Mar 27, 2017 | DDHH, Entrevistas
“Mi memoria es una memoria del terror”, cuenta Ángela Urondo Raboy en alusión a sus días en cautiverio en el D2, el centro clandestino más grande de Mendoza. Ella, junto a sus padres, el escritor Francisco Paco Urondo, periodista y responsable de la Regional Cuyo de Montoneros y la periodista Alicia Raboy, fueron interceptados en un operativo cuando viajaban en un auto con otra militante, René Ahualli. Era el 17 de junio de 1976 en Guaymallén, Mendoza. Paco fue asesinado y las mujeres lograron escapar, hasta que Alicia y Ángela fueron luego secuestradas.
Ángela, que en ese entonces era una beba de once meses, estuvo secuestrada en el D2. Se desconoce cuánto tiempo permaneció allí. Luego la llevaron a la Casa Cuna de Mendoza, hasta que fue devuelta a su propia familia: una prima de su madre junto a su esposo la adoptaron legalmente y le ocultaron su verdadera historia hasta su adolescencia. Desde muy pequeña supo que sus padres biológicos habían muerto en un accidente de auto. Ese era el discurso. De su madre, había visto un par de fotos y le habían contado que era estudiante de Ingeniería. De su padre, jamás le hablaron. Al momento de descubrir la verdad, cuando su familia adoptiva decidió, a sus dieciocho años, empezar a contarle los hechos para que pueda cobrar la indemnización por ser hija de desaparecidos, supo la importancia pública que tenía la figura de su padre y descubrió también que además de su madre, tiene una hermana y un cuñado desaparecidos: Claudia Urondo y Mario Koncurat, ambos pasaron por la ESMA. Años más tarde, inició el juicio de desadopción y recuperó su identidad.
Para ella, es una vivencia especial tener como padre a Paco, es “el desaparecido reivindicado socialmente”, dice, pero considera que su mamá, su hermana y su cuñado son víctimas del Terrorismo de Estado anónimas como la gran mayoría: “Cuando pienso en la desaparición no pienso en la cuestión concreta de la desaparición de los cuerpos sino en la desaparición social, cuando uno deja de nombrar al desaparecido”, relata y concientiza en esto de que “desaparecer no es desexistir”.
Dibujante y performista, Ángela creó además los blogs Pedacitos -un espacio autorreferencial que escribió entre 2008 y 2011- e Infancia y dictadura -creado en 2010-, una colección de relatos simbólicos y visiones infantiles sobre el Terrorismo de Estado. Luego escribió el libro ¿Quién te creés que sos?, publicado por Capital Intelectual en 2012. En todos esos escritos, rememora y remarca la etapa de la niñez. “Elegí contar la infancia porque es el periodo en el que no pude hablar”, cuenta y reafirma que su impulso a la escritura fue su momento de maternidad.

«Cuando aparece la figura de mi viejo aparece con mucha fuerza y con la posibilidad de leerlo a él directamente. Tener claro cuál era su punto de vista, su tono, empecé a saberlo y a corroborarlo en sus relatos».
¿Cómo fueron tu infancia y tu adolescencia?
Quizás es la parte que más me cuesta procesar. Era de clase media, llevaba una vida cómoda, no puedo decir que la haya pasado mal en términos de violencia pero me cuesta pensar retrospectivamente esa etapa de mi vida. Muchas veces me doy cuenta que me resulta mucho más fácil hablar de cuestiones hipertrágicas como la desaparición forzada o el secuestro o la muerte que esos episodios grises donde estaba mezclada la vida cotidiana, con la mentira, con esconder la verdad. En la adolescencia tuve una explosión de rebeldía que no sabía de dónde venía y hacia dónde iba, fue como un momento de muchos cambios, quería salir al mundo y ahí me empecé a sentir distinta a las personas que tenía alrededor y empecé a significarme de manera distinta, circulaba por espacios alternativos muy mal vistos por mi familia de crianza. En esos lugares pude plantar una bandera soberana sobre mí misma, sobre mi vida y empezar a delinear. Y cuando supe la historia, todo eso empezó a tener un montón de sentido y una dirección.
¿Cómo fue que te enteraste de la verdad? ¿Por qué creés que tu familia adoptiva decidió contarlo en ese momento?
