El asbesto del subte sigue matando

El asbesto del subte sigue matando

La gremial de trabajadores del Subte y Premetro realizó un paro de tres horas para denunciar una nueva muerte por contaminación y exigir que de una vez se termine con el retiro del material tóxico de las unidades y de los lugares de trabajo. Ya son cinco los muertos por asbesto y 114 los trabajadores identificados afectados.

La Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP) realizó este lunes un paro en todas las líneas y talleres del subte entre las 13 y las 15 en “repudio al fallecimiento del trabajador de la Línea D, Walter Berhovet, víctima de cáncer de pulmón producto de la exposición al asbesto», quien sería el quinto muerto debido al amianto, como también se conoce a ese grupo de minerales. La Secretaría de Salud Laboral del sindicato lo anunció como “medidas de autodefensa” el viernes último, a través de un comunicado publicado en sus redes sociales.

Asimismo, el gremio señaló que Berhovet «integraba la lista de los 114 trabajadores afectados por asbesto reconocidos por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo” y que su muerte “pudo haberse evitado: el asbesto está prohibido en Argentina desde el año 2003”.

Desde el Sindicato también se reclama “máxima celeridad” en los procesos para garantizar el urgente cambio de las flotas que contienen asbesto: “Necesitamos que se aceleren las tareas de descontaminación en base a un plan integral de desasbestización. Todas las personas que trabajan en el Subte y Premetro deben ser incorporadas a programas de vigilancia médica, que debe extenderse también a las y los trabajadores jubilados, dado que el período de latencia de la enfermedad es de varias décadas».

Claudio Dellecarbonara, delegado de la Línea B y que esta mañana se encontraba en la estación Juan Manuel de Rosas, mencionó que “no han retirado de los túneles” el material “que está presente en toda la red y que no sólo pone en riesgo a los trabajadores, sino también a los millones de usuarios que se lo llevan en la ropa, que pueden terminar contaminando a alguien de su entorno familiar, laboral o de estudio”.

El secretario de Salud Laboral, Francisco Ledesma, mientras les explicaba a los pasajeros la situación y liberaba los molinetes de la estación Congreso de Tucumán de la Línea D -previo al cierre de las 13-, coincidió e indicó que la situación se agrava por ser “un medio que es un espacio confinado: no hay ventilación natural y existe poca ventilación forzada”. Resaltó asimismo que buscan “que se tome conciencia porque no hay solamente asbesto en el subte, sino que, en una escuela, en los techos, en un hospital, en los tanques de agua, en los fusibles, en una biblioteca pública, o sea, en distintos lugares” a la vez que precisó “ya se sacaron 300 toneladas de asbesto en el subte, pero todavía faltan alrededor de 200 toneladas más instaladas en la infraestructura”.
En este sentido, el secretario insistió con el seguimiento de la salud de los trabajadores: “Lo hace la Superintendencia de Riesgos de Trabajo de la Nación a través de una auditoría que se realiza en el Hospital Británico, donde vamos una vez por año y semanalmente se estudia a las distintas personas que se están haciendo los chequeos. Ahí se controlan los pulmones para, de esa forma, detectar tempranamente si algún compañero tiene una infección o cáncer. Todos los lunes hay auditoría médica y todos los lunes hay un nuevo afectado. Nosotros queremos salir de nuestra casa e ir al trabajo y después volver sanos y salvos, no queremos volver con un cáncer”.

Ledesma reclamó: “Nosotros nos dejamos en manos de los neumonólogos, que son especialistas en el tema, y por eso exigimos que todo el personal que trabaja en el subte entre al control médico. Hasta ahora tenemos 2.179 en control médico y nos faltan alrededor de 1.600 personas, por ejemplo, de las estaciones y de limpieza, que no los quieren ingresar y son todos seres humanos que trabajan en el mismo ambiente donde está este material”.

Desde SBASE prefirieron no responder, mientras que desde Emova, ex Metrovías, empresa del Grupo Roggio, contestaron sólo pasando el comunicado en el cual lamentan el fallecimiento y se diferencian al remarcar que Berhovet “se encontraba internado a raíz de un cuadro clínico asociado a una condición médica preexistente, de evolución compleja, no existiendo hasta el momento elementos clínicos concluyentes que permitan establecer una relación directa entre su situación de salud y su historial laboral”. Asimismo, a fin de “respetar la privacidad y confidencialidad de los datos personales”, consideraron “prudente no brindar mayores detalles”.

