Messi, la alegría tercermundista

Messi, la alegría tercermundista

Se publicó “La Tercera”, un libro que cuenta la historia de cómo la Argentina y Messi ganaron la Copa del Mundo en Qatar. Con la Selección de regreso al país para festejar junto a su público, Alejandro Wall –autor del texto junto a Gastón Edul- explica detalles sobre el proceso de producción y su experiencia en ese país.

Tras vencer a Francia en los penales y obtener la presea que más deseaban Lionel Messi y sus compañeros, todos los argentinos salen a festejar en las calles. Mientras ocurre esto, ya en la madrugada de Qatar, el periodista de Tiempo Argentino y Fox Sports Alejandro Wall recibe la propuesta de Editorial Planeta: escribir un libro sobre la obtención de la nueva estrella. Así nació La Tercera.

Una vez aceptada la idea, empieza a organizar las piezas y convoca al periodista de TyC Gastón Edul, para unir sus distintas miradas en diseñar en tiempo récord una crónica que posee todos los condimentos y que incluye un poster con la Scaloneta levantando la copa. Wall cuenta detalles sobre este best seller y reflexiona sobre sus coberturas en Qatar.

¿Qué sensación te genera la repercusión que está teniendo el libro?

Muy linda, es como una especie de continuidad en la que hay muchas ganas de revivir lo que fue ese mes increíble, que la celebración y que la alegría no se terminen. Después, por supuesto, está la cuestión del objeto permanente, querer tener el libro y el póster. Me gusta mucho la masividad con la que se está leyendo y en particular lo que pasa con los más chicos. Veo que todo el tiempo nos llegan imágenes de chicos y de chicas leyéndolo, en algunos casos padres que nos cuentan que sus hijos no habían leído nunca, pero se engancharon con esto. Eso es hermoso, es una puerta abierta para otras lecturas.

¿Han recibido alguna devolución de los miembros de la Selección?

Todavía no, esperemos que les llegue pronto. Gastón (Edul) estuvo con los premios The Best y aún está de gira, ahí le llegará a algún jugador. Ojalá que lo puedan leer y les guste, ellos son los verdaderos protagonistas de todo. El libro llegará en un tiempo a Europa, donde están la mayoría de los jugadores. A partir de ahí veremos qué pasa.

En el libro destacan que Gastón tuvo una mirada “desde adentro” por estar en el campo de juego y en contacto permanente con los jugadores. ¿Qué implica tu mirada “desde afuera”?

Te permite obtener una panorámica de lo que estás viendo. Uno para acercarse a una historia también a veces tiene que alejarse, ver lo que pasa alrededor. Este fue mi tercer mundial y tuve la suerte en cada uno de poder contarlo moviéndome con mucha libertad: no estar tan atado a los entrenamientos o las conferencias de prensa, sino poder hacer mucha más calle, ir a otros partidos que me interesan y ver otras selecciones.

¿Cómo se trabajaron ambas miradas durante el proceso de producción?

Con Gastón teníamos en ese punto una situación en la que no era uno solo el que se tenía que alejar y acercar, sino que éramos los dos que estábamos en ese lugar y tratando de intercambiar todo el tiempo ideas. Hicimos un texto que era común, con lo cual unificamos las dos voces. Me acuerdo que las primeras cosas que escribimos nos plantéabamos eso: “¿Qué pasaba dentro de la cancha? ¿Y en el palco de prensa? ¿Y en Argentina?”. O sea, ir recolectando esos distintos lugares.

En los primeros capítulos cuentan que no fue el mundial de Europa ni de la cerveza, sino del Islam, y que Messi logró una “unidad tercermundista”. ¿Qué significa?

Es una idea de lo que pasó en Qatar. Europa estaba casi en pie de guerra contra ese país: sus selecciones fueron bajo protesta de algunas circunstancias y con muchos menos hinchas de los que suelen haber en otros mundiales. Si un equipo europeo jugaba contra uno de otra parte del mundo, en general eran menos los hinchas europeos que los que había en otros lados. Luego lo que empezó a pasar es que estaban los inmigrantes, los trabajadores, los que vivían en Qatar y también los que estaban en otras partes del mundo emocionados con Messi, construyendo como una especie de hinchada por fuera de los argentinos. La alegría excedió a los miles de argentinos que estaban en Qatar, o de los millones que estaban en la Argentina, y se creó un vínculo.

¿En qué sentido?

Visité un barrio en Doha, la zona industrial. No era ni de acceso ni de cercanía del turismo, estaba como por fuera de las luces de Doha. Apenas entrabas, eras un extraño en el lugar, sin embargo si decías que eras argentino, inmediatamente formabas parte de todo eso. Era muy emocionante, porque en ese barrio había posters de Messi, fotos de Maradona y camisetas argentinas por todos lados. En el centro comercial de Asian Town, un pibe me regaló un llavero de Bangladesh. Ahí te dabas cuenta que más allá de estar en partes del mundo tan disímiles culturalmente, había una conexión de pueblos que fueron en su momento colonizados y que tienen distintas historias. Por eso hablo del Tercer Mundo: con distintos asuntos en común se sienten unidos y creo que Messi lo consiguió.