La que era mi madre adoptiva empezó a decirme muy a cuentagotas algunas cosas. Yo recuerdo varios episodios a los que me cuesta ubicarlos en el tiempo. En un momento, mis papás adoptivos se separaron y yo me quedé con ella, quien empezó a sentir un poco más de libertad de acción. Un episodio del montón fue uno muy gráfico: una vez, pasando por la ESMA, la que era mi madre adoptiva, largó una puteada a los milicos. “¡Milicos de mierda, la puta que los parió!” Nunca antes la había escuchado tener una expresión emocional política. Entonces le pregunté por qué decía eso (no porque no supiera eso de los milicos). La respuesta fue: “¿Cómo por qué? Si mataron a tus padres”. Ella manejaba, no me miraba y me decía que en otros momentos me lo había dicho. Es probable que me lo haya dicho, no te voy a decir que no me lo dijo antes, porque a veces la memoria tiene juegos complejos, pero esa vez sí recuerdo su actitud. Entonces, luego pensé todos estos años en las justificaciones. Una vez me dijeron que fueron a ver a un pediatra, le preguntaron cómo tenían que hablar de este tema conmigo y el médico les aconsejó no hablar de lo que yo no preguntara. Yo nunca pregunté nada y ellos no hablaron de nada pero con los años empecé a pensar que era mi responsabilidad preguntar pero era responsabilidad de ellos enseñarme a hacerme esas preguntas porque ellos me enseñaron a hablar. Otro punto de inflexión fue durante los años 90, cuando aparecen las leyes reparatorias. En ese momento, mi familia tomó la decisión de ir a consultar por esa posibilidad de ir a cobrar ese dinero y esa fue la primera vez que me llamaron a la mesa de diálogo: “Existe una ley reparatoria, ¿a vos te interesa?”. Cuando me dijeron eso dije que sí, no porque me interesase el dinero, incluso dije sí con mucho pudor, pero de algún modo, era la primera vez que ellos me permitían ser la hija de mis padres.
¿ Y el momento en que supiste quiénes eran tus padres y todo lo que vino después?
Cuando tenía 18 años, fuimos a la Secretaría de Derechos Humanos y la chica me preguntó si sabía quién era, súperacongojada. Yo pensaba: “¿Por qué lloras?” Ella me dijo que conocía a mi papá, claro, estaba emocionada. Yo de mi papá no sabía ni la edad, no entendía por qué esa chica había reaccionado así. Me miro a mí y a mi madre adoptiva y entendió que yo no sabía nada. Me dijo que lo había leído y que lo admiraba como escritor. El asunto es que yo sabía que él escribía sobre Economía y entonces me parecía ridículo que alguien se emocionara sobre eso. Ahí sentí que me faltaban un montón de elementos. Después, la chica me explicó que no era beneficiaria de esa ley porque “la adopción disolvía los vínculos con mi familia de origen”. De esa frase todavía no me repongo… La empleada de la Secretaría de Derechos Humanos, entonces, me aconsejó que me fijara en quiénes eran los herederos de mis padres. Ahí me di cuenta que, además de un padre desaparecido, tenía una familia detrás de ese padre, eso nunca antes los había pensado. Mi madre adoptiva, en el viaje de vuelta, empezó a decirme todo eso que toda la vida había dicho que no sabía. “Bueno, si vas a buscarlo, concentrate en buscar a tu hermano, porque tu hermana no sé si está viva, no te hagas ilusiones”. Yo ahí supe que tenía un hermano probablemente vivo y una hermana probablemente muerta. Me estaba habilitando la verdad después de tantos años. Pasó un tiempo largo y empezaron a abrirse puertas para que yo pudiera encontrarme con mi hermano (Javier Urondo, hijo del primer matrimonio de Paco con Chela Murúa, con quien también tuvo a Claudia, desaparecida en 1976).
¿Cómo fue el reconstruir las figuras de Paco y de Alicia, tus padres?
No lo puedo decir en pasado, eso ocurre todo el tiempo. Durante todos los años de la infancia y la adolescencia, de mi mamá yo sabía quién era, sabía su nombre, sabía su cara, yo había visto algunas pocas fotos. Yo sabía un montón sobre ella, entre comillas. Siempre supe lo del accidente, que había estado en la panza de mi mamá, pero de mi papá nadie hablaba. ¿Cómo se me iba a ocurrir que los hijos nacen de una madre y de un padre? La figura paterna estaba totalmente anulada. Pero cuando encontré a mi hermano y empecé a visitar al resto de mi familia paterna pude ver los libros, el archivo familiar, recortes de diarios, fotos y fue fundamental la transmisión oral: sentarme horas y horas con mi hermano, con amigos. Entonces, cuando aparece mi viejo aparece con mucha fuerza y con mucha presencia y… la posibilidad de leerlo a él directamente. Tener claro cuál era su punto de vista, su tono, empecé a saberlo y a corroborarlo en sus relatos. Me di cuenta, entonces, lo poco que sabía de mamá; empezó a ser muy notorio el silencio, incluso de su familia, de la que siempre había estado cerca. Sus hermanos no hablaban de ella, había una cuestión tácita de no hablar del pasado. Y hoy me pasa que mis hijos saben mucho más de su abuela de lo que yo sabía a la edad de ellos. Saben en qué se parecen, saben que pertenecen y yo pienso nuevamente en eso de que la desaparición no desexiste a las personas; eso fue lo que me dieron mis hijos como pensamiento.