Ante esto, Ledesma replicó “le pedimos a Emova que vaya y se asesore leyendo el expediente en la Superintendencia de Riesgos de Trabajo de la Nación, que es quien controla a la Aseguradora de Riesgos del Trabajo. Entonces, no lo decimos solamente nosotros, sino que lo dice un organismo público nacional, la Policía de Trabajo, que sería como el Ministerio de Trabajo de la Ciudad de Buenos Aires, y además lo dice la Justicia, en primera y segunda instancia”. Y claramente enojado espetó: “Emova no se toma el tiempo de leer los expedientes de los cuales forma parte, y a nosotros nos ve como un legajo, no nos ve con un nombre y apellido. Somos seres humanos, que tenemos salud y familia. Por eso dice lo que dice, si no, si fuera responsable, leería la letra chica de los expedientes. Es un cinismo que nos indigna mucho”.

Al respecto, Claudio Dellecarbonara opinó: “La empresa tiene una actitud y política criminal, en vez de solucionar el problema y apurar los tiempos niega y minimiza. Es una política constante, cuando descubrimos la presencia de asbesto en nuestros lugares de trabajo, tuvimos que tomar muestras y mandar a analizar a las universidades nacionales por nuestra cuenta, cosa que la empresa y el gobierno ya sabía, pero nunca nos lo comunicaron. Al revés, en vez de sacarlo, compraron trenes en España que venían contaminados sabiendo que tenían asbesto cuando ya hacía décadas que estaba prohibido por la ley su uso y su venta”.

Acerca de ese material rodante, clarificó que “los pagaron más caros que si fueran nuevos. Fue un negociado tremendo de la administración de Mauricio Macri como jefe de Gobierno. Hubo que hacer una serie de obras en los trenes y en la alimentación eléctrica, instalar una catenaria nueva y varios suplementos en los trenes. Son los CAF serie 5000 y serie 6000”.

Sobre los trenes contaminados puntualizó: “Los coches 5000 logramos que los saquen de circulación, porque además eran chatarra en España, entonces cuando los pusieron a circular acá no funcionaban y tenían muchos problemas, quedaban frenados, se prendían fuego, etc. La otra serie, la CAF 6000, sigue circulando con asbesto, aunque hemos avanzado con esta pelea en que se retiren parte de las piezas que están contaminadas. Gracias a esta pelea que damos, hemos logrado que se retire mucho asbesto, pero queda muchísimo más por retirar y los tiempos que maneja la empresa y el gobierno son muchas veces inciertos y nosotros no podemos seguir lamentando cada 6 meses u 8 meses un compañero fallecido y cientos de compañeros enfermos”.

Consultado por la reciente adjudicación de la licitación para nuevos trenes anunciada por el GCABA, Dellecarbonara cuestionó que “se viene postergando hace años, aparentemente ya tiene un resultado con una empresa china que sería la encargada de fabricar los trenes que vendrían para la línea B, pero son trenes que quién sabe cuándo van a llegar, hay que tener en cuenta que es el mismo gobierno que ha anunciado la creación de la línea F desde hace 10 años y todavía estamos esperando”.

Ambos sindicalistas coincidieron en resaltar que con el cambio de trenes no alcanza y, entre llamados a los pasajeros a que “pasen por acá, por favor”, Ledesma declaró “queremos que se saque el asbesto y que se ponga otro tipo de material, puede ser PVC, acero inoxidable… reemplazos aceptables para hacer esas modificaciones”.

Dellecarbonara cerró: “Como organización de trabajadores hemos presentado esta denuncia en todos los ámbitos posibles, inclusive en la Organización Internacional del Trabajo. En la Legislatura porteña hemos presentado, junto a diferentes bloques, pedidos de informe, exigencia de declaración de la emergencia para la Línea B, porque no sólo tiene el problema igual que todas las líneas por el asbesto, sino que tenemos trenes con 70 años de antigüedad que son obsoletos, están sin mantenimiento y sin repuestos, vías al borde del colapso… Una situación particular que la vuelve una bomba de tiempo y tampoco tenemos respuesta. Hemos sido acompañados por infinidad de organizaciones políticas, sociales, de derechos humanos y de defensa al consumidor porque es un reclamo del conjunto de la sociedad, no sólo de los trabajadores del subte”.

