Canta y no llores

Canta y no llores

El sábado Argentina juega contra la Tri y está obligado a ganar. Rivalidad, festividades y máscaras. Un vistazo al fútbol y la cultura de los aztecas, de la mano de tres mexicanos que viven en Argentina.

El segundo desafío que tiene la Selección, en el marco de la fase de grupos, es México, equipo que comanda el argentino Gerardo «Tata» Martino. Será un paratido definitorio para el futuro de la Argentina en el Mundial de Qatar, después del impensado traspié frente a Arabia Saudita. Pese a que los Aztecas lograron ganar la Copa de Oro de la Concacaf en 2019 y fueron subcampeones en la edición que se realizó en 2021 y en la Liga de Naciones de la Concacaf 2019-20, su desempeño es cuestionado por los hinchas del “Tri”.

Luciano Bocco, de 22 años, es un futbolista profesional de Central Córdoba, equipo santiagueño que milita en la Primera División de nuestro país. Es de nacionalidad mexicana porque su padre argentino, también futbolista, jugaba en tierra azteca cuando él nació. No obstante, pasó la mayor parte de su infancia en Córdoba, hasta que en 2015 lo fichó Cruz Azul, uno de los clubes más importantes de México, y luego fue transferido en 2020 a Cancún FC, del Nacional B.

Esas experiencias le permitieron reconocer algunas diferencias entre el fútbol argentino y el mexicano: “Cruz Azul no les deja hacerse tatuajes, ponerse aritos o pintarse el pelo a los pibes de inferiores. Ves eso y después venís acá a Argentina y ¿cómo le decís a Varela o al ‘Changuito’ Zeballos ‘che no te podés pintar el pelo’? Es muy cultural ese aspecto”. Y agrega: “Acá cuando va bien, te gritan para bien y, cuando va mal, te putean en la calle, mientras que en Cancún íbamos anteúltimos, perdíamos y teníamos un mensaje del barrabrava que te decía: ‘No pasa nada, jugaron bien, en el próximo partido se va a dar’”.

México cuenta con un total de 16 participaciones en mundiales, en nueve pasó a segunda fase y en siete a octavos. Sólo llegó dos veces a los cuartos de final: en 1970 y en 1986, sendas ocasiones en las que fue el anfitrión de la competición. Uno de los objetivos que tiene el equipo en Qatar es mínimamente volver a llegar a esa instancia que fue frustrada, más de una vez, por la Argentina.

“El gol de Maxi Rodríguez en 2006 y el de Carlitos Tévez en 2010, que decían que estaba en offside, fueron hechos que crearon una pequeña rivalidad entre Argentina y México para el mexicano, porque después acá se vive la rivalidad con Brasil, Alemania e Inglaterra, pero allá los mexicanos como que tienen esa espinita de que en dos mundiales se quedaron afuera con Argentina y siempre te están cargando con que ahora se viene la revancha”, explica Bocco.

Tradición, música y máscaras

Cada 2 de noviembre en México se celebra el Día de los Muertos, fecha declarada por la Unesco como “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” en 2008, “en tanto se trata de una expresión tradicional -contemporánea y viviente a un mismo tiempo-, integradora, representativa y comunitaria”. Según la cosmovisión de pueblos originarios, este día implica el retorno temporal de los difuntos al mundo de los vivos, por lo que muchas familias colocan ofrendas y altares decorados con flores para ellos.

Claudia Gabriela Espín es una chef de comida tradicional que vive desde hace dos mundiales en Argentina y para estas fechas elabora pan de muertos y calaveritas de azúcar, elementos que no pueden faltar en los altares: “Hacemos algo sencillo para celebrar, pero igual se arma mucha movida cultural en diversos centros culturales de Buenos Aires. No solo participamos mexicanos, al argentino le gusta mucho también”.

No todo es gastronomía. Antes de mudarse al sur del mundo, Espin tuvo que abandonar la banda de rock en la que tocaba, aunque el amor por la música se lo transmitió a su hija, con quien actualmente tocan música tradicional mexicana: “Es una forma de arraigarse también a tus raíces, una especie de terapia, sentirse cerca de los suyos, por eso cambié de género musical”.