¿Qué sabés de la historia de amor entre ellos? Se sabe que Montoneros los había condenado por su unión extramatrimonial…
Sé que se conocieron en la revista Noticias, se flecharon, no pudieron contenerlo. “El Perro” (Horacio) Verbitsky los vio una vez saliendo de un albergue transitorio, entonces papá le dijo que de ahí en más, como sabía de la relación amorosa, iban a poder encontrarse en su casa. Horacio siempre me cuenta algunas cosas, que me habían puesto un nombre de guerra, me llamaban Felipita. También están todas las teorías sobre la degradación dentro del Movimiento, el juicio político, el Código de Moral Revolucionario de los Montoneros y su artículo 16 que castigaba la “deslealtad amorosa”. Mi papá era un tipo muy abierto, de vanguardia en sus relaciones afectivas, hoy es mucho más fácil pensar en ese tipo de vínculos. Entonces pienso que para él, adaptarse a la rigidez de ciertas normativas conservadoras y no achicarse para caber en un molde, habla de un contraste, el de un tipo en busca de sus libertades y el tipo que es juzgado por sus propios compañeros por dejar una compañera y enamorarse de otra.

«Hay memorias traumáticas que no empiezan con la palabra. Yo no recuerdo a mis viejos, no recuerdo personas, sólo recuerdo recorridos arquitectónicos»
Fuiste una niña secuestrada, ¿tenés recuerdos de esos momentos?
Sí, pero no me acuerdo tanto, hay una laguna a propósito ahí. Tengo certeza de que estuve en Casa Cuna porque de ahí me retiran y tengo certeza que estuve en el D2 porque lo recuerdo y lo pude recorrer. Los papeles dicen que estuve un día en el D2 pero los papeles escritos por ellos dicen cualquier cosa. Hay muchas versiones de lo que pasó y mi memoria es una memoria del terror donde registré los espacios, los lugares donde estuve. En mis sueños, los dos sitios eran el mismo lugar: un pasillo continuo donde por momentos había ventanas alargadas y altas, después soñaba con unas escaleras, muchas puertas; soñaba que bajaba y había caras que no conocía, que nunca llegaba a ningún lado, que me perseguían. Había también unas habitaciones color celeste con una entrada de luz y un lugar que no podía definir. De grande, volví a ese sueño y cuando viajé a Mendoza fui a la Casa Cuna y encontré un pabellón, no estaban las escaleras, pero cuando fui al D2 busqué la escalera y me explicaron que esa escalera existía, que era la que conducía a la sala de tortura. Después, volví y vi una habitación celeste, esa que veía en mis sueños, con una claraboya en el techo, esa que en mis sueños era casi como una ventana. Supe que lo que había descrito en los juicios era exactamente como el lugar. Yo declaré mis sueños, que eran reiterativos. Tenía la sensación de que esos espacios verdaderamente existían, y realmente era así. Esto refuta toda la teoría que dice que la memoria empieza con la palabra; hay memorias traumáticas que no empiezan con la palabra. Yo no recuerdo a mis viejos, no recuerdo personas, sólo recuerdo recorridos arquitectónicos.
¿Cuál fue el puntapié que te hizo empezar a contar tu historia, tu intimidad? ¿Por qué hacerlo público?
Con el embarazo. Cuando supe que iba a ser madre empecé a escribir el blog. Empecé a escribir cosas que me pasaban cuando estaba embarazada y todo eso me hacía pensar en cómo habría sido el embarazo de mi madre, y el no poder hablar con ella. Yo hubiese querido saber si tenía antojos, dolor de pies, calambres, cosas que a las mujeres nos movilizan. También tuve sueños y empecé a sentir muy en el cuerpo la cuestión de la rama femenina de la familia, en esa cadena de mujeres. Ahí empecé con el blog Pedacitos y empecé el juicio para disolver la adopción y ese fue el punto de inflexión. En ese primer blog, que era algo íntimo, no me interesaba que nadie me entendiera, no necesitaba explicarle nada a nadie, eran unos jeroglíficos internos. De a poco, pude desarrollar el texto, articular la historia con palabras más ampliamente y ahí lo vi como una escalera. Podía bucear sobre los temas, encontré una herramienta gigante donde poder ordenar el pensamiento y para poder desarrollarme. Después, comenzados los juicios, tenía una necesidad de escribir sobre otros, y empecé a mirar para los costados, y a charlar mucho con los Hijos, empezamos a juntarnos y hubo una gran necesidad de compartir y recopilé pequeños relatos de las infancias de uno y de otro y ahí empiezo con el blog Infancia y dictadura, pensado para contar el impacto generacional de la dictadura sobre la infancia.
¿Por qué te interesa hacer tanto hincapié en la infancia?
Me parece que la violencia del Terrorismo de Estado pensado desde un cerebro adulto tiene un montón de lugares de apoyo, podés hilar las dictaduras previas, la lucha armada, cosas que te explican… Pero desde la visión de un niño, el impacto de la violencia de la dictadura es un absurdo extremo. Pensé que a los niños no nos tomaban en cuenta como testimoniantes, era como una memoria inmadura; el que podía decir era el que lo había vivido y, de pronto, me di cuenta que generacionalmente, en algún momento, los que fuimos niños en la dictadura vamos a ser los últimos que podamos dar cuenta en primera persona de esa vivencia. Yo quería un espacio donde se rescate subjetivamente la visión del niño. Otra cosa que me importaba es que cuando uno pone sobre la mesa el impacto de la dictadura sobre la infancia desaparece la Teoría de los Dos Demonios, de toda esta cuestión de la que hablan ahora, de la verdad completa, del revisionismo tendencioso, parece que éste es uno de los mejores argumentos que tenemos para explicar que no hubo dos demonios. Entonces, todas estas cosas terminan siendo de acompañamiento mutuo. Cuando yo veo que los maestros que se adhieren al paro aparecen en listados… nosotros ya conocemos esto. Me parece que estos testimonios nos sirven para fortalecernos como sociedad, cuando decimos “nunca más” decimos esto: nunca más a que vayan a buscar listados a las escuelas de los maestros que tienen una militancia política, nunca más que te echen del trabajo por tus ideas, nunca más persecución.