El comunicado que circularon los Metrodelegados concluye; «No queremos seguir lamentando muertes que se pueden evitar. Nadie tendría que morir por su trabajo. ¡Walter Berhovet presente! Seguimos luchando por un subte y premetro libre de asbesto».

Los metrodelegados paran y exigen limpiar de asbesto los subtes

Los metrodelegados paran y exigen limpiar de asbesto los subtes

Todavía quedan 300 toneladas del material cancerígeno en la red de subterráneos. Ya murieron tres trabajadores, otros 85 están afectados y 2.150 en vigilancia médica.

Este miércoles 5 de julio la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro -AGTSyP y Metrodelegadxs- tomarán medidas de autodefensa en el subte para exigir la reducción de la jornada laboral y evitar la exposición al asbesto.  Por esa razón, habrá paros rotativos en todas las líneas.

La empresa de los subtes de la Ciudad de Buenos Aires -Sbase- frenó la compra de vagones, a raíz de los reclamos de los trabajadores, tras un amparo judicial, por la confirmación de que contienen asbesto en sus formaciones. Aun así, la lucha sigue vigente para la “desasbestización» de toda la red ferroviaria. 

El asbesto, componente utilizado en formaciones de trenes de Argentina y manipulado por cientos de trabajadores en el Taller Rancagua y Polvorín de la Ciudad de Buenos Aires, es un mineral de origen natural, distribuido en hilos de fibras resistentes al calor, al fuego y a las sustancias químicas, con escasa termoconductividad. Dadas sus propiedades, es utilizado en aislamiento de los edificios, como componente de diversos productos (tejas, tuberías de agua) y en la industria automovilística como revestimiento de embragues, frenos y amortiguadores. La contradicción de este mineral es su característica cancerígena para el ser humano. Al ingresar por vía respiratoria puede generar dos posibles caminos en la vida de una persona en contacto con asbesto: si ataca a la pleura, membrana que recubre los pulmones, se engrosa y se vuelve rígida, los pulmones empiezan a sufrir cada vez más presión, impidiendo su expansión y con el tiempo, la circulación de oxígeno. Según la OMS, si la afección avanza, el 12 por ciento de los engrosamientos pleurales terminan en cáncer de pulmón, faringe, o colón. 

En Argentina, el uso de asbesto se prohibió en 2003, pero las formaciones de trenes utilizadas en el país como el Mitsubishi en la línea B y Nagoya la línea C y E, fueron creadas en 1960 en Japón e importadas al país en la década de 1990, periodo en que el mineral seguía bajo reglamentos legales. 

 “Antes, mi proyección eran las vacaciones y qué le voy a poner en los zapatos de mis hijos para reyes. Ahora es proyectarse en los médicos, viendo si te encuentran cáncer o no, porque tengo la potencialidad de estar enferma o de que me reaccione esa porqueria en mi cuerpo”, cuenta con angustia y enojo Inés Maya, de 44 años, trabajadora de la Secretaría de la salud de AGTSyP -Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro- de la Línea B, quien junto a sus compañeros, encabezan cuatro principales reclamos: reducción de la jornada laboral a cuatro horas, denominado “doble franco”; paritarias para rever las condiciones salariales y laborales; la creación de un plan de desasbestización de toda la red ferroviaria y la vigilancia médica a todas y todos los trabajadores que sufren la exposición del asbesto. 

A raíz de las noticias españolas, las y los trabajadores de la Secretaría de la Salud Laboral del subte se organizaron junto con entidades oficiales como la Universidad Nacional del Sur, ingenieros de la Universidad de Buenos Aires, médicos e Instituciones que tengan renombre, poder de firma y sello para que sea comprobado de forma legítima. El resultado determinó que hay asbesto en todas las instalaciones fijas, infraestructuras y áreas que componen la red ferroviaria de la ciudad: señales (semáforos), vías, puertos de bombeos, pozos fluviales, cloacales o de drenaje, escaleras mecánicas, tableros eléctricos y la iluminación que da a vida a los molinetes. Esto significa que todas las especialidades tienen en su puesto de trabajo algún equipo o componente que esté certificado de contener asbesto, ya sea boletería, limpieza, talleres mecánicos o tráfico. 

