Capital Federal es la última fortaleza amarilla

Capital Federal es la última fortaleza amarilla

Por Andrés Aranguren con Milagros Alonso, Cristina Sille, Sofía Moure, Pilar Camacho, Florencia Feriolli, Laura Pomillo, Tomás Eloy Gómez, Julieta Ortiz, Camila Alonso Suárez, Estefanía Hernández, Cristina Sille, Juana Posbeyikian, Ornella Rapallini, Juan Luis Dell’Acqua, Noelia Guevara, Gastón Quagliariello, Azul García, Virginia Vitali, Camila Godoy, Agustina Ramos.

Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y candidato a la reelección, fue el único ganador de Juntos por el Cambio en la PASO. El dirigente porteño obtuvo el 44 por ciento de los votos y aventajó a Matías Lammens, candidato del Frente de Todos, por más de 11 puntos. 

‘Sí se puede’, ‘sí se puede’, fue el canto preferido en el búnker de Juntos por el Cambio ubicado en Costa Salguero. La incertidumbre, por la demora en la publicación de los resultados (a las 22 todavía no había el primer pronunciamiento oficial), y la tristeza, por la inminente y abrumadora derrota a nivel nacional que ya se comentaba en todos lados, contrastaron con el optimismo del jefe de Gobierno porteño. 

“En la Ciudad demostramos que sí se puede”, declaró Larreta en un discurso triunfal ante un público que lo aplaudió y ovacionó. Pero su victoria, la más esperada, no sorprendió a nadie. La Capital Federal es el reducto más fiel a las políticas de Mauricio Macri y sus copartidarios. En la primera vuelta de 2007 Macri obtuvo, como candidato a la Jefatura de Gobierno, un 45,76 por ciento de los votos. En 2011, para su reelección, subió al 47,07 y Horacio Rodríguez obtuvo el 45,56 por ciento en 2015. 

«Este es el equipo que, junto a ustedes, va a seguir transformando la Ciudad», afirmó un Larreta optimista en un búnker donde las caras melancólicas eran el común denominador. La Capital Federal y Córdoba -aunque no la gobierna- fueron los únicos distritos donde triunfó el oficialismo. Larreta se convierte, entonces, en una figura que cada día tomará más protagonismo en su espacio. No obstante, las expectativas para estas PASO era cosechar una cantidad de votos que lo convirtiera en el primer candidato porteño en ganar sin necesidad de balotaje. Si en la primera rueda se confirman estos guarismos, su anhelo no será posible.  

En el búnker del Frente para Todos, ubicado en la Avenida Corrientes -entre Dorrego y Leiva-, todo era música, baile y felicidad. A pesar de los resultados en la Ciudad y la diferencia de 11 puntos a favor de Larreta no se sienten derrotados. Matías Lammens rompió el techo histórico de la oposición al macrismo, llegó a los 33 puntos y sigue en carrera para octubre. Las victorias parciales en Provincia y Nación, además, lo llenan de esperanzas. Victoria Donda, precandidata a diputada nacional por la Ciudad, dijo en conferencia de prensa: «Esta unidad se va a seguir profundizando para que en octubre el triunfo sea contundente. Desde el Frente de Todos vamos a seguir llamando a la unidad”.

La música de La Renga y los cantos de los militantes peronistas sirvieron de antesala para el discurso de Lammens. El presidente de San Lorenzo subió al escenario alrededor de las 23 rodeado de un ambiente festivo. “Demostramos que no nos resignamos a creer que un buen gobierno es uno que termina obras mientras la sociedad se cae a pedazos. Hay que poner a Buenos Aires en otra sintonía que nos permita solucionar problemas que no se han resuelto en estos 12 años”, afirmó

Las cuentas entusiastas de la oposición se fundamentaban en que el oficialismo sumó para estas elecciones nuevos apoyos, pero eso no se vio reflejado en las urnas. En 2015, la alianza que respaldaba a Larreta estaba conformada por el PRO, la Coalición Cívica (de Elisa Carrió) y Confianza Pública. Este año adhirió a la UCR porteña, el Partido Socialista (liderado en la ciudad por Roy Cortina), Evolución (espacio político de Martín Lousteau) y la Ucedé. Pero la media de votos del candidato macrista en la ciudad no se vio modificada con los nuevos integrantes de la coalición. Y esto llena de esperanza a Lammens, una cara fresca en la política y que busca introducir un aire de progresismo al Frente para Todos. “Estoy muy emocionado con la elección que hicimos. Es histórica», declaró ante los militantes que ya tienen cantos con su nombre. 

El tercero en esta disputa fue Matías Tombolini. El economista que representa a Consenso Federal obtuvo el 7 por ciento de los votos y esto significa que podrá disputar la jefatura en las elecciones de octubre. La ficha de  Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey en la Ciudad, votó a la mañana en el barrio de Almagro, pero no dio declaraciones. En el búnker de su alianza política, y luego de conocerse los primeros resultados, tampoco habló. El micrófono fue de los candidatos a presidente y vice. Los demás referentes no atendieron preguntas y se retiraron rápidamente.    

