«Cuando Cristina levantó la bandera del cupo fue como si se hubiera abierto el Mar Muerto»

«Cuando Cristina levantó la bandera del cupo fue como si se hubiera abierto el Mar Muerto»

Paula Arraigada en una Asamblea feminista en el año 2019

“Activista trans, peronista y feminista. Asesora parlamentaria en la Honorable Cámara de Diputados y referente del Frente de #TODOS.” Así se define Paula Arraigada en la biografía de su Instagram. Suele empezar sus días muy temprano y terminan muy tarde, la mayoría de sus reuniones toman un formato virtual, son de noche y abarcan temas diversos, no sólo las problemáticas de la población trans. Confiesa que esta nueva labor le lleva muchísimo tiempo porque el material a leer es muy denso y abundante. Cada día es un gran desafío adquirir conocimientos sobre aspectos técnicos en materia legislativa. Pero además porque, aunque la ampliación de derechos es evidente, justa y necesaria, normas como la Ley de Identidad de Género y el Decreto de Cupo Laboral Trans/Travesti no siempre se encuentran acompañadas cambios sociales inmediatos, ya que los estigmas y la discriminación siguen latentes.

 “Si te dijera que es fácil, te estaría mintiendo», reflexionó Arraigada en diálogo con ANCCOM sobre su experiencia en el campo de la política. “Primero, ¿cómo hacen política los sectores vulnerados? En segundo lugar, ¿cómo hace política una persona trans? Tercero, ¿cómo hace política una femeneidad trans?”, enumera armando una especie de mapa mental. Todo va en el mismo combo y es una experiencia de la que nadie puede salvarse en un ámbito históricamente hostil. Son situaciones desiguales de poder y complicadas “porque la política no está preparada ni pensada para que las clases populares ingresen dentro de la discusión, para las cuales el entorno académico – que es de otra clase social- si lo está. No para nosotras”, concluyó la asesora.

En su experiencia como militante hubo momentos dolorosos. Rememoró que en 2015 se encolumnó en una organización, donde empezó a notar en carne propia la doble cara política: “Una organización que levanta las banderas de Evita, pero a las clases populares las menosprecia. Recuerdo que en las primeras reuniones territoriales también me decían: “Vos no hables porque vos no sabés hablar”. Hay espacios donde persisten discursos dotados de odio y clasismo. Aunque han pasado cinco años de aquellas experiencias y todo parece estar en vías de deconstrucción, para Arraigada ese proceso no incluye a la toda política: “Yo todavía lo sigo padeciendo. Creo que es muy difícil para las clases populares sentarse en la mesa de los señores y hacer como si nada pasara, como tiene por costumbre una parte de la dirigencia política”. Para ella, los partidos son espacios donde la raíz patriarcal está presente en su origen. “Ese primer contacto que tuve -en 2015- cuando militaba orgánicamente lo puedo contar como parte de la violencia política que viven muchas compañeras, no solamente trans, sino también compañeras cis que vienen de las barriadas”. Por eso el foco está en generar nuevos espacios de inclusión porque “ya no es correcto políticamente que a nosotras nos ninguneen o que no nos dejen hablar. Necesitamos que nos dejen participar a la par, es decir, que ni los varones y mujeres cis sean un paragolpes para nuestros reclamos y para nuestras luchas, que no sean quienes quieran censurarlos”, sostuvo. En su análisis, el recinto aún no refleja representatividad de todos los sectores, todavía se puede notar la ausencia de las compañeras afro, migrantes, sordas, originarias, ciegas, que tienen un cuerpo no hegemónico, de las campesinas y de las villeras. Aun así “nos une la lucha transversal de la ausencia de derechos” y cada vez que una mujer cis o trans asume un rol suele someterse al juego patriarcal que la relega a “que estén siempre en el área de desarrollo social, el área de cuidados o violencias. Nunca vas a estar en lo que tenga que ver con lo más estructural, en pensar una política pública en cuanto a la regulación del trabajo, a la economía. Nunca en los lugares donde se disputa el poder real.”

