«La deuda es con nosotras»

«La deuda es con nosotras»

Miles de mujeres se movilizaron en todo el país en el marco del Paro Internacional Feminista #8M para exigir al gobierno justicia con perspectiva de género frente a a un Poder Judicial patriarcal y machista, reivindicaron el pedido por la igualdad, el reconocimiento de todos los trabajos y el reclamo por salarios dignos.

A pesar de que en gran parte del país las temperaturas no cedieron y alcanzaron los 37 grados, las calles ardieron pero esta vez no por la temperatura, sino por la indignación y el pedido a viva voz de miles de mujeres que exigieron transformaciones de fondo al sistema judicial. Además se movilizaron en contra de la violencia de género, de la precariedad laboral y reclamaron por la falta de salarios dignos, en un nueva jornada de #8M. En CABA, los carteles, banderas, cánticos y las diferentes muestras artísticas y gastronómicas, también sumaron a la atmósfera que se pintó de violeta y verde.

Los diferentes colectivos, sindicatos feministas y las personas que se autoconvocaron se dieron cita en Avenida de Mayo y 9 de Julio para marchar hacia el Congreso a las 15, pero sobre las 16:30 tuvieron que desplazarse hacia las calles Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, ya que se fueron sumando miles de  personas a la manifestación.

Marisela Escalante, vocera de la organización La Poderosa, contó que llegaron a las 6 de mañana desde la Villa 31, porque buscan recaudar 500.000 firmas para poder presentar un proyecto de ley de iniciativa popular que reconozca salarios dignos para las trabajadoras de los comedores comunitarios y para organizar las distintas cooperativas autogestionadas por mujeres cabeza de familia. “Nosotras estamos hoy presentes para que se reconozca la ley por salarios dignos para las compañeras que cocinan en los comedores populares. El Gobierno sabe que los comedores existen porque aporta la comida pero no reconoce a las mujeres que trabajan en ellos”. Y cerró: “Esta iniciativa no es de ningún partido político, comedores populares hay en todo Buenos Aires y en todas las provincias, lo que queremos es que el Gobierno reconozca el derecho de las trabajadoras de cobrar un sueldo digno. Durante la pandemia las cocineras fueron las que mantuvieron a los distintos vecinos que no tenían trabajo y pasaban situaciones muy difíciles. Pedimos las garantías sociales por ley para cualquier trabajador/a”.

 Por su parte, la secretaria de Igualdad de Oportunidades y Género de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad de Argentina (ATSA) zona sur, Natalia Fernández, sostuvo que “nuestra consigna es ‘por todos los derechos, por todas la mujeres’. Venimos a reivindicar todos los derechos de las mujeres, que la paridad de género no sea solo algo impuesto por números, sino algo activo y tangible. Pedimos tener real participación en todos los ámbitos. Es la primera vez que nosotras participamos de este movimiento, pero el sindicato no se puede alejar del pedido de la sociedad que es un cambio. ATSA zona sur  es el primer sindicato en todo la Argentina que en la lista tiene paridad de género, es un paso muy importante y necesario”.

Sobre las 16, los cánticos de las estudiantes de los secundarios retumbaron en cada edificio a la altura de Santiago del Estero. Mora de 16 años, estudiante del Instituto Lomas de Zamora y miembro del comité estudiantil de género, dijo: “Creo que es importante salir a las calles y visibilizar todos nuestros reclamos, ya sea por la implementación de los derechos que ya conseguimos, como la ampliación de los que quedan por conquistar, también por las distintas violencias y femicidios. Es la primera vez que vengo y lo pude hacer con mis compañeras y es algo inolvidable, estar todas juntas y unidas en un día como hoy para hacernos escuchar es necesario y hermoso”.

Desde el colectivo Ni Una Menos, la militante Paola Roca expuso el conjunto de reclamos por los que se movilizan: “La transformación de la justicia, la ilegalidad de la deuda externa que nos empobrece a todas y todes, el acceso a la tierra y vivienda y la agenda clásica de género, en contra de las violencias, la homofobia, la transfobia, lesbofobia, etcétera. Estas son nuestras reivindicaciones a la que se le suman otras no accesorias, sino relevantes en el sentido de que el feminismo tiene algo particular para decir sobre la agenda social”.