La última coalición que puede inscribir candidato en las generales es el FIT – Unidad. La candidatura de Gabriel Solano logró superar el umbral con el 4 por ciento de los votos. El frente de partidos de izquierda, integrado por el Partido Obrero y el Partido de los Trabajadores y el Socialismo (PTS) se posiciona como la cuarta fuerza política tanto en ciudad como a nivel nacional. El precandidato a presidente, Nicolás del Caño, también  se aseguró con la votación de las PASO que su nombre esté en las boletas de octubre.

Para estas elecciones además se presentaron como candidatos a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: Marta Martínez (Autodeterminación y Libertad), Miguel Ángel Forte (Nuevo MAS), Roberto Valerstein (Unite por la Libertad y la Dignidad) y Leonardo Martínez Herrero (Dignidad Popular). Pero no superaron el 1,5 por ciento necesario para inscribirse a las primarias. 

Con este panorama, Rodríguez Larreta parte como gran favorito para ganar en octubre, aunque los votos no le alcanzarían para hacerlo en primera ronda y necesitaría del balotaje en noviembre para hacerse a la reelección. Además, tiene la dura tarea de enfrentar a un político nuevo que no presenta el desgaste que sí tiene su movimiento político.

En este año electoral también se renuevan 30 bancas (de 60) en la Legislatura porteña. Las votaciones en este apartado no difirieron de las de Jefe de Gobierno y la lista oficialista encabezada por Diego García Vilas sacó el 45,37 por ciento (renovarían 15 de las 18 bancas que tienen en juego). La lista del Frente de Todos, encabezada por Claudia Neira obtuvo el 31,44 % y su lista obtendría 11 bancas (5 más de las que pone en juego).  

 

Santa crisis

Santa crisis

Texto: Federico Berezan | Foto: Julieta Ortiz

La zona histórico-basilical es una de las más importantes del Partido de Luján. Allí circulan alrededor de cinco millones de turistas y peregrinos por año. La Sociedad de Santeros Ambulantes nació en 1930 y sus socios se ubican en la plaza contigua a la Catedral y en los alrededores, donde instalan sus “cajas de santos”, tal como se llaman sus puestos. El periodo más importante empieza a fines de agosto y principios de septiembre, con la llegada de la peregrinación gaucha. El primer fin de semana de octubre se realiza la peregrinación de la juventud y el 8 de diciembre, con el Día de la Virgen, se cierra esa etapa de mayor actividad. No obstante, y aunque todavía no  haya empezado esa época del año, todos los sectores reconocen la caída del consumo en santerías, pancherías, restoranes y cafeterías. 

“La recesión afectó en todos los ámbitos, los gastos que hoy tenemos fijos nos llevan a consumir menos cosas, a la vez tampoco me quejo, en todos lados vos tenés que trabajar y pagar los impuestos con tu dinero y no subsidiar nada”,  opina un miembro de la Sociedad de Santeros que no quiere dar su nombre. Sin embargo, se ilusiona: “Yo tengo esperanza en que esto repunte y por otro lado, no me gustaba como llevaban a cabo las ideas en el modelo político anterior, aunque las ideas que manifestaban estaban buenas. Pasamos de un modelo de doce años a otro totalmente opuesto y esos cambios no lo podés hacer en un solo mandato”-

Por su parte,  José Gallego, dueño de una santería que abrió sus puertas hace 80 años, comenta: “Esta es la peor época del año, junio es el mes más complicado. Yo, como soy dueño del local,  puedo manejar la crisis de manera distinta porque no pago alquiler, es una preocupación menos”. El comerciante le encuentra una explicación cultural a la caída en las ventas. “Para mí, se está perdiendo la tradición de venir a la Basílica, sobre todo en la juventud. Solamente vienen para fechas puntuales y las personas mayores ya no vienen. Antiguamente en este negocio, había cuatro personas trabajando, ahora estoy yo solo. Ahora hay muchas más cosas para hacer en otros lados. En los últimos años, la religión se fue dejando de lado. Antes, por ejemplo, venía un matrimonio y decía: ´María, vamos a llevarle a la abuela una capillita y al hijo le querían comprar una cadena de plata con una cruz ´. 

Sin embargo, reconoce el desequilibro en sus cuentas provocado por la inflación. “Hoy hice 10 ventas y recaudé 100 pesos y si comparamos con el año pasado, no sabemos bien cuánto realmente ganamos porque no se sabe cómo medir con tanta inflación. Yo no me pongo a analizar, pero vuelvo a insistir, yo soy dueño del negocio, no tengo empleados y por suerte estoy al día con las cuentas. Por otro lado, todo es tan cambiante, sube el dólar y en los diarios se percibe la crisis. Yo escucho a los demás y todos se quejan, se siente eso”, finaliza.

Una mujer de 26 años, que también tiene su puesto de venta de santos en la plaza, manifiesta que “desde hace un año se empezó a sentir la diferencia, los peregrinos buscan precios más bajos y lo más económico posible y en menor cantidad. Algunos mayoristas también nos dicen que les está yendo bastante mal.  Nuestra Sociedad tiene su espacio físico para guardar las cajas, con un casero. Son cajas limitadas. No se pueden crear más puestos para vender. Tienen normas: hay que usar delantal, también una determinada estructura de la caja y posición”.