Hay 85 trabajadores afectados, 2150 bajo vigilancia médica, seis con cáncer por asbesto y tres fallecidos: Jorge Pacci fue el primero de ellos. Durante siete años, su puesto de trabajo se basó en el mantenimiento y limpieza, a puerta cerrada, del taller Rancagua, donde se manipulan piezas que contenían asbesto, de la Línea B. Luego de ser diagnosticado con cáncer de la pleura causado por este componente cancerígeno, falleció nueve meses más tarde. 

“La enfermedad tiene una latencia entre 15 y 20 años, entonces no sabemos cuando puede derivar en un cáncer», señala Depetris.

Daniel Fernández, diagnosticado con cáncer por exposición al asbesto, sufrió la extirpación de medio pulmón y fue jubilado por esta razón a sus 58 años: “A mi el asbesto casi me cuesta la vida. Que mi testimonio sirva para que los compañeros y las compañeras sigan haciéndose los estudios y no haya más enfermos en el subte”.  

Pablo Depetris, quien trabaja en el sector de tráfico del subte desde 1997 en la Línea D, fue diagnosticado con ensanchamiento de pleura por exposición al asbesto, según estudios del Hospital Britanico. Su reclamo es incisivo: “La enfermedad tiene una latencia entre 15 y 20 años, entonces no sabemos cuando puede derivar en un cáncer. Necesitamos y le exigimos al Gobierno de la Ciudad, EMOVA y SBASE, la vigilancia médica para todos los empleados del subte. Tenemos el derecho de saber si estamos o no enfermos”. 

 “Los que tienen la afección, la empresa estatal o privada, no puede obligar a que vuelvan a su puesto de trabajo, no puede echar ni descontar salarios. Lo que tiene que hacer es sacar todo el asbesto del puesto de trabajo y cuando tenga el certificado libre de asbesto puede volver, aunque no va a pasar porque ya van cinco años y todavía faltan 300 toneladas”, relata Francisco Ledesma, “Pancho” para sus compañeros, quien integra el equipo de Salud Laboral del subte y forma parte de AGTSyP. En 2023, se retiraron 90 toneladas del mineral cancerígeno en trenes, talleres y subestaciones eléctricas. Agrega: “No hay más o menos muertos, más o menos con cáncer, más o menos enfermo, es blanco o negro, no hay gris. Yo no tengo la afección ni el cáncer porque mi ADN y  genética no es propensa a la afección. Pero esto no es lineal, yo puedo pasar de no tener afección a tener el cáncer directo.” 

Ledesma e Inés Maya, compañeros del gremio e integrantes del equipo de salud, reclaman la emergencia de la Línea B por ser la más afectada y un plan de desasbestización serio para atender el asbesto en mal estado o contenido en instalaciones antiguas y buscar la forma de señalizar; ya que cada material que contenga este mineral debe tener una etiqueta que exprese y visibilice si hay componente cancerígeno, para que el trabajador cuente con esa información en el caso de que algo se rompa dentro del área donde se desarrolla. 

“El costo psicológico es gigante. Muchos envejecieron de golpe, tienen problemas para dormir, para relacionarse y los que trabajan se sienten enfermos o trabajan a otro ritmo.” cuenta Maya, con enojo y desgano ante la situación. 

Continúa el paro en el Premetro

Continúa el paro en el Premetro

Los trabajadores del Premetro reclaman medidas de seguridad. En diciembre pasado, dos trenes chocaron de frente por un sistema de señalización obsoleto.

Dos tranvías vacíos, estacionados, sólo con sus maquinistas dentro, mantienen sus luces titilando a modo de protesta. Las personas que ingresan a la terminal escuchan en los parlantes “la línea Premetro se encuentra interrumpida por medidas de fuerza gremial contra Emova”. Todos buscan formas alternativas de llegar a su destino. Sin embargo, los trabajadores del Premetro siguen sin llegar al suyo.

Los metrodelegados de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) convocaron ayer a un paro de dos horas. Entre las 14 y las 16 horas del lunes interrumpieron su servicio como “medida de autodefensa” por el “incumplimiento de la concesionaria Emova en la implementación de medidas de seguridad para el servicio”, explicaron mediante un comunicado. La medida de fuerza continuará hoy entre las 17 y las 19 horas, frente a la falta de respuestas.