Las luchas de Diana Sacayán, de Lohana Berkins y de tantas otras compañeras no fueron en vano, ya que marcaron el camino para que hoy exista el Decreto 721/2020 – Cupo Laboral Trans Travesti-. Para Arraigada, el objetivo es lograr que este decreto sea ley, pero la controversia está en quiénes digitarán los puestos de trabajo y para quiénes serán. “Hay muchas compañeras que resaltan la trayectoria de una organización y lo ponen como sello para decir: nosotras tenemos que estar acá y nosotras podemos decidir quiénes ocuparán esos puestos”.  Sin embargo, en los años la vida del colectivo trans no se modificó en ningún sentido y recién en 2020 se puede hablar de una posibilidad de trabajo en relación de dependencia. “El cupo tiene que ser la garantía de empleabilidad y de acceso a las oportunidades de esas compañeras que tienen grabada en su cuerpo la historia y lo que ha sido ser trans y ser travesti” porque el patriarcado intenta ocultar estos rasgos en historias detrás de un pensamiento meritocrático, y esperando a que esas trayectorias y experiencias sean muy parecidas a las de una mujer cis. “Los lugares son para las compañeras que pasan hambre, para las compañeras que no han tenido oportunidad laboral, no para romper un techo de cristal, sino para romper este piso de brea del cual muchas de ellas no pueden salir“, explicó la funcionaria.

“Nuestra batalla no termina con el cupo. Somos, además de travas, peronistas. Siempre vamos a estar militando por este afán enorme que es el que nos endilgó y machacó Evita en nuestras conciencias y corazones que es la felicidad del pueblo, así que la militancia va a ser hasta el último día que nosotras estemos vivas”, expresó Arraigada con emoción, y agregó: “Ojalá que mis compañeras también de una vez por todas empiecen a tener parte de esa felicidad que les fue negada.”

 

¿Qué soñás para el futuro?

 

– Tener días en paz, en un lugar con una huerta, animales y sentada bajo un paraíso tomando mate. Pero sobre todo contemplando todo lo que se pudo hacer.

“Dejé de ser persona y pasé a ser un virus”

“Dejé de ser persona y pasé a ser un virus”

Una pandemia, un sistema de salud sobrecargado de tareas, un Covid positivo y una odisea de un poco más de 24 horas. Carolina Dome es psicóloga y docente, además de ser una de los 27.000 argentinos contagiados del nuevo coronavirus en la Argentina. Víctima de la incertidumbre y la situación de crisis, “dejé de ser persona y pasé a ser un virus, un peligro, una prófuga potencial.” Así se describe ella en un posteo de Facebook que se hizo tan viral como el mismísimo Covid-19.

Mariano, la pareja de Carolina y trabajador de la salud, fue el primero en contagiarse. Decidió confiar en la salud pública, ya que su obra social no les brindaba información clara en torno a los testeos. Así fue como el 3 de junio esperó durante ocho horas el resultado del hisopado en una unidad febril de urgencia (UFU), una serie de containers helados, apartados de un hospital general que Carolina prefiere no identificar para evitar posibles represalias a trabajadores del sistema sanitario.

Luego del resultado, Mariano fue derivado a un hotel de CABA para iniciar el proceso de recuperación lejos de su familia, que aún no presentaba síntomas. Al día siguiente, Carolina comenzó a sentirse engripada y decidió seguir los mismos pasos que Mariano para poder confinarse juntos. Acudió al mismo hospital con su niño de casi 3 años y le permitieron -al igual que a muchas personas con hijos- volver a su casa a esperar los resultados. El positivo fue evidente para Carolina y a partir de ese momento -según el riguroso protocolo de CABA- no se le permitiría decidir  nada más, al punto de que si no se presentaba en el hospital, le advirtieron, la “vendría a buscar la policía”.

