Oct 16, 2019 | Novedades, Vidas políticas

“La base del debate eran los minutos televisivos, no las ideas a explorar con los candidatos», dice José Luis Fernández.
El debate presidencial que se realizó el domingo, el primero obligatorio por ley, concentró las miradas y dejó mucho para reflexionar, a menos de dos semanas de las elecciones presidenciales que se realizarán en nuestro país. En la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, se cruzaron los candidatos que superaron el piso del 1,5 por ciento en las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias de agosto pasado: el actual presidente Mauricio Macri, de Juntos por el Cambio; el gran ganador de las PASO, Alberto Fernández, del Frente de Todos; Roberto Lavagna, de Consenso Federal; Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores; José Luis Espert, del Frente Unite; y Juan José Gómez Centurión, del Frente Nos.
Además del análisis político sobre lo sucedido en el primero de los dos debates preelectorales del que los candidatos presidenciales deben participar (en virtud de lo establecido por la Ley de Debate Obligatorio), también es interesante considerar la mirada sobre el debate como dispositivo mediático y la comunicación política. Para reflexionar sobre estas dimensiones, ANCCOM dialogó con José Luis Fernández, Doctor en Ciencias Sociales y profesor de Semiótica de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires.
“La base del debate eran los minutos televisivos, no las ideas a explorar con los candidatos -analiza Fernández-. Los minutos eran una de las materialidades del debate y, cuando los coaches de algún equipo no trabajaron sobre eso, se notó: a su candidato le faltó o le sobró tiempo”.
Ampliando esta misma cuestión, propia del diseño que adquirió el encuentro de los presidenciables, el ex presidente de la Asociación Argentina de Semiótica ofrece una definición para comprender la naturaleza de lo que sucedió el domingo. “Fue un debate de micro-géneros, no de plataformas políticas. La comunicación masiva está llena de micro-géneros, como pueden ser un insulto, un saludo o una presentación. Estos y otros micro-géneros, que suponen estrategias, se pusieron en interacción entre los candidatos durante el debate”, aporta el docente de la Facultad de Ciencias Sociales.

«Lavagna le hablaba a la gente que estaba ahí y Gómez Centurión no sabía a quién hablarle», analiza Fernández.
La cámara, en el espacio elegido de la universidad santafesina, fue uno de los instrumentos del que se valieron los candidatos en esta edición estreno del debate presidencial 2019. Algunos, al abordar las primeras cuatro categorías (Economía y Finanzas; y Educación y Salud; Derechos Humanos, Educación y Género; y Relaciones Internacionales) lo aprovecharon mejor que otros. Explica Fernández: “Macri, Fernández, del Caño y Espert trataron de seguir a rajatabla la propuesta de Eliseo Verón de estar en contacto con la cámara para hablarle a los ojos a los espectadores televisivos. Ni Gómez Centurión ni Lavagna cumplieron con lo que, en este sentido, proponía el formato. Lavagna le hablaba a la gente que estaba ahí y Gómez Centurión no sabía a quién hablarle y tampoco le pegaba con el tiempo; era como si estuviera en la escena equivocada”.
“Hay gente que nació para la cámara -agrega el actual Vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Semiótica-. Macri no, Cristina (Fernández de Kirchner) sí, Lilita (Carrió) sí, por ejemplificar. No es un tema de contenidos o de aciertos sino simplemente de relación con la cámara. Alberto Fernández, en ese sentido, manejó algo específico de este debate: hizo uso de las restricciones técnicas del formato televisivo elegido para debatir, como la imposibilidad de hacer tomas del público, de aquello que señalaba un candidato o de las reacciones de los demás. Alberto manejó eso mejor, lo usó a su favor. Señalaba a Macri, aunque no lo mostraran, y eso obligaba a que uno se imaginara qué cara ponía Macri cuando Fernández hablaba y lo señalaba: los antimacristas pensarían que Macri quedaba como un estúpido y los macristas, que lo miraba con desprecio. Fue un recurso interesante porque involucra cuestiones de interaccionismo simbólico, difíciles de medir y que exceden la imagen televisiva”.
Así como sucedió en 2015, especialmente con el que protagonizaron Macri y Daniel Scioli, el debate es un formato televisivo que ha sido analizado desde múltiples dimensiones, en muchos casos en desmedro de su complejidad como fenómeno de comunicación política. En comparación con aquella edición, la versión del domingo tuvo aproximadamente 20 puntos menos de rating. Según Fernández, el análisis que sólo se queda en ese enunciado, queda trunco. “Midió la mitad, pero igual es un montón y demuestra que suscitó interés -afirma-. Además, la población politizada ronda el 20 o 30 por ciento; el resto lee la información y toma sus decisiones de otras maneras. Y eso es otra cuestión”.