¿Qué opinión tenés al respecto de los dichos de varios funcionarios del Gobierno sobre la cantidad de desaparecidos y de los actos de provocación este último 24 de marzo?
Hay que tomarlo como de quien viene, este es un gobierno que hizo negocios con la dictadura; son los hijos, los nietos y los sobrinos de los dictadores. Hay apellidos como Massot, Bussi, Saint Jean… son una larga lista. Y esto no quiere decir que los familiares de los genocidas no puedan trabajar, pero es todo un símbolo. Me parece que cuando dicen “nunca más a los negociados con los Derechos Humanos y ese cartel lo tiene un Massot, es de un cinismo enorme. Porque si hay alguien que hizo negocios durante la dictadura pasando por encima de los Derechos Humanos fueron ellos: los Massot, los Blaquier, los Bussi, toda la pata civil y comercial y los empresarios que se beneficiaron con las políticas económicas de la dictadura. Ellos saben muy bien que los juicios de lesa humanidad siguen avanzando, que avanzan sobre los civiles, los jueces, los empresarios y esa es la parte en la que están más a la defensiva porque saben que son parte de la historia del genocidio, no son ajenos.
Actualizado 28/03/2017
Mar 25, 2017 | DDHH
“La realidad puede ganarle a cualquier negacionismo, porque en definitiva, después, a cada uno le va llegando, tarde o temprano. Es como el agua, que avanza y un día te toca los pies, pero cuando te querés acordar, la tenés hasta el cuello”. Guillermo Villanueva, hijo de Santiago Villanueva, militante de la JUP, desaparecido el 25 de julio de 1978, reflexiona con la mirada en la multitud.
La histórica Plaza de mayo, todas sus calles y avenidas quedaron desbordadas. Madres, hijos, nietos, familiares, amigos, organizaciones sociales, políticas, sindicales, auto-convocados dieron cuerpo a una marea abrumadora, memorable y multitudinaria en un nuevo aniversario del golpe cívico-militar. Un potente y transversal grito vociferó de las gargantas de las miles de personas que se manifestaron este 24 de marzo: “Fueron 30.0000”.
Al reclamo constante y permanente de Memoria, Verdad y Justicia, los organismos de Derechos Humanos expresaron y denunciaron los retrocesos que en esa materia se dieron durante el gobierno de Cambiemos: “miseria planificada, la persecución política, la represión y el encarcelamiento de militantes, la pérdida de la soberanía política y económica”.
“Hoy vemos cómo Mauricio Macri retrocede y se niega a hablar de los desaparecidos. A la par, vemos cómo sus funcionarios se reúnen con asociaciones que reivindican el terrorismo de Estado y además ejercen el negacionismo, como (Juan José) Gómez Centurión o Darío Lopérfido”, declararon en el documento conjunto leído desde el escenario montado a espaldas de la Casa de Gobierno. El pedido de libertad a la dirigente social Milagro Sala, el apoyo a lucha docente, el repudio a ley inmigratoria, también se plasmaron en tal documento.
Desde antes del mediodía, los espacios de la plaza fueron colmados por organizaciones políticas, tales como el Movimiento Evita y la CTEP, quienes contaban ya con muchos militantes en sus columnas cercanas al escenario.
“Estoy acá por mis hijos y por mí, por la lucha de todos los compañeros, porque no es uno solo sino que son 30 mil. Por más que no quieran, lo vamos a seguir diciendo. Por los nietos que faltan, la lucha continúa y esto no termina hasta que no aparezca el último de ellos”, dijo Ana María Fernández, madre de dos hijos desaparecidos en 1978, en diálogo con ANCCOM.
A lo largo de las cuadras de Avenida de Mayo, cientos de siluetas de numerosos colores cincelaban los bordes. Sobre el asfalto se multiplicaban los pequeños pañuelos blancos pintados. “Esta marcha es especial, porque este es un gobierno que quiere negar que el golpe del ´76 fue un genocidio”, le dijo a ANCCOM Gerardo, docente y sociólogo, mientras marchaba con su familia. Indicó, además, que el actual gobierno “quiere reducir el número de desaparecidos”, hacer parecer “que no fueron tantos, que no fue tan importante” para denostar “a los organismos de derechos humanos y así quitarle la importancia que tienen”.
El compás de las columnas que encabezaba la organización Madres de La Plaza estuvo a cargo de los tambores y bombos de los músicos de “La Chilinga”. De guardapolvos blancos y en distintos puntos de la marcha, los chicos de organización barrial “La Garganta Poderosa” invitaban a elegir entre fragmentos del diario Clarín, La Nación y la Nueva Provincia, hacer un bollo y embocarlo en los ceros de un cartel que decía son 30 mil.
