La fiesta de las letras

La fiesta de las letras

Este jueves se inicia la 17 edición del FILBA, el festival que reúne al mundo literario en todas sus expresiones. Escritores y artistas nacionales e internacionales participarán de talleres y actividades junto a los lectores.

El Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires, FILBA, va a festejar su 17° edición desde el jueves 25 hasta el domingo 28, y se desarrollará en distintos espacios culturales de la ciudad. Esta vez contará con participantes tanto internacionales como  nacionales, permitiendo que se crucen distintas disciplinas y puntos de vista con el objetivo de que la escritura sea la protagonista.

El eje que orienta esta edición es “alter”, que significa “el otro”. Según Victoria Rodríguez Lacrouts, gestora del festival, uno de los grandes desafíos actuales es animarse a ser interpelados por aquello con lo que no nos sentimos identificados, y hacerlo con apertura, sin moralismos ni preconceptos, ya que “cada uno de nosotros está hecho de otros, nos guste o no”. La literatura en ese sentido es un terreno que invita a la empatía, a ver al otro y a reconocerlo en uno mismo. De esta forma, la alteridad, tradicionalmente ligada a la academia es traída a un contexto más cercano. Tal como señala Catalina Labarca, también gestora del festival, la invitación es a “volver a mirarnos las caras y decir: ‘bueno, yo también estoy en ese en frente a mí’”.

Dentro de las actividades, el festival busca impulsar la creatividad desde varios lugares y con distintos formatos. Habrá paneles y talleres, diálogos y conversaciones, entrevistas y lecturas, junto a recitales de poesía, performances, música, y más para satisfacer todos los gustos e invitar a nuevas experiencias. Dentro de los talleres se destacan el de leer cine, el taller de guion, el de dramaturgia y el de narrativa, entre otros. Por otro lado, se proyectarán las películas “Caminos Cruzados” y “Close” el viernes y sábado respectivamente en colaboración con MUBI en el auditorio del MALBA.

Algunas de las iniciativas elementales del festival son la biblioteca abierta, donde se invita a intercambiar libros, la cata de textos, en la que cinco librerías distintas de la ciudad tendrán autores para repasar sus publicaciones, y luego la suelta de ejemplares, que permite que el público se lleve volúmenes de historia, literatura, y otras disciplinas. Las actividades y el festival en si fueron pensados bajo la premisa de que la literatura circule.

”Buscamos que la literatura esté en movimiento, que circule, que una lo que creíamos que nunca iba a estar unido”, afirma  Rodriguez Lacouts. “No buscamos cánones ni canonizar, creo que buscamos transversalidades, tejer una red. Para eso, la literatura tiene que moverse”, agrega.

Filba no está sujeto a las novedades del mercado, por lo que los convidados son elegidos bajo un largo proceso de curaduría que se rige en base a lecturas que les agradaron o recomendaron a las gestoras. Siempre lo piensan tras prestar atención a lo que se viene publicando o lo que crean que sea acorde al tema de cada edición, aunque también depende de donde obtienen apoyo económico y de la disponibilidad de los autores.

Además de los escritores argentinos, este año se suman invitados internacionales tanto de Latinoamérica como del Hemisferio Norte: vendrán autores de Colombia, México, Uruguay, Chile, Ecuador, Finlandia, España, Gran Bretaña y Canadá. También será la primera vez en el festival que participarán escritores de otras provincias argentinas, como Misiones, Córdoba, La Pampa, Tucumán y Salta. “

En su decimoséptima edición, el Filba acontecerá por primera vez también en el microcentro porteño. Además de su locación histórica en el MALBA, se ocuparán diferentes centros culturales como ArtHaus, el Centro Cultural Paco Urondo, y la Casa de la Cultura, recientemente inaugurada por el Gobierno de la Ciudad. Lo especial de estas locaciones es su cernía, se le dio importancia a las sedes y su accesibilidad, buena ubicación, y amplitud.

