
#8M. Mirá las fotos
Las calles que rodean a la Plaza Congreso se inundan por el color verde en los vestidos, pañuelos, vinchas, muñequeras y pelucas que lucen las mareas de mujeres que se movilizan al grito de “abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer”. Algunas también exhiben el color violeta -del Ni Una Menos- y el naranja, de la Campaña Federal por la Separación Iglesia/Estado. Pero ellas no están solas, ya que las acompañan múltiples organizaciones sociales como La Poderosa, la Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA), el Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), Pan y Rosas del Frente de Izquierda, Isadora de la Izquierda Socialista, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), los trabajadores despedidos de Fate y el Polo Obrero. Todos se congregan alrededor de las parrillas y los puesteros para prontamente marchar hacia Plaza de Mayo.
Camila, 21 años, es de Almirante Brown, provincia de Buenos Aires y estudia en el Instituto Superior de Formación Docente N° 1 ubicado en Avellaneda. Hoy siente una emoción muy fuerte porque su hermana de 13 años está marchando con ella por primera vez, pero también recuerda con tristeza las violencias físicas y psicológicas relacionadas al machismo que ha tenido que soportar en su vida. “He sufrido el acoso y también una violación por parte de mi novio cuando yo tenía 16 años. En aquel entonces lo naturalicé porque se pensaba que si era tu novio entonces podía hacerte cualquier cosa. Hoy por suerte es un tema que se habla, pero cuando tenía la edad de mi hermana era algo que se tapaba, aunque no por eso dejaba de existir. A partir del feminismo es que empecé a darme cuenta de muchas cosas y a detectar muchas situaciones. Ahora puedo pisar fuerte y me gusta que mi hermana me vea y aprenda lo que ella decida aprender de mí y de su generación también”, cuenta Camila.
Mientras las oleadas de personas empiezan a desplazarse por la avenida Rivadavia en la Ciudad, llegan desde los barrios de Palermo y Parque Chacabuco, Sonia y Paula, ambas de 50 años y amigas desde la infancia. Sonia es ama de casa y confiesa que siempre se ha mostrado reacia hacia el feminismo por ser de otra generación. No obstante, fue su hija de 15 años la que le cambió la cabeza al enseñarle cómo era su lucha. “A los 20 años me tuve que ir de un trabajo porque un tipo me acosaba, pero por mucho tiempo no me había dado cuenta de que eso era un acoso. Me tiraba indirectas y me tocaba el culo, así que un día me pudrí, le pegué dos cachetazos y renuncié. Cuando se lo conté a mi mamá me dijo: hiciste bien en irte, mejor evitar problemas. Era algo que lo vivíamos naturalmente y hoy pienso que no tendría que haberme ido. Pude entender que no está bueno este tipo de cosas. Tarde, pero lo entendí”, reflexiona Sonia mientras su amiga Paula asiente con la cabeza. Paula es empleada en el sector privado y rememora los actos machistas que tuvo que soportar cuando trabajaba de fotógrafa para eventos durante su adolescencia. “En varios trabajos me dijeron directamente: no, mujeres no contratamos porque de noche es peligroso. Eso lo viví y me gustaría que a la hija de Sonia, mi hija y mis sobrinas no les pase”, expresa Paula.
El sol del atardecer ya casi no brinda calor alguno y, por ende, la tarde empieza a refrescar. Sin embargo, aquel todavía logra encandilar a cualquiera que desee saber qué tan larga es la columna que avanza por Avenida de Mayo. Las calles laterales desbordan de gente y las banderas LGBT y la wiphala flamean al lado de dos muchachas que sostienen un cartel con la leyenda “Forzar partos es tortura” y otro que dice “No están perdidas. Están desaparecidas para prostituirlas”. Un grupo de mujeres baila frenéticamente al ritmo de los bombos y así dejan atrás varias pegatinas adheridas a muros que denuncian “El Estado destina 11 pesos por mujer para prevenir la violencia de género. 11 pesos sale una bolsa de consorcio”.