Huapangos, rancheras y corridos, mezclados con una pizca de pop y jazz y una dosis de lenguas autóctonas como náhuatl y zapoteco. Ese el combo que produce Espín en la banda Xilonen, que además en su último videoclip Nanga ti Feo incursiona en el tango a través del acordeón: “Si bien hacemos la música de nuestro país, queremos meterle algo de esta interculturalidad, de esta hermandad que tenemos con Argentina”. Ahora bien, pese al cariño que siente por los argentinos, hay cosas que ella no puede creer sobre cómo se vive el mundial acá: “Los mexicanos son también muy apasionados por el fútbol, pero la verdad yo nunca vi que en las escuelas te pongan el partido o que los nenes estén excusados para verlo en casa. Que yo recuerde, en México eso no existe”.

Otra característica de los mexicanos es su furor por la lucha libre. Allá es más que un simple deporte o un espectáculo, es una parte importante de la cultura popular, sobre todo en lo que refiere a la utilización de máscaras. MC-Killer es un luchador enmascarado de 31 años que vive hace cinco años en Argentina y lucha en la empresa Legión Nueva Era. Su nombre no se puede revelar porque, según él, “para el luchador mexicano la máscara es prácticamente su vida, representa el trofeo más grande que puedes obtener más allá de un campeonato”, entonces permanece en el anonimato, al menos hasta que la pierda en una contienda. “La gente quiere saber quién es la persona que está detrás del personaje, ese es el misticismo de la máscara”. Y agrega: “En el Mundial siempre vas a ver aficionados que van a ver los partidos con máscaras de lucha libre, lo hicimos muy nuestro”.

Si bien el fútbol en México es el deporte más importante al igual que en nuestro país, el luchador encuentra ciertas diferencias: “Algo que me pareció sumamente interesante cuando llegué acá a Argentina es que, por ejemplo, sobre todo en Capital, caminás dos o tres cuadras y hay una canchita infantil o un club deportivo con canchas. En México caminás una cuadra y hay un gimnasio de musculación, boxeo o lucha libre”.

 

Vivir en Argentina

Uno de los dilemas que tendrán los mexicanos que viven en estas tierras será convivir con la familia y amigos cuando se juegue el partido con la Scaloneta. Los hijos de Espín, por ejemplo, son argentinos: “Me encantaría que gane México, pero la realidad es que basándonos en los precedentes siempre, o mayormente, nos gana Argentina. Encima aquí con una familia argenmex vamos a estar complicados”. Luciano Bocco señala: “Tengo mi mejor amigo que va a jugar para México y quiero que le vaya bien, pero también quiero que gane Argentina, es el último Mundial de Messi y toda mi familia es argentina, así que no puedo decir quién quiero que gane”.

MC-Killer no se hace tanto problema aunque su esposa sea argentina, porque él no se define como alguien tan apasionado por el fútbol: “Me gusta más cuando son épocas de finales o momentos decisivos de un partido”. No obstante, el enmascarado plantea que las personas de ambos países tienen que dejar los prejuicios que tienen entre sí: “México no todo es narco, no todo es malo ni todo es bueno y cuando yo llegué a Argentina tenía otra visión de la gente, que son agrandados o malhumorados, y nada que ver, son muy amables”.

El sábado 26 de noviembre a las 16 ambos seleccionados se verán la cara nuevamente en el estadio de Lusail de Qatar. ¿El conjunto encabezado por Lio Messi podrá estirar la racha de victorias que tiene sobre los mexicanos en mundiales o estos lograrán romper el maleficio?

México, en su peor momento con el coronavirus

México, en su peor momento con el coronavirus

México ya registra un número de muertes por coronavirus que triplica a las registradas en China.