El momento de tensión hizo que la fiebre aumentara, al igual que las preocupaciones sobre en qué manos quedaría el cuidado de su hijo. El tiempo corrió lo suficientemente rápido como para que no existieran las explicaciones. “De un momento a otro se tuvo que ir llorando con el tío, que por suerte es conocido y cercano pero no pertenece a los vínculos primarios (como somos los papás, la abuela y una tía abuela)”, contó Carolina, en diálogo con ANCCOM.

Carolina Dome ya se recuperó del Covid.

Al llegar a la UFU solicitó que la derivaran al mismo hotel que su pareja -así su familia podía asistirlos fácilmente- pero la respuesta a ello fue terminante: “No podemos atender los deseos individuales de la gente”. 

Está claro que en un contexto de crisis y años de desfinanciamiento, “las instituciones se vuelven desubjetivantes; se trata a las personas muchas veces como objetos”, analiza Carolina. Esa noche le dijeron: “Andá a la guardia, seguilo a él”. Y esa persona no miró atrás ni un segundo como para darse cuenta de que su paciente se había perdido en una bifurcación de caminos del enorme patio del hospital. Ella dio un grito desesperado: “¿Dónde queda la guardia?” y nadie respondió. Caminó sin rumbo y se cruzó con un camillero que llevaba un cadáver y ahí fue cuando estallaron sus lágrimas. En esos momentos una médica apareció, le dijo “hoy pasas la noche acá” y la llevó al Área de las personas con Covid, neumonía y tuberculosis. La habitación estaba helada, le hicieron exámenes de sangre y casi como para compensar, le dieron un té con dos galletitas de agua. En esos momentos sus pensamientos solo giraban alrededor de una frase: “Así no se cura nadie”. 

Al mediodía las noticias empeoraron y contra su voluntad fue derivada a un sanatorio de su obra social. La idea de recuperarse junto a su compañero Mariano era cada vez más utópica. Confinada en una habitación sin agua y sin baño, logró tomar un paracetamol con su saliva. Esperó con mucha hambre y sin fiebre a que la doctora llegase y pudo escuchar esas palabras que tanto deseaba: “No reunís ningún criterio de internación, andate a casa”. “Esa casa de donde yo venía y de donde nunca debí haber salido,” concluye Carolina en su posteo de Facebook. 

Hoy, la protagonista de esta odisea cuenta que se siente bien, al igual que Mariano que pronto podrá volver a su hogar. Y que lo pasó como “si fuera una gripe, más leve que muchas otras que he tenido. En ese sentido es importante perder el miedo y el terror que a veces algunos medios de comunicación nos imponen o el miedo natural de las personas ante algo tan incierto. Creo que lo que más enferma aquí es la incertidumbre”.

Carolina es una de las 8.000 personas que ya se curaron del Covid 19, un virus que en todo el planeta ya mató a más de 400.000 personas y en la Argentina a 765. La voracidad del coronavirus puso al sistema sanitario -y a buena parte de su personal- en estado de estrés, tanto en el país como en el resto del mundo. Ante cualquier síntoma, los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires deben llamar a la línea 107.

Te hacen falta…hormonas

Te hacen falta…hormonas

Desde hace algunas semanas la comunidad trans se hizo eco de un rumor que rápidamente se confirmó: el faltante de tratamientos hormonales y bloqueadores de testosterona era un hecho. 

Todo comenzó con un e-mail enviado desde el Ministerio de Desarrollo Social, del cual depende la Secretaría de Salud de la Nación, explicando que una de las empresas proveedoras de la Testosterona 1% en gel -más conocida por su nombre comercial “Androlone”, del Laboratorio Beta S.A.- dejará de ser entregada en centros de salud debido a la devaluación del peso frente al dólar, ya que eso implica pérdidas a los proveedores del Estado. 

“Tienen que responder los funcionarios, la verdad es que hoy no se está repartiendo testosterona, y no hay manera de poder garantizarlo porque no apareció nadie en la licitación”, dijo la delegada de ATE de la junta interna de la Secretaría de Salud, Camila Linn. 

