Barbudos, pero no tan villanos

Barbudos, pero no tan villanos

En la Argentina, más de 80 barbudos integran la organización.

La caridad, la familia, el respeto, la lealtad y la barba son los pilares de los integrantes de  la hermandad Bearded Villains, un colectivo de “villanos barbudos”. La agrupación surgió en Los Ángeles en 2014 y, un año después, logró reclutar a más de 80 integrantes en toda la Argentina. Comenzó en Buenos Aires y se expandió por Santa Fe, Mendoza, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Neuquén y Chubut. A pesar de la distancia, los une un propósito en común: ayudar a las personas en situación de calle y derribar los prejuicios sobre ellas. 

Los villanos dicen que saben lo que es ser subestimado por la sociedad, que a muchos de ellos los prejuzgan por su aspecto. Sus largas barbas, tatuajes, piercings, ropa de cuero, borcegos y cadenas para algunos inspiran miedo, pero detrás de su estética, prevalece la intención de construir su propia identidad y la de los “fantasmas” que el Estado ignora. Los más necesitados, en cambio, los consideran una mano amiga, como los chicos del Hospital de Niños de La Matanza quienes los llaman “los reyes magos rockeros”.

Todos los miércoles, el grupo de barbudos porteños se reúne en Parque Patricios a las nueve de la noche para iniciar la recorrida semanal. Después de saludarse con un abrazo, comienzan a cargar en sus camionetas las donaciones que recolectaron durante la semana: ropa, juguetes, frazadas, bebidas y conservadoras cargadas de comida caliente.

Axel López, un transportista de chicos con discapacidad, aporta su furgoneta para realizar las donaciones.

Axel López, de 26 años, es chofer de transporte de chicos con discapacidades y presta su furgoneta escolar para la recorrida nocturna. Su interés por los actos caritativos surgió de las colectas que realizaba su colegio secundario. Cuando sus tiempos comenzaron a limitarse por trabajar jornada completa, inició su propio proyecto, “Algo Real”, juntando donaciones por su cuenta y visitando comedores. Recientemente, se acaba de incorporar a Bearded Villains y está “en instancias de evaluación”. Es que “para llegar a ser villano pueden pasar cinco o seis meses, depende de la dedicación de cada uno”, explica Agustín Calviño, que cumplió un año como integrante oficial del equipo. “Al mismo tiempo que entré yo, entraron un montón que, al día de hoy, no son villanos porque no se pusieron las pilas. Esto no implica solo venir los miércoles. Hay un montón de valores y una bandera que llevar. Los brothers caminan en la calle, llevan el chaleco, consiguen cosas para eventos que organizamos… Nos ponemos la camiseta. El que no se la pone, no va a convertirse en uno de nosotros”.

Para Héctor Ponti, alias El General, padre de Mauro, fundador de Bearded Villains Argentina, hay un motivo principal por el que se exige tanto compromiso. “No les podemos fallar. Son amigos”, dice en referencia a las personas que visitan regularmente. “Nos abrazamos, acariciamos, nos damos un beso. Y saben que siempre nos pueden pedir algo que necesiten.” Otro de los integrantes del equipo, Antonio Pontelli, agrega: “Nos están esperando siempre como si fuéramos la salvación, porque la sociedad les pasa por al lado, no los mira ni los escucha.” Antonio sabe de qué habla: de joven vivió en la calle, hasta que un médico reconoció su capacidad para la artesanía, le enseñó y le dio las herramientas para iniciar un proyecto laboral.

Los villanos aportaron el guiso de arroz y el jugo de naranja para festejar el cumpleaños de Nicole.

 La primera visita de la noche se llevó a cabo en 24 de Noviembre y Avenida Juan de Garay. Cuatro hermanos sentados sobre un sillón en la vereda, junto a un automóvil que cargaba un cartel titulado “Feliz cumple Nicole, 5 años” y bajo una hilera de globos colgados, recibieron a los villanos con entusiasmo. La pequeña mesa vacía pronto se llenó de bandejas de guiso de arroz y jugos de naranja que los visitantes llevaron. Ponti contó que ven cada vez más familias en estas condiciones.

La imagen se reiteró en el Hospital Ramos Mejía: una pareja con dos niñas pidió una porción de guiso, algunas personas se acercaron a saludar a los Villanos, y otras tantas se abalanzaron sobre una de sus camionetas para encontrar un abrigo. Un grupo de voluntarios ingresó a la sala de espera a repartir bandejas a los pacientes, entre ellos, a un anciano que dormitaba sobre las sillas de plástico. “Mario es un viejito que vive en el hospital. Tenía una armónica, se la robaron, entonces le compramos otra. Cuando nos ve, viene y nos abraza. Es un viejito que todos quisieran tener en su familia, pero está tirado ahí”, lamentó El General

Después de hacer algunas paradas más sobre Avenida Rivadavia y repartir las provisiones a las personas que se encuentren durmiendo sobre colchones despedazados y en las puertas de una iglesia cerrada, los villanos concluyen en la recova de Once. Lo que al principio parece un pasillo desierto, pronto se colma de gente que se concentra alrededor de los recién llegados. 

