Sep 9, 2021 | Entrevistas

El precandidato a diputado de la Nación por la Ciudad de Buenos Aires por el Nuevo Movimiento al Socialismo, Federico Winokur, habló con ANCCOM sobre sus propuestas de cara a las paso del 12 de septiembre: “Nuestra primera propuesta es terminar con la precarización laboral”. Esa es la carta de presentación del precandidato por el MAS en la Ciudad de Buenos Aires. El docente de escuela primaria de 28 años es el dirigente más joven en encabezar una lista en estas elecciones legislativas y sus posturas políticas se orientan al ecologismo y el anticapitalismo.
Winokur es fundador junto a otros militantes por el clima de la agrupación Acción Ecológica Anticapitalista, en donde ponen en tela de juicio los daños que el modelo económico hace al medio ambiente.
“Nosotros estamos apoyando que los trabajadores de las aplicaciones tengan un sindicato y que el mismo sea reconocido por el Ministerio de Trabajo”, afirmó Winokur, quien acompaña el reclamo del Sindicato de Trabajadores repartidores por Aplicación (SiTraRepA.
¿Considera que la informalidad laboral en los jóvenes crecerá en el futuro?
Si fuera por los empresarios volveríamos a la esclavitud. Durante la pandemia, los sectores empresariales que más se quejaban de los derechos de los trabajadores fueron los que más beneficios obtuvieron. Lo contrario les ocurrió a sus trabajadores que se empobrecieron más. Con las legislaciones laborales que imponen los grandes empresarios vamos a un mundo de esclavitud.
¿En qué basa esta postura?
Por ejemplo, el caso más notorio es el de los trabajadores de Amazon, que denuncian que no los dejan ir al baño. Nosotros planteamos que «o estás con los multimillonarios que destruyen el medio ambiente y explotan a los trabajadores o con las y los trabajadores”.
¿Cuál es su postura sobre la idea de meritocracia que abogan algunos sectores sociales y económicos?
Hay un discurso muy curioso sobre una mega teoría del derrame que dice que a vos te va a ir bien, si al empresario le va bien. Nosotros vemos que eso no es así. A vos te va a ir bien si peleás por tus derechos.
¿Qué propuestas tiene en materia salarial e impositiva?
Consideramos que hay dinero para terminar con la precarización laboral y por eso proponemos un salario mínimo de cien mil pesos, además de ponerle impuestos a las grandes empresas, al agro y a las industrias contaminantes, que más se beneficiaron durante la pandemia. En el caso de las empresas contaminantes hay que ponerles grandes impuestos de forma urgente, debido a que fueron las que más ganancias obtuvieron en los últimos 20 años.
¿Cuál es su postura ante el avance de sectores de extrema derecha en los jóvenes?
En verdad, considero erróneo la relación juventud y derechas. Observó que es un núcleo en particular de sectores con cierto resentimiento con las conquistas sociales y el avance del feminismo, que están sobredimensionados por los empresarios y los sectores mediáticos, pero ciertos personajes son un peligro y si fuera por ellos reviven a Videla. En particular, todas sus propuestas están basadas en mentiras, prejuicios y teorías conspirativas para defender el statu quo y al sistema que estamos actualmente, a pesar de que tener un discurso anti sistema.
En este contexto ¿qué puede hacer la izquierda?
Creo que es un buen momento para las ideas de izquierda anticapitalistas. Los jóvenes de hoy, que ven que su futuro está en riesgo, comienzan a criticar el sistema y eso es bueno para la izquierda, pero hay que tener un programa claro y plantear un debate de fondo. Nosotros proponemos una izquierda que tiene que plantarse contra los más poderosos, contra la riqueza y que debe reventar a este sistema capitalista. Por eso decimos que pretendemos un salario de 100 mil pesos y acabar con la precarización laboral, a pesar de que muchos nos ataquen y nos digan “locos”, solo porque pretendamos un salario por encima de la canasta básica.
¿Qué propone el Nuevo Más en materia educativa?