Con un altavoz y al ritmo de las batucadas sobre la 9 de Julio se escuchó fuerte y claro a las militantes de distintas agrupaciones de izquierda sentenciar: “El gobierno de Fernández no para de chamullar/}cartelea ministerios y presupuesto real/lo escucharon en la radio,  salió por televisión/ ese 8 de noviembre diciendo que terminó/, no terminó, eso se sabe/gritemos juntas el Estado es responsable”.

Desde la provincia de Jujuy, Olga Choque de 70 años, llegó con un cartel de un metro en el que denunciaba distintas problemáticas que no son conocidas pero que aquejan a los propios. Con un vestido típico, color rosa y amarillo, y un sombrero, Choque declaró: “Soy de pueblos ancestrales milenarios, estoy tratando de visibilizar los distintos conflictos que tienen nuestras comunidades en la provincia de Jujuy, por ejemplo, el tema territorio- tierra y litio, este es uno de los motivos por los cuales el Gobernador de la provincia, Gerardo Morales, está buscando arrasar con todas la comunidades, desaparecer los pueblos ancestrales que vivieron siempre en esos lugares. Es muy grave lo que está pasando y no solo nos afecta a las mujeres sino a toda la comunidad”.

Por su parte, Daniela Ortiz Durán de 27 años, migrante colombiana en Buenos Aires hace 8 meses, expresó: “El feminismo es una fuerza que te ayuda a hacer parte de una colectividad, te enseña a reconocer y recordar que no estás sola y que haces parte de algo mucho más amplio y diverso. Mi deseo en esta oportunidad es conocer las distintas facciones y diversidad que alojan los feminismos que incluso a veces son tan contradictorios. Al ser migrante la lucha feminista ha sido un vehículo para empezar a construir vínculos nuevos y a tejer una solidaridad que se pierde en el momento de migrar y que bajo el pretexto de tener una lucha en común, se van reconstruyendo no solo esa esfera, sino las distintas esferas de la vida cotidiana”.

 

 

Ortiz destacó: “Sé que hay distintas corrientes feministas que pretenden que la demanda no se enuncie solo hacia el Estado nacional, sino que intentan ser un poco más abarcativas, es decir, saben que la lucha es aquí pero también las compañeras de Colombia, Perú, Irán y distintos lugares del mundo exigen lo mismo. Entonces, soy consciente de que esta es una lucha que excede el salir a demandar algo  al Estado que en últimas terminan siendo un ejercicio que reitera una subalternidad de las mujeres.” Y agregó: “Venimos a exigir pero también venimos a agenciar y a conocer dentro de nuestras propias posibilidades que otros colectivos hay, que están haciend ,y que ya hay mujeres haciendo cosas. Creo que va más allá de exigir al Estado o gobierno y es más de mostrarnos protagonistas y conocer qué están haciendo otras compañeras y darnos cuenta que los cambios están sucediendo y que no estamos a la espera de que pasen, si no los conseguimos”.

Al caer la tarde y ante los últimos rayos de sol, miles de personas se reunieron frente al Congreso

para dar cierre a la jornada. Magdalena Fernández Recoba, docente en una escuela de Floresta, ya un poco cansada y sentada en la vereda con un guardapolvo que en la espalda decía “La profe te cree”, habló del papel crucial que cumplen docentes en la educación y cuidado de niñas y niños y dijo: “Nosotras tenemos un espacio muy importante en las aulas y debemos estar abiertas a todo lo que nos puedan contar y tomarlo, para muchxs es el único espacio de expresión. También es muy importante que se implemente la Educación Sexual Integral ESI, que se trabaje y se cumpla en todas las escuelas, es fundamental para las infancias y adolescencias que este sea un lugar donde nos ocupemos de la ESI”.

 

Se viene el #8M

Se viene el #8M

El pasado viernes 8 de febrero se llevó a cabo la primera asamblea para organizar el #8M, cuarto Paro Feminista, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

En el encuentro con sede en la cooperativa Mutual Sentimiento y antes de que se abra la lista de oradorxs, se cedió el espacio para representantes de distintos países como Perú, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y una representante del movimiento feminista Kurdo, quienes contaron las realidades y conflictos que se están viviendo en sus territorios. También estuvieron presentes las intervenciones de las referentes de los sectores en lucha como Pilkington, Madygraf, Siam, Inti e Interpack.

