La estación de los pañuelos

La estación de los pañuelos

A un año del fallecimiento de Nora Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, diferentes organizaciones sociales conformaron la Comisión por la Estación Nora Cortiñas, que busca renombrar la parada Castelar del Ferrocarril Sarmiento. Este viernes realizaron un festival con música, fotografías y relatos para recordar a la luchadora por los derechos humanos.

Agrupaciones políticas, por los derechos humanos, estudiantiles y barriales de la ciudad de Castelar conformaron este año la comisión que busca ponerle a la estación de tren que pasa por allí el nombre de Nora Cortiñas, madre del desaparecido Gustavo Cortiñas e incansable activista contra las violaciones a los derechos humanos de la dictadura y de la democracia. “La convocatoria original surge de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Morón, que nos invitó. Muchas organizaciones y militantes de la Zona Oeste respondimos y comenzamos, desde una dinámica muy democrática y transversal, a pensar este proyecto”, repasa Margarita Pinto, miembro de la Comisión y militante del colectivo Memoria Militante. El 26 de abril pasado la Comisión realizó su primera actividad, una caminata por la memoria en las calles de Castelar pasando por sitios importantes en la vida de Nora y Gustavo. La movilización partió de la esquina de la casa de Cortiñas, pasó por la Biblioteca Paulo Freire donde hay un mural realizado en su honor y concluyó en la estación de tren,  donde se descubrió una placa en memoria del militante desaparecido. “Nosotros queremos que la estación sea un lugar de memoria, ponemos el nombre de Norita como faro, porque ella además no sólo suscribió a la lucha por la desaparición de su hijo, sino que fue mucho más que eso. Es una forma de continuar su legado”, afirma Pinto. 

La activista de Memoria Militante también considera que este tipo de intervenciones se vuelven más urgentes en el panorama actual. “En este contexto de apologistas de la última dictadura militar, nosotros redoblamos la apuesta y militamos por que la lucha de Memoria Verdad y Justicia no se apague”, sostiene. El proyecto de la Comisión se piensa a largo plazo, realizando múltiples actividades e intervenciones. “ Somos conscientes de que las luchas se consiguen a través del territorio y por eso sabemos que esto es algo a largo plazo. Creemos que la ciudadanía tiene que tomar esto como propio para poder legitimarlo a través de la necesidad y que sea algo que permanezca a través del tiempo”, afirma Pinto. 

Norita, como le decían, estaba en todos lados, no había conflicto que esquivara y se hacía presente casi siempre acompañada por Karina Díaz, amiga de Cortiñas, fotógrafa y trabajadora del Subte. “Es una idea maravillosa, porque es una forma de que no se olvide que queremos saber qué pasó, dónde están los nietos que todavía no recuperaron su identidad. Creo que funciona como un conjunto, ver ese nombre, lo que significa ese nombre, pensar quién era esa madre, y en esa madre todas las madres y todos los hijos”, plantea. 

El viernes 30, a un año del fallecimiento de Cortiñas, la Comisión organizó la actividad “Norita eterna: Sembrando Memoria sembramos lucha” en Los Incas y Timbúes, saliendo del túnel de la estación Castelar del lado norte. El evento contó con música, relatos, fotografías y la convocatoria a distintos sectores: “Quisimos generar un diálogo entre las fotografías de Norita y los diferentes compañeros militantes que ella acompañó en sus luchas”, explica Pinto. El evento tuvo la presencia de Margarita Noia, hija de la Madre de Plaza de Mayo Pepa Noia, que relató su caminar junto a Nora en la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia. Se convocó a niñeces y adolescencias para visibilizar el repudio al proyecto de baja de edad de imputabilidad y a la Comisión por Palestina, una lucha que Cortiñas también acompañó. “No quisimos perder esa impronta de Nora por la cual la llamábamos la Madre de todas las luchas. Quisimos que el evento sea un ejercicio de memoria, no un encuentro para llorarla sino para tener presente que a pesar de su partida física está viva”, propone Pinto. Y reflexiona: “Eso también es lo que hacemos cuando hablamos de los desaparecidos, hacemos memoria de la vida. Pedimos justicia, pedimos saber qué pasó con ellos, pero también representamos su militancia, su lucha”. 

