“Los hechos traumáticos no se olvidan”

“Los hechos traumáticos no se olvidan”

Comenzó ayer el juicio contra el ex Secretario General del Ejército, Eduardo Alfonso, acusado por el asesinato de Antonio Domingo García y la desaparición de Beatriz Recchia, embarazada, en 1977, en la localidad bonaerense de Villa Adelina. La pareja militaba en la organización Montoneros. Su hija mayor, Juliana -que tenía tres años en el momento del secuestro- luego del operativo fue privada de su libertad por algunas horas. Al momento de los hechos, Alfonso se desempeñaba como teniente primero de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral, ubicada en Campo de Mayo. Este es el primer juicio que enfrenta el ex militar, luego de 40 años de impunidad y cuatro como prófugo. Pudo ser acusado recién en 2008, luego de una lectura minuciosa de su legajo, en el que se lo condecoraba por aquel allanamiento clandestino.

En el mismo juicio, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de San Martín –integrado por los magistrados Marta Milloc, Diego Barroetaveña y Marcela Mónica Rodríguez– juzga a Rafael Félix López Fader, ex capitán del Departamento de Inteligencia del Comando de Institutos Militares, por su participación en la privación ilegal de la libertad y tormentos, homicidio y tentativa de homicidio del ex diputado Diego Muniz Barreto y Juan José Fernández.  

Fader está imputado por haber llevado adelante el secuestro de estos jóvenes, el 16 de febrero de 1977, en el marco de un plan sistemático. El personal policial habría obligado a ambos a salir de la carnicería en la que se encontraban y subir al automóvil de Fernández, marca Fiat 128. Las víctimas permanecieron detenidas en la comisaria cercana hasta el 18 de febrero de 1977, fueron trasladados a otra dependencia, arrojados en un calabozo esposados y desvestidos. Posteriormente fueron encapuchados e introducidos en dos automóviles Ford Falcon, donde se encontraban cinco hombres más. Después se inició la marcha hacia la localidad de Pacheco y los encapucharon hasta llegar al Centro Clandestino de Detención el “Campito”, en Campo de Mayo. Allí fueron golpeados, sometidos a simulacro de fusilamiento y a Barreto le aplicaron corriente eléctrica. El 6 de marzo de 1977, en horas de la madrugada, un militar que se apellida Roldan, apodado “Trapito” y un gendarme conocido como “Puma” trasladaron a los detenidos  hasta el Comando del Instituto militar de la guarnición militar de Campo de Mayo, donde fueron recibidos por Fader apodado “Raúl” y Mario Rubén Rodríguez alias “Escorpio”. Fader integraba una comisión especial encargada de trasladar a los detenidos desde allí hasta a provincia de Entre Ríos. Las víctimas fueron encadenadas, encapuchadas e introducidas en el baúl de dos automóviles para dejarlos a orillas del rio Paraná, en donde permanecieron hasta el anochecer. Luego le suministraron inyecciones para adormecerlos y colocarlos en el Fiat 128 de Fernández y  finalmente lanzarlos al agua. Muniz Barreto falleció, pero Juan José Fernández sobrevivió y pudo escapar del automóvil que había sido sumergido. Los represores intentaron ocultar los homicidios bajo la forma de un accidente automovilístico. Ante la lectura de las acusaciones, Fader decidió hacer uso de la palabra y dijo: “En primer lugar, quiero decirle al tribunal que soy totalmente inocente de los cargos que me han imputado. Yo no participé en el secuestro de Barreto como tampoco en la privación ilegal de su libertad  y mucho menos en su deceso, jamás lo he visto. No he participado en la lucha contra la subversión y según me ha manifestado mi abogado defensor lo único que me imputa en esta prueba de la causa Campo de Mayo,  ha sido prueba que ha traído el testigo protegido Víctor Ibáñez, al cual no conozco. Y yo le pido, excelentísimo Tribunal, tener un careo con esa persona. Esto es todo lo que voy a declarar por hoy, porque salí muy temprano de Campo de Mayo -a las 3 de la mañana- y olvidé una serie de documentos que sería muy importante mostrar”, dijo Fader, sin que le temblara la voz. Por último manifestó que quiere participar de todas las audiencias del caso.

Imagen de Eduardo Alfonso mientras declara en el juicio en su contra.

Eduardo Alfonso, ex Secretario General del Ejército, acusado por el asesinato de Antonio Domingo García y la desaparición de Beatriz Recchia.

Eduardo Alfonso en cambio, prefirió no declarar, por asesoramiento de su letrado y se remitió a su declaración indagatoria, que hizo en sede judicial el 11 de diciembre del 2008. Pidió que se la leyera en voz alta, públicamente, y que luego se incorpore a las actas correspondientes con el croquis de puño y letra que él hizo en esa oportunidad relatando los hechos “tal cual sucedieron”, según su versión. Además expresó que él también quiere presenciar de todas las audiencias. Alfonso niega haber participado en tiempo y lugar del operativo en Villa Adelina, en la calle Independencia al 1940, la noche del 12 de enero de 1977. En aquel escrito, Alfonso dice no conocer el lugar de los hechos que se le imputan, los que “afectan a su persona en lo familiar, personal y profesional”.

Finalmente, tras los inverosímiles relatos de los acusados, fue citada a declarar Juliana Inés García Recchia quien comenzó hablando de sus padres para “bajar a la realidad el caso”, aclaró. “Mi mamá, Beatriz Recchia, se recibió de maestra, ejerció como jardinera y estudió Historia en la Facultad de Filosofía y Letras. Mi papá, Antonio Domingo García, había hecho la primaria como pupilo en el colegio Lasalle de González Catán y fue maestro de grado en el Colegio Pío XII. Los unió la pasión por la historia y la militancia, por el lado de la Iglesia. Se encontraron en un taller de historia en los 70. Convergieron en Montoneros, donde militaron hasta el último momento de sus vidas. Desde jóvenes tuvieron inquietudes sociales y políticas. En 1972 se casaron y cuando mi mamá estaba por rendir uno de sus últimos finales rompió bolsa y nací yo”, relató Juliana. Luego aclaró que a pesar de la corta edad que tenía cuando se produjeron los hechos, tiene recuerdos propios de esa noche porque la marcaron. Con respecto a la memoria de sus padres dijo: “La historia mía con ellos la fui armando con el tiempo. Trato de reconstruirla a través de lo que me contaron y otras que viví. Se han acercado muchas personas que conocían a mis padres, amigos y familia. Los recuerdos que tengo de ellos tengo que cultivarlos día a día. Trato de no perder sus caras, solo viví con ellos tres años y trece días. Los hechos traumáticos no se olvidan y éstos los tengo grabados a fuego junto con sus abrazos que me acompañan, porque es lo que me queda de ellos. Sé que me quisieron mucho y eso fue la base para ser lo que puedo ser hoy”.

Juliana Inés García Recchia, hija de las víctimas de Eduardo Alfonso.

“Los familiares necesitamos darle un cierre a esto. Hace más de 40 años que esperamos justicia», dijo Juliana Inés García Recchia.