Es un evento gratuito y abierto al público, exceptuando algunos talleres que tienen inscripción previa y un bono simbólico. Esta instancia de gratuidad es elemental, ya que busca que la mayor cantidad de gente posible se acerque y quiera participar. “Nuestro desafío es que sea el festival más plural posible y ese es uno de los grandes motivos de la gratuidad”,  dice Rodríguez Lacrouts, y agrega: “Si cobrás en esa instancia … queda algo mucho más de nicho: para entendidos y para quienes pueden pagar”.

De esta manera, desde la gestión del evento se busca que la literatura abarque todos los públicos posibles haciendo que “pueda estar en el escenario de otras maneras: por eso las performances, la suelta de libros, la biblioteca abierta (que también es otra manera de crear accesibilidad en tiempos donde la compra de libros es tan difícil)” dice Labarca.

El alma del festival es invitar a todos, y que quienes asistan “se lleven reflexiones e ideas que a lo mejor no tenían y de repente en alguna charla, en algún panel, en algún performance les disparó algo que era interesante seguir pensando”, señala. Bajo la misma línea, Rodríguez Lacrouts considera “La vida se hace de este tipo de microtejidos: escuchar una frase que te guardaste, leer un libro nuevo, llevarte una buena lista de libros recomendado, llevarte una nueva mirada sobre algunas cosas”.

Labarca concluye: “El FILBA pone a la literatura en escena a través de diferentes formatos con el simple propósito de que llegue a todos. Poner pausa y pensar creo que es uno de los desafíos más grandes que tenemos hoy en día. El festival hace su aporte ahí y ojalá lo siga haciendo por mucho tiempo más”.

Ni inteligente ni artificial

Ni inteligente ni artificial

Esteban Magnani, escritor y periodista especializado en tecnología, en su último libro “La mano invisible detrás del algoritmo” analiza las supuestas bondades que trajo el advenimiento de internet que no se cumplieron algo que se repite sistemáticamente con la tecnología, ahora con la inteligencia artificial generativa. Aquí explica en qué consiste la IAG y por qué genera promesas vacías. ¿Una nueva forma de disciplinamiento? El libro se presente este viernes 26 de septiembre en Prometeo.

En la provincia de Santa Fe debutó Zoe, la primera docente virtual latinoamericana diseñada por Chris Meniv. Interactuó en tiempo real con los alumnos, resolvió dudas y propuso actividades. Esta inteligencia se suma al resto de las IA generativas que vienen dando de qué hablar. Esteban Magnani, periodista especializado en tecnología, escritor, docente y también editor de ANCCOM, en su último libro La mano invisible del algoritmo. ¿Qué queda cuando se despeja el humo tecnológico?, recorre el mundo de las cripto, el metaverso, las inteligencias artificiales y el capitalismo de plataformas a partir del caso Uber. “Las IAG deben ser analizarlas en contexto ya que se suman a la burbuja del capitalismo” subraya.

 

IA generativa, ¿qué es eso?

 Según explica Magnani, la inteligencia artificial generativa “va un paso más allá de lo que entendemos en general por inteligencia artificial, si bien siguen siendo términos bastante amplios, lo que llamábamos comúnmente como big data o algoritmos, lo que agrega la IAG es que no sólo organiza y encuentra patrones entre muchos datos sino que puede reorganizar esos datos para productos que, entre muchas comillas, son nuevos”. El especialista detalló que “siempre es una recombinación de lo ya existente o sea estadística y no creatividad”. Retomó una idea de Evgeny Morozov sobre la IA y explicó que “no es inteligencia porque es estadística, lo que hace es encontrar patrones en los datos de entrenamiento, y no es artificial porque depende siempre de la inteligencia humana, que es el insumo necesario para poder hacer esas tareas estadísticas”.

 

¿Creés que las personas somos conscientes que alimentamos o entrenamos a esas IAs a partir de los rastros que vamos dejando en nuestro paso por internet?