La lamentable etapa de la salud pública argentina, terminó de evidenciarse cuando en septiembre de 2018, el presidente Mauricio Macri degradó el Ministerio al rango de Secretaría dentro del Ministerio de Desarrollo Social. “La situación es crítica, por todo lo que viene acompañando al insumo, que son las capacitaciones, la presencia en el territorio, la planificación de políticas, la medición de lo que hacemos, y otras cosas que hoy se encuentran truncas o peor, desde que el Ministerio es Secretaría”, según Linn.

La decisión tomada por el gobierno, viola la Ley N°26.743 de Identidad de Género, la cual en su Artículo 11 obliga al Estado a “garantizar el suministro de tratamientos hormonales” y se encuentra vigente desde 2012. “Las hormonas son carísimas, yo me aplico Nebido, una vez cada tres meses y está 3000 pesos y yo sin la ley no podría comprarlas, no tendría alcance” cuenta Federico Piri, varón trans de Zona Sur. 

Las múltiples denuncias acerca del desabastecimiento dejaron en evidencia el rol ausente del Estado. La situación obligó a la comunidad trans a reorganizarse para realizar concentraciones y asambleas a lo largo y ancho del país. “Yo milito para A.T.T.T.A (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina), nos pudimos juntar entre varios compañeres trans y salimos a la calle a visibilizarnos, a contar a nuestras problemáticas”, describió Federico Piri en diálogo con ANCCOM, señalando el camión de la Asociación estacionado en Plaza de Mayo por la Marcha del Orgullo.

Actualmente hay faltantes en tratamientos de VIH y hormonas, pero también han habido faltantes de preservativos y de vacunas. “Aunque haya leyes como la ley de sida o la ley de identidad de género, lo que estamos reclamando no solo son tratamientos de hormonas, o medicamentos de VIH, estamos reclamando un Sistema de Salud”,  denunció el periodista y activista Lucas Gutiérrez, más conocido como Lucas Fauno en las redes sociales.

Uno de los reclamos a viva voz durante la Marcha del Orgullo fue acerca de que “El Estado tiene que producir de manera independiente y dejar de depender de los laboratorios privados”, expresó Mayra Francica, dirigente de la Agrupación LGBTI 1969. Si bien esto parece una alternativa viable, Camila Linn cuenta que “en general las compras son a laboratorios nacionales, pero esto no significa que sean públicas. No hay producción pública de este medicamento, pero sería interesante poder pensar la producción estatal de las hormonas y de todos los medicamentos que consideramos esenciales.

Diferentes personas que llevan adelante tratamientos hormonales se acercaron a los propios dispositivos de salud y pudieron confirmar que tanto en Gran Buenos Aires como la Ciudad de Buenos Aires se niega el acceso a la medicación. En el caso de las mujeres trans, los bloqueadores de testosterona han sido reemplazados por anticonceptivos y hasta diuréticos. Mientras que a los varones trans se encuentran totalmente despojados de la testosterona en gel o inyectable. Esto puede generar grandes consecuencias, ya que al ser un proceso biológico que se lleva a cabo a través de sustancias químicas, su interrupción provoca una gran regresión en los cambios inducidos por las hormonas, tales como la reaparición de la menstruación o una distribución diferente de la grasa. Cualquier tipo de cambio implica una gran inestabilidad emocional, debido al retraso de la transición esperada. Por eso se debe entender que “estos faltantes hablan de un Sistema de Salud en peligro. No solo de nuestras cuerpas, sino de que exigimos un sistema para todo un país”, dijo Fauno.

Las soluciones siguen sin escucharse, los efectos secundarios por la interrupción de los tratamientos comienzan a aparecer, la Secretaría de Salud sigue sin ser un Ministerio, y el Estado sigue sin garantizar la protección y los derechos de sus ciudadanos. Los entrevistados coinciden en que la única esperanza es el cambio de gobierno, pero no se puede esperar tanto cuando se trata de salud, cuerpo e identidad.