Alejandro tiene 64 años y es periodista en la Ciudad de Buenos Aires. Fue militante desde los 15 y estuvo exiliado 3 años en Barcelona durante la última dictadura militar. Cuenta que en esa época España gozaba de un feminismo que estaba más en boga en comparación con la Argentina, de manera que cuando volvió ya era consciente que aquella se trataba de una temática central para cualquier transformación revolucionaria. Empero, reconoce que antes de forjar su sólida ideología cometió actos de los cuales se arrepiente profundamente. “Cuando militaba a los 17 años ya tenía un cargo de responsabilidad zonal en Mar del Plata. Me acuerdo que en aquellos años 70′ la izquierda era muy homofóbica y en nuestra organización había un compañero que era amanerado o tenía algún rasgo homosexual. Mi responsable político me pidió que le explicara que tenía que apartarse de la militancia y yo lo hice. En ese momento no tenía claro que lo que estaba haciendo era una barbaridad, aunque sí me hacía ruido tener que hablar de eso con un compañero que era más chico que yo y encima un buen militante. Es algo de lo cual me arrepiento muchísimo”, reconstruye Alejandro con amargura.
Todos ya están Plaza de Mayo mirando hacia el escenario central. Y allí están Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Lita Boitano, madre de dos hijos desaparecidos de la última dictadura, ambas con el objetivo de brindar apoyo a todas las mujeres que las observan. “No bajen los brazos. Se lo decimos nosotras que a pesar de los bastones seguimos de pie”, alienta Taty y al tiempo completa Lita: “Como madre católica pido conceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Ya sólo se escuchan aplausos y gritos de alegría que no dejan continuar a los siguientes discursos.
El discurso
El discurso denunció a los gobernadores de las provincias que impidieron la aplicación del protocolo para la interrupción legal del embarazo, como los de Tucumán y Jujuy, y se pidió la renuncia de los ministros de Salud y de los directores de los hospitales donde a dos niñas que habían sido violadas, se les practicaron cesáreas, en lugar de proceder con la interrupción del embarazo como indica el protocolo. Hubo críticas al gobierno de Mauricio Macri por sus políticas de ajuste, se homenajeó a las pioneras en la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito y se reivindicó a todas las luchadoras anónimas que son parte de esta historia.
El documento redactado con lenguaje inclusivo enumeró cada una de las deudas del sistema patriarcal y del Estado pasando desde la aplicación de la Ley de Educación Sexual integral, la lucha contra el femicidio y la aplicación de protocolos contra las violencias de género, el reclamo y reconocimiento a las mujeres originarias y afrodescendientes, a las lesbianas, travestis, trans y personas no binaries, gordas e intersexs; hasta la enumeración y repudio a las políticas de ajuste que más golpea a estos sectores: “Paramos contra la Reforma Laboral nacional o sectorial y contra la Reforma Previsional, que afectan nuestro presente y nuestro futuro, pauperizándonos y feminizando aún más la pobreza en nuestro país, profundizando la injusticia social y condenando a todes les trabajadoras y trabajadores a una deuda ilegal, ilegítima y fraudulenta”.
Reproducimos el documento leído el 8 de marzo de 2019
«Estamos de pie por cuarta vez, haciendo un Paro General Internacional y Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, No Binaries, Gordes e Intersex de la clase trabajadora; ocupades, desocupades, precarizades, piqueteres y de la economía popular, visibilizando especialmente a las mujeres indígenas, originarias, afroargentinas y negras en pos de empezar a saldar la deuda histórica para con ellas. Este 8M paramos porque somos parte de una historia colectiva e internacional y porque Macri y los gobernadores ajustadores, con su violencia capitalista y neoliberal, pretenden robarnos el trabajo, el pan, la salud y la educación. Luego de la marea verde que inundó las calles y las plazas de toda la Argentina y el mundo en 2018, nos organizamos masivamente para exigir que finalmente el aborto sea legal, seguro y gratuito. Paramos porque con el modelo económico de Mauricio Macri, les gobernadores ajustadores junto a la influencia de las iglesias, las mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries, gordes e intersexs no tenemos futuro. Paramos porque organizades decimos bien fuerte: Basta de violencia machista en todos los ámbitos, basta de trata, basta de femicidios, travesticidios, transfemicidios y crímenes de odio. Paramos porque el ajuste de Macri y les gobernadores pauperiza nuestras vidas, y el presupuesto del FMI votado por el Congreso dice que nuestras vidas valen menos que un boleto de colectivo. Denunciamos a las direcciones de las centrales sindicales -CGTs y CTAs- por darle la espalda a nuestro movimiento al no llamar al paro por el 8M y exigimos una vez más un paro general efectivo por nuestras reivindicaciones.