«El twitteo es un fenómeno minoritario en la sociedad y un candidato tiene que conseguir diez millones de votos», advierte Fernández.
El impacto asociado a lo que sucede en las redes sociales es otro de los puntos sobre los que advierte Fernández, desde la legitimidad de ser un especialista en el tema, luego de haber estudiado esas plataformas por más de diez años. “Siempre hay que pensar, cuando analizamos Twitter y sus tendencias, que los usuarios de esta red representan un sexto de los de Facebook y que, de aquellos que la utilizan, sólo twittea un 20%. El twitteo es un fenómeno minoritario en la sociedad. Son signos, pero un candidato tiene que conseguir diez millones de votos, no dos”.
Una de las críticas que se repite en los distintos espacios, especialistas y discursos que abordan el debate presidencial del domingo asegura que el formato elegido fue, en definitiva, negativo. “Antidebate”, “pobre”, “acartonado” y otras definiciones se han elegido para criticar el diseño. Fernández, que dirige la revista Letra, imagen, sonido. Ciudad mediatizada, piensa distinto. “A mí el debate me resultó muy interesante: creo que sirve para presentar propuestas y para discutir, porque de hecho todos los candidatos interpelaron en algún momento a alguno de los otros”, señala. “El diseño del debate se puede mejorar, obvio, pero me parece interesante porque impide una costumbre discursiva argentina que es encimar un emisor con otro -agrega-. Este formato permite que cada enunciador preserve su espacio de enunciación particular en el conjunto del sistema enunciativo. Dicen que aburre porque se divierten con los programas de paneles, pero esto es un debate político y, dentro del formato planteado, incluso fue picante”.
La transmisión del debate entre los seis candidatos a la presidencia tuvo cortísimos planos generales -donde se los pudo ver simultáneamente a todos-, mientras que la pantalla dividida -que ofrece al mismo tiempo la imagen del orador y otra de la misma escena- fue uno de los recursos televisivos que no apareció. Y sin embargo, en todo caso, para Fernández esas fueron restricciones para quienes veían el debate, pero no para sus protagonistas: “Sí es verdad que, como espectador televisivo, el hecho de quitar el recurso de campo-contracampo y otras posibilidades de montaje limitaron la oferta visual. Pero los límites fueron en todo caso en ese sentido y no en relación con la argumentación política. Fue pobre desde lo televisivo, no desde lo argumentativo. Lo que pasa es que se critica el diseño del debate porque se confunde lo mediático con el discurso político”.
Lo concreto es que el debate presidencial invitó a reflexionar sobre la relación entre sus dimensiones política y comunicacional. Todavía no se terminó de pensar acerca de lo que sucedió allí y ya comenzó la cuenta regresiva para el segundo y último debate: será este domingo 20 de octubre, justo una semana antes de los comicios, y los tópicos esta vez serán Empleo, Producción e Infraestructura; Federalismo, Calidad Institucional y Rol del Estado; Desarrollo Social, Ambiente y Vivienda; y Seguridad. En la Facultad de Derecho de la UBA, unos y otros, los seis candidatos y los espectadores que se prendan a la transmisión, se volverán a encontrar pantalla de por medio.

Oct 16, 2019 | Géneros, Novedades

“La palabra ancestra no existe en el diccionario, si la buscan aparece error», subrayó Navarro.
El taller de Ancestras se dictó en el SUM de la Facultad de Trabajo Social de la UNLP. El aula se fue llenando de mujeres, el primer día lluvioso del 34º Encuentro Nacional de Mujeres hizo que disminuyera el número de asistentes.
Hubo mujeres viejas, mujeres jóvenes, mujeres nenas. Hubo mujeres con bastones, mujeres con arrugas y sin arrugas, mujeres de todos los colores, todas con el pañuelo verde. Estaban sentadas en sillas y en el suelo, en forma de círculo.
Mónica Navarro, gerontóloga coordinadora del taller, tomó la palabra y definió el nombre de este taller: “La palabra ancestra no existe en el diccionario, si la buscan aparece error. Nosotras nos hemos propuesto resistir a la idea de que lo único que existe, el modelo de todas las cosas es lo masculino.”

Sexualidad, VIH, mandatos, menstruación fueron algunos de los temas que circularon en el taller de ancestras.
Navarro explicó que así como la repetición de las desigualdades construyen mujeres que las naturalizan, si las mujeres construyen actos que resisten a esas desigualdades se va a poder romper con ellas. Pero para eso, se necesita recobrar la historia.
Cada mujer entró mojada por la lluvia y apurada. Contrario a lo que se podría esperarse, hubo más mujeres jóvenes que viejas.
Navarro hizo presente la primera pregunta del taller: ¿Que son las ancestras? ¿En qué pensamos cuando pensamos en ancestras?
Despùés le dio la palabra a cada mujer, de a una y en el orden en el que la fueron pidiendo. Para hacer uso de ella se iban un objeto. Había manos ansiosas levantadas, la mayoría pertenecvían a las mujeres más viejas.
Una mujer de pelo gris contó su historia, con la voz fuerte y clara:
“Mi abuela fué para mi lo máximo, crió seis hijos soltera. Separarme fue una lucha terrible. Sufrí maltrato psicológico, donde constantemente recibía: ‘No podés’, ‘callate’, ‘sos una inútil’, ‘no sabés’. Mi lucha interior era ‘sí lo voy a hacer’, ‘sí lo voy a lograr’, ‘sí puedo’. Todo ese sí era porque si mi abuela pudo ¿Por qué yo no? Yo lo logré, logré salir, y siento que si yo lo logré fue por el ejemplo de ella.”

