Un voto más para la vuelta a Boedo

Un voto más para la vuelta a Boedo

 

Cerca de 5.000 hinchas de San Lorenzo se reunieron la mañana del 5 de agosto último en las puertas de la Legislatura porteña para acompañar la sanción de la Ley de Rezonificación, que ya había tenido media sanción el 19 de noviembre de 2020. Esta normativa permite, entre otras cosas, permitir que el club alce su nuevo estadio sobre esos terrenos que comprenden las calles Inclán, Avenida La Plata, Las Casas y José Mármol, del barrio porteño de Boedo, perdidos a manos de la última dictadura cívico militar argentina en 1979. 

¿Pero dónde comienza el exilio y reclamo de esta “Vuelta a Boedo”? Su primer hito fue en 1977. En el mes de junio, a poco más de un año del comienzo de la última dictadura, Las Madres de Plaza de Mayo realizaron su primera aparición en un acto público. Justamente en el Estadio de San Lorenzo de Avenida La Plata. Algo que disgustó y mucho a Osvaldo Cacciatore, intendente de la ciudad desde 1976 a 1982. A respecto, José María Muñoz, periodista y vocero del gobierno dictatorial intimó a las autoridades del “Ciclón”, en la antesala del Mundial de 1978, en base a lo sucedido con Las Madres: “El brigadier –por Cacciatore- está muy disgustado con el club, por la permanencia en su predio de la Avenida La Plata”.

Dos años más tarde, el 2 de diciembre de 1979, se jugaría el último partido en El Gasómetro. Fue un empate sin goles entre San Lorenzo y Boca. A partir de allí comenzó una pérdida de masa societaria del club. Para comienzos de ese año El Ciclón que entonces contaba con 33.000 hinchas, llegaría a 1983 con menos de mitad, según aseguró Adolfo Res, historiador de San Lorenzo. Algo que, acompañado de los malos rendimientos deportivos, terminó en el descenso del club a la segunda categoría del fútbol argentino en 1981: se convirtió en el primer equipo “grande” en hacerlo. Y según cuenta el medio “Proyecto Boedo”, en 1981, Cacciatore tuvo siete reuniones con el presidente del CASLA, Vicente Bonina, y lo presionó para que el club apure su salida de Avenida La Plata. 

Para 1980, con el equipo ya en segunda división, se realiza la primera movilización de hinchas que exigía que San Lorenzo pudiera volver a jugar en su cancha. Algo que se ve coartado por el ejercicio dictatorial que impedía la movilización popular en cualquiera de sus formas, según lo establecido por el Comunicado N°19 de la Junta Militar del 24 marzo de 1976. 

A pesar de todo esto, San Lorenzo recupera la categoría vendiendo más entradas que todos los equipos de Primera A. Un suceso que regó de alegría al pueblo azulgrana que para ese entonces hacía las veces de local en el Estadio de Vélez. Pero la historia recién estaba comenzando a escribirse.

En 1983 la Ordenanza 38.696 de la Ciudad actuó y dejó sin efecto al área delimitada por la Avenida La Plata y las calles Inclán, Mármol y Las Casas. Lo que haría que tiempo después una sociedad fantasma abonara al club 900.000 dólares y esos terrenos se vendieran a la empresa francesa Carrefour por 8.000.000 dólares, que instalaría allí su primer supermercado, en 1985. Desde finales de la década de 1980 viajamos a principios de los 2000. Más de 20 años pasaron para que en 2008 se impulsara en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto de ley de Restitución Histórica de los terrenos de Avenida La Plata. Esto buscaba devolver al club un terreno lindante con el que pertenecía al estadio, ubicado en Salcedo 4220. Este proyecto, elaborado por Juan Carlos Témez y Marcelo Vázquez, fue presentado por el legislador Miguel Talento y recibió su sanción por unanimidad. Ya para marzo de 2012, 110.000 hinchas de San Lorenzo se reunieron en Plaza de Mayo para pedir por la Ley de Restitución Histórica, normativa que -entre otras cosas-, insta a Carrefour a negociar un acuerdo con el club en el lapso de seis meses, y de no hacerlo establece que el predio será expropiado, corriendo los gastos a cuenta de San Lorenzo. Un año después, en noviembre de 2013, El Ciclón comenzó a construir el polideportivo Roberto Pando en “Tierra Santa” y en 2014 el club firmó un convenio con la cadena de supermercados Carrefour para la devolución del predio y la construcción del estadio para 2018.

