Cada 96 horas muere una persona trans

Cada 96 horas muere una persona trans

Las mujeres trans son las más afectadas por la violencia.

El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans -creado por la Defensoría LGBT, la Federación Argentina LGBT (FALGBT) y la Defensoría del Pueblo de la Nación- publicó su informe anual 2018 sobre crímenes de odio hacia la disidencia sexual. El relevamiento muestra que las mujeres trans son las más afectadas, con 59 muertes. Sin embargo, el informe advierte que los datos recolectados muestran números muy por debajo de los reales dado que existe un subregistro al que no se accedió porque muchos casos no son denunciados o, en otros tantos, no se registra a la persona asesinada como trans porque no se respeta su identidad de género. Por otro lado, un registro que llevan adelante organizaciones sociales como Mujeres Trans Argentina  junto a personalidades como la religiosa católica Mónica Astorga Cremona,  de Neuquén, contabilizó 79 muertes de mujeres travestis y trans, también para el año pasado. Además, en lo que va de 2019, treinta son los fallecimientos: una muerte cada 96 horas. Las defunciones registradas fueron por causa de asesinatos, suicidios y travesticidios o transfemicidios sociales, siendo estos últimos los más numerosos.

“Nosotras comenzamos a seguir y a tener un registro de los transfemicidios y los travesticidios sociales. Estos son las muertes de nuestras compañeras que no terminan con un expediente o un rótulo dentro de la Justicia pero que sí dan cuenta de que vivieron en condiciones de extrema vulnerabilidad en donde el Estado no garantizó el acceso a los derechos”, explica a ANCCOM Pía Ceballos, militante trans, referente de la Multisectorial de Mujeres y parte del directorio del Observatorio de Violencia contra las Mujeres de Salta. En relación al tema, Alba Rueda, referente trans y presidenta de Mujeres Trans Argentina detalla: “El travesticidio/transfemicidio social es una cadena de violencias que se inscribe dentro de un sistema opresivo. Tiene como último eslabón la muerte de las personas trans.” La discriminación hacia las mujeres travestis y trans es iniciada desde temprana edad y es una constante a lo largo de sus vidas. La cadena comienza con la exclusión familiar, seguida del acoso escolar, el consecuente abandono de los estudios, la no inclusión laboral y el maltrato en las calles, hospitales y demás instituciones, generando un promedio de esperanza de vida de entre 35 y 40 años.

Por otro lado, los asesinatos perpetrados hacia mujeres travestis y trans presentan la especificidad de ser efectuados con especial violencia. Al respecto, el Informe destaca que se realizan con saña, odio y de manera más brutal. A su vez, estas muertes no son aisladas: se encuentran dirigidas también hacia otras personas. En este sentido, Rueda explica: “El perpetrador no sólo violenta un cuerpo trans. Estos crímenes implican un mensaje social a toda la comunidad trans.”

“El perpetrador no sólo violenta un cuerpo trans. Estos crímenes implican un mensaje social a toda la comunidad trans”, señala Rueda.

El ataque a Mirna Antonella Di Marzo, ocurrido el 21 de octubre de 2018, que terminó en su muerte tras tres meses en coma, es un caso, entre otros, que reúne los elementos que caracterizan al transfemicidio o al travesticidio. La hermana de la víctima, Janet Di Marzo, cuenta que Mirna tuvo que abandonar sus estudios luego de haber cursado medio año en el secundario. “Se cansó de la discriminación. Además, las autoridades no hacían nada”, relata a esta agencia. También recibió maltrato en hospitales. Al respecto, Janet mencionó que su hermana tuvo complicaciones luego de operarse y que en los hospitales no la querían atender. El acoso se hizo extensivo a diferentes espacios públicos por lo que cuando salía mayormente iba acompañada de algún familiar. Con respecto a la vida laboral de su hermana, Janet aclara: “No tuvo nunca un trabajo. Llegó a la prostitución, a lo que llegan todas. El año pasado empezó de nuevo el estudio porque se había cansado. Tenía promedio 10. Se enojó conmigo porque yo dejé de estudiar.” El presunto asesino, José Gustavo Gareca, se encuentra detenido con prisión preventiva, y está imputado de haber atacado a golpes a Mirna a la salida de un boliche, provocándole las lesiones que terminaron en la muerte de ella.