Antes de la noche de horror que vivió la familia de Juliana, ellos ya sufrían la persecución a manos de la Junta Militar. La situación se había complicado aún más por las caídas de compañeros de sus padres motivo por el cual se mudaron varias veces hasta llegar al PH de Villa Adelina, ubicado en la calle Independencia al 1940, en diciembre de 1976. “Tengo recuerdos de adrenalina y terror que a veces vuelve en sueños”, contó Juliana.

El año pasado, Juliana volvió al barrio y habló con los vecinos y pudo saber qué pasó durante el operativo: “Muchos de mis recuerdos eran reales. Porque lo que me contaban era tal cual como lo tenía presente”. El operativo, según reconstruyó, fue alrededor de las 4 de la madrugada del 12 de enero de 1977. Lo primero que recuerda son los ruidos estruendosos. Después, que se encontraba con su madre agachada detrás de algo, como una cómoda, su madre la protegía y le hablaba. Beatriz le dijo a su pequeña de tan solo tres años que afuera había hombres malos explotando globos. Cuando los sonidos cesaron, aparecieron en la habitación unas personas que las sacaron a ambas de la casa. En el patio yacía su padre, Antonio Domingo García. “Nos hicieron pasar por el patio y ahí estaba el cuerpo de mi papá. El patio era tan chico que tuvimos que pasar por encima de mi papá”, dijo Juliana con la voz quebrada. Luego procedieron a subir a su madre a un camión que, según rememora Juliana, tenía lonas. Después de eso, solo recuerda que la subieron a la parte de atrás de un auto que tenía los “asientos largos”, típicos de los Falcón. Horas más tarde fue entregada a sus abuelos maternos por el personal de la comisaría de Villa Adelina. García fue inhumado como NN en el cementerio de Boulogne, mientras que Recchia -quien permanece desaparecida- fue confinada en la Guarnición Militar de Campo de Mayo, en el Centro Clandestino de Detención conocido como «El Campito». Allí fue vista con vida al menos por dos sobrevivientes. En ese lugar, dio a luz a una niña que permaneció desaparecida apropiada por Luis José Ricchiuti hasta 2009, cuando recuperó su identidad y se convirtió en la nieta restituida por Abuelas de Plaza de Mayo número 97. Además, después de aquel operativo habían saqueado la casa. “Se llevaron todo, hasta mis dos cotorritas. Lo único que quedó fue un rollo de papel higiénico. Es lo único que me quedó como recuerdo de esa casa y de mis viejos”, repuso Juliana conmocionada.

“Lo más difícil era entender lo que pasaba con mi mamá, no estaba la figura del desaparecido en ese entonces. La gente desaparecía pero no se sabía qué iba a pasar con ellos. Hubo un tiempo que se decía que los desaparecidos estaban en España. Y yo quería creerlo, me quería ir a Europa a buscar a mi mamá. Mi tío Tito era el encargado de bajarme a la realidad, de pincharme los globos”, contó. A Juliana no solo le arrebataron a sus padres, sino también la posibilidad de tener un lugar en donde elaborar su duelo, una tumba para visitarlos y llorarlos. Al referirse al plan sistemático que llevó a cabo el Grupo de Tareas durante la última dictadura militar Juliana dijo -mientras sacaba un pañuelo y se secaba las lágrimas de dolor: “El plan era este: me quedo con todo, con tus bienes, tus hijos, tu cuerpo. Ni siquiera vas a tener una tumba”.

Juliana pidió que Alfonso tenga la valentía de contar la verdad y diga qué hicieron con su madre.

“Los familiares necesitamos darle un cierre a esto. Hace más de 40 años que esperamos justicia. El daño y el dolor son permanentes. Yo me despierto y todos los días me siento huérfana y mis hijas se perdieron de tener a sus  abuelos”, manifestó Juliana. Además, pidió que Alfonso tenga la valentía de contar la verdad y diga qué hicieron con su madre y lamentó que por retardos en la justicia muchos represores quedarán impunes. “Sentimos que esto no se acaba nunca”, dijo Juliana para concluir su testimonio. Inmediatamente finalizada la declaración los aplausos no se hicieron esperar para acompañar a la hija de la pareja víctima del genocida Alfonso a quién no sólo no se le movió un solo musculo mientras Juliana relataba lo que le había sucedido a sus padres, sino que provocó a la audiencia al sonreírle a una fotógrafa que lo estaba retratando. Las que sí se mostraron emocionadas por el relato, fueron quienes vienen acompañando cada uno de los juicios de lesa humanidad. En la sala del martes pudo verse a integrantes de la Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte, integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo –querellante en esta causa en representación de Juliana-, miembros de la Comisión Campo de Mayo y de Comisión Memoria de San Martín, entre otros. Alfonso y Fader también estuvieron acompañados. Paradójicamente, las hijas de Alfonso no pudieron ocultar la emoción al escuchar el relato de Juliana.

La segunda audiencia se llevará a cabo el próximo martes a las 9.30 de la mañana.  López Fader y Alfonso continuarán detenidos en la Unidad Penitenciaria 34 de Campo de Mayo hasta que se dictamine una sentencia. Está previsto que declare Juana Muñiz Barreto, hija del ex diputado Diego Muñiz Barreto, secuestrado y asesinado el 6 de marzo de 1977.

Actualizado 11/10/2017

Vecinos de Laferrere luchan contra la contaminación

Vecinos de Laferrere luchan contra la contaminación

Vecinos de Laferrere rechazan la instalación de una subestación eléctrica por parte de la Empresa Distribuidora y Comercializadora Norte Sociedad Anónima (Edenor S.A.) y el establecimiento de un basurero municipal, ambos en el ex Aeroclub Argentino en el kilómetro 24.700 de la Ruta 3, en Gregorio de Laferrere, por considerarlos contaminantes. Cansados de reclamar y pedir explicaciones a la Municipalidad, al ENRE, a EDENOR y al Gobierno bonaerense, los vecinos comenzaron a actuar. Hace una semana realizaron la tercera jornada de trabajo voluntario, en la que cortaron el pasto, llevaron a cabo la limpieza del predio y plantaron árboles. “Estamos en la búsqueda de la familia a la que le expropiaron los terrenos del aeroclub, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados, porque ya tenemos el basural y la subestación en puerta. Si no defendemos el espacio y no nos defendemos a nosotros mismos, nadie lo hará”, dijo Daniel Toro, vecino de Laferrere y principal organizador de la lucha contra la subestación eléctrica y el basural municipal. Aún no han concretado medidas legales, pero ya han contactado un abogado para asesorarse.