-Los jóvenes fueron el sector de los que más se habló pero de los que menos atención recibió. Durante la pandemia, el gobierno se lavó las manos con la educación, debido a que no atendió las necesidades de las juventudes. Nosotros consideramos que las juventudes padecieron las mayores consecuencias sociales y psicológicas de la pandemia. Eso los veo en los niveles primario y secundario, donde soy docente, y también en el universitario, como por ejemplo en la UBA, donde algunas facultades se encuentran cerradas desde hace dos años, y donde la virtualidad es difícil porque muchos sectores no tienen la posibilidad de cursar por esa modalidad. Desde el MAS proponemos priorizar la educación, triplicar el presupuesto con el fin de refaccionar y construir establecimientos educativos.
¿Por qué no hay una unidad de la izquierda?
El FIT y el Nuevo MÁS son dos cosas distintas. Nosotros hicimos una propuesta de debate entre los principales representantes de ambos movimientos: [Nicolás] Del Caño del FIT y [Manuela] Castañeira del MAS. Pero el FIT se negó a realizar un debate. Nosotros consideramos que el FIT se transformó en un frente conservador y que está adaptado a las instituciones y al sistema y por más que Del Caño y [Myriam] Bregman sean compañeros, mantienen un frente que no va a revolucionar la política, sino que está adaptado a los esquemas institucionales.
¿Cuál es su diferencia con el FIT?
Nosotros no decimos que vamos a revolucionar la política si tenemos veinte diputados en el Congreso, porque consideramos, como señaló Rosa de Luxemburgo, que hay palacios y esta la calle y eso se vio en la lucha por el derecho al aborto donde a pesar de lo logrado en el Congreso, la génesis estuvo en la calle y en las luchas de los movimientos de mujeres y LGTBQ que se movilizaron. Nosotros somos un vector para llevar las fuerzas de las movilizaciones al parlamento.
Sep 9, 2021 | Deportes
Guillermo Traba es el entrenador de la selección argentina de judo paralímpico hace 18 años. Desde que asumió, el judo ha dicho presente en las cinco ediciones de los Juegos Paraolímpicos que se disputaron, hasta alcanzar Tokio 2020. En diálogo con ANCCOM, contó cómo se desarrolló la última edición de los Juegos en este contexto tan particular, que limitaciones se presentaron a la hora de entrenar, cómo las atravesaron y que lugar le da al deporte como herramienta de inclusión.
¿Cómo fue el desarrollo de la competición?
El desarrollo de los Juegos fue muy bueno, estuvo muy bien organizado. Hubo muchísimos cuidados respecto al covid-19, se mantuvo siempre la misma burbuja. No te podías cruzar con nadie externo a la competición, ya sea en la villa, en los entrenamientos que hacíamos en Japón o en los previos, solamente tenías contacto con gente de ahí. En el ámbito organizativo de los juegos en sí también estuvo muy bien, todo muy ordenado.
¿Y a nivel competitivo?
A nivel competitivo, a nuestra selección no le fue nada bien. Viajamos con tres luchadores: Eduardo Gauto en la categoría hasta 66 kg, Fabián Ramírez hasta 73 kg, y Laura González hasta 57 kg. Desgraciadamente, ninguno pudo llegar a medalla: Gauto y Ramírez quedaron afuera en la primera lucha, sin posibilidad de competir en segunda instancia, con mucha mala suerte porque a los dos les tocó contra Japón que es potencia. Laura obtuvo un diploma olímpico gracias a su séptimo puesto. Aspirábamos a un poco más, pero es parte del juego; a veces tenés buenos logros y otras veces no. Sin embargo, el trasfondo del judo argentino no es negativo como parece si uno se deja llevar por estos resultados. Es que a los Juegos Paralímpicos clasifican nada más que los diez mejores del mundo en hombres, y las ocho mejores del mundo en mujeres. Un dato sorprendente si se tiene en cuenta que Argentina está lejos de ser uno de los países con más recursos en cuanto a entrenamiento y preparación.