“Lo que me quedó de mis ancestras es que había que casarse con un muchacho bueno», recordó una de las participantes.
La palabra pasaba alrededor del círculo, una de las mujeres del pelo más blanco no dejaba de asentir con la cabeza y agradecer cada historia y a cada mujer, gesticulando con su bastón.
“Para mí aparecía la imagen de mi madre, casi por contraejemplo. A veces son aquello que vimos construido en relación a una tradición de la mujer para la casa. Mi madre fue una mujer que renunció, sin saber que renunciaba, a cosas que le gustaban, porque cantaba maravillosamente bien, y siempre decía que si hubiera sido en otra época habría querido ser actriz. Para mí, el recorrido fue desprenderme de eso, y ser otra ancestra para mis hijas, para mis sobrinas, que están hoy en los talleres. No quedarme con esa renuncia, ya tuvimos una historia de mujeres que renunciaron a demasiadas cosas. Sí, fueron muy valientes, hicieron mucho lo que tenían que hacer, nos cuidaron, pero ya es suficiente, hemos pagado un precio altísimo con nuestras ancestras. No tenemos más culpas que pagar, es hora que podamos elegir lo que queremos ser.”
Entonces, Navarro pidió nuevamente la palabra: “En las discusiones, con las peleas, con las acciones, nuestras ancestras también nos transmitieron el malestar de la manera en que pudieron. Incorporaron toda esa represión en sus vidas no sin haber pagado el precio. Sin las mujeres que arriesgaron todo, no sabríamos que tenemos derecho a replantear esos mandatos e incluso a pensar que los derechos sobre nuestro cuerpo no tienen vencimientos.”
Hoy es creciente el número de mujeres viejas con VIH. Navarro explica que esto se debe a la invisibilización del cuerpo de la mujer después de la etapa reproductiva. “La mujer no es un ser sexuado, no tiene derecho a sentir placer hasta su muerte para las políticas públicas.”

“¿Por qué nos negamos a procesar la edad con el género?», preguntó Navarro.
La siguiente mujer en tomar la palabra es rubia, cuenta su historia, tiene sesenta años y se considera a sí misma ya una ancestra:
“Lo que me quedó de mis ancestras es que había que casarse con un muchacho bueno, que había que ser servicial, alegre, una buena chica, que había que bancarse absolutamente todo. Había que odiar a figuras como Eva Perón, que era la puta, la prostituta. En la adolescencia miré a esas abuelas mayores, pude entender todo lo que les hubiese gustado ser y no pudieron. Después de muchos años, les agradezco infinitamente a todas ellas, porque me pusieron el grito, pude gritar y decir basta, hasta acá. A partir de ahí no dejé nunca de gritar. Me considero una ferviente militante feminista.”
Tras estas palabras, desnudó su brazo, mostró un tatuaje de colores vivos sobre la piel arrugada: un puño en alto que sostiene un pañuelo verde. Irrumpió un segundo de silencio, de reconocimiento.
Los relatos se superponían. Hablaban sobre la edad, sobre el género y la vejez. Mujeres jóvenes y viejas contaban sus historias. Navarro preguntó: “¿Por qué nos negamos a procesar la edad con el género? ¿Qué le querés arrebatar al patriarcado?”
Una señora levantó la mano con tanta insistencia que hizo reír a todas. Dijo: “Estaba mirando el listado de los talleres, se filtra hasta en los encuentros de mujeres el patriarcado. Hay una charla que habla sobre cuerpos menstruantes, la mujer sirve cuando está en un periodo de reproducción ¿No es cierto? Pero no hay ningún taller que hable sobre la época del climaterio, seguimos siendo mujeres. Le quiero arrebatar al patriarcado lo reproductivo.”
Un aplauso general la interrumpió y no la dejó continuar, este aplauso duró largo rato. Pero ella agregó: “No somos solo incubadoras.”
Las respuestas siguieron llegando y se hicieron unísonas. ¿Qué quieren arrebatarle al patriarcado?. El miedo, los femicidios, el no te metás, la represión, los travesticidios, el silencio, la plurinacionalidad, el dominio sobre los cuerpos.
Las mujeres se reían, festejaban y aplaudían. Cada nueva respuesta se llenaba de alegría el aire.
Una artista rosarina, entonces, se ofreció a cantar. El encuentro cerró con “Lavanderas de Río Chico”, como homenaje a las ancestras. Se le unían las voces del resto de las participantes. Se reían cuando se equivocaban. Las jóvenes, las nenas y las viejas se volvieron una sola voz.
Desde lejos se las ve,
sentadas en la arena
lavando ropa en el río.
Pueblo duro en ademán,
con la carga en la cabeza
vienen cantando y se van.
Oct 16, 2019 | Géneros, Novedades