 

El último capítulo de esta historia se escribe entre 2020 y 2021. San Lorenzo necesitaba que la Legislatura porteña sancione la Ley de Rezonificación que da validez al Código Urbanístico propuesto por San Lorenzo, que comprende además de la construcción del estadio, la edificación de dos escuelas, un centro cultural, y todo lo referido a iluminación y seguridad de la zona. Y así fue como este 5 de agosto de 2021, el hincha de San Lorenzo festejó su cita con la historia.

Un escenario acostumbrado a las vestimentas solemnes, la calle Perú y el microcentro porteño, desde antes de las diez de la mañana se comenzaba a vestir de azulgrana. Banderas, carteles, aromas propios de un estadio, se entrelazaban por las esquinas más célebres de Buenos Aires. “Hay que hacer ruido, hay que hacernos escuchar”, dice Alejandro al pasar con un piluso que tapa su frente y que detalla a lo largo y a lo ancho las palabras, a esta altura sinónimos, “San Lorenzo” y “Boedo”, al lado del Café Tortoni.

“Es como recuperar parte de la historia que no conocimos, pero que lo hicimos después a través de quienes la contaron, que fueron muy importantes en esta gesta”, dice emocionado Emanuel. “Vine hace diez años a Buenos Aires y yo cantaba que era de Boedo cuando jamás había pisado esa cancha. Esto no es un final sino un nuevo comienzo. Es construir un club inmenso para un barrio que ayuda al club como así el club también lo ayuda”, concluye.

Y un día, San Lorenzo volvió a Boedo. 

El Paraná, cada vez con menos agua

El Paraná, cada vez con menos agua

La bajante del Río Paraná se acentúa, y el agua brilla por su ausencia. Desde la cobertura de ANCCOM del año pasado, el problema no ha hecho más que agudizarse. En ese momento se hablaba de la peor bajante desde 1971, y ahora el arco se corrió a la de 1944, con miras a ser aún peor que aquella que marcó un hito hace 77 años. Los pronósticos no son alentadores, las causas aún son fuente de estudio y debate, las consecuencias pueden empeorar. Una cosa es segura, la bajante es histórica y no hay soluciones sencillas para un río, que pese a ser de los más caudalosos del mundo, es noticia porque se queda sin agua.

El Instituto Nacional del Agua afirma que la tendencia descendente a lo largo de todo el Paraná en territorio argentino continuará al menos en los próximos tres meses. La bajante es sumamente preocupante por su dimensión y también por su duración. El investigador de la Subgerencia de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del INA, Leandro Giordano, señaló a ANCCOM que no hay recarga hídrica en el Paraná (así como en el Iguazú, que es uno de sus afluentes) desde 2017, tendencia que se agudizó en 2019. En el río Paraguay, otro de los afluentes, la problemática data de mucho antes. El problema es la falta de lluvias. Actualmente estamos en estación seca, el excedente hídrico que alimenta al Paraná se genera en verano, pero lo que llueve en esa estación en los últimos años, no es suficiente. ¿Qué ocurrió el último verano? “Nuevamente predominó el déficit. Si bien hubo algunos eventos concentrados que dieron lugar a algunos repuntes, estos se acoplaron a la tendencia recesiva. No es la recarga que se debería tener para que se recupere el flujo de base, entonces se sigue agotando la reserva”, explicó Giordano.

Para que el caudal se normalice debería llover más de lo normal durante toda una estación. Sin embargo, para el verano se espera una “previsión de normal a debajo de lo normal”, según Giordano. Para el investigador: “Los dos años más semejantes fueron 1944 y 1934: en esos años los mínimos se dieron entre septiembre y noviembre, por lo que una hipótesis es que el mínimo podría darse en esa ventana de tiempo”. Es decir, se espera que la situación pueda empeorar. Lo que ocurrió en aquellos años críticos para que el río se recuperara fue que luego llovió más de lo usual. Algo que ahora no se espera en el corto plazo. Mientras, el agua en los reservorios subterráneos y en los embalses, se consume.