Para el tratamiento de estos casos, el juicio por el travesticidio de Amancay Diana Sacayán cobra una importancia sin precedentes. Con una sentencia única en Argentina, su asesinato, cometido en 2015, fue calificado como travesticidio, siendo reconocido, de esta manera, como un crimen de odio hacia su identidad de género. Al respecto, la abogada feminista y militante lesbiana Luciana Sánchez explicó la importancia del uso de los términos: “Diana había trabajado sobre la necesidad de considerar los travesticidios y transfemicidios como crímenes con una etiología particular, con algunos puntos en común con los femicidios pero también con sus diferencias. En particular, su epidemiología es diferente: la incidencia del travesticidio en la población trans supera ampliamente la incidencia del femicidio en la población de mujeres cis y trans. Por eso es importante el travesticidio como un fenómeno a ser estudiado de manera particular y no como un femicidio más.”

Sin embargo, los obstáculos legales y administrativos siguen efectuándose de manera constante contra los derechos de las personas travestis y trans. “Hablar de crímenes de odio por discriminación hacia el género en la Justicia es todavía un tema pendiente, sobre todo ante la falta de formación técnica de actores con incidencia en estos procesos. Es evidente que los agentes estatales no tienen incorporado el enfoque de derechos humanos con perspectiva en diversidad de género”, señala José Lazarte, abogado de la familia Di Marzo.

Al respecto, María Rachid, secretaria general de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, comenta: “El proyecto para una nueva Ley Antidiscriminatoria Nacional fue presentado ya hace más de diez años y representado muchas veces por parte de la Federación Argentina LGBT y otras organizaciones de la sociedad civil. De hecho tuvo varios dictámenes favorables. El último fue de la Comisión de Derechos Humanos y la Comisión de Legislación General que tuvo un dictamen de mayoría importante, casi unánime. Sin embargo, nunca llegó al recinto y creo que tiene que ver con la poca prioridad que el oficialismo le da actualmente a leyes como esta.”

En este sentido, el 10 de diciembre de 2018, la Federación presentó un proyecto de reforma al artículo 2° de la Ley Nacional de Actos Discriminatorios Penales (N° 23.592) para incluir como agravante de un delito cuando éste es cometido por odio a la orientación sexual, género, identidad de género o su expresión. A su vez,  desde 2013 se presenta cada año el proyecto de Ley contra el Acoso Escolar y varias organizaciones exigen la reglamentación inmediata de la Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans, entre otras iniciativas. Además, en muchas provincias existen aún códigos de faltas y contravenciones con figuras como “la moral y las buenas costumbres”, “el decoro” y “la decencia” que frecuentemente son utilizadas para violentar y discriminar a la comunidad travesti-trans. Por caso, desde el Observatorio de Violencia contra las Mujeres de Salta se busca presentar un proyecto de ley para derogar el artículo 114 del Código Contravencional de la provincia. Mientras tanto, referentes de la lucha por los derechos travesti-trans y familiares de las víctimas esperan que se haga justicia por los travesticidios y transfemicidios acaecidos hasta el momento, que se efectivicen políticas públicas y se modifiquen las leyes necesarias para la inclusión de la comunidad y la defensa de sus derechos.

Publicitarias con mirada de género

Publicitarias con mirada de género

Sonia Silvero, Melanie Tobal y Aranzazu Muraca posando juntas y mirando a cámara enfocadas desde arriba.

Sonia Silvero, Melanie Tobal y Aranzazu Muraca.

