Fernández para todos y todas

Fernández para todos y todas

Por Ian Werbin con Cristina Sille, Milagros Alonso, Tomás Eloy Gómez, Sofía Moure, Laura Pomilio, Florencia Ferioli, Pilar Camacho, Julieta Ortiz, Camila Alonso Suárez, Estefanía Hernández, Cristina Sille, Juana Posbeyikian, Ornella Rapallini, Juan Luis Dell’Acqua, Noelia Guevara, Gastón Quagliariello, Milagros Alonso, Azul García, Virginia Vitali
Camila Godoy, Agustina Ramos.

Bunker Frente de Todos, Elecciones PASO 2019.

La fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner logró una victoria contundente sobre el binomio oficialista compuesto por Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto, con el 47,36%  de los votos contra el 32,24%.  

Lejos quedaron Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey, de Consenso Federal, con el 8,34% de los sufragios, mientras que el FIT-Unidad, con Nicolás del Caño y Romina Del Plá a la cabeza, resultó la cuarta fuerza nacional con un 2,88%. El liberal José Luis Espert (Frente Despertar) y el ultradrechista Juan José Gómez Centurión (Frente NOS) también superaron el filtro de las PASO al obtener el 1,5%.

Quienes no llegaron a convertirse en candidatos fueron Manuela Castañeira (Nuevo MAS), Alejandro Biondini (Frente Patriota), Raúl Albarracín (Acción Vecinal) y José Antonio Romero Feris (Partido Autonomista). El panorama se completó con unos 750.000 votos en blanco y 300.000 nulos.

La elección estuvo signada por la polarización, de hecho las dos fórmulas más votadas acumularon el 80% del total. Consenso Federal, pese a constituirse como tercera fuerza, fue el espacio más perjudicado al no alcanzar los dos dígitos. Tras la baja de Sergio Massa y su posterior incorporación al Frente de Todos, se confirmó la debilidad del armado lavagnista, en contraste con las PASO de 2015, cuando el peronismo antikirchnerista –con Massa de candidato– había conseguido más del 20% de los votos.

El triunfo del Frente de Todos se explica en buena medida por su desempeño en los bastiones electorales más poblados. Alberto Fernández ganó claramente en Santa Fe y Buenos Aires. En territorio bonaerense, traccionado además por la dupla Kicillof-Magario, le sacó 17% al macrismo. La única provincia en la que ganó Juntos por el Cambio fue Córdoba, aunque por menos de lo esperado: el aplastante 79% de 2015 se redujo esta vez a un modesto 48%. Las inesperadas victorias de los Fernández en Mendoza y Jujuy, dos distritos gobernados por radicales, clausuraron las chances del oficialismo.

El escrutinio provisorio a cargo del Ejecutivo estuvo marcado por la demora y la incertidumbre. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, había anunciado que los resultados se conocerían a partir de las 21, pero a esa hora los datos no aparecían. Los funcionarios usaron como excusa los requerimientos dispuestos previamente por la jueza María Romilda Servini de Cubría para dar a conocer los porcentajes, aunque varias fuentes advirtieron que se debió a un mal funcionamiento del polémico sistema de conteo de la empresa SmartMatic.

Ante la falta de información, el nerviosismo se fue adueñando de los búnkers. “Está caído el sistema nacional de transmisión de datos”, anunció Alejandro “Topo” Rodríguez, candidato a diputado nacional por Consenso Federal. Desde el Frente de Todos, Felipe Solá apuntó a la intencionalidad del Gobierno: “Sabemos que ya tienen los datos, cualquier alusión a una falla puede ser una estrategia para que la gente no sepa el resultado de la elección. Si son el mejor equipo de los últimos 50 años, les pedimos que por una vez digan la verdad». 

Las primeras estimaciones concretas comenzaron pasadas las 22, luego de la aparición de Mauricio Macri. Aún sin datos oficiales, el mandatario reconoció la derrota con un discurso apagado, admitió que hicieron “una mala elección” y así dejó traslucir que la diferencia era mucho más abultada de lo que se preveía. Los primeros números recién aparecieron a las 22:29 y fueron categóricos. 

Elecciones PASO, bunker de Consenso Federal. Ciudad de Buenos Aires, 11 de agosto de 2019. Fotos de Juana Posbeyikian / ANCCOM

La holgada distancia de 15 puntos puso en off side a la mayoría de las consultoras, ya que si bien casi todas pronosticaban un triunfo de Alberto Fernández, estimaban un margen de entre 3 y 6 puntos solamente. El periodista Jorge Lanata, desde la pantalla  de Canal 13, desató su furia: “Escuchar estos números es muy fuerte, muy impresionante. Nadie se la esperaba. Tampoco Fernández. Nadie esperaba una diferencia del 15%. ¿Dónde van a devolver la guita las encuestadoras? Se va a abrir un fondo en la Casa de Gobierno porque todos mearon afuera del tarro”.

El panorama de cara a octubre parece casi definido. Incluso agenciándose todos los votos de Lavagna, Espert y Gómez Centurión –un 14% sumados–, Macri no alcanzaría a Fernández. Su problema más urgente, no obstante, será sostener su propia gobernabilidad.

Crónica de un día electoral

Desde las primeras luces del día y hasta el atardecer, un 75% del electorado concurrió a ejercer su derecho cívico en las más de 14 mil mesas distribuidas a lo largo del país. Casi al cierre de los comicios, se inició la actividad en los centros de campaña.

Apenas pasadas las 18, empezaron a llegar referentes del Frente de Todos al flamante Centro Cultural C, en el barrio de Chacarita, sitio elegido como búnker. El sindicalista Héctor Daer fue uno de los primeros. “El pueblo argentino se volcó a las urnas. Los resultados dicen que la divisoria de aguas es definir qué proyecto de país queremos los argentinos”, expresó.

Como es habitual, la militancia macrista se reunió en Costa Salguero. Allí, minutos después de las 19, el jefe de gabinete Marcos Peña dio una conferencia de prensa. Sin dar cifras, celebró el crecimiento de la participación (unos 2 puntos encima de 2015) y enfatizó el carácter preliminar de las PASO: “Estamos muy contentos con el resultado que estamos viendo”, manifestó. Recordó que entre las primarias y las elecciones de octubre de 2015 cosecharon dos millones de votos más para Cambiemos. Peña se rehusó a hacer evaluaciones antes de que se publicaran datos oficiales y se despidió.