En el prólogo, Ezequiel Fernández Moores señala que a la hora de escribir evitás una “mirada occidental”. Considerando eso, ¿Qatar era un lugar para temer?

No creo que las cosas sean tan blanco o negro. Al principio, recuerdo haber leído a gente decir que este mundial no podía hacerse en Qatar por distintas cuestiones. Lo que yo pienso es que si en casi poco más de tres años vamos a ir a Estados Unidos, Canadá y México, ¿vamos a ponerles la lupa como se la ponemos a Qatar? Entonces, discutimos la política internacional de Estados Unidos, sus guerras, la situación de la inmigración y de la clase trabajadora. Hay mucha hipocresía en esa mirada en la que “no, Qatar no”. Hay países que tienen sus contradicciones y muchísimas cuestiones, sus gobiernos y sus políticas ni hablar. En el caso de Qatar, me parece que quedaron expuestas algunas situaciones como la situación de los derechos humanos y sus leyes laborales. No llevar adelante una mirada occidental sobre eso, más allá de que uno la tiene porque forma parte de otra cultura distinta y sin hacer un relativismo cultural respecto de lo que pasa con la mujer y la comunidad LGBT, me parecía todo un desafío. Muchos te decían: “No vas a poder ir a ver a trabajadores” y nosotros estuvimos con el propio Ezequiel allí en el barrio de los trabajadores, hemos podido hablar con ellos. Había policías en el lugar, pero nadie nos sacó ni nos molestó para trabajar.

Pudiste trabajar tranquilamente…

En ese momento había tenido una entrevista incluso con un medio europeo que me preguntaban si me había sentido censurado en algún momento. La verdad que no sentí eso, aunque eso no significa que no haya censura para otros medios. También hay censura en países de Europa y en Estados Unidos. Igual aclaro que, también lo he contado en algunas crónicas desde allá, me parecía que por momentos Doha era una ciudad llena de vallas. Yo estaba realmente incómodo, era una ciudad muy hostil para ser peatón.

En un capítulo cuentan el FIFA Gate y los cuestionamientos a Qatar. ¿Por qué se les dedica un capítulo y qué relación tienen con la obtención de “la tercera”?

No sé si hay un vínculo, intentamos contar un contexto. No por nada, de hecho, la Selección, después de ganar la final, tuvo que salir en un micro descapotable pasando por las calles de Doha y la puerta del palacio real del Emir y Messi tuvo que vestirse con un bisht para levantar la copa. O sea, el contexto era este: vimos a la Argentina ganando en este lugar, eso lo hace interesante.

¿Cuál es la importancia del oficio del periodista deportivo en los mundiales?

Hay distintos roles que pueden tener los colegas. Con Gastón diseñamos el libro precisamente desde lugares distintos. El trabajo de él durante el mundial fue reconocido y elogiado de manera muy justa, además porque ha hecho una cobertura de la Selección Argentina con mucha precisión y trabajo, siendo muy equilibrado. En mi caso, me interesan los mundiales desde lo futbolístico, pero me interesa también poder escribir sus contextos políticos y sociales, que es un costado y es una mirada. Después están los colegas que comentan partidos y que también hacen llegar a la gente su mirada. No es fácil cubrir un mundial. No es sencillo llegar a cubrirlo obviamente, y después hacerlo cotidianamente es muy desgastante, es un trabajo de todos los días durante un mes. De hecho pensé que iba a ser imposible hacer el libro porque ya no daba más, pero evidentemente siempre tenemos un plus para dar y creo que el empujón y lo fresco de haber venido y habernos puesto a trabajar enseguida hizo que pudiéramos escribirlo.

Estados Unidos, el ganador después del FIFA-Gate

Estados Unidos, el ganador después del FIFA-Gate

Tras la detención de las máximas autoridades de la Federación Internacional de Fútbol por actos de corrupción, la principal potencia internacional avanzó en uno de los pocos campos en que había quedado relegada.

Gianni Infantino junto al jeque Khalid Bin Khalifa Bin Abdulaziz al-Thani en Doha, en marzo de 2022.

Según su página web, la FIFA existe para gobernar a las federaciones de fútbol y desarrollar el juego alrededor del mundo. Organiza el evento deportivo más importante de todos, la Copa Mundial de Fútbol. También se encarga de organizar el resto de los campeonatos de la disciplina en sus distintas categorías. Fue creada en 1904 por siete federaciones europeas con un espíritu amateur, sin dinero de por medio. Hoy en día, la FIFA agrupa 211 federaciones de distintos países: 17 naciones afiliadas más que el total que integra la ONU.