Históricamente las plataformas guiadas por las grandes corporaciones siempre han estado envueltas en un halo de casi pensamiento mágico, como si fuera algo que emana del cielo que cae a nosotros y lo único que podemos hacer es usarlo. Eso se nota en frases como “bueno, no se puede luchar contra la tecnología”, es como si no tuviéramos ningún poder de intervención. La mayoría de la gente no entiende que en realidad lo que hay es una recomendación de productos que fueron tomados de millones de seres humanos sin pedirles permiso. No hay una conciencia y parecería que fuera una inteligencia que está por encima de nosotros, que es neutral y que es capaz de resolver lo que nosotros no logramos. Esto es producto de la ciencia ficción, del exceso de publicidad y marketing que hacen estas empresas, porque obviamente tienen que vender estos productos y convencernos de que son geniales, entonces ocultan sus condiciones de producción.

 

La idea que tenemos es que las IAs son externas, neutrales y que no tienen nada que ver con nosotros.

Claro, que son algo que simplemente desarrollan las empresas y que no implican un saqueo muy fuerte de productos y de trabajo humano. Hay casos más evidentes como los ilustradores, locutores, diseñadores o escritores, toda gente que que puso en juego su creatividad pero también los trabajadores, todo lo que escribimos nosotros en Google Drive y demás herramientas es retomado por Google y otras empresas, aunque lo nieguen obviamente, para entrenar sus inteligencias artificiales, porque el modelo de desarrollo particular de la IAG, implica modelos cada vez más grandes, que necesitan cada vez más datos y esto hace que se agarre todo lo que haya, de peor o menor calidad, para poder entrenar esas IAs. 

 

¿Esto significa que buscamos una certeza en inteligencias que no son infalibles?

No, está lejísimo de ser infalible. La estadística no es infalible. Es como la frase famosa que una persona come un pollo y otra persona no come nada, la estadística te dice que en promedio se comió medio pollo cada uno pero depende de los datos con los que fueron entrenados, y los datos en general están errados, contienen incluso errores de seres humanos que la IA no cuestiona porque no tiene un criterio. Reproduce lo mismo con lo que fue cargado. 

 

Pensando en los algoritmos y la importancia que tienen, no ya en el plano del marketing y la publicidad sino en el poder de coartar los procesos democráticos en la región, ¿qué rol pueden desempeñar las IAGs en este aspecto?

Te pueden saturar las redes de más basura. Lo que un pensador como Cory Doctorow llama «enshittification”. La enmierdización de internet donde ya es todo imposible de discernir, qué es lo cierto, qué no es cierto, qué vale la pena, que no vale la pena, con algoritmos que están recargados para buscar los puntos más débiles de nuestro cerebro y atraer nuestra atención, incluso contra nuestra voluntad explícita. Si vos multiplicás y saturás los espacios informativos, las redes y demás de basura esto va muy de la mano de lo que propone las políticas de la ultraderecha actual de, como decía Steve Bannon, inundar la zona de mierda y después tomar esa perplejidad de la gente, ese enojo, esa furia que ya no puede discernir demasiado entre lo real y lo no real para llevarla para sus propios intereses. Eso ya viene de los algoritmos anteriores, no tiene necesariamente que ver con la inteligencia artificial generativa, lo que sí hace es facilitar la producción a gran escala de todo esto, aún más de lo que se hacía antes. Ésto lo desarrollo en detalle en el libro anterior, La jaula del confort.

¿Qué qué hay después de que se despeja este humo tecnológico?