Paramos porque todes somos trabajadoras y trabajadores; somos la clase contra la que va el capitalismo en el mundo, el neoliberalismo en nuestra región y el macrismo en nuestro país, mediante el avance de la derecha y el imperialismo en toda nuestra América Latina. En este paro, recogemos la historia de todos los paros históricos del movimiento feminista y la hacemos nuestra, porque estamos en primera fila contra las derechas reaccionarias, los planes neoliberales y la injerencia de los gobiernos imperialistas. Paramos contra la Reforma Laboral nacional o sectorial y contra la Reforma Previsional, que afectan nuestro presente y nuestro futuro, pauperizándonos y feminizando aún más la pobreza en nuestro país, profundizando la injusticia social y condenando a todes les trabajadoras y trabajadores a una deuda ilegal, ilegítima y fraudulenta.
Hoy levantamos la fuerza ancestral colectiva de nuestra diáspora libertaria: cumbes, palenques, cimarrones, quilombos. Hoy homenajeamos a María Remedios del Valle, conocida como «madre de la patria», a quien reivindicamos como heroína de las luchas por la Independencia. Reivindicamos también a la compañera Virginia Bolten, luchadora obrera y constructora de las organizaciones sindicales combativas de principios de siglo pasado, que lideraron heroicas luchas de la clase obrera contra la patronal y el Estado. Estamos acá porque nos precedieron las luchas protagonizadas por las resistencias de mujeres indígenas originarias sustraídas de sus territorios y la de mujeres africanas traídas por la trata esclavista y sus descendientes negras y afroargentinas; las luchas de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, por les piqueteres, por las mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binaries, gordes e intersexs organizades.
Paramos, resistimos y nos movilizamos en las calles ante la avanzada de ciertos sectores neofascistas en América Latina y en el mundo que nos tienen bajo el foco de su ataque, atentando contra nuestras vidas y nuestros derechos humanos.
Nos pronunciamos en contra de los discursos de odio que normalizan e imponen la norma del heterocispatriarcado. La biología no es destino, por eso paramos y le decimos NO al biologicismo.
Nuestro movimiento no tiene dueñe: es de les trabajadoras ocupades, desocupades, precarizades, piqueteres y de la economía popular; mujeres, travas, trans, lesbianas, putas, personas en situación de prostitución, personas no binaries, bisexuales, gordes, intersex, negres, originaries, sordes, ciegues, usuaries de sillas de ruedas y otras personas con discapacidad. Paramos contra el racismo, la xenofobia y la discriminación hacia las mujeres y personas indígenas, migrantes, negres, afros y afroargentinas residentes en nuestro país, y contra la apropiación cultural de matriz ancestral que venimos sufriendo.
Si bien el ajuste y la represión no son novedad, asistimos a su recrudecimiento de la mano del Gobierno de Macri y los Gobiernos provinciales ajustadores, que atacan a la organizaciones sociales y políticas y persiguen a quienes luchan y se oponen, utilizando como principales instrumentos a las fuerzas represivas, el poder judicial y los medios hegemónicos aliados. Paramos porque crecen las cifras de gatillo fácil, y el discurso que legitima la “justicia por mano propia” que pretende llevar a nuestra infancias a los tribunales y deportar migrantes ejerciendo todo tipo de violencias. Paramos porque luchamos por una Argentina y un mundo que sean Anticapitalistas, Antipatriarcales, Antirracistas, Antibiologicistas, Antimperialistas, Antineoliberales, Anticlericales, Antixenófobas, Anticapacitistas, Accesibles, Plurinacionales y Descoloniales. Desde el feminismo estamos construyendo nuestro movimiento contra todas las formas de crueldad con que el capitalismo quiere disciplinar nuestras desobediencias.