Su sede, ubicada en Zurich, es un anti-monumento a la transparencia: consta de dos pisos a la luz y cinco bajo tierra: “En nuestras reuniones la luz debe provenir de nuestros ejecutivos, no del exterior”, es una de las frases célebres de Joseph Blatter, quien fue presidente de FIFA entre 1998 y 2015. Hay inhibidores de señal y no está permitido filmar ni sacar fotos dentro del recinto. Suiza es un lugar de secreto fiscal, en donde las organizaciones pueden llevar a cabo sus negocios sin gente haciendo preguntas. Debido a su idiosincrasia liberal, el Estado no interviene. Es por eso que, junto con FIFA, otras 76 organizaciones deportivas internacionales están instaladas allí.

Para el periodista y escritor, Ariel Scher, “La FIFA es un lugar de poder, donde a nivel global, se entrecruzan las disputas del mundo empresario transnacionalizado y del envase nacional”. Distinta es su estructura interna de poder, que se rige por el Consejo de la FIFA, el principal órgano en la toma de decisiones de la organización en los intervalos del Congreso de la FIFA, que se celebra una vez por año. El Consejo está integrado por 37 miembros: un presidente, ocho vicepresidentes y 28 miembros elegidos por las Confederaciones. Gustavo Veiga, periodista y docente, caracteriza a la FIFA como un régimen presidencialista, a excepción de los periodos de participación de Julio Humberto Grondona como vicepresidente (1988-2014). “La figura de Grondona era omnipresente. Manejaba el área de finanzas y eso implica un poder, no semejante al del presidente, pero sí muy parecido. Sin Grondona, la Argentina perdió peso específico. El poder al presidente de la FIFA, se lo dan y se lo sacan las federaciones, sobre todo las más poderosas” afirma.

El principio del fin

El 2 de diciembre de 2010 fue el principio del fin para la FIFA presidida por Blatter. Ese día, en una inédita doble votación, se eligieron a Rusia y Qatar como sedes de los mundiales 2018 y 2022. Esta decisión provocó el enojo de Estados Unidos, principal candidato para 2022, y el inicio de la investigación del FBI sobre el proceso de elección. El objetivo estaba claro: descubrir quienes le habían vendido su voto a Qatar.

Para Veiga, hay un trasfondo político detrás de todo esto: ”Estados Unidos no toleró perder la sede del Mundial junto al negocio millonario que representa, y pasaron a estar bajo la mira del departamento de justicia todos los dirigentes de la FIFA”. En el documental “FIFA Gate, por el bien del fútbol” (coproducción entre la TV Pública Argentina y el canal catorce de México), el periodista estadounidense Ken Bensinger afirma que la investigación empezó en el verano de 2010, o sea seis meses antes de la votación por los mundiales. Pero también asegura que el impulso definitivo a la causa sucedió nueve meses después de la votación, cuando Estados Unidos decidió utilizar todo el peso de su aparato judicial contra la FIFA. Paralelamente, la FIFA realizó una investigación interna a cargo del fiscal de Nueva York, Michael García, que terminaría siendo ineficiente. Lo que empezó como un caso de evasión fiscal, luego se mezcló con los más altos niveles de la política internacional.

Joseph Blatter en la sede la FIFA en Zurich en 2015

El escándalo

El FIFA Gate es el mayor escándalo de corrupción en la historia del deporte. Detonó el 27 de marzo de 2015, en la víspera del 65º Congreso de la FIFA en Zurich, cuando la policía suiza, en conjunto con el FBI, ingresó al hotel Baur Au Lac y detuvo a siete dirigentes de la federación ante los ojos del mundo. La acusación de Loretta Lynch, fiscal general de Estados Unidos en aquel momento, habla de lavado de dinero y fraude electrónico. Como todas estas operaciones ilícitas habían pasado por cuentas y bancos estadounidenses, el país se adjudicó jurisdicción para intervenir.

Estados Unidos avanzó en la investigación gracias a la “colaboración” de los arrepentidos. Charles Blazer, secretario general de la CONCACAF, fue el gran delator del FIFA Gate. Grabó conversaciones con los dirigentes involucrados y le dijo todo lo que sabía al FBI a cambio de no ir a la cárcel por evasión fiscal. El argentino Alejandro Burzaco, ex CEO de Torneos, le aportó al FBI sus registros del sistema de coimas a dirigentes de la Conmebol. La justicia estadounidense utilizó en contra de la FIFA la Ley de Organizaciones Corruptas e Influenciadas por Corrupción (ley R.I.C.O.), sancionada en 1970 para luchar contra la mafia italiana en Nueva York.

¿La corrupción es solo latinoamericana?

Los 18 dirigentes de la FIFA detenidos y el resto de los involucrados en el FIFA Gate son latinoamericanos, caribeños o estadounidenses. Ningún dirigente europeo fue encarcelado por este escándalo. Resulta extraño que los miembros europeos del Consejo de la FIFA no tuvieran nada que ver, ni supieran nada acerca de lo que ocurrió en la doble votación de 2010.