Según datos oficiales del Observatorio de la Violencia contra las Mujeres entre los años 2015 y 2018 las llamadas a la línea 144 relacionadas con violencia de género han aumentado en un 65 por ciento, pasando de 48.331 a 79.753 casos.
Ante esta situación, los gobiernos de distintos niveles se ven obligados a tomar medidas precautorias para intentar proteger a las mujeres y niños que sufren violencia de género, quienes no suelen estar bien informados sobre sus derechos y los pasos a seguir para realizar una denuncia. Malvinas Argentinas, Tigre y San Martín son algunos de los municipios de la provincia de Buenos Aires que han avanzado con políticas públicas en el tema.
Un lugar para la Familia
Elizabeth Farese, quien está a cargo de la subsecretaría de la Mujer, Niñez y Adolescencia de la Municipalidad de Malvinas Argentinas, en conversación con ANCCOM explicó cuáles son las políticas de género implementadas desde el Municipio encabezado por Leonardo Nardini. “Lo que hacemos en la Subsecretaría es asesorar y contener a las mujeres que sufren violencia de género y a los niños en situación de abuso y vulnerabilidad. Se trata de acompañar a la mujer que está sufriendo estas situaciones. Sin embargo, cuando nosotros hablamos de mujeres no nos estamos refiriendo solamente a la señora que sufre violencia de género, sino que integramos a todos, hasta hombres que pasan por la misma situación”.
Según los datos de la Subsecretaría que fue creada el 11 de diciembre del 2015, los casos de violencia de género en el Municipio fueron aproximadamente diez mil en tan sólo un año y más de veinte mil hasta el 2018. “En nuestra institución, la señora con violencia de género se acerca a la subsecretaría y se la atiende de manera espontánea, las puertas están abiertas de 8 a 18. En recepción sólo le pedimos el nombre y apellido y automáticamente entran a un box privado a hablar con profesionales. La idea es no re-victimizarla y evitar que cuente reiteradamente lo mismo”.
Además, el 8 de marzo del 2019 se creó el Centro Integral para la Mujer de Malvinas Argentinas, un lugar que cuenta con doce departamentos individuales tipo dúplex, en donde las víctimas que no pueden estar en su casa tengan un sitio donde estar protegidas. Entre los proyectos a realizar está en agenda crear la Casa de Niñez y la Fiscalía Descentralizada de Género de Malvinas. Asimismo, se han cerrado la totalidad de los prostíbulos y han incorporado hasta un 60% de personal jerárquico femenino.

Alertas y botones antipánicos
Otro de los Municipios que ha puesto en marcha acciones en cuestiones de género es Tigre -encabezado por Julio Zamora-, que en lo que respecta al área de Fortalecimiento Familiar ha tenido, tan solo en el primer trimestre de este año, 1.652 casos de violencia de género, de los cuales 421 son nuevas denuncias.
Roxana López, encargada de la secretaría de Desarrollo Social Municipal habló con ANCCOM sobre las medidas políticas tomadas y cómo afectan a la población: “Nosotros tenemos el Alerta Tigre y el sistema DAMA que permite que las mujeres se sientan respaldadas y acompañadas. El primero es un botón que las víctimas tienen ante situaciones de violencia. Ellas tocan el interruptor e inmediatamente se comunica un operador con ellas”, comenta Roxana entusiasmada. “Por otro lado, el sistema DAMA consiste en un botón de pánico georeferenciado que les permite a estas mujeres, si lo necesitan, solicitar en apenas dos segundos ayuda inmediata al Centro de Operaciones Tigre (COT) o al 911, quienes se dirigirán al lugar para asistir a la víctima. Actualmente contamos con 250 botones en funcionamiento”.
El municipio también cuenta con capacitaciones financiadas con dinero municipal para reinsertar a la mujer en el ámbito laboral luego de la violencia. “La idea es tener planes en concreto según la realidad que haya sufrido cada víctima para lograr un proyecto de vida”, afirma López. Además, el Municipio de Tigre cuenta también con un Centro Nocturno con cuatro casas convivenciales, que tienen distintas habitaciones para mujeres que sufren violencia de género y niños en situación de abrigo. “En un mes estaremos inaugurando ocho viviendas más para esta causa”, comenta la subsecretaria. Entre las medidas a desarrollar, aparece la propuesta de crear un Consejo Municipal de la Mujer para repensar y a plantear nuevas políticas públicas que tengan que ver con el género y el municipio en general.

Amparos
San Martín, a cargo del intendente Gabriel Katopodis, cuenta con un sistema de protección integral para mujeres que padecen violencia que se divide en tres programas: “Sin Violencias”, “Amparo” y “Tratamiento Grupal para varones con conductas violentas”. Según datos oficiales del Municipio, desde su puesta en marcha en 2012, más de 5.300 mujeres recibieron asistencia. El Programa Sin Violencias realiza cerca de 350 atenciones por mes brindando asistencia gratuita a través de un equipo de profesionales que acompaña a las mujeres en situaciones críticas. Desde la Municipalidad afirman que se trata de un trabajo en conjunto con juzgados de Familia, la Comisaría de la Mujer, fiscalías y otras áreas municipales. Por otro lado, el Programa Amparo está destinado a la protección de mujeres en situación de alto riesgo, a través de un trabajo conjunto con el Área de Protección Ciudadana y la incorporación de dispositivos tecnológicos para la protección y asistencia inmediata, como el botón antipánico y la tobillera a agresores que se coloca por disposición judicial. San Martín también cuenta con una Casa Segura para el resguardo de las víctimas y sus hijos.
Una de las particularidades de las políticas del municipio es el “Programa de Tratamiento Grupal para varones con conductas violentas” que tiene como objetivo reconocer el daño causado, y modificar las prácticas y las formas de vinculación para terminar con la violencia basada en la desigualdad de género.