En el otro extremo de la recova, permanece sentado y encorvado un hombre que no despega su mirada del suelo. Es Juanito, sufre de demencia, y al único que le permite acercarse es al General. “No quiere nada de nadie, ni un plato de comida; pero cuando yo le llevo uno, el tipo se desespera. Logré acercarme a él metiéndome en su pellejo. Juancito no tiene medias, tiene un par de zapatos con punteras de acero que no puede calzar porque tiene los pies hinchados, lastimados de úlceras. ¿Vos pensás que alguien se le acerca, le da una mano o una caricia?”

Juanito es el único que se mantiene alejado del gentío reunido alrededor de las camionetas. Los voluntarios intentan ocuparse de todos: reparten la ropa, ofrecen un segundo plato de comida y entregan vasos de telgopor con saquitos de té y chocolates para el desayuno del día siguiente. Algunas cosas escasean, como el vestuario para hombre, pero sobra la voluntad de los villanos para encontrar opciones alternativas.

Para ser aceptado en la hermandad, primero hay que demostrar compromiso con la causa.

“Siempre hacemos canje”, asegura Ponti. “Mi nuera es tatuadora, y parte de lo que recauda va para Bearded Villains. Mi yerno trabaja en una panadería y aporta bolsas de pan, facturas y bizcochitos. Contamos con la ayuda de dos venezolanos que hacen arepas y tortas. Y otros tantos se dedican a la cocina. Mi señora tiene un local de ropa, y cuando va a comprar mercadería, siempre trae algún abrigo, frazadas o zapatillas”.

La recorrida se reitera todos los miércoles, pero en el resto de la semana predomina el afán de seguir ayudando. Cada villano se acerca a las personas en situación de vulnerabilidad que se cruzan en su rutina diaria y mantienen encendida su misión: “La verdadera revolución del hombre va a ser el día en que pueda mirar al otro a los ojos y se dé cuenta de que el que está enfrente es igual”, reflexiona Calviño. “Esto lo vengo diciendo desde los 18 años, y estos tipos me están haciendo ver que tenía razón”.

El fútbol femenino tiene historia

El fútbol femenino tiene historia

Las pioneras del fútbol nacional celebraron el Día de la Futbolista.

“Mis cuatro paredes estaban repletas de pósters de jugadores de todos los equipos. Pero me hubiera gustado tener pósters de Marta Soler, de Betty García, de Elba Selva”, dice la fundadora de Pioneras del Fútbol Femenino en Argentina, Lucila Sandoval. En 2016 esta ex arquera de Independiente decidió que era indispensable recuperar la historia de las mujeres en el fútbol. Luego de tres años, la organización consiguió que la Legislatura porteña declarase el 21 de agosto como el Día de las Futbolistas Argentinas. 

Es usual que se tenga presente toda clase de datos, anécdotas y estadísticas sobre equipos de fútbol masculinos a lo largo de los años en Argentina. Sin embargo, no es tan común -o al menos no lo era hasta hace poco tiempo- conocer la historia del fútbol femenino. Cuando en 1988 Sandoval fue a firmar su primer fichaje vio un cuadro de la selección femenina de 1971 en el mundial de México. “Yo nací en el 70, me sorprendía pensar que yo estaba gateando y había mujeres jugando un mundial”, cuenta la arquera y subraya: “Esas mujeres habían quedado olvidadas y con ellas, todo su recorrido”. Esa generación desmalezó el camino para nosotras”.

La tarea que encara Pioneras, de recolectar y compartir el recorrido de las jugadoras, busca crear un marco de referencia, un espacio de identificación para las nuevas generaciones. Su fundadora reconoce que “si no hubiera habido esta movida feminista, no se hubiera podido visibilizar tan rápido nuestra causa”. Dentro de un deporte considerado mayormente masculino, las mujeres también fueron haciéndose su lugar a través de la lucha. “Antes, a nadie le hubiera interesado rescatar la historia de viejas locas que jugaban al fútbol. Ahora, son mujeres que construyeron la historia del deporte. Ahí está la diferencia”, dice Sandoval. 

El exsecretario de Depòrtes de la Nación, Claudio Morresi, estuvo junto a las pioneras del fútbol argentino.

