“Subsidian un big mac pero no un centro cultural”

“Subsidian un big mac pero no un centro cultural”

Hace cuatro años, Lisandro Carcavallo empezó a producir audiovisuales de corta duración. Una tarde, en su casa, junto a una amiga, revisando su vieja agenda, encontró guardadas sus entradas a los recitales que había concurrido en la mítica Cemento. Ese fue el disparador. “No puede ser que no haya nada sobre esto”, pensó. Dos años y 87 entrevistas después, Cemento, el documental fue exhibido en el estacionamiento donde funcionó el mítico boliche al que Lisandro fue por primera vez a los 14 años y continuó yendo hasta que cerró. Declarado de interés cultural por la Ciudad, la película de recupera la dimensión del “primer germen de la democracia”, como dice su eslogan promocional. Ahora se proyectará nuevamente el próximo miércoles 21, a las 18.30, en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.

¿Cómo nació el documental?

Influyó mucho mi pasado. Haber ido a Cemento me dio las herramientas para contar lo que se vivía. Y después, lo triste que fue enterarme que era un estacionamiento y la necesidad de reivindicarlo. Yo también toco, y la falta de espacios se nota, entonces el hecho de que hoy sea un estacionamiento habla de una postura ante los hitos culturales. Así surgió la idea de poner a Cemento en el lugar que se merece y contar la historia de lo que allí se vivió.

¿Por qué decís “el primer germen de la democracia”?

Cemento nace en 1985, con una democracia que estaba recién comenzando y donde todavía existían las razzias de la policía, persecuciones por tener el pelo largo o vestirte de tal o cual manera. En ese contexto, Cemento abre como una discoteca con una particularidad: no tenía derecho de admisión. Fue el primer lugar en albergar en democracia a todos los artistas, los performers, los travestidos o todo aquel que de verdad quería expresarse. Les da lugar a expresiones como la Organización Negra que anteriormente no tenía espacio y tenía que hacer sus actividades en la vía pública. Cemento brinda un lugar de desarrollo, de contención y de encuentro artístico.

Lisandro posa para la camara, con un cigarrillo sobre su boca

«Cemento fue el primer lugar en albergar en democracia a todos los artistas, los performers, los travestidos o todo aquel que de verdad quería expresarse».

¿Hoy no hay lugares así?

Cromañón marcó el cierre de una época. Hay un antes y un después. Hoy la escena mainstream es más cuidada, no así el under que sigue teniendo lugares donde puede pasar cualquier cosa. Lo que sucede es que uno sigue tocando porque confía que esos lugares estén aptos.

¿Faltan políticas?

No les interesa, subsidian un big mac pero no subsidian un centro cultural. Entonces, los lugares alternativos terminan siendo de resistencia porque no tienen ningún apoyo. Eso es lo terrible, que no haya una política que permita el desarrollo de estos espacios. Hoy tenemos el Centro Cultural Kirchner, ahora, yo me pregunto: ¿es para todos? No sé si ciertos pibes van a ir porque la cultura, cuando la segregan en estratos, es complicado de acceder. Cemento rompía con esto, era para todos, no importaba si vivías en Puerto Madero o en La Tablada, ibas y te sentías igual con el que tenías al lado. Por algo hoy tampoco existe La Perla, el Parakultural, el Café Einstein. No se trata de vivir del pasado, pero si tapamos las cosas con gimnasios, shoppings, estacionamientos, perdemos es la memoria de lo que somos.

¿Qué es Cemento, el documental?

Arrancamos sin nada, sin plata ni equipos. Empiezo solo con un sonidista al que le pagaba 120 pesos. Era demostrar que el cine independiente existe, que hay cosas que se pueden hacer con la gente adecuada y confiando. Creo que si hubiera tenido 20 mil dólares, la película no hubiera quedado así, había que hacerla a pulmón, como era Cemento, independiente. Está buenísimo haber logrado abrir ese lugar (Cemento) por una noche, la gente que fue a Plaza Francia a ver la proyección gratuita, demuestra que cuando le acercás cultura, la gente quiere y está ávida. Estaría bueno que se analice de qué forma se le puede acercar a la sociedad, a los pibes, más cultura genuina. Porque Cemento es nuestro, no existe en otro lugar. Estuvo el CBGB en Estados Unidos, estuvo The Cavern en Inglaterra y nosotros tuvimos Cemento, es nuestro.