Cuando Melanie Tobal empezó a trabajar en su primera agencia, no se imaginó que sería la única mujer en el equipo. Casi como una señal -bastante sutil- algo le decía que la publicidad estaba hecha por y para el género masculino. Una suma de situaciones la llevaron a hacer un clic: como mujer, había visto campañas sexistas, como directora creativa le daban tareas menores y como trabajadora joven, su jefe alguna vez la presentó ante el cliente como “Melanie, la pendeja”. Ese clic fue crear una comunidad de mujeres que piense la publicidad con perspectiva de género. Así nació Publicitarias.org.

El proyecto comenzó en 2017. Ya en ese momento Melanie observaba que en otros países existían plataformas similares como Creative Equals, en Inglaterra, o Más Mujeres Creativas (MMC), en España. Estos observatorios de la publicidad ayudan a quienes trabajan en el campo a partir de analizar, criticar y educar mediante workshops y charlas. “Fue muy raro porque recibimos más apoyo de los hombres que de las mujeres”, dice y cree que esta falta de aliento en la audiencia femenina se debe al miedo de parte de las mujeres: “Es un momento que genera mucha negación, porque implica entender que estás en una posición de mucha desigualdad”.

A mediados de marzo hicieron una encuesta sobre machismo en las agencias que contó con la participación de más de 300 publicitarias de distintas áreas. Los resultados indican que un 51 por ciento de las encuestadas recibió acoso moral, es decir, fue subestimada en sus capacidades intelectuales o profesionales por varones y un 56,5 por ciento sufrió insinuaciones sexuales, en general, de colegas o superiores.

Sonia Silvero, Melanie Tobal y Aranzazu Muraca mirando a cámara.

Publicitarias.org cuestiona el rol que se le asigna a la mujer en la industria de la publicidad.

Una de las principales voces que se sumaron a Publicitarias fue la de Aránzazu Muraca, ex Directora de contenidos digitales en la agencia The Juju. Anzu, como le suelen llamar, decidió dar una charla que no se centrara en las campañas ni en comerciales machistas: “Sabiendo que la mayoría iban a ser estudiantes y chicas que están arrancando, está bueno que venga alguien del futuro y que les diga ‘bueno mirá, yo no sabía qué hacer, no sabía por dónde arrancar’ y compartir algunos aprendizajes que te inspiren o que te hagan sentir menos sola”. A esta exposición la tituló “5 formas de salirte con la tuya”.

Como una invitación, Anzu propone: “Dejá que tu laburo hable por vos. Si lo que vas a decir es inteligente, decilo. Y si no estás cien por ciento segura de que es inteligente pero te sentís en la obligación, ¡decilo igual!”. Esta filosofía fue la que decidió implementar cuando la cadena TyC Sports subió a sus redes sociales el comercial “Putin”. El spot publicado el 10 de mayo proponía demostrar que en Argentina, a diferencia de Rusia, el afecto entre hombres -abrazarse, festejar desnudos en un vestuario o besarse en público, entre otros actos- estaba bien. Lo que no contemplaba es que estaba banalizando una situación que hoy afecta a la sede del Mundial: la ley que prohíbe las relaciones homosexuales y las denuncias de persecuciones a personas de la comunidad LGBT en ese país. La respuesta de Anzu fue inmediata. Repudió en sus redes sociales el punto de vista de la marca y su mensaje se sumó al de otros miles de usuarios que criticaron la pieza. “Cuando una pieza de la dimensión de TyC Sports está causándole dolor a personas vivas, que existen, me parece que como comunicadores tenemos la responsabilidad de levantar la mano”.

El mensaje de tomar acción llegó a mujeres más jóvenes como Sonia Silvero, de 24 años, hoy productora de los eventos que realiza Publicitarias. Sonia comenzó como asistente de cuentas en la agencia Grey y llegó a la organización por un post de Facebook en el que se anunciaba una convocatoria para sumar un equipo de producción a los eventos “Entre todas”, un encuentro donde las expositoras hablan de experiencias personales -como las que contaba Anzu- o bien aportan datos para repensar la publicidad. Sonia no dudó en comunicarse. Además de ser un aprendizaje profesional, vio en la plataforma creada por Melanie “un espacio en el que podía aportar acciones reales, más allá de simples comentarios entre colegas o en redes sociales, sobre lo que pienso hoy en día de esta industria y sus falencias”.