Un trabajo en equipo
Si bien los proyectos para disminuir esta problemática se han multiplicado, es relevante que estén acompañadas de buenas políticas de salud pública para proteger a las víctimas. Un claro ejemplo es el de Paola, quien sufrió violencia de género por parte de su pareja. Madre de cuatro hijos y tras un hecho del cuál prefirió no entrar en detalles, ingresó al Centro Integral de Malvinas Argentinas con su familia. Sin embargo, una semana después, tuvo que ser operada de urgencia por problemas en su vesícula. Afortunadamente, sus hijos quedaron a cargo del Municipio mientras ella se recuperaba en el hospital municipal. Luego, una vez dada de alta, continuó con la denuncia penal para volver segura a su hogar y valora la asistencia del municipio para poder salir de la situación de violencia.
A pesar de que los municipios están al tanto de estas violencias y tienen políticas para buscar una solución, es llamativo que trabajen por separados y no tengan un proyecto en común. Todos los partidos mantienen un anonimato de sus víctimas por seguridad, pero eso no es un impedimento para juntarse y trabajar en equipo. Elizabeth Farese expresó que tienen una relación, pero no un proyecto en conjunto. “Si hay alguna jornada interactuamos con otros municipios o si hay alguna victima que tiene familia en varios municipios si nos encargamos de que estén al tanto del tema”. Roxana Lopéz también se vio predispuesta a un posible proyecto intermunicipal: “La verdad es que cada uno va por lado, pero tengo intención de hacer algún encuentro de secretarios para compartir y tomar ideas ya que los municipios quedamos muy solos y cada uno resuelve como puede y con los recursos que tiene”. Finalmente, unos de los temas en los que no hubo discusión fue el poco aporte del Estado Nacional a esta problemática. Aunque existen fondos del Gobierno Provincial, frente a un mapa de una crisis económica termina resultando demasiado poco.
Oct 16, 2019 | Géneros, Novedades

«Cuando te ponés la lente ESI, no te la sacás más”, asegura Aranda.
El “Comando ESI” es una organización que surge en la urgencia. Contra los intentos de secuestros y violaciones en la zona de Florencio Varela, un grupo de mujeres salió a combatir tabúes y multiplicar los contenidos de la Educación Sexual Integral.
ANCCOM acompañó a Ayelén Aranda y a Guadalupe Ruíz en una jornada de militancia. Fue un sábado a las 10 de la mañana, de un día bastante nublado, gris y fresco, que armonizaba con el cemento del playón, donde suele reunirse el grupo “Scout Peñi-hue” del distrito 2, de Florencio Varela. El grupo está compuesto por 64 pibas y pibes, de entre 7 y 21 años.
El lugar se recuperó y sigue reconstruyéndose a pulmón, por el trabajo de 15 padres, madres y docentes, para que los chicos puedan desarrollar allí sus actividades. La sede se encuentra sobre Avenida Eva Perón, a seis cuadras de la estación Florencio Varela.
La pava eléctrica se apagaba otra vez para llenar el último termo para el mate. Arrancaron la charla las coordinadoras invitadas del “Comando ESI”.
Ayelén rompió el hielo: “¿De qué hablamos cuando hablamos de ESI?” Explicó que es una ley sancionada en el 2006, que su potencial está en el contenido y que su aplicación es fundamental porque implica avanzar en los derechos de niños, niñas y niñes. Una ley que está basada en el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.
Aranda dijo que hablar de ESI es hablar de una educación sexual transversal, que no se limita a lo sexual, sino que tiene en cuenta cuestiones como la afectividad, los vínculos saludables, la toma de decisiones y básicamente el respeto a las diferencias. Es una perspectiva de derechos integral, un cambio en la mirada frente a la propia vida y en cómo nos vinculamos con los demás, con los prejuicios y mitos.
“Es hacer foco en lo cotidiano -continuó Ayelén-, en las desigualdades, en los micro-machismos, en el humor y en cuestionarse aquello que nos causa risa. Y no es que con la ESI se pierde el humor, es ponerte ‘la lente ESI’ y desde ese momento no te la sacás más”.

“¿Por qué poner en una nota ‘señores padres’, si no sabés con quién vive esa piba o pibe?», se pregunta Aranda.
Talleres que deconstruyen
Durante el taller, Ayelén narró un relato que ayudaba a las presentes a posicionarse en otro lugar. Luego, se dividieron en grupo, charlaron y se entretejieron experiencias, desde esa nueva óptica.
Guadalupe tomó la palabra y se instaló desde su experiencia: la práctica docente. Así les explicó a las participantes la importancia de deconstruir colectivamente para visibilizar modos que atraviesan el cotidiano. “¿Por qué poner en una nota ‘señores padres’, si vos no sabés con quién vive esa piba o pibe. Directamente decimos: ‘Familia’. O preguntar: ‘¿Cómo querés que te llamen?’
En una clase de Biología, en la que tuvo que hablar sobre la estructura del ADN, Ruíz comentó que incluyó en la explicación la historia de la científica Rosalind Franklin, que descubrió el ADN y cómo fue estafada por Watson y Crick, quienes se quedaron con el premio Nobel. “Yo sigo dando Biología, pero problematizo esas cosas”, contó.
¿Por qué explicar por la negativa? ‘Tenés que usar forro, porque si no, te agarrás sífilis, HIV o la dejas embarazada’. En cambio, si explicamos por la positiva, decimos: usá forro, así podés disfrutar placenteramente de tu sexualidad con la otra persona.
Los insultos también los desarmamos junto con los alumnos. “¿Qué quiere decir? MMLPQTP, ¿Las putas tienen la culpa?”, preguntaron.