Las consecuencias de la bajante se ven en la captación de agua para consumo urbano, la navegabilidad, por lo tanto también en el comercio, en el ámbito productivo, en la fauna íctica, la estabilidad de márgenes. Julián Monkes, licenciado en Ciencias Ambientales de la UBA, señaló que “si persiste mucho tiempo la bajante puede afectar a la biodiversidad, a fauna que vive de los regímenes del agua que hay en los humedales. Al no tener los campos inundados, va a cambiar la estructura del suelo y la micro y mesofauna. Va a parecerse menos a un humedal y más a un pastizal”. Monkes puso paños fríos a la discusión que se viene dando en torno a las causas de la problemática: “Es muy apresurado decir que esto es a causa del cambio climático, cuando en 1944 hubo una bajante similar”, afirmó.

Las causas de la falta de lluvias que afecta la bajante siguen siendo motivo de debate. Además del cambio climático, se pone la lupa en la deforestación (sobre todo por el Amazonas, de donde proviene la cuenca), lo que para Monkes no tiene una relación directa, ya que el efecto sería mucho más a largo plazo. Sin embargo, explicó que “la deforestación continuada en el tiempo, más habiéndose incrementando exponencialmente en el últimos años en el Amazonas, puede afectar los regímenes de precipitaciones”. La relación está en que “los ríos aéreos conectan el Amazonas de Brasil con nuestra cordillera, el agua evaporada viaja y al chocar con la cordillera precipita. Estamos en un periodo de sequía natural y eso está afectando toda la cuenca amazónica”. En ese sentido, también se pone el foco en el periodo climático de La Niña, caracterizado por ser más seco, del cual estamos saliendo y entrando en un periodo intermedio (ENOS). A nivel más general, el ambientólogo consideró que “uno de los desafíos del nuevo siglo es empezar a tenerle más respeto a la naturaleza y planificar urbana y productivamente en función de los ciclos del ecosistema”.

Por otro lado, en la cobertura del año pasado de ANCCOM se daba cuenta de un proyecto presentado en el Parlasur, dado que es una problemática regional, de declaración de emergencia hídrica y ambiental. “El proyecto lamentablemente no se pudo tratar”, consignó Julia Perié, una de las autoras, parlamentaria del Mercosur y vicepresidenta nacional del Partido Solidario. “De todos modos se mantuvieron las gestiones que permitieron que Brasil abriera las compuertas de las represas para que larguen más agua”, agregó. En los últimos días sin embargo, el gobierno nacional decretó el Estado de Emergencia Hídrica por 180 días en la región de la cuenca del río Paraná. “Me parece importante porque la situación sigue siendo muy grave”, opinó Perié, “seguimos viviendo una situación de emergencia ambiental que nos preocupa mucho”.

Así las cosas, poca agua sigue corriendo por el río, y su ausencia deja a su paso postales dramáticas, consecuencias inversamente proporcionales a su altura e incertidumbre de cuando finalmente se revertirá la situación, y llegará el alivio a sus costas.

Un barrio costero para pocos que traerá problemas para muchos

Un barrio costero para pocos que traerá problemas para muchos

Organizaciones sociales y ambientalistas buscan frenar un nuevo emprendimiento inmobiliario que el bloque Vamos Juntos tiene pensado para la Costanera Sur. Mañana, el oficialismo de la Ciudad intentará aprobar el proyecto que habilita la construcción de un nuevo barrio en la Costanera Sur, con torres de hasta 145 metros, que replica el modelo urbano de los edificios de altura de Puerto Madero. Se trata de una parcela de 71 hectáreas con ingreso por la Avenida España al 2230, donde iba a funcionar la Ciudad Deportiva Boca Juniors, pero que fue cedido a empresa IRSA. 

El 29 de julio último, la oposición logró frenar el debate parlamentario a través de una medida “precautelarmente” por incumplimientos en el proceso. El convenio urbanístico fue presentado por el Gobierno de la Ciudad el martes 27 de julio pasado, pero el juez de primera instancia en lo Contencioso, Administrativo y Tributario de la Ciudad, Guillermo Scheibler, dictó la medida precautelar al hacer lugar a un amparo presentado por organizaciones sociales y ambientales que denunciaron que el convenio iba a ser sometido a una votación, sin cumplir con los procedimientos establecidos en la Constitución de la Ciudad.