“Los dirigentes encarcelados son quienes no tenían como peso propio más que su lugar en la FIFA. Los dirigentes europeos poseen representatividades del mundo político y empresarial que los protege a nivel nacional e internacional y esa trama de protección, también es una trama de poder”, dice Scher.

Joseph Blatter y el ex futbolista Michel Platini fueron investigados tiempo después por los dos millones que el suizo le habría pagado al francés, para que este no se presentara como candidato a presidente de FIFA en 2011. Ambos fueron suspendidos por FIFA, lo que le impidió a Platini reemplazar a Blatter tras su renuncia. De esta manera, las puertas de la presidencia de la FIFA se le terminarían abriendo al secretario general de la UEFA y mano derecha de Platini, Gianni Infantino.

La “nueva” vieja FIFA

Infantino asumió la presidencia en 2016: era el candidato ideal porque había quedado por fuera de las sospechas de corrupción. Sin embargo, en 2019 el fiscal Stefan Keller decidió abrir una investigación en su contra en torno a su accionar, tras encontrar “indicios de conducta criminal” en una serie de reuniones secretas que mantuvo con el fiscal Michael Lauber, quien estuvo a cargo de algunas causas surgidas tras el FIFA Gate.

La nueva FIFA se esforzó por mostrar una ruptura clara con el régimen de Blatter pero para Scher no se ve una FIFA distinta: “El modelo de organización del fútbol como espectáculo y como negocio espectacularizado es similar”. Veiga, coincide: “Sus discursos de transparencia, políticas de género y desarrollo global, son palabras que se las lleva el viento. No son más que el maquillaje para su pasado”.

En cuanto a lo primordial, su estructura de poder y el modo en que se relaciona con los Estados y las corporaciones sigue siendo la misma FIFA de antes. Veiga es contundente: “Las sospechas de corrupción no se las van a sacar por años”. La nueva FIFA se parece a la vieja, la diferencia es Estados Unidos.

 

U.S.A, mi buen amigo

En tiempos de Blatter, la principal potencia del planeta era muchas veces excluida de las decisiones de FIFA, debido a que su principal apoyo eran los países del “tercer mundo”, es decir, sobre todo Latinoamérica y África.

A diferencia de Blatter, Infantino mantiene relaciones mucho más fluidas con Estados Unidos: “La nueva FIFA se acercó mucho a Estados Unidos y el vínculo se consumó con la organización del próximo mundial. Esta fue una devolución de gentilezas de Infantino a Trump cuando estaba en el gobierno”, explica Veiga.

Las cadenas estadounidenses se quedaron con los derechos de televisión de los torneos más importantes del mundo. Por ejemplo, Fox y Turner son los dueños del fútbol argentino. Además de controlar los derechos de televisión en Latinoamérica, los fondos de inversión estadounidenses poseen la quinta parte del total de los clubes más importantes de Europa, así lo afirma el periodista Ezequiel Fernandez Moores en su documental “FIFA Gate, por el bien del fútbol”.

Por el bien del fútbol

El FIFA Gate ha marcado un cambio de era. Fue un antes y un después en el mundo del fútbol. De los 22 miembros del comité ejecutivo que votaron las sedes de Rusia y Qatar, sólo uno sigue en su cargo. Aquellos dirigentes corrompieron el negocio del fútbol para enriquecerse, dejando de lado su obligación de llevar al deporte más popular del planeta por el buen camino.

Infantino seguirá hasta 2023. Fue reelegido sin oposiciones, al igual que en su momento lo había hecho Blatter. La nueva FIFA se parece demasiado a la anterior. El problema en su estructura piramidal de poder continua. Un presidente todopoderoso, investigado por la justicia y un comité ejecutivo al que le costará mucho trabajo modificar su imagen poco transparente. La forma de relacionarse con el mundo en torno al fútbol, sigue siendo la misma.

La única diferencia es Estados Unidos. Luego de impulsar la investigación del escándalo de corrupción más importante de la historia del deporte, la potencia mundial número uno adquirió un rol mucho más activo, en uno de los pocos monopolios que le faltaba dominar. Habrá que ver si también lo hizo por el bien del fútbol.

¿La pelota no se mancha?

¿La pelota no se mancha?

Lavado de dinero, sobornos, 6500 trabajadores migrantes muertos por construir estadios de fútbol y protestas ante un sistema islámico que vulnera derechos humanos hacen que Qatar 2022 sea el más cuestionado desde Argentina 1978.

“Es un mundial que ha sido muy criticado a nivel de derechos humanos. Desde que se supo que iba a ser sede, en 2010, hasta hoy, se reconoce que murieron unos 6.500 trabajadores sin derechos ni indemnizaciones. En casi todos los países de la Península Arábiga, el régimen migratorio estipula que cuando uno va a trabajar, el que le da trabajo es el que dispone el permiso de residencia; si decide dejar el trabajo o lo echan, esa persona queda ilegal en el país, por lo cual es expulsada, no tiene ningún derecho”, explica, en diálogo con ANCCOM, el especialista en geopolítica y analista internacional Eduardo Martínez.