¿En qué contexto se encuentra el judo paralímpico?
El deporte adaptado en general ha crecido muchísimo, pero hoy en día se hace todo un poco más difícil. Los países que tienen más recursos cuentan con otro nivel de acceso a tecnologías, a capacidades. Hay una diferencia que hace a la realidad social de nuestro país y nuestra zona. Cuando vas a las competiciones, ves a otros contingentes, y todos los recursos con los que viajan, y te das cuenta que estamos lejos. Nosotros vamos a las competencias sin equipo médico, y los demás tienen kinesiólogos, psicólogos. Por suerte, en los Juegos viaja la delegación entera, donde sí pueden ir los médicos y demás, pero al resto de los torneos vamos solos.
¿Cuánto los limitó la pandemia?
Estuvimos con muchos inconvenientes desde el año pasado. Justo veníamos de un torneo en Montreal en enero de 2020 donde nos había ido muy bien. Veníamos con mucha confianza y cuando nos agarró la pandemia fue un golpe durísimo. Estar desde marzo hasta noviembre del año pasado entrenando por Zoom nos quemó la cabeza. Un deporte como el judo necesita la presencialidad, necesitas del otro para entrenar. Fue bastante desalentador y costó mucho volver a comenzar.
¿Cómo lo sobrepasaron?
El deporte de combate fue uno de los últimos en empezar a entrenar, porque al ser lucha cuerpo a cuerpo se dificultaba mucho con barbijos. Recién volvimos a los entrenamientos en noviembre del año pasado y de ahí no paramos. En mayo estuvimos en competencias en Azerbaiyán y en Inglaterra, donde dos de nuestros competidores obtuvieron medalla, fueron buenos logros. Dentro de todo nos arreglamos muy bien, fuimos preparados y con mucha confianza. Pensamos que estábamos para más, pero lamentablemente no lo pudimos plasmar en los Juegos. No se dieron las circunstancias.
Fabián Ramírez, uno de los judocas que compitió en Tokio 2020, tiene 44 años y es doble medallista olímpico: obtuvo la medalla de plata en Atlanta 1996, antes de la asunción de Guillermo como entrenador, y la medalla de bronce en Beijing 2008. La presencia de referentes es muy importante a la hora de la convocatoria en el deporte, sobre todo si alcanzan logros que generen reconocimiento a nivel nacional. Guillermo afirma que la importancia de una medalla, de alguien con quien identificarse, va mucho más allá del logro deportivo.
¿Influye tener a Paula Pareto como referente en la disciplina?
Sí, por supuesto. La figura de Paula es muy trascendente, pensá que es doble medallista olímpica. Igualmente, las medallas no son tanto para el atleta, sino que sirven para que mucha gente se involucre en el deporte y se dé a conocer. Si nos quedamos solamente con la medalla para colgarla, creo que volamos muy bajo. La idea es que la medalla tiene que servir para que haya muchas Paula Pareto, muchos Fabián Ramírez, ese es el verdadero logro de una medalla, valen para eso. Todo deportista famoso sirvió para que haya más en esa situación, y ni hablar de la importancia del deporte para los que están excluidos de este sistema.
¿En qué lugar colocas al deporte como herramienta de inclusión?
El deporte es la herramienta por excelencia para la inclusión. El judo, por hablarte de mi experiencia más cercana, es muy rico en ese aspecto, porque le permite a cualquier chico con problemas de discapacidad visual poder hacerlo en cualquier lado. Al ser un deporte que se trabaja de a dos, tu adversario o tu uke, como le decimos nosotros, puede ser un convencional, y a su vez es un guía. No necesitas de otra persona no vidente para entrenar. El judo contiene una gran riqueza inclusiva en ese aspecto. De los tres que compitieron en Tokio, por ejemplo, dos no tienen capacidad visual y uno tiene muy poca. Lamentablemente, en el judo paralímpico aún no se hizo una clasificación en ese aspecto, entonces te puede tocar contra alguien que tenga prácticamente la totalidad de la vista, que es lo que les pasó a dos de los chicos. Por suerte, la regla está por cambiar y esperemos ya para la próxima edición tener una separación que sea justa.
