Piñera entró en la curva del coronavirus a toda velocidad

Piñera entró en la curva del coronavirus a toda velocidad

En tan solo una semana, Chile pasó de 34.381 casos de covid-19 a 49.579. El coronavirus puso en jaque al sistema de salud y también a la estrategia del presidente Sebastián Piñera, quien tuvo que desinflar el pecho luego de innumerables críticas, hasta el punto de admitir que el país no estaba preparado para enfrentar la pandemia. Las deudas sociales y los reclamos habían sido postergados, pero la insuficiente ayuda estatal volvió a encender la hornalla de una olla a presión que ya estaba a punto de explotar aún antes de la aparición del virus.

Pasaron dos meses desde que la pandemia se desatara en Chile y lo sumergiera en una profunda crisis. Desde entonces el gobierno de Piñera ha tomado medidas de prevención de las que estaba orgulloso: alegaba que la clave estaba en los tests y no en el aislamiento preventivo y obligatorio. Es verdad que han hecho más de 330.000 pruebas de Covid-19, ocho veces más que las realizadas en nuestro país. Pero esto no bastó. Las falencias del gobierno quedaron expuestas y, a raíz de eso, los casos se dispararon categóricamente durante la última semana hasta tocar ayer un pico de 3.520 contagios diarios.

A la fecha del cierre de este artículo se contabilizaban 509 fallecidos. Hasta ahora, la tasa de letalidad se mantiene cerca del 1 por ciento, lo cual es bajo para la región, siendo que en Argentina es mayor al 4 por ciento. Sin embargo, las cifras chilenas se complican cuando se calcula la cantidad de muertes por millón de habitantes. Mientras que en el país trasandino superan las 27, en la Argentina ese índice por ahora es de solo 8 fallecidos por cada millón de habitantes.

Con la aceleración de los últimos días, la capacidad sanitaria está llegando a su punto de saturación. Más del 70 por ciento de las camas para unidades de cuidados intensivos del país ya están ocupadas; en la ciudad de Santiago, este número llega al 98 por ciento. Fuentes del sector salud revelaron que varios pacientes debieron ser trasladados a hospitales de otras localidades.

En diálogo con ANCCOM, Patricio Meza, que es vicepresidente del Colegio Médico de Chile, indicó que uno de los errores más graves en la gestión de la pandemia fue la postergación de medidas más estrictas. “A mediados de marzo habíamos solicitamos, junto con los alcaldes, una cuarentena más rígida, y en Santiago una cuarentena total, pero esto no fue tomado en cuenta y creemos que esa decisión influyó para que en este momento estemos frente a un potencial colapso de los centros de atención”.

Frente a este panorama Piñera tuvo que ceder ante las presiones a su gestión y accionar contra la red de salud privada, a la que intimó a duplicar su capacidad de camas de alta complejidad para el 15 de junio, porque hasta ahora había aumentado la cantidad disponible solo en un 10 por ciento. Esto es una muestra más de la perversidad de las lógicas de mercado en el cuidado de la vida.

El Presidente dejó de correr antes de llegar a la meta. “No podemos salir de la pandemia del coronavirus y caer en la pandemia del desempleo”, declaró antes de que el virus le diera una lección. Es que se enfocó en la reanudación apresurada de actividades para mover la economía y eso, en vez de generar más conciencia, confundió a la población. “En nuestro país ya estábamos hablando de un ‘retorno seguro’, de una ‘nueva normalidad’ –dijo Meza-. Algunas autoridades administrativas abrieron algunos centros comerciales. Por lo tanto, la gente pensó que ya teníamos superada la pandemia y empezó a llevar una vida muy cercana a la normal”.

Mario Aguilar, quien preside el Colegio de Profesores de Chile y también dialogó con este medio, atribuyó los errores a las reales convicciones del gobierno. “Toda esa lógica de hacer prevalecer lo económico, y más aún en una emergencia sanitaria, es bastante cuestionable –dijo-. Miraron esto con la idea de competir con otros países por ser el mejor y calcularon mal. Se dieron por ganadores cuando todavía no estaba controlada la pandemia”.