“En este momento se está poniendo en juego las mismas políticas que dieron origen al golpe de Estado. Es fundamental seguir defendiendo los derechos humanos en toda su amplitud”, afirmó a esta agencia Liliana, docente universitaria y arquitecta. Llevaba un cartel de unos de los 13 compañeros que egresaron con ella en 1976. “Hay toda una de ola negacionismo por parte del gobierno nacional que es muy peligrosa. Están queriendo arrasar con todas las conquistas sociales y los movimientos populares”, puntualizó.
Arriba de una estructura publicitaria, dos niñas sostenían un cartel sin inscripciones, que sólo contenía una caricatura del presidente Mauricio Macri, con bigotes y orejas de gato y otro con los dedos en V. “Ningún gobierno nos quitará la voz de la memoria”, enunciaba un cartel que llevaba una mujer con su pequeña hija en brazos. “Los que han contribuido a los golpes, hoy están en el gobierno” tenía inscripto en un afiche un hombre acompañado por su hijo adolescente.
Los gremios docentes aglutinaban en sus columnas a una innumerable cantidad de convocados, entre las que destacaban las organizaciones SUTEBA y CTERA, detrás de ellos, se hallaba una enorme masa de personas referidos en la CTA, en el comité por la liberación de Milagro Sala y en organizaciones kirchneristas como Nuevo Encuentro y La Cámpora. Atravesando la Avenida 9 de Julio, la marea popular continuaba con miles de personas con banderas de organizaciones tales como CORREPPI, Red contra la Violencia Institucional, H.I.J.O.S, entre otros.
La lectura del documento se realizó a media tarde y arriba del escenario, estuvieron Estela Carlotto y Victoria Montenegro, de Abuelas de Plaza de Mayo, Taty Almeida de Madres de Plaza de Mayo, Lita Boitano y Graciela Lois por Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, José Schulman por la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Paula Donadío y Ana López por H.I.J.O.S y Fernando Suárez por el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
“Porque detrás del negacionismo está el intento de olvido, y detrás del intento de olvido está la intención de desmovilizarnos, de volver a ´ foja cero´ las luchas. No nos han vencido: ¡estamos acá, en unidad, con el pueblo, con las banderas de los 30.000 en alto!”, culminó.
Mar 23, 2017 | destacadas, Noticias en imágenes
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Mar 23, 2017 | Comunidad
La Plaza de Mayo se tiñó de blanco. De acuerdo a las estimaciones de los organizadores, 400.000 docentes y estudiantes de diversos puntos del país protagonizaron el capítulo final de la Marcha Federal Educativa con un multitudinario acto frente a la Casa de Gobierno. Algunos agrupados en sindicatos, otros identificados con alguna organización barrial o política partidaria, y otros solos o en familia; pero todos con el mismo emblema: “Docente luchando también está enseñando”. La movilización llevó al centro de la Ciudad de Buenos Aires, frente a la Casa de Gobierno, el reclamo por la apertura de una paritaria nacional sin techo y salarios dignos.
Los docentes sumaron un firme apoyo ciudadano a una bandera que también se tradujo en un grito de defensa de la educación pública. La reivindicación de haber “caído” en la escuela estatal replicó como una consigna fundamental. Escuelas de nivel inicial, primarias, secundarias, terciarias, universidades, técnicas, y bachilleratos populares fueron actores centrales. Con guardapolvos blancos o pintorcitos cuadrillé, todos expresaron su apoyo a la educación pública y condenaron el lamento del presidente Mauricio Macri -apenas un día antes de la movilización- sobre los alumnos y familias “que no tienen más remedio que caer” en la escuela pública.

De acuerdo a las estimaciones de los organizadores, 400.000 docentes y estudiantes de diversos puntos del país protagonizaron el capítulo final de la Marcha Federal Educativa.
La movilización coincidió con la segunda jornada del paro por 48 horas convocado por las seis confederaciones gremiales nacionales ante la negativa del gobierno nacional de llamar a paritaria nacional.
Las columnas comenzaron a ingresar al centro porteño poco antes del mediodía. Cuando las agujas marcaban las 12:00, Agustín (11) ya estaba en la Plaza Congreso, con guardapolvo blanco y de la mano de su mamá. “Venimos a reclamar por nuestros derechos. Al Presidente no les interesan las escuelas ni la educación”, explicó.
Los docentes mostraron en el centro de la Ciudad las dificultades que atraviesan en toda la geografía del país. Silvina Melger, de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), denunció el vaciamiento de programas escolares. “Si se ´cae´ en la escuela pública es porque ellos están haciendo un pozo y nos están desfinanciando. Pero es la educación pública la que nos acobija y nos levanta. Por eso, los maestros la defendemos a toda costa”, dijo.
Mientras una de las columnas avanzaba por Avenida de Mayo, Luis Bazar, de la Asociación de Educadores Provinciales (ADEP) de Jujuy, le contó a esta agencia que el reclamo no es solamente por mejores sueldos y paritarias sin techo, sino también para que se continúen entregando las netbooks y los libros a todas las escuelas rurales y que se avance con los proyectos educativos para adultos. “El 75% de las escuelas de la provincia son rurales. En Jujuy se han perdido los derechos, no sólo de los sindicatos, sino también de las organizaciones sociales. Todo el tiempo hay investigaciones y persecuciones. Vivimos con temor”, explicó.