A pesar de que el judo no es una actividad muy practicada en nuestra región, ha logrado ocupar y mantener un lugar de privilegio en el mundo del deporte paralímpico. Hay atletas repartidos por todo el país que son parte de la selección y ya se preparan pensando en las próximas competencias.
¿Cómo continúa la actividad de la selección de judo después de Tokio?
Ahora arranca un nuevo ciclo, paramos unas semanas y luego de nuevo a comenzar a entrenar para el nuevo objetivo que es París 2024. Trabajando, entrenando, buscando nuevos aportes, nuevos atletas para preparar. Hay mucho para hacer y estamos ilusionados y con muchas ganas.
Sep 8, 2021 | Entrevistas
Belén Torres tiene 26 años y es precandidata a diputada nacional por el Frente de Izquierda de los Trabajadores Unidad (FIT-U) por la provincia de Buenos Aires. Estudia el profesorado de Historia en la Universidad Nacional de General Sarmiento y se reconoce en la dificultad de la juventud de acceder a empleos formales. Además, enfatiza la posibilidad histórica de la izquierda de captar cierto descontento social y transformarlo en organización.
¿Cuáles son las demandas más urgentes de la juventud?
Se empieza a ver mucho enojo con ambos lados de la grieta de los partidos tradicionales, tras cuatro años de la crisis que nos dejó endeudados con el FMI y dos años de gobierno del Frente de Todos en los que no estuvimos entre las prioridades. El 70% de los pibes labura de manera precaria y vemos una uberización del empleo; muchas horas y los sueldos no alcanzan, como en Pedidos Ya, donde los trabajadores están 12 horas pedaleando. Eso hace que se haga muy difícil estudiar en esas condiciones y termina en la deserción en las universidades. Yo también hago changas porque no podía seguir trabajando en un cotillón nueve horas diarias, seis días a la semana y estudiar.
¿Qué propuestas tenés para ese problema?
-Queremos pensar la reducción de la jornada laboral a seis horas diarias, cinco días a la semana, que se repartan las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, sin reducir el salario. Hoy trabajamos muchas horas solo para alcanzar la canasta básica.
¿Por qué decís que los jóvenes no están entre las prioridades?
Hoy quienes gobiernan llevan políticas con un interés claro: pagar la deuda al FMI que nos dejaron cuatro años de macrismo. El oficialismo en la campaña 2019 planteó que las cosas iban a cambiar y han pagado 345 millones de dólares al Fondo. Ahí están las prioridades, nos sacaron el Ingreso Familiar de Emergencia, el IFE, a muchos sectores, nos negaron el Progresar en la universidad y es muy difícil estudiar sin acceso a internet, a una computadora.
¿Y cuáles serán tus prioridades si sos electo?
-La educación, la salud y la vivienda. Este último es un tema central, los jóvenes hoy no podemos ni pensar en irnos de la casa de nuestros viejos y se sigue criminalizando a los sectores que no tienen dónde vivir, cómo nos demostraron las familias de Guernica.
-¿Qué lugar ocupan en la agenda del FIT-U las luchas ambientales?
Se está debatiendo la Ley de Humedales, proyecto que está cajoneado por el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Consideramos que es urgente, porque en el medio -por ejemplo- queman los pastizales del Delta del Paraná.
¿Y en materia educacional?
-Muchos sectores están siendo expulsados por no tener las herramientas para cursar en la virtualidad o enfrentar las dificultades de lo que implica estudiar en casa. Tenemos que avanzar en los recursos que necesitan, necesitamos becas para quienes no consiguen laburo o laburan muchas horas y no pueden estudiar. Los docentes también están trabajando de manera precarizada, la virtualidad aumentó su jornada laboral, y todo eso atenta contra la educación porque baja el nivel educativo. Hay que organizarnos desde abajo contra el recorte educativo a nivel nacional.