El comando ESI nació en 2017 tras una serie de intentos de secuestros a chicos de Florencio Varela.
El cuidado del cuerpo como hábito
Uno de los ejes más importantes de la ESI es el cuidado del cuerpo, en términos de hábitos. Guadalupe lo plantea como un desafío, en términos de cómo un adolescente se va a cuidar con preservativos, cuando no tiene hábitos de cuidado en general. Ella afirma que por más que tenga a mano un preservativo, es posible que no vaya a usarlo. “Los chicos muchas veces vienen enfermos a la escuela, con fiebre, tuberculosis, sarna… -describe-. Prefieren ir a la escuela porque si se quedan en sus casas tienen que cuidar a los hermanos, padecen frío, o deben limpiar. En esas condiciones, ¿cómo hacés para que use forro? La respuesta sería lograr que comprenda que con el forro puede disfrutar plenamente de la sexualidad”.
Mariana Vega, jefa del grupo “Scout Peñi-hue” contó que la necesidad de abordar la ESI es para el trabajo con los 64 chicos y chicas. Comentó que muchos de los chicos que asisten asisten a escuelas privadas, donde no se trabaja sobre ESI y es muy necesario empezar a tratar con ellos y ellas sobre estos temas. “Vos te das cuenta, como adulta, que hay algún pibe que se siente diferente y hay que ver cómo acompañarlo desde la escucha. Es muy importante”.
Una experiencia de militancia fuera y tras las rejas
Guadalupe Ruíz es profesora de Biología, en Nivel Medio y en la cárcel de Florencio Varela, con especialización en Educación Sexual Integral. Le contó a ANCCOM cómo decidieron armar el “Comando”, en 2017, a raíz de una serie de intentos de secuestro en las puertas de las escuelas en Florencio Varela y de la violación de una nena de 13 años, por la pareja de su madre, un vicedirector de escuela. La Clínica del Niño de Quilmes no aplicó el protocolo, por lo que la niña fue sometida a un proceso de sensibilización y fue madre.
¿Cómo se organizaron?
No teníamos muy en claro qué hacer, pero teníamos que armar el Comando ESI. Teníamos que hacer alguna acción, darles estrategias, o ver qué recursos les podíamos facilitar a las pibas, para evitar los secuestros y las violaciones
¿Cuál es el mayor desafío al que tienen que enfrentarse?
El desafío mayor a la hora de armar los talleres para trabajar la ESI fue vencer la resistencia de los y las docentes y el miedo a las familias. Esto es el producto de una formación biomédica.
¿Cuál creés que es el factor fundamental de esa resistencia?
La ESI es liberadora, los pibes y las pibas adquieren mayor autonomía, poder de decisión, mayor libertad, van a conocer mejor sus derechos. Pero hay muchos sectores a los que eso no les conviene.
¿Cómo se armaron los talleres?
De a poco, íbamos por los barrios, por las escuelas, empezamos a viajar y llegamos al Chaco. Este año tuvimos un gran logro, porque nos invitaron al Encuentro Nacional de ESI, en Santiago del Estero. Pero uno de los grandes problemas que teníamos eran los recursos, porque si dabas un taller de abuso, por ejemplo, después no había estructura para contener toda esa demanda. Entonces decidimos capacitar a los docentes, darles herramientas para poder replicar en las aulas la ESI, trabajar la prevención con mucha paciencia. Es un trabajo de hormiga, porque es muy lento y hay que hacerlo con mucho amor.
¿Cómo trabajás la ESI en contextos de encierro?
Es mucho más complejo y tenés que pensar todo mucho más, porque nunca sabés a quien tenés enfrente. Pero tampoco hace falta saber a quién tenés en frente para trabajar en cárceles. Sabemos que en las prisiones están los más pobres, los perejiles. Como profesora trato de generar un poquitito de empatía por el otro. Por ejemplo, en una cárcel de hombres, uno trató a otro de ‘trabuco’ y bueno, a veces no sé cómo controlarme… ‘¿Qué?’, le dije haciéndome la sorprendida. ‘Se dice travesti, transexual o transgénero’, contesté. Y me respondió: ‘Acá se dice trabuco’. ‘¿Acá? ¿A dónde?’, continué. ‘Acá, en la cárcel’, insistió. ‘No’, le aclaré, ‘de esa puerta para acá estás en la escuela, de esa puerta para allá estás en la cárcel. Así que acá estás en la escuela y tenés que hablar como corresponde’. La homosexualidad en las cárceles es muy complicada, genera mucha violencia, de las mujeres no se habla. Sabemos que hay muchas relaciones homosexuales sin consentimiento, pero eso nadie lo va a blanquear, son cosas que quedan ahí adentro. ESI es acompañar desde la empatía. O si das ‘aparato reproductor’, es un posicionamiento político. En cambio yo utilizo ‘aparato genital’, no hablo de mujeres embarazadas, sino de personas gestantes, el tema de sus derechos. Después salen temas de la mujer, de sus hijas. El otro día salió la cuestión de la masturbación, porque estábamos hablando del aborto y yo les decía que estábamos ante una desigualdad erótica en la relación entre la mujer y el varón… y uno saltó y dijo: ‘Pero las mujeres disfrutan, les gusta’. Entonces le pregunté: ‘Si vos tenés una hija de 14, que está en el baño masturbándose, ¿qué hacés?’ Y casi se descompone el hombre con la pregunta. Pensó un poco y dijo: ‘Y la saco cagando’. ‘Y si tu hijo de 15 se está masturbando en el baño, ¿qué hacés? ‘Lo dejo’, contestó. ‘Ah, ¡viste! No le permitís el placer a tu hija, bueno así la sociedad no nos permite el placer a las mujeres’.
Autogestión
Comando ESI, es un proyecto autogestivo, independiente, que no recibe ningún tipo de ayuda económica de ninguna institución, ni empresa, ni estructura partidaria. Se autofinancia a partir de comercializar en los encuentros materiales de consulta, que las coordinadoras editan, así como pins y calcos. El pago de los viáticos corre a cuenta de quienes las convocan. Trabajan en el Conurbano Bonaerense.
Oct 11, 2019 | Novedades, Vidas políticas