En la inteligencia artificial generativa hay una continuidad con otros grandes anuncios de las empresas tecnológicas sobre que habían encontrado una tecnología que iba a revolucionarlo todo. En La jaula del confort (2019) yo retomo casos de tecnologías digitales anteriores como lo referido a Blockchain y lo que eso implicó para todas las criptomonedas, que supuestamente iban a democratizar las finanzas e iban a impedir la financiarización de la economía, que genera crisis como la de 2008. Pero después un puñado de grandes financieras usan esta tecnología supuestamente democratizadora para producir ganancias para ellos y crisis brutales para los demás. No alcanzó con la arquitectura tecnológica para evitarlo. Después eso termina derivando en más y más descontrol porque sin el Estado regulando finalmente es la ley del más fuerte. Eso generó la existencia de todas estas Shitcoins, la estafa de Cositorto y otros casos de estafas basados en un discurso exageradamente optimista. ¿Por qué? Porque nunca la tecnología funciona en el vacío y nunca la tecnología alcanza para dar garantías sobre qué va a pasar con el uso social de esas tecnologías. Siempre su destino se juega en la práctica de la sociedad. 

 

¿Meta burbuja y meta verso?

 Mirá, Zuckerberg cuando anuncia el metaverso, por ejemplo, lo que está tratando de hacer es ocultar o distraer respecto de que Facebook había llegado a su techo en cuanto a crecimiento de usuarios, entonces asusta a los accionistas y anuncia el metaverso para tratar de revertir esa situación. Generó expectativas y mucho dinero en el corto plazo pero después no se concretó y hoy en día nadie se acuerda del metaverso. Es la necesidad de las grandes corporaciones de sobreprometer para conseguir su financiamiento para hacer las obras y después eventualmente ver cómo lo recuperan. La apuesta que hacen es un poco lo que pasó con Uber, dicen “yo cobro muy barato, me instalo en un lugar y después de romper a la competencia cobro lo que quiero”. En verdad, la IA sirve pero difícilmente para todo lo que dicen. No resuelven los problemas de las alucinaciones de las IAs o los sesgos, e igualmente tienen que prometer que van a resolverlo para financiar esas bestialidades. Si vos leés al mundo académico, lo que dicen de las promesas acerca de la IA es que no es viable.

¿Cómo influyen las IAs en el trabajo en general y en el ámbito del periodismo y la docencia en particular?

En cuanto al periodismo hay una contradicción casi imposible de resolver entre una tecnología que recicla los existentes y un oficio que trabaja con la novedad. Entonces, la única forma en la cual vos podés hacer una nota de un partido de fútbol con IA es porque hubo un humano que previamente describió ese partido y le cargó los datos. La cuestión es que vos tenés un periodismo en crisis en el cual las empresas le piden a los periodistas que hagan treinta notas por día, entonces no te queda otra que usar inteligencia artificial que recicle noticias viejas o noticias que están circulando por otros medios. Esto devalúa aún más al  periodismo, es más largo de explicar pero la llegada de las redes sociales se quedó con la torta publicitaria que antes sostenía a los medios, entonces lo que hay es una presión de mercado por abaratar costos como sea. No es una tecnología que en realidad sirva para el periodismo, lo hace muy limitadamente.  Por otro lado, las empresas necesitan encontrar fuentes de ingreso para esas tecnologías carísimas, entonces van a los lugares donde hay mucho dinero. La guerra, la educación, la salud, para prenderse a los recursos que limitan estas áreas. Entonces tienen que prometer que va a resolver la cuestión de educación. Seguramente hay formas para que haya un uso crítico. Pero si vos en educación empezás implementando IAG lo que va a hacer es reemplazar en general los usos de tu propio cerebro, que son los que vas a entrenar a la escuela, es como ir al gimnasio con una grúa para que levante el peso por vos, no vas a entrenar los músculos si haces eso. Por eso la inteligencia artificial generativa, en un principio podría ser utilizada críticamente, sobre todo para ver los errores que comete, pero no para lo que vos necesitás desarrollar en los estudiantes. En el plano general, si efectivamente la IAG estuviera en condiciones de reemplazar a millones de profesionales capacitados, a lo largo de unos años dejarían de existir los productos de la inteligencia humana necesarios para entrenarlas, con lo cual pasarían a estar entrenadas por productos de otras inteligencias artificiales, esto aumentaría los sesgos y las alucinaciones. Además, generaría un problema de sostenibilidad en el mediano y largo plazo. Desde ese punto de vista, ahora sirve más como herramienta de disciplinamiento social.