“A ese sistema de patrocinio de las empresas se lo denomina ‘kafala’, que en árabe significa ‘garantías’, pero en realidad los trabajadores migrantes no tienen posibilidad de reclamar unas mínimas condiciones a través de sindicatos. Trabajan bajo temperaturas de más de 50 grados durante jornadas interminables con escasas medidas de seguridad”, agrega.

La población migrante de Qatar ronda los 2,4 millones del total, estimada en 2,7 millones, y menos del 10 por ciento son qataríes. El grueso de los migrantes proviene de India, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka y Pakistán.

“Es una cultura muy cerrada, muy compleja, que tiene el índice de prosperidad per cápita más grande de la tierra, 93.500 dólares, pero que a la vez va muy atrás en lo que tiene que ver con los derechos”, sostiene Martínez.

Qatar se rige por la Sharía o Ley Islámica, un código de conducta que afecta todos los aspectos de la vida de los musulmanes. Tiene sus raíces en su libro sagrado, El Corán, y la Sunna, un conjunto de enseñanzas del profeta Mahoma. Según El Corán, todo musulmán debe imitar a Mahoma, para eso la Sunna es una guía perfecta.

“No son textos indiscutibles, están sujetos a interpretación –afirma Martínez–, dependiendo de la escuela jurídica que los descifre, la Sharía se aplicaría de una o tal manera. En Qatar no es tan estricta como en Irán”.

La homosexualidad en cualquiera de sus formas y expresiones es vista como una falta grave a la moral. La prohibición de demostraciones de afecto también alcanza a las parejas heterosexuales. La pena por incitar a la “sodomía” o “disipación” puede llegar hasta los siete años de prisión. También se prohíbe el alcohol, salvo en algunos reductos turísticos.

Desde Europa se alzaron voces de protesta contra la vulneración de derechos en Qatar. La Selección alemana, en su partido clasificatorio contra Islandia en 2021, posó con camisetas negras con una letra en blanco que formaba “human rights”, para atraer la atención ante el abuso de los derechos laborales de los trabajadores migrantes contratados para la construcción de la infraestructura del Mundial. Cinco de los jugadores de la selección pertenecen al Bayern Munich, club patrocinado por Qatar Airways.

Noruega, un día antes, había adoptado una postura similar en su partido de Eliminatorias contra Gibraltar, portando remeras con la leyenda “human rights on and off the pitch” (derechos humanos dentro y fuera del campo). “Se trata de presionar a la FIFA para que sea más directa, más firme con las autoridades de Qatar, para imponer requisitos más estrictos”, señaló el técnico noruego, Stale Solbakken, en conferencia de prensa luego del encuentro.

 

En Francia, tierra del actual campeón del mundo, municipios como París, Lille, Estrasburgo, Rodez, Burdeos y Marsella no transmitirán por pantalla gigante los partidos de su selección. “Realmente me hubiera sentido cómplice”, expresó el alcalde de Burdeos, Pierre Hurmic.

En Dinamarca, la marca deportiva Hummel presentó en septiembre pasado las camisetas que la selección danesa vestiría en el Mundial, de un solo color, roja la titular y negra la suplente. A través de la sobriedad y la ausencia de ornamentación, se trataba de protestar por la situación de los derechos humanos en el país anfitrión. Pero la FIFA se las prohibió, como así también las de entrenamiento que portaban la leyenda “derechos humanos para todos”. La Federación Danesa tuvo que acatar la decisión para evitar multas y sanciones.

“Este tipo de protestas no se han vuelto tan firmes. Las hubo más contundentes. Cuando se jugó el Mundial 1978, hubo jugadores que decidieron no participar en protesta por las violaciones a los derechos humanos por parte de la dictadura militar argentina”, recuerda Martínez. El alemán campeón del mundo en 1974, Paul Breitner, renunció a jugar e incluso acusó a la Federación Alemana de connivencia con la dictadura argentina.

Quizá el premio para la selección ganadora de Qatar 2022, 42 millones de dólares, cuatro más que los obtenidos por Francia en Rusia 2018, sea uno de los motivos por los cuales las críticas no hayan sido tan firmes.

“Qatar es un error”

“Hoy me siento qatarí, hoy me siento árabe, hoy me siento africano, hoy me siento gay, hoy me siento discapacitado, hoy me siento un trabajador migrante”, manifestó Gianni Infantino, presidente de la FIFA, en una rueda de prensa un día antes del inicio del Mundial, y acusó de hipócritas y dueños de una doble moral a quienes han criticado su accionar.

El 2 de diciembre de 2010 Qatar fue elegido como país anfitrión de la Copa del Mundo 2022 dejando atrás a Estados Unidos, Australia, Corea del Sur y Japón, entre otros. Sin tradición futbolística, una superficie reducida –sus 11.610 kilómetros de superficie son la mitad de la provincia de Tucumán– y con temperaturas por encima de los 40 grados en junio-julio, por lo que hubo que postergarlo para noviembre-diciembre.