21 de agosto

En 1971, la Selección argentina fue invitada a México para jugar el Mundial de Fútbol Femenino. El equipo no tenía director técnico y sus integrantes nunca habían jugado con botines: “Cuando nos los dieron tuvimos que caminar un poco, parecía que teníamos taco alto”, cuenta la ex futbolista Elba Selva. Para poder pagar las cartas que enviaban a su familia algunas de las jugadoras cantaron en bares o firmaron autógrafos. “A pesar de que hemos pasado algunas cosas malas, todo lo bueno es lo que más recuerdo”, dice Selva. 

La goleadora comenzó a jugar al fútbol cuando era pequeña en el barrio fabril en el que vivía y aún hoy, a sus 74 años, continúa ejercitando cotidianamente en el polideportivo de General Rodríguez. “En mi barrio eran todos varones, me quedaba a jugar con ellos o no jugar”, cuenta.  Según relata, en su época no era común ver a mujeres en la cancha y muchas veces la mandaron a lavar los platos. “Pero como me gustaba, nunca me importó lo que me decían, a mí me interesaba el fútbol”, señala. 

Cuando la convocaron para ir a México, al principio se negó: “Tenía un bebé de 2 años y antes de perder a mi familia, prefería perder el fútbol aunque se me partiera el alma”. Sin embargo, su marido insistió en que no podía perderse aquella oportunidad única y que se organizarían para cuidar del niño. Selva entiende que este fue “un caso único, porque en ese tiempo era difícil, se lo agradecí siempre”.

Dos generaciones de futbolistas se reunieron en la celebración.

El 21 de agosto de 1971 la Selección jugó contra las inglesas y ganó con cuatro goles de Elba Selva. “Sobretodo me emocionó la gente, me quedó en el alma y no se me va a borrar nunca cuando gritaban ‘Ar-gen-tina’”, comenta. Fue este hecho el que Lucila Sandoval tomó como hito histórico para proponer el Día de las Futbolistas, aprobado este año en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en proceso de aprobación en otras partes del país. “Esto que salió en la Ciudad lo festejan las jugadoras de toda la Argentina”, sostiene la arquera. 

Las integrantes de Pioneras reconocen que la profundización del feminismo en los últimos años ha sido indispensable para la difusión y mejora del fútbol femenino. Elba Selva se arrepiente de no haber contado su historia antes, porque quizás hubiera servido para agilizar el proceso. Aún así, falta mucho camino por recorrer, “tenemos que ser más profesionales que nunca”, dice Sandoval y espera que la profesionalización de este deporte permita que todas y todos tengan los mismos derechos y atribuciones porque “están llevando el mismo escudo”. El fútbol femenino tiene historia y tiene un futuro: “Tenemos un hito histórico, tenemos una fecha, tenemos próceres”, arenga Sandoval.

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“Estamos en un momento de shock room”

“Estamos en un momento de shock room”

«La gran pregunta es por la gobernabilidad y cómo de Cambiemos pasamos a otro nombre: ‘Lleguemos’”, reflexiona Diego Sehinkman.

Con el 98,8% de mesas escrutadas, las contundentes cifras que tardaron en aparecer el domingo por la noche no se modificaron sustancialmente durante el lunes. Las fuerzas presidenciales que superaron el piso del 1,5% en las PASO fueron El Frente de Todos (47,66%), Juntos por el Cambio (32,08), Consenso Federal (8,23%), Frente de Izquierda (2,86%), Frente Nos (2,63%) y Unite por la Libertad y la Dignidad (2,18%). Esta amplia mayoría del Frente de Todos no fue el único elemento que sorprendió a analistas y consultores. Todas las provincias se tiñeron de celeste a excepción de Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires, ambas sostenidas por Juntos por el Cambio, pero con una diferencia menor a la prevista. “Buenos Aires era el distrito más peleado y Juntos por el Cambio había puesto todas las fichas en Vidal que logró el 29,88%. Sin embargo, el Frente de Todos arrasó con un 50,65%. No sé si se esperaba que Kicillof ganara con tanta diferencia, incluso llegando a sacar más puntos que Fernández”, describe el politólogo Mateo Nielsen Obieta. 

Las razones por las que las terceras fuerzas quedaron desdibujadas se pueden explicar con la polarización buscada entre el oficialismo y el Frente de Todos. Según el politólogo Darío Rubinstein esta última fuerza fue moderada y apuntó hacia el centro, en cambio, Juntos por el Cambio decidió refugiarse en su electorado más duro. “Muchos sectores criticaron esta polarización, pero no me parece que sea un fenómeno criticable en sí, siempre que tengamos en cuenta que no signifique un giro hacia los extremos. Además, los que cuestionan la polarización curiosamente se declaran grandes admiradores de sistemas políticos donde la polarización es una constante desde hace décadas”, cree Rubinstein. Así todos los analistas consultados por ANCCOM piensan que la posibilidad de que la fórmula Fernández-Fernández no sea vencedora en las próximas elecciones generales es remota, por lo que las estrategias electorales ya casi no tienen sentido a esta altura. “Sabemos que, salvo un milagro sumamente improbable, el ciclo de Macri estaría terminado. Ahora la gran pregunta es por la gobernabilidad y cómo de Cambiemos pasamos a otro nombre que es, ni en la peor pesadilla soñada, ‘Lleguemos’”, reflexiona Diego Sehinkman, psicólogo y periodista.     