¿Cuál fue la parte más difícil?

La de Omar (Chabán) era la que más miedo nos daba. Porque tal vez se confunda, nadie está diciendo que haya sido inocente o no haya sido responsable, pero tampoco se puede negar que fue un gestor cultural. Se equivocó, pagó, pero el tipo estuvo dando oportunidades a las bandas y teniendo el Café Einstein en plena dictadura, un lugar donde tocaban Soda Stereo y Los Twist. Fue un tipo que construía cultura, eso es lo que tratamos de mostrar, la diferencia que hay en Cemento con respecto a los lugares de hoy. Cuando se dice que no se firmaba un contrato, cuando dicen que las bandas no cumplían con el arreglo pero Omar les decía que estaba todo bien, que vuelvan. Qué distinto que es ahora, donde para tocar con una banda tenés que poner cinco lucas o no tocás. Es imposible hablar de Cemento sin hablar de Omar.

¿Y cómo describirías a Cemento?

Alejandro Taranto es el que mejor lo hace. Fue la tercera entrevista y nadie logró describirlo como él. Él dice que fue la usina cultural más importante que tuvimos en la Argentina. Y fue eso, una usina cultural tremenda, que dio espacio, lugar y oportunidad a montones de artistas y eso es algo que no se puede comparar, algo invaluable. No sabemos qué hubiese pasado si no estaba Cemento, pero sí sabemos que Cemento estuvo y que fue el lugar indispensable, el paso previo, el paso obligado de toda banda under que quería ser algo en el ambiente o en el mundo de la música.

No sólo de la música.

Exacto, pasa que después surgió el Parakultural, más teatral y performático. Como se ve en la peli, en Cemento surge la necesidad de hacer guita porque si no, no funcionaba, entonces empiezan a tocar bandas. En esa necesidad también hubo una apuesta, porque Divididos tocaba para cuarenta personas en un lugar que era para más de mil. Y no les dijeron “acá no vengas más” o “la próxima traeme más gente”. Si bien se necesitaba la guita, no se la puso antes que a la cultura.

 

Actualizada 22/05/2017

Precarización bajo el agua

Precarización bajo el agua

Son los protagonistas de conflictos “de temporada”. Sus reclamos llegan a las pantallas de TV durante los meses del verano, cuando la atención periodística se traslada a las playas. Sin embargo, la precariedad laboral golpea a los guardavidas durante todo el año.

A pesar de las leyes 27155 (nacional) y 14798 (de la Provincia de Buenos Aires), sancionadas a mediados de 2015, y de los convenios colectivos de trabajo, muchos trabajadores del sector siguen en negro, realizan tareas que no les corresponden y reciben salarios muy por debajo de las normas vigentes.

Según el Convenio Colectivo 179/91 registrado y homologado en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social el 21 de octubre de 2016, el valor hora para un trabajador guardavidas en blanco debería ser de 161 pesos. A contramano de los índices inflacionarios, esos valores no sufrieron ninguna modificación desde entonces. Actualmente, en Capital Federal hay clubes, hoteles y piletas que pagan menos de la mitad de lo señalado y en negro.

Ezequiel Collazos, guardavidas egresado de la Escuela Municipal de Parque Chacabuco, denuncia que “en la mayoría de hoteles y clubes están pagando 65 pesos la hora”. Y, en diálogo con ANCCOM, subraya: “En uno cuatro estrellas, ubicado por Recoleta, te ubican de recepcionista en un lugar donde el espejo de agua no se puede ver”. Otros guardavidas de la Ciudad, que prefieren el anonimato por temor a represalias en su lugar de trabajo, trazan el mismo diagnóstico.

Pileta de natación con personas en el agua.

En las piletas privadas la regla es la multifunción. Los empleadores exigen que además de cuidar a los bañistas, los guardavidas den clases de acua-gym o natación.

En mi pueblo somos cinco guardavidas de la Dirección de Escuelas y todos estamos precarizados. Estamos en la pileta como `auxiliar con función de guardavidas` sin reconocimiento de actividad riesgosa ni responsabilidad civil”, relata Silvio Rubén Guisande.