“Que abra esta asamblea una identidad trans ya quiere decir algo”, fueron las primeras palabras de Paula Arraigada, militante feminista trans que encabezó la lista de oradorxs. Hizo hincapié en que “acá no sobra nadie”, citando a Nora Cortiñas y que “el feminismo popular se construye con todxs, con debates, con sororidad y sin prácticas patriarcales”, tomando clara posición frente a los movimientos TERF. Georgina Orellano, secretaria general de AMMAR, estuvo presente y también recalcó que el movimiento feminista “se construye con unidad y con todxs adentro”.

Luego tomaron la palabra María del Carmen Verdú, referente de CORREPI; María de Mujeres Originarias por el Buen Vivir y Claudia “La Negra” Albornoz del frente de género de La Garganta Poderosa. Albornoz dijo: “Las villeras estamos acá, queremos un acampe nacional y feminista que marque historia”. Estuvo presente Sandra Chagas, activista uruguaya y afrodescediente; Nina Brugo, abogada histórica feminista; entre otras.

A las 21 se dio por concluida la primera asamblea, con algunos puntos claros: el enemigo es el gobierno de Mauricio Macri que precariza las vidas de las trabajadoras, no importa el rubro al que pertenezcan; que el movimiento es inclusivo con las disidencias adentro, que hay se seguir luchando por la legalización del aborto y que el feminismo viene a cambiarlo todo.

“El feminismo es la profundización del modelo de igualdad que soñamos”

“El feminismo es la profundización del modelo de igualdad que soñamos”

Si bien en Argentina son la mitad de la población, su tasa de empleo sigue siendo más baja que la de los varones: 43,1% contra 66,3%. La Ley N° 25674, del año 2002, conocida como de “Cupo Sindical Femenino”, busca garantizar la presencia de mujeres en cargos electivos, como mínimo un 30%, y su participación en las comisiones negociadoras. Pero según un análisis reciente de organismos estatales, no hay mujeres en las comisiones directivas y solamente conducen el 18% de las secretarías, subsecretarías o prosecretarías, y de éstas el 74% serían de Igualdad, Género o Servicios Sociales de las organizaciones gremiales. El panorama es peor en la propia CGT –la única central con la que el Gobierno se sienta a discutir–, donde las mujeres representan apenas un 8%.

El último informe nacional sobre la situación de la mujer en el mundo del trabajo muestra una brecha salarial del 23,5% con los varones, que asciende a un 35% en el caso de las personas asalariadas no registradas. A esto hay que sumar el tiempo y las tareas dedicadas al hogar, no remunerados, que para las mujeres en Argentina son, en promedio, tres horas diarias más que la de los hombres. ANCCOM dialogó con Anna Jonquel, del gremio de canillitas, quien mantiene esta doble lucha tanto por sus condiciones laborales como por sus derechos de género en un rubro históricamente masculino.

Mujer amamantando a su hijo durante un manifestación.

Las asociaciones sindicales no cumplen con la Ley de Cupo Sindical Femenino que busca garantizar la presencia de mujeres en cargos electivos y su participación en las comisiones negociadoras.

Anna es universitaria, militante desde 2011 y canillita desde 2014. Hoy, junto con su cooperativa (fundada en 2001), se movilizará dentro de la Corriente Federal de los Trabajadores. “Uno de los aspectos que desarrollamos es transformar las relaciones laborales. Tenemos que trabajar de manera cooperativa ya que entendemos que es la forma de trabajo de toda actividad canillita y ámbitos de la vida”, explica.

Rememora la lucha de los canillitas luego del retorno de la democracia: “Cobramos un porcentaje de tapa. Como nos pasó a todos en el 2001, el trabajo fue flexibilizado. Nosotros pasamos del 40%, al 32% y, aunque parezca mentira, todavía aún hoy no lo pudimos recuperar”.