Las columnas comenzaron a ingresar al centro porteño poco antes del mediodía.
Envuelto entre banderas y redoblantes, Roberto Succa, miembro de la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (AMET) de Chaco, le pidió al gobierno que reflexione porque “debemos defender y fortalecer la educación para que la juventud pueda crecer mejor”. Y subrayó: “El gobierno debe reflexionar y llamar al diálogo”.
Las horas avanzaban y así lo hacían los pies apurados de los estudiantes de la secundaria Normal Superior Nº 5. Rebecca, alumna de 17 años, junto a sus compañeras, Julieta y Fiorella, explicóa que marcharon para “apoyar y compartir la lucha de los docentes”. Y agregaron: “Además exigimos mejores condiciones edilicias. Todas cosas que los afectan a ellos y a nosotros”.
“Preferimos estar dando clase y defendemos la educación pública. Por eso exigimos que se cumpla la Ley de Financiamiento y la Ley de Paritarias”, gritó, entre medio de cánticos, Paola Gutiérrez, de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER). Los dichos de Macri -el repudio se tradujo en casi todos los carteles que inundaron la Plaza- fueron un blanco especial. “Creo que lo dicen desde un desconocimiento de lo que es realmente la educación pública. Ojalá los docentes pudiéramos enseñarle a él como le enseñamos a nuestros alumnos. Tal vez así tendría otro pensamiento”, reflexonó en diálogo con esta agencia.
Cerca de las 14:00, ya en los alrededores de la Plaza de Mayo, Alejandra Guerrillero, de la escuela rural Nº 1414 de Mendoza, explicó que estaba en Buenos Aires para expresar su indignación. “No hay respeto por la diversidad ni la inclusión. Las escuelas tienen unas condiciones edilicias paupérrimas. El gobierno no quiere recibir a los chicos”, subrayó.

Los docentes mostraron en el centro de la Ciudad las dificultades que atraviesan en toda la geografía del país.
“No a las políticas de ajuste. Paritarias abiertas ya” fue el grito que dio inicio al acto. Al lado del icónico Cabildo, Claudia, maestra de nivel inicial en la escuela 15 D.E. 18 de Parque Chacabuco, contó que “los distintos presidentes se deberían acercar a la historia de nuestro país, ya que tienen conceptos erróneos de la enseñanza. Es la educación la que te puede hacer libre de pensamiento”. Y finalizó: “Es más fácil crear un enemigo que atender los problemas sociales”. Mientras, desde el escenario, se escuchaba: “De la Antártida a La Quiaca los gobiernos tienen la obligación de garantizar la educación”.
Durante las dos horas que duró el acto pasaron por el micrófono distintas organizaciones políticas y sindicales. Entre ellas, la del secretario general del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) de Santa Fe, Pedro Bayúgar, quien llamó “a no arrodillarse ante el enemigo que tiene los medios masivos de comunicación a su favor”.
En primera fila escuchaban Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, y Taty Almeida, madre de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, quien con una sonrisa portaba la foto de Milagro Sala.
Asimismo, el jefe de la Unión de Docentes Argentinos (UDA), Sergio Romero, advirtió que «este Gobierno va por la escuela pública» y recordó que «tendríamos que estar discutiendo en paritarias la recomposición del salario».
Por su parte, Víctor Báez, titular de la Confederación Sindical de las Américas (CSA), dijo estar honrado de la lucha de los docentes y repudió las amenazas a la familia de Roberto Baradel, secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (SUTEBA).
La última dirigente en hablar fue Sonia Alesso, secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA). Con voz cascada gritó: “La llave para destrabar el conflicto la tiene el gobierno y no los trabajadores. Es una batalla de ideas. Vienen por la educación”. Unas pequeñas gotas cayeron del cielo, pero eso no interrumpió el acto. “A militar todos”, convocó Alesso.
Actualizado 23/03/2017
Mar 23, 2017 | Vidas políticas
A fines de 2015, luego de un largo trámite y de dilataciones impuestas por la Unión Tranviaria Automotor (UTA), la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP) obtuvo la personería gremial. En marzo de este año, la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo resolvió retirarle la personería y darle lugar a una apelación presentada por la UTA hace más de un año.
Roberto “Beto” Pianelli, Secretario General de AGTSyP, denunció la falta de argumentos de la UTA -y por ello también del fallo de la Cámara- quién impidió en tres oportunidades la realización de la prueba necesaria para determinar cuál es el sindicato con mayor representación. El martes, la AGTSyP presentó una apelación al juzgado para que este caso sea tratado por la Corte Suprema de Justicia.
Luego de considerar el fallo como parte de una decisión política del gobierno de atacar a los sindicatos opositores, Pianelli reflexionó sobre el rol de los sindicatos en la actualidad y acusó de colaboracionistas a algunos gremios de la CGT que se vieron forzados a actuar.