En este sentido, vaticinan que los números actuales no se moverán demasiado en octubre y que si la transición de un gobierno a otro será tranquila o caótica dependerá de la actitud que tomen las dos fuerzas principales. Por un lado, para Rubinstein Alberto Fernández debe mantener el discurso moderado que esgrimió ayer, más allá de su lógica euforia por semejante triunfo. Por otro,  Sehinkman opina que estos primeros días son críticos para saber la capacidad de resiliencia que tiene Juntos por el Cambio para estabilizar la economía al menos hasta diciembre. “Ahora va a girar todo alrededor del precio del dólar y cuánto se puede llegar a espiralizar la inflación. Estamos en un momento de shock room, una sala de emergencia de terapia intensiva. Hoy el problema primario es que estás en medio de un terremoto y empezás a no tener piso”, advierte Sehinkman.

“El resultado de la encuesta termina siendo sesgado porque los que contestan el teléfono fijo son en general jubilados y amas de casa de clase media o media-alta·, explica Rubinstein.

Una de las principales polémicas que se repitió en estas elecciones fue la baja credibilidad que poseen las encuestadoras debido a su gran distancia con el resultado de los escrutinios. Este último problema se debe a varios factores y uno de ellos es que si bien existe la capacidad técnica de hacer encuestas fidedignas, estas son costosas debido a que requieren una modalidad presencial y bien distribuida. En cambio, suelen predominar encuestas que sólo se realizan a teléfonos fijos y esto resulta en un problema por la disminución de su uso en los hogares. “El resultado de la encuesta termina siendo sesgado porque los que contestan esos teléfonos fijos son en general jubilados y amas de casa de clase media o media-alta. Por último, hay una cuestión de quién contrata la encuesta porque es el que decide lo que se publica”, profundiza Rubinstein.

Otro de los debates que aparecieron se refirió a las PASO como sistema, debido a la gran cantidad de boletas únicas presidenciales que se presentaron. Sin embargo, Néstor Leone, sociólogo y periodista, recuerda que anteriormente le sirvieron a la izquierda para que pueda unirse en 2011 bajo lo que hoy es la coalición consolidada del Frente de Izquierda, pero también valió para que en 2015 Cambiemos pudiera solventar su diferencias en una interna entre las tres fuerzas que la constituyeron. La eficacia de las PASO radica así en su capacidad de ordenar la oferta y permitir que se reduzca la fragmentación del sistema político. Volviendo a las elecciones recientes, Rubinstein rescata que en 17 de 24 distritos hubo candidaturas municipales y listas de legisladores que se resolvieron gracias a esta instancia. Si bien no se resolvieron grandes candidaturas, no se descarta que esto pueda ocurrir en próximas elecciones, aunque más allá de esto, para él existe un significado más importante: “Me parece que votar siempre es bueno. Es un ejercicio que siempre es saludable y discutir una elección por su costo siempre nos pone en el borde de entrar a discutir cosas más profundas y que están en el límite del cuestionamiento de la decisión popular”, finaliza Rubinstein.

Fernández para todos y todas

Fernández para todos y todas

Por Ian Werbin con Cristina Sille, Milagros Alonso, Tomás Eloy Gómez, Sofía Moure, Laura Pomilio, Florencia Ferioli, Pilar Camacho, Julieta Ortiz, Camila Alonso Suárez, Estefanía Hernández, Cristina Sille, Juana Posbeyikian, Ornella Rapallini, Juan Luis Dell’Acqua, Noelia Guevara, Gastón Quagliariello, Milagros Alonso, Azul García, Virginia Vitali
Camila Godoy, Agustina Ramos.

Bunker Frente de Todos, Elecciones PASO 2019.

La fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner logró una victoria contundente sobre el binomio oficialista compuesto por Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto, con el 47,36%  de los votos contra el 32,24%.  

Lejos quedaron Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey, de Consenso Federal, con el 8,34% de los sufragios, mientras que el FIT-Unidad, con Nicolás del Caño y Romina Del Plá a la cabeza, resultó la cuarta fuerza nacional con un 2,88%. El liberal José Luis Espert (Frente Despertar) y el ultradrechista Juan José Gómez Centurión (Frente NOS) también superaron el filtro de las PASO al obtener el 1,5%.