Los trabajadores del Premetro esperan desde septiembre de 2021 que Emova, el nuevo nombre de la empresa Metrovías, automatice las vías para aportar mayor seguridad a quienes trabajan y viajan todos los días en ese transporte público. Según el comunicado de AGTSyP, el plazo se venció el 8 de abril y la empresa sigue sin actuar.

En diálogo con ANCCOM, Roberto Pianelli, secretario general de AGTSyP expresó: “Hace mucho tiempo existen problemas de seguridad en las señales en la zona de Villa Lugano. En el 2020, por este mismo problema, dos tranvías chocaron de frente. No hubo víctimas fatales por el excelente desempeño de los conductores, pero podría haber pasado lo peor”. Además, agregó que “las condiciones deben ser seguras tanto para los trabajadores como para los pasajeros, quienes debido a estos inconvenientes ponen en riesgo su vida todos los días. No los escuchan”.

Enrique Rositto, secretario de prensa de AGTSyP, desarrolló: “En diciembre del 2020, mientras había un tren saliendo de la estación Centro Cívico, por la vía única de ingreso y egreso, otro tren apareció de frente y los dos colisionaron. Este accidente dejó siete heridos, entre ellos los conductores”. También agregó que “esto se debió a que no había una persona idónea o un sistema automatizado de cambio de vía que asegurara la vida de los trabajadores y pasajeros”.

 

Rositto aseguró que “la medida que se llevó a cabo fue la respuesta a la actitud intransigente de la empresa Emova al no cumplir lo prometido en septiembre del 2021”. También añadió que, en la actualidad, “la responsabilidad del cambio de vías recae en los conductores. Esto no está especificado en el convenio de trabajo. Además, en otro sistema ferroviario no sucede, de eso se encarga un señalista. El conductor desde arriba del tranvía no tiene una visión clara para saber si está bien cambiada o no. No queremos otro diciembre del 2020”.

Luego de la medida de fuerza realizada por la tarde, los trabajadores del Premetro votaron en una asamblea que hoy de 17 a 19 se llevará a cabo una medida similar a la del lunes, interrumpiendo nuevamente el servicio del Premetro. Según Rositto, “en el caso de que sigamos sin ser escuchados, se va a discutir otra medida que afecte a otras líneas”. Marcelo Villavicencio, delegado gremial agregó que sumarán a las medidas de fuerza un paro de la línea E del subte en la apertura del miércoles.

El asbesto ataca de nuevo a los trabajadores del subte

El asbesto ataca de nuevo a los trabajadores del subte

Jorge Pacci.

El tres de abril los trabajadores del subte realizaron una primera medida de fuerza de siete horas tras la muerte de un trabajador, Jorge Pacci, luego de un cáncer fulminante.  Según argumentan, su enfermedad se produjo por la exposición al asbesto de los coches comprados en España en 2011 y que habían sido descartados por esa razón. El plan de lucha, anunciado por la agrupación gremial de los trabajadores del subte y premetro (AGTSyP) continuó en los días siguientes.

El asbesto es un mineral fibroso con muchas utilidades prácticas y también conocido como «amianto». A causa de su toxicidad, la comercialización de productos con asbesto se encuentra prohibida en el país desde el 2000, a partir de la resolución 845/2000 y ratificado con el Convenio de Rotterdam, que proscribe la importación, venta y uso de fibra de asbesto, a partir de estudios que comprueban su relación con casos de cáncer de pulmón y mesotelioma. En 2018, la Organización Mundial de la Salud había señalado al amianto como causa de otras enfermedades como cáncer de laringe y fibrosis en los pulmones.

Entre 2011 y 2013, el entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad Mauricio Macri adquirió vagones antiguos pertenecientes al Metro de Madrid y de Japón, modelos CAF 5000 y Nagoya 5000 fabricados durante la década del 70’ y 80’ respectivamente. Estas unidades fueron puestas en servicios durante las administraciones tanto de Macri como de Horacio Rodriguez Larreta.