Una investigación a cargo del exfiscal general de Estados Unidos, Michel García, detectó sobornos y lavado de dinero por la atribución de derechos de mercadotecnia y patrocinio para competiciones organizadas por la FIFA, en lo que se conoció como el “FIFA Gate”.

El entonces presidente de la FIFA, Joseph Blatter, declaró recientemente: “Para mí está claro, Qatar es un error, la elección fue mala”. Y responsabilizó al expresidente de la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA), el francés Michel Platini.

Lo cierto es que Qatar 2022 le otorgará a la FIFA un ingreso de unos 4.826 millones de dólares. Por eso, su actual presidente, Gianni Infantino, se justificó: “No dividan, el mundo ya está suficientemente dividido. Organizamos una Copa del Mundo, no una guerra”. 

Las pibas a un paso del mundial

Las pibas a un paso del mundial

Argentina vs Panamá en la clasificación al mundial, Tres jugadoras argentinas festejanLa tarde cae en Sarandí. Las banderas celestes y blancas inundan las calles que rodean al estadio Julio Humberto Grondona de Arsenal. Hay olorcito a choripán y promesa de fiesta en los tablones. Por primera vez, un partido de la Selección Argentina es libre y gratuito. Las y los hinchas que llegan con bombos y redoblantes completan la celebración. Quince mil personas cruzan los molinetes y llenan las tribunas para alentar a las jugadoras que disputan frente a Panamá un lugar en la Copa Mundial Femenina Francia 2019. Hombres, mujeres, niño y niñas. Los pañuelos verdes se mezclan con las camisetas argentinas y las vinchas. 

El equipo recorre el camino que separa al vestuario del campo de juego escuchando la tradicional “que esta barra quilombera / no te deja, no te deja de alentar”. El camino hasta el repechaje fue difícil. Años sin espacio para entrenar, viáticos miserables, nada de indumentaria ni premios, nulo apoyo oficial, pero siempre la pasión y un reclamo en alto: “¡Queremos ser escuchadas!”. Las pibas salen a la cancha y la multitud les da la bienvenida con cánticos y una suelta de globos albicelestes por el cielo de Avellaneda. Suena el himno panameño y el público responde con un aplauso respetuoso. Suena el argentino y lo corea a viva voz. La checa Jana Adamkova da el pitazo inicial y la percusión de la popular no se detendrá en los 90 minutos siguientes. Los hinchas en las gradas están encendidos, los espectadores fugaces que vuelven de sus trabajos en el tren Roca miran con curiosidad desde el terraplén del ferrocarril, el combinado nacional arranca con buen pie.

Mujer tocando el bombo en la tribuna

Las y los hinchas que llegan con bombos y redoblantes completan la celebración.

A los 10 minutos, penal para Argentina. “¡Penalazo!”, grita un plateísta. Pero la “asombrosa Bailey”, tal como la caracteriza la FIFA en su web oficial, hace valer su reciente título de Guante de Oro y ataja el disparo. Once minutos dura el mal trago hasta que Mariana Larroquette manda la pelota a la red panameña y convierte el primer gol. Cinco minutos transcurren nomás y Eliana Stabile amplía la diferencia. El estadio estalla de alegría. Las pibas dejan todo y la hinchada agradece a puro aliento.

Antes de que termine el primer tiempo, un rincón de la popular empieza a cantar “¡Aborto legal, en el hospital!” y el grito se contagia. Ya en el complemento, mientras la zaguera Aldana Cometti para cualquier intento de ofensiva panameña, Estefanía Banini despliega su calidad de juego, corre y gambetea “a lo Banini” –frente a quienes insisten en llamarla “La Messi”– y le deja servido el tercer tanto a Yamila Rodríguez, dueña de todas las pelotas paradas, que hace honor a su potente pegada.

La roja a la panameña Linedth Cedeño desnivela aún más el juego y, sobre el cierre, la referí cobra un nuevo penal para Argentina que Stábile cambia por gol. Las chicas se abrazan y festejan un triunfo adentro y fuera de la cancha. 

Arquera panameña ataja un pelotazo

La “asombrosa Bailey”, tal como la caracteriza la FIFA en su web oficial, hace valer su reciente título de Guante de Oro y ataja el disparo.

El camino al mundial no es sencillo. Tras 11 años de ausencia albiceleste, el tercer puesto en la Copa América las trajo hasta este repechaje. El próximo martes en el Estadio Rommel Fernández, en Panamá, se disputará el partido de vuelta. Será el último escalón para llegar a Francia 2019.

Islandia: el fútbol como política de Estado

Islandia: el fútbol como política de Estado

Cada cuatro años, un mes basta para convertirse en héroe o villano. Para quienes tienen poco para perder, es la mejor chance de entrar en la historia. Islandia, el primer rival de la Argentina en el Mundial de Fútbol Rusia 2018, es el participante que mejor cumple estas características.