Anna subraya la influencia del Grupo Clarín y lo sucedido con Papel Prensa en la última dictadura cívico-militar: “Viene concentrando toda la actividad gráfica y de la comunicación y, claramente, luchar por un mayor porcentaje en estas condiciones hace que sea cada vez más complicado. Como cualquier empresa, quiere aumentar las ganancias, por lo que afectar las fuentes de trabajo es un método viable para ellos”, dice y resalta la importancia de organizarse en momentos coyunturales complejos para no sólo resistir, sino avanzar.

los brazos de una mujer tirando de una soga.

La lucha del rubro canillita por un porcentaje de tapa se dificulta por la concentración de la actividad gráfica y de la comunicación que tiene el Grupo Clarín.

Disiente con quienes ven en la tecnología la principal amenaza, sostiene que el problema central es el avasallamiento de Clarín y los puntos de venta: “Algo que no pudimos evitar fue que se vendan diarios en estaciones de servicio, farmacias y supermercados. Eso a nosotros nos mata porque perdemos clientes”. A pesar de esto, gracias a la lucha en CABA Y Gran Buenos Aires pudieron frenar la distribución de diarios por correo que quería hacer Clarín por suscripción.

El desempleo en otras áreas, según Anna, repercute en la actividad de los canillitas: “Una de las grandes dificultades que estamos teniendo ahora es que hay muchos barrios fabriles y `gracias´ al ajuste, todos los compañeros canillitas están cerrando. ¿Para qué van abrir si los trabajadores que antes pasaban por la zona a comprar el diario o la revista para el nene ya no van? El diario es uno de los consumos que se recortan”. Y denuncia que aumentar el precio del diario no es la solución, porque se pierden clientes. “Nosotros no tenemos convenio colectivo, así que no nos queda otra que salir a pelear por el porcentaje. Muchas de las distribuidoras quebraron y las compraron. La historia de AGR no está muy lejos de esto. ¿Qué es lo que sucede? Mediante los caminos de distribución, Clarín concentra y elige”.

una mujer tapandose el rostro con un pañuelo en el contexto de una movilización.

No hay un cupo de igualdad dentro del rubro de canillitas porque, al ser de herencia familiar, por lo general, son los hombres quienes toman el negocio.

Son aproximadamente 5 mil canillitas en Capital y Conurbano. Dentro de la cooperativa de Anna se organizan para hacer un recorrido semanal en donde salen hablar con sus otros compañeros. “La idea es organizar para ponerle un freno a esto. No te puedo decir ya la cantidad de compañeros que quedaron sin trabajo”, cuenta con tristeza.

En su cooperativa, solo el 8% son mujeres. “Al ser un rubro familiar que se va heredando, por lo general es el hombre el que toma el rol del negocio pero siempre con su compañera presente. Nosotros en la organización hablamos mucho, y concebimos que el feminismo es la profundización del modelo de igualdad que soñamos todos. Entendemos que no tenemos un cupo de igualdad pero en este momento nuestro eje está puesto en no dar un paso atrás. La comisión directiva puede dar decisiones orgánicas pero nosotros planteamos una centralidad dentro de la cooperativa. Todos realizamos un trabajo minucioso. La idea es construir herramientas políticas para que todos tengamos herramientas de discusión”.

mujer tapandose el rostro con una mascara y lleva colgada como una capa la bandera argentina

La movilización del 8M es fundamental para continuar deconstruyendo el machismo presente en las prácticas culturales, incluyendo la lengua.

Anna agrega que la cooperativa tiene una “pata territorial-barrial” y plantea que esos son los puntos que se deben ganar recordando las grandes huelgas del país. “Cuando vamos al barrio a bancar la olla o los abusos policiales, nos parece más que importante llevar adelante los bachilleratos populares ya que son batallas de ideas. Ahí nos damos cuenta que la presencia la tienen los hombres, porque son las compañeras mujeres las que se quedan al cuidado de los chicos, la casa y la comida. Intentamos romper justamente con eso, pero desde una manera que no vaya al choque. No podemos entrar en su casa, en su ámbito privado e imponer. La idea es compartir material y debate para la deconstrucción de todos y todas”.