Otro dueño de una santería tradicional confiesa: “Ahora la gente recorre más, busca precios y pregunta. Para mí es igual, para otros no. Con relación a los peregrinos, se acuerdan de la Virgen cuando más necesitan, cuando le aprieta el zapato o tiene algún familiar enfermo. Después están los que vienen a cumplir su promesa y no pudieron venir antes.”  Este comerciante, que tampoco quiso identificarse, hace un análisis demográfico. “Acá vienen todas las clases. La clase alta viene, pasa y se va. Después las familias más pobres están más tiempo. Acá en el negocio hay diez mil testimonios de padres y madres que vienen a rezar por los hijos enfermos.” 

Una trabajadora del local de panchos, ubicado en la zona histórico-basilical y  que hace cinco años que está a cargo del mismo, expresa que “a nosotros nos afectó muy negativamente la crisis, bajaron mucho las ventas. Los turistas salen a pasear y gastan lo justo y necesario. Hay que sumar también que nosotros tenemos que aumentar los precios por los insumos. Hoy cobramos 60 pesos un pancho y la mayoría se queja por el valor, y eso no pasaba antes. Ahora se vende menos, pero se vende. La comida rápida siempre funciona, nos salva eso”. 

El padre Javier Spreafichi, sacerdote de la Basílica, expone su visión acerca de la realidad cotidiana: “Notamos ya hace unos cinco años que las personas hacen viajes más cortos, en un día pasea y vuelve a su casa. En el plano económico, a nivel comunidad, se ve afectada por el aumento del combustible, del peaje y de la comida. Cuando llega al Santuario llega con nada de plata. Se nota mucho la crisis. Se observa que la gente sigue creyendo en la Virgen y más en situaciones de crisis porque vienen a pedir. La Virgencita está desde 1630 y pasaron muchas crisis y épocas de esplendor. 

Los negocios de santerías se aferran a la fidelidad de los peregrinos para bancar la crisis. El sector más perjudicado es de los santeros ambulantes, sobre todo en invierno porque las cajas de santos están a la intemperie. Lo mismo sucede con los fotógrafos, quienes forman parte de una asociación histórica, que con el avance de la tecnología, fueron perdiendo espacio y sufren de lleno el impacto de la caída del consumo. También en los restoranes, provocado a su vez por una falta de promoción y mejoramiento de la zona turística por parte del Estado. La última remodelación y modernización de la Plaza Belgrano se efectuó en 2007. 


Las dos Buenos Aires

Las dos Buenos Aires

El distrito más rico del país es la vez uno de los más desiguales. Las diferencias entre el sur y el norte en cuanto a ingresos, vivienda, salud y educación son enormes. Palermo y Recoleta son los barrios mejores posicionados. ¿Cómo convive la Reina del Plata con la Cenicienta?

Texto: Azul García y Cristina Sille | Foto: Muriel Schtivelband y Camila Godoy

Quedan pocos días para el cese de la cuenta regresiva. Este domingo los argentinos votarán en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y el camino hacia las elecciones generales comenzará finalmente a dilucidarse. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, Matías Llammens, Matías Tombolini y Gabriel Solano son los principales candidatos a cubrir el cargo de Jefe de Gobierno. En sus discursos prometen obras, infraestructura y crecimiento económico en el distrito. Frente a ello, aparecen las preguntas ¿Cuál es la situación general de CABA hoy? ¿Y cuál la particular de cada comuna?

Villa 20, Lugano.

Desde el 2005 la Ciudad de Buenos Aires -con sus 3 millones de habitantes- está organizada en quince comunas, muy diferentes entre sí. Basta con viajar las primeras estaciones del Tren Mitre para notar esta disparidad. La pobreza y hasta la indigencia azotan a una parte de la población porteña, mientras que la otra comprende niveles de calidad de vida muy superiores. En lo relativo a estadísticas nacionales, una familia tipo necesitó este junio para no ser pobre 31.148 pesos según el INDEC. No obstante, el ingreso per cápita familiar promedio de la Ciudad de Buenos Aires en 2019 es de 27.088 pesos. Esto significa que, en promedio, todos los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires son pobres.


El año pasado, cuando el ingreso promedio era de 22.459 pesos sólo seis de las quince comunas superaron ese valor, casualmente todas ellas del norte de la ciudad. Quien batió el récord fue la comuna 14, Palermo, con un ingreso per cápita familiar de 34.357 pesos, seguida por la comuna 2, Recoleta, con 31.249 pesos. Conclusión: en promedio, todos los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires son pobres exceptuando los de Palermo y Recoleta. Y algunos más, representados en el siguiente gráfico.

La línea roja del cuadro marca el ingreso promedio.

La línea roja marca el ingreso promedio -22.459 pesos- y la azul el que se percibe discriminando por cada comuna. Fuente: Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad (DGEyC)

Lo mismo ocurre al analizar la relación entre los ingresos y la Canasta Total de Bienes y Servicios no Alimentarios. Nuevamente la comuna 2, la 5 (Almagro y Boedo), la 6 (Caballito), la 12 (Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón), la 13 (Núñez, Belgrano y Colegiales) y la 14 son aquellas cuyos ingresos llegan a cubrirla de sobremanera. En la 4 (Nueva Pompeya, Parque Patricios, Barracas y La Boca) los niveles de ingresos para acceder a la Canasta Total se encuentran en la mitad de la brecha, es decir, un 49,7% supera lo necesario para cubrir la Canasta y un 50,3% está por debajo del nivel. La única comuna que presenta un mayor índice de falencia es la 8, donde sólo el 38% de los habitantes cubren la Canasta Total, dejando un 62% de habitantes por debajo de la línea.