Quienes no llegaron a convertirse en candidatos fueron Manuela Castañeira (Nuevo MAS), Alejandro Biondini (Frente Patriota), Raúl Albarracín (Acción Vecinal) y José Antonio Romero Feris (Partido Autonomista). El panorama se completó con unos 750.000 votos en blanco y 300.000 nulos.

La elección estuvo signada por la polarización, de hecho las dos fórmulas más votadas acumularon el 80% del total. Consenso Federal, pese a constituirse como tercera fuerza, fue el espacio más perjudicado al no alcanzar los dos dígitos. Tras la baja de Sergio Massa y su posterior incorporación al Frente de Todos, se confirmó la debilidad del armado lavagnista, en contraste con las PASO de 2015, cuando el peronismo antikirchnerista –con Massa de candidato– había conseguido más del 20% de los votos.

El triunfo del Frente de Todos se explica en buena medida por su desempeño en los bastiones electorales más poblados. Alberto Fernández ganó claramente en Santa Fe y Buenos Aires. En territorio bonaerense, traccionado además por la dupla Kicillof-Magario, le sacó 17% al macrismo. La única provincia en la que ganó Juntos por el Cambio fue Córdoba, aunque por menos de lo esperado: el aplastante 79% de 2015 se redujo esta vez a un modesto 48%. Las inesperadas victorias de los Fernández en Mendoza y Jujuy, dos distritos gobernados por radicales, clausuraron las chances del oficialismo.

El escrutinio provisorio a cargo del Ejecutivo estuvo marcado por la demora y la incertidumbre. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, había anunciado que los resultados se conocerían a partir de las 21, pero a esa hora los datos no aparecían. Los funcionarios usaron como excusa los requerimientos dispuestos previamente por la jueza María Romilda Servini de Cubría para dar a conocer los porcentajes, aunque varias fuentes advirtieron que se debió a un mal funcionamiento del polémico sistema de conteo de la empresa SmartMatic.

Ante la falta de información, el nerviosismo se fue adueñando de los búnkers. “Está caído el sistema nacional de transmisión de datos”, anunció Alejandro “Topo” Rodríguez, candidato a diputado nacional por Consenso Federal. Desde el Frente de Todos, Felipe Solá apuntó a la intencionalidad del Gobierno: “Sabemos que ya tienen los datos, cualquier alusión a una falla puede ser una estrategia para que la gente no sepa el resultado de la elección. Si son el mejor equipo de los últimos 50 años, les pedimos que por una vez digan la verdad». 

Las primeras estimaciones concretas comenzaron pasadas las 22, luego de la aparición de Mauricio Macri. Aún sin datos oficiales, el mandatario reconoció la derrota con un discurso apagado, admitió que hicieron “una mala elección” y así dejó traslucir que la diferencia era mucho más abultada de lo que se preveía. Los primeros números recién aparecieron a las 22:29 y fueron categóricos. 

Elecciones PASO, bunker de Consenso Federal. Ciudad de Buenos Aires, 11 de agosto de 2019. Fotos de Juana Posbeyikian / ANCCOM

La holgada distancia de 15 puntos puso en off side a la mayoría de las consultoras, ya que si bien casi todas pronosticaban un triunfo de Alberto Fernández, estimaban un margen de entre 3 y 6 puntos solamente. El periodista Jorge Lanata, desde la pantalla  de Canal 13, desató su furia: “Escuchar estos números es muy fuerte, muy impresionante. Nadie se la esperaba. Tampoco Fernández. Nadie esperaba una diferencia del 15%. ¿Dónde van a devolver la guita las encuestadoras? Se va a abrir un fondo en la Casa de Gobierno porque todos mearon afuera del tarro”.

El panorama de cara a octubre parece casi definido. Incluso agenciándose todos los votos de Lavagna, Espert y Gómez Centurión –un 14% sumados–, Macri no alcanzaría a Fernández. Su problema más urgente, no obstante, será sostener su propia gobernabilidad.

Crónica de un día electoral

Desde las primeras luces del día y hasta el atardecer, un 75% del electorado concurrió a ejercer su derecho cívico en las más de 14 mil mesas distribuidas a lo largo del país. Casi al cierre de los comicios, se inició la actividad en los centros de campaña.

Apenas pasadas las 18, empezaron a llegar referentes del Frente de Todos al flamante Centro Cultural C, en el barrio de Chacarita, sitio elegido como búnker. El sindicalista Héctor Daer fue uno de los primeros. “El pueblo argentino se volcó a las urnas. Los resultados dicen que la divisoria de aguas es definir qué proyecto de país queremos los argentinos”, expresó.