 

La Madre de todas las luchas 

Al momento de su desaparición Gustavo Cortiñas tenía 24 años, estudiaba Ciencias Económicas en la UBA y militaba en la Juventud Peronista Universitaria. El 15 de abril de 1977, en la misma estación Castelar cuyo nombre ahora se pretende modificar, Cortiñas fue detenido, secuestrado y desaparecido. La vida de Nora, que tenía 47 años, se dedicaba a su hogar y a dar clases de alta costura, se transformó radicalmente a partir de ese profundo dolor. “Se ha dicho que Nora era una madre común, que estaba en su casa, que se ocupaba de las labores hogareñas, digamos, y que la desaparición de Gustavo la transformó en una luchadora. Pero yo creo que, al final, también fue una madre común, no una madre como cualquier otra, sino que Nora fue una madre común a todos nosotros”, reflexiona Gonzalo Moyano Balbis, amigo de Cortiñas, parte del Encuentro Memoria Verdad y Justicia y militante del Encuentro Militante Cachito Fukman. 

Nora comenzó su lucha para saber qué habían hecho con su hijo y en el camino se convirtió en la madre de todas las luchas. “Nora aprendió de Gustavo de un modo muy profundo lo que es la solidaridad”, afirma Moyano Balbis, y recuerda una anécdota que la propia Cortiñas contaba recordando a su hijo, en la cual ella, al ver que Gustavo estaba dedicándose intensamente a la lucha social y que había situaciones de cierto riesgo, le pidió que al ir a las movilizaciones se cuide, “que no se ponga tan adelante”. Su hijo le respondió que no podía cuidarse a sí mismo en pos de dejar en riesgo a otros, porque si él no estaba adelante, lo estarían otros, otros que eran hijos de otras madres. “La necesidad de solidaridad Nora la daba un poco por explicada con esa anécdota y esto es lo que transformó su lucha, entender esa cuestión de que no era sólo su hijo, que su hijo era parte de una lucha enorme, mundial, porque por eso ella recorrió el mundo”, explica Moyano. Y recuerda: “Nora estuvo con las madres kurdas, con mujeres en Japón que habían sido sometidas a la prostitución por miembros del Ejército durante la guerra, con los zapatistas en México, contra el genocidio en Gaza. Una cosa es plantear la cuestión de la necesidad de una lucha integral y otra es vivirlo como lo vivía Nora”. 

Díaz reflexiona sobre el año transcurrido desde su muerte. “Cada vez que alguien me ve en alguna marcha lo primero que me dicen es cómo se la extraña a Nora y a su vez, quienes formamos parte de su grupo de confianza hoy en día nos planteamos lo difícil que hubiera sido cada miércoles con este Gobierno”, plantea la fotógrafa en referencia a las sucesivas represiones que los jubilados, reporteros y civiles que se solidarizan sufren cada miércoles en el Congreso por parte de la Gendarmería. “Hubiera sido muy difícil para nosotros decirle que tal vez no podía ir, porque esta gente no tiene reparo por nada. Hace dos semanas atacaron de forma criminal a curas tercermundistas, amigos de Norita. No tienen límite y tampoco lo hubieran tenido con ella, pero sabemos que Norita hubiera querido estar cada miércoles ahí”, apunta.

Legado eterno

A un año de su ausencia física, Norita continúa presente en cada movilización, en cada marcha y en cada enseñanza que dejó a quienes militan por una realidad más justa. Díaz, afirma que “el acompañar al que más lo necesita, acompañar los juicios y las causas justas”, es parte de las enseñanzas que Cortiñas dejó con su ejemplo. “Creo que parte de su legado es seguir nombrando a los 30.000 detenidos desaparecidos, seguir pidiendo por la restitución de los nietos que faltan recuperar su identidad y exigir que se abran los archivos del 74 al 83. Esa lucha es parte de lo que nos deja y hay que seguirla”, sostiene. “A veces la gente tiene miedo, pero el miedo paraliza. Hay que seguir luchando y ocupando las calles”, propone.