-¿Por qué cuesta tanto la unidad de la izquierda?
-Hoy el 80% de la izquierda en Argentina va en una alianza que lleva diez años y nosotros quisimos avanzar con el Nuevo Más, por ejemplo, y no tuvimos buenas respuestas. Hay que preguntarles a ellos qué pasa cuando venimos dando una batalla muy grande para que la izquierda emerja como tercera fuerza.
¿Y si el descontento se canaliza en posturas de extrema derecha?
Las fuerzas políticas se están disputando la juventud. Como izquierda tenemos un desafío. La extrema derecha se atreve a hablar de libertad ¿De qué libertad hablan? Si laburamos 12 horas diarias y no podemos estudiar. El proyecto de Milei y Espert se puede aplicar en una dictadura, los jóvenes tenemos que luchar por una verdadera libertad.
¿Cuál es el mensaje de la izquierda para la juventud descreída de la política tradicional?
No queremos resignarnos a no tener futuro, somos las próximas generaciones y en Latinoamérica venimos peleando contra la precarización de nuestras vidas. La juventud aporta organización y conquistas en las calles. Entiendo esa bronca pero tenemos que transformarla en organización, en lucha en las calles y votando, la salida es por izquierda. Las bancas de mis compañeros de izquierda, Nicolás del Caño y Myriam Bregman, van a estar como trinchera de lucha de la juventud en la calle.
Sep 8, 2021 | Géneros, Novedades
¿Qué pasá cuando se exhiben fotos en la web sin consentimiento? Este tipo de acción ¿lo contempla el actual Código Penal como un delito? ¿Cuáles son los proyectos de ley vigentes que se ocupan de la cuestión? Anccom charló sobre el mal llamado delito de “pornovenganza” con Marina Benítez Demtschenko, abogada especializada en delitos informáticos con perspectiva de género y Directora de la Fundación Activismo Feminista Digital.
En junio pasado, en Argentina se dio un fallo catalogado como ejemplar en materia de delitos informáticos. Patricio Poli resultó sentenciado a cinco años de prisión efectiva, pero su condena no fue por haber difundido imágenes íntimas de su expareja, como circuló por infinidad de medios, sino por violencia de género, física y psicológica. El cargo: “Coacción y lesiones leves calificadas”.
La mal llamada “pornovenganza” es la difusión no consentida de imágenes o videos íntimos en redes sociales, servicios de mensajería instantánea y cualquier tipo de medio social donde se comparte información y se encuentra tipificado la Ley Penal Argentina como un tipo más de extorsión. Por otro lado, se distingue del llamado “sexo extorsión”,que ocurre cuando una persona es amenazada y debe dar dinero o hacer algo a cambio de que no difundan imágenes íntimas.
El término “pornovenganza” o “revenge porn” para referirse a este delito es equivocado. La pornografía es una práctica consensuada que no busca el sometimiento de la otra persona ni su humillación. La idea de “venganza” apunta directamente a la víctima, ya que este concepto está vinculado a una suerte de merecimiento por parte de la misma. Sin embargo, cuando hablamos de difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, aún no hay en nuestro país una figura lo contemple como un delito específico.
Si bien no existen estadísticas oficiales, la Asociación de Lucha contra el Cibercrimen (AALCC), en un informe presentado en 2019, determinó que este delito afecta en un 87% a mujeres y adolescentes. Durante el periodo 2016-2018 se incrementaron un 20% las denuncias de difusión de material íntimo sin consentimiento. En ese lapso hubo 650 denuncias por “pornovenganza” y 3.500 por “sexo extorsión”.
Perspectiva de género
El 23 de julio del 2020, el Senado de la Nación dio sanción a un proyecto de ley para regular la difusión no consentida de imágenes íntimas. La iniciativa fue elaborada sobre la base del proyecto de ley de la senadora por Santiago del Estero, Claudia Ledesma Abdala de Zamora (Frente de Todos), donde se tuvo en cuenta el proyecto de la senadora por Tucumán Silvia Elías de Pérez (Juntos por el Cambio). Dicha sanción pasó a la Cámara de Diputados, pero luego no fue sometido a debate parlamentario, por lo que continúa pendiente de tratamiento en la Cámara Baja.
