“No te atrevas a ensuciar la palabra libertad”
El Club Artístico Libertad vuelve a los escenarios para reapropiarse de la rebeldía colectiva y lleva a escena las canciones de la Guerra Civil Española.
En los tiempos históricos que corren, cuando a nivel local y global se resignifica la palabra libertad desde el individualismo, focalizando en el mercado y la competencia, reaparecen actores que enarbolan y rescatan los primeros y verdaderos sentidos del concepto.
Luego de publicar en 2019 El rayo que no cesa con sus primeras canciones de autoría, el Club Artístico Libertad (CAL) se tomó un tiempo de los escenarios hasta que decidió volver en 2024: “Veníamos sin estar en actividad desde el 2019, pero en diciembre de 2023 tiramos la gallo señal después de ver el discurso [de asunción presidencial] de este ser siniestro. Ya veníamos pensando en la vuelta, pero ahí se terminó de concretar”, cuentan sus integrantes. Volvieron en junio de este año en el Club Atlético Fernandez Fierro (CAFF), el mismo escenario donde se habían despedido cinco años atrás.
Tras agotar las entradas del pasado 2 de noviembre, lanzan una nueva fecha para revolucionar el CAFF el próximo sábado 23, siguiendo siempre la consigna “Reivindiquemos la palabra Libertad”. Así, se volverán a presentar estos 13 músicos bajo la lógica colectiva y libre, la misma que narran sus canciones y contagian al público.
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La noche calurosa del 2 de noviembre, personas mayores, familias con niños, se amontonaron frente a un escenario repleto de instrumentos: batería, teclados, guitarras eléctricas y criollas, se entremezclaban con bandoneón, violín, trompetas y trombones, saxo, clarinete y otros instrumentos algo más exóticos, como la gaita y el banjo. Las mesas no alcanzaban y se compartían a medida que llegaba más gente al galpón del Club Atlético Fernandez Fierro en el barrio de Abasto. Había bullicio y movimiento entre las personas expectantes que compraban comidas y bebidas antes de que iniciara el show. La cantina era atendida por los mismos músicos que conforman la Orquesta Típica, fundadores de este centro cultural.
Que el regreso del Club Artístico Libertad sea en el CAFF tiene un significado especial: alguna vez tocar ahí fue su sueño, la meta a alcanzar. Hasta que en un momento se “nos dio”, dijo Demián Casaubon, cantante y guitarrista de la banda. En el CAFF encontraron “comodidad, pero principalmente una comprensión de la lógica de trabajo de los dos equipos, que hizo que no pudiéramos volver a otro lugar que no fuera acá”.
Desde el inicio de la función, el grupo representado en la voz de Casaubon invitó al público a participar, a cantar, porque “estas son canciones que antes se cantaban de manera colectiva”. La interacción constante también incluyó en ocasiones explicar el origen histórico de algunos temas.
El CAL se formó en 2009 a partir de la fusión de músicos provenientes de otras bandas y a la que luego se sumaron más artistas. Casaubon recuerda que “de entrada fue algo que siguió las lógicas de la banda tradicional. Pero no queríamos estar limitados a que si un integrante faltaba no pudiésemos hacer el ensayo o el show. Así surgió la idea de Club, donde vale más la voluntad que las obligaciones y responsabilidades. Se formó este colectivo a partir de los que teníamos ganas de brindar. Nos juntamos cómo y cuándo podemos. Cada uno aporta con su instrumento y su sonoridad, aunque eso va cambiando y se van haciendo distintos arreglos. Nunca tuvimos demasiados requerimientos musicales porque, justamente, nos organizamos en función de proyectos y no de personas, lo cual hace todo más fácil. Permite otra entrada y salida. Por eso no te va a pasar, como sí quizás cuando vas a ver una banda que te gusta, que al faltar un integrante te volves con la sensación de que algo faltó”.
La misma lógica de lo colectivo se da en el armado de las canciones. Durante la puesta musical del 2 de noviembre presentaron dos nuevas composiciones Identidad y otra canción aún sin nombre definido con la que se invitó al público al proceso de bautizarla: ¿Mi ley no es Milei o Fiebre de los Pobres? El público eufórico aprobó el primer nombre con aplausos desmedidos. La canción sin nombre, acababa de ser nombrada. “Buscamos una idea general de cómo producirlas, de la impronta y, principalmente, la sonoridad que queremos darle. Es también un proceso en conjunto pensar arreglos para cada canción y sus versiones, al que le dedicamos mucho tiempo. Pero una vez que está, después se va replicando en cada ensayo y en el caso de que falten instrumentos, ver cómo podemos sustituirlos con otras sonoridades. Es algo muy de la cocina nuestra, pero así nos gusta. Tiene que ver con nuestra forma de trabajar”, explica Casaubon sobre el proceso creativo.
Carlos “Charlie” Scullie, voz y bajo eléctrico del Club, suma: “Lo colectivo se nota mucho en que todos aportamos y no hay una voz que dirige. Hace que quizás lo que cada uno tiene en mente sobre para dónde tiene que ir o cómo va a ser, nunca termina siendo exactamente así porque somos muchos los que estamos pensando esto. Sin embargo, tenemos una línea común que nos mantiene vivos a pesar de que siempre hay cosas nuevas y sorpresas. Alguna vez nos dijeron que teníamos una lógica similar a la murga, porque aparecía uno, de la nada, donde antes había otro y todo sigue sonando”.