El mes pasado el proyecto creado por Melanie fue por más: denunció a un profesor de la Universidad Nacional de la Empresa (UADE), Javier Mollo, director de cine y docente en la carrera de Publicidad. A partir del relato de una actriz de identidad reservada en el sitio “Ya no nos callamos más” se dieron a conocer episodios reiterados de insinuaciones sexuales, acoso y hostigamiento. El relato en primera persona de la protagonista del post, incentivó a otras mujeres, también ex alumnas de Mollo, a denunciar casos como el que se cuentan en este sitio. En señal de apoyo, Publicitarias subió una nota, en la que difundió los testimonios, también anónimos, de mujeres que ratificaban algunas de las situaciones del primer caso e incluso un testimonio que confirmaba abuso sexual. Al respecto, Melanie comenta: “Tenemos que perder el miedo, empezar a hablar. Logrando eso, para mí, Publicitarias ya cumplió un objetivo”.

“Yo hago lo que hacen todas las mamás: escucho”

“Yo hago lo que hacen todas las mamás: escucho”

“No es fácil que tu hijo te diga que es tu hija y salir a pelear, bancarte el barrio, a la familia, a los vecinos y que tu marido te cague a palos”, dice Gabriela Mansilla desde el living de su casa, humilde pero muy prolijo, en el conurbano bonaerense. Ya hace más de cinco años que entendió que Luana nació nena, que sus genitales no definen su identidad y que la familia debe apoyar y no reprimir. El libro “Yo nena, yo princesa”, donde Gabriela publicó las sensaciones que iba viviendo mientras la acompañaba en su transformación, pronto será llevado al cine y es hoy una referencia única para muchas madres y padres que hasta ahora no sabían qué es lo que estaba ocurriendo en sus hogares.

En tu libro decís que no habías entendido a Luana cuando empezó a manifestarse como mujer. ¿Por qué?

Obvio que no la entendía, no me voy a hacer la superhéroe. No me entraba en la cabeza.  Pensaba lo que piensa la gente común: que el gay se viste de mujer cuando se le da la gana, que son todos degenerados… A mí viene mi nene y me dice:“Soy nena”, y a mí nadie me había informado nada.  Por eso hago hincapié en la educación. Que un profesional al que te acercás te anule inmediatamente lo que estás sospechando y te aconseje que refuerces su masculinidad, te marea.  “Quedate tranquila”, te dice. Pero después vi el documental de Josie Romero, la chica transgénero estadounidense y dije : “¡Era esto!”

Y a otras madres les habrá pasado lo mismo con tu libro.

¡Claro!  Sin el libro, sin militar el tema, hubiera quedado como la noticia de un pibito que andá a saber lo que le hizo la mamá, una loca. Ahora tengo la Asociación (Infancias Libres) donde ya no lucho por mi nena, sino por los niños y las niñas, por la libertad de expresión, por amarse el cuerpo tal como es. Pretendo que se respete su identidad y el rol de género que sienten, no desde el estereotipo ni la norma. Yo armé esto por necesidad de que mi nena tenga contacto con otras nenas.  En el colectivo trans solo hay chicas grandes, y gracias a esto ahora aparecieron muchas mamás que se contactaron conmigo, y la experiencia de una ayuda a la otra. Si no, tendés a aislarte. Se acercaron veintidós familias en menos de un año, todas con nenes y nenas trans. Hace poco armamos el primer encuentro y no sabés lo que surgió de esas nenas…me la pasé llorando desde que empezó hasta que terminó. Esas nenas chiquitas, con el pelo corto que recién les empieza a crecer, abrazando a Lulú…algo nunca visto. Ninguna persona trans con la que hables se pudo encontrar con sus pares a los 4 o 5 años. Y con sus familias presentes queriéndolas. Es algo histórico. Y para las chicas, saber que la que juega con vos es igual que vos, te libera de esa sensación de soledad. Luana me decía: “¿Te imaginás todas estas nenas en mi escuela?”.

cajas con juguetes de Luana

«En mi casa yo le voy a contar a mi hija que el príncipe va a buscar a la princesa y por ahí la princesa prefiere quedarse con otra princesa, o ella rescata al príncipe, o se baja de la torre sola».