Por su parte, Camilo Rey de la Cabina es categórico: “Levantás una baldosa y hay un guardavidas precarizado”. Y Pablo Haderne, del interior de la provincia de Buenos Aires, señala: “En mi zona hay muchísimos precarizados. Por no decir todos. Sobre todo fuera de temporada”.

En la Ciudad de Buenos Aires, de todas las piletas públicas que funcionan en la temporada de verano, sólo las de los polideportivos Martín Fierro y Parque Chacabuco quedan abiertas para el desarrollo del deporte acuático fuera de la temporada de verano. Así, las demás piletas techadas de la Capital quedan en manos de polideportivos privados que cobran un arancel de entre 700 y 1.000 pesos por mes para pileta libre. Esa situación deja desocupados a los trabajadores guardavidas contratados por el Gobierno únicamente para la temporada.

En las piletas privadas la regla es la multifunción. Los empleadores exigen a sus trabajadores que, además de vigilar y cuidar a los bañistas, también den clases de acua-gym o natación, a pesar de que la Ley nacional 27155 establece en su Artículo 7º, inciso “l”, que el guardavidas debe “limitarse a sus tareas específicas dentro del horario de trabajo”.

Por la misma plata nos hacen pasar el barrefondo, echarle cloro al agua, mover los andariveles de lugar, guardar los elementos que dejan tirados los profesores y revisar los carnet de los socios”, grafica Manuel Giménez, guardavidas de una pileta de la cadena Sportclub.

La ley también afirma que “la jornada laboral será de seis horas diarias corridas”, pero tanto el Estado como los clubes y balnearios incumplen sistemáticamente con esa reglamentación. En Villa Gesell y Pinamar los guardavidas municipales trabajan nueve horas de corrido durante toda la temporada. La historia se repite durante el transcurso del año en la Ciudad de Buenos Aires. “En Club DAOM, (ubicado en el Bajo Flores) trabajamos ocho horas de corrido todos los días porque si no, no nos alcanza la plata para llegar a fin de mes”, sentencia Marcial López.

El reclamo sindical es una hoja en blanco. ANCCOM no recibió ninguna respuesta de los sindicatos SIGURA Y SUGARA que nuclean a los trabajadores del sector. Quizás esa sea una de las razones por la cual Franco Caligaris, guardavidas en la Ciudad, enfatiza: “No me manejo con los sindicatos, creo que hay distintas formas de protestar o pedir”. Su realidad es la de casi todos los colegas: cobra menos de 70 pesos la hora, tira los químicos cuando cierra la pileta y trabaja nueve horas por día sin siquiera tener recibo de sueldo.

Ezequiel Collazos posa con un salvavidas.

“En un hotel cuatro estrellas, ubicado por Recoleta, te ubican de recepcionista en un lugar donde el espejo de agua no se puede ver” dice Ezequiel Collazos.

 

Actualizada 14/06/2017

Con el simple objetivo de comunicar

Con el simple objetivo de comunicar

Un encuentro- debate de medios alternativos se realizó el viernes pasado en el marco de la presentación de Canal Abierto, un nuevo medio digital impulsado desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) que busca construir una mirada de los hechos desde los trabajadores, los organismos sociales y sus luchas. El encuentro generó intercambio de experiencias, y la búsqueda de articulación de prácticas, ya que como dijo en la actividad Pablo Antonini, el presidente de  Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco), hay una búsqueda en común entre los medios alternativos, comunitarios y populares: «Nosotros no nos entendemos como competidores. Somos medios a confluir con un mismo objetivo, el de comunicar».

En el encuentro hablaron sobre sus experiencias los medios Barricada TV, FM La Tribu, Andar, Malas palabras, La Garganta Poderosa, Lavaca, y ANCCOM.

Barricada TV contó cómo se configura el medio a partir de haber obtenido por concurso una licencia en la Televisión Digital Abierta hace más de un año. Natalia Vinelli, su fundadora, mostró la importancia de los medios contrainformacionales como para generar espacios que no habilitan los medios hegemónicos: «Los medios alternativos son herramientas para la expresión y organización del campo popular. Contar sueños, nuestras luchas, nuestra cultura», expresó.

Distintos medios alternativos, sociales y comunitarios intercambiaron experiencias en el lanzamiento del nuevo medio digital creado por ATE.