Recalculando

Para revertir esta situación se estableció desde el viernes pasado una cuarentena obligatoria para toda el área metropolitana de Santiago, que abarca al 92 por ciento de los habitantes de la ciudad, es decir 7,4 millones de personas, y será, en principio por 14 días.

“La cuarentena total se ha tomado de manera tardía. Debería haberse decretado desde el comienzo, cuando la gente aún tenía dinero en los bolsillos y no se les hacía imprescindible salir a buscar el sustento diario. Se generó un corredor de contagio desde las zonas más ricas a las más pobres, y en la actualidad el virus sigue el patrón de desigualdad socioeconómica”, le dijo a ANCCOM Guillermo Zerda, que es periodista y columnista de El Cronista Comercial desde Chile.

A pesar del fracaso en su estrategia, el gobierno no demuestra más que la misma soberbia que se veía en noviembre, cuando se desató el estallido social. El ministro de Salud, Jaime Mañalich, culpó a los ciudadanos y los tildó de irresponsables. Además, agregó que es difícil que “la gente confíe en lo que el Estado le dice como conducta correcta [porque hay] una falta de confianza recíproca”, lo cual es llamativo para un gobierno democrático en funciones. “En nuestro país, cuando sucede algo relacionado a la pandemia, si es positivo, si hay una cifra auspiciosa, el ministro se atribuye todos los méritos –explicó el doctor Meza-. Pero cuando las cosas no funcionan bien, no asumen que hubo ningún error y tienden a culpar a terceras personas”.

Aguilar desmintió los dichos del ministro: “La gente, en su mayoría ha respondido –destacó-. Los irresponsables son los menos, pero a esos les dan mucho bombo mediático; yo creo que es menos del 10 por ciento, pero con eso tratan de desviar la atención de las grandes responsabilidades del gobierno. Ellos fueron los que dieron la señal de que había que relajarse”.

El ministro de Salud, cual caballo de carreras, se calzó las anteojeras y comenzó a trotar hacia adelante mientras muchos dirigentes le pedían un cambio de rumbo, sin ser escuchados. Meza, como miembro del Colegio Médico que integra la mesa social, sostuvo que “cuando las sugerencias de los grupos de apoyo no coinciden con lo que quiere hacer el gobierno, ellos son ignorados y no considerados para tomar las decisiones”. Hasta la semana pasada, el gobierno había apostado a una estrategia de “cuarentenas dinámicas»: sólo se habían decretado confinamientos obligatorios intermitentemente en algunas comunas -distritos- del país, donde los focos infecciosos eran mayores. Según planteaban, era “insensato e innecesario” decretar cuarentenas totales.

Caída libre

La economía es otra cara de la crisis. Según informó el instituto Nacional de Estadísticas, el desempleo ya aumentó uno por ciento interanual durante el primer trimestre del año, y eso no llega a reflejar las cifras generadas por el aislamiento social. A diferencia de Argentina, Chile sólo prohibió los despidos en caso de “fuerza mayor” –que el motivo sea la pandemia-. “El proyecto de ‘Protección al Empleo’, permitía, entre otras cosas, la flexibilización laboral a favor de los empleadores, para que los trabajadores no perdieran su sueldo. Se habilitó la suspensión de contratos hasta nuevo aviso y achicar sueldos, según se redujera la jornada de trabajo”, explicó Zerda. Así, los trabajadores pasaron a “pagarse” su propio sueldo, mediante la utilización de un seguro de “cesantía”, dinero que proviene de 1/3 de sus aportes.

Para los más vulnerables, el Poder Legislativo impulsó una ley para un “Ingreso Familiar de Emergencia”. Se trata de un bono por tres meses de 65.000 pesos chilenos -5.000 argentinos- el primer mes, 55.000 el segundo y 45.000 el tercero. “La oposición no aprobó este proyecto porque considera que el país tiene recursos suficientes para brindar una ayuda más sustancial. Pero finalmente la ley se aprobó”, completó Zerda.