Múltiples intereses

El predio cuenta con 84 hectáreas y está delimitado por la avenida Juan Manuel de Rosas, y las calles 3 Cruces, Voissin y Estanislao de Campo. En el terreno funcionaba el Aeroclub Argentino -fundado en 1908 por Jorge Newbery y Aarón de Anchorena-, la primera institución aérea del país y la tercera en el mundo. En 2005 fue declarado de Interés Histórico Testimonial e incorporado al Patrimonio Cultural de la provincia de Buenos Aires. A partir de 2012 la institución dejó de funcionar en Laferrere debido a las obras del hospital Materno Infantil emplazadas en medio de las pistas de despegue y aterrizaje, luego de que las tierras fueran cedidas por la presidenta del aeroclub María del Pilar Rolandelli. Esto pudo suceder tras la modificación de la Ley 13393 que lo declaraba como bien de interés histórico testimonial y la incorporación de la ley 14675: “Este proyecto de ley tiene por objeto delimitar la superficie correspondiente al patrimonio histórico con el objetivo de que el Estado pueda disponer de esas tierras para su uso productivo; a los fines de dar cumplimiento efectivo de los principales objetivos que alientan la función pública, máxime ante la creciente escasez de tierras producto de la urbanización y crecimiento demográfico, la necesidad de generar nuevos espacios públicos, deportivos, educativos, de salud y de crear las condiciones que permitan dar soluciones habitacionales acordes que reclama la sociedad, principalmente en el marco del programa PRO.CRE.AR es que se hace imprescindible el uso racional de tierras ociosas, dándole a las mismas una nueva utilidad a fin de responder a las necesidades actuales”.

Actualmente, una oficina del Aeroclub Argentino funciona en el Municipio de Morón, en la VII Brigada Aérea. Daniel Toro explicó a ANCCOM: “La gestión anterior lo que hizo fue destruir la política de los aeroclubes. Hoy en día el predio del aeroclub es tierra de nadie. Hace un año y nueve meses que se instalaron los de Metrobus con oficinas de logística e ingeniería. La obra ya terminó, pero todavía no las sacaron. No sabemos si van a quedar permanente. También está el sindicato de UOCRA metido ahí. Por su parte, el municipio copó el hangar central de hormigón con el plan PROCREAR. La torre y la confitería también fueron subcontratadas por un empresario”. Lo que queda del Aeroclub Argentino son solamente hangares en desuso y dos carteles oxidados enganchados a la tranquera que da acceso al predio en los que apenas se puede leer: “Aeroclub Argentino” y “Fuerza Área Argentina”. Una gran meseta, de aproximadamente dos metros de altura, irrumpe el llano del terreno: es el relleno artificial que EDENOR realizó para la futura subestación eléctrica. En frente, un “paredón” formado con separadores de ruta, sobrantes de las obras del Metrobus. “Apilaron en forma de L los pilotes para impedir la visualización de lo que se estaba haciendo en el terreno. No hay vista ocular desde Ruta 3. La única forma de ver algo fuera del terreno es desde el puente peatonal”, describió Toro. Alrededor del paredón todavía hay algunos montículos de basura que no han sido retirados.

EDENOR rellenó el terreno para la futura construcción de la subestación eléctrica

Meses atrás, un sector del ex Aeroclub funcionó como centro de transferencia de residuos, es decir que la basura se acopiaba allí y luego era recogida por camiones de la empresa Martín y Martín -del Municipio- para ser relocalizados en el Ceamse. “Nos llevó dos meses de reclamos que sacaran la basura, nos tuvimos que quejar incontables veces con el municipio para lograrlo. El problema que tenemos ahora es que aparecen camiones de otros lados a tirar su basura y coches particulares también. La intencionalidad es degradar el lugar y que eso le dé el terreno propicio para que se construya la subestación”, conjeturó Toro. En la misma línea, Carlos Alberto Carabajal vecino de Laferrere desde hace 39 años, agregó: “Tiran basura para que después el predio valga dos pesos, pero a nosotros nos costó y a nuestros antepasados también. Qué le vamos a dejar a nuestros hijos y a nuestros nietos. Cuál es el sentido de que a los chicos les enseñen sobre ecología, sobre salud y después pase esto. Nos encontramos a esta altura de nuestra vida con la dignidad empobrecida por toda esta situación. Nos van a matar a todos. Nadie nos cuida, la Municipalidad no vela por nosotros porque tranza. Trabajé toda mi vida, fui maquinista del tren Belgrano, ahora quiero vivir el resto de mi vida tranquilo, pero qué descanso puedo tener con lo que está pasando. Quiero un espacio verde para que pulule la vida, no la mugre, la contaminación y las enfermedades”.

En abril del 2016 EDENOR presentó una solicitud para el otorgamiento del Certificado de Conveniencia y Necesidad Pública al Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) en la que formuló: “El objetivo de la nueva obra es el garantizar el suministro en condiciones adecuadas a la calidad de servicio de los clientes existentes y futuros de las localidades de Gregorio de Laferrere, Rafael Castillo, González Catán e Isidro Casanova. Ésta obra permitirá garantizar el abastecimiento de energía eléctrica al emprendimiento habitacional “Laferrere” en el marco del plan PROCREAR BICENTENARIO financiado por la Administración Nacional  de Seguridad  Social y al nuevo Hospital Materno Infantil de Laferrere”. Según la resolución del ENRE 0123/2016, la empresa EDENOR expuso un Memorándum del Departamento Ambiental (D.AMB) Nº 289/2015 por el cual se manifestó que no han sido advertidas cuestiones que deban ser observadas por su parte. Además, contaría con la constancia de solicitud de habilitación o autorización ambiental ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) de la provincia de Buenos Aires.

Toro habló de las irregularidades con que se llevó acabo el planeamiento y el comienzo de las obras: “Se movieron de manera clandestina e ilegal. Nos enteramos de casualidad, no llamaron a audiencia pública ni nada. Noté que algo raro estaba sucediendo cuando vi a un camionero estacionando en la tranquera del predio y me acerqué para preguntarle qué iban a hacer ahí. Ellos edulcoraban la realidad diciendo que querían hacer un centro de energía. Algunos días después decidí entrar y vi gente de la constructora Calera Ezeiza, que ya había hecho una subestación en Cañuelas, y les empecé a preguntar para quién estaban trabajando, sin conseguir respuesta. Luego de insistir, me dijeron que iba a venir gente de EDENOR para ver el terreno”. Daniel cuenta que el día en que se presentaron los empleados volvió a preguntar si allí harían una subestación y no lo negaron. “Hasta ese momento no teníamos ningún tipo de documentación. No había carteles que anunciasen las obras ni había sido publicado en ningún medio. Tenemos un abogado de nuestro barrio que elegimos para que nos defienda e ingresó a la página del ENRE. A través de él nos enteramos que desde el 2015 tienen estos planes. Además, ya habían sido autorizados por el ENRE, OPDS y el Departamento de Seguridad Pública. Esto no hubiese pasado si hubiéramos conocido sus intenciones”.

Johanna Pedroza, vecina del barrio de Laferrere.