Siguiendo el análisis, la comuna 8 (Villa Lugano, Villa Riachuelo y Villa Soldati) es la que tiene el mayor porcentaje de hogares hacinados, un 25% según la Dirección General de Estadísticas y censos (DGEyC), valor que, además, excluye a los hogares sin habitaciones de uso exclusivo. De sus 240 mil habitantes, uno de cada tres reside en una villa, explicó a ANCCOM Marcos Chinchilla, referente de la Villa 20 en Lugano.

Villa 20, Lugano.

Los planes de urbanización tienen más polémicas que avances concretos. La Villa 31 en Retiro o incluso la 20 en Lugano son los casos más emblemáticos de estas políticas públicas que, según los vecinos, sólo cambian la apariencia con construcciones provisorias y descartables. “Un barrio se puede decir que está urbanizado, integrado a la Ciudad, cuando tiene los mismos servicios que el resto de la Ciudad”, sintetizó Chinchilla. El referente ejemplificó algunos temas básicos: la Villa 20 tiene falencias en servicios de primera necesidad, los Bomberos y las Ambulancias no ingresan a los barrios y las calles son precarias o directamente no existen, como tampoco lo hace el transporte público interno.

La situación en Soldati no dista demasiado: “Tenemos el caso emblemático de La Veredita que ya tiene nombre de barrio propio. Es un asentamiento que se hizo en la Avenida Portela y la gente está, literalmente, en la vereda, desde hace como 9 años. Hoy ya hay casas de material, pero imaginate que no tienen ni servicios de cloacas ni de agua potable”, relató Ariel Verón, militante de El Hormiguero, una organización villera.

En un mapa confeccionado también por la DGEyC se observa que de las 38 villas, asentamientos y núcleos de emergencia marcados en la Ciudad, 30 se encuentran en las comunas del sur (18 en la comuna 8, ocho en la comuna 4, dos en la comuna 7, una en la comuna 9,  una en el extremo sur de la comuna 1) y ocho en las del norte (cuatro en la comuna 15, una en la comuna 3, una en la comuna 2 y dos en la parte norte de la comuna 1). Nuevamente son las comunas del sur las que presentan condiciones más desfavorables, precarias y marginales. Por su parte, cabe destacar que hablar de vivienda no es únicamente infraestructura. Las condiciones de hábitat signan también la calidad de la salud, el acceso a la educación, la seguridad, la expectativa de vida, la mortalidad infantil, entre otros derechos.

Educación y salud: otras variables

La cantidad de establecimientos educativos y su distribución por los barrios es otra de las diferencias más llamativas entre las comunas. Las que más escuelas de gestión pública tienen son las que, al mismo tiempo, menos privadas cuentan en sus filas. La 4 tiene 68 primarios públicos y 27 privados. La 8 cuenta con 44 escuelas primarias estatales y 17 instituciones privadas. En un sentido opuesto, las comunas 2 y 14 tienen más escuelas privadas que públicas (la 2 tiene 16 primarias estatales y 26 privadas y la 14, 32 estatales y 43 privadas). Los datos podrían indicar que hay barrios donde se concentra mucho más el negocio económico de las escuelas y las clínicas. Tanto la comuna 4 como la 8 son también las que poseen una mayor cantidad de Centros de Salud y Acción Comunitaria (11 y 10 respectivamente) mientras que la 2 no tiene ninguno y la 14 sólo 3. 

Belgrano R.

A su vez, los datos de escolarización vuelven a marcar una desigualdad entre el norte y el sur de Capital. En los niveles Inicial, Primario y Secundario casi todas las comunas se mantienen estables. La mayoría ostenta una tasa de escolarización superior al 90% y las más bajas están arriba del 80%. Sin embargo, es la tasa de la educación superior la más alarmante. Mientras que en las comunas con mayor poder adquisitivo la tasa de estudiantes que cursan una carrera de grado o un terciario se mantiene alta (la 14, la 2 y la 13 ostentan este privilegio) otras, como -nuevamente- la 4 y la 8, tienen una tasa muy baja, lo que coincide con el ingreso per cápita familiar estimado en cada comuna.

Tasa de escolarización.

Ineficiencia de insumos e infraestructura

“El estado de los edificios escolares es bastante paupérrimo”, confesó a ANCCOM Julieta Costa Díaz, comunera de la Comuna 13 por Unidad Ciudadana. “Trabajamos mucho con los contratos de las empresas que tienen que hacer el mantenimiento para que se cumplan y casi siempre están vinculadas a amigos del presidente u Horacio Rodríguez Larreta”, agregó haciendo énfasis en los problemas de infraestructura escolar. “También hay falta de vacantes en las escuelas como en toda la ciudad”, añadió, sumándose a una demanda que llegó a oídos del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que negó en televisión.