El Observatorio del Derecho a la Ciudad, la Cátedra de Ingeniería Comunitaria, el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas y la Defensoría de Laburantes, argumentaron que el gobierno de la Ciudad no cumplió con la audiencia pública obligatoria que establece el Artículo 63 para proyectos de planeamiento urbano: “Antes del tratamiento legislativo de proyectos de normas de edificación, planeamiento urbano, emplazamientos industriales o comerciales, o ante modificaciones de uso o dominio de bienes públicos”. Además, no se presentó un estudio de impacto ambiental del emprendimiento como indica la Ley 123 de «Evaluación de Impacto Ambiental» que busca la realización de un “procedimiento técnico-administrativo destinado a identificar e interpretar, así como a prevenir o recomponer los efectos de corto, mediano y largo plazo que actividades, proyectos, programas y/o emprendimientos públicos o privados, pueden causar al ambiente”.

El vicepresidente del bloque del Frente de Todos (FdT) y de la Comisión de Planeamiento, Javier Andrade, explicó que desde el macrismo hace tiempo insisten con el proyecto: “Antes se llamaba Solares de Santa María y ahora Costa Urbana. Y en esta oportunidad, en el convenio urbanístico que proponen, ceden algunas hectáreas para parque, pero siguen consolidando esta idea que vienen trayendo hace tiempo de barrios náuticos, barrios cerrados y barrios privados”, explicó. 

En caso de que el plan se apruebe se levantará un nuevo Puerto Madero en los terrenos de la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors con un permiso de 12 a 145 metros de altura para las futuras construcciones de viviendas residenciales y locales comerciales. A modo de contraprestación por la reforma, la empresa desarrolladora deberá ceder a la ciudad el dominio de 48 de las 71 hectáreas de la parcela que serán destinadas a un espacio de acceso público, alcanzando una superficie total construida aproximadamente de 900 mil m2.

“Es muy problemática la situación teniendo la Reserva Ecológica en frente y el barrio popular Rodrigo Bueno al lado. Y, por otra parte, la Ciudad Deportiva está en un lugar que es un humedal, protegido desde 2005, y que obviamente no se atiende a los movimientos de tierras ni se sabe cómo va a ser. Tiene que haber una evaluación para saber qué impacto puede tener eso para ver cómo van a avanzar. Estamos hablando de torres de 145 metros de altura, y arroyos internos, con amarraderos”, comenta el legislador de Frente de Todos. 

La figura de barrios privados o cerrados, clubes de campo o náuticos, de acuerdo al Código Civil y Comercial, se consideran conjuntos inmobiliarios, ya que cierran el espacio urbanizado. A raíz del convenio, se va a generar un aumento exponencial en relación al valor de este predio. Se puede estimar que, a partir de la firma, solo el valor del suelo va a tener aproximadamente 1.600 millones de dólares cuando el grupo IRSA compró este terreno a 50 millones de dólares en 1997. “Nosotros no negamos que existe la herramienta, lo que planteamos es que en la Ciudad de Buenos Aires no cabe esa situación. Tanto por la densidad de población, por la falta de tierras que tenemos, y porque sigue encareciendo aún más el suelo. Estos emprendimientos tan caros, como el que proponen para Costa Urbana, lo que hacen, en términos de acceso a la vivienda es encarecer aún más el suelo, y por ende encarecer el alquiler y el acceder a una vivienda propia”.

En la charla publica virtual “Costa urbanizada vs. Costa Urbana” realizada el martes 3 de agosto por la Red de Asambleas Barriales y la organización Tierras Ferroviarias Verdes, la ingeniera María Eva Koutsovitis (miembro de Pensamiento y Políticas Públicas y de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria) explica los impactos que un proyecto de estas características puede generar en el conjunto de la Ciudad de Buenos Aires, pero en particular en el borde costero. La Ciudad de Buenos Aires enfrenta dos amenazas de origen natural que son las olas de calor y las lluvias extraordinarias. “Si pensamos en relación a la cantidad de servicio existimos que brindan las superficies verdes vamos a encontrar otros datos importantes: la Ciudad de Buenos Aires es una de capitales del mundo con menor superficie verde por habitantes, por lo tanto, es un absoluto contrasentido que en la última década la ciudad se haya desprendido de 150 hectáreas de superficie verde”, señala. 