Johana Pedroza de 33 años, vecina de hace 14 años del barrio y esposa de Daniel Toro agregó: “Con mi marido empezamos a ver que se acercaban camiones a tirar basura al predio lo que nos alertó de la situación. Nos confirmaron que efectivamente iban a poner una subestación porque Daniel los vio midiendo los cables de la ruta y les preguntó al respecto. Inmediatamente se lo planteamos a los vecinos y comenzamos a hacer reuniones para decidir entre todos los pasos a seguir. Firmamos un petitorio porque la situación nos superaba, ya habían hecho el relleno indiscriminado de tierras para los cimientos de la subestación y estaban colocando alambrado para limitarnos el acceso”. Alberto Guerra tiene 72 años y desde hace 58 años vive en el barrio, a una cuadra del ex Aeroclub, y desde allí no veía el basural.  “Estaba todo tan bien escondido que me tuve que enterar por Daniel”, recordó Guerra.

Según el expediente, correspondía publicar las futuras obras durante cinco días en el portal de Internet del ENRE y solicitar igual publicación en el portal de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima (CAMMESA), como así también en un diario de amplia difusión de Laferrere durante dos días. El expediente agrega que se otorgó un plazo de diez días desde la última publicación, para que quien considerase que la obra pudiere afectarlo, en cuanto a las prestaciones o sus intereses económicos, planteara su oposición fundada al Ente Regulador. En caso de que la oposición planteada fuese común a otros usuarios se convocaría a una Audiencia Pública. Pero no hubo difusión y tampoco Audiencia Pública.  

EDENOR sostiene que la subestación no contamina ni genera enfermedades, escudándose en la aprobación de las obras por parte del Departamento de Seguridad Pública. Los vecinos de Laferrere no creen que esto sea cierto. “Nos interiorizamos bien con un informe de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) que incluye un estudio epidemiológico del 2014 sobre la subestación del barrio Sobral, Ezpeleta”, explicó Toro. Según el estudio, a alrededor de 450 metros de la subestación se encontraron 170 muertes relacionadas a la contaminación electromagnética, como niños con leucemia y malformaciones en los fetos. “La subestación, por la contaminación electromagnética multiplica por seis la probabilidad de morir de cáncer y por tres la de sufrir enfermedades mentales. El 58 por ciento de las muertes en el barrio fueron por cáncer”, citó Miguel Betancur, ingeniero agrónomo y habitante de Laferrere, a partir del estudio de la UNLP. “Empezamos a leer al respecto cuando quisieron colocar un transformador de 800 KVA entre Montgolfier y Soldado Sosa, enfrente de un jardín de infantes, la sala de primeros auxilios y la Sociedad de Fomento 25 de Mayo. Desde ese episodio nos informamos y concientizamos bastante sobre la contaminación electromagnética. Estudiamos bien el caso y presentamos notas para impedir que se avanzara con la instalación. Finalmente, pudimos evitar que colocaran el transformador. Por eso, cuando vimos lo que estaba sucediendo en el Aeroclub, los vecinos no dudamos en hacerle frente a EDENOR”, dijo Toro con voz firme.

Según el testimonio de varios vecinos hubo episodios violentos cuando quisieron desalojar a los constructores que había contratado EDENOR. “Los tipos se querían imponer, tuvimos que venir con treinta vecinos para sacarlos, no se fueron por la vía pacífica. Al día siguiente de la primera reunión, el 15 de junio, los vecinos frenamos la obra. El 16 volvimos al predio y ésta vez la situación se tornó violenta. Me amenazaron con una pala teniendo a mi hijo de 4 años en brazos. Vinieron los abogados de EDENOR y blanquearon que se iba hacer una subestación, pero que era mentira que contaminara, que no teníamos por qué tener miedo. Nosotros les dijimos que no la queríamos. El 17 y el 18 nos presentamos nuevamente en el terreno e hicimos una vigilia. El 19 ya no volvieron”, relata la pequeña victoria. Luego del desalojo los vecinos llamaron a Protección Ciudadana, pero no obtuvieron respuesta. Consiguieron hablar con el delegado municipal, Daniel Videla, quien les dijo que no sabía nada de la construcción y que esa obra corría por iniciativa del Gobierno nacional. El 10 de julio, Videla organizó una reunión con EDENOR, a la que según los vecinos asistieron punteros políticos que se expresaron a favor de la subestación, con el argumento del progreso para el barrio, pero ellos les advirtieron que solo se trataba de un progreso para el bolsillo de los empresarios. “Le dejamos un petitorio firmado por los vecinos en contra de la subestación y luego nos retiramos, ya que no era una Audiencia Pública. Al ENRE, a María Eugenia Vidal y a la intendenta Verónica Magario, también les hicimos llegar el petitorio”, repasa. A finales de julio, el ENRE respondió que la obra se iba a continuar porque no contamina, que está dentro de los parámetros normales.

Rogelio Cardoso Villa tiene 78 años, vive desde hace 30 años en Laferrere y está dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance para defender su barrio. Contó que vino desde Bolivia cuando era muy joven para trabajar en la construcción. “Yo hice hasta segundo grado de la primaria. Por eso cuando tuve hijos mi objetivo era que ellos estudiaran y lo cumplí. Durante toda mi vida intenté mejorar el barrio junto a todos. Me llamó la atención cuando vi el avance de la obra desde adentro, porque desde afuera no se veía nada. Enseguida me puse en campaña junto al resto de los vecinos y mis hijos también se pusieron al servicio de la causa. Esto no solo trae problemas de salud sino que afecta en la economía de la población de Laferrere y propicia la estigmatización social”, denunció Villa. Por su parte, Cervino Effting de 69 años y con 22 años viviendo en el barrio declaró: “Cuando me enteré me dio bronca y enseguida me uní al reclamo de los vecinos, porque no es bueno para la gente. Hace un par de años esto era todo verde, ahora es un basural. Además de contaminar, le da un mal aspecto al barrio”. En la misma línea, Roberto Forales, de 80 años, y con más de 40 en el barrio contó que se enteró por los volantes que hizo circular Daniel e inmediatamente se involucró participando de las reuniones.

«Tiran basura para que después el predio valga dos pesos», dice Carlos Carbajal.

“La idea es eliminar el proyecto que tiene EDENOR, quien plantea que será un beneficio por el tema eléctrico para el barrio. Nosotros vemos una contradicción en este proyecto, hay que usar el sentido común, en el mismo predio donde quieren poner una subestación y un basural del municipio hay un hospital, que es un centro para preservar la salud de la gente. Es decir, que la gente viene a curarse y lo que quieren colocar a unos metros nos va a enfermar a todos. Yo estoy tratando de poner mi granito de arena a la causa para ver si podemos conseguir con diálogo que se implementen las medidas necesarias. Nosotros no somos de ningún partido político, la contaminación ataca a todos, sin importar las banderas. Julia Rosa Arangel,  de 62 años y 37 en el barrio, planteó que no hay necesidad de poner una subestación en el barrio porque no tienen problemas con la luz, no hay falta de energía.