Nicolás del Caño y Romina del Plá en el Hotel Castelar.

Pasadas las 20, en el Hotel Castelar, en pleno centro porteño, los dirigentes del FIT-Unidad coincidían en que sortearían las PASO sin inconvenientes, aunque no se animaban a dar precisiones. La gremialista Romina del Plá sostuvo: “Pasamos de ser precandidatos a candidatos, hemos pasado holgadamente el 1.5% que nos permite dar batalla en las elecciones de octubre”. “Si bien el resultado parece positivo, el escenario será difícil”, opinó, “dado que una opción es el candidato actual del ajuste, pero los que le hacen frente son quienes también aplicaron un ajuste. En ese contexto, debemos construirnos como una alternativa”.

Luego de las 21, mientras los datos continuaban sin aparecer, Manuela Castañeira, la única mujer precandidata a presidenta y la más joven con 34 años, habló desde el centro de campaña del Nuevo MAS, ubicado en San Telmo: “Es muy antidemocrático que hace dos horas la elección está a ciegas debido a que el sistema de envío de información está caído. Es una profunda falta de respeto a la sociedad argentina”, subrayó. 

José Luis Espert, del Frente Despertar.

En el búnker de Alberto Fernández seguían arribando informaciones extraoficiales que aumentaban la expectativa y ya se comentaba que tendría un 45% de los votos. Mariano Recalde y Felipe Solá, en una de sus salidas ante los medios, destacaron que había “una diferencia significativa a nivel nacional”. 

La breve y sombría alocución del presidente Macri no hizo más que ratificar lo que se percibía. “El nivel de dificultades que hemos tenido estos últimos años ha generado mucha angustia”, diagnosticó el jefe del Ejecutivo, quien concluyó su intervención ordenándole a su equipo irse a dormir para volver a trabajar al día siguiente.

Minutos más tarde, una Elisa Carrió desencajada salió al escenario. La líder de la Coalición Cívica minimizó las primarias –“Yo no registro agosto”– y añadió: “No es mala la adversidad. Lo que es malo es sentirse deprimido en la adversidad”. La diputada criticó la decisión de la mayoría de los votantes, a quienes comparó con los antiguos hebreos que quisieron regresar a la esclavitud en Egipto. “La mayoría se sienten más cómodos con los autoritarios”. Luego de esta fugaz aparición, el presidente Macri brindó una corta rueda de prensa y, a su término, el búnker de Costa Salguero se vació rápidamente. El último en irse fue el militante macrista Pablo Cabaleiro, también conocido como “El mago sin dientes”.

Posterior al anuncio de los resultados de las PASO de Mauricio Macri, los candidatos de Consenso Federal, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, se presentaron ante las cámaras en su búnker del Hotel NH. “Agradezco a los 3 millones de argentinos que no se dejaron atrapar por la falsa grieta y a los 2 millones y medio que votaron por Consenso Federal. En tres meses organizamos este espacio y hoy somos definitivamente la tercera fuerza y tenemos una voluntad inquebrantable por seguir adelante y trabajar permanentemente por reconstruir la brecha”, aseguró Lavagna.

La imagen de un Macri derrotado y la divulgación de las primeras cifras oficiales provocaron una ebullición en el centro de campaña del Frente de Todos. El 47 contra 32 suponía una rotunda victoria para la fórmula Fernández-Fernández. Al rato, Cristina Fernández de Kirchner hizo su entrada a través de un video –grabado– desde Santa Cruz que fue recibida con cientos de banderas argentinas agitadas por la multitud adentro del búnker y miles que se agolpaban afuera, sobre la avenida Corrientes. La candidata a vicepresidenta hizo hincapié en el futuro, se refirió al próximo 10 de diciembre como la fecha de “reencuentro de todos los argentinos” y expresó su deseo de “que el país vuelva a tener posibilidades de ser una sociedad mejor, más tranquila y más feliz”.

Recién a las 24, cuando todos los otros candidatos ya habían dicho lo suyo, salió a escena el gran ganador de la noche, Alberto Fernández. La ovación fue absoluta. Con su habitual ir y venir y los números de la elección a sus espaldas, en una pantalla gigante, remarcó: “Argentina escuchó el mensaje: vinimos para crear un nuevo país en el que todos tienen lugar. A partir de hoy se terminó la venganza, la grieta y cualquier cosa que nos divida”. Y, apelando a la memoria histórica de los argentinos, afirmó: “Una vez más vamos a arreglar los problemas que otros generaron”. “El único trabajo es que los argentinos recuperen la felicidad que han perdido”, concluyó entre abrazos y fotos de unidad. De fondo, la canción que sonaba era elocuente: “Hay que volver a empezar / hay que volver a soñar”.

El camino hacia octubre es incierto, pero en estas PASO los argentinos y las argentinas han elegido un nuevo rumbo. Otra historia comienza.

 

 

La mitad de los bonaerenses votó a Kicillof

La mitad de los bonaerenses votó a Kicillof

Por Malva Marani con Cristina Sille, Milagros Alonso, Tomás Eloy Gómez y Sofía Moure, Florencia Ferioli, Laura Pomilio, Pilar Camacho, Julieta Ortiz, Camila Alonso Suárez, Estefanía Hernández, Cristina Sille, Juana Posbeyikian, Ornella Rapallini, Juan Luis Dell’Acqua, Noelia Guevara
Gastón Quagliariello, Azul García, Virginia Vitali, Camila Godoy, Agustina Ramos.