La construcción consolida una fractura urbana, entre ciudad ribereña mirando al río, destinada a los sectores de mayor poder adquisitivo y una ciudad mediterránea, de espaldas al río, que va a acceder a los servicios urbanos. Además, Koutsovitis explica que resolver el problema de las inundaciones no es construir grandes conductos para transportar los excedentes de agua de lluvias, es poder abordarlas integralmente para no solo transportar de manera controlada los excedentes, sino también potenciar otros de los procesos fundamentales para su investigación: el proceso de retención a través de las superficies verdes y arbolado, el proceso de infiltración y el proceso de evacotransportación que las cubiertas vegetales llevan a cabo. Cabe destacar la importancia estratégica de recuperar los bordes costeros para mitigar los ascensos del nivel del río, de desentubar desde la desembocadura hacia aguas arriba los arroyos, y por sobre todo, recuperar y preservar los humedales costeros.

Continúa vigente la medida precautelar de detener el tratamiento legislativo del proyecto hasta que se presente el estudio sobre el impacto ambiental.  Mañana, 5 de agosto, el bloque Vamos Juntos buscará tratar el proyecto en el recinto.

¿Le dieron pelota a la educación física en pandemia?

¿Le dieron pelota a la educación física en pandemia?

Producto de la pandemia, la rutina y las actividades de la sociedad Argentina cambiaron rotundamente. El ámbito educativo no fue excepción. Y la materia de  Educación Física sufrió una drástica transformación. Para investigar sobre esta problemática, diversos profesionales contaron cómo es enseñar esa asignatura en este contexto.

“En la escuela tengo diez burbujas de doce alumnos, en total repartidas entre el turno mañana y tarde. En jardín, tengo salita de cuatro y cinco años, en el secundario tengo primer, segundo y tercer año”, dice Leonardo Ibarra, profesor de Educación Física en el colegio Solar De Horneros ubicado en Merlo.

¿Qué tipo de actividades se realizan en una asignatura tan centrada en lo físico y en el contacto real con otros? “En el aula virtual les hago hacer actividad física que comprometa muy pocos movimientos, porque no sabemos el espacio que tiene cada uno en su casa. Les pido que realicen ejercicios de coordinación, equilibrio en el lugar; también uso  videos cortos  en donde charlamos y explico la actividad”, dice Ibarramuy entusiasmado.

La metodología de utilizar canciones para los ejercicios es algo muy estimulante y entretenido para los alumnos; “ellos se van muy contentos “, cree Ibarra. Hay formas de enseñar más tradicionales, como cuenta Camila Mayo, docente en las escuelas N.º 64 y EP N.º 62, de Merlo. “En clase  trabajamos con las habilidades motoras básicas, anteriormente hago una explicación y demostración de la actividad“, agrega.

Otra variable que podemos encontrar es la teórica/práctica. “Realizamos actividades teóricas, lúdicas, recreativas, etcétera. Consisten en resolver diferentes desafíos, ya sea con el cuerpo, con algún elemento o de manera escrita”, señala Claudia Luporini, docente en las escuelas Nº 34 y Nº 11, también de Merlo. De manera tradicional o innovadora cada docente a su manera  mantiene la esencia de la materia: hacer actividad física “En la clase hacemos ejercicios construidos, abdominales, flexiones y sentadillas”, informa, por su parte, Fernando Bengoechea, docente en la escuela secundaria N.º 34, también de Merlo.

Los profesores se vieron obligados a tomar examen por medio de la virtualidad. ¿Cómo hicieron?. “Los chicos me mandan los trabajos por correo y les doy una devolución “, afirma Fernando, para ilustrar un caso.