“Acordarse de lo que era antes y ver en lo que se convirtió el Aeroclub es muy triste. Cuando pertenecía al aeroclub lo mantenían impecable, el pasto bien cortado, había mucha higiene. También siento bronca porque venía a jugar acá cuando era pibe. Hoy no lo defiendo tanto por mí, porque ya tengo mis años, sino por mis hijos, mis nietos y bisnietos, quiero algo mejor para ellos. Cómo pueden crecer en medio de esta basura, esta contaminación. Antes se respiraba aire puro. Y con la subestación va a ser aún peor. Porque por más que nos digan que los trasformadores ya no contienen PVC y no contaminan, sabemos que es mentira porque es la forma de refrigeración de esos aparatos, lo siguen teniendo, tal vez en una menor proporción, pero lo tienen. Exigimos que lo dejen como estaba antes”, exclamó Alberto Guerra. Alejandra Mariscot De La Cruz es estudiantes de Comunicación Social y es una de las más jóvenes que acompaña a los vecinos en los reclamos. Tiene 24 años y hace 7 que vive en la casa de sus tíos en Laferrere. A pesar de no haber habitado el barrio tantos años como el resto, tiene una fuerte convicción de los valores que se están defendiendo y lo que está en juego. “El Aeroclub era hermoso, todo verde. Es realmente triste pasar por acá ahora. Esperamos que los esfuerzos no sean en vano y vuelva a ser lo que era, un pulmón”, dijo De la Cruz.

Claudio Vincenty es hijo del fundador del Aeroclub  Argentino, Pedro Vincenty, y dueño de uno de los viejos hangares que se encuentran en el predio. Él también lucha contra la subestación y el basural pero propone que el espacio se conserve como monumento histórico y cultural del Aeroclub Argentino. “Lo habían declarado patrimonio histórico y espacio verde a preservar en el 2012 pero a los dos años saltó el negocio del hospital”, se quejó Claudio Vincenty. Además de la contaminación y las enfermedades en las que desemboca, otra consecuencia del mal uso de estos amplios terrenos es la estigmatización del barrio. En este sentido, Vicenty dijo que siempre identifican al barrio como una zona liberada y peligrosa. “Nos conocen por la Banda de los Comisarios ladrones o por la piba que apareció muerta al lado de la vía. Yo quiero que reconozcan a nuestro barrio por tener el primer aeroclub de la argentina. Cuando decís en una entrevista que sos de Laferrere no te dan el laburo”, agregó.

Los vecinos de Laferrere piden que la subestación sea colocada en áreas más alejadas de la población. Al respecto, Toro dijo que debería estar aislada del barrio y que es una locura que pretendan instalarla en las inmediaciones de un hospital. Alberto Carabajal planteó que no tiene por qué existir esa propaladora eléctrica en Laferrere, sino que debería situarla en zonas industriales. “En vez de poner mugre y hacer una subestación, que hagan un espacio verde en el predio para que los chicos puedan disfrutar. Hay muy pocas plazas en Laferrere en relación con la cantidad de gente que vive en el barrio. Acá podría venir la gente a tomar mate y los chicos tendrían espacio para correr. Esperemos que tomen conciencia del daño que le van a provocar a los vecinos si continúan con las obras y que esto se revierta”, dijo Cervino Effting. Por su parte, Julia Arangel declaró que quiere espacios verdes para poder integrar a los jóvenes y a los chicos para que hagan deporte y se alejen de la calle y las drogas. Alberto Guerra coincide con la mayoría de los vecinos al plantear que en el terreno deberían plantarse árboles y flores, colocar juegos para los chicos y aparatos para hacer gimnasia para los jóvenes y adultos. ”Que hagan algo para el bien de los vecinos. Quiero venir con mis nietos y que puedan tener un lugar donde jugar. Nosotros mismos lo vamos a cuidar y a mantener limpio. Esperemos lograrlo, por ahora impedimos que las obras avancen”, dijo Guerra.

Los vecinos buscaron visibilizar la problemática a través de distintas vías: colocaron varios pasacalles, repartieron volantes, armaron la página de Facebook “Vecinos 24.700 contra la contaminación de Laferrere” mediante la cual difundieron imágenes y videos del predio que evidencian  el avasallamiento que sufren cada vez que se encuentran con nuevas montañas de basura y los carteles de reclamos rotos. Además,  contactaron a los medios hegemónicos de comunicación, sin encontrar respuesta.

Actualización 11/10/2017

Imágenes paganas

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Desde el jueves 12 y hasta el próximo miércoles 18 se realizará  la 17º edición de Doc Buenos Aires, Muestra Internacional de Cine Documental. Su programación no solo propone exhibir las producciones más destacadas del género sino también actividades vinculadas a la exploración de nuevas narrativas y espacios de debate sobre las obras proyectadas y la experiencia  de realizar documentales.

Año a año Doc Buenos Aires se consolida como uno de los festivales internacionales de cine de mayor prestigio en Argentina junto con el Bafici y el Festival Internacional de Cine Mar Del Plata. No obstante, para Marcelo Céspedes, director general de Doc Buenos Aires, construir un espacio de reivindicación de ese tipo de cine no es una tarea sencilla: “Somos un festival pequeño en relación al Festival de Mar del Plata y al Bafici y siempre estamos peleando entre uno y el otro qué nos queda para programar. Muchos organizadores, realizadores y productores prefieren ir al Mar del Plata o al Bafici y no al Doc Buenos Aires porque éste último pide premier”.

Este año, el festival inaugurará secciones prometedoras que proponen nuevas narrativas, experiencias y formas de lenguaje. En este sentido, Carmen Guarini, directora de programación, destacó la muestra Cine de artistas, curada por Eduardo Stupía, que se realizará en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA). En ella se mostrarán producciones cinematográficas de cineastas que operan como artistas visuales, y, por otro lado,  artistas visuales que de un modo u otro ensayan conceptualmente formatos cinematográficos.  Por otra parte,  Guarini mencionó la sección de Realidad Virtual y Video en 360, en conjunto con UNTREF y con el laboratorio Neomedialab, donde el espectador podrá disfrutar de una selección internacional de cortometrajes que son el fruto de la convergencia tecnológica: “Son pequeñas obras que se miran con dispositivos especiales. Son ficciones cortas donde entra determinada cantidad de gente por vez”, explicó.  

Uno de los artistas seleccionados es Julián D’Angiolillo que presentará «Antropolis Memorabilia».

Quizás una de las apuestas más fuertes de esta edición resulta la presencia de Stéphane Breton, el reconocido antropólogo y cineasta francés, que dará una clase magistral en la Alianza Francesa. “Traemos sus últimas cinco obras y una última que será la apertura del festival, se llama Hijas Del Fuego y es el seguimiento de un grupo de mujeres combatientes en el frente de la Guerra de Siria”, contó la programadora del evento que además es una destacada directora y productora del cine documental.

El Doc reserva siempre un lugar para películas argentinas y esta edición no será la excepción. “Este año es la primera vez que podemos hacer un panorama de cine documental argentino con cinco películas que prácticamente son premier mundial”, declaró Céspedes. Por un lado, Gustavo Fontán estrenará Trilogía del Lago Helado compuesta por el tríptico Lluvias, El estanque y Sol en un patio vacío. Por el otro, Mariano Luque presentará su primer documental, Los árboles, y Javier Miquelez, director de fotografía de películas como Ronda Nocturna y Trelew, debutará como director con Cámara Oscura. Finalmente, Andrés Perugini presentará La intimidad y Lucas Turturro su film Inconsciente.