  México registra 120.102 casos confirmados de Covid-19 y 14.053 muertes. A comienzos de la pandemia, el presidente Andrés Manuel López Obrador minimizó la gravedad del asunto: “Hay quien dice que, por lo del coronavirus, no hay que abrazarse –dijo-. Pero no pasa nada”. Y continuó, en los eventos públicos, abrazando a funcionarios y a demás ciudadanos. En la actualidad, la curva de contagios y de defunciones sigue en fuerte ascenso.

  El protocolo que se difundió en aquel momento incluía medidas de precaución básicas de higiene y la cancelación de eventos públicos. Aunque fueron implementados controles médicos de pasajeros que llegaban desde el exterior, los aeropuertos internacionales y pasos fronterizos del país continuaron abiertos. De pronto, el escenario cambió rotundamente: en un documento con fecha del 23 de marzo, la OMS señaló que el país contaba con 251 infectados y dos muertes. Ese día coincidió con el inicio de la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia en la que se llamó a la sociedad a contribuir con el objetivo de “aplanar la curva epidémica”. De esta manera, se suspendieron las clases y actividades no esenciales y se pidió a la población aislarse en sus casas.

  Con el avance del conflicto, la posición del presidente mexicano frente a este nuevo panorama cambió drásticamente. En un video publicado en su canal de Youtube el 28 de marzo, enfatizó la importancia de que la población se mantuviera aislada. Y llamó a cuidar a los adultos mayores y embarazadas especialmente. 

México es el tercer país del continente americano en cuanto a víctimas fatales, detrás de Estados Unidos y Brasil.

  México registra un número de muertes por coronavirus que triplica a las registradas en China, es ya el tercer país del continente americano en cuanto a víctimas fatales y los contagios siguen en aumento. En diversos medios de comunicación de la región aparecieron denuncias de funerarias de Nezahualcóyotl que manifestaron estar sobrepasadas: ocho de cada 10 servicios para los que son requeridas se refieren a pacientes fallecidos a causa de Covid-19. Esto tiene como consecuencia que los tiempos de espera se alarguen y los hospitales guarden los cuerpos por más de 48 horas. A este contexto aterrador se añade que del total de defunciones, 271 pertenecen a médicos y enfermeras. 

  El sistema de salud, que previo a la pandemia se encontraba desabastecido, intenta en este nuevo escenario sobrellevar las faltas. Desde el Gobierno de México se pusieron en marcha estrategias de equipamiento hospitalario para distribuir camas y conseguir respiradores. A su vez, las autoridades incentivan a la población a informarse de fuentes oficiales ya que hay mucha desinformación en las redes sociales. En contrapartida se publicó en el New York Times un artículo que cuestionaba la veracidad de las cifras de contagios y muertes en el país: “Los expertos dicen que México sólo tiene un panorama mínimo de la escala real de la epidemia porque está haciendo pruebas a muy pocas personas”. Frente a estas denuncias, Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la Presidencia, aclaró que México no oculta información sobre los contagios. Y añadió: “Las cifras de casos que presentamos todos los días son producto del trabajo de decenas de científicos y nuestra política es de datos abiertos y transparencia total”.

  La situación en el centro de la batalla contra el Covid-19 es preocupante. Zara Cruz Gachuz, enfermera en el hospital Centro Médico Nacional Siglo XXI, explica cómo la pandemia cambió drásticamente las formas de trabajar y relacionarse. “Seguimos atendiendo desde la humanidad, al estar al pie del cañón con los pacientes. Aun así, tenemos cierto tiempo establecido para estar en el cubículo con ellos”, cuenta Cruz Gachuz. 

  El hospital donde trabaja reestructuró su disposición para afrontar la problemática. De las tres torres que lo conforman, hay una dedicada especialmente a trabajar con pacientes infectados. Durante la jornada laboral (que puede ser de ocho a doce horas), el personal de salud no puede ni ir al baño. “Te pones el equipo y no puedes salir de ahí. Al no poder tomar agua, muchos empezamos a tener problemas urinarios y deshidratación”, detalla la enfermera. El clima de trabajo es pesado y el mayor desafío está en mantener la salud mental: “Hay veces que mis compañeras llegan a tener crisis emocionales. No siempre soportamos estar completamente dentro del área de atención y aunque tratamos de apoyarnos entre todos, hay días que no damos abasto”, confiesa Cruz Gachuf.