En el año 2018, diversos estudios realizados a partir de la extracción de piezas de los vagones por parte de los trabajadores del subte, permitieron comprobar que los vehículos tienen amianto. Este hecho fue reconocido por el ex presidente de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), Eduardo de Montmollin, en un reportaje a la cadena CNN. Los manuales de los vehículos describen la presencia de asbesto, algo a lo que no se prestó atención antes de la compra.

“Esos vagones habían sido adquiridos para la inauguración de las dos últimas estaciones de la línea D”, señaló David, trabajador subterráneo. El trabajador destacó que las piezas sustraídas fueron enviadas y analizadas a la Universidad del Sur, cuyos resultados indicaron una fuerte presencia de asbesto. “Después de comprobar la positividad de estos vagones, también mandamos analizar piezas de la flota vieja, de otras líneas, como son los Mitsubishi, los Nagoya de la línea C, los Fiat que estaban en la D y ahora están en la E, los General Electrics que circulaban en la E”, destacó David. Varios vehículos fueron retirados de circulación a partir de los resultados obtenidos de los análisis y, en paralelo se dio inicio a la realización de estudios clínicos a trabajadores que estuvieron expuestos al material nocivo.

Según la OMS, la inhalación de partículas de amianto que se encuentran esparcidas por el aire en espacios de producción que contienen maquinaria con asbesto, ha causado más de 100.000 víctimas fatales.

Desde la empresa Metrovías señalaron que el obrero fallecido tuvo licencia desde junio de 2020 debido a su enfermedad y que recibió asistencia de la administradora de riesgos de trabajo desde el momento en que fue diagnosticado su problema de salud.

“Las primeras denuncias las hicimos en 2018, cuando los compañeros del metro de Madrid nos advierten que estos vagones contenían asbesto”, señaló Eduardo Rossito,vocero de la agrupación gremial de los trabajadores del subte y premetro (AGTSyP). En ese año, a partir de las investigaciones clínicas, se detectó que había trabajadores en actividad con engrosamientos en la pleura generado por la exposición al asbesto. En simultáneo, se realizaron estudios a más de 1.300 obreros y obreras que pasaron por los sectores con mayor exposición al amianto.

“El amianto también se encuentra en otros sectores del subterráneo y premetro. Hay piezas con asbesto en las bombas de agua, en las escaleras mecánicas, en los tableros, en los depósitos de agua de los vestuarios”, indicó Rossito.

Los ejes del reclamo y la medida de fuerza fueron la desasbestización y el recambio de las flotas de subtes: “Lo que reclamamos es un plan integral desasbestización, para que lleguen flotas sin amianto y que se puede desasbestizar todos los sectores en los que esté el material”.

Luego de la presión de los trabajadores, se comenzaron los procesos de desasbestización con equipos de descontaminación y reemplazando a las piezas que contenían amianto. “Producto de la pandemia, las actividades de desasbestización entraron a un ritmo más lento”, señaló Rossito. Por eso desde el gremio se pide a las autoridades locales que aceleren los tiempos.

“Los casos más graves fueron en la línea B, en donde circulaban los trenes CAF, pero también, en menor cantidad, se detectaron casos en la línea C y D. En donde fue más fácil reemplazar las piezas o realizar actividades de oclusión, que consiste en forrar las piezas con otro material para que no se desprenda asbesto.”

Según la OMS, la forma para prevenir y eliminar las enfermedades relacionadas con el asbesto es reemplazar el amianto con productos más seguros y estimular su sustitución. Para eso se deben adoptar medidas para prevenir la exposición al amianto en el lugar de operación y durante la eliminación del producto. También se deben mejorar los diagnósticos tempranos, el tratamiento y la rehabilitación médica y social de las enfermedades relacionadas con este material, y  por último establecer registros de personas que están o han estado expuestas a él.

Paro subterráneo (en suspenso)

Paro subterráneo (en suspenso)

El último martes se incendió una parte de un motor correspondiente a un coche de la Línea E.

La Subsecretaría de Trabajo convocó a una audiencia para este jueves a los trabajadores del Subte y los metrodelegados suspendieron -en principio por 24 horas- el paro de todas las líneas que habían anunciado  para el 12 de septiembre. No obstnte continúan con su reclamo por la falta de boleteros en las estaciones Correo Central y Catalinas. La medida se decidió en un plenario de los gremiales llevado a cabo el martes al mediodía.