Para Anna la movilización del 8M es más que fundamental para continuar deconstruyendo el machismo presente en las prácticas culturales, incluyendo la lengua. “Es lógico que reaccionemos primero con todo lo que vivimos. Nosotras vivimos doblemente la explotación como mujeres en estos contextos. Lo que vivimos para decidir parar… por favor. Y la verdad es que sin el aval de la CGT no es una batalla ganada”, resalta e insiste en que el cupo femenino no es estratégico, sino que hay que transformar los sindicatos: “Ya no podemos seguir hablando de una democracia representativa, sino una democracia participativa”, concluye.

 

“Fuertudas”

“Fuertudas”

Al unísono, cientos de miles de mujeres marcharon, cantaron, gritaron (una vez más) por sus derechos, por mayor igualdad laboral y económica,  para que el patriarcado las deje de matar, para que las dejen decidir sobre su cuerpo.

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”, una masiva  y diversa movilización, también con la participación de varones, se manifestó desde Congreso hacia Plaza de Mayo.

Correlato de lo que sucedía en más de 50 países, el #8M #NosotrasParamos expresó el hartazgo hacia la creciente violencia machista y la profunda desigualdad persistente en el ámbito doméstico, laboral, sindical y político.

Entre los reclamos incluidos en el documento leído al final, se exigió la libertad de la dirigente social Milagro Sala, detenida ilegalmente hace ya más de un año en Jujuy y cuya situación ya ha sido denunciada por organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la ONU.

“Paramos y movilizamos contra todas las violencias hacia las mujeres, paramos contra la violencia económica, los femicidios y las políticas de ajuste del gobierno macrista”, subrayó el pronunciamiento.

El #8M #NosotrasParamos expresó el hartazgo hacia la creciente violencia machista y la profunda desigualdad.

El paro internacional de mujeres no pudo escapar a la coyuntura iniciada el pasado lunes con la movilización de docentes, continuada el martes por la marcha de la Confederación General del Trabajo (CGT) y a su llamado a un paro general “sin fecha” que generó un profundo malestar en los miles de manifestantes que se habían movilizado con esa expectativa. De hecho, uno de los estribillos que más resonaba entre las mujeres que marchaban era: “Poné los huevos para el paro nacional”.

Pasado el mediodía, las columnas fueron inundando la avenida Rivadavia, nutridas  por organizaciones como Pan y Rosas del Frente de Izquierda (FIT), de La Cámpora y Nuevo Encuentro, de gremios docentes como SUTEBA  y SADOP, de SITRAJU de las judiciales, como así también agrupaciones universitarias, como SUR y FUA, y de movimientos de lesbianas, gay, transexuales y bisexuales (LGTB) y pueblos originarios, entre otros.

No obstante, también hubo una fuerte presencia de mujeres independientes que, solas o acompañadas, se sumaron al paro y movilización feminista con consignas inscriptas en carteles hechos en sus casas, o transcriptos en su cara, cuello, piernas, brazos.

“El lugar de la mujer es la revolución”, “Ni tuya ni puta”, “Vivas nos queremos”, “Ni la Iglesia, ni el Estado, yo decido”, “Patriarcado, vamos por vos!”, ”Mi cuerpo, mi territorio”, “El 8/3 paramos”, “Basta de violencia!” “Ni una sola mujer por aborto clandestino”, fueron solo algunas de las consignas que se enunciaron a lo largo de toda la tarde.

Miles de mujeres marcharon, cantaron, gritaron por sus derechos, por mayor igualdad laboral y económica, para que el patriarcado las deje de matar.

“La verdad que decidimos venir porque estamos cansadas, yo salgo por dos horas solamente en la calle, piropos, guarradas directamente, no me imagino todas esas mujeres que están todo el día en la calle trabajando, es respeto más que nada, creo que todos merecemos respeto, todo el mundo”, sostuvo Verónica, de 19 años, quien se manifestaba por primera vez, acompañada por sus amigas Milena y Aldana, de la misma edad.

En un informe realizado en el 2016, por el movimiento de Mujeres de la Matria Latinoamericana, las mujeres comienzan a sufrir acoso callejero desde los 9 años.

“Le enseño a mi hija a que nadie le pegue, que tiene derechos, a pelear por su derechos”, señaló Eugenia García, una mujer de 40 años que asistió a la marcha desde muy temprano con su hija.

