shows, la policía ya comience a cortar las calles a la tarde complicando de manera importante el tránsito. “Las calles que cortan son Padilla, Murillo y Camargo, así como también Darwin y Humboldt, lo que impide que pasen los autos por ahí y se congestionen Juan B. Justo y Corrientes”. Y agregó: “Lo que también es problemático es la cantidad de gente que pasa por calles estrechas como Darwin y Humboldt, de pocos metros de lado a lado, y que creemos que no están preparadas para que camine tanta gente por ellas sin que se genere un caos”.
Además, Ingrid hizo énfasis en lo complicado que son las desconcentraciones de los recitales: “La gente salió haciendo mucho ruido, gritando, se escucharon silbatos que convocaban a la gente para subirse a combis. Esto pasa porque no hay circuitos para que el público se desconcentre porque en ese horario no hay transporte adecuado, no hay subte y las frecuencias de colectivos en ese momento bajan muchísimo”. Y manifestó su preocupación en que esto sea una situación permanente en el barrio: “Lo que nos abruma y nos preocupa muchísimo es que esto no es una situación excepcional -expresó-, sino algo que se va a repetir de jueves a domingos, todas las semanas por 40 años”.
Laura es una de las vecinas autoncovocadas que opinó igual que Ingrid, diciendo que con la apertura del Megaestadio terminó sucediendo lo que creían que iba a pasar. “Un par de hora antes la policía empieza a cortar las calles y esto se transforma en un caos total, sin lugar para estacionar o poder sacar el auto, y con las avenidas colapsadas”. Y agregó: “Hay autos y combis estacionadas en puertas del garaje, no solo cerca del estadio, sino que llegan hasta la Avenida Warnes, que es una avenida que después de las 18 era muy tranquila”.
Laura también remarcó que en los días que hay recitales la vida del barrio no solo se modifica por las complicaciones del tránsito o la cantidad de gente que hay en el barrio, sino por cuestiones absurdas como por ejemplo el hecho de que la policía le prohíbe vender a los supermercados y a los kioscos alcohol cuatro horas antes de que comience el show hasta su finalización. “Si yo quiero ir a comprar una cerveza o un vino al kiosco o al almacén, en la previa o durante el concierto, no se puede hacer, lo cual es una locura porque es como si nos estuviesen aplicando una ley seca, que encima perjudica a esos comercios, que no pueden vender los días que más venden, que son los viernes, sábados y domingos —sostuvo la vecina—. Esto es una imposición arbitraria, que su única finalidad es para que se compre en los bares que están cerca, que son los únicos que tienen permitido vender en ese momento”.
Otro de los que alzó su voz en contra del Megaestadio, a través de su perfil de Facebook, es el reconocido dramaturgo y director de teatro, y vecino de Villa Crespo, Mauricio Kartún. En su publicación compartió una nota del diario Clarín que hablaba sobre el hombre atropellado y respondió que no se trató de un accidente de tránsito de los que hay comúnmente en la ciudad, sino que lo relacionó directamente con las complicaciones que surgieron en el tráfico producto del recital. “El del viernes fue simplemente un recital más, como los dos o tres que habrá allí a partir de ahora cada semana (tiene veinte programados para noviembre). Aunque la policía intentaba desesperadamente ordenar el caos, las calles a varias manzanas alrededor colapsaron”. Y agregó: “En medio del despelote la víctima intentó cruzar la Juan B. Justo que era una caravana atorada y prácticamente inmóvil y al llegar al Metrobús fue atropellado”.
Kartún hizo hincapié en como el Gobierno de la Ciudad exige con distinta vara las normas de seguridad a las salas de teatro independientes que a un emprendimiento de estas características. “A las diminutas salas de teatro independiente les exige el GCBA medidas de seguridad imposibles de cumplir. Dicen proteger de esta manera a ese centenar que estará alguna vez adentro -explicó-. Y ponen entre tanto en riesgo a miles y miles afuera que sin comerla ni beberla terminan de rehenes de un negociado”. Por último, instó a que se apoye a los vecinos organizados en su reclamo: “Hay un grupo de vecinos autoconvocados movilizándose. Apoyémoslos. Pensá si te toca a vos en la otra cuadra. Y hacéte la imagen de tu vereda: dieciséis mil personas pasando a la entrada y otras tantas pasando a la salida”.
Ahora, luego de hacer volanteadas todos los sábados de octubre en Juan B. Justo y Corrientes al mediodía, este viernes 8 de noviembre los vecinos autoconvocados van a realizar un corte en Corrientes y Dorrego a partir de las 19.30 para visibilizar el daño que les provoca el Megaestadio.
Nov 4, 2019 | Noticias en imágenes