Si los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de ayer fueron sorpresivos, sobre todo por la contundencia del electorado al castigar al presidente Mauricio Macri en su intento de reelección y al consolidar al Frente de Todos para que tome las riendas del país, si las notorias diferencias de apoyo entre la fuerza oficialista y la coalición peronista dejaron boquiabierto a más de uno, la elección en la provincia de Buenos Aires fue un paso más allá. Con el 49.34 por ciento, la fórmula integrada por Axel Kicillof y Verónica Magario le sacó 17 puntos al tándem oficialista liderado por María Eugenia Vidal, que cosechaba 32.56 cuando iba escrutado el 98 por ciento de mesas, en la madrugada de este lunes.  La dupla del Frente de Todos no sólo amplió la distancia que obtenía la fórmula a nivel nacional, sino que fue el gran símbolo de la derrota del macrismo: transformó lo que se esperaba sería una reñida contienda entre dos de las figuras más fuertes de cada fuerza en una arrasadora ventaja que llegó a 40 en algunos municipios, como La Matanza. Lo que quedó muy a la vista fue la subestimación con que el oficialismo ha venido tratando al electorado, así como también los hilos del relato que tanto los medios como el aparato oficial construyen de sus cifras y sus candidatos.

Estas PASO saben más a primera vuelta que a primarias. Entre otras cosas, porque ayer hubo escenas de esas que definen finales y tiempos nuevos, parecidas a las del boxeador que acaba de noquear a su rival y, apenas el árbitro da por ganada la pelea, el campeón levanta los brazos feliz, mientras el derrotado apenas si puede levantar su ánimo de la lona. Algo de esas sensaciones fue lo que se percibió ayer entre la primera y la segunda fuerza que se disputaron la gobernación de la provincia de Buenos Aires: mientras Kicillof celebraba -en el búnker ubicado en Chacarita- junto a los demás candidatos de su partido para el territorio bonaerense, bastaba con ver la cara de Vidal y, sobre todo, quedarse con su expresivo silencio para ver la derrota atragantada. Ese revés sufrido por Vidal fue magnificado por el relato de “candidata de imagen intocable” tejido en torno suyo. Los dos puntos que Vidal le sacó al propio Macri en territorio bonaerense abrieron, además, las especulaciones sobre qué hubiera sucedido de haberse desdoblado la elección en la provincia.

En el espacio ubicado en Costa Salguero, donde Juntos por el Cambio esperó el escrutinio, la contienda por la provincia de Buenos Aires fue la gran ausente de la jornada. Fuera de un breve comentario de Horacio Rodríguez Larreta, quien incluyó a la provincia y su gobernadora, María Eugenia Vidal, en el proyecto de cambio de su partido, Buenos Aires sólo fue mencionada una vez más, por Macri, quien la incluyó como una de las dos grandes derrotas electorales de la noche. “Espero que, en octubre, los bonaerenses no se la pierdan”, dijo el presidente, sin demasiado entusiasmo, en medio de un abrazo que le dio a la gobernadora. A ella, además de sin palabras, se la percibió incómoda. No habló ni en el escenario ni en la sala de conferencias, cuando horas antes había celebrado el desarrollo de los comicios y resaltado el valor de la práctica democrática. Parecía más enojada que desconcertada. Tampoco lo hizo por redes sociales. Lo cierto es que, de ser un territorio fundamental en su vida política y la del país, pasó casi al olvido: en toda la noche, Vidal no interpeló a su electorado bonaerense.

La otra cara de la elección en la provincia de Buenos Aires fue la de Kicillof, en el espacio de Chacarita donde se alojaron los candidatos del Frente de Todos. Sergio Massa, primer precandidato a diputado nacional y la primera figura de la alianza en llegar al búnker, pasadas las 18, fue quien introdujo -pasadas las 23- al ex ministro de Economía kirchnerista sobre el escenario. “Les presento al próximo gobernador de la provincia”, destacó el hombre fuerte en Tigre, cuando iba escrutado un 76% de las mesas. Al mismo tiempo, los canales de televisión dividían sus pantallas: en Costa Salguero, donde una hora antes Macri había anunciado su “mala elección”, la imagen de los camarógrafos se quedaba con el Mago Sin Dientes, habitué de los búnkers macristas, solo y resignado entre un puñado de sillas. Antes de Massa, Máximo Kirchner, candidato a diputado nacional, dejó evidencia de la gran victoria en la provincia: “Uno de cada dos bonaerenses nos votó”. A las 23.33, Kicillof tomó el micrófono y, tras agradecer el acompañamiento y la importancia de un proyecto “con todos, los que nos votaron y los que no”, destacó lo desigual de la campaña que le tocó afrontar y resaltó que junto a su equipo no habían gastado “millones en publicidad” ni le habían mentido al electorado. El clima en el Frente de Todos, al igual que cuando habló Matías Lammens (que hizo una buena PASO en su debut electoral y quedó a 15 puntos de Rodríguez Larreta), era el de un festejo responsable.

La contundencia de las cifras dejó algo desapercibida la desafortunada demora de los cómputos, que recién se empezaron a publicar a las diez y media de la noche (hora y media después de lo programado), tras la noticia de que se había caído la visualización y la sistematización de datos del controvertido sistema informático de la empresa Smartmatic. Tan sólo tres horas antes, en conferencia de prensa, el jefe de gabinete Marcos Peña había criticado la lentitud del escrutinio en las PASO del 2015 y asegurado que el nuevo sistema representaría una mejora al respecto de la supuesta incompetencia del escrutinio anterior. La ciudadanía todavía no había conocido datos oficiales cuando el presidente, en un acto insólito, se presentó junto a su equipo en el escenario para reconocer la derrota.

Las que definitivamente no pasaron inadvertidas fueron las rotundas derrotas en seis de los ocho municipios bonaerenses alineados con el oficialismo, que también ponen en juego las intendencias en estas elecciones: en Quilmes, Tres de Febrero, Lanús, Pilar, San Miguel y Morón, Juntos por el Cambio fue ampliamente superado por el Frente de Todos. Los intendentes de San Isidro y Vicente López, Gustavo Posse y Jorge Macri, fueron los dos intendentes macristas que lideraron su municipio y fueron la excepción a una gran elección del PJ en el GBA. 