Hasta hace algunos años, en la isla nórdica –donde vive menos gente que en Lanús o Avellaneda– sólo se hablaba de hándbol, alpinismo y tiro con rifle. Pero a partir de su desarrollo y una apuesta estatal, que se vio reflejada en los resultados, las charlas comenzaron a girar en torno al fútbol.

Con una superficie menor a la de Cuba, el doble de ovejas que de habitantes y sin una sola hormiga, uno de cada 14.000 islandeses integra su selección nacional (y eso que no restamos niños, ancianos y mujeres).

La clasificación para Rusia no es la primera sorpresa que da la escuadra europea. Hace dos años, en su primera Eurocopa, se convirtió en la Cenicienta del torneo al empatar contra Hungría y Portugal ¬luego campeón–, y eliminar a Inglaterra en octavos de final, ganándole 2 a 1.

Helen “la Vikinga” Halldorsdottir, islandesa de nacimiento, presenció aquella sorprendente actuación. Helen se fue de la isla a los 26 años, con dos hijas, y se instaló en Suecia, donde se recibió de antropóloga cultural. Allí conoció la pasión del tango que tiempo después, en 2013, la trajo a vivir a Buenos Aires. La Vikinga se transformó en la primera mujer extranjera en organizar una milonga y, más tarde, inauguró “Bien Pulenta”, la primera gayfriendly en el país. Evocando la Eurocopa 2016, afirma: “A pesar de haber perdido en cuartos de final contra Francia [el local], fue una experiencia fantástica, gente de todos lados me escribía que me habían visto en fotos con la cara pintada con la bandera de Islandia”.

El seleccionado islandés, con su plaza en Rusia, se hizo dueño del récord Guinness como el país con menos habitantes que participa de un mundial en la historia. Estos avances no son fruto de lo que Panzeri denominaría “dinámica de lo impensado”, sino más bien de lo trabajado. Klara Bjarmarz, secretaria general de la Federación Islandesa de Fútbol (KSI), le reconocía a FIFA que “estos hechos grandiosos no han ocurrido por casualidad, ni de la noche a la mañana. Los logros de Islandia son la consecuencia de una seria planificación e inversión que, en gran parte, se remontan a hace varios años. Y no queremos que se detenga aquí”.

En los últimos 15 años, la Asociación de Fútbol, con el apoyo del Estado y la FIFA, puso en marcha la construcción de canchas cubiertas con superficies de buena calidad que permitieron a los niños y adolescentes entrenar y jugar en mejores condiciones durante el crudo invierno, aunque Helen, la Vikinga, diga que en Islandia “todo se puede hacer al aire libre y durante todo el año. El tiempo no nos asusta, decimos que no hay mal tiempo sino ropa mala”, cuenta.

También hubo una inversión significativa en la formación. Todos los que desarrollan una actividad ligada al fútbol poseen una certificación otorgada por la Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (UEFA) y el país exhibe la notable cifra de un entrenador cada 825 habitantes.

Helen, quien viaja varias veces al año a la isla a visitar a su familia, asegura que “le ponen mucha energía, plata, tiempo y amor al fútbol para que salgan buenos y buenas jugadoras. Eso ha hecho que tengamos equipos tan buenos compitiendo contra países que tienen ciudades aún más grandes que toda Islandia”. También hace hincapié en el fútbol femenino, donde la inversión dio resultados antes que en el masculino pero no se visibilizó tanto y marca la diferencia con la Argentina: “En Islandia hay mucha igualdad entre los sexos, somos mucho más independientes desde pequeños y es algo que se ve en lo cotidiano, en la crianza de los hijos, en la vida social, en una charla y hasta en el fútbol”. Y agrega: “Tuvimos la primera mujer presidenta en un país democrático en 1980 y nuestra primer ministra fue la primera persona gay en un puesto tan importante”.

Antes que los varones, la selección femenina había llegado dos veces a los cuartos de final de la Eurocopa, y el año pasado disputaron la fase final continental por tercera vez consecutiva. Como si fuera poco, hace seis meses obtuvieron una sorprendente victoria ante Alemania durante la fase de clasificación para la Copa Mundial Femenina y les cortaron a las germanas (¡ocho veces campeonas de Europa!) una racha de 19 años y 63 partidos invictas en partidos clasificatorios.

Quizá el apoyo estatal al fútbol se explica porque no hay problemas sociales graves a resolver. Islandia mantiene un estado de bienestar que provee asistencia sanitaria universal y educación superior gratuita. Según la ONU, está entre los diez países más desarrollados del mundo en materia de derechos humanos. El salario medio es de 5.300 euros, el índice de precios al consumidor subió 2,4% el último año y las mujeres ocupan la mitad de las bancas en el Parlamento y puestos clave en la comunidad.