Catarsis amarilla

Catarsis amarilla

Banderas celestes y blancas cubrieron las barrancas de Belgrano al grito de #SiSePuede en la tarde del sábado 28 de septiembre. La marcha fue convocada por el presidente Mauricio Macri, quien encabezó el encuentro y dijo: “Hoy comienza la marcha del #SiSePuede. 30 días por todo el país, sabemos que un mejor país es posible y está mucho más cerca de lo que podemos ver”.

Apenas unas horas antes de las 17, se empezaron a replicar los hashtags #YoVoy y #SiSePuede en las redes sociales, al ritmo  en que los simpatizantes oficialistas iban llenando las inmediaciones del lugar emblemático: la estación elevada Belgrano C, una de las obras públicas que la gestión macrista inauguró en 2019. Para dar comienzo al acto hablaron la diputada Elisa Carrió y el candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto. Los dirigentes resaltaron que esta es una lucha por las libertades individuales y por la justicia. Pichetto sostuvo que “si gana Alberto Fernández gana Cristina, y va a gobernar ella” y la multitud estalló al grito de “delincuentes”.

A las 17.55 el Presidente arribó a la estación de tren que había sido cerrada por el operativo puesto en marcha para esperar su llegada desde Olivos en el ramal Mitre. Minutos antes subió a Twitter su foto en la formación junto a su esposa, Juliana Awada, acompañada del hashtag #YoVoy. “Empieza octubre de 2019. A los más jóvenes les quiero decir que en unos años sus hijos les van a preguntar dónde estaban y les vamos a contestar; ‘Estábamos haciendo patria’ «, dijo el Presidente para cerrar su discurso.

“A diferencia de otros espacios políticos, lo nuestro es por voluntad propia, venimos por nuestros medios. No venimos por el choripan o la gaseosa ni la bebida alcohólica”, dijo el Superintendente de Servicios de Salud de la Nación,  Sebastián Neuspiller. Varios carteles de la marcha reproducían estas concepciones: “No estoy acá por una ideología”; “No estoy acá porque me trajeron”; “No estoy acá porque me dieron algo a cambio”; “Estoy acá por mis valores y porque quiero una Argentina que progrese” y todos firmaban “#SiSePuede”. Los asistentes reconocieron no haber sido afectados mayormente por la crisis económica que se vive en el país. “A mi particularmente no me afectó la situación económica, entiendo que hay mucha gente que no la pasa tan bien, pero creo que hay que seguir aguantando y poniendo fuerza porque yapasó lo peor”, dijo Andrea Salatino de 46 años.

Al ser preguntados sobre las razones por las que asistieron a la marcha distintas personas sostuvieron que se manifestaban  porque no querían volver al pasado y porque tenían fe en laconstrucción de un país mejor. “El pañuelo del #SiSePuede es una esperanza, no es porqueme guste tanto Macri sino porque siento un desprecio profundo por el autoritarismo, porquese lo que pasó en Venezuela. No es justo vivir en un país en el que vos quieras salir y no te lo permitan”, contó Delia de 68 años, oriunda de Devoto. Y sí, en este momento de pañuelos-que marcan ideologías, el suyo era de color amarillo.

No sólo había banderas argentinas sino también algunas banderas venezolanas, de personas que emigraron a la Argentina. Es el caso de Soraida, de 25 años, quien contó a ANCCOM: “Hoy estamos en un momento clave en el cual se puede perder, porque creo que ningún país está exento de vivir lo que vive hoy Venezuela. Justamente porque se ha tratado de instaurar un modelo político como el cubano, que refleja algo transcrito de la Unión Soviética”. También sostuvo que era su responsabilidad como venezolana acompañar y contar lo que puede suceder si un “socialismo del siglo XXI” se instala en latinoamérica. El discurso se se repetía entre los manifestantes: “Si gana el Frente de Todos Argentina se convertirá en Venezuela”.