Y en la escuela, ¿cómo es el día a día de Luana?

Ella está muy bien, pero es complicado el tema. Los chicos no tienen los mambos que tenemos los grandes, pero son títeres de los padres. Y en muchos casos los alejan de Luana. “Con esa nena no te juntes porque tiene pene, es un varón, podés terminar igual que ella”. Entonces hay un nene en la escuela, por ejemplo, que no le habla.  Y la mamá no se anima ni siquiera a hablarme a mí.  Y a mi me hace mucho ruido el silencio.  Acá en el barrio también, siempre me hace mucho ruido el silencio. Con las docentes bien, pero a veces tengo que lidiar con el hecho de que necesitan tiempo. La otra vez una maestra me dice que yo también tengo que entender, que le dé tiempo para procesar esto. No tengo ganas de darles tiempo de la vida de mi hija. ¿Cómo hago, la pongo en pausa? Yo no me banco que enseñen con las láminas de los dos tipos de cuerpo, ya lo hablé, porque si no van a enseñar que el cuerpo de mi hija no es apto. Otro tema son los cuentos: que cuenten el cuentito que quieran, pero en mi casa yo le voy a contar a mi hija que el príncipe va a buscar a la princesa y por ahí la princesa prefiere quedarse con otra princesa, o ella rescata al príncipe, o se baja de la torre sola.  

¿Tu mamá te acompañó en esta lucha?

Mi mamá me acompañó y me acompaña.  Luana es cuarta generación de leonas, en esta casa.  Mi mamá me enseñó valores, me educó desde el diálogo, desde el “estoy acá para lo que sea porque te amo”. Y me mostró cómo era sacar a patadas al progenitor porque nos levantaba la mano.  Mi mamá salió de ese círculo de violencia por nosotras, sus hijas. Por salvarnos.

la mama de Luana

«Siempre me hace mucho ruido el silencio. Con las docentes bien, pero a veces tengo que lidiar con el hecho de que necesitan tiempo».

Y vos replicaste eso con el padre de Luana y Elías.

Sí. Yo tenía una relación horrible con él, era un psicópata. Sufrí mucha violencia económica. Sentía que si él se iba, se iba la leche de Elías (nota del r: el hermano mellizo de Luana), las galletitas de Luana, pero cuando vi al tipo dando botellas de cerveza contra el piso, los vidrios volando y Luanita parada ahí dije: “Listo, que se vaya, nos cagaremos de hambre”. Entonces me quedé sola con los chicos, sin apoyo económico, y tuve que empezar a hacer pizzas con mi mamá para vender en el barrio. Hubo que hacerle juicio a ese señor para que vuelva a pagar la obra social de sus hijos. El hambre que pasaron, y todo lo que les faltó, tener que mandar a Luana a cualquier hospital y que el médico me la maltrate…este tipo me va a tener que dar una explicación algún día. A mí o a ellos.

¿Es difícil lidiar con el sistema de salud en un caso así?

-Necesito que a Luana la traten como corresponde, además de la atención médica. Fuimos hace poco a una neumonóloga y la veo a Luana nerviosa, como a punto de llorar, hasta que rompió en llanto. Le pregunté qué le pasaba y me dice “¿Y si no entiende?” Antes de tener el DNI era terrible, porque no la querían atender, me decían que me había equivocado de documento, me trataban de estúpida. Tenía que explicarles que era una nena transgénero, hay una ignorancia enorme. Un día en una guardia estaba lleno de gente, y llaman a los gritos a Luana pero con nombre de varón.  Ella toda colorada en el asiento, avergonzada, hasta que un día en una situación así se levantó, golpeó con las manitos el escritorio y gritó: “¡Luana me llamo!”. Cuatro años tenía.