Homenajeamos a las mujeres, lesbianas, travestis y trans que abrieron camino y dejaron un legado que es el que explica la fuerza de nuestro movimiento. Desde la resistencia de los pueblos originarios contra la colonización y los pueblos africanos traídos por la trata esclavista y sus descendientes afroargentinas, hasta las obreras que en el siglo XIX construyeron nuestras primeras organizaciones; les desaparecides y les que encarnaron la lucha antidictatorial. Somos herederes de las pioneras en la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito como Dora Coledesky. Reivindicamos a todes les luchadores anónimes que son parte de nuestra historia. Homenajeamos a las activistas travesti/trans que abrieron caminos, dejaron un legado de lucha irrenunciable y dieron los pasos necesarios para la derogación de los edictos policiales, la conquista de Ley de Identidad de Género y la Ley de cupo laboral travesti/trans: Mocha Celis, Nadia Echazú, Claudia Pía Baudracco, Maite Amaya, Lohana Berkins, Amancay Diana Sacayán. Recordamos el día de ayer, 7 de marzo, en el Día de la Visibilidad Lésbica, a Pepa Gaitán, asesinada por lesbiana.
Todes y todas nuestras muertas presentes, ¡ahora y siempre! Por todo esto, en este grito abrazamos a todes les compañeres de Latinoamérica y el mundo: al closet, al calabozo y al biologicismo no volvemos nunca más; aborto legal, seguro y gratuito; no al ajuste; no a las violencias; arriba las y les que luchan!
PARAMOS POR:
DECIMOS BIEN FUERTE:
NOS MOVILIZAMOS Y GRITAMOS:
PARAMOS:
DECIMOS:
¡No somos un costo más!
EXIGIMOS:
NOS MOVILIZAMOS Y RECHAZAMOS:
¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir!
¡Separación de las Iglesias del Estado!
¡Al closet, al calabozo y al biologicismo no volvemos NUNCA MÁS!
¡Reincorporación de todes les despedides!
¡No al ajuste de Macri, el FMI y les gobernadores cómplices!
¡No al imperialismo!
¡El Estado es responsable!
¡Ni una menos: vivas y libres nos queremos!»
El 7 de marzo se conmemora el Día de las Visibilidades Lésbicas en homenaje a Natalia “Pepa” Gaitán, asesinada en 2010 por su condición de lesbiana en manos del padrastro de su novia.
La Asamblea Lésbica Permanente convocó a una intervención en la Línea A del subte, desde la estación Plaza Miserere hasta Congreso, donde decenas de mujeres organizadas
recorrieron los pasillos reclamando libertad. Por la lluvia, la lectura del documento se realizó bajo tierra, en la estación Lima. En ella se reivindicó “la potencia tortillera” y se exigió la absolución de las encausadas Eva Analía “Higui” De Jesús, Mariana Gómez y Joe Lemonge.
Con el comienzo de 2019, el Gobierno sigue firme con la política de no convocar a negociaciones paritarias, lo que provocó manifestaciones por parte de la comunidad educativa en los meses de diciembre y enero, y generó un acatamiento de casi el 90% a un paro nacional el 6, y 8 de marzo, este último día en coincidencia con el paro nacional de mujeres.
El mes de marzo siempre pone a flor de piel diferentes realidades en una Ciudad por momento caótica. Con la vuelta de las vacaciones y ante el inminente inicio de clases, los gremios docentes CTERA, Ademys, la Conadu y SADOP convocaron al cese de actividades por 72 horas. La primera de las gremiales docentes, con Sonia Alesso a la cabeza, estuvo presente, cerca del mediodía, en la Plaza de Mayo para manifestar su repudio a la política educacional del macrismo. Además, en la semana mediante un comunicado, exigió inmediatamente “la recomposición de las negociaciones salariales sin techo, condiciones dignas para enseñar y aprender”, defendiendo así el sistema provisional y al mismo tiempo oponiéndose a la reforma laboral.