Con el inicio de las clases virtuales surgieron  plataformas  no tan conocidas para el público común, estas  aplicaciones fueron un pilar fundamental en las clases online. “En el aula virtual lo que evalúo es la participación del Meet”, afirma Ibarra. Por otro lado, hay otros medios  que ofrece el mundo digital como es el ejemplo de Zoom, dispositivo  que tuvo una gran importancia para padres, alumnos y docentes el año pasado.  “Para las evaluaciones se realizan reuniones por Zoom con los padres de los chicos y con los chicos para hacer las devoluciones”, dice Félix. La herramienta de mensajería instantánea WhatsApp  también es usada por algunos docentes para tener una interacción más fluida con sus alumnos. “El método de evaluación es mediante observación de resolución de tareas, participación y cumplimiento, etcétera. Se realiza intercambio por Whatsapp, mediante mensaje, llamada o videollamada. “, explica Liorini.

¿Y qué dicen las madres y los padres de los chicos? Sabrina Alvez, mamá de León Alvez, un niño de seis años que asiste al colegio San Fernando, ubicado en la Ciudad Autónoma De Buenos Aires, cuenta: “En gimnasia hacen ejercicios combinados, como por ejemplo saltar  tocándose la cabeza” . En este caso en particular la nota numérica fue sustituida por un informe. “La evaluación es el proceso en general. Porque como nota se dan informes valorativos”, afirma.

¿Y los alumnos? ¿Qué dicen ellos, a fin de cuentas quienes deben recibir los contenidos? Rodrigo Navarro, de 17 años, quien asiste a la técnica número N° 1 de Merlo explica: “Me mandan trabajos prácticos, son preguntas de condiciones físicas y las reglas de los deportes como vóley y fútbol”. La socialización entre los pares es muy importante durante la adolescencia, ya que en esta etapa las personas pasan por varias  transformaciones tanto a niveles físicos como psicológicos. “Extraño estar con mis compañeros, jugar a la pelota en clase”, reconoce Rodrigo.

Derecho a un sueño seguro

Derecho a un sueño seguro

En abril de 2016, y a tan solo nueve meses después de su primera presentación, el Plan Qunita fue sacado de circulación a partir de una resolución del Ministerio de Salud del entonces gobierno de Mauricio Macri. Impulsada por una denuncia de la ex diputada Graciela Ocaña debido a supuestos sobreprecios en la licitación, la resolución detuvo la entrega de los kits destinados a mujeres embarazadas titulares de la Asignación por Embarazo. Además, hubo estudios que indicaron un supuesto peligro para los bebés en algunos de los elementos del plan. Todo esto volvió un paso atrás en el acceso al derecho del sueño seguro de muchos recién nacidos.

El kit contenía una cuna armable, indumentaria, elementos de cuidado e higiene, juguetes y una guía. La importancia del plan se basó en intentar disminuir el número de muertes que ocurren en la práctica mal realizada o sin seguridad del colecho, costumbre que consiste en que la madre y/o padres de un bebé duerman juntos por la noche. En el año 2015, se registraron 250 casos de Síndrome de Muerte Súbita de Lactantes (SMSL) producido en bebés menores de un año aparentemente sanos.

Alrededor de 74.000 cunitas fueron entregadas en distintas maternidad del país antes de la anulación del programa. Según un estudio de la Fundación Soberanía Sanitaria, en 2015 -año en que comenzó Plan Qunita- la tasa de mortalidad infantil se redujo un 8,5%. ¿Por qué se suspendió entonces, si mostraba aparentes buenos resultados? Uno de los motivos fue que se encontraron potenciales riesgos en algunos elementos del kit: por un lado, un informe del Instituto Nacional de Tecnología Industrial aseguró que las cunitas encastrables tenían bordes afilados y faltaron advertencias de uso, y por otro, un estudio determinó que las bolsas de dormir eran peligrosas ya que representaban un riesgo de asfixia para los bebés.

Alejandro Jenik, médico especialista en pediatría y neonatología, dialogó con ANCCOM sobre el informe que presentó a pedido de la Subsecretaría de Salud Comunitaria, Maternidad e Infancia, que repercutió sobre la causa Qunita. El médico señaló que la bolsa de dormir estaba erróneamente diseñada: “El proyecto era muy bueno, pero estaba mal implementado. Yo mencioné que el programa era elogioso, que había que continuarlo, excepto por la bolsa de dormir”. La pregunta entonces es por qué no se decidió seguir con el plan reemplazando los elementos deficientes, sin privar a los recién nacidos del kit.