“Se acaba de prender fuego un tren en la estación Jujuy -comenzó Pablo Bagnasco, delegado de tráfico de la Línea E- así que estamos con el servicio interrumpido”. La mañana en el ramal Retiro-Virreyes fue movida. O al contrario, no tuvo movimiento. Cerca de las 9 todas las formaciones se detuvieron por un incidente en uno de los coches. “En realidad, es una parte del motor, la resistencia. No hay peligro porque se apaga al instante. Lo que queda es el humo. Por suerte sucedió en la estación”, reflexionó el metrodelegado. Hace tres semanas lo mismo había ocurrido entre las estaciones Independencia y San José, en medio de un túnel que carece de cualquier tipo de evacuación o salida de emergencia.

La Línea E es, desde la inauguración de las estaciones Correo Central, Catalinas y Retiro, la más larga de toda la red. Sin embargo, sólo posee para sus 11,9 kilómetros un total de 15 formaciones, de las cuales funcionan únicamente 11 o, a lo sumo, 12. “Por la extensión deberíamos tener 21. La Línea D es más corta y tiene 23 formaciones. Esto hace que, como mínimo, los trenes funcionen cada ocho minutos, en lugar de cada tres. Los pasajeros nos reclaman a nosotros, como si pudiéramos hacer algo”, declaró Bagnasco añadiendo que muchas veces reciben agresiones verbales por la ineficacia del servicio.

La Línea E es la más larga y tiene doce coches en funcionamiento. Debería tener 21, según los metrodelegados.

La flota está compuesta, en su mayoría, por coches General Electric que tienen entre 50 y 60 años de antigüedad y por otros Fiat, desechos de las líneas D y A. “Son trenes que terminaron su vida útil hace tiempo, según los fabricantes, por lo que las piezas se encuentran en estado de descomposición”, detalla un volante difundido por los trabajadores del Subte y el Premeto.

Aún así, no es ese el motivo principal de reclamo. En las estaciones Catalinas y Correo Central, inauguradas el pasado 3 de junio, no hay oficial permanente en las boleterías, lo que se contrapone con la normativa vigente. Un acta firmada en la Subsecretaría de Trabajo especifica que cada boletería que se habilita debe tener un mínimo de tres personas trabajando en ella. Pero en este caso no hay ninguna. Desde hace ya varios años el subte funciona con un sistema de molinetes para entrar y salir, pero eso no desmerece al personal de las boleterías que, entre otras cosas, carga la Tarjeta Sube de los pasajeros. Ahora, los trabajadores han sido cambiados por máquinas de carga automática y ven peligrar sus fuentes de trabajo. “Lo de las boleterías puede ser el inicio de una mecanización del servicio”, reflexiona Bagnasco.

El paro de cinco horas este jueves no es algo novedoso. El viernes pasado, por la tarde, también efectuaron una medida de fuerza durante cuatro horas. La semana anterior, dos horas a la mañana. El tiempo que dure la cancelación del servicio se irá incrementando conforme sigan fallando las audiencias con la empresa. “Todavía no creo que sea de todo el día, pero vamos por ese camino”, terminó Bagnasco.

Los metrodelegados exigen que se declare en emergencia a la Línea E.

Por otro lado, los reclamos incluyen también en un segundo eje las condiciones laborales y de salubridad. Está confirmado que cinco trabajadores de los talleres de la Línea B poseen infecciones en la pleura, producto del asbesto, un material cancerígeno, hoy prohibido, con el que están construidas las formaciones. El asbesto, el grafito, los ruidos, la carencia de luz solar, la falta de escaleras mecánicas y mantenimiento, la mala frecuencia del servicio, la insistencia en no comunicar los audios de demora en las estaciones y los incendios, son la cotidianeidad para los usuarios y trabajadores de la línea color violeta. Es en ese sentido que la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (Agtsyp) insta por que se declare la emergencia en la Línea E.

A las 9:20 de la mañana del martes, Metrovías comunicó que se restablece “el servicio con normalidad”. Pero bien sabemos lo que eso significa: esperar veinte minutos a que el tren haga su aparición. Por lo pronto, el próximo jueves los pasajeros deberán buscar medidas alternativas para trasladarse por la Ciudad.