“Mi  historia de vida me trajo hasta aquí”, afirmó. Su ex marido la golpeaba. “Pude terminar de estudiar y desperté”, reflexionó.

“Yo veo como cómo  a muchas de sus vecinas del barrio le pasa lo mismo. Las cagan a palos y se acostumbran por miedo”, completó en diálogo con ANCCOM.

Durante el 2016,  se registraron 327 casos de femicidios con  un promedio alarmante  de una mujer cada 30 horas, según un informe realizado por la organización Casa del Encuentro.

Con un cartel y una foto, que pedía “Justicia por Verónica”, la ex suegra Andrea Galiardi, la joven de 17 años asesinada por su novio en junio del 2015, se sumó al reclamo. “Mi hijo estuvo tres años y medio de novio con Vero pero un buen día dijeron de darse un tiempo, a los poquitos meses se fue a bailar a un boliche de San Martín y allí conoció a quien hoy es su asesino”, describió.

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“Paramos y movilizamos contra todas las violencias hacia las mujeres, paramos contra la violencia económica, los femicidios y las políticas de ajuste del gobierno macrista”.

”Salieron alrededor de tres meses y medio y él comenzó con los tratos de los benditos celos, y Verónica no quería eso para ella, entonces decidió ir a la casa, para hablar tranquila, para que cuando se vieran en la calle se saludaran y siguieran bien, pero él, lamentablemente, la estaba esperando con un cuchillo de guerra y la mató de siete puñaladas”, narró.

El asesino fue encarcelado desde el primer día, a la espera del juicio oral que se llevará a cabo este año.

La participación de las mujeres en la vida política fue otro de los reclamos. Alejandra López, secretaria general del SADOP, afirmó: “Actualmente son muchas las compañeras mujeres que militamos, que aportamos, que tenemos proyectos propios mancomunados dentro la organización sindical para pelear contra estas políticas neoliberales de ajuste”.

Pero apuntó que “sí nos debemos dar, puerta para dentro de cada organización sindical, la discusión para generar mayores lugares de participación de las mujeres. Hoy estamos en pleno proceso de cambio”.

La desigualdad en los espacios de trabajo sigue siendo profunda. Es el caso de los talleres gráficos que, según señaló a ANCCOM, Viviana Benítez, delegada gráfica, “es un gremio donde la mayor labor es masculina”. Y advirtió: “Somos muy pocas las mujeres que realizamos tarea, estamos siempre en la parte de mesa, la parte liviana”.

Apuntó, además, que en ese ámbito “el trabajo de mayor remuneración es el maquinista” y que, más allá de que la tecnología avanzó, no hay maquinista mujer. “Por más que hoy sea apretar un botón, lo aprieta un hombre, lo sigue haciendo un hombre. Peleamos por eso, porque somos compañeras, somos mujeres, hacemos las misma tarea que hacen ellos y tenemos el mismo derecho. Nosotras la queremos hacer”, subrayó.

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”.

Los bombos peronistas, las percusiones, las murgas, marcaron el pulso de los reclamos en una tarde que amenazaba por momentos lluviosa y por otras cercanas al calor de las semanas anteriores.

“Pasito para acá, pasito para allá, si nos organizamos no nos van a parar”,  cantaban y bailaban al ritmo de la canción popular de Gladys, la “Bomba Tucumana”, las mujeres organizadas del Movimiento Evita.

Dos niñas de no más de cinco años, transitaban junto a sus madres con un cartel, dibujado y coloreado por ellas, con una inscripción escrita que denotaba el espíritu de la tarde. “Fuertuda”, decía.

No hubo espacio que no fuera intervenido artísticamente. Los esténcils con la consigna “Vivas nos queremos” en medio de la Avenida 9 de Julio, las paredes con carteles en donde las personas podían completar por qué hacían el paro,  los árboles, con carteles y notas denunciando, con nombre y apellido, a hombres acusados de violación, solamente por mencionar algunos de los cientos que se fueron sucediendo.

La noche había llegado y muchas de las organizaciones que marchaban no alcanzaban a pisar las cercanías de la histórica Plaza de Mayo, absolutamente repleta, sin centímetros de sobra para ni siquiera un alfiler.