Emiliano Ortner es argentino, tiene 37 años y hace tres que vive en la isla. “Las diferencias con Argentina son abismales –señala–¬. Tenés sueldos relativamente buenos, cinco meses de vacaciones, hay más respeto al trabajador y a la familia [por ejemplo, tres meses de licencia por paternidad] y horarios menos exigentes”. Este conjunto de beneficios, para Emiliano, hace que haya “menos paranoia y uno se pueda concentrar en cosas más importantes”. Para Ortner, en Argentina, debido a la cantidad de problemas políticos que hay, “nos distraemos con temas como si sos K o anti K y nunca se discuten temas reales”. Considera que el bienestar social hace que el Estado pueda dedicar parte de su tiempo y sus recursos en la planificación y la inversión en un deporte de interés general como el fútbol.

Helen no olvida el “corralito” que padeció Islandia en 2009, del que aún quedan secuelas, pero que a pesar de eso “se vive mejor que en Argentina”. Con algo de culpa, pues destaca cuánto quiere a nuestro país, admite que lo que menos le gustó fue que, acostumbrada a que “en Islandia nos ayudamos entre todos”, en Argentina se encontró con que “todos tratan de engañar y nadie ayuda a otro que no sea un familiar o un amigo” y que “nunca la culpa es de uno mismo, sino del otro”.

Con unos 100 futbolistas profesionales y más allá de todas las inversiones realizadas, los islandeses aún no tienen muchas opciones de ver grandes espectáculos deportivos. El club más popular tiene apenas 1.700 hinchas que van a la cancha, lo mismo o menos que un equipo que milita en la C de nuestro país. Emiliano dice que “no se vive mucho fervor de domingo. Ir a ver un partido de un equipo local es una amargura –agrega– y por eso muchos apoyan a algún equipo de Inglaterra. Casi todos son hinchas del Liverpool o del Manchester United y hasta pagan paquetes de viaje carísimos para ir el fin de semana a Inglaterra a verlos”.

Esta relación con el fútbol se ve reflejada en algunos de los integrantes de la selección. Al defensor central de 30 años, Ragnar Sigurdsson, titular del equipo, no le gusta ver partidos de fútbol e incluso desconoce a muchos de los jugadores más importantes del mundo. En 2013 aseguró que no conocía al croata Mario Mandzukic, estrella de la Juventus de Italia, y sus allegados afirman que se ríe de la fama y el glamour del fútbol profesional, lo cual le permite no tener respeto ni miedo ante ningún rival.

El más veterano, el defensa Kari Arnarson, de 33 años, es sueco de nacimiento. Sin embargo, hizo sus estudios en Islandia, donde obtuvo un máster en Ciencias Empresariales con una tesis cuyo tema central era la corrupción en el fútbol inglés.

Si de técnicos curiosos hablamos, así como Bilardo hablaba con mozos y taxistas para conocer la opinión de la gente, el entrenador islandés, Heimir Hallgrimsson, antes de cada partido, suele aparecer en un bar de Reikiavik para establecer contacto con los fanáticos. Comenzó con esta costumbre en 2011, al principio eran pocos, pero ahora son cientos los que se juntan en el pub a escucharlo y ver sus videos motivacionales.

Hallgrimsson tiene 50 años y es odontólogo. “A algunos entrenadores les gusta jugar al golf en su tiempo libre y a otros pescar. Yo voy a mi consultorio dental”, comenta el técnico a la web de la FIFA. Sostiene que su profesión le resultó una herramienta muy útil a la hora de ser entrenador. “Mucha gente tiene miedo de ir al dentista, por lo que tienes que buscar la mejor forma de hablarles. Tienes que relajar a uno, ser divertido con otro, serio con el tercero, pero rápido para adaptarte a cada personalidad, ejerces de psicólogo antes que de odontólogo. Hago lo mismo con los futbolistas”.

El 8% de la población de Islandia viajó a Francia a ver el último partido de la Eurocopa el 27 de junio de 2016 y en el país se registró un 99,8% de cuota de pantalla. La euforia de esos días tuvo repercusiones nueve meses después, ya que el Hospital Universitario Landspringi de Reikiavik anunció que el fin de semana del 25 y 26 de marzo de 2017 se registró un número récord de anestesias epidurales en mujeres que dieron a luz.

Helen y Emiliano estarán atentos a lo que suceda en el debut mundialista. Ella va a alentar “obviamente por Islandia” en ese partido, pero en los demás “por Argentina”. Él va a hinchar “por Argentina, como siempre” pero reconoce que será “un partido muy especial”.

Islandia parece estar preparada para batir nuevos récords en Rusia ya que el encuentro contra Argentina se convirtió en el primer partido del mundial en agotar entradas. El próximo 16 de junio, un día antes a los festejos del Día Nacional en Islandia, la selección de Sampaoli comenzará su sueño mundialista e intentará que la fiesta de los nórdicos no sea completa. Sólo nos queda esperar que Messi y compañía consigan que Cenicienta, nueve meses después, tenga que guardar las epidurales.