«Desde La Tribu ahora queremos ya mismo habitar el lugar que queremos, no pensarlo como un futuro utópico», dijo Diego Skliar, y agregó: «Somos críticos, pero sin transformar el medio en un bajón». La Tribu se dirige, como lo fue en todo su recorrido, a un público más bien de izquierda. Se proponen desde hace un tiempo contar la realidad sin necesidad de que haya sólo metal de fondo, poder tener otras experiencias, como hacer radio en la calle y que la gente grabe con su voz canciones para que luego sean pasadas en la radio. Además, tienen una serie de institucionales donde mezclan el humor con la crítica. Todo lo que hacen intentan que sea con código abierto, para que cualquier otra experiencia de comunicación lo pueda utilizar. Implementan proyectos de comunicación para el desarrollo de comunidades campesinas y pueblos originarios, en red con otras radios comunitarias de América Latina. En la reunión presentaron el libro Fuga, qué pasa por la Tribu que cuenta la historia de la radio, con incertidumbres y sueños.

El medio Andar contó cómo es una experiencia de comunicación que busca visibilizar a las víctimas de la violencia institucional en el territorio. «Queremos desandar el hecho de que en comunidades chicas los padres no puedan luchar por lo que haya pasado con sus hijos. Deconstruimos los relatos policiales en vez de ponerlos a circular de manera masiva», explicó Diego Díaz. Andar existe en el marco de la Comisión Provincial por la Memoria, de la que forman parte el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y la Madre de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas, entre otras personalidades.

«Nosotros no nos entendemos como competidores. Somos medios a confluir con un mismo objetivo, el de comunicar», afirmó Pablo Antonini, el presidente de Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco).

En un sentido parecido trabaja la revista La Garganta Poderosa. Sus integrantes la definieron como una herramienta política de su identidad. «La Poderosa quiere despertar a los villeros. Quiere mostrar que tienen que estar en blanco, que pueden estudiar» dijo Alejandra Díaz, integrante de La Poderosa. A los vecinos les daba vergüenza vivir en Zavaleta por el estigma que tenía el barrio. La revista quiso dar a conocer el lugar desde el que se estaba hablando. «Cuando nos decidimos a hacerla, quisimos que sea la mejor revista, con el mejor papel. Se imaginaban que de las villas iba a salir algo como lo que nos ven: la resaca de la sociedad», reflexionó Alejandra. La revista está escrita y fotografiada por los vecinos de los barrios. No tienen publicidad comercial porque consideran que sino, no tendrían libertad para denunciar muchas cuestiones. Gabriel Chavez también explicó que la revista no tiene el formato de cabeza de la noticia convencional: «No responde al formato norteamericano de las 5W, sino que nosotros teníamos que preguntarnos las 5P, es decir, preguntarnos cinco veces el ‘por qué’ «.

Estuvo presente también el periodista Carlos Aznarez de Resumen latinoamericano quien resaltó la presencia del periodista en la calle y no detrás de una computadora. Además dio su punto de vista de la actividad: «No somos periodistas militantes, sino militantes haciendo periodismo». ANCCOM estuvo representada por Grisel El Jaber, quien describió la experiencia de la práctica pre-profesional impulsada por la Facultad de Sociales de la UBA, llevada a cabo voluntariamente por docentes, y a modo de práctica por los alumnos. La perspectiva es visibilizar temáticas sociales, en línea con los derechos humanos.

Dentro de las posibilidades que abrió Internet para la expresión de experiencias comunicacionales, pensar en la estructura de la red es indispensable. Por esta razón, Natalia Zuazo fue invitada a participar del panel. Ella es periodista y escribió el libro Guerras de Internet. «Los buscadores no van detrás de la verdad, sino de cuánta plata hay atrás. Las noticias falsas generan tráfico, por lo que va seguido de publicidad, y termina siendo más difundido. Ese es el contexto que los medios enfrentan hoy». También remarcó que hay muchos medios alternativos que generan su propio tráfico sin financiamiento, los usuarios acceden, confían y comparten. Esto último también fue expresado por Lucía Aita, miembro de Cooperativa Lavaca que edita la revista MU: «Nuestro crecimiento fue orgánico,  hacemos periodismo con los pies. Estar en los momentos que otros medios no están hizo que frente a otras circunstancias confiaran en nosotros».