El rechazo de la comunidad docentes y las gremiales es hacia el decreto 52/18, que quitó el derecho de la negociación colectiva a todos los docentes del país. Esto incumple la ley de Financiamiento Educativo Nº 26.075 y pone en riesgo a los alumnos y al ambiente de trabajo. Lo cierto es que Alejandro Finocchiaro, ministro de Educación de la Nación, en la reunión con sindicatos nacionales, anunció el aumento del salario mínimo docente a 15.000 pesos. En contraposición, una familia tipo necesita 26.443 pesos -según el INDEC- para no caer en la línea de la pobreza, con respecto a la canasta básica propuesta por el Gobierno.
Mariano Recalde, legislador de la Ciudad de Buenos Aires por Unidad Ciudadana, declaró en la marcha a ANCCOM: “Lo que se ve hoy es docentes reclamando cuestiones básicas a un Gobierno que le da la espalda a la educación”. Teniendo en cuenta lo ocurrido con el proyecto de UNICABA, la legislatura porteña se ha convertido en un escenario de lucha, pero que cuenta, luego de muchos años con la mayoría del oficialismo: “La situación es extraña. Es la primera vez que el Gobierno tiene la mayoría absoluta y automática en la Legislatura. Se ha convertido en una escribanía. De todas maneras, estamos dando la pelea ahí, haciendo que se escuche la voz de los vecinos”, explicó Recalde. “La idea es recuperar la inversión, que se construyan las escuelas que se aprobaron por mail. No exigimos los kilómetros de subte, sino que el Estado se haga presente en base a lo que se pautó”, culminó Recalde, exigiendo a la vez declarar la emergencia nacional educativa.
Santiago Gándara, miembro de la CONADU Histórica también dialogó con ANCCOM y se refirió a la facultad de Ciencias Sociales, en la que se desempeña como titular de cátedra de Teorías y Prácticas de la Comunicación II: “Tenemos previsto un plan de lucha y el no inicio de clases para el 25 de marzo”.
Con el sol impactando de lleno en los cuerpos de los presentes en Avenida de Mayo y Bolívar, la marea de banderas no se detuvo en ningún momento, a pesar de ser jueves al mediodía, con una temperatura que superaba los 30 grados. Al costado de las columnas del Cabildo se dispuso un escenario donde tomaron posición los más importantes referentes del movimiento gremial docente. En primer lugar, Carlos De Feo, Secretario General de CONADU abrió el acto exclamando: “Mientras haya un maestro, una maestra, un profesor o una profesora de pie, este pueblo no va a estar de rodillas y seguiremos luchando”. Además declaró: “Este Gobierno fracasó en todo lo que se propuso, pero además fracasó en detener esto porque no nos van a doblegar, vamos a vencer”.
El calor no parecía ser enemigo de una plaza que crecía en caudal de gente con cada minuto que pasaba. Y la cofradía entre públicos y privados se hizo más presente que nunca con el discurso de la secretaria General de SADOP, María Lazzaro: “Le pedimos al Gobierno que nos convoque a paritarias de las que nos ha excluído sin ningún argumento. Hoy los docentes públicos nos han unido reclamando que hay 30.000 docentes que desde el año 2017 no reciben un solo peso de aumento”. Según un relevamiento de los privados, se estima que el acatamiento al paro tuvo un 76% de efectividad por parte de los suyos, cuando en el público se estima un acatamiento del 90% a nivel nacional, según fuentes de la CTERA.
Promediando la una de la tarde, el escenario ya era una postal de hermandad. Todos los gremios docentes aunados bajo un mismo reclamo. Las insignias eran apenas diferencias y los colores conformaban un cuadro de unión frente a aquellos que creen que podrán avanzar sobre la educación pública. Para cerrar, Sonia Alesso, secretaria General de CTERA declaró ante la multitud de alumnos y docentes mancomunados y unidos en defensa de la educación pública: “Estamos nuevamente en las calles para juntos decirle a la sociedad que no será con nuestra complicidad que realicen el ataque a la escuela y a la universidad pública.” Para finalizar sentenció: “Aunque no quieran escucharlo, nuestros pibes y pibas llegan con hambre a la escuela. Aumentó la pobreza y no podemos ser indiferentes ante ese dolor. Nos quieren callados, arrodillados y disciplinados”.