La polarización entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio que caracterizó la carrera electoral desde que se anunciaron sus fórmulas se reflejó, como era de esperarse, en las urnas: el resto de las fuerzas quedaron lejos del foco de disputa principal. “La polarización que se trató de imponer tiene que ver con una pelea de extremos que deja en el medio a la sociedad”, destacó Eduardo Bucca, el precandidato de Consenso Federal – encabezado por Roberto Lavagna- que obtuvo el 5,82 por ciento de los votos. Le seguían Cristian Castillo, del FIT Unidad, con el 3,25, y Gustavo Álvarez, del Frente Nos -que lidera Juan José Gómez Centurión-, con 1,66. El resto de los precandidatos a gobernador, al no superar el 1,5 por ciento de los votos, no llegan a las elecciones generales de octubre. Respecto de la renovación de las 35 bancas que se ponen en juego en este 2019, de repetirse estos resultados, en dos meses el Frente de Todos obtendría 20 bancas, mientras que Juntos por el Cambio y Consenso Federal conseguirían 13 y 2, respectivamente.Las PASO han concluido y han dejado golpeados a quienes las subestimaron y bajaron la guardia. Se han buscado y se buscarán análisis exhaustivamente para comprender lo sucedido, la contundencia de una elección que, a dos meses de las generales, deja la sensación de ya haberlo definido todo. Quizás, una de las claves se encuentre a la vista, en el detalle más simple: la ansiedad de millones de votantes que, desde muy temprano en la mañana, se agolparon el domingo en las escuelas, haciendo colas que en muchos casos los tenían esperando allá, fuera en la vereda. Las primeras cifras ayudaron a interpretar las ganas madrugadoras de esos votantes ansiosos, esperanzados, decididos a dejar atrás cuatro años de ajustes, desocupación y desilusiones; determinados a castigar desde las urnas a la gestión de Mauricio Macri y animados a hacerlo lo antes posible, por si acaso pudieran detener el tiempo y acabar por fin con el sufrimiento. Las argentinas, los argentinos y les argentines no pudieron detener el tiempo, aunque la noche del domingo le dejó la sensación -a unos y a otros- de que algo sí se logró detener.

 

Capital Federal es la última fortaleza amarilla

Capital Federal es la última fortaleza amarilla

Por Andrés Aranguren con Milagros Alonso, Cristina Sille, Sofía Moure, Pilar Camacho, Florencia Feriolli, Laura Pomillo, Tomás Eloy Gómez, Julieta Ortiz, Camila Alonso Suárez, Estefanía Hernández, Cristina Sille, Juana Posbeyikian, Ornella Rapallini, Juan Luis Dell’Acqua, Noelia Guevara, Gastón Quagliariello, Azul García, Virginia Vitali, Camila Godoy, Agustina Ramos.

Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y candidato a la reelección, fue el único ganador de Juntos por el Cambio en la PASO. El dirigente porteño obtuvo el 44 por ciento de los votos y aventajó a Matías Lammens, candidato del Frente de Todos, por más de 11 puntos. 

‘Sí se puede’, ‘sí se puede’, fue el canto preferido en el búnker de Juntos por el Cambio ubicado en Costa Salguero. La incertidumbre, por la demora en la publicación de los resultados (a las 22 todavía no había el primer pronunciamiento oficial), y la tristeza, por la inminente y abrumadora derrota a nivel nacional que ya se comentaba en todos lados, contrastaron con el optimismo del jefe de Gobierno porteño. 

“En la Ciudad demostramos que sí se puede”, declaró Larreta en un discurso triunfal ante un público que lo aplaudió y ovacionó. Pero su victoria, la más esperada, no sorprendió a nadie. La Capital Federal es el reducto más fiel a las políticas de Mauricio Macri y sus copartidarios. En la primera vuelta de 2007 Macri obtuvo, como candidato a la Jefatura de Gobierno, un 45,76 por ciento de los votos. En 2011, para su reelección, subió al 47,07 y Horacio Rodríguez obtuvo el 45,56 por ciento en 2015. 

«Este es el equipo que, junto a ustedes, va a seguir transformando la Ciudad», afirmó un Larreta optimista en un búnker donde las caras melancólicas eran el común denominador. La Capital Federal y Córdoba -aunque no la gobierna- fueron los únicos distritos donde triunfó el oficialismo. Larreta se convierte, entonces, en una figura que cada día tomará más protagonismo en su espacio. No obstante, las expectativas para estas PASO era cosechar una cantidad de votos que lo convirtiera en el primer candidato porteño en ganar sin necesidad de balotaje. Si en la primera rueda se confirman estos guarismos, su anhelo no será posible.  

En el búnker del Frente para Todos, ubicado en la Avenida Corrientes -entre Dorrego y Leiva-, todo era música, baile y felicidad. A pesar de los resultados en la Ciudad y la diferencia de 11 puntos a favor de Larreta no se sienten derrotados. Matías Lammens rompió el techo histórico de la oposición al macrismo, llegó a los 33 puntos y sigue en carrera para octubre. Las victorias parciales en Provincia y Nación, además, lo llenan de esperanzas. Victoria Donda, precandidata a diputada nacional por la Ciudad, dijo en conferencia de prensa: «Esta unidad se va a seguir profundizando para que en octubre el triunfo sea contundente. Desde el Frente de Todos vamos a seguir llamando a la unidad”.

La música de La Renga y los cantos de los militantes peronistas sirvieron de antesala para el discurso de Lammens. El presidente de San Lorenzo subió al escenario alrededor de las 23 rodeado de un ambiente festivo. “Demostramos que no nos resignamos a creer que un buen gobierno es uno que termina obras mientras la sociedad se cae a pedazos. Hay que poner a Buenos Aires en otra sintonía que nos permita solucionar problemas que no se han resuelto en estos 12 años”, afirmó

Las cuentas entusiastas de la oposición se fundamentaban en que el oficialismo sumó para estas elecciones nuevos apoyos, pero eso no se vio reflejado en las urnas. En 2015, la alianza que respaldaba a Larreta estaba conformada por el PRO, la Coalición Cívica (de Elisa Carrió) y Confianza Pública. Este año adhirió a la UCR porteña, el Partido Socialista (liderado en la ciudad por Roy Cortina), Evolución (espacio político de Martín Lousteau) y la Ucedé. Pero la media de votos del candidato macrista en la ciudad no se vio modificada con los nuevos integrantes de la coalición. Y esto llena de esperanza a Lammens, una cara fresca en la política y que busca introducir un aire de progresismo al Frente para Todos. “Estoy muy emocionado con la elección que hicimos. Es histórica», declaró ante los militantes que ya tienen cantos con su nombre. 