“Lo que se está haciendo es totalmente insuficiente y además el esfuerzo sigue siendo con recursos de todos nosotros y no del poder económico”, añadió Aguilar. En vez de distribuir los ingresos que ya tiene el país, el Banco Central de Chile fue en busca de auxilio al FMI, por una línea de créditos flexibles de 23.800 millones de dólares para enfrentar la crisis. “No queda claro con qué objetivo fueron a pedirle dinero al FMI –subrayó Aguilar-. Nosotros creemos que no corresponde, porque sigue siendo deuda pública y no toca los intereses de los grandes grupos económicos”.

El coronavirus no parece disiparse y la caída libre de las economías, tampoco. El FMI proyectó una contracción del PBI chileno de un 4,5 por ciento para este año y un 3 por ciento mundial. Esto, en un contexto con posibilidades de empeorar.

En el reino del revés

Chile parece volar por los aires desde octubre del año pasado, cuando las deudas sociales pendientes llevaron a la sociedad a manifestarse en las calles. La impericia del piñerismo agitó aún más a las masas y se desató una escalada de violencia que concluyó con una respuesta represiva de las fuerzas de seguridad, varios muertos y más de 400 personas con perdigones en los ojos. La clase política dormía mientras Chile despertaba. Como resultado del reclamo popular, en abril se iba a celebrar un plebiscito -ahora fijado para el 25 de octubre- en el que la ciudadanía iba a decidir la modalidad de la reforma de la Constitución, intacta en su esencia desde la dictadura de Pinochet.

Curiosamente, esta crisis fue una oportunidad para Piñera. Cual felino en plena caza, debió esperar el momento justo para legitimar las medidas que lo habían enfrentado al pueblo tan solo medio año atrás. Con la llegada del coronavirus logró limitar libertades individuales, llenar las calles de militares, flexibilizar el trabajo y mantener el status quo. El 18 de marzo decretó el “estado de excepción constitucional de catástrofe” por 90 días, lo que le permitió limitar derechos y garantías, como el libre tránsito y las reuniones. Al igual que el año pasado, estableció un toque de queda que rige de las 22 a las 5 de la mañana. “Este estado de catástrofe permite una valiosa y necesaria colaboración de las Fuerzas Armadas para enfrentar mejor esta pandemia», dijo triunfante.

“Los temas del estallido social que habían convulsionado al país siguen vigentes –sostuvo Aguilar-. Hoy día el movimiento social está replegado porque hay una situación de emergencia sanitaria. Pero la gente está muy consciente de lo pendiente, de que acá los cambios que se demandan no se han producido ni cercanamente y también del aprovechamiento que el gobierno quiere hacer de esta crisis para recuperar el poder”.

Sólo será cuestión de tiempo para que la gente le tenga más miedo a la falta de dinero, trabajo y comida que a la misma pandemia, ante un Estado que no que no puede garantizar ni siquiera condiciones de supervivencia. Ya durante el comienzo de esta semana pobladores de barrios populares de Santiago rompieron la cuarentena para denunciar el hambre que están pasando y exigir más medidas asistenciales. Hubo protestas, saqueos y enfrentamientos con los carabineros, quienes reprimieron como de costumbre. Claudia Pizarro, alcaldesa de La Pintana, declaró ante Radio Cooperativa que «la gente ya no da más, es el hambre o la enfermedad». Si bien anunciaron la entrega de 2,5 millones de canastas de alimentos y elementos de limpieza, por ahora muchas mesas siguen vacías.

El coronavirus logró en Chile una postal impensada, con la gente “encarcelada” mientras Sebastián Piñera pasea impunemente por las calles, sacándose fotos frente al monumento a Baquedano, que supo ser el epicentro de las protestas. Aunque artísticamente esto se parezca más a un cuento de terror, bien podría formar parte de una de las estrofas de “El Reino del Revés”, la famosa canción infantil de María Elena Walsh.