¿Qué estableció la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo?
Dio lugar a una apelación presentada por la UTA, que sostiene que en el trámite administrativo no se le dieron los suficientes elementos para poder defender su personería gremial. Eso es mentira. La UTA estuvo tres años impidiendo que se haga la comparación entre los gremios, para ver cuál era más representativo. Hubo tres fechas para la compulsa, y en las tres interfirió. En la última, directamente no se presentó. Sin embargo, el fallo dice que no hubo suficientes garantías, y manda el trámite de vuelta al Ministerio de Trabajo para que convoque a una nueva fecha. Obviamente, es un fallo de características políticas. Este Ministerio no va a llamar jamás a una compulsa, porque la UTA es aliada del gobierno actual. Es un fallo hecho a medida, ya que se resolvió en siete días. La UTA presentó hace un año la apelación, pero el Ministerio de Trabajo la tuvo frenada. Cuando decide mandar el expediente, se resuelve en siete días. Es escandaloso, porque claramente no hubo tiempo de haber leído un expediente que lleva años de trabajo, con idas y vueltas, con documentos cruzados y apelaciones, en siete días. Estuvo un año parado, y casualmente lo resuelven en un momento donde hay una ofensiva sindical contra el gobierno. Creemos que es un fallo a medida, un fallo de época.

¿Cómo es el trámite para acceder a la personería gremial y cómo fue en este caso?
Primero es necesario inscribir al sindicato y que te den esa inscripción, en un proceso que no puede durar más de tres meses. En nuestro caso, producto de la presión de la corporación sindical, en vez de tres meses duró casi tres años. Después de la inscripción, debés tomar la decisión, en el momento que consideres adecuado, de pedir una compulsa para tratar de demostrar que tenés mayor representación que el otro, porque le dan la personería gremial al que tiene más representación. Se mide seis meses para atrás, desde el día que decidís compulsar: en esos seis meses tenés que tener 20 por ciento más de afiliados que el sindicato que tiene la personería. El día que nos presentamos para hacer la compulsa, teníamos 40 por ciento más de afiliados. Si bien el cómputo se considera desde el día solicitado hacia atrás, la compulsa se realizará cuando el trámite administrativo lo considere. Cuando nosotros pedimos la compulsa y el Ministerio de Trabajo lo comunica, la UTA apela y empieza a hacer todo tipo de maniobras jurídicas, logrando demorar más de un año el trámite. Llega un momento que el Ministerio decide poner otra fecha, pero la UTA judicializa el trámite. Era improcedente, pero el Ministerio no tiene otra alternativa que mandarlo a la Justicia que, luego de un año, termina diciendo que era improcedente. Entonces el trámite vuelve al Ministerio, que fija una nueva fecha y debe levantarla porque la UTA vuelve a apelar. Finalmente, pone otra fecha y nosotros nos presentamos. No hay tiempos establecidos para este tipo de trámites, aunque en general suelen demorar un año. Nosotros tardamos tres, pero hay gremios a los que no convocan nunca, por decisiones políticas.
¿Cómo se mide la representación de afiliados?
Tenemos que presentar los libros con la cantidad de afiliados que cotizan en el sindicato. Y ellos tienen que traer sus libros, demostrando también la cantidad de afiliados cotizando. En su caso es más fácil, porque los descuentos de cotización se hacen en el recibo de sueldo. Nuestro caso es más difícil, porque la empresa se niega a descontar del recibo de sueldo. Entonces nosotros descontamos vía CBU. Tuvimos que llevar los libros y un montón de papeles que demostraban que durante seis meses, registrado por escribano público y el banco, ingresaba ese dinero de cotización por la cantidad de compañeros. Nosotros llevamos eso, pero la UTA no vino. Como no se presentó, el Ministerio nos dio la personería gremial a nosotros. Cuando termina el trámite administrativo y ya nosotros tenemos la personería gremial, la UTA va a la justicia y dice que no se garantizaron sus derechos durante el trámite. Esto lo hizo la UTA no bien asumió Jorge Triaca como ministro, y sobre esto es que falló a favor la Sala II.
¿Cómo decidieron abrirse de la UTA y formar AGTSyP?
Todos nosotros éramos delegados de UTA. Y la crisis que duró 10 años tuvo que ver con que nos oponíamos a aceptar firmas de convenios que empeoraran las condiciones laborales o implicaran despidos. Siempre dijimos que íbamos a hacer lo que digan nuestros compañeros y eso fue lo que hicimos. Eso generó una contradicción muy fuerte con la conducción. Hubo huelgas organizadas por nosotros, a las que la UTA se oponía y venía a romper con patotas a punta de pistola. Y bueno, llegó un momento en que nos quisieron echar a todos los delegados, y decidimos formar otro sindicato.
¿Cuáles son los próximos pasos a seguir?