Para Gerardo Szalkowicz, amigo de Cortiñas y autor de Norita, la Madre de todas las batallas, ella “fue un ser extraordinario, no sólo como referente política sino como persona. Su inmensa humanidad, su ternura, su sensibilidad, su defensa de la alegría como una trinchera era admirable”, recuerda. “Creo que tenemos que tener siempre presente como enseñanza su compromiso ético, su consecuencia entre el decir y el hacer, su pedagogía del ejemplo y su poner el cuerpo. Poner el cuerpo y no bajar los brazos, ese fue un mensaje que siempre nos dió  y que en estas épocas  de tanto escepticismo, tanta apatía, tanta desesperanza hay que tener presente”, afirma el autor. 

Por su parte, Moyano Balbis afirma que “este año sin Nora es imposible pensarlo sin tristeza y sin pensar que es una pérdida enorme, pero a la vez se afirma la necesidad de continuar con su ejemplo y su lucha, que era algo que nos pedía que prometiéramos cada jueves”, recuerda Moyano. A su criterio, el legado de Cortiñas “es la comprensión de la lucha unitaria, de que la lucha está en todos lados y que nos debe abarcar a todos, junto con la forma en que Nora lo llevó adelante, es central y debemos sostenerla en este momento con mucha más fuerza que nunca”. 

Las editoriales independientes resisten y exponen su presente

Las editoriales independientes resisten y exponen su presente

A pesar de las dificultades propias del sector, la Feria de Editores se mantiene más viva que nunca. Este año, la cita comienza este viernes 10 y sigue durante el sábado y el domingo, de 14 a 21 en Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131, CABA). En su séptima edición, el evento que nuclea a más de 250 editoriales independientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y México, contará con charlas y talleres abiertos al público, entre otras actividades.  Tal como sucede con la industria y el consumo en el país, la situación que está atravesando el mercado editorial es muy compleja.

Crisis en el sector

Leonora Djament es la directora editorial de Eterna Cadencia. Sostiene que “las ventas cayeron por segundo o tercer año consecutivo, en algunos casos acumulando caídas promedio de un 25%”. Según el Informe de producción del libro argentino que elabora anualmente la CAL (Cámara Argentina del Libro), la producción de ejemplares es un 60% menor que en 2014.

La gran devaluación sufrida este año en pocos meses, sumada a la inflación que se proyecta este 2018 en torno al 30%, repercute de manera directa en los insumos. “El precio del papel (que cotiza en dólares) subió por encima de la inflación anual, y la cartulina que se utiliza para las tapas (que es importada porque no se produce en el país) incrementó su valor en un 145%”, advierte Djament.

Por su parte Ariel Shalom, escritor, traductor y editor en Dedalus, afirma que “al menos para los sellos pequeños como el nuestro, se vuelve muy complicado.  La caída en las ventas es notoria desde, por lo menos, 2016”. Entre las mayores dificultades, Shalom también destaca el costo de imprenta, el cual “es vital y ha aumentado muchísimo en los últimos tiempos”, cierra.   

En la misma línea Ricardo Romero, escritor y editor en Aquilina, reconoce que el sector siempre estuvo en tensión, aunque “en los últimos años, la apertura indiscriminada de las importaciones y el cese de programas estatales de apoyo al libro, lo han llevado a una crisis en la que todas las partes estamos afectadas: imprentas, editores, distribuidores, libreros y, por supuesto, autores y lectores”, enumera.

Un Estado que no lee

Fuerte devaluación, creciente inflación, apertura indiscriminada de importaciones,  son sólo algunos de los escollos que deben afrontar las editoriales. Por dar otro ejemplo, la política de compra de libros por parte del Estado había logrado un gran impulso a partir de la sanción en 2006 de la Ley Nº 26206 de Educación Nacional, la cual define en su Artículo 91 que “El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (…) fortalecerá las bibliotecas escolares existentes y asegurará su creación y adecuado funcionamiento en aquellos establecimientos que carezcan de las mismas”. Esta política de adquisiciones fue suspendida en su totalidad por el macrismo.