Las banderas albicelestes desconcentraron antes de las 19 por las calles de Belgrano cantando al unísono #SiSePuede. Los testimonios recogidos en la marcha dejan en claro los deseos del 32% de la sociedad que vota a Juntos por el Cambio. Los argumentos se centran en la esperanza –a pesar del presente osucuro- por un futuro de desarrollo económico, en la defensa de los derechos individuales y, sobre todo, en el desprecio por los pasados gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner.

¿Por qué pegó el #SiVosQuerés

¿Por qué pegó el #SiVosQuerés

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“Acá va a haber candombe” comentó Claudio Roggiero, un vecino jubilado que cuando vio el tumulto de gente que cada vez se acrecentaba más en el cruce de La Rioja y Caseros finalmente se unió para ser parte del flashmob realizado el viernes 6 de septiembre. Flashmob, algo así como una “multitud relámpago”, una acción organizada en la que un gran grupo de personas se reúne de repente en un lugar público, realiza algo inusual y luego se dispersa rápidamente, una especie de performance en el espacio público pero cuyos protagonistas no son artistas, necesariamente. La coreografía tuvo una duración de tres minutos, pero la viralización en las redes comenzó enseguida y aún perdura luego de haber pasado dos semanas de la primera intervención. Tras los resultados que arrojaron las PASO, el panorama electoral del país comenzó a configurarse. En la Ciudad de Buenos Aires, 286.511 son los votos que diferencian a Horacio Rodríguez Larreta de Matías Lammens, una diferencia que hasta ahora no le permite evitar el ballotage de noviembre al jefe de Gobierno porteño. Como afirmó el actual Presidente de la Nación, Mauricio Macri, “pasaron cosas”, pero también pasó la cumbia en el Abasto, en Caballito, dando un recreo a los porteños de la realidad. 

“En tiempos oscuros como estos, llevar la fiesta y el baile a la calle es un modo de compromiso político que realmente interpela a quienes todavía no definen su voto para este proceso electoral. Creemos que este tipo de organización y construcción colectiva de la sorpresa, en términos políticos, es posible. La potencia de la acción es su carácter comunitario. Su fuerza radica en no aceptar privatizaciones, ni apropiaciones, ni individuales ni colectivos particulares”, declaró uno de los activistas y organizadores de Si vos querés, el movimiento a cargo de los flashmob que invadió las 15 comunas de la Ciudad de Buenos Aires. “Más allá de la procedencia puntual de tal o cual idea, estas prácticas dan cuenta de creaciones colectivas y del carácter profundamente creativo de lo colectivo, una potencia creadora inconmensurable”, agrega Mariela Singer -Investigadora del CONICET, docente y doctoranda de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) en el Área de Cuerpo y Comunicación.

A raíz del boom transmediático, la pregunta que pregonaba era ¿quiénes lo organizaron? Candidatos, organizaciones y partidos se presentaron como respuesta pero el movimiento respondió: “Somos una aventura común. Decimos que la política no está determinada de antemano. Creemos que los algoritmos no gobiernan nuestros votos. Imaginamos una ciudad justa. Todos pueden sumarse a un ambiente festivo, sin broncas ni confrontaciones porque buscamos invitar a sumarse antes que expulsar”. 

“Iniciativas como las de Larreta ya fue se vuelven masivas o virales porque pueden conectar directamente con un hartazgo o deseo de cambio. Probablemente que en estos días la gente se reúna en las calles a hacer un flashmob sirve más para expresar esos sentimientos que la temporalidad institucional, la cual reduce la participación política al hecho electoral. Los flashmob son expresiones de una voluntad de cambio y participación política de una ciudadanía activa y una prueba de que en la comunicación política conviven, conflictiva y colaborativamente, las técnicas de sondeo de opinión pública, como el big data o las encuestas, junto a la intuición y las expresiones artísticas”, asevera Victor Taricco, consultor en comunicación institucional y política. 

Roggiero evalúa su primera experiencia en el flashmob y promete aprenderse mejor la coreografía: “No nos van a quitar la primavera”, afirma este jubilado de 69 años. La construcción de este movimiento se organiza desde una certeza: el resultado de las PASO. 