El creciente cierre de locales puso en alerta a la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (FAIPA), que el 14 de enero decretó el estado de “emergencia nacional de las panaderías”. “A nivel nacional hicimos un cálculo de panaderías registradas y en el último tiempo han bajado sus persianas, o continúan trabajando informalmente, cerca de mil panaderías sobre un total de 37 mil”, afirma Miguel Di Betta, presidente de FAIPA, y agrega que “Buenos Aires es una la zonas más afectada junto con Rosario”. En este contexto, a nivel nacional, las ventas en la industria panadera cayeron entre 30 a 35 por ciento en promedio, según las empresas del sector.
De acuerdo a la Federación Industrial Panaderil de la Provincia de Buenos Aires (FIPPBA), se estima que en la provincia unos 200 locales cerraron sus puertas en 2018, “muchos de ellos con más de 50 años de trayectoria”, según expresó en un comunicado. Mientras que en Rosario, la Asociación de Industriales Panaderos denunció la desaparición de 60 panaderías durante el último año.
Desde el Centro de Industriales Panaderos del Oeste (CIPDO), su presidente Rodolfo Silva puntualiza: “En nuestra zona cerraron un promedio de 40 panaderías, no todas grandes, algunas son panaderías chicas que arrancaron hace tres o cuatro años y con la crisis tan rápida que hubo no pudieron hacer pie”. El cierre de establecimientos panificadores se da incluso en áreas de poder adquisitivo alto, donde no se siente tanto el achicamiento de salarios, como en la zona norte del Gran Buenos Aires. Pero claro, hay costos impagables. Allí, el alquiler de una panadería ronda los 180 mil pesos. “Tenemos calculado que entre 15 y 20 establecimientos cerraron en este proceso que viene del año 2016, dejando 60 personas en la calle”, detalla Luciano Eberlé, secretario general del Sindicato de Obreros Panaderos de San Isidro y Vicente López (SOPSIyVL).
Los representantes de las distintas agrupaciones de panaderos coinciden en que el aumento de materias primas y servicios, la caída del consumo y la presión tributaria originaron el desequilibrio del negocio. “Uno de los factores que causa la crisis del sector es la caída de las ventas y el otro es el aumento de las tarifas, sobre todo la del gas que en noviembre fue del 100 por ciento. Además, la harina aumentó un 300 por ciento a hoy”, sostiene Silva. Por otra parte, Di Betta indica que “el aumento de los servicios es fundamental para la debacle que ha habido, porque el trabajo nuestro se maneja con gas, luz y agua; son tres esenciales materias primas, como es la harina también”.
Por los barrios
Josefina es propietaria de La Genovesa, una panadería centenaria que funciona sobre la avenida Manuel Belgrano en la localidad bonaerense de Wilde, y aporta datos concretos de los precios: “La bolsa de harina hace un año estaba en 400 pesos y hoy estamos en 1.000. Con la harina a 400, el kilo de pan lo teníamos entre 30 y 40 pesos, ahora lo tenemos a 70 con la bolsa de harina a 1.000 pesos”. Josefina también señala que los aumentos los empujan a congelar los precios para mantener la clientela ya que “en realidad, tendría que estar 100 pesos el kilo de pan, pero si es así no podríamos vender nada”.
La propietaria de La Genovesa ilustra con números contundentes la crueldad de tarifazo: “Hace un año, pagaba de gas 700 pesos, ahora me vino 37 mil. De luz me venía 3 mil pesos y hoy me vino 40 mil pesos. Estamos al límite, no se llegan a cubrir los gastos”, reconoce. Es que mientras los servicios y la materia prima están dolarizados, los sueldos están pesificados.