Como es habitual, la militancia macrista se reunió en Costa Salguero. Allí, minutos después de las 19, el jefe de gabinete Marcos Peña dio una conferencia de prensa. Sin dar cifras, celebró el crecimiento de la participación (unos 2 puntos encima de 2015) y enfatizó el carácter preliminar de las PASO: “Estamos muy contentos con el resultado que estamos viendo”, manifestó. Recordó que entre las primarias y las elecciones de octubre de 2015 cosecharon dos millones de votos más para Cambiemos. Peña se rehusó a hacer evaluaciones antes de que se publicaran datos oficiales y se despidió.

Nicolás del Caño y Romina del Plá en el Hotel Castelar.

Pasadas las 20, en el Hotel Castelar, en pleno centro porteño, los dirigentes del FIT-Unidad coincidían en que sortearían las PASO sin inconvenientes, aunque no se animaban a dar precisiones. La gremialista Romina del Plá sostuvo: “Pasamos de ser precandidatos a candidatos, hemos pasado holgadamente el 1.5% que nos permite dar batalla en las elecciones de octubre”. “Si bien el resultado parece positivo, el escenario será difícil”, opinó, “dado que una opción es el candidato actual del ajuste, pero los que le hacen frente son quienes también aplicaron un ajuste. En ese contexto, debemos construirnos como una alternativa”.

Luego de las 21, mientras los datos continuaban sin aparecer, Manuela Castañeira, la única mujer precandidata a presidenta y la más joven con 34 años, habló desde el centro de campaña del Nuevo MAS, ubicado en San Telmo: “Es muy antidemocrático que hace dos horas la elección está a ciegas debido a que el sistema de envío de información está caído. Es una profunda falta de respeto a la sociedad argentina”, subrayó. 

José Luis Espert, del Frente Despertar.

En el búnker de Alberto Fernández seguían arribando informaciones extraoficiales que aumentaban la expectativa y ya se comentaba que tendría un 45% de los votos. Mariano Recalde y Felipe Solá, en una de sus salidas ante los medios, destacaron que había “una diferencia significativa a nivel nacional”. 

La breve y sombría alocución del presidente Macri no hizo más que ratificar lo que se percibía. “El nivel de dificultades que hemos tenido estos últimos años ha generado mucha angustia”, diagnosticó el jefe del Ejecutivo, quien concluyó su intervención ordenándole a su equipo irse a dormir para volver a trabajar al día siguiente.

Minutos más tarde, una Elisa Carrió desencajada salió al escenario. La líder de la Coalición Cívica minimizó las primarias –“Yo no registro agosto”– y añadió: “No es mala la adversidad. Lo que es malo es sentirse deprimido en la adversidad”. La diputada criticó la decisión de la mayoría de los votantes, a quienes comparó con los antiguos hebreos que quisieron regresar a la esclavitud en Egipto. “La mayoría se sienten más cómodos con los autoritarios”. Luego de esta fugaz aparición, el presidente Macri brindó una corta rueda de prensa y, a su término, el búnker de Costa Salguero se vació rápidamente. El último en irse fue el militante macrista Pablo Cabaleiro, también conocido como “El mago sin dientes”.

Posterior al anuncio de los resultados de las PASO de Mauricio Macri, los candidatos de Consenso Federal, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, se presentaron ante las cámaras en su búnker del Hotel NH. “Agradezco a los 3 millones de argentinos que no se dejaron atrapar por la falsa grieta y a los 2 millones y medio que votaron por Consenso Federal. En tres meses organizamos este espacio y hoy somos definitivamente la tercera fuerza y tenemos una voluntad inquebrantable por seguir adelante y trabajar permanentemente por reconstruir la brecha”, aseguró Lavagna.

La imagen de un Macri derrotado y la divulgación de las primeras cifras oficiales provocaron una ebullición en el centro de campaña del Frente de Todos. El 47 contra 32 suponía una rotunda victoria para la fórmula Fernández-Fernández. Al rato, Cristina Fernández de Kirchner hizo su entrada a través de un video –grabado– desde Santa Cruz que fue recibida con cientos de banderas argentinas agitadas por la multitud adentro del búnker y miles que se agolpaban afuera, sobre la avenida Corrientes. La candidata a vicepresidenta hizo hincapié en el futuro, se refirió al próximo 10 de diciembre como la fecha de “reencuentro de todos los argentinos” y expresó su deseo de “que el país vuelva a tener posibilidades de ser una sociedad mejor, más tranquila y más feliz”.

Recién a las 24, cuando todos los otros candidatos ya habían dicho lo suyo, salió a escena el gran ganador de la noche, Alberto Fernández. La ovación fue absoluta. Con su habitual ir y venir y los números de la elección a sus espaldas, en una pantalla gigante, remarcó: “Argentina escuchó el mensaje: vinimos para crear un nuevo país en el que todos tienen lugar. A partir de hoy se terminó la venganza, la grieta y cualquier cosa que nos divida”. Y, apelando a la memoria histórica de los argentinos, afirmó: “Una vez más vamos a arreglar los problemas que otros generaron”. “El único trabajo es que los argentinos recuperen la felicidad que han perdido”, concluyó entre abrazos y fotos de unidad. De fondo, la canción que sonaba era elocuente: “Hay que volver a empezar / hay que volver a soñar”.