El tercero en esta disputa fue Matías Tombolini. El economista que representa a Consenso Federal obtuvo el 7 por ciento de los votos y esto significa que podrá disputar la jefatura en las elecciones de octubre. La ficha de  Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey en la Ciudad, votó a la mañana en el barrio de Almagro, pero no dio declaraciones. En el búnker de su alianza política, y luego de conocerse los primeros resultados, tampoco habló. El micrófono fue de los candidatos a presidente y vice. Los demás referentes no atendieron preguntas y se retiraron rápidamente.    

La última coalición que puede inscribir candidato en las generales es el FIT – Unidad. La candidatura de Gabriel Solano logró superar el umbral con el 4 por ciento de los votos. El frente de partidos de izquierda, integrado por el Partido Obrero y el Partido de los Trabajadores y el Socialismo (PTS) se posiciona como la cuarta fuerza política tanto en ciudad como a nivel nacional. El precandidato a presidente, Nicolás del Caño, también  se aseguró con la votación de las PASO que su nombre esté en las boletas de octubre.

Para estas elecciones además se presentaron como candidatos a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: Marta Martínez (Autodeterminación y Libertad), Miguel Ángel Forte (Nuevo MAS), Roberto Valerstein (Unite por la Libertad y la Dignidad) y Leonardo Martínez Herrero (Dignidad Popular). Pero no superaron el 1,5 por ciento necesario para inscribirse a las primarias. 

Con este panorama, Rodríguez Larreta parte como gran favorito para ganar en octubre, aunque los votos no le alcanzarían para hacerlo en primera ronda y necesitaría del balotaje en noviembre para hacerse a la reelección. Además, tiene la dura tarea de enfrentar a un político nuevo que no presenta el desgaste que sí tiene su movimiento político.

En este año electoral también se renuevan 30 bancas (de 60) en la Legislatura porteña. Las votaciones en este apartado no difirieron de las de Jefe de Gobierno y la lista oficialista encabezada por Diego García Vilas sacó el 45,37 por ciento (renovarían 15 de las 18 bancas que tienen en juego). La lista del Frente de Todos, encabezada por Claudia Neira obtuvo el 31,44 % y su lista obtendría 11 bancas (5 más de las que pone en juego).  

 

“Evita. Nacida para molestar”

“Evita. Nacida para molestar”

Dibujar a Evita fue un desafío pendiente que Miguel Repiso -conocido como Rep- tuvo toda su vida. Desde que la conoció siendo muy joven, leyendo un libro forrado en papel madera en épocas de dictadura militar, nació una curiosidad que fue alimentando año a año, y que hoy toma forma de libro. A cien años de su nacimiento, Miguel presentó “Evita. Nacida para molestar”, una biografía realizada desde el humor y el amor.

Miguel es un artista curioso y lúdico que, como dice Pedro Saborido en el prólogo, es un nene con un adulto dentro. En su obra deja de lado a la Evita de monumento para mostrarnos una imagen terrenal y humana, diferente a la que estamos acostumbrados.  

Rep afirma que la figura de Evita siempre vuelve, que a veces “se oculta, se opaca, se vuelve como un territorio de los viejos. Vos ves cuando baja la militancia, o se despolitiza la sociedad: la tipa pasa a ser una estampita. Y hay un momento en que emerge como un volcán y este es uno de esos momentos”. Esta biografía de la abanderada de los humildes fue pensada como una totalidad, como una unidad de sentido. Rep cuenta que todos los dibujos fueron inéditos salvo uno en que le hice un homenaje a un dibujo que había hecho en los ’90 sobre el matrimonio de Perón, lo quise poner porque en ese momento había armado quilombo y no lo quise dejar afuera”. 

“De eso se trata hacer libros, de que sean inéditos. Empiezo a considerar que los verdaderos son los que uno prepara especialmente para salir en libro. Esta debe ser mi tercera publicación de esa índole y me dan ganas de trabajar así para siempre. No recopilar los dibujos de los diarios, las revistas. Sino sentarme, encapsularme. Hacer una isla y hacer ese libro. Creo que ahí se vuelca más que nada el autor, cuando más te adentrás en un corpus y no andas recopilando cosas. Recopilando se diluye el autor, se ve por ráfagas. Pero no se ve en el corpus total”, cuenta Rep desde su estudio, que con un estilo minimalista -por no decir vacío- también habla de él en su proceso creativo: una habitación de paredes limpias, con bastidores enormes acumulados con las imágenes contra una pared, tarros de pintura y pinceles por el suelo y sobre un escritorio lleno de papeles. Un espacio en blanco pero “lleno de Evitas y de insomnios”.

Evita siempre está presente, pero no de una única manera. Tiene una potencia tal que la hace dueña de un montón de sentidos encontrados: la descamisada, la actriz, el ícono pop, la abanderada de los humildes, la mujer de un milico, por nombrar algunos. Rep transforma todos estos significados al trabajar desde un humor que desconoce los límites y con un cariño profundo por Eva.  “No es mi labor la de reproducir esa Evita distante, solemne y proselitista, monumental de mausoleo. Lo mío es bajarla, ponerla acá cerquita. No es la del busto dorado de los sindicatos. No es la que a mi me gusta. Me parece que esa no permite que circule, obtura mensaje, obtura discusión. Es incuestionable. Sin embargo, como todo ser humano que ha vivido es cuestionable también, hay que cuestionar algunas cosas de Evita para no volver a cometer errores. Y luego hay que ensalzar lo que vale la pena. Para eso hay que sacarla del ícono pop. Ese ícono le sirve a los mentirosos. Esa es la Evita más superficial, a mi me parece que esa no sirve.”