En el escenario de cierre, la periodista Liliana Daunes le puso voz al documento que consensuado con las organizaciones sociales y políticas, acompañada por más de 30 mujeres de distintos espacios,  entre ellas la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, la actriz Cristina Banegas, Ana María, la mamá de Melina Romero –la adolescente asesinada en 2014-, Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores, Vanesa Siley, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Judiciales (SITRAJU-Caba) y una de las referentes de la Corriente Federal de Trabajadores, Araceli Ferreira, diputada del Movimiento Evita, Myriam Bregman del PTS, Vilma Ripoll, del MST. 

Entre otras cuestiones, se reclamó el cese de los despidos y de la flexibilización laboral, la reincorporación inmediata de todas las despedidas, el acceso a todas las categorías en igualdad de condiciones que los varones, la implementación y ampliación en todo el país de la Ley de Cupo Laboral para personas trans y la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Algunas pantallas se detuvieron al final del día en los incidentes frente a la Catedral de Buenos Aires, donde un pequeñísimo grupo, tras el cierre del acto, comenzó a arrojar objetos e inició una fogata. Sin embargo, la historia recordará a las más de 300.000 mujeres que unidas renovaron la lucha para parir  “una sociedad nueva”.


Actualizado 09/03/2017

Derechos para todas

Derechos para todas

Corría el año 1857 cuando trabajadoras del rubro textil salieron a las calles de Nueva York en reclamo de una jornada laboral de diez horas y fueron brutalmente reprimidas por la policía. Aquel día, el calendario marcaba 8 de marzo. Pero aquella no fue la única ocasión en que se sublevaron. En marzo de 1908, miles de obreras marcharon por la misma ciudad al grito de “pan y rosas” para exigir aumento de salario y mejores condiciones laborales. Tiempo después, cientos de mujeres murieron en el trágico incendio de la fábrica textil Cotton Textile Factory, donde fueron encerradas para que no se plegaran a las huelgas. A pesar de que con el paso de los años el verdadero significado del Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue mutando, hasta convertirse en una fecha comercial en la que sólo se regalan flores y bombones, históricamente fue una jornada de lucha y movilización. Y este año no fue la excepción.

Miles de manifestantes se concentraron ayer en el Congreso para movilizarse a Plaza de Mayo, en conmemoración de las mujeres de aquellos tiempos y en reclamo de sus derechos actuales más urgentes como aumento de salario, mejoras de las condiciones laborales, el desmantelamiento de las redes de trata, mayor presupuesto para la Ley de Violencia de Género, la legalización del aborto legal, seguro y gratuito y la defensa del aborto no punible, ante la amenaza del macrismo por instalar un protocolo más restrictivo que el actual.

De a poco, fueron apareciendo las primeras organizaciones hasta cubrir toda la Avenida Rivadavia. Las banderas del Partido Obrero, Izquierda Socialista, Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Nuevo Mas, Patria Grande y Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) se desplegaron y enfilaron junto a las de sus organizaciones de mujeres: Plenario de Trabajadoras, Mujeres de Izquierda Socialista, Pan y Rosas, Las Rojas, Mala Junta y Juntas y a la Izquierda, respectivamente. Marcharon también Autodeterminación y Libertad, y las organizaciones Seamos Libres, Barrios de Pie y Frente Popular Darío Santillán. Además, marcaron presencia la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y sindicales como la CTA Autónoma, Asociación de Trabajadores del Estado (ATE),  el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (SUTEBA), la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires (AGD-UBA), la asociación docente ADEMYS y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA).

Los pañuelos blancos de las Madres de Plaza de Mayo marcharon a la par con los pañuelos verdes por el aborto libre, seguro y gratuito.

Quienes también dieron el presente en esta movilización fueron las trabajadoras ferroviarias del tren de la línea Sarmiento, integrantes del movimiento Mujer Bonita es la que Lucha. Su referente, Mónica Schlotthauer, contó a ANCCOM: “Nosotras marchamos por nuestros derechos y también nos sumamos a todos los reclamos que existen hoy, como los de las maestras que están de paro, las despedidas en el Estado, en contra del techo salarial, el impuesto al salario y la impunidad de aquellos que están matando mujeres”.