Alejandro Bercovich en su avant premiere.
Las figuras son tres. De cartón, tienen el tamaño de un adulto promedio, pero sus rasgos están deformados: lo que antes pudieron ser fotografías, ahora son caricaturas que exageran los rasgos característicos de los personajes. Los ojos de uno, la papada de otra, la nariz de la última. La visión es llamativa y grotesca. Pero más grotescas son las frases que sostiene cada figura: “No pueden seguir gastando plata en planes sociales”, “Argentina debió ajustarse antes y mucho más”, “El programa económico de Macri ya está dando resultados”. Frases de Anoop Singh, Anne Krueger y Christine Lagarde, respectivamente. Frases del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ese fue el recibimiento a los espectadores que el miércoles 9 de octubre asistieron a la Avant Premiere del documental del periodista y economista Alejandro Bercovich: Fondo, otra vez la misma receta, en el teatro ND Ateneo (Paraguay 918). Personas de todo el arco político y periodistas se sentaron en la platea para dar los primeros vistazos a la película que, en palabras de su productor general, Claudio Martínez, “fue hecha en muy poco tiempo”. Nicolás del Caño, Myriam Bregman, Daniel Filmus, Daniel Lipovetzky, Carlos Tomada, José Ignacio de Mendiguren, Víctor Hugo Morales y Marcelo Zlotogwiazda fueron algunas de las personalidades que asistieron al estreno, además del equipo económico del candidato a presidente Alberto Fernández y representantes del también candidato, Roberto Lavagna. Nora Cortiñas -Madre de Plaza de Mayo, línea fundadora- participó del encuentro a través de una audio grabado, debido a que no pudo acudir. A un cálido saludo agregó una percepción personal: “Me parece que es fundamental que estemos informados en estos momentos cruciales que estamos viviendo en Argentina.”
Las metáforas, a lo largo de la historia, han servido en incontables ocasiones para explicar y comprender conceptos y teorías académicas, fenómenos específicos, pero, sobre todo, lo que sucede en la vida diaria. Lo mismo hace Bercovich -a partir de la idea del guionista Hernán Vanoli- con la idea de la “receta”, ayudado en la pantalla por la participación especial del cocinero Juan Braceli. Estructurado como un recorrido político, económico y, principalmente, gastronómico, el documental reconstruye la historia del FMI y sus planes -sus recetas- para con Argentina; pero también lo que sucedió con Grecia y Portugal durante sus vinculaciones con el organismo internacional, algo interesante ya que ambas naciones se presentan hoy como posibles espejos del futuro argentino.
“La idea de esta película es promover un debate en un momento muy particular de la Argentina. La cuestión de la deuda y el vínculo con el Fondo Monetario Internacional son quizás los temas más importantes que tenga que resolver el presidente que vamos a elegir el 27 de octubre”, expresó Martínez, quien, junto con Woody González y Luis Hassan, produjo el documental.

Avant Premiere del documental Fondo, otra vez la misma receta de Alejandro Bercovich.
La película dura poco más de 75 minutos, en los cuales se intercalan distintos registros narrativos para construir el argumento de la “picante historia de amor” entre el Fondo y el país: entrevistas de archivo; testimonios de especialistas y referentes económicos, así como de afectados por las políticas del FMI -nacionales e internacionales-; escenificaciones de variado tipo; y, por supuesto, más metáforas referidas al mundo gastronómico. Destruyendo varios mitos económicos y demostrando que el Fondo es “cocinero de un solo plato”, el documental pretende dejar en claro un mensaje: que la deuda excede lo económico y es una forma de dominación política. Y que, por eso, no se puede volver nunca más a un Fondo que nunca cambió.
Al respecto, y en vistas del futuro inmediato, Bercovich le dirigió unas palabras a los espectadores: “Me parece que, más allá de quién gane, va a resultar muy pero muy importante la movilización que haya en la sociedad en torno a esta discusión. No es solamente cuán duro se ponga el candidato que gane cuando le toque renegociar con el FMI, va a depender mucho de que toda la sociedad entienda hasta qué punto la deuda es un mecanismo de sujeción política.” Sobre la película en sí no dio detalles, sino que dejó que ésta hablara por sí sola. Sin embargo, volvió a hacer hincapié en la importancia de la sociedad: “Este documental está dedicado a ustedes, a todos y todas. Porque la discusión no la tiene que dar un tipo desde el sillón de Rivadavia, es una discusión que tenemos que dar todos nosotros en la calle, como sabemos hacer los argentinos. Como nos enseñaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.”

Daniel Lipovetzky y Daniel Filmus.