El rumbo necropolítico de Bolsonaro

El rumbo necropolítico de Bolsonaro

Brasil transmite desesperanza. Es el país más grande de la región y también el más afectado. Lula Da Silva manifestó hoy en twitter lo que debería decirse en las calles: “Bolsonaro se parece al capitán del Titanic. El barco se estaba hundiendo y continuó fingiendo que no estaba pasando nada. El país está a la deriva. Un barco sin rumbo”.

Desde que se confirmó el primer caso a fines de febrero, el número de infectados creció exponencialmente. En las últimas 24 horas murieron más de 200 personas. Oficialmente tiene 28.320 contagiados de coronavirus y 1.736 muertes. Mientras tanto, Jair Bolsonaro se tomó muy en serio su slogan electoral de “dios por encima de todo”, porque no asumió ninguna responsabilidad de los efectos de la pandemia en su país.

Aunque el total de víctimas represente número escalofriante, estas cifras podrían ser optimistas. “Hay una discrepancia escandalosa entre los datos oficiales y lo que sería el verdadero número que, acorde a instituciones de investigación de salud y a hospitales de primera línea, sería de quince veces más. De ser así habría alrededor de 400 mil contaminados y más de 24 mil muertos. En la comunidad científica está la certeza de que esto será una catástrofe de dimensiones inéditas. Esta es parte de la visión de Eric Nepomuceno, autor, periodista y traductor brasileño, que gentilmente habló con ANCCOM.

Estas palabras difieren considerablemente con las del gobierno de turno. “En mi caso particular, en el caso de ser contaminado por el virus, no necesitaría preocuparme. No sentiría nada, o a lo sumo sería una gripecita o un resfriadito”. El presidente brasilero se manifestó públicamente y en repetidas ocasiones en contra de las recomendaciones de la OMS. “El brasileño no se contagia. Se lo puede ver saltar a una alcantarilla, bucear y nunca le pasa nada”, decía. Estas declaraciones muestran su ferviente negacionismo. Rafael Dias, psicólogo, profesor de la Universidad Federal de Fluminense y coordinador del Observatorio de Derechos Humanos del Sur de Fluminense, colaboró con este medio para dar más luz a esta situación. Él considera que el primer mandatario está exponiendo a toda la población. “Sus declaraciones y actos son un enfrentamiento permanente con los derechos humanos y la salud mental de los brasileños. Lo que está sucediendo en Brasil es el proyecto de necropolítica. En este contexto, mantener el aislamiento social es un acto de desobediencia civil”.

La falta de un liderazgo sensato desde Brasilia provocó intensas batallas políticas en el contexto menos indicado, y ahora el poder presidencial pende de un hilo. “Fueron los gobernadores los que llenaron el vacío político. Ellos comenzaron a tomar medidas sanitarias de acuerdo con la situación e incluso coordinaron acciones para tener respiradores y equipos de protección para profesionales de la salud. Gracias a su accionar se logró evitar el colapso de los sistemas de salud”, agregó Dias. Ante la inacción federal, los jefes de cada estado brasilero tuvieron que determinar medidas preventivas y cuarentenas por su cuenta.

La crisis no tardó en llegar al seno del gabinete. La imbecilidad del primer mandatario lo llevó a distanciarse de su propio ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien hasta hace unas horas seguía en el cargo porque así lo quiso la cúpula militar que rodea al presidente, tras varios días de especulaciones sobre su continuidad; el propio Mandetta, según trascendió, consideraba que era imposible trabajar con Bolsonaro, porque acordaban una cosa y luego el presidente hacía otra, opuesta. Al cierre de esta nota, el presidente despidió al ministro. El general del Ejército Walter Braga Netto, Jefe de la Casa Civil, ganó influencia y está poniendo “orden en la casa”. Los militares tratan de contener las iniciativas absurdas y demenciales de Bolsonaro -explicó Nepomuceno-. Más allá de esto, no debe olvidarse que los generales de los que hablamos son reaccionarios de la peor especie, y temen un giro hacia el autogolpe. Pese a esto, por ahora no hay clima ni espacio para un juicio político”.