En diálogo con ANCCOM, Marina Benítez Demtschenko puso bajo la lupa el tratamiento del problema: “Técnicamente, todos los proyectos son espantosos, adolecen de falencias que son preocupantes y terminan siendo muy desprotectores en el caso en que se conviertan efectivamente en ley. Lo que no se tuvo en cuenta a la hora de redactar estos proyectos, es que en este tipo de delito, se requiere de una inmediatez absoluta y que no puede ser tratado de la misma manera que la violencia física; el contenido es imposible de bajar de la web, el agresor es omnipresente y existen otros agresores potenciales que son quienes difunden el material”.
El antecedente en Latinoamérica para este tipo de delitos es la Ley Olimpia, de México. Su nombre proviene de una mujer que fue acosada virtualmente luego de la viralización de material audiovisual íntimo sin su consentimiento. Dicha norma busca tipificar este tipo de situaciones y prevé una condena de hasta 6 años de prisión y multas económicas.
“Un error garrafal del último proyecto debatido en el Senado es que es un copiar/pegar de la Ley Olimpia de México. Se deben tener en cuenta las características de nuestro país en materia informática. Lo que hace esta ley es enmarcar el concepto de violencia digital directamente relacionado a la difusión no consentida de material íntimo y esto se trata de una problemática mucho más omnicomprensiva que supone otros comportamientos y conductas dañosas hacia las mujeres”, aclara la también directora de Activismo Feminista Digital.
En nuestro país, la regulación mexicana fue tomada como modelo en 2019 por la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados. En la misma, se propuso modificar la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y los mexicanos aprobaron la ley en una sesión histórica con cuatrocientos votos a favor y cero en contra.
El proyecto vigente define la violencia digital como “actos de acoso, hostigamiento, amenazas, insultos, vulneración de datos e información privada, difusión de contenido sexual sin su consentimiento, textos, fotografías, videos y/o datos personales (…) o cualquier otra acción que sea cometida a través de Tecnologías de la Información y la Comunicación (…) y atente contra la integridad, la dignidad, la vida privada o vulnere algún derecho humano de las mujeres”.
“Quieren incorporar a este delito bajo lo que se denomina de instancia privada, lo que supone que quien denuncia en medio de la desesperación de una viralización tenga que impulsar toda una investigación. Si de verdad queremos que este tipo de conductas se penalicen, hay que tener en cuenta la brecha al acceso a la justicia que tenemos las mujeres y lo que conlleva hacer una denuncia de este tipo. No se puede copiar/pegar y hacemos notas solo para la agenda mediática sino que se tiene que llevar adelante este tipo de proyectos conociendo bien la problemática”, explica Demtschenko.
¿Cómo es la legislación en otros países?
Aunque no hay una figura ni pena común, desde 2014 algunos países que han avanzado en legislaciones para penar la difusión no consentida de imágenes íntimas. Entre otros: Israel, Japón, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, España, Nueva Zelanda, Alemania, Filipinas, México, Brasil, Perú y Puerto Rico.
Hace siete años, Israel se convirtió en el primero del mundo en incorporar a su Código la figura de “pornovenganza” como delito. De esta manera, el delito se catalogó como crimen sexual y a las personas afectadas como víctimas de abuso sexual. Se modificó la ley sobre acoso sexual y se incluyeron penas de hasta cinco años de cárcel.
Las sanciones no siguen un criterio unívoco. Alemania impone multas. Reino Unido, Irlanda del Norte y Nueva Zelanda aplican sanciones penales; Brasil y Canadá establecen responsabilidades indemnizatorias del tipo civil. España aplica penalidades privativas de libertad y multas, y agravantes en atención a circunstancias personales del hecho y de la víctima. Perú contempla también imponer medidas de prisión, con agravantes para los funcionarios públicos y Puerto Rico sigue la misma línea.