La mano invisible detrás del algoritmo se presentará el 26 de septiembre a las 18, en Prometo Café, Pringles 519, CABA.

Rescate de un grande olvidado

Rescate de un grande olvidado

La Biblioteca Nacional presenta “Álvaro Yunque, El profeta de Boedo”, una muestra que recorre la obra y la vida del escritor que fudó el Grupo Boedo y el Teatro del Pueblo.

La exposición Álvaro Yunque, El profeta de Boedo, en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, cuenta con la curaduría de los coordinadores Emiliano Ruiz Díaz, María Redondo y Darío Benedetti, quienes hacen un recorrido integral por la obra del autor para volver a poner en agenda a una figura cuya producción abarcó todo el siglo XX, particularmente las décadas del 1920, 1930 y 1940 hasta llegar a los años sesenta. Se trata de un autor que supo contar con un público lector importante pero quedó olvidado y hoy vuelve a ser releído.

Álvaro Yunque, seudónimo utilizado por Arístides Gandolfi Herrero (1889-1982), fue un escritor humanista que usaba el realismo para darle voz a los relegados de la sociedad. La muestra parte del archivo personal del autor que contiene fotografías, libros, manuscritos, cartas, publicaciones de revistas, periódicos y cuadernos, que aquel comenzó a reunir desde 1903. “Es uno de los archivos personales más profuso que tenemos en guarda en la institución”, comenta Ruiz Díaz.
Luego de su muerte, en 1982, ese archivo quedó bajo la guarda de su esposa, Albina Gandolfi, que al morir se lo legó a su hija, Alba, quien lo conservó y continuó sumándole materiales como los recortes de prensa sobre la obra de Yunque y los homenajes póstumos. En 2012, Alba donó las 67 cajas que conforman su archivo a la Biblioteca Nacional que cuenta con un Departamento de Archivos y Colecciones Particulares que se encarga específicamente de ese tipo de material. Son nueve metros lineales de materiales, es bastante grande y gran parte está inexplorado”, revela Benedetti.
Al ingresar a la Biblioteca, un panel verde que introduce a la literatura de Yunque une las salas María Elena Walsh y Lugones, donde se desarrolla la exposición. En su entrada, cuelgan barcos de papel, en alusión al título de su libro de cuentos infantiles. Lo acompaña la ilustración de un hombre trabajando sobre un yunque que aparece en la portada de Antología Poética,de 1949, obra considerada como laboratorio de su estilo, según el catálogo de la muestra.

La exposición destaca su corta pero importante participación en el surgimiento del grupo de Boedo, del que fue uno de sus fundadores y donde aportó su poesía como rasgo literario del espacio. Junto a una fotografía del autor se destaca su primer libro de poesías, Versos de la Calle, publicado en 1924 por la editorial Claridad.
En otras vitrinas se encuentran libros editados por esa casa editora junto al manuscrito de su poema No te Metas, escrito en 1978 durante la última dictadura militar. Además, se puede leer una carta de Antonio Zamora, director de Claridad, evidenciando el contacto permanente entre ellos.
En una televisión se reproducen las entrevistas a Gito Minore, editor, compilador y prologuista de Luces Malas, a Nuria Dimotta, del Departamento de Archivos de la Biblioteca, a Leonardo Candiano, autor de Boedo, orígenes de una literatura militante, y a Adriana Petra, autora de Intelectuales y cultura comunista, quienes trabajaron desde distintos aspectos su obra.