El camino hacia octubre es incierto, pero en estas PASO los argentinos y las argentinas han elegido un nuevo rumbo. Otra historia comienza.

 

 

La mitad de los bonaerenses votó a Kicillof

La mitad de los bonaerenses votó a Kicillof

Por Malva Marani con Cristina Sille, Milagros Alonso, Tomás Eloy Gómez y Sofía Moure, Florencia Ferioli, Laura Pomilio, Pilar Camacho, Julieta Ortiz, Camila Alonso Suárez, Estefanía Hernández, Cristina Sille, Juana Posbeyikian, Ornella Rapallini, Juan Luis Dell’Acqua, Noelia Guevara
Gastón Quagliariello, Azul García, Virginia Vitali, Camila Godoy, Agustina Ramos.

Si los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de ayer fueron sorpresivos, sobre todo por la contundencia del electorado al castigar al presidente Mauricio Macri en su intento de reelección y al consolidar al Frente de Todos para que tome las riendas del país, si las notorias diferencias de apoyo entre la fuerza oficialista y la coalición peronista dejaron boquiabierto a más de uno, la elección en la provincia de Buenos Aires fue un paso más allá. Con el 49.34 por ciento, la fórmula integrada por Axel Kicillof y Verónica Magario le sacó 17 puntos al tándem oficialista liderado por María Eugenia Vidal, que cosechaba 32.56 cuando iba escrutado el 98 por ciento de mesas, en la madrugada de este lunes.  La dupla del Frente de Todos no sólo amplió la distancia que obtenía la fórmula a nivel nacional, sino que fue el gran símbolo de la derrota del macrismo: transformó lo que se esperaba sería una reñida contienda entre dos de las figuras más fuertes de cada fuerza en una arrasadora ventaja que llegó a 40 en algunos municipios, como La Matanza. Lo que quedó muy a la vista fue la subestimación con que el oficialismo ha venido tratando al electorado, así como también los hilos del relato que tanto los medios como el aparato oficial construyen de sus cifras y sus candidatos.

Estas PASO saben más a primera vuelta que a primarias. Entre otras cosas, porque ayer hubo escenas de esas que definen finales y tiempos nuevos, parecidas a las del boxeador que acaba de noquear a su rival y, apenas el árbitro da por ganada la pelea, el campeón levanta los brazos feliz, mientras el derrotado apenas si puede levantar su ánimo de la lona. Algo de esas sensaciones fue lo que se percibió ayer entre la primera y la segunda fuerza que se disputaron la gobernación de la provincia de Buenos Aires: mientras Kicillof celebraba -en el búnker ubicado en Chacarita- junto a los demás candidatos de su partido para el territorio bonaerense, bastaba con ver la cara de Vidal y, sobre todo, quedarse con su expresivo silencio para ver la derrota atragantada. Ese revés sufrido por Vidal fue magnificado por el relato de “candidata de imagen intocable” tejido en torno suyo. Los dos puntos que Vidal le sacó al propio Macri en territorio bonaerense abrieron, además, las especulaciones sobre qué hubiera sucedido de haberse desdoblado la elección en la provincia.

En el espacio ubicado en Costa Salguero, donde Juntos por el Cambio esperó el escrutinio, la contienda por la provincia de Buenos Aires fue la gran ausente de la jornada. Fuera de un breve comentario de Horacio Rodríguez Larreta, quien incluyó a la provincia y su gobernadora, María Eugenia Vidal, en el proyecto de cambio de su partido, Buenos Aires sólo fue mencionada una vez más, por Macri, quien la incluyó como una de las dos grandes derrotas electorales de la noche. “Espero que, en octubre, los bonaerenses no se la pierdan”, dijo el presidente, sin demasiado entusiasmo, en medio de un abrazo que le dio a la gobernadora. A ella, además de sin palabras, se la percibió incómoda. No habló ni en el escenario ni en la sala de conferencias, cuando horas antes había celebrado el desarrollo de los comicios y resaltado el valor de la práctica democrática. Parecía más enojada que desconcertada. Tampoco lo hizo por redes sociales. Lo cierto es que, de ser un territorio fundamental en su vida política y la del país, pasó casi al olvido: en toda la noche, Vidal no interpeló a su electorado bonaerense.