En el medio de la politiquería está el pueblo, confundido por los múltiples discursos que plantean la falsa dicotomía entre morir enfermo o morir de hambre. Eloa Lemos, estudiante que vive en Río de Janeiro donde cumple con su cuarentena, sufre en carne propia la locura que se está viviendo y teme por las futuras consecuencias. “Bolsonaro es el mayor responsable de la crisis que estamos atravesando, pero por suerte, mucha gente que antes lo apoyaba dejó de hacerlo”, dijo.

Nepomuceno advirtió que “Bolsonaro camina velozmente rumbo a un aislamiento que lo dejará con el respaldo resumido a sus seguidores más fanáticos. Pero ojo: en este momento, eso significa un 20 a 30 por ciento de la opinión pública”.

Esa porción del electorado parecería ser suficiente como para marchar y generar disturbios, mientras el presidente rompe su cuarentena para sacarse fotos.  Del otro lado responden desde las casas, caceroleando.

Mientras tanto, los médicos arriesgan su vida para salvar las de otros. ANCCOM se contactó con un médico residente del Hospital de Pronto Atendimiento Da Gloria, que prefirió no identificarse y denuncia la falta de protección del personal. “A pesar de que se han construido hospitales de campaña, todavía no hay insumos suficientes para la seguridad de los profesionales de la salud. Solo los pacientes hospitalizados y los profesionales de la salud son testeados, debido a la cantidad escasa de pruebas disponibles.”

Sin embargo, los recursos están siendo destinados a la producción de cloroquina e hidroxicloroquina, drogas que no fueron autorizadas por la OMS. Éstas fueron utilizadas para pruebas piloto, que dejaron un saldo de 11 pacientes muertos. “Que el laboratorio del Ejército produzca dos millones de comprimidos de inmediato es algo demencial. Si Bolsonaro antes seguía paso a paso los movimientos de su ídolo Donald Trump, ahora logró superarlo en términos de estupidez suprema”, aclaró Nepomuceno.

El presidente está muy alejado de la realidad. Por más que manifieste que impulsará la economía, los pronósticos no son nada favorables. El FMI prevé una caída de más del 5% para este año. Por más que envíe a la gente a trabajar, el número de desempleados es cada vez mayor. Menos mal que por lo menos el Congreso se preocupó por brindar una ayuda con el bono de 600 reales (115 dólares) a trabajadores informales y autónomos.

Es imposible determinar cuál será el futuro del país, como tampoco el del resto de los países del mundo. Lo que sí es evidente, es que en Brasil el impacto de la pandemia derribó la primera ficha del efecto dominó que poco a poco está volteando todo a su paso. El tiempo dirá si también se voltea el tablero.

 

«En Chile violan, torturan y matan»

«En Chile violan, torturan y matan»

La comunidad chilena en Buenos Aires se manifestó ante el Consulado de Chile.

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en Santiago de Chile, las mujeres marcharon hacia Plaza Italia –la Plaza de la Dignidad- para protestar contra la militarización de Chile y en rechazo de la violencia estatal. Otros sectores -migrantes, organizaciones políticas, sociales, de derechos humanos y estudiantiles- también se manifestaron, confluyendo todos en el lugar más emblemático del centro de la ciudad.

Las mujeres se adueñaron de la calle. Los pañuelos verdes, las banderas mapuches y feministas flameaban al ritmo del viento. Durante todo el día, se realizaron distintos actos de performance que incluyeron cantos, bailes, música, folletos y otros medios para concientizar a la ciudadanía. La manifestación fue muy diversa: había banderas de las mujeres trabajadoras, terapistas ocupacionales, universitarias, artistas, entre otras, que entonaban sus canciones eufóricamente. La calle era como estadio de fútbol con muchas hinchadas, pero del mismo equipo. “Somos distintos movimientos pero funcionamos en forma de red y eso hace que el movimiento feminista en Chile esté así de fuerte”, declaraba una joven universitaria.  En un sector había chicas que en su torso denudo mostraban mensajes que decían “en Chile violan, torturan y matan”, al mismo tiempo que cantaban por el derecho que tienen a su propio cuerpo, imitando a la artista Mon Laferte en los Latin Grammy de este año. A unos pocos metros, había una ronda con una mujer bailando en el centro, vestida con medias de red y con la cara tapada, rodeada de carteles decían “más putas, menos pacos”. Al unísono, distintos sonidos vibraban de todos lados y había que prestar atención para poder entenderlos uno por uno. ‘’El Estado opresor es un macho violador’’ se escuchaba, mientras que desde otro lado llegaba ‘’las mujeres torturadas no nos quedamos calladas’’.