Nicolás del Caño, «Chipi Castillo» y Myriam Bregman.
Oct 11, 2019 | Comunidad, Novedades
«La locura está en el aire. Mujeres de radio, en lucha y en marcha. Estamos desatadas», entona cualquier parlante de radio que sintonice los programas de “Cheque en Blanco” (FutuRock) o «Las Voces de Aquelarre» (Radio Hache) o la programación de Radio Colmena. Pero esas entonaciones que colman esas señales están desatándose desde el centro del Hospital Moyano en el centro de Barracas, al sur de la Ciudad de Buenos Aires.
El hospital Braulio Moyano es, visto por fuera, un tono sin medios. Altos paredones de un color grisáceo aburrido y abandónico, signado por el tiempo que fue adhiriéndose, en capas, a la cola con la que se pegan afiches. Un bello intersticio edificado con paredes, columnas y molduras color café con leche corta la monotonía de ladrillo tras ladrillo. El hospital Moyano es un movimiento constante. Lo constante, también dentro, es que el Moyano es un gineceo: se trata de un neuropsiquiátrico exclusivo para mujeres.
Una vez dentro, la disrupción está en el centro. Como si de un nudo se tratase, allí está el desate. Usar la voz, lograr palabra, hacer radio allí es digno de alocadas ideas. Más aún: Realizan, hace diez años, lo que hoy -hace pocos años-, se conoce como podcasts.
En el medio de la reclusión, ¡zas!, la voz.
Y contra la monotonía, ¡zas!, la innovación.
“Desate” es una idea de trece años que cumplió, este 2019, diez de realidad. Surgió como ocurrencia de Silvia Maltz, psicóloga del Moyano, como contrafuerza a la lógica hermética del hospital. «Propuse un dispositivo radial, que permite un nexo entre el hospital y la comunidad. Personas como Alfredo Olivera, creador de “La Colifata”, o estudiantes de Comunicación Comunitaria de la UBA aportaron a que esta idea tome vuelo», explica Maltz.
Así se creó un nexo entre mujeres internadas y externadas interesadas en hacer radio, que junto a otros colaboradores debatieron sobre el nombre y la modalidad del proyecto: “Desate” (o “Desatadas”)
Por internet fue en un principio, hasta que paró la oreja el AFSCA (actual ENACOM) y sintonizó también al ISER (Instituto de Enseñanza Radiofónica). Y así, se formó un equipo de colaboración técnica, integrado hoy por Paula Abregú (psicologa), como co-coordinadora y productora, y Romina Romero y Marcos Autcheloine (ambos periodistas de ISER) en operación y edición radiofónica.
Y así, el dial virtual pudo ya ser un dial a perilla. Es decir, que las “Desate” producían para ser escuchadas (y valoradas) por Radio Nacional, Radio Cooperativa, Radio La Tribu, Radio Mega, Madres y Radio Vorterix.
«Además de -y más que- ser un dispositivo terapéutico, es un programa competitivo técnicamente. La modalidad adoptada desde hace tiempo es prueba de ello», agrega Autcheloine. Mientras podcast suena novedoso, las Desate hacían la novedad hace una década con un nombre menos rimbombante.
La osadía de este grupo de mujeres pensantes y críticas hizo abordar, desde el principio, temáticas que tardan mucho en encontrarse en el dial, en una concisión llamativa: tres minutos. Coyunturas política y económica, efemérides, derechos, burocracia, inmigración, o conceptos como encierro, maternidad, feminismo, talento, grieta, cambio, mujer o mate son meritorios de la palabra hablada al servicio de la reflexión. También escriben textos para reírse de las desgracias.
«Trabajamos situaciones, estructuras y problemáticas sociales diarias y profundas a la vez. Opinamos, criticamos y politizamos pero no acusamos a nadie en particular sino a la sociedad y a las instituciones. Somos comunicadoras, no juezas», señalan las “Desate”.
También hay lugar para las expresiones más nobles como radiopoemas, amor, dolor, miedo y esperanza. «La poesía es nuestra forma de conectar sentimientos y fantasías», agregan.
«La cultura es parte de la salud» es su lema y la radio es, para “Desate”, un puente entre el hospital y la comunidad. «De todas formas, tenemos objetivos intrainstitucionales y extrainstitucionales. Los primeros son generar, desde un dispositivo de encierro, lazos sociales y de afectividad. Pero también, hemos logrado, al hacer radio, el recibimiento del Ministerio de Trabajo de la Nación para que las locutoras generen sus ingresos y, así, su autonomía», asevera la coordinadora Maltz.
El plantel de “Desate” ha variado con el tiempo. Hoy está integrado por Claudia Rodríguez, Claudia Sosa Prado, Elena Torres y Silvia Pérez como equipo estable. A ellas se suman otras mujeres internadas y externadas que paraticipan con asiduidad, y también colaboradores técnicos.
«Para nosotras es la realización de un sueño. Siempre, y cada una con su particularidad, quisimos hacer radio en algún momento de nuestras vidas. Pero ´Desate´ nos permite sentirnos escuchadas y valoradas. Nuestras expresiones, ocurrencias, críticas y conocimientos, mediante la radio, llegan a mucha gente», concuerdan, en una ronda.
Sus contenidos, hechos a base de debate y esmero, se trabajan tres veces por semana. La rutina comienza el martes, cuando aportan sus ideas y conversan temas de actualidad que ameritan notoriedad; los miércoles se graban los podcasts que serán editados y difundidos por radios de notorio alcance; y los jueves empiezan a delinearse los contenidos a producir en la semana próxima.
Actualmente, las “Desate” producen podcasts para los programas “Cheque en blanco” en Radio FutuRock (sábados a las 9) y “Las Voces de Aquelarre” en Radio Hache (viernes a las 19), así como también generan contenido que se emite en Radio Colmena cuatro veces a la semana (lunes 20:55, martes y viernes 12:55, y jueves 18:55). Algunos de sus podcasts -y otros contenidos- están disponibles en SoundCloud (soundcloud.com/Desate) y YouTube (Desate Canal). Las “Desate” desamarran voz para trabajar la palabra hacia la comunidad.