En la misma línea, Ariel Verón, referente de la Comuna 8, aseguró que es la comuna más carente de vacantes escolares. “También se ve la contracara de la publicidad del gobierno de las nuevas 54 escuelas. Acá hay algunas, pero cuando vas en realidad es un terreno baldío”, aseguró tomando de ejemplo uno que está en Varela y Avenida Cruz, y otro en Avenida Castañares, en Lugano, donde hay una infraestructura de escuela que no funciona.  

Comedor El Enano de La Casita de Kiki Lescano Villa 20, Lugano.

“Este año recibimos llamados de la comunidad educativa de distintas escuelas con problemas muy concretos como familias que se quedaron en la calle o que tienen que juntar plata para comer”, detalló Julieta Costa Díaz sobre los problemas que la crisis genera en la Comuna 13, donde siempre vivió una clase media con mayor poder adquisitivo. “Da mucha tristeza y bronca, pero al final las comunidades educativas organizadas y las cooperadoras se terminan haciendo cargo de lo que se debería encargar el Estado”, puntualizó. 

En una realidad parecida respecto a la crisis, pero mucho más profunda, Ariel contó la situación de escasez de los comedores escolares de la Comuna 8. “Disminuyeron el presupuesto e hicieron la crueldad de que si no te anotás al comedor vía Internet, perdés la condición de acceder a esa beca”, explicó, haciendo énfasis en el trabajo de los profesores que se la rebuscan para no dejar a nadie sin comer durante el día. “También mandan raciones de comida en promedio de la asistencia de la escuela, entonces si un día van todos, diez o veinte chicos y chicas se quedan sin comida”, completó.

 

Cuando una maestra de escuela primaria en la Ciudad despliega por primera vez en el pizarrón un planisferio, sus alumnos, alucinados por lo inmenso que parece el mundo, aprenden la distribución de los continentes, los países, los trópicos, los meridianos y demás líneas imaginarias e interiorizan los significados de las categorías “norte” y “sur”. La geografía. Años después, en la secundaria, el profesor de la clase de filosofía decide dar vuelta el mapa y los alumnos, ahora expectantes, boquiabiertos, notan que el norte se convirtió en el sur y el sur es el norte. Argentina se encuentra arriba, a la cabeza, Tierra del Fuego domina el planisferio y Europa se hunde bajo centímetros de hipotética tierra africana. Los alumnos comprenden entonces que hay otra acepción además de la geográfica para esas viejas categorías del norte y del sur. Las ideológicas.

El territorio es subjetivo; no tiene tanto que ver con los mapas sino con la percepción que las personas hacen de su entorno. En varias escuelas se empezó a mostrar un mapa nuevo. Uno que tiene como centro a América Latina y no a Europa; que reconocer el punto en el que están parados sus estudiantes y confirman así que la división del mundo tal cual se lo conoce no es natural, ni mucho menos estática. Lo mismo se puede ver en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyas comunas del norte presentan demasiadas diferencias con las del sur. ¿Es el sur la zona más abandonada por naturaleza o hay algo intencional en esa desigualdad?

El Centro de Salud y Acción Comunitaria N° 16 está ubicado en Barracas y es uno de los once CeSAC de la Comuna 4, cuyos barrios cuentan con la mayor cantidad de estos centros de salud de toda la Capital.

Las y los trabajadores sociales tienen la agenda muy ocupada para intentar dar respuesta a las demandas de sus localidades. La cantidad de actividades de salud, talleres y charlas dan cuenta de un intento por cubrir las necesidades primarias de los vecinos y aunque marcan una diferencia en la salud, la contención y el asesoramiento de las personas, muchas veces se siente como una curita ante la deuda que tiene el Estado con la salud y la vivienda digna. 

«Lo que más se ve en La Boca son enfermedades respiratorias», explicó una trabajadora social del CeSAC N° 16. Detrás de ella, los flyers de salud sexual inundan las paredes. «El Riachuelo y los problemas de vivienda son las principales causas. En verano, por ejemplo, la descompostura estomacal es muy común por el estado del agua que toma la gente», agregó. El territorio define las condiciones de vida y si no hay políticas públicas que mejoren las principales problemáticas del barrio, la salud es la principal damnificada. Marcos Chinchilla, con respecto a la Villa 20 en la Comuna 8, resaltó el hecho preocupante de que las ambulancias no entran en la villa y esa vulneración de derechos impacta en la calidad de vida de barrios que tiene la mayor cantidad de villas de emergencias. 

Hospital Ramos Mejía, Balvanera.

Las políticas públicas son centrales a la hora de la promoción de la salud. «Nos dimos cuenta que hay muchos casos de sífilis entre chicos de 16 a 24 años en la Comuna 4», explicó la trabajadora social. Entre las enfermedades de transmisión sexual, el sífilis estaba casi erradicado hace unos años; ya no era una amenaza. Ahora, este alerta revela un fracaso en las policías públicas. «Vemos que sí usan anticonceptivos, pero esto nos revela que la promoción del uso de preservativos está fallando», terminó. La Comuna 8 también sufre los efectos del Riachuelo y en materia salud es en donde más se manifiestan casos de tuberculosis en toda la Ciudad de Buenos Aires, confesó Marcos Chinchilla. Y detalló: “La manzana 22 del barrio Villa 20 es la que tiene más casos de tuberculosis a nivel nacional”.