A los reclamos específicos del movimiento feminista se sumaron todas las protestas populares que emergieron después de haber callado 30 años: el pedido de una nueva constitución redactada por el pueblo, la eliminación de las AFP (sistema de jubilaciones privado), del IVA a los libros, la renuncia del presidente Sebastián Piñera y la gratuidad de la salud y la educación. Muchas de las manifestantes tenían fotos de mujeres desaparecidas tanto de ahora como de la época de la dictadura de Augusto Pinochet. “Aún hay desaparecidas de la dictadura y todavía estamos tratando de encontrarlas. Aquí en Chile no hubo juicio ni castigo. Todos los torturadores están en sus casas .Queremos que se acabe la violencia estatal. Nos están violando a nosotras y a los homosexuales también”, contaba una señora con un megáfono en la mano.  “Tenemos 13 mujeres que ahora están desaparecidas y denunciadas y la respuesta del Estado es nula. Los pacos ocultan esa información diciendo que no hay muertos o las quieren hacer pasar por suicidios”, declaró otra manifestante a ANCCOM, quien prefirió no dar su nombre. Además exigían la renuncia de la ministra de la Mujer y la Paridad de Género, Isabel Plá, porque la consideran cómplice de las violaciones y los femicidios por parte del gobierno durante las pasadas detenciones. La funcionaria aseguró no haber recibido ninguna denuncia formal, en contraste con la información que tenía el Instituto Nacional de Derechos Humanos- que contaba con tres querellas por abusos sexuales por parte de policías y militares.

Cadetes en el aire

Cadetes en el aire

Cadetes Organizadxs puede escucharse todos los lunes a las 14 por FM 101.7.

Desde hace dos meses, todos los lunes a las 14, vibran en el aire las ondas de Cadetes organizadxs, un programa radial que se emite por Subteradio, FM 101.7, y en streaming por la página de Facebook de la radio. Está co-conducido por Cristian Loccisano, Néstor Riveira, Esteban Manrique y Luna Aguilar, quienes visibilizan fundamentalmente las condiciones de precarización dentro de las empresas digitales de delivery.

Cristian y Néstor, quienes propusieron la idea, se habían cansado de ir de programa en programa contando su problemática. Así que decidieron buscar su propio espacio para reflexionar e informar acerca del contexto actual. Ambos son trabajadores de mensajería que se vieron afectados con la irrupción de estas nuevas empresas –como Rappi o Glovo- que, como compiten deslealmente, generan que sus servicios sean más baratos, y, por lo tanto, que ellos tengan que, tarde o temprano, unirse a este sistema. Se conocieron por medio de redes sociales que hicieron los trabajadores y, al ver que tenían un objetivo en común, decidieron juntarse para realizar este proyecto.

Con el paso del tiempo, el formato del programa se fue modificando, porque vieron un patrón común entre las lógicas de todas las apps que ofrecen esta clase de servicios. “El objetivo principal era visualizar sólo la protesta nuestra. Después, un día nos solidarizamos con los muchachos de tránsitos, después con los compañeros taxistas y terminó siendo un programa directamente relacionado con la precarización laboral en general. Si bien el foco principal es hablar de nuestra problemática”, dijo Cristian, quien desde una perspectiva de comprensión hacia los trabajadores, trata las diversas movilizaciones populares tanto de Argentina como del resto del mundo.