En la actividad también estuvo el Secretario General de SiPreBa, Tato Dondero. Actualmente los medios alternativos no están en el sindicato, por lo que se lo planteó como un desafío. «En un momento se pensaba que los medios alternativos no podían participar del sindicato porque no tenían patrón. Es una paradoja que los medios que más visibilizan los conflictos de los periodistas con sus patrones no puedan formar parte del sindicato».

ANCCOM se hizo presente en el Lanzamiento de Canal Abierto. Grisel El Jaber, expuso la experiencia de la práctica pre-profesional en la Facultad de Sociales de la UBA.

En diálogo con ANCCOM, Hugo Godoy, Secretario General de ATE habló sobre Canal Abierto, el medio que comenzó en febrero y tuvo su presentación formal en este encuentro. «Quisimos romper los límites de la institucionalidad. Canal abierto busca que haya un espacio de resonancia para las distintas luchas del movimiento popular a lo largo de todo el país», manifestó. Por su parte Federico Chechele, Secretario de Prensa, agregó: «Somos sujetos que discutimos apolítica con conciencia de clase. Nos preguntamos cómo plasmar eso y así surgió, como un canal donde puedan confluir actores del campo popular, abierto a cualquier experiencia de comunicación que quiera articularse y necesite de este espacio».

Actualizada 14/06/2017

“Queremos que haya igualdad para La Renga”

“Queremos que haya igualdad para La Renga”

“Rugió la bestia en medio de la avenida”. Alrededor  de mil quinientos seguidores de la banda de rock La Renga se concentraron el sábado en el Obelisco para exigir que el grupo musical pueda volver a tocar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ya que el 31 de mayo un informe policial no consideró viable su presentación en el Estadio Tomás Adolfo Ducó, del club Huracán. La banda no puede actuar en la ciudad desde 2007. Previo a la difusión del informe también se les canceló un show en San Juan, por lo que el banderazo se desarrolló en varios puntos del país.

El informe que establece no viable el recital lo dio a conocer el productor de la banda, José Palazzo, a través de la red social Twitter. Algunas de las problemáticas que aparecen detalladas son: “La venta de estupefacientes y alcohol, la falta de controles, baños colapsados, trapitos, incumplimiento con la ley de higiene y seguridad, salidas de emergencia, entre otras cuestiones”. También se indica que por ser la banda de rock de mayor convocatoria nacional se estima un público de 60 mil personas, y el estadio, según indica, tiene capacidad para 40 mil. El informe también hace referencia a los hechos ocurridos en Olavarría en el recital del Indio Solari.

La mitad de la Plaza de La República se llenó de aquellos que cantaban las canciones más conocidas y pintaban banderas. Pablo, encargado de organizar las previas de los recitales de La Renga, consideró que no quedan claras las razones por las que la banda no puede tocar, ya que las problemáticas que expresa el informe policial ocurren en otros ámbitos que no se ponen en discusión: «Los partidos los domingos se siguen jugando, las bandas internacionales siguen viniendo, y otras bandas de rock nacionales siguen tocando en la ciudad. Queremos que haya igualdad para La Renga. Esto es un trabajo para la producción y para familias que trabajan con ellos». También manifestó que no se les concede el autódromo Juan Gálvez de la Ciudad para presentarse, en el cual tocaron por última vez en 2007 para cien mil personas.

«El rock es cultura», declaró Javier, quien estaba pintando una bandera a lo largo de la plaza, antes de que se llenara de gente. És artista y antes de los shows expresa en pinturas lo que le generan las canciones. La tela, en este caso decía: «No somos cualquier público, somos especiales. Somos familia». Javier considera que no se le da lugar a La Renga por causas que representa la banda: «La Renga nunca estuvo con ningún gobierno, pero yo creo que el hecho de que haya tocado en el recital por los 30 años de democracia en 2013, y que se haya manifestado a favor de algunas políticas sociales tiene algo que ver».

En el caso de la provincia de San Juan, el recital se suspendió 29 de abril pasado. El secretario de Seguridad de la provincia había dicho previamente que la gente que moviliza La Renga tiene características similares a las que mueve el Indio Solari y que no podían disponer de un operativo de seguridad que controle la zona. En relación a estas argumentaciones, Javier vinculó la prohibición a que hace unos años la banda se manifestó en contra de las mineras en esa provincia. «La Renga apoya estas causas, como cuando tocó en el festival de rock junto a otras bandas en apoyo a los obreros de Zanon, la planta de cerámicos de Nequén que fue recuperada por sus trabajadores». El seguidor de La Renga también agregó que en Córdoba hasta ahora nunca hubo problema, y que siempre los dejaron tocar. El último recital allí fue el 6 de mayo último.