En el marco de un momento conflictivo para el cine nacional tras el anuncio de la Resolución 942/2017, que condiciona el acceso al Fondo de Fomento Cinematográfico con cláusulas restrictivas para la obtención de créditos y subsidios, los realizadores del festival hablaron de la situación del cine documental: “Si se pone en marcha esa resolución realmente va a ser catastrófico. La política actual a nivel de cultura es cada vez de menos producción, por lo menos en un sentido cultural profundo”, explicó Guarini.

La cineasta criticó duramente la gestión del Gobierno de turno sin dejar de mencionar problemáticas que se suceden desde gestiones anteriores: “Lo que falta en el cine argentino son salas suficientes y precios acordes a los problemas económicos que tiene la gente. No se puede competir con tanques que se exhiben en 300 salas, ocupan la mayoría de las salas del país y tienen toda la promoción del mundo. Son condiciones de desigualdad muy fuertes”, declaró.

El director de fotografía, Javier Miquelez, estrenará «Cámara Oscura».

Desde otra perspectiva, Céspedes resaltó el lugar que ocupa hoy este género como “un cine diferente, una mirada distinta, que también es un reflejo de cómo está hoy el mundo” y mencionó las dificultades a las que se enfrenta: “El tema de distribución y exhibición es un problema muy grande. No es de ahora, es de hace muchos años, y no es de acá, es en el mundo”.

Si bien Doc Buenos Aires cuenta, en palabras de Céspedes, con “un público muy fiel, muy selectivo y especializado”, el festival estará abierto al interés de nuevos espectadores. Tendrá lugar en diferentes salas de la ciudad de Buenos Aires, entre ellas las del Cine Ar Gaumont, la Sala Leopoldo Lugones, el Centro Cultural San Martín, la Alianza Francesa de Buenos Aires, el MACBA y la Universidad del Cine. Habrá descuentos para estudiantes y jubilados. Las entradas gratuitas serán válidas hasta agotar disponibilidad.

 

Actualización 11/10/2017.

El Ecoparque avanza a paso de tortuga

El Ecoparque avanza a paso de tortuga

El 23 de junio del año pasado el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunció que la Ciudad de Buenos Aires interrumpía la concesión privada del zoológico de Palermo y que iba a reemplazarlo por un ecoparque interactivo. Después de más de un año y tres meses de la estatización, el oficialismo afirma que el proyecto avanza, pero las ONG y los activistas por los derechos de los animales reclaman que no hay mejoras notorias en las condiciones de vida de los animales y que existen demoras en sus traslados.

El Ministerio de Modernización, Innovación y Tecnología encabezado por Andy Freire reactivó el año pasado la Comisión para la Transformación del Zoológico de Buenos Aires, que había sido convocada en 2014 para delinear lo que sería el proyecto a futuro y había quedado paralizada. Sus miembros eran de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad, de la Fundación Banco de Bosques, de la Fundación Naturaleza para el Futuro y del Instituto Jane Goodall. “El proyecto todavía está en un proceso de transición, quizás tarda más de lo que se esperaba”, dijo Javier Goldstein, miembro de la Comisión y de la ONG Banco de Bosques.

Goldstein también expresó: “Se debe notar más el trabajo real. Hay que mejorar la calidad de vida de los animales que viven en el Ecoparque” y agregó: “Hay incertidumbre porque no se llevan adelante los planes de trabajo”. Federico Ricciardi, responsable de prensa del Ecoparque, señaló que durante el primer año sí hubo obras para optimizar las condiciones de vida de los animales y destacó: “Se les mejoró la dieta y les dieron rutinas de ejercicios para que desarrollen su naturaleza y estén sanos. Además de las obras hechas, hace un mes se presentó un proyecto de modificaciones en el predio, la idea es que haya menos animales y más lugar para la gente”.

Imagen del Ecoparque de la ciudad de Buenos Aires

“El Ecoparque es un ecofraude, no hay educación ambiental, no hay educación sobre los derechos de los animales. Es todo un verso”, denunció Fontán.

El Ecoparque apunta a convertirse en un predio que siga el movimiento de reconversión que hacen los zoológicos europeos y, en esa línea, Ricciardi dijo: “El proyecto involucra un centro de rescate a fauna autóctona de Argentina. La idea es que disminuya la cantidad de animales exhibidos, no creemos que sea malo, pero priorizamos preservarlos”.

El proyecto del oficialismo no fue el único que se presentó, ya que el legislador Adrián Camps, del Partido Socialista Auténtico (PSA), había propuesto que se remplazara al Zoológico de Palermo por un Jardín Ecológico, aunque finalmente su idea no prosperó.

Camps relató que la concesión a manos privadas, que duró 20 años, fue un desastre y que no está de acuerdo con los zoológicos en general. El legislador socialista diferenció su proyecto al del Gobierno porteño y subrayó: “Las diferencias básicas son que nosotros proponíamos terminar con la exhibición animal, con la reproducción adentro del zoológico y que se haga un centro educativo. Se debe reconvertir el zoológico;  el bienestar animal está en la naturaleza, no en una jaula”. También planteó que el Ecoparque actual es lo mismo que antes, pero con menos animales y que está igual o peor que hace un año.

Los activistas por los derechos de los animales reclaman que no hay mejoras notorias en las condiciones de vida de los animales y que existen demoras en sus traslados.

Malala Fontán, referente de Sin Zoo, una organización de activistas por los derechos de los animales, apoyó el proyecto de Camps y criticó con dureza al Gobierno de la Ciudad. “El Ecoparque es un ecofraude, no hay educación ambiental, no hay educación sobre los derechos de los animales. Es todo un verso”, denunció. Fontán afirmó que la concepción de zoológico es anacrónica:  “Estamos en el 2017, no podés tener un oso polar a 20 metros de la parada del 60”, enfatizó. Una de las principales quejas de la activista es sobre los traslados y las derivaciones que se prometieron. “Los animales que han sacado de Palermo son solo de fauna nacional”, reclamó.

Ricciardi afirmó que se han trasladado 350 animales y uno de los primeros destinos de algunos de ellos fue el refugio GüiráOga, en Misiones. El director de este establecimiento, Jorge Anfuso, dijo: “Recibimos cerca de 40 animales. Todos llegaron al refugio en pésimas condiciones, el peor problema fue la alimentación. Aunque el traslado fue espectacular, en un camión especialmente preparado”. Además, Anfuso expresó que no aprueba el Ecoparque y recomendó que el camino a seguir deben ser los centros de rescate. “Hay que cambiar la idea de que los animales en cautiverio educan”, expresó.