“El objetivo era visualizar sólo nuestra protesta. Después, terminó siendo un programa relacionado con la precarización laboral en general», admiten los conductores.

 

El problema principal que tienen estas aplicaciones es que, en connivencia con el Estado, esconden una relación laboral precarizada, haciendo pasar a sus empleados por monotributistas. Según Néstor, estas empresas “dicen que no son empleadores, pero te dan sanciones. Si yo fuera mi propio jefe y mañana no quiero salir, no me tendría que pasar nada. Pero si yo mañana no voy a trabajar, automáticamente me descuentan un porcentaje o no me caen más pedidos porque me bloquean.” De esta manera, se desligan de responsabilidades tributarias hacia el trabajador, quien no tiene protección alguna simplemente porque no tienen derechos laborales.

Peor aún, los repartidores que sufren robos o accidentes, no sólo están totalmente desprotegidos sino que además las empresas, en vez de advertirles acerca de los riesgos, les inculcan la competitividad interna, para que repartan más en menos tiempo, ignorando que, en muchos casos, esto puede ser perjudicial para la salud. “Durante los días de lluvia, en vez de decirte andá con precaución, dice cuantos más pedidos metés hoy, más plata vas a ganar», explicó Cristian. Dada la problemática, muchos cadetes se agruparon dentro de la organización «Ni un repartidor menos”. Su función es reportar y registrar problemas, robos y accidentes. Gracias a esto pudieron dimensionar qué tan riesgoso puede ser este trabajo. “Nosotros encontramos ahora a una señora de 50 años que está internada desde hace un tiempo. Tuvo un accidente con un vehículo y la encontramos a través de ‘Ni un repartidor menos’. Ella entró por un accidente que parecía de bajo riesgo y ahora le están por sacar un riñón”, indicaron. Néstor afirma que hechos como este hay a montones, y recuerda el famoso caso del repartidor que tuvo un accidente y desde la empresa le preguntaban por el estado de la pizza que cargaba. Otra de las tareas de la organización es crear un mapa online y participativo, que indique las zonas en donde más robos hubo, para que los cadetes circulen con mayor cuidado.

Del lado del consumidor también hay riesgos, porque los controles bromatológicos de los alimentos no son suficientes y porque en el traslado, los productos pueden ser contaminados, tanto por los envases de las empresas, como por la falta de higiene de las cajas quienes los transportan. “Cuando hacés un pedido de McDonald’s te dan una bebida en un vaso con una tapa. No tiene ningún sellado ni nada. Yo ese vaso lo puedo abrir, adulterar, taparlo nuevamente y dárselo al cliente.” Por otro lado, muchos repartidores alquilan cuentas a terceros y, por lo tanto, quien recibe el producto no sabe la verdadera identidad del repartidor.

Ante el éxito del programa, sus realizadores piensan extender su emisión a una mayor cantidad de días.

A diferencia de otros lugares, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con la Ley Nº 5.526 sancionada por la Legislatura porteña en mayo de 2016 que se ocupa de estas actividades. “Tenemos el RUTraMyC, que regula la actividad del delivery y mensajería urbana, y tenemos el ENACOM, que antes era en CNC, que regula el correo. El principal objetivo de los miembros del programa es que se cumpla la ley y reconozcan a los trabajadores como lo hace cualquier otra empresa.

El boom de apps con esquema de precarización es un fenómeno mundial, inclusive en países con mucha regulación laboral y plantea un desafío a los trabajadores y sobre todo a los Estados, que parecen reptar detrás de una tecnología que vuela.  Por eso, los repartidores vieron la necesidad de organizarse más allá de las fronteras nacionales. Mediante “Ni un repartidor menos” tienen relación con otros países de Latinoamérica, como con Chile y México, cuyas banderas flamean en cada movilización.

Debido al éxito del programa, Cristian, Néstor, Esteban y Luna piensan extenderlo a más días, para poder debatir más tiempo y agregar secciones que generen una interacción mayor con el público. Las novedades de este colectivo así como los programas, pueden ser vistos en su página de Facebook, Cadetes organizadxs.