Además de presentarse como “una suerte de rezo pagano que interpela y demanda, lo hace en un tono indulgente y festivo, por lo que contiene la apelación a la voluntad y luego a la acción del otro, pero también expone la satisfacción de sostener la propia causa: te canto a vos para que orientes tu voto, pero me canto a mí y a los míos para reconocernos, fortalecernos y celebrarnos”, analiza Beatriz Sznaider, especialista en análisis social y de medios. 

La simbólica Corrientes peatonal y las quince comunas con sus esquinas emblemáticas hicieron de un escenario inimaginable una fiesta posible: miles de porteños bailando para que Larreta se vaya. “Resulta necesario, cuando estas todos los días rodeada de gente que parece que vive en otro mundo”, cuenta Gabriela Soto, una empleada bancaria de 58 años, mientras intenta acertar los pasos de baile. 

Los organizadores entienden al flashmob como un canal de resignificación de conceptos, tales como la intervención, la calle, la política y la alegría. Es por ello que puede considerarse “una estrategia ingeniosa, sustentada en un suelo de prácticas que se ha ido fortaleciendo en los últimos años, en relación con la valorización del cuerpo, desde el festejo del encuentro y del movimiento corporizado, como lógicas de resistencia”, agrega Singer.

Estas intervenciones generan una ruptura en el desarrollo cotidiano de la Ciudad de Buenos Aires. La primera acción de Si vos querés fue proyectar masivamente la consigna #MacriYaFue en 50 edificios, días antes de la PASO. El flashmob, por su parte, se presenta, según Sznaider, como “una reapropiación del espacio público, desde una lógica espectacular de lo político: quiero que me miren, soy, existo, tengo algo que decirte y no es sólo en mi nombre, sino en el de un colectivo genérico, poco marcado, pero colectivo en fin.” 

Los organizadores, después del proceso electoral del 11 de agosto, esperaban una reacción, tal cual informa una de las activistas: “Buscamos la masividad pero nos sorprendió la viralización tan rápida y auténtica que tuvo el flashmob y la canción”. Singer explica: “Es un tipo de estrategia política que actúa por contagio, por una lógica transversal y afectos impersonales que circulan entre los cuerpos, y en ese sentido es eficaz. Contagia, e interpela de otra manera, menos racional y más corporal.” La convocatoria se abrió paso con la energía y la felicidad de expresar algo distinto a aquello que parece inamovible en la Ciudad luego de 12 años de gobierno del Pro-Cambiemos, pero también desde la cohesión y la unidad. 

“Hoy vine porque pienso que hay que cambiar el signo político que nos gobierna. Necesitamos un gobierno más humanista que se fije en las necesidades de la gente y no en las bicisendas”, explica Laura Romero, una abogada de 56 años que acudió con su grupo de amigas a bailar la coreografía entre la multitud. Taricco, en su análisis, añade: “Lo qué pasó con #Larretayafue puede pensarse como un acontecimiento que abrió una nueva etapa de sentido o el convencimiento de una posibilidad: derrotar al macrismo en la Ciudad de Buenos Aires. Esa esperanza es el aporte más interesante del flashmob que es parte de una política coordinada. No hay espontaneísmo, las redes sirvieron para amplificar y convocar, pero hubo organización analógica detrás. Las redes sociales son parte del espacio público mediatizado y de un nuevo territorio para dar las disputas sobre la orientación general de la sociedad.”

La dicotomía entre organización y espontaneidad queda como un asunto del pasado. Se reclama la modificación de la situación actual a partir de un esfuerzo conjunto, “desde lo textual formal, una fórmula breve y contundente; desde lo rítmico y lo musical, una estructura acompasada y simple que impulsa, activa el movimiento. En conjunto, un efecto redundante que se termina realizando en una práctica colectiva”, aclara Sznaider. #Sivosquerés se encuentra analizando cómo continuar con las intervenciones en lo que resta de la campaña electoral en curso. En cualquier momento, volverán a sorprender.