A alrededor de las 16 llegó al Obelisco un automóvil con parlantes en donde sonaba: “Soy el que nunca aprendió/ desde que nació/ como debe vivir el humano”. Se estacionó entre el monumento y la plaza. Los presentes cantaban y miraban como si hubiera un escenario de donde salía la música. Cristian, otro seguidor, estaba junto a tres amigos, escuchando. En diálogo con ANCCOM quiso hacer referencia a la actitud de la banda frente a las bengalas, ya que en el 2011, en un concierto al aire libre en el autódromo Roberto Mouras de La Plata, un joven de 27 años falleció porque otro prendió una bengala, y se la dio en el cuello. «La banda muchas veces paró recitales cuando había bengalas prendidas, más que nada después de lo que pasó en Cromañon. Esa vez, ocurrió en la otra punta del autódromo, no se veía lo que pasaba».

Muchos seguidores se quedaron hasta tarde en el centro porteño. Tal fue el caso de Alejandra que llegó desde de Entre Ríos a apoyar a la banda: «Tengo mil historias con La Renga, vamos con mi hijo y mi marido. Mis vacaciones muchas veces las planeo según donde tocan ellos». Con su grupo de amigos también estaba Yolanda, de 46 años: «Estamos acá porque seguimos hace muchos años a La Renga. Hay mucha gente que no puede pagarse un pasaje y está esperando que La Renga toque en su ciudad». Sofía en cambio, de 16 años, pudo viajar a Córdoba al recital pasado: «Empecé a escuchar la banda a los siete, por mi papá y mi tío. En 2014 los fui a ver con ellos por primera vez, y ahora a Córdoba también fuimos juntos». Diego, escucha a La Renga hace 12 años, estaba en el Obelisco con su bebé y su mujer: «Estoy acá con mi familia. Quienes estamos acá nos vemos en todos los recitales. Sabemos cómo nos manejamos. Por eso decimos que somos ‘los mismos de siempre’ «, concluyó el seguidor.

 

Actualizada 14/06/2017

 

2500 voces menos y una marcha más

2500 voces menos y una marcha más

En octubre de 1944, un coronel llamado Juan Perón opinó sobre el Decreto-Ley 7618/1944, que comenzaba a regular el trabajo de prensa en la Argentina: “No creemos haber hecho otra cosa que un acto de justicia. El panorama social que ofrecía la prensa mostraba el contraste tremendo entre unas empresas demasiado ricas con periodistas demasiado pobres”.

Casi 73 años después, tres banderas están acostadas en el suelo de la Plaza de la República: “Trabajadores de Tiempo Argentino presentes”, “Revista Veintitrés” y “No a los despidos en el grupo Crónica”. Uno de los hombres que las acomodan se calienta las manos con el aliento y el viento del 8 de junio. Tomás Eliaschev, secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa) se cansa del frío y levanta el asta, ondeando la bandera, “así los compañeros que llegan la ven y se acercan”, dice. “Esta semana, junto a mis compañeras y compañeros de Revista Veintitrés quedamos en la calle. Estoy acá no solo por la angustia de cada familia que perdió el sustento sino por la libertad de expresión”, declara y se interrumpe para saludar al recién llegado Fernando “Tato” Dondero, Secretario General de SiPreBa, gremio que lucha por la representación que hoy detenta la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), al que califica como un “gremio fantasma”.

Juntos esperan a periodistas de todo el país que media hora después van a empezar a marchar frente al Obelisco para visibilizar el reclamo por los 2500 colegas que perdieron sus puestos de trabajo desde diciembre de 2015. Más de la mitad de ellos, en Buenos Aires. Y este mismo día se anunció el cierre de la Revista Veintitrés, mientras que durante la semana se conocieron cuatro despidos en la agencia Télam.

Dos hombres sostienen banderas de SiPreBa TV Pública. De fondo se observa una columna de policías delante del obelisco.

El límite izquierdo de la columna, formado por un cordón de oficiales de la Policía de la Ciudad, acompañó la movilización.