Su lenguaje es el humor, y Rep cuenta que es “necesario para hacer conocer a Eva de otra manera, para discutirla. Pero no sirve como elemento de discusión certera de data y de probanza. Para eso están los historiadores. Yo podría haber prescindido de los cineastas y de los novelistas pero no de los historiadores. Son ellos los que te dicen que el 17 de octubre estuvo en tan lugar y no estuvo en tal otro, en qué momento fue el encuentro en el Luna Park entre los dos. Es super necesario eso, pero es bueno ablandarlo desde este punto de vista, dramatúrgicamente, líricamente, humorísticamente. La novedad ahora es lo humorístico sobre Eva, porque sobre Perón se hizo mucho humor. Pero no se hizo sobre ella. Por eso me provocó aún más.”

Rep (re)construye la vida de Evita desde una mirada humana y terrenal, y dibuja escenas que salen del pensamiento común. “Estos dibujos que parecen tan escandalosos, si vos te metés a dibujar la vida de ella, la parte menos pública, entrás en los recovecos que hay entre foto y foto, entre noticia y noticia. Te vas a encontrar con que come, va al baño, coge, lee, denosta. Le pasan todas esas cosas que a mí me salen fáciles. No es algo que tenga que forzar. Me parece que hay que desacralizarla. A mí me sale así, otro volverá a ponerla en el pedestal. Mi labor acá es eso, bajarla de ahí y hacer humor con ella. El humor permite que vos puedas discutir otras cosas más cercanas, porque no ha dejado tanto pensamiento, ha dejado mucha obra ella. Entonces pensaba ¿Cómo habrá soportado el dolor?, ¿Cómo habrá soportado las derrotas? Porque tuvo derrotas estando con Perón, el 17 de octubre es el producto de una gran derrota, que es cuando lo echan a Perón de presidencia, lo mandan a Martín García y ella se queda sola acá. La putean, le pegan en el taxi, es una yegua, una bataclana de Perón… Luego vuelve, llaman a elecciones, se gana, pero el resultado de ganar se vio semanas después ¿Qué pasó en ese tiempo en que se suponía que había ganado la fórmula radical? ¿Evita qué sintió? Se me acabó toda la vida. Perón mismo le escribe, en las vísperas del 17 de octubre, le dice ‘estoy podrido, no me banco más esto, voy a pedir retiro y nos vamos a ir a vivir a Chubut’. En una carta amorosa, y yo me baso mucho en esa carta para hacer esas escenas de sexo, porque digo, se amaron, hubo un período en que tuvieron la líbido alta, tuvieron un proyecto de amor, de pareja y de sexo. Después por supuesto el ejercicio del poder te manda la líbido para otro lado, pero hubo un primer período en que estoy seguro que eran una pareja recontra sexual. Ella veía en la pareja una potencia de amor. Y en realidad el peronismo es un movimiento más generado con amor, que siempre propaga el amor más que el odio. El odio siempre fue la contra, hoy mismo sigue siendo así. La contra destila odio por más que le pongan la revolución de la alegría y el peronismo sigue de alguna manera utilizando las banderas del amor: algo pasa ahí. Hay un amor por el prójimo, por el desposeído. Eso está en el principio del Peronismo, Eva dando, dando a los niños, dando lo mejor. No la migaja”.

Rep cuenta que al momento de dibujar hubo algunas escenas que le resultaron más difíciles, como “la escena del desfloramiento de ella, que es algo imaginado pero tiene algún tipo de eco en alguna historia que leí. Ella está en Junín y unos conchetos, unos pibes bien, se llevan a dos amigas a un lugar y se propasan de ellas. Yo ahí la quité a la amiga, la puse a ella oliendo una flor, y los hijos de puta estos que vienen y la desfloran aprovechándose de la situación. Ese dibujo era en dos partes, en la segunda parte ella estaba sufrida, con su cuerpo sufrido, habiendo sido violada. Ese tipo de imágenes muy agresivas las pensé mucho y ahí fue donde más me cuidé. No me cuidé en el tema del sexo, en el tema de la muerte. Me cuidé más con el tema de no herir susceptibilidades.”

No es casual que Rep se haya embarcado en la aventura de trabajar con Evita en la actualidad, porque además de que se hayan cumplido 100 años de su nacimiento este 7 de mayo, la revolución feminista la pone nuevamente en escena. Él afirma que “las militancias nuevas juveniles siempre la traen de vuelta, sigue siendo una bandera de los jóvenes, y algunos viejos por supuesto. Pero los viejos la tienen como quieta, no la rejuvenecen. No la resignifican. Los jóvenes la resignifican. Hay feministas que la están resignificando como feminista. Hay militancia que la reivindica como antimacrista. Siempre hay una lectura de la vida de Evita. Sigue fresca en ese sentido. Por eso el libro funciona.” Reo dice que el tiempo histórico que estamos viviendo es clave en la construcción de la biografía, cuenta que “no es un libro que yo hubiera hecho igual hace cinco años. Hace cinco años hubiera sido menos comprensivo de lo que es el cuerpo de la mujer. Creo que Evita te patentiza mucho las cosas por las que hoy peleamos. Ella es poner el cuerpo.”

El espíritu rebelde de Evita es algo innegable, y que le da riqueza a su personaje.  Ese molestar a la oligarquía tan característico y motivo de su orgullo. Rep plasma esto en su obra y lo relaciona con la actualidad feminista. Dice que “ese espíritu continúa vigente, quizá no en la totalidad como era Evita, pero esas esquirlas vos las ves en otras mujeres. Previa a Evita es difícil encontrarlo. Encontrás por supuesto teóricas maravillosas como Rosa Luxemburgo, pero no una mujer moderna. Evita podría estar viva hoy, opinando de la coyuntura, de la historia y podría estar hablando también de su experiencia de rebeldía y de molestia. Pero parte de su mito es haberse muerto a los 33 años. No se qué tipo de feminismo hubiera drenado Evita al día de hoy, pero que fue feminista en su tiempo creo que no hay duda”.