Zara-Itzel-Cruz-Gachuz, enfermera.

  En el sistema de salud de México el desabastecimiento es la norma: cuando antes faltaban insumos básicos como gasas y guantes, ahora escasean medicamentos y monitores. “Estamos trabajando con lo que se tiene, tratando de hacer lo mejor que se pueda. Coordinarnos para que los medicamentos nos lleguen lo más rápido posible pero desgraciadamente, muchas veces la cantidad que nos mandan no es suficiente para el número de pacientes que tenemos”, detalla la enfermera. Zara Cruz trabaja en el ojo de la tormenta y desde ese lugar, ve cómo de cincuenta camas, treinta necesitan respirador. “No estamos cubriendo la cantidad necesaria y necesitamos estrategias para que el paciente sobreviva”, denuncia. Para contrarrestar el desabastecimiento, la situación de emergencia obliga a tomar nuevo personal que recién egresa de las universidades para así disminuir el trabajo de los médicos.

  El médico Felipe Ortega considera que la cuarentena debería haber empezado mucho antes pero celebra cómo la sociedad se aisló por su cuenta antes de que fuera obligatorio. Cruz Gachuz ve la otra cara de la moneda y, para ella, la gente no se ha adaptado completamente al aislamiento: “Muchas personas siguen trabajando y muchas otras no la respetan porque dicen que el virus no existe, creen que es un invento político internacional que intenta desabastecer la economía”, cuenta.  

  La antropóloga y docente en la Universidad de Guanajuato, Cristina Mazariegos Herrera,  hace hincapié en cómo el temor invadió a la población: “Hay miedo al virus y miedo al otro porque aquel que está ahí, contamina”, dice. Así es como el personal médico sufre agresiones camino a su trabajo y de vuelta a su hogar: se han registrado 182 casos específicos de ataques a trabajadores de la salud. A la enfermera de Centro Médico le tocó recibir una agresión cuando estaba por subirse al metro. “No me dejaron subir al metro porque era enfermera”, dice angustiada. Estaba con una compañera, a la cual le abrieron el pómulo de un golpe. A ella la jalaron hacia afuera del metro justo cuando se estaban por cerrar las puertas. Terminó apretada entre ellas y tuvo un desgarre muscular en el hombro izquierdo. Al llegar al hospital, las mandaron a casa para que descansaran. Su compañera sufrió una crisis de ansiedad. “Las personas se han vuelto muy agresivas: si nos ven, nos gritan o avientan cloro a nuestras casas. No tenemos seguridad para salir como si nada. Es un desgaste emocional porque sales cansado del trabajo y hay días que no encuentras los medios de transporte para regresar. O tienes miedo”, dice.

  Mazariegos Herrera explica los desafíos que impone el confinamiento a la sociabilidad. “Asimilar la distancia con el otro es lo que más nos está costando porque sin dudas nos estamos dando cuenta de que la salud física es tan importante como lo emocional y los vínculos afectivos del día a día”, dice.  Los retos de hacer cuarentena son muchos. “El primero fue traer a casa nuestras actividades laborales y lo que implicó luego: redistribuir el espacio doméstico y reacomodar las actividades que estaban ligadas al ámbito profesional y luego aquellas que realizamos en casa como el descanso”, explica la antropóloga.

  Sin ánimos de hacer futurología, el cirujano Ortega se permite hablar del panorama a partir de lo que sucede en el día a día: “Ya no sabemos qué creer”, dice preocupado. “Después de un trabajo periodístico, sabremos cómo se actuó en México. Siento que no se tomaron las medidas a tiempo y sobre todo no se quiso invertir en algo que me parece básico, que es la toma de pruebas, el gobierno prefirió esperar porque en México hay mucho trabajo en comercio informal, personas que no podían darse el lujo de aislarse, seguro esto generó más contagios y muertes de las que están registradas. Esto se ve lejos de que mejore”.