Si bien la interrupción efectiva se dio en junio, el Gobierno porteño ya se planteaba desde principios de 2016 quitarle la concesión a Zoológico de Buenos Aires S.A., cuyo contrato duraba hasta finales de este año. El no pago del canon mensual, las denuncias sobre el mal estado en el que tenían a los animales y las dudas sobre la capacidad de la empresa de llevar a cabo los cambios que tenía en mente la administración de Rodríguez Larreta hicieron que el gobierno tomara control del predio de 18 hectáreas, que tenía en ese momento casi 200 empleados (los cuales pasaron al Estado), más de 1.500 animales y 52 edificios declarados Patrimonio de la Ciudad y Monumento Histórico Nacional.

Con presiones de ONG y activistas, con obras que marchan lentamente y en medio de cambios culturales que parecen ir acentuando el rechazo a los animales en exhibición, el Ecoparque porteño se reconvierte muy despacio, demasiado . “La transformación -destacó Ricciardi- viene desde hace años, pero los cambios se hacen de a poco”. Mientras tanto, desde septiembre está cerrado al público.

Actualizado 10/10/2017

Somos Cultura

Somos Cultura

El primer festival interdisciplinario de centros culturales, Somos Cultura, se realizó el pasado domingo en Palermo para exigir una ley de fomento que los potencie y reclamar por el reconocimiento de estos espacios como lugares donde vive, nace y se difunde el arte independiente y autogestivo.

La organización estuvo a cargo de los espacios Casa Doblas y Casa Sofía y contó con el apoyo del colectivo Construyendo Cultura  y de Meca (Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos). También se sumaron “El tango no se clausura” y varias organizaciones que nuclean a las milongas porteñas.

En el acto central se leyó un documento en el que se enumeraron las problemáticas que sufren hoy los centros culturales. En primer lugar, sin dudas, se encuentran las recurrentes clausuras realizadas por la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad de Buenos Aires.

La consigna del evento: “Somos cultura. No somos el Ministerio de Cultura”.

En el año 2014, la Legislatura porteña sancionó la Ley de Centros Culturales que les permitió y reconoció, por primera vez, las particularidades que competen a estos espacios de acuerdo a la variedad de actividades que se realizan: obras de teatro, recitales de música y poesía, lecturas, circo, etc. Sin embargo, en la práctica la ley no es respetada por los agentes gubernamentales que se acercan a los espacios sin conocerla y exigen requerimientos que le corresponden a otro tipo de espacios, como teatros comerciales o clubes nocturnos. Para enfrentar estas arbitrariedades, un grupo de abogados especializados en la temática cultural asesora de manera gratuita y acompaña a los centros cuando necesitan levantar una clausura o apelar una multa. “Hace unos meses – recordó Lucas Castro, de Casa Doblas-  tuvimos una clausura pero pudimos levantarla porque los abogados encontraron errores en el acta labrada por los inspectores. De todas formas, tuvimos que cerrar todo un mes y eso nos perjudicó económicamente. Logramos pagar el alquiler gracias a la ayuda de la gente que suele concurrir a nuestro espacio, que donó su arte y vino a pasar el fin de semana en el espacio para que podamos recaudar lo que no pudimos juntar en el mes”.

Este año, a las dificultades ocasionadas por las recurrentes clausuras, se les sumaron los aumentos exponenciales de las tarifas de luz, gas y agua que, en algunos casos, superaron el mil por ciento y determinaron el cierre de algunos centros culturales y la consiguiente pérdida de puestos de trabajo. “En Casa Sofía -Julieta Hantouch-, en marzo de 2016 pagábamos 350 pesos de luz y este mes nos llegó una factura por 3.200. Así se hace difícil sostener un espacio en el que no solo hay trabajadores de la cultura que llevan adelante estos espacios organizando fechas, armando la comunicación, atendiendo la barra o realizando el mantenimiento del lugar, sino que también es una fuente laboral para los músicos, actores, artistas plásticos y todos aquellos que eligieron a la cultura independiente como su profesión. A veces se cree que porque hacemos lo que nos gusta no podemos ganar un sueldo a cambio, como si el trabajo tuviera que ser sufrimiento, hacer algo que no nos gusta para vivir y dejar lo que disfrutamos para el tiempo libre”.

En el acto central se leyó un documento en el que se enumeraron las problemáticas que sufren hoy los centros culturales.

El reclamo central también apunta a un mayor presupuesto para la cultura independiente que justamente, por no ingresar en los circuitos oficiales o comerciales, no es reconocida por el Estado.

Los centros culturales, explicaban desde el escenario de Palermo, no pueden hacer frente a los gastos que implican la habilitación, los tarifazos ni las multas por cluasuras. Esas dificultades –decía la voz que estallaba en los parlantes- deja estos espacios desamparados y los obliga a trabajar en la clandestinidad.

Ante esta situación el festival realizado el pasado domingo también expresó la necesidad de una ley de fomento que reconozca las particularidades de estos espacios e impulse el desarrollo como sector asignando un presupuesto que les permita desarrollarse y funcionar dentro de un marco legal.

El festival además de una manifestación del sector fue un ejemplo de la falta de apoyo que recibe, tanto del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como de la Nación. Los centros culturales que organizaron el festival accederiedon al recurso que le otorgó el programa Festejar, dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación que aportaba el escenario, los recursos técnicos y los trabajadores que los operaban pero no consideró que sobre ese escenario iban a estar músicos, bailarines, presentadores. Para ellos no se brindó ningún recurso económico, poniendo sobre la mesa el desconocimiento de los trabajadores culturales. De todas formas, la causa del festival logró reunir a una gran cantidad de artistas de diferentes disciplinas, a los trabajadores de los centros culturales y a muchas personas que se acercaron para apoyar del reclamo.

Los organizadores observaron con sorpresa, cuando una cuadrilla armó el escenario, que a sus costados dos banners gigantescos publicitaban a los ministerios de Cultura y Turismo de la Nación. Ante esta situación, dos bandas desistieron de brindar su show. Para aclarar la situación, los espacios convocantes colocaron carteles artesanales que decían “Somos cultura. No somos el Ministerio de Cultura”. La frase se repitió en la lectura del documento final.

 

Actualizado 11/10/2017

 

                                          

 

Los secundarios no levantan sus reclamos

Los secundarios no levantan sus reclamos

Dentro de la gran extensión de verde del Parque Avellaneda se encuentra la Escuela N°2 Ernesto Che Guevara. El sábado último fue la elegida para la reunión de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB), la organización en la que se nuclean los representantes de los centros de estudiantes de los colegios secundarios públicos de la Ciudad de Buenos Aires. Cuando se reúnen, hablan de las problemáticas que implican a sus colegios, pero desde que conocieron los lineamientos de la reforma Escuela Secundaria del Futuro, impulsada por el Gobierno porteño, las reuniones se dieron con más asiduidad y comenzaron a nuclear a más estudiantes, como no ocurría desde hace cinco años cuando apareció la anterior reforma en 2012, denominada Nueva Escuela Secundaria (NES), sistema que actualmente transita el cuarto año en las escuelas piloto, y el tercero en las demás.