Mientras tanto, los diputados nacionales siguen bailando un eterno minué en medio de una campaña electoral en donde se discute si está bien usar el término “garchar”. a propósito de la frase de Victoria Tolosa Paz.
Las víctimas se multiplican a falta de sanciones efectivas porque sin penas no existe seguridad ni protección ante hechos de violencia machista mediados por la tecnología. Antes de comenzar la pandemia el 87% de las agredidas eran mujeres y muchas adolescentes. Las expectativas de los próximos relevamientos no son alentadoras.
Sep 7, 2021 | Vidas políticas
Después de 20 años de ocupación militar, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acordó la retirada de las tropas estadounidenses del territorio afgano, seguido por las de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Ubicado en el corazón de Asia, Afganistán representó históricamente un terreno de disputa entre las distintas potencias, debido, principalmente, a su estratégica posición en el mapa. De este último conflicto entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética, se desprende el origen de la organización talibán, que ahora gobierna por completo el país e impone la ley islámica, a pesar de los intentos occidentales fallidos de instaurar una democracia.
“El problema de este tipo de sociedades es que no están acostumbradas a vivir en democracia o en libertad, porque siempre han estado dominadas o luchando por alguien”, señala Emilio Rufail, docente especialista en Estudios Árabes e Islámicos y director del Observatorio de Medio Oriente de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Y aclara: “No es que esta gente no tenga una cultura política, sí la tiene y bastante articulada, lo que pasa es que es muy diferente a la nuestra. En Afganistán hay muchos problemas sectarios”. La multiculturalidad –la existencia de distintas etnias– sumada a la religión y las costumbres, hace difícil establecer un acuerdo social que no involucre las armas.
“Gran parte de los afganos van a seguir pidiendo la intervención de Estados Unidos”, sostiene Ezequiel Kopel, periodista experto en Medio Oriente. “La sociedad afgana cambió, como también el mundo, y los talibanes tienen que mostrar otra cara ante sus vecinos”. La pregunta del millón es qué sucederá con las mujeres, al aplicarse una ley islámica fundamentalista y una lectura del Corán que Rufail caracteriza como “antojadiza”. A pesar de la intervención, los talibanes siempre controlaron una parte del territorio en Afganistán y el dominio en esas zonas fue con mano de hierro, pero Kopel subraya que “una cosa es controlar territorios como grupo insurgente y otra es controlar un país”.
Entre 1979 y 1989, los soviéticos ocuparon Afganistán y este hecho trajo aparejado uno de los mayores problemas de refugiados del siglo XX. Kopel cree que volverá a repetirse, estallando probablemente en 2022. “Todos los países intentan que otro sea la contención de la llegada de refugiados afganos, sobre todo si el talibán muestra esa cara violenta que muchos esperan. Estados Unidos, luego de la ocupación, tiene un deber moral. Pero la responsabilidad no es sólo de los estados occidentales, sino de todos”, concluye.
Rufail coincide en el drama humanitario que se avecina, pero afirma que era algo previsible: “Hace una década, en la lista de refugiados, estaban los sirios a la cabeza, pero muy cerca de la cantidad de sirios venían los afganos, porque la mayor parte del país estaba tomada por los talibanes. Ahora le prestamos atención porque sucede de una manera brutal, pero para los que estudiamos estas cuestiones no nos sorprende”.
Ruta de la seda
¿Cómo logró financiarse la organización talibán durante los veinte años de intervención estadounidense? Convirtiéndose en uno de los principales productores de adormidera y exportando sus derivados, entre ellos, el opio y la heroína. Antes de la intervención de Estados Unidos, los jefes talibanes prohibieron el narcotráfico, una de las actividades más lucrativas que tenían. Sin embargo, luego de 2001, se reapropiaron de la producción de drogas: “Controlando ese tipo de actividades ilegales han logrado financiar esta guerra”, opina Rufail.