Otro caso testigo es el de Marcela Pérez que hace 11 meses abrió un local en la calle Las Flores al 800, en el partido de Avellaneda. Pérez confirma que a raíz de los aumentos se dio un cambio en los hábitos de compra de los clientes, dado que ahora “se consume menos, por ejemplo antes llevaban un cuarto de galletitas y ahora te llevan solo 20 pesos”. Lo mismo le sucede a Claudio, dueño de Panadería Bahía Blanca, también en Avellaneda, que reconoce que «los productos más caros dejaron de consumirse, como las tortas que ya no las hacemos». A esto hay que sumarle que en verano siempre bajan las ventas en estos negocios.
Causas y consecuencias
La devaluación del peso, que llevó el dólar a costar más de 40 pesos a fines de agosto de 2018, aceleró los precios de los productos que vienen del campo, los que se importan y la provisión de energía. “Hoy exportar el grano de trigo es más negocio que procesarlo en el país y hacer pan. El grano de trigo está en pocas manos de los grandes exportadores, la mayoría corporaciones extranjeras, por lo que el valor del trigo es el mismo a nivel nacional que la cotización internacional de la bolsa de Nueva York”, explica Xavier De Escalada, encargado del rubro de panaderías y pastelerías de la Asociación de Empresarios Nacionales (ENAC).
En este sentido, Silva, el presidente de CIPDO, manifiesta que “el sector triguero es el verdadero formador de precio, están todo el tiempo comparándote a precio internacional. Argentina produce 18 millones de toneladas anuales y 6 millones se utilizan en el país. Lo que nosotros reclamamos cuando hicimos el ‘panazo’ es que tiene que haber un precio interno, porque se escudan en el libre comercio, pero Estados Unidos tiene libre comercio y tiene precio interno”.
Eberlé, por su lado, describe: “Tenemos una situación de incompatibilidad, yo me manejo con una moneda depreciada pero las cadenas que dan el servicio necesario para que funcionen las panaderías se manejan con dólar”. Por su parte, Silva apunta: “Todo aumenta, inclusive los impuestos, porque el IVA, Ingresos Brutos y Aportes Patronales van por encima de la inflación; pero no aumentó el salario del trabajador, o sea que a tu cliente la plata no le alcanza para ir a comprar a su panadería, vos no pudiste subir tus precios, no pudiste cerrar a tu ganancia, entonces estás en un embudo”.
Otra consecuencia de la crisis que atraviesa el rubro es el crecimiento de la venta clandestina de productos panificados que “ya existía y ahora se nota más, porque hay panaderías que han bajado las persianas pero continúan trabajando a puertas cerradas, sin pasar por ningún control de sanidad, no pagan impuestos y venden más barato. Esto abarca a un 40 por ciento de la actividad”, denuncia Di Betta.
Asimismo, la baja de consumo genera una flexibilización laboral. Eberlé, el titular del gremio de obreros panaderos de San Isidro y Vicente López advierte que “cuando empiezan a sentirse en crisis, la solución inmediata de la empresa es pagar media jornada al trabajador, o el ‘trabajen una hora más’. Acá no hay panadería que cierre los lunes, en el convenio dice que es el día de descanso del panadero pero lo sortearon a través de distintos días de licencias; entonces no hay descanso, hay 30 días de trabajo. O también empiezan con la polifuncionalidad”.
El 12 de diciembre pasado envió una carta documento al presidente Mauricio Macri y el 15 de enero hizo un pedido de audiencia urgente, sin respuesta hasta el momento. Entre los requerimientos que realizan se destaca el de “retrotraer el costo de la energía a diciembre del 2017 o una energía diferenciada para la producción del pan, control sobre el precio del trigo para evitar los abusos en esa parte de la cadena formadora de precios y tener previsibilidad del costo de la harina cuidando el precio para el mercado interno, moratorias a 60 meses sin intereses para el pago de deudas impositivas y el control de la clandestinidad”.
Silva cuestiona la falta de respuesta del Poder Ejecutivo: “Está más que claro que la política de ellos es no dar nada. Todas las grandes cadenas reciben préstamos, beneficios impositivos y las panaderías chiquitas no reciben nada”. Así, panaderos y vecinos ven desmigajarse sus ingresos día a día.