El martes presentamos la apelación al juzgado pidiendo ir a la Corte Suprema. El juzgado puede darnos lugar o puede decir que no. Lo más probable es que diga que no. Entonces podemos ir a la Corte, en queja con el juzgado. Ese es el trámite administrativo, ir a la Corte Suprema de Justicia para que resuelva sobre este tema. Pero puede durar años. Eso desde el punto de vista jurídico. Pero vamos a ir a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a presentar una queja por falta de libertad sindical. A los únicos que nos están cuestionando los derechos es a nosotros, porque habíamos ganado la personería gremial y nos la sacaron de una manera trucha. Mientras tanto, vamos a seguir haciendo lo que hicimos siempre. En caso de que quieran llevar esta resolución arbitraria a los hechos y nos quieran impedir que participemos de las paritarias o defender a nuestros compañeros, obviamente vamos a actuar.
¿Cree que esta decisión forma parte del contexto político?
Sí, de un gobierno que está intentando hacer retroceder las conquistas de los trabajadores y de los sectores populares, conseguidas durante los últimos años. Hay una política de flexibilización laboral que intenta bajar las condiciones salariales de los trabajadores, y está recibiendo la reacción de un sector importante del sindicalismo. Pasó con los bancarios a principio de año, y está pasando en este momento con los docentes. Nosotros creemos que este fallo tiene que ver con una política que busca disciplinar a las organizaciones opositoras, y beneficiar a las colaboracionistas, como es el caso de la UTA. Consideramos que es una decisión simbólica-política, en contra de los sindicatos que se enfrentan al gobierno y a favor de los sindicatos que colaboran con la reacción de los grupos económicos concentrados de ir en contra de los laburantes y los sectores populares.

¿Cuál debe ser el rol de los sindicatos?
En este contexto en particular, los sindicatos tienen que salir a defender las condiciones conquistadas por los trabajadores. Y obviamente, como siempre, un sindicato lo que tiene que hacer es defender los intereses colectivos e individuales de sus trabajadores e intentar mejorar las condiciones, no evitar que las empeoren. Por suerte hay un montón de sindicatos que hacen eso, aunque otros desgraciadamente no.
¿Cuáles son los sindicatos que efectivamente están actuando para defender a sus trabajadores?
Podemos decir que hay sectores como las dos CTA, sectores como la Corriente Federal de la CGT y otros gremios que tienen una política de defensa de los compañeros y han salido a a la calle. Pero también vemos gremios de la CGT –sobre todo la conducción de la CGT– que durante el año hicieron todo lo posible para no enfrentar las medidas del gobierno. Es más, colaboraron. El caso más escandaloso fue cuando se discutió el impuesto a las ganancias. Había una ley que había salido por mayoría de Diputados y, cuando iba a ir al Senado, la CGT arregló una ley que era peor. Fueron a salvarle las papas al gobierno, que había perdido por mayoría en Diputados. En vez de exigir a los senadores que aprueben esa ley, fueron y arreglaron empeorando la ley que ya estaba. Por eso hoy el impuesto a las ganancias es una de las promesas incumplidas de este gobierno, que sacó todos los impuestos para los grupos económicos concentrados y dejó los impuestos que pagan los trabajadores. Hoy los únicos que siguen pagando son los laburantes. Eso se dio gracias a la colaboración de un sector del sindicalismo, cuya mejor expresión quizás es el triunvirato de la CGT, que tiene una política peor que la que tuvo el massismo.
¿Cómo interpreta el conflicto ocasionado durante la última movilización de trabajadores para fijar la fecha del paro nacional?
Nunca en la historia pasó que en una movilización convocada por la CGT o convocada por una conducción que mueve 500.000 personas, esa multitud te corra del escenario y te grite: “Poné la fecha, la puta que te parió”. Es una situación política de descontrol, producto de que los tipos se estaban haciendo los boludos. Yo creo que ese fue el límite. Si hay algo que no querían hacer, era parar. Pero la gente está cansada, está viendo cómo pierde su poder adquisitivo cotidianamente. Va al supermercado y ve que no alcanza. Hay mucha gente que perdió y pierde su trabajo, y muchos que están suspendidos. Veníamos de discutir paritarias que mejoraban nuestras condiciones de vida, y pasamos a quedarnos sin trabajo y con paritarias que te bajan esas condiciones. El año pasado, los que mejores firmamos obtuvimos más del 30 por ciento y la inflación fue de 40. Y este año quieren hacer una maniobra, que es lo que están intentando con los docentes, discutir la inflación futura y no la que perdimos. Hay gremios que aceptan esas condiciones. Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires UPCN acepta lo que hoy están rechazando los docentes. Aceptó firmar el 18 o 19por ciento, también aceptando la pérdida de lo obtenido el año pasado, que había firmado por el 20 por ciento. Por suerte, los docentes decidieron que no van a permitir eso.
¿Qué opina del protocolo antipiquetes anunciado por Patricia Bullrich?
Si querés empeorarles las condiciones laborales a los trabajadores y a los sectores populares en general, obviamente lo que vas a intentar es acallar la protesta social. Como no quieren acallar la protesta social cediendo a los reclamos de los trabajadores, recurren a los palos. Es la otra pata de la misma política, esa es la tarea que hoy está llevando adelante la tristemente célebre Patricia Bullrich. Como no pueden persuadir a la gente de que vivan cada vez peor, lo van a intentar hacer con garrotes.
Actualizada 23/03/2017