A pesar del negocio del narcotráfico, la potencial fuente de riquezas de Afganistán se encuentra bajo tierra, en forma de importantes reservas mineras y petrolíferas. La República Popular China ya ha puesto el foco en negociar acuerdos con los talibán para invertir en la extracción de estos recursos y además consolidar el vínculo entre países. A cambio, la relación diplomática exige que regulen los niveles de violencia, sobre todo, con su propia sociedad civil. “Asia es hoy el corazón del mundo, la mayor parte del mercado mundial. Entonces, que allí haya conflictos, no es una buena señal para el clima de negocios. Si bien la presencia de Estados Unidos no era simpática para muchos países, traía una especie de status quo. Ahora hay que mirar cómo eso se rediseña, con los rusos y los chinos buscando sacar mayor tajada de esto”, señala Rufail.
“Rusia y China buscan moderar a Afganistán para que no sea un foco de conflicto en el oeste de China –con la que comparte frontera– y en Rusia, donde hay mucha población musulmana. No quieren que los talibanes alimenten el fundamentalismo musulmán”, destaca Gabriel Merino, doctor en Ciencias Sociales e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Tanto Rusia como China buscan mejorar el vínculo euroasiático y avanzar en una suerte de nueva ruta de la seda, integrando a Afganistán. En 2001, un par de meses antes de la ocupación estadounidense, fue creada la Organización de Cooperación de Shangai, que reúne a países de Asia y Europa. Actualmente, la organización ha crecido mucho y es vista por Occidente como una “OTAN paralela”, asegura Merino, provocando la alarma en Occidente.
De Kabul a Latinoamérica
Según Merino, nuestra región se encuentra en una tensión dentro del nuevo mundo multipolar, donde potencias contrahegemónicas como China ganan posiciones, mientras que Estados Unidos experimenta un proceso de declive relativo. Con énfasis en este último término, Merino explica que el cambio no es absoluto ni catastrófico, sino que se acomoda a otro mapa de poder: “Es una situación de disputa y de puja, que abre distintas perspectivas y escenarios”.
La nueva política exterior de Estados Unidos con Latinoamérica –Argentina incluida– busca recomponer el diálogo que fue dañado por el ex mandatario Donald Trump, y generar negociaciones a cambio de posiciones: “Van a tratar de retomar una hegemonía en el sentido de la palabra, que no sólo es poder y fuerza, sino también generar consenso. El tema es si lograrán hacerlo, porque hay muchos incentivos en la región para ir hacia otras direcciones”. Rusia y China pugnan por incorporar en la nueva ruta de la seda a países de América Latina. Incluso se prevé el ingreso de Argentina, ya que el país cuenta con una alianza estratégica e integral con el gigante asiático, algo que es visto por Washington como «una amenaza”, en palabras de Merino.
Para el investigador, la retirada de Estados Unidos y el ascenso de los talibán son un síntoma más de la crisis de hegemonía y del deterioro del neoliberalismo financiero. Su impacto en América latina choca con los esfuerzos de la región de avanzar como polos de poder emergentes y autónomos de Estados Unidos, a través del desarrollo de fuerzas productivas propias. “América Latina está en tensión entre una situación que genera más oportunidades para avanzar en este mundo multipolar con un proyecto autónomo de desarrollo, y las condiciones son cada vez más propias en ese sentido, o una subordinación y mayores presiones de Washington para mantener su hegemonía en la región”.
Según Merino, tanto la pandemia como la gran crisis a largo plazo que el mundo atraviesa, agudizó las tendencias de deterioro de Occidente y Estados Unidos. “No hay condiciones para la construcción de una hegemonía estadounidense, en todo caso lo que hay que observar es cómo Estados Unidos se va a plantar en este nuevo escenario o qué estrategia va a trazar para frenar su declive relativo y disputar contra sus adversarios”. En todo caso, faltan años para que se reconstruya una nueva hegemonía mundial. Y aún queda atravesar períodos de crisis, de disputas, de fuertes antagonismos e insubordinación de las periferias, como América latina.