“Ayotzi Vive”

“Ayotzi Vive”

A dos años de la desaparición forzada de los 43 estudiantes mexicanos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, de la localidad de Iguala, en el Estado de Guerrero, Cristina Bautista, madre de Benjamín Ascencio Bautista, uno de las víctimas, visitó Argentina para hacer visible el reclamo por el paradero de los normalistas. Las actividades organizada por la Asamblea de Mexicanos en Argentina se extendieron desde el jueves hasta el martes último e incluyeron charlas, manifestaciones callejeras, marchas y reuniones con referentes de organismos de derechos humanos. Las múltiples acciones buscaron dejar de manifiesto que el caso sigue impune, y que los padres y madres mantienen su reclamo al gobierno mexicano, a quien exigen se disponga a esclarecer los hechos.

La versión oficial de la desaparición de los estudiantes dice que los jóvenes habían sido atacados y detenidos por policías municipales, y luego entregados al cártel criminal y de narcotráfico Guerreros Unidos, quienes los habrían asesinado e incinerado en la ciudad contigua, llamada Cocula. Pero los familiares se niegan a aceptarla, ya que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI) comprobó que la versión no era cierta, a partir de un video que registra irregularidades en la investigación. Allí pudo constatarse que Tomás Zerón, el director de la Agencia de Seguridad Criminal -encargada de investigar el caso en la estructura del Estado- estuvo en el basurero de Cocula, antes de que se encontraran allí los restos incinerados de un estudiante, sin que su presencia se consignara en el expediente. Además, el GIEI plantea que en el video se ve cómo los agentes federales impiden pasar al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que asiste a los familiares de las víctimas en la investigación, mientras se ve a  Zerón deambular en el lugar. A partir de esto, se piensa que podría haber habido pruebas implantadas en la versión oficial, y por esta razón los padres y madres de los 43 estudiantes buscan que no se abandone el caso, y luchan por la aparición de sus hijos.

cartel que dice "Mexico los desaparece"

La versión oficial de la desaparición de los estudiantes dice que los jóvenes habían sido atacados y detenidos por policías municipales, y luego entregados al cártel criminal y de narcotráfico Guerreros Unidos.

Apoyo internacional

La llamada Semana por Ayotzinapa en Buenos Aires se inició el jueves último con la participación de Cristina Bautista, la Asamblea de Mexicanos en Argentina y demás asociaciones convocantes en la ronda de las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora en Plaza de Mayo, una visita a la sede de Abuelas de Plaza de Mayo y, por último, una “pegatina por los 43 por la calle México”, desde su cruce con Avenida La Plata. Durante esta actividad, ANCCOM dialogó con Cristina Bautista, quien expresó la importancia de que la calle que lleva el nombre de su país en la capital de la Argentina tenga el rostro de los 43 normalistas y su mensaje. Afirmó que le da fuerza saber que Buenos Aires conoce el caso Ayotzinapa “porque es importante el apoyo internacional, en especial porque ejerce presión al gobierno mexicano para esclarecer los hechos”. Por esta razón considera que fue de suma importancia su encuentro con Madres y Abuelas de Plaza de mayo, porque pudo conocer más en profundidad su experiencia, su largo recorrido, y abrigarse con su apoyo: “Me dijeron que cuando hacen la ronda de los jueves ellas siempre exigen la aparición con vida de los 43 normalistas. Me contaron su historia, y cómo empezó su fundación. Me dieron ánimo, fuerzas, para que sigamos adelante en la lucha por nuestros hijos, y también como hicieron las Abuelas a lo largo de los años por sus nietos. Yo les dije que eso vamos a hacer, porque esto no se acaba un día 26 de septiembre, esto sigue, realmente queremos llegar a la verdad». El apoyo internacional también llegó desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la semana pasada, cuando el Representante en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) visitó la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.