En la Comuna 13 (Belgrano, Núñez y Colegiales) que agrupa barrios históricamente de clase media y con índices altos de calidad de vida, no hay ningún CeSAC que atienda las necesidades. «No tenemos hospitales, solo el IREP, que es específico para rehabilitación y kinesiología, y el Centro de Salud Mental N° 1 que están constantemente amenazados por el gobierno que quiere usar sus terrenos para hacer negocios inmobiliarios», explicó Julieta Costa Díaz. 

Los barrios de Belgrano, Núñez y Colegiales son casi los únicos que no tienen un CeSAC junto con Recoleta. «Los lugares a los que van los vecinos es el Centro de Salud N° 12, que depende del Hospital Pirovano, y el principal problema es que están colapsados porque ante la crisis, mucha gente deja de tener prepagas y pasa a atenderse en el sistema de salud público», detalló haciendo referencia a que es algo que se ve más ahora en esos barrios. «No hay suficientes vacunas, ni medicamentos y la atención al público está desbordada», concluyó.

“Tenemos un hospital, el Grierson, que se viene inaugurando hace ocho años pero sólo funciona como una salita más e incluso con menos recursos”, contó Ariel Verón. En sus reuniones con el cuerpo médico se enteraron de la falta de abastecimiento que impedían a los vecinos atenderse ahí y que finalmente provocaba la derivación al Santojanni o al Piñero que no están dentro de la Comuna 8, sino en la 9 y la 7 respectivamente. “Los CeSAC tienen problemas parecidos, no hay insumos para que los profesionales puedan trabajar como corresponde y tampoco turnos”, completó.

Hospital Ramos Mejía – Balvanera.

“La Comuna 8 tiene una población mayoritariamente humilde, así que no tienen tanto acceso a obras sociales y utilizan el servicio público que se desborda por la cantidad de personas”, contó Verón. Uno de los muchos problemas son los turnos, porque aunque sea la segunda comuna con mayor cantidad de CeSAC, como cierran a las cuatro de la tarde, mucha gente se queda sin poderse atender. “En invierno varias veces las madres tienen que hacer cola afuera, a la madrugada, para atender a sus hijos resfriados”, añadió.

En tiempos de crisis, las diferencias se difuminan porque todos los barrios se ven afectados. Ayer el INDEC reveló que el 49,6% de los niños y niñas que viven en zonas urbanas de la Argentina son pobres. Estos números, referentes a lo nacional, si bien alarmantes, nos dificultan la percepción de la problemática, que es bien concreta y cercana.

Como respuesta, la creación de comedores en toda la ciudad -tanto en lugares donde siempre hubo presencia de organizaciones sociales, como en otros caracterizados por una clase de mayor poder adquisitivo- son muestra de que todas las comunas perciben los embates de la situación actual. No obstante, es en los barrios más postergados donde la crisis puede profundizar los ya graves problemas que cargan desde hace décadas. La Comuna 8 es la más austral de toda la ciudad y es, en concordancia, la que presenta mayores deficiencias.

Paradójicamente donde el Estado posee mayor presencia, a razón de escuelas públicas y CeSAC es, a su vez, donde más se evidencia su ausencia. Cabe preguntarse, entonces, qué administración se hace de lo público y por qué las intervenciones, en lugar de solucionar las problemáticas, siguen profundizando la brecha entre las comunas. En los barrios del norte, los servicios son prestados por empresas privadas que superan en número a las instituciones públicas. El boom de lo privado parece ir en detrimento de lo público, que cada vez se pauperiza más o se abandona en pos de un negocio. El debate electoral debería marcar un camino para mejorar las instituciones públicas, que son un derecho, pero la realidad evidencia que las comunas más pobres se tienen que conformar con la ineficiencia, y las más acomodadas pueden aspirar a comprar una mejor calidad de vida.

En los discursos y promesas de campaña, la Ciudad de Buenos Aires es una sola. En la práctica y las experiencias de vida son dos: y vivir en el sur parece siempre ser un karma.

La experiencia cubana y los intelectuales argentinos

La experiencia cubana y los intelectuales argentinos

Una muestra sobre el impacto de la Revolución Cubana en los intelectuales argentinos puede visitarse hasta septiembre en la Biblioteca Nacional.

Texto: Azul García | Foto: Leonardo Rendo

“No sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy yo. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes. El Che ha muerto y a mí no me queda más silencio, hasta quién sabe cuándo”, escribía Julio Cortázar desde París el 29 de octubre de 1967, casi veinte días después de la muerte de Ernesto Che Guevara. El periodista cubano Lisandro Otero le había pedido ciento cincuenta palabras sobre “Cuba” pero Cortázar no pudo y en cambio, se encerró en el baño de la oficina donde trabajaba en Argel para llorar y desahogarse solo, sin violar los buenos modales que le impedían mostrar su dolor. “Como si uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco”, sentenció.

La Revolución Cubana fue un hecho histórico a gran escala. Sucedió en una época en ebullición, que la doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Conicet, Claudia Gilman delimita entre 1959 y 1973 con el derrocamiento de Salvador Allende, el primer presidente socialista electo democráticamente. La historia de ese momento, marcada por el interés político y la sensación de que una transformación radical era inminente, estaba sucediendo en el Tercer Mundo. Era la primera vez que los ojos del mundo lo miraban con atención, porque si la revolución era posible, tenía que ser ahí.

La sensación era generalizada y para Claudia Gilman la prueba estaba en que “desde culturas de la opulencia y de la pobreza, y desde contextos políticos-económicos muy diversos se pudo formar un discurso dominantemente progresista del campo intelectual internacional”. Lo político se construyó como un nudo en el cual todos se ubicaban “tanto para rechazar las ataduras, como para apretar ese lazo”. 

En una pequeña sala de la Biblioteca Nacional hay una exposición llamada “La experiencia cuaba y los intelectuales argentinos”. Las fotos de los escritores, militantes y pensadores que apoyaron la Revolución hablan de un compromiso político que hoy parece ajeno. “Lo importante es poder apoyar a Cuba y venir acá, porque este es, en el momento actual, el fenómeno revolucionario más importante para nosotros, americanos”, escribió desde la isla el abogado y político John William Cooke. Allí, se unió a las Milicias Nacionales Revolucionarias junto con su pareja Alicia Euguren, periodista y militante socialista.

Las paredes de la exposición también cuentan la importancia de la Revolución para Argentina y cómo los eventos de Cuba irrumpieron en paralelo a una relectura del peronismo, en un contexto donde primaban las pocas expectativas en la izquierda y el nacionalismo popular durante el gobierno de Arturo Frondizi. “Mi primer viaje a Cuba fue para mí algo catártico; fue una experiencia que me sacudió en lo más profundo”, escribió Julio Cortázar en Revelaciones de un cronopio. “De pronto vi allí, con entusiasmo, fenómenos multitudinarios que en Buenos Aires había vivido con espanto. Eso exigió de mí un echar hacia atrás y tratar de rever las cosas”, finalizó. 

La experiencia cubana atravesó con fuerza todo el continente y obligó a los intelectuales argentinos a mirar lo que sucedía en el país con los anteojos de la historia mundial en movimiento. Para Claudia Gilman abrió una época, la larga década de los sesenta, que hizo evidente dos cosas: la transformación radical no iba a suceder en Europa y el socialismo podía llegar “por las armas o por las urnas”.

“El espíritu de época era que el cambio estaba a la vuelta de la esquina”, dice Joaquín Sticotti, sociólogo y profesor de Historia de los Medios en la Facultad de Ciencias Sociales. Los intelectuales y las figuras políticas del mundo se veían interpelados por la agitación mundial y eso generaba un efecto esperanzador de que otro mundo era posible. “Es difícil encontrar, hoy en día, instancias parecidas. La utopía de ahora pasa por las redes sociales y me parece una trampa considerar que Internet por sí solo tiene un efecto democratizador”, agrega.

La Revolución Cubana fue un hito que envolvió con fervor no sólo a todo un continente, sino al mundo entero. El primero de enero del 2019 se cumplieron sesenta años desde que Fidel Castro derrocó al dictador Fulgencio Batista y aunque hoy parece olvidada esa sensación de que un nuevo horizonte podría emerger, para Sticotti nacieron nuevas forma de hacer política que remiten a una transformación. “Hay en el feminismo un movimiento político nuevo que plantea un cambio profundo en la estructura social y desde otras perspectivas donde la violencia no tiene un lugar protagónico y los afectos y la sensibilidad son centrales”, cierra.La experiencia cubana y los intelectuales argentinos en la Revolución se puede visitar hasta septiembre del 2019 en la Sala María Elena Walsh de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502) de lunes a viernes de 9 a 21 y de sábados a domingos de 12 a 19 horas.

Todo por 1600 pesos

Todo por 1600 pesos

Texto: Marina Matos e Indira Alba (Universidad Nacional de Moreno) |Fotos: Camila Bonaudo (Universidad Nacional de Moreno)

Según el último informe del INDEC, el 10,2% de la población argentina tiene algún tipo de discapacidad y se estima que entre el 75% y el 80% de las que se encuentran en edad laboral está desocupada. Una de sus opciones de empleo es en talleres protegidos de producción,  pero el monto que cobran ni se acerca al valor de un salario mínimo, vital y móvil. ¿Qué son estas instituciones? ¿Qué dice la norma sobre estos talleres y cómo repercute en ellos la situación económica actual? 

El Régimen Federal de Empleo Protegido para Personas con Discapacidad está establecido por la Ley 26816, sancionada en el año 2012 y reglamentada parcialmente en el año 2015. Los talleres tienen como principal objetivo mejorar el acceso al empleo de las personas con algún tipo de discapacidad, promocionando su desarrollo laboral, y deben favorecer la obtención, conservación y progreso en un trabajo

Actualmente, hay 173 talleres protegidos que tienen convenio con la Provincia de Buenos Aires. En general, estos espacios se sostienen mediante el monto que reciben en concepto de beca por cada persona con discapacidad que incorporan a su matrícula, abonada por el gobierno bonaerense, a lo que se suman las donaciones de terceros y la comercialización  de los bienes o servicios que producen. 