Además, se rescatan los aportes de Yunque a la literatura infantil. Desde el título de su libro más reconocido Barcos de Papel. Cuentos de niños, el autor señala que su literatura no es para niños sino “de niños”. Son ficciones realistas que cuentan sobre las injusticias que sufren los niños proletarios y que, al mismo tiempo, son incomprendidos por los maestros o los adultos. A su vez, como sus relatos comienzan con un epígrafe también está escribiendo para los adultos que lo leen y son quienes deben garantizar el bienestar de los infantes.
En una pared blanca resaltan los libros Poncho, Jauja, y Lectura Libre junto a fotografías de Yunque rodeados de niñas y niños y una carta que le escribieron los estudiantes preguntándole qué libro de su autoría debían tener en la biblioteca de su escuela.
Se puede ver el alcance de su literatura en los libros que se tradujeron de él, como, Barcos de papel en búlgaro y Los muchachos del sur en ruso, ejemplares que en la muestra están acompañados por un telegrama enviado desde la Universidad de los Escritores de la URSS saludándolo y el memorándum emitido durante la última dictadura militar solicitando sanciones para uno de sus libros.

Asimismo, la obra recupera la amplia participación del autor en el teatro. Publicó más de veinte obras para adultos y niños, donde también vio un espacio para disputar la conciencia del público contando sobre las penurias de los explotados o caídos en desgracia, y a la misma vez a sus explotadores, comerciantes y tiranos.

Se comprometió con experiencias teatrales donde el arte era más importante que lo comercial, como fue su participación del Teatro Libre que un año después devino en el Teatro Experimental de Arte. Asiduamente colaboró con el Teatro del Pueblo dirigido por Leónidas Barletta, su compañero en el grupo de Boedo. También participó en la creación del teatro popular La Máscara, donde fue uno de sus fundadores y su asesor literario, y como militante en la creación del Teatro del Partido Comunista.

También se destacan las obras de Yunque que fueron llevadas a la pantalla grande como la pieza teatral La intrusa,  protagonizada por su hermano junto a su nuera, y el cuento Barcos de Papel, del que se puede visualizar y escuchar unos fragmentos.

En la sala Lugones, en tanto, se exponen otras esferas de su escritura en las que incursionó como un intelectual militante, aunque hay que entender su obra como una unidad.
Sobre la pared izquierda, se reconoce su trayectoria como escritor y se destaca un dossier que reconoce su obra en vida, la carta enviada por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en 1979 por el otorgamiento del premio de honor. A su vez, se registra su participación en la Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE), dirigido por Aníbal Ponce quien lo introdujo al materialismo histórico, espacio donde los intelectuales de la época se organizaban contra el avance del fascismo en Europa. Y se puede encontrar la letra de la canción que compuso para la Agrupación Femenina Antiguerra (A.F.A) junto a fotografías que dan cuenta que su compromiso por una nueva sociedad lo llevó a visitar la Universidad de Moscú junto con su mujer, pero también a estar exiliado en Montevideo junto a Alfredo Palacios en 1945.

En otra pared se rescata su trabajo periodístico e historiográfico. Yunque, como gran lector de Tolstoi, era un humanista que se consideraba divulgador de sentimientos e ideas nuevas para contribuir al desarrollo de la humanidad, por eso escribió en diversos periódicos y revistas, incluso en los que se podrían considerar contrarios a sus ideas como fue el caso de El Hogar. “Al estudiar su obra podemos encontrar un humanismo cristiano, aunque él no sé consideraría como tal, ya que en su obra los personajes que sufren siempre logran redimirse”, cuenta Benedetti. 

También se destaca el abordaje del autor sobre la cuestión gauchesca, en la que se diferenció de la línea del Partido Comunista y de la celebración acrítica de la Conquista al Desierto. Desde una perspectiva evolucionista, que lo llevó a caer en estereotipos peyorativos, incorporó al indígena en la historia nacional señalando la lucha de algunos pueblos en la Guerra por la Independencia o realzando la figura de sus líderes. En ese sentido, se destaca el libro Calfucurá, publicado en 1956 junto a una edición del 2005 publicada por la Biblioteca Nacional junto al manuscrito original y afiches sobre sus charlas. 
A su vez, en una vitrina encontramos Breves historia de los argentinos donde resume su idea de la historia como dialéctica entre los procesos sociales y los sujetos que participan de ellos. Por eso, también, aparecen las biografías escritas por él como por ejemplo Leandro N. Alem, Esteban Echeverría en 1837: contribución a la historia de la lucha de clases en la Argentina, Rafael Barret y Aníbal Ponce.