Con respecto a otros detalles aparecidos en el informe del INTI, que también hizo mella en la opinión pública, para el especialista “No eran cosas importantes, si los bordes estaban afilados o no. Qunita era un programa importante porque lleva cunas a donde no hay, y cada niño debe tener una. El colecho no puede pasar porque los padres no tienen elección, la cuna debe estar y los padres tienen que hacer la elección si la usan o no, es una obligación del Estado”.

La falta de datos a nivel nacional con respecto a las prácticas de colecho impide conocer la situación de las familias más vulnerables, con madres solteras o adolescentes, en las que el colecho es más frecuente. Un estudio elaborado en 2017 por Subcomisión de Lactancia Materna y Grupo de Trabajo de Muerte Súbita e Inesperada del Lactante, señala los beneficios del colecho si se realiza correctamente y también advierte sobre las precauciones a tomar, evitando: posición del bebé boca abajo, superficies blandas, padres con fatiga extrema o consumo de alcohol o drogas, hacinamiento y falta de ventilación, entre otras. “El colecho no debería ser la única opción posible para familias carenciadas, sino una elección luego de conocer los beneficios y riesgos”, concluye Jenik.

¿Elección, costumbre o falta de alternativas?

Para entender más en detalle la cuestión cultural del colecho, ANCCOM dialogó con Soledad Perez, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas quién en 2005 publicó un artículo sobre el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante y la relación con un aumento de casos en los barrios más carenciados de Bariloche. Perez concluyó en que la etiqueta de SMSL muchas veces “tiende a homogeneizar lo que queda debajo de ese rótulo sin una causa aparente, pero si después descubrís que el SMLS está geográficamente localizado en los barrios más postergados y vulnerables, con ciertas condiciones habitacionales, en realidad la etiqueta invisibiliza un problema estructural de falta de acceso o incumplimiento de un montón de derechos”.

Por este motivo, bajo el rótulo de muerte súbita -y desconocida- muchas veces se esconde una vivienda inadecuada, falta de acceso a la salud, a los controles prenatales adecuados y al asesoramiento incluso en temas como el impacto del tabaquismo en la salud de los bebés. “Estas muertes pueden pasar en un barrio de clase media o alta, pero si se da en un período de tiempo muy corto, como pasó en Bariloche, la aplicación de ese rótulo es ingenua e invisibiliza las condiciones para que estas muertes ocurrieran”.

Otra cuestión importante es la construcción social del fenómeno, que suele demonizar la pobreza y la incapacidad de elección: “Es muy fuerte discursivamente salir en los medios diciendo ‘estos bebés se murieron por pobreza, porque las familias no tenían acceso a tal cosa’. Es muy fuerte para la familia, como algo que no le pudieron garantizar”, explica la investigadora. De esta forma las madres no solo cargan con la pérdida de un hijo, sino también con la afectación de ser las responsables de esa muerte en el discurso médico y mediático.

La forma de maternar, junto con las prácticas culturales arraigadas como el colecho, varían en cada región del país y componen “estrategias” como las denomina Pérez, para enfrentar, por ejemplo, las fluctuaciones térmicas del noroeste argentino o el frío intenso de la Patagonia, donde muchas veces las familias se amuchan para dormir y hacer frente a las bajas temperaturas. Por este motivo, si se quiere incluir un programa como el Plan Qunita y que se extienda a toda la población, es necesario conversar sobre los controles pre y postnatales. Este tipo de planes “necesitan un arraigo en la población; para instalarlo hay que hacer capacitaciones que tengan que ver con internalizar por qué es una buena práctica el uso de una cuna. Eso lleva tiempo y por eso una evaluación integral del plan debería hacerse transcurrido un tiempo”, sostiene la investigadora.

Los últimos días, luego del sobreseimiento de los imputados en la causa impulsada por Graciela Ocaña -entre los que se encontraban el ministro y viceministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán y Nicolás Kreplak, respectivamente- debido a que no se consideró que haya habido perjuicio al Estado por sobreprecios, se evalúa la vuelta del Plan Qunita. Es necesario incluir mejoras y orientación, pero será otra alternativa para poner el debate sobre la cama: colecho sí o colecho no, pero con la posibilidad de elegir lo mejor para un sueño seguro.