Y agregó: “Desde nuestra organización reclamamos igualdad laboral, porque siempre nos asignan las categorías más bajas. De a poco lo fuimos logrando. Ya llegamos a ser jefas de trenes y ahora nos queda una tarea pendiente que es manejarlos, y en eso estamos empecinadas”. Su compañera Melisa Santillán puntualizó: “También presentamos un proyecto para hacer un refugio para las mujeres de la línea que sufren violencia de género”.

Cerca de las 18:00, las diversas organizaciones ya estaban ordenadas para avanzar y la movilización comenzó a dar sus primeros pasos. Las remeras lilas y fucsias tiñeron la Avenida de Mayo y luego se sumaron a estos colores los de la Colectiva Lohana Berkins y la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti-Transexual, quienes irrumpieron en la marcha al canto de “trava que se organiza no recibe más palizas”. Portaban carteles que exigían el cupo laboral trans.

También había mucho verde, tan característico de los pañuelos de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Nina Brugo, una de sus referentes y abogada feminista, expresó a ANCCOM: “Las mujeres hemos conseguido empoderar de alguna manera nuestros derechos y logramos algunos avances, pero como la cultura patriarcal y las políticas públicas del Estado no nos han acompañado, suceden cuestiones muy graves como los femicidios, las muertes por abortos clandestinos y la ausencia de desmantelamiento de las redes de trata, de anticonceptivos gratuitos y de educación sexual, que es el lema de nuestra campaña. Hay un montón de derechos que tenemos que seguir conquistando”.

En esta misma línea, Laura Marrone, legisladora por el Frente de Izquierda, recordó que existe la Ley 26.488 de Protección Integral a las Mujeres, pero que carece de los fondos adecuados. En ese sentido, argumentó el reclamo por el aumento del presupuesto al 0,1% del Producto Bruto Interno (PBI). “Esto significaría este año cinco mil millones de pesos. El dinero destinado actualmente es de aproximadamente 80 millones de pesos. Con eso no se cubre nada, apenas una parte de los salarios de algunas oficinas, pero no la asistencia médica, ni los refugios, ni todo lo que implicaría una protección real”, subrayó.

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Las pancartas reflejaban variadas consignas y reclamos, desde “igual salario por igual trabajo”, “apoyo a los docentes en lucha de todo el país” y “abajo el ajuste” hasta “basta de violencia y femicidios”, “desmantelamiento de las redes de trata y explotación sexual”, “legalización del aborto y aplicación del aborto no punible”, “no al cierre de los 0800 mujer ni programas de salud sexual” y “no a la criminalización de la protesta. Abajo la ley antiterrorista y el protocolo antipiquetes”. Sin embargo, la presencia de las fuerzas de seguridad solo se tradujo en algunos policías en las esquinas y en los cruces de calles para desviar el tránsito.

Las columnas siguieron avanzando con destino a la histórica plaza. Algunos transeúntes que andaban por allí se plegaron a la movilización, mientras unas chicas marchaban sin remeras al calor del atardecer con inscripciones en su pecho y vientre: “Nada justifica un abuso”. “No me halagas, me violentas”. Miles de militantes elevaban sus banderas, y otros tantos dejaban sus voces en cantitos que hacían alusión al movimiento de mujeres: “Se cuidan, se cuidan, se cuidan los machistas, América Latina va a ser toda feminista”. O: “Si se puede, que corran nuestros trenes, de Once hasta Mercedes conducidos por mujeres”. También hubo gritos contra la Iglesia Católica por “aborto legal en el hospital”.

“Hay que salir a las calles como todos los 8 de marzo porque todavía quedan muchos derechos que alcanzar. Todos los días nos enteramos de un caso más, de mujeres que mueren sólo por el hecho de serlo, en manos de su pareja o ex, la familia o un extraño, entonces tenemos que seguir luchando. Hay que demostrarle a este gobierno que no vamos a bajar los brazos”, resumió una militante.

Lentamente comenzó a asomar la Casa Rosada en el fondo y la cabecera de la marcha ingresó de a poco a Plaza de Mayo. El acto culminó al grito de “¡viva el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras!, ¡viva nuestras luchas en todo el mundo!, ¡nos encontramos en las calles compañeras!”