El Club Artístico Libertad está formado por un total de 19 personas: 13 músicos y otros 6 integrantes más entre artistas audiovisuales, técnica y sonido.
Por ser el cantante, en la puesta en escena le toca a Casaubon dirigir la emocionalidad que se genera, “procesar la sensibilidad, la respuesta del público es increíble, es algo de lo que tengo registro todo el tiempo. Si bien el show está organizado desde un punto de vista estético: empezar fuerte, después bajar en intensidad y levantar hacia el final, que busca darle recorrido a la gente para que, primero entienda de qué vamos y después pueda encontrar momentos de goce y disfrute. Dejamos toda la cuestión emotiva hacia el final, y las cosas que empiezan a pasar ahí son hermosas, increíbles”.
Tal como lo describe, el público que en un inicio parecía muy solemne, sentado, escuchando atentamente, a medida que avanzaba la noche se entregaba a algo que empezaba a gestarse en el ambiente. Muchos se levantaban de las sillas, hacían percusión en las mesas al ritmo de la música y se escuchaban los olé. Otros, permanecían sentados pero bamboleaban sus cuerpos y cabezas, y agitaban las manos en el aire. Algunas canciones, las más conocidas, se entonaban con más fuerza, y el público tapaba la voz de Demián. Entre una y otra canción, cambiaban de instrumentos repetidas veces, pero a pesar de lo que generaban en conjunto cada cual lograba identificarse en el total musical.
Si el cimbronazo de emociones provocado por la música acaso no era suficiente, se incrementaba aún más con la propuesta visual: imágenes de policías reprimiendo y obreros arando la tierra -de los que es muy difícil identificar si son de aquí o de allá, de ahora o de entonces-. Madres y Abuelas marchando en Plaza de Mayo. En la puesta artística completa que propone el Club, ritmos, letras e imágenes incitan al público a despertar, a levantarse de sus sillas, pero también levantarse contra las injusticias y opresiones que, como en las propias canciones, viven los trabajadores. Así se logra una sinergia total, una experiencia de un todo contagioso entre un arriba y un abajo del escenario que se vuelve indiferente.
Gran parte del repertorio resulta del registro y resguardo histórico de canciones y melodías tradicionales de los movimientos obreros y anarquistas. Su primer álbum Rojo y Negro: Canciones Republicanas de la Guerra Civil Española (2017) recopila canciones que en la década del 30 eran cantadas por republicanos buscando la valentía y esperanza que los hermanara para hacerle frente al franquismo. En esta oportunidad, estuvieron junto a la bailarina Guadalupe D’Aniello, que acompañó las canciones con bailes de flamenco y una representación con abanicos del tema “Los dos Gallos” y también acompañó Mónica Puertas, divulgadora y organizadora de recorridos históricos sobre la Guerra Civil. Para Casaubon “el rescate histórico no tiene que ver con la nostalgia. De ninguna manera nos paramos en el lugar de los derrotados, de la revolución que no sucedió, de los mundos perdidos. Al contrario, lo vemos desde la alegría del rebelde, de eso que va creciendo en el encuentro con un otro y que no lo pueden callar. Algunas de las canciones que tocamos son de hace varios siglos pero no pierden actualidad”.
El arte es su forma de colaborar con algo mayor, el CAL siente una especie de responsabilidad social con su repertorio: “Tanto el Club como el CAFF nos dan el espacio, simbólico y físico, para que la gente pueda levantar el puño y cantar las canciones de la Guerra Civil Española, pero también sacarse un poco de adentro la congoja que vive día a día. Gratifica saber que buscan en el consumo cultural estas ideas y mensajes», explica Scullie. El surgimiento de discursos violentos, el desprecio por los espacios públicos y el hostigamiento a quienes piensan diferente, amparados por una supuesta “libertad”, vuelve necesario diferenciar los nuevos significados de los que históricamente representó la palabra. “Lo que propone este gobierno es la libertad individual y la libertad no es individual, la libertad es colectiva, siempre lo fue”, explica Nahuel Tamayo, guitarrista del grupo. Y Scullie agrega: “Esa es la gran diferencia de base, y desde donde nos paramos también. Nosotros nos llamamos Club Artístico Libertad desde hace 15 años y ahora apareció este señor que le da a la palabra un valor distinto, que para nosotros es equívoco. ‘No te atrevas a ensuciar la palabra libertad’ -parte de la nueva canción Mi ley no es Milei– porque para nosotros tiene otro valor, incluso la palabra libertario: libertarios de la guerra civil, es lo opuesto a lo que hoy tenemos en Balcarce 50. Para nosotros es importante hacer ese contrapunto, es el valor nuestro”.
Las entradas para la función de este próximo sábado 23 se pueden obtener a través de la página web del CAFF o en el siguiente enlace. El Club Artístico Libertad, además, promete una última función para cerrar el año el próximo 6 de diciembre.