Luana, jugando junto a su hermano Elías.

Luana, jugando junto a su hermano Elías.

¿Por qué te interesa seguir militando alrededor de las infancias trans?

-Primero, porque no se encarga nadie. Los mismos trans que luchan por sus derechos no contemplaron a la infancia. Siguen creciendo niños y niñas de la misma manera que siempre, y recién se ponen a pelear con esto cuando tienen 17 ó 18 años. Y que aparezca una mamá que sale a exponer esto, hace que salgan muchas más.  El activismo ya no pasa por ser trans sino por ser mamá. No solo estás habilitada a luchar si sos trans. Algunos varones trans me han atacado diciéndome que yo no puedo entender esto, porque no me pasa por el cuerpo. Ellos ven una sola parte, no ven la parte de la familia, de la mamá. Yo les digo: “Entendé que no sos vos solo el que lo vive. Te pasa a vos en el cuerpo, pero transforma a toda tu familia”.

Gabriela tiene que cortar la entrevista para recorrer las diez cuadras, en su mayoría calles de tierra, que la conducen hasta la escuela donde tiene que buscar a los chicos, como todos los días.  Luana, trencitas pegadas a la cabeza, sale con una sonrisa enorme, radiante. Elías, arrastrando la mochila, serio, pensativo. A Gabriela le brillan los ojos cuando los mira, los saluda con un beso y encara otra vez para su casa, a seguir con los quehaceres del hogar: prepararles el almuerzo, ayudarlos con la tarea, barrer la tierra que las zapatillas dejaron en el piso y luchar incansablemente para que crezcan libres.  

El libro “Yo nena, yo princesa”, donde Gabriela publicó las sensaciones que iba viviendo mientras la acompañaba en su transformación, pronto será llevado al cine y es hoy una referencia única para muchas madres y padres

El libro “Yo nena, yo princesa”, donde Gabriela publicó las sensaciones que iba viviendo mientras la acompañaba en su transformación, pronto será llevado al cine y es hoy una referencia única para muchas madres y padres .

Actualizado 16/05/2017

Transgresión

Transgresión

“Todos tenemos la parte masculina y la parte femenina”, dice Naty Menstrual.
“No me siento ni mujer ni hombre”, dice Karen Bennett.
“Creo que soy un devenir”, dice Susy Shock.

Tres artistas transgresivas presentan una visión crítica y reflexiva sobre diferentes temas que nos atraviesan como sociedad: identidad, ‘ser hombre’, ‘ser mujer’, prostitución, igualdad y
transfobia, entre otros.

Karen es cantante, guitarrista y compositora, traductora de alemán e inglés. Susy canta, escribe y
es docente. Naty, también es escritora, actriz, locutora y diseñadora de indumentaria.

Acompañamos a las tres por los lugares donde fluyen y brotan sus virtudes, donde lucen sus
talentos: un recital en el bar El Viejo Buzón, el “Poemario Transpirado” en Casa Brandon, la vigilia del
último ‘Ni una menos’, un café concert en Pride Café y un día de trabajo en la feria de San Telmo.

“Diseñé una remera que dice: ser puto, ser trans, ser trava, ser torta, ser bolita, ser negro, ser
hombre: ser humano”, dice Naty.

“Siempre trato de decirles a mis amigas mujeres: ‘Dejen de ser mujeres, no seamos ni hombres,
ni mujeres’. Es la forma más grosa de romper con el modelo machista”, dice Karen.

“Ser travas es lo más maravilloso que nos puede pasar, el problema es lo que le pasa a este
mundo con esto”, dice Susy.

Desde sus experiencias personales y únicas, Naty, Karen y Susy cuentan cómo comenzaron a
dedicarse a aquello que aman hacer, cómo lograron visibilizarse tal como deseaban y con qué
dificultades se encontraron en ese camino.

Mirá el especial de ANCCOM:

 

Actulizada 02/08/2017