Arsinoé Orihuela, uno de los referentes de la Asamblea de Mexicanos en Argentina que recibió a la mamá del estudiante, dijo a ANCCOM que la reunión con organizaciones de Derechos Humanos es importante para poder decirle al mundo que México está en un momento difícil donde continuamente hay desapariciones, homicidios, torturas a presos políticos y no políticos, y detenciones arbitrarias “por eso la demanda hacia el gobierno mexicano se hace extensiva hacia todas las desapariciones forzadas en México”, remarcó.

Para Orihuela, el caso de los 43 estudiantes produjo una inflexión en la historia de su país, como ocurrió en 1968 con la masacre de Tlatelolco, en la que el ejército mexicano disparó contra una multitud de estudiantes que se manifestaban en demanda de mayor libertad de expresión. Además, consideró que es fuerte simbólicamente “porque los 43 estudiantes de Ayotzinapa se trasladaban a Iguala para recaudar fondos, justamente, para poder asistir a la marcha en conmemoración por la masacre de los estudiantes de Tlatelolco del ’68”.

La Semana por Ayotzinapa en Buenos Aires se inició el jueves último . Además hubo una “pegatina por los 43 por la calle México”.

Lo que muestra Ayotzinapa

En la marcha hacia la cancillería mexicana en Argentina del último jueves, Cristina Bautista entregó a los funcionarios diplomáticos de su país un documento para pedir que se reanude la investigación que el gobierno de Enrique Peña Nieto pretende dar por concluida. Para Arsinoé Orihuela el caso de Ayotzinapa impactó más que otros que vienen ocurriendo a la sociedad mexicana porque concentra los peores elementos de violencia institucional como “la agresión estatal contra sectores de la población pobre y estudiantes, en un contexto de reformas privatizadoras que apuntan a abrir los mercados al exterior  (como lo es desde 1994  el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México) que perjudican a la población con menos recursos”, aseguró.

Orihuela analizó también que la desaparición de los 43 estudiantes desacredita la estrategia que propone Estados Unidos sobre la utilización de las fuerzas armadas para combatir el narcotráfico, ya que demuestra que parte del Estado está involucrado con aquello que dice combatir, y que la violencia se ejerció, en realidad, contra estudiantes. «El narcotráfico reemplazó al petróleo como primera fuente de ingresos en México», reflexionó Orihuela, y agregó que se utiliza la guerra contra el narcotráfico como modalidad de guerra sucia, “porque en realidad es una estrategia para eliminar por la fuerza todo lo que se considere una amenaza a lo dominante”. En ese sentido, dijo que las escuelas rurales son una “piedra en el zapato” para las medidas neoliberales que aplica el Estado, por la fuerte formación política que ejerce en sectores necesitados económicamente.

Mientras continúan difundiendo internacionalmente la desaparición de sus hijos, la lucha de Cristina Bautista y las demás madres y padres de los 43, siguen manifestándose dentro de México donde recientemente se nombró a Zerón como Secretario Técnico de Seguridad Nacional, luego de su renuncia al cargo de director de la Agencia de Seguridad Criminal. En relación a esta designación, la mamá de Benjamín Ascencio Bautista dijo: » Si en Ayotzinapa Tomás Zerón desvió las investigaciones del paradero de nuestros hijos, imagínense qué podrá hacer como persona de Seguridad Nacional. Como madres y padres de familia nosotros tenemos la tarea de salir a dar la información de lo que estamos viviendo realmente y no como lo expresa el gobierno mexicano en sus medios de comunicación”.

Mientras pegaba el rostro de su hijo y el de los demás estudiantes desaparecidos en cada esquina de la calle México, Cristina Bautistas aseguró que no se van a rendir: “Vamos a salir a difundir porque queremos la unidad y la fuerza, y que se sepa la verdad».

-«Ayotzi vive», gritaban los manifestantes por las calles del barrio de Monserrat.

-» La lucha sigue y sigue», contestaban decenas de personas el jueves, mientras pegaban las  fotos de los 43 estudiantes desaparecidos.

La madre de Benjamín Ascencio Baustista llevaba la foto de su hijo colgada del pecho. Su bandera.

Actualizado 28/09/2016