Además, se destacan libros de varios autores que le dedicaron a Yunque, reconociendo la influencia de su obra  en sus producciones literarias. Ahí aparecen ejemplares de Política Británica en el Río de la Plata, del pensador Raúl Scalabrini Ortiz; Primer cielo de Buenos Aires, que le dedica Barletta por enseñarle a trabajar para el pueblo, Uno y el universo de Ernesto Sabato.

Al final, en una vitrina se muestra parte de los 91 cuadernos escolares que el autor rótulo como Pensamientos, donde como un asiduo escritor organizó 1.868 notas con frases célebres de distintos pensadores que luego utilizaba como epígrafe o problematizaba en sus escritos. La exposición se puede recorrer hasta el 2 de noviembre, lunes a viernes de 9 a 21 y sábados y domingos de 12 a 19.

La censura avanza

La censura avanza

La muestra del 14 Encuentro Nacional de Fileteadores debió mudarse al Centro Cultural Ernesto Sabato porque el Palacio Libertad –la sede original- exigía que se retiraran cuatro obras que defendían la educación pública y cuestionaban el genocidio en Gaza. “Afectan la susceptibilidad del gobierno por su contenido político”, argumentaron las autoridades.

 

El gobierno nacional exigió que se retiraran cuatro obras que se iban a exponer en el 14° Encuentro Anual de Fileteadores, a realizarse en el Palacio de la Libertad para celebrar los 10 años de la declaratoria del filete como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La medida fue rechazada por los artistas y disparó un debate sobre los límites de la intervención estatal en la cultura. Al final, y en tiempo récord, los trabajos desafiaron la censura y podrán verse en un nuevo espacio, el Centro Cultural Ernesto Sabato, en la localidad bonaerense de Santos Lugares, desde este sábado.

El argumento oficial esgrimido para retirar las obras fue que “afectan la susceptibilidad del gobierno” por su contenido político. Uno de los trabajos dice “la educación del pueblo no se vende, se defiende”, mientras que las otras tres hacen referencia al conflicto en Gaza.

Marcos Zanini, vicepresidente de la Asociación de Fileteadores, afirma que la muestra estaba montada hace varios días, y que horas antes de la inauguración, que iba a realizarse el miércoles, los convocaron desde el gobierno a una reunión para informarles que había cuatro obras objetadas.  Al no llegar a un acuerdo con las autoridades, los artistas decidieron retirar toda la muestra del Palacio de la Libertad ya que, en palabras de Zanini, “no podemos permitir una censura, somos todos fileteadores y nos sentimos en la misma situación”.

Para inaugurar la muestra en el Palacio Libertad, el Gobierno exigía retirar las obras que referían a Gaza.

La Asociación de Fileteadores emitió un comunicado que subraya este impedimento por parte del gobierno, expresando que “no hay libertad en el Palacio de la Libertad”. Ayelén Fagiani, curadora de la exposición, explica que defienden a la democracia y al “arte como comunicador y transformador social.”

En esta misma línea, Zanini afirma que el fileteado porteño es una expresión popular y que, por lo tanto, siempre tiene un mensaje claro y directo. “Es un arte pictórico, que nació en la calle y se pintaba en carros y lugares comunes”, afirma.

Además, recuerda que esta forma artística ya había sido censurada en la última dictadura militar por representar una expresión popular. Con el tiempo el fileteado se consolidó como símbolo cultural y fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO hace 10 años.