“Hay una corriente feminista que dice que las mujeres tienen que hacer libros sobre mujeres, y estoy de acuerdo -afirma Miguel entre risas-. No se si me voy a animar a hacer otra mujer, lo que pasa es que yo lo vengo postergando tanto, me la debía tanto a Evita, que dije ‘yo la hago y que me digan lo que me digan’. Estoy de acuerdo con que los varones siempre hemos hecho biografías de las mujeres, y que es hora de que la mujer empiece a decir, porque es verdad que es otra vivencia, yo no termino de ser mujer. Pero de alguna manera las historiadoras que leí son mujeres, hablé mucho con mujeres. Nunca voy a alcanzar eso. Nunca voy a ser mujer. Aunque me ayudó mucho todo este debate que hay a construir el libro. Si no no lo hubiera pensado. Ahora estoy muy atento a lo que las mujeres debaten. No solo atento a las lecturas o las marchas a las que voy de canuto, sino que también a las feministas, de varias estirpes, tratando de entender esta revolución, que como toda revolución tiene bandos. Está buenísimo. Es lo único que puede cambiar algo en esta mierda de sociedad. El varón no lo va a cambiar, se necesita un cambio de paradigma para vencer el patriarcado.”

Reflexionando sobre la actualidad de Argentina con un gobierno antipopular, de crisis económica y social, desempleo y pobreza, el humorista cree que “son tiempos anti Evita totales. Si ella volviera a mirar las escenas en la calle diría ‘¿Qué pasó? Yo morí con un país que no tenía esto. No pasaba esto, los niños estaban bien en sus lugares, sus colegios. Estaban bien alimentados.’ Ahora hay una voluntad de aniquilamiento definitivo por parte de la derecha, de destruir los derechos, de flexibilización laboral, de liquidar todo lo que quiso Evita, y lo que quiso Perón. Por eso me imagino que Evita no podría creer esto. Porque esto también lo construyó el pueblo votante.  Ella también pensaría ‘¿Pero qué pasó con mi pueblo que vota esto? ¿Qué pasó con el 50% si a Perón lo votaban con el 60%?’ No entendería nada”.

 

“Generar trabajo, desarrollo local y restituir derechos”

“Generar trabajo, desarrollo local y restituir derechos”

 

 

«La política social tiene que dar pescado, enseñar a pescar y garantizar que haya peces en la laguna», dice Arroyo.

Las transitorias oficinas de Alberto Fernández, ubicadas en Puerto Madero, son el escenario de múltiples reuniones en las que se definen los lineamientos de la nueva gestión. En el séptimo piso del imponente edificio ubicado en Encarnación Ezcurra 365, el protagonista es Daniel Arroyo, quien recibe allí a los especialistas y técnicos que conforman el plan “Argentina contra el Hambre”, anunciado el pasado 7 de octubre por el Presidente electo. 

Si bien al cierre de esta nota no hay ningún integrante del gabinete confirmado, en una entrevista radial, el propio Alberto Fernández expresó que “difícilmente” Arroyo no ocupe el cargo de Ministro de Desarrollo Social. El actual diputado nacional tiene amplia experiencia en el área, de hecho entre 2003 y 2007 fue viceministro de esa cartera. 

El diagnóstico es impactante: según estimaciones del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), Macri terminará su mandato con un 38% de pobres, es decir más de 17 millones de personas. Son cinco millones que en 2015, cuando Cambiemos llegó al poder. Los más golpeados son las niñas y niños de hasta 14 años: el 52,6% de ellos son pobres. El estudio “Pobreza Multidimensional 2010-2018″, también publicado por la UCA, consigna además que el 7,9% de la población padece de inseguridad alimentaria severa.

Arroyo, quien también fue ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires entre 2007 y 2013, dedicó buena parte de su vida a investigar sobre la pobreza y el hambre en la Argentina. Politólogo de profesión, una de sus principales tesis es la división de la Argentina en cuatro esferas sociales: “En primer lugar, hay una Argentina de la pobreza estructural, que tiene un piso del 25%. Luego se encuentra la Argentina vulnerable, muy asociada a los sectores de la construcción y el textil, que cuando se cae la economía se ve extremadamente afectada. En tercer lugar está la clase media, la Argentina del trabajo formal. Y por último la clase alta, que es menos del 5% y tiene altos niveles de consumo”. El gran problema, sostiene, es que las cuatro esferas están desintegradas y desestructuradas y “el gobierno de Macri profundizó la brecha entre ellas”. 

«Hay que atacar el hambre, desendeudar a las familias y vincular a los planes sociales con el trabajo», señala Arroyo.

¿Qué balance realiza de la gestión de Cambiemos?

Implicó un gran retroceso en la política social. Lo que sucedió fue un ajuste brutal, con más pobreza, desocupación y desigualdad. Se le sacó a los que menos tienen y se benefició a los que más tienen. Se redujeron becas, apoyos, créditos, microcréditos y redes de comercialización: estos sistemas se desarmaron y, en cambio, se entregaron bolsones de alimentos. La política social tiene que dar pescado, enseñar a pescar y garantizar que haya peces en la laguna. Durante la gestión de Cambiemos hubo un retroceso a lo primero, dar pescado: es decir, entregar bolsones de alimentos, lo que generó situaciones más críticas. De esta forma, se agravaron tres problemas: el hambre, hoy muchas personas se saltean comidas; la malnutrición, sobre todo los alimentos que se comen en los comedores, que generalmente son harinas, fideos y arroz, y se profundizó el problema de la educación nutricional respecto a la promoción de productos saludables. La medida del gobierno de quitar el IVA, en medio de una devaluación del 30%, provocó que todavía nadie sepa la influencia que tuvo en los precios. Además, el programa “Precios Esenciales”, 64 productos que conformaban una minicanasta básica, no tenía carne, fruta ni verdura. Tampoco era federal. 

Usted afirma que “en la gestión hay cosas que hacés de entrada o no las hacés”, ¿cuáles son las medidas más urgentes?

Son tres. La primera es que todos tienen que acceder a la canasta básica de alimentos, y aquí la iniciativa “Argentina contra el hambre” cumplirá un rol fundamental. La segunda es desendeudar a las familias. Hoy las familias deben plata. El que tiene tarjeta de crédito paga el mínimo para tirar para adelante, pero con un 170% de interés anual se vuelve imposible. Esto se puede solucionar con un sistema de crédito no bancario a tasas bajas, del 2% ó 3% anual, para que puedan desendeudarse. Y la tercera es vincular planes sociales con trabajo, para lo cual es vital enfocarse en los cinco sectores que van a generar mano de obra intensiva y mover la economía desde abajo: la construcción, la producción de alimentos, el textil, el reciclado y la economía del cuidado. Estas cinco cadenas productivas van a generar el vínculo entre planes sociales y el trabajo. En conclusión, nuestros tres pilares serán generar trabajo, desarrollo local y restituir derechos.