Los estudiantes están a la espera de la resolución del recurso de amparo presentado la semana pasada por la asesora tutelar de primera instancia, Mabel López Oliva, y el asesor tutelar de la cámara, Gustavo Moreno. Este amparo pidió la suspensión de la implantación de la reforma educativa en todas las escuelas para que se garantice un procedimiento previo con acceso a la información pública de la reforma  y un espacio para el debate. La jueza porteña en lo Contencioso Administrativo, Andrea Danas, no dictó una medida cautelar contra la reforma educativa en la Ciudad de Buenos Aires pero citó a los interesados a que en el plazo de 10 días se presenten a declarar en el expediente para hacer valer sus derechos.

Los estudiantes, si bien entienden que se necesita una reforma educativa, piden la anulación total de esta por los puntos que vienen cuestionando desde que se iniciaron las tomas: las prácticas pre-profesionalizantes gratuitas como tiempo de estudio durante un cuatrimestre del último año de la escuela media (sumado a la formación en emprendedurismo); el modelo de clase que contempla un 70 por ciento de aprendizaje autónomo del alumno, por sobre un 30 por ciento de tiempo con su docente; la pérdida de contenidos, la organización de contenidos en áreas temáticas en vez de materias y la falta de información de cómo se va a realizar la reforma.

Hoy, miércoles, se realizó una movilización desde el Congreso de la Nación, para continuar con la visibilización del reclamo que subsiste aunque las tomas cesaron. «Las tomas fueron una manera de romper el cerco mediático. A partir de la lucha logramos que mucha gente se entere de que se quería imponer una reforma en la escuela secundaria», dijo un integrante de la Coordinadora de Estudiantes de Base. Un alumno de la Escuela Lenguas Vivas explicó que lo que más cuestionan, además de los puntos de la reforma, es que no haya una instancia de diálogo real en donde se puedan plantear estos problemas, ya que las reuniones que tuvieron con el Ministerio de Educación fueron más bien informativas. «Nosotros planteamos la anulación total de la reforma Escuela Secundaria del Futuro porque con la NES pusieron una prórroga y finalmente fueron solo jornadas informativas. Las reuniones tienen que ser resolutivas», dijo en la misma línea un alumno de la Escuela Técnica Ingeniero Eduardo Latzina para explicar que, aunque el recurso de amparo presentado por la asesoría tutelar es un paso importante, el espíritu de la reforma podría ser el mismo si no se hacen reuniones que ejecuten las propuestas de otros sectores de la comunidad educativa.

Para una joven de la Escuela Técnica Química N°27 Hipólito Yrigoyen, el paso a seguir es hablar con la gente en los barrios, ya que como las tomas se hicieron muy rápido, mucha gente no conoce bien por qué se realizó la medida: «Algunos centros de estudiantes no pudimos hacer toma porque no nos dio el tiempo para poder informar y que se sumaran alumnos. Hay colegios con centros más fuertes y de mayor tradición política, en cambio, en mi escuela es difícil hacer política».

Un tema central en la reunión la CEB de esta semana fue el caso del abuso ocurrido que tomó relevancia mediática la semana pasada. Una alumna del Colegio Nacional Buenos Aires contó angustiada a los demás: «Mi compañera quedó expuesta. Hay casos de abusos en todos los colegios y no se dice nada. El lío que se armó es porque fue en una toma, no por el abuso en sí». Además, explicó a ANCCOM que se había pedido que se tratara el tema institucionalmente y que no se explicitara que fue en situación de toma pero, a partir de una carta que realizó el director, llegó a la comunidad educativa y luego a los medios.

Una joven de la Escuela de Bellas Artes Rogelio Yrurtia compartió con sus compañeros que sigue cursando con un alumno que la violó. En mayo hizo la denuncia, pero la abogada del alumno no permitió que fuera el alumno se cambie de turno. Mientras la alumna hablaba, algunas de sus compañeras se conmovían.

Los alumnos siguen debatiendo en sus colegios cómo seguir la lucha respecto a la reforma educativa, principalmente porque temen que se sigan profundizando los problemas que ya tuvieron con la anterior reforma, ya que el plan Escuela Secundaria del Futuro no es un cambio curricular, sino una profundización metodológica de la misma NES, y propone seguir implementando la organización de los contenidos por áreas. Intenta integrar las distintas materias, sin afectar los contenidos de cada una, en cuatro áreas de conocimiento: Ciencias Naturales y Exactas, Ciencias Sociales y Humanidades, Comunicación y Expresión.

El alumno de la Escuela Nº35 Eduardo Latzina, que ya transitó uno de los cambios de la NES que se implementó en 2012, explicó que con la anterior reforma le sacaron dos horas curriculares de Matemática y que su escuela está especializada en automotores y computación. Desde la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, un alumno explicó que a ellos la reforma no los implica porque su colegio depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA) pero que apoyan por solidaridad con los colegios y en defensa de la educación pública. Además, considera que a futuro podría afectarles, ya que con la reforma NES, la UBA luego implementó una reforma parecida. Otra alumna, integrante de la Coordinadora de Estudiantes Base dijo que la NES trajo problemas en cuanto a las correlatividades y muchos compañeros no entendían contenidos de las materias por esta razón.

Los problemas edilicios son otro punto importante que integrantes de la comunidad educativa buscan resolver antes de pensar en una reforma. Padres y docentes de la Escuela de Bellas Artes Rogelio Yrurtia organizaron un festival barrial el sábado último, para manifestarse en contra de la reforma Escuela Secundaria del Futuro, y para pedir por la continuación de la obra donde se estaba realizando el nuevo edificio para la escuela. La obra fue suspendida en marzo de este año. Un alumno del profesorado de Bellas Artes que cursa en el colegio explicó que piden el edificio desde hace casi quince años, ya que el anterior quedó chico porque se empezó a cursar el profesorado de su disciplina. «Faltaban seis meses para que termine la obra, pero rescindieron el contrato a la empresa por una supuesta sobrefacturación. Ahora la obra se está llenando de humedad», dijo a ANCCOM un delegado de los cooperadores escolares de la Comuna 9. En la Escuela Nº 2 Ernesto Che Guevara hay problemas edilicios que todavía no se resuelven, según una alumna el techo de una parte del edificio está muy deteriorado, y temen que se caiga. Una estudiante de la Escuela Técnica Química Nº 27 Hipólito Yrigoyen dijo que con la implementación de la reforma NES se les había prometido un laboratorio que nunca se hizo. A su vez, esta alumna quiso reflexionar sobre el movimiento del alumnado frente a la reforma en general: «Para mí, falta más enojo. Somos pibes todavía, y al mismo tiempo nos preocupa terminar bien el año, no tener más faltas y aprobar los exámenes. Yo creo que si pudiéramos difundir más la información de la reforma, muchos más se darían cuenta que vale la pena luchar y que aunque ahora implique tiempo, realmente a futuro esta lucha, en contra de la reforma, va a servir».

Actualizado 04/10/2017