Tato tiene el pelo largo, indomable, y del mismo color que el cielo que cerca de las 3 de la tarde ya suelta algunas gotas. “Nada para festejar en este Día del Periodista. Necesitamos paritarias sin techo, que las nuevas tecnologías dejen de ser usadas para volvernos trabajadores multifunción y que dejen de perderse voces”, señala.

Tato y Tomás forman parte de la cabecera al frente de la marcha que, al avanzar por Cerrito, despliega una cuadra y media de manifestantes. Camperas, gorros y bufandas se entremezclan con una veintena de bombos y redoblantes, banderas, pancartas y pecheras que en su mayoría dicen “prensa”.

El límite izquierdo de la columna que va llegando a Avenida de Mayo, está formado por un cordón de oficiales de la Policía de la Ciudad, que avanza al mismo ritmo tratando de controlar vaya a saber qué. Una joven osa pasar entre ellos hacia la vereda y es empujada hacia el centro de la marcha. Varios reaccionan y florecen los escudos, los gritos y las demostraciones de poder. Los enojos terminan cuando los uniformados se alejan. Se abandona la melodía de “Despacito”, cuya letra decía “Con SiPreBa, contra los despidos y multitarea”, y se empieza a cantar “Macri basura, vos sos la dictadura”.

Fernando “Tato” Dondero, Secretario General de SiPreBa.

“Nada para festejar en este Día del Periodista. Necesitamos paritarias sin techo, que las nuevas tecnologías dejen de ser usadas para volvernos trabajadores multifunción y que dejen de perderse voces”, comentó Fernando “Tato” Dondero.

A las 3 y media de la tarde, mientras el grupo llega a Avenida Callao, Gabriela Radice no canta. La periodista camina y observa seriamente bajo la visera de la gorrita azul que reza “SipreBa TV Pública”. “La realidad está siendo muy hostil para todo el gremio de prensa, por eso hay que salir a la calle”, dice. Y agrega: “Nuestro trabajo está vinculado ciento por ciento con la libertad, si no no se puede hacer”.

Turistas toman café en un bar. Miran, sacan fotos. Una ciudadana con botas de cuero que espera inútilmente el colectivo se queja de su suerte: “Siempre hay alguien rompiendo las pelotas”. Un conductor baja de su auto enojado porque dice que le golpearon el vehículo mientras quería atravesar la manifestación y le exige a la policía que haga algo. Uno de los vendedores le ofrece garrapiñadas a Marianela, delegada gremial en Clarín. La morocha, mientras sostiene un estandarte, rechaza el maní azucarado y comenta que necesita urgente una recomposición salarial. “UTPBA, que tiene la personería, no nos representa. Ya van cuatro años seguidos de firmar paritarias a la baja, este año con un techo de veinte por ciento en tres cuotas. Queremos que el Ministerio de Trabajo nos escuche y que las empresas dejen de pactar nuestro salario a espaldas de los trabajadores”.

Frente al edificio ministerial, un camión atravesado sobre Callao espera la llegada de los manifestantes, a las 4 en punto. La caja del inmenso vehículo es un palco, ahora lleno de reporteros gráficos que retratan la procesión. Una hora después, Tato Dondero estará cerrando con su discurso un breve acto organizado por la Mesa Nacional de Trabajadores de Prensa, formada, además de SiPreBa, por la Federación de Trabajadores de Cultura y Comunicación (FETRACCOM), la Federación de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y el Sindicato de Prensa de Rosario (SPR).

manifestación, personas abrigadas, carteles de sindicatos, y de fondo los edificios.

La marcha frente al Obelisco tuvo como objetivo visibilizar el reclamo de los 2500 colegas que perdieron sus puestos de trabajo desde diciembre de 2015.

En esa misma cuadra hay un local de ropa que promociona “descuentos por manifestación”. El ministro Triaca no sólo tiene a los trabajadores de prensa en la puerta, sino también al gremio de químicos y petroquímicos, cuyos redobles de tambor laten y se entremezclan a un ritmo similar.

Las últimas palabras de Dondero antes del aplauso y la percusión final son: “Otra vez estamos en la calle. Vamos a movilizarnos todos los días, si hace falta.  Los trabajadores de prensa sabemos que vienen por nosotros. No hay otro camino que la organización desde abajo y unidad, unidad, unidad”.

 

Actualizada 09/06/2017