La decisión de la Asociación, aparte de  retirar la muestra del Palacio de la Libertad, fue exponerla en un lugar que defienda la democracia y la libertad de expresión, ya que “la expresión popular no acepta la censura”, dijeron.

Así, la exposición se desarrollará con la totalidad de sus obras en el Centro Cultural Ernesto Sábato, en Santos Lugares, provincia de Buenos Aires. Más de 150 fileteadores de todo el país y del exterior participan del encuentro y de la muestra, que se extenderá hasta el 30.

Los organizadores decidieron retirar todas las obras si no les permitían exhibir la totalidad de la muestra.

Desde las redes sociales de la asociación subieron un flyer indicando la nueva fecha que dice “Ante la censura: nos multiplicamos” y que “a la cultura la salva las organizaciones del pueblo”. Zanini cuenta que espera que esta situación siente un precedente de algo que está sucediendo en un gobierno democrático, y, específicamente, en un lugar llamado Palacio de la Libertad. En sus palabras, “es increíble que en el 2025 estemos viviendo una censura arte. Somos personas políticas y el arte sirve para decir, tocar, apuntar y no callarse”.

 

 

“La resistencia viene de la comunidad”

“La resistencia viene de la comunidad”

El sábado se presenta Sugar Island, en el festival de cine Antirracista y de Derechos Humanos. ANCCOM dialogó con la protagonista del film Yelidá Diaz.

Este sábado se proyectará en el Festival de Cine Antirracista y de DDHH, en el espacio cultural Plaza Defensa, la película “Sugar Island”, de la directora dominicana Johanné Gómez Terrero. La cinta se llevó tres prestigiosos premios en el 29º Festival de Cine de Lima PUCP, ganó el Premio del Jurado al Largometraje con Mejor Narrativa en el BlackStar Film Festival de Filadelfia, en el estado de Pennsylvania, Estados Unidos, entre muchos otros.

El film busca reivindicar y poner en debate temas como la fuerza laboral, la descolonización, la racialidad y la interseccionalidad, con sus diferentes niveles de exclusión y discriminación, que viven las mujeres negras.

“Sugar Island” es un largometraje de ficción cuyo personaje principal, Makenya, una joven dominico-haitiana de 16 años, atraviesa una embarazo no deseado, en un país donde el aborto está prohibido aún en la actualidad, y donde las oportunidades de trabajo son escasas. Por otro lado, se muestra también la transición hacia la mecanización del trabajo y la lucha de los cañeros de azúcar por sus derechos laborales.

Yelidá Díaz, la actriz que le da vida a Makenya, dialogó con ANCCOM sobre las significaciones que se ponen en juego en la película: “Yo defino el tipo de historias que aparecen en la peli como historias de resistencia, Quizás en algún otro momento de mi vida hubiese dicho unas historias de personas vulnerabilizadas que viven en condiciones que quizás no sean las adecuadas -hoy con otra perspectiva dice- la película está llena de resistencia, de un poderío que nos recuerda que la gente negra somos precisamente descendientes de reyes y reinas con mucho poder”. Este tipo de historia, dice Diaz, “quedaron ocultas, pero existen”.

La actriz se preparó para este rol desde un lugar muy personal, su familia forma parte de esta historia también, ya que su abuelo es descendiente de la gente de la caña, de los pueblos del este. “Entonces, me atraviesa profundamente, emocionalmente y familiarmente. Pero como actriz hay una acumulación sensorial e investigativa que realizó para acercarme al personaje”. El elenco visitó el batey -lugar donde se encuentran las viviendas y edificaciones de la explotación de caña de azúcar- y a través de esa experiencia pudieron sumergirse en la vida de los trabajadores.

El embarazo de Makenya tiene un rol central en el film, el personaje va evolucionando a medida que avanza su gestación, Yelindá lo describe: “En el caso de una adolescente embarazada, que es el caso de Makenya, cambia completamente el quién soy, me están adultificando, porque ya cuando me vengo