Pero entonces, ¿existe alguna política de auxilio hacia la industria editorial? Antes de responder, Romero hace una aclaración: “La palabra auxilio no me gusta porque creo que una presencia paternalista del Estado no soluciona nada. La compra masiva de libros puede ser un gran apoyo a la industria, como lo fue en años anteriores, pero es pan para hoy y hambre para mañana si no hay políticas estructurales que pongan a la lectura y a la escritura en un lugar central de la educación”, define.

Shalom, desde la propia experiencia de Dedalus, sostiene: “Hay algunos subsidios para editar a autores locales, pero como nuestra área es la traducción no estamos muy al tanto: nos manejamos principalmente con subsidios de países extranjeros (que también han reducido su presupuesto, como es notorio en el caso de Francia)”.

Coincide con lo antedicho Djament, de Eterna Cadencia: “No hay por el momento, desde el gobierno, políticas integrales de ayuda al sector. Por otro lado, sólo puede recuperarse la industria editorial en el marco de una recuperación del consumo en general y de una reactivación de la actividad económica y cultural en el país”.

Desafíos de cara a la Feria

Ante este panorama, parece difícil sostener algún tipo de esperanza. Para Romero el desafío sigue siendo el mismo de siempre: “Ampliar el mercado, llegar a más lectores, adaptarnos y comunicar más y mejor. La crisis es dura, y sin embargo nunca se vieron en Argentina tantas editoriales trabajando con tanta profesionalidad e imaginación como ahora. Esa ebullición editorial necesita su público, y eso es algo de lo que podemos y tenemos que hacernos cargo. La Feria de Editores es un gran paso en ese sentido”, reconoce ilusionado.

Son tiempos que exigen más que nunca imaginación y alternativas viables. Shalom afirma en ese sentido que Dedalus sigue subsistiendo a pesar de la crisis “gracias a la implementación de algunas estrategias de emergencia, como por ejemplo imprimir por nuestra propia cuenta a bajísimas tiradas y aportar nuestro trabajo como traductores a precios irrisorios para lograr sacar adelante el sello”.

Djament se manifiesta expectante de cara a la Feria: “Primero por el gran trabajo que vienen realizando Víctor Malumian y Hernán López Winne para que esto sea posible y para que cada vez sea más profesional, más sustancioso y más provechoso para todos. Por otro lado, porque juntarse con los colegas siempre es una fiesta. Finalmente porque el encuentro con los lectores es un momento único donde se puede conversar sobre el catálogo y compartir diferentes ideas sobre los libros”, asegura.  

Dedalus, al igual que Eterna Cadencia y Aquilina, van a tener su stand. “Todas las ferias siempre son una gran oportunidad de contar con dinero inmediato y sin las comisiones de las librerías. Esta Feria se convirtió en los últimos años en la feria independiente más importante del país. El público sabe que va a encontrar ofertas importantes y tal vez eso fomente un mayor consumo”,  cree esperanzado Shalom.

Se viene una nueva Feria, y se viene como apunta Romero un nuevo foco de resistencia: “No sólo ante la crisis actual, sino  también frente al centrifugado constante al que está sometida nuestra cultura”.

En esta edición, entre las principales figuras que dirán presente estarám la filósofa eslovena Renata Salecl, el escritor mexicano Eduardo Rabasa, el autor portorriqueño Eduardo Lalo, y la escritora argentina Liliana Villanueva. Además, habrá una mesa especial compuesta por los mejores autores de ficción de América Latina menores de 40 años, distinguidos en la antología Bogotá39.

Entre las editoriales participantes se encuentran: Ediciones Godot, Fiordo, Entropía, Sigilo, Musaraña, Aquilina, Mil Botellas, Blatt & Ríos, Dedalus, Limonero, Ediciones del Zorro Rojo, Eterna Cadencia, Adriana Hidalgo, Gourmet Musical, Beatriz Viterbo, La Bestia Equilátera, y Alto Pogo.