Mencionó la economía del cuidado, un sector compuesto mayormente por mujeres, ¿qué políticas se pueden implementar para mejorar su situación?

La economía del cuidado tiene varias dimensiones: una es el cuidado de personas, de adultos mayores o personas con discapacidad. Constituye gran parte del desarrollo de la industria de servicios y requiere capacitación. Hay un montón de gente que lo está haciendo en Argentina y hay que apoyarla. La segunda dimensión está constituida por las actividades comunitarias: jardines maternales, comedores, merenderos. Las trabajadoras de estos lugares son  principalmente mujeres. Se debe fortalecer y capacitar para generar los instrumentos y dar cobertura. Necesitamos cubrir el jardín maternal y los primeros años de la infancia en todo el país. El gobierno de Macri había planteado crear tres mil jardines. Construir tres mil edificios. Pero el tema no es hacer los edificios sino tomar lo que hay, que es mucho, fortalecerlo y cuidarlo, mejorando la infraestructura que ya existe y formulando nuevos protocolos. 

«No es un debate, es una regla: en un país donde se producen alimentos, todos tienen que comer», exige arroyo.

¿Qué desafíos le esperan a la nueva gestión? 

Alberto Fernández tiene dos características que lo van a convertir en un gran presidente: es un hombre de diálogo, está en su ADN, y tiene capacidad de gestión e integración. Argentina tiene que ponerse las medias y después los zapatos. Ahora Alberto está pensando en ponerse las medias, que sería solucionar el problema del hambre, este es el principal desafío. Otro desafío será reconstruir la matriz productiva y generar trabajo. Es una situación muy difícil en la que tenemos que trabajar todos. Vamos claramente hacia un gran gobierno, integrado, que va a ser para las cuatro Argentinas.

¿Cómo va a funcionar “Argentina contra el Hambre”? 

La iniciativa tiene el objetivo que todos puedan comer y acceder a la canasta básica. La principal herramienta será una tarjeta de alimentos destinada a las madres y padres con hijos menores de 6 años. La tarjeta no permite extracción de dinero sino solamente comprar alimentos, de la manera que prefieran. Vamos a realizar una campaña, un acompañamiento para determinados rubros y productos, relacionada con la educación nutricional-saludable. Esto va a suponer un apoyo a las economías populares, a la agricultura familiar, a las redes de comercialización, a mucha gente que produce alimentos y que hay que acompañar en cuestiones de inocuidad y en incrementar el volumen de comercialización de sus productos. El Consejo Federal “Argentina contra el Hambre” está formado por múltiples protagonistas de la sociedad: los que producen alimentos, las entidades del agro, las universidades, los supermercados, las iglesias, las organizaciones sindicales y sociales. De ahí se desprende, en primer lugar, un Observatorio que efectuará un seguimiento nutricional junto con un control de peso y talla, con la particularidad de que por primera vez en la Argentina se ejecutará un plan en tiempo real. Y en segundo lugar, todas las estructuras científico-técnicas: el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), Banco de Alimentos, colegios de nutricionistas, Red Solidaria, quienes generan investigación, estudios o acciones en torno al tema nutricional. 

¿En cuánto tiempo se verán los resultados?

Se han anunciado demasiadas metas:pobreza cero”, “el segundo semestre”… El plan arrancará el 10 de diciembre, aunque ya tuvimos las reuniones previas. Tenemos claro que en la Argentina no puede existir el hambre. Esto tiene que trascender al gobierno de Fernández. No es un debate, es una regla: en un país donde se producen alimentos, todos tienen que comer.

Durante los últimos 40 años la pobreza en el país se ha mantenido en cifras cercanas al 25%, ¿se puede perforar este piso?

La pobreza estructural quiere decir tres cosas. Uno, es intergeneracional: alguien es pobre, sus padres fueron pobres y sus abuelos también. Es una estructura que se reproduce y permanece en el tiempo. Dos, significa la no movilidad social, que una parte de la población no logra entrar al mundo del trabajo. Y tres, está asociada a problemas serios de infraestructura, como no tener piso de material o servicios básicos. Partimos de que la Argentina tiene 25% de pobreza estructural como base. El actual gobierno descuidó brutalmente la actividad económica y termina con un 38%. A su vez, la pobreza estructural se debe a tres causas. La principal es que el esquema de desarrollo económico no genera la cantidad de trabajo que necesita y, en consecuencia, crecen los planes sociales. La segunda es el grave problema de infraestructura: se necesitan más de tres millones de viviendas. La tercera tiene que ver con definir qué sectores productivos son socialmente relevantes. En mi opinión, esto lo definen los rubros donde trabajan jóvenes y mujeres. Estimular esas áreas rompería la pobreza estructural. Por ejemplo, la industria del textil, donde hay un 30% de desocupación. Hay que generar empleo a través de la obra pública para resolver estos problemas.

A lo largo de su trayectoria política, usted siempre ha ocupado cargos relacionados con políticas sociales, ¿por qué? 

Vengo de la militancia católica desde que era muy chiquito pero me metí rápido en la política. Nací en Castelar, en el oeste del conurbano bonaerense. Crecí en una familia de clase media e iba a misionar en los barrios populares de Castelar. En ese proceso, lo conocí al obispo (Jorge) Novak, que me llevó a Villa Itatí. Cuando conocí ese lugar dije: “Nunca había visto esto”. Ahí llegué a la conclusión de que debía trabajar sobre la pobreza y la exclusión social en la Argentina. Por eso, después del secundario me decidí a estudiar Ciencia Política. Después me especialicé, estudié y escribí sobre el tema. Hay una clave para entender lo que me lleva a seguir trabajando: a mí me duele el dolor del otro.