Por otro lado, las personas con discapacidad que trabajan en estos talleres reciben un monto de 1.100 pesos en concepto de peculio, que también paga el gobierno provincial, más un plus aportado por el Estado Nacional de 500 pesos. Además, en algunos casos, parte de las ganancias obtenidas por la venta de los bienes o servicios producidos se reparte entre los trabajadores.

Lo cierto es que se trata de montos muy bajos si se los considera como lo que realmente son: la remuneración por el trabajo que hacen. “¿Quién trabaja por 1.600 pesos al mes, por una jornada de cuatro horas al día y con las tareas que realizan?” Eso se pregunta Jaqueline Sánchez, coordinadora general de la Asociación Padres y Amigos del Discapacitado,  que tiene un taller protegido ubicado en la localidad bonaerense de Merlo, en donde actualmente trabajan cuarenta y cinco personas con discapacidad. Allí se dedican a la producción de bienes y servicios como  bolsas de polietileno, panificados, ensamble de piezas plásticas, servicios de lunch, catering y pizza party.

Son trabajadores y, como tales, tienen derechos y obligaciones. Sánchez sostiene que ellos hacen hincapié en esta cuestión: “Cuando ingresan saben que tienen que cumplir un horario, que tienen que presentar certificados médicos si faltan, que tenemos un reglamento interno donde figuran varias causas por las cuales se pueden quedar sin la vacante.”

Si bien ofrecen actividades complementarias más flexibles (recreativas, formativas y terapéuticas), cuenta que las exigencias a los trabajadores responden a un objetivo La intención siempre es que puedan egresar del taller y conseguir un trabajo en la comunidad. Un trabajo  que ellos quieran y elijan.”

El espíritu de la norma, la organización laboral y la responsabilidad que se espera de los trabajadores parecieran responder a la promoción de igualdad en cuanto al acceso al empleo  para personas con algún tipo de discapacidad. Sin embargo, el monto en la remuneración dista mucho de representar paridad de ingresos. Mientras un trabajador de taller protegido gana 1.600 pesos, el salario mínimo, vital y móvil es de 12.500 pesos, según la última actualización en el mes de marzo. Y el gobierno ya anunció para después de las PASO un incremento de un 12%.

Un trabajador de otro taller protegido de producción, que tiene discapacidad motriz y que no quiso identificarse., sostiene: No protestar por el aumento en el pago también hace que el monto sea tan bajo.” Y el escaso o nulo reclamo respondería a que “la mayoría son personas que tienen discapacidades mentales  y no saben el valor del dinero; para qué alcanza y para qué no, si es mucho o poco.”. 

Actualmente quienes asisten a estos lugares no cuentan con obra social ni  ART, a pesar de que manejan máquinas y muchas veces, por la dinámica de las tareas, están en la calle expuestos a diferentes peligros. Tampoco tienen garantizado el derecho a una jubilación, aunque algunos trabajan en estos emprendimientos hace más de treinta años, según cuenta Jaqueline Sánchez.

La situación económica de los talleres empeoró debido a la crisis actual del país. Muchas empresas que contrataban los servicios, para recortar gastos, fueron dando de baja progresivamente estos acuedos o sosteniendo únicamente los geográficamente más cercanos, en especial los de la Ciudad de Buenos Aires. 

Es el caso del Taller de Ayuda al Discapacitado de Moreno (TADIM) que tiene una matrícula de treinta becas más tres pasantes y actualmente su única actividad productiva es la carpintería. “Hoy no hay nada de trabajo. Hace meses que estamos parados”, afirma María Eugenia Carbonell, psicóloga e integrante del equipo técnico de este taller, quien agrega: “Llamamos a las dos empresas con las que solíamos trabajar y nos dicen que no tienen nada de trabajo; estuvimos buscando otras empresas  y la verdad es que el mercado laboral está complicadísimo.”

Actualmente, el único ingreso fijo garantizado a los talleres es el de las becas por trabajador que paga el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires, ya que las donaciones que recibían también disminuyeron. Virginia Ventriglia, coordinadora de TADIM, cuenta al respecto: Teníamos donaciones de Avícola Moreno, pero veníamos recibiendo también de otras empresas,m como por ejemplo Granja Don Eugenio. Nos donaban una vez por semana, después fue cada quince días y ahora, cuando pueden.” Además, las donaciones de particulares y vecinos desaparecieron.

“Viene mucha gente que, como digo yo, lo que menos les pasa es la discapacidad -agrega-, tienen cuestiones sociales que son más importantes. Acá, al mediodía almuerzan siempre. Y a veces  lo único que comen en el día es lo que reciben acá. Con toda la situación que se vive hoy, es difícil también poder trabajar cuando hay una cuestión de necesidades básicas que no está cubierta”.

El Estado, en todos sus niveles,  mantiene una deuda histórica con las personas con discapacidad:  garantizarles la igualdad de acceso al mundo del trabajo, teniendo en cuenta no sólo su capacidad para desarrollar determinadas tareas, sino también sus necesidades y deseos.  Mientras los equipos técnicos de los talleres protegidos trabajan para que los concurrentes se asuman como trabajadores, quienes deberían garantizar la posibilidad de acceso a un empleo con un sueldo y condiciones laborales dignas, siguen sin dar respuestas.