La otra cara de la elección en la provincia de Buenos Aires fue la de Kicillof, en el espacio de Chacarita donde se alojaron los candidatos del Frente de Todos. Sergio Massa, primer precandidato a diputado nacional y la primera figura de la alianza en llegar al búnker, pasadas las 18, fue quien introdujo -pasadas las 23- al ex ministro de Economía kirchnerista sobre el escenario. “Les presento al próximo gobernador de la provincia”, destacó el hombre fuerte en Tigre, cuando iba escrutado un 76% de las mesas. Al mismo tiempo, los canales de televisión dividían sus pantallas: en Costa Salguero, donde una hora antes Macri había anunciado su “mala elección”, la imagen de los camarógrafos se quedaba con el Mago Sin Dientes, habitué de los búnkers macristas, solo y resignado entre un puñado de sillas. Antes de Massa, Máximo Kirchner, candidato a diputado nacional, dejó evidencia de la gran victoria en la provincia: “Uno de cada dos bonaerenses nos votó”. A las 23.33, Kicillof tomó el micrófono y, tras agradecer el acompañamiento y la importancia de un proyecto “con todos, los que nos votaron y los que no”, destacó lo desigual de la campaña que le tocó afrontar y resaltó que junto a su equipo no habían gastado “millones en publicidad” ni le habían mentido al electorado. El clima en el Frente de Todos, al igual que cuando habló Matías Lammens (que hizo una buena PASO en su debut electoral y quedó a 15 puntos de Rodríguez Larreta), era el de un festejo responsable.

La contundencia de las cifras dejó algo desapercibida la desafortunada demora de los cómputos, que recién se empezaron a publicar a las diez y media de la noche (hora y media después de lo programado), tras la noticia de que se había caído la visualización y la sistematización de datos del controvertido sistema informático de la empresa Smartmatic. Tan sólo tres horas antes, en conferencia de prensa, el jefe de gabinete Marcos Peña había criticado la lentitud del escrutinio en las PASO del 2015 y asegurado que el nuevo sistema representaría una mejora al respecto de la supuesta incompetencia del escrutinio anterior. La ciudadanía todavía no había conocido datos oficiales cuando el presidente, en un acto insólito, se presentó junto a su equipo en el escenario para reconocer la derrota.

Las que definitivamente no pasaron inadvertidas fueron las rotundas derrotas en seis de los ocho municipios bonaerenses alineados con el oficialismo, que también ponen en juego las intendencias en estas elecciones: en Quilmes, Tres de Febrero, Lanús, Pilar, San Miguel y Morón, Juntos por el Cambio fue ampliamente superado por el Frente de Todos. Los intendentes de San Isidro y Vicente López, Gustavo Posse y Jorge Macri, fueron los dos intendentes macristas que lideraron su municipio y fueron la excepción a una gran elección del PJ en el GBA. 

La polarización entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio que caracterizó la carrera electoral desde que se anunciaron sus fórmulas se reflejó, como era de esperarse, en las urnas: el resto de las fuerzas quedaron lejos del foco de disputa principal. “La polarización que se trató de imponer tiene que ver con una pelea de extremos que deja en el medio a la sociedad”, destacó Eduardo Bucca, el precandidato de Consenso Federal – encabezado por Roberto Lavagna- que obtuvo el 5,82 por ciento de los votos. Le seguían Cristian Castillo, del FIT Unidad, con el 3,25, y Gustavo Álvarez, del Frente Nos -que lidera Juan José Gómez Centurión-, con 1,66. El resto de los precandidatos a gobernador, al no superar el 1,5 por ciento de los votos, no llegan a las elecciones generales de octubre. Respecto de la renovación de las 35 bancas que se ponen en juego en este 2019, de repetirse estos resultados, en dos meses el Frente de Todos obtendría 20 bancas, mientras que Juntos por el Cambio y Consenso Federal conseguirían 13 y 2, respectivamente.Las PASO han concluido y han dejado golpeados a quienes las subestimaron y bajaron la guardia. Se han buscado y se buscarán análisis exhaustivamente para comprender lo sucedido, la contundencia de una elección que, a dos meses de las generales, deja la sensación de ya haberlo definido todo. Quizás, una de las claves se encuentre a la vista, en el detalle más simple: la ansiedad de millones de votantes que, desde muy temprano en la mañana, se agolparon el domingo en las escuelas, haciendo colas que en muchos casos los tenían esperando allá, fuera en la vereda. Las primeras cifras ayudaron a interpretar las ganas madrugadoras de esos votantes ansiosos, esperanzados, decididos a dejar atrás cuatro años de ajustes, desocupación y desilusiones; determinados a castigar desde las urnas a la gestión de Mauricio Macri y animados a hacerlo lo antes posible, por si acaso pudieran detener el tiempo y acabar por fin con el sufrimiento. Las argentinas, los argentinos y les argentines no pudieron detener el tiempo, aunque la noche del domingo le dejó la sensación -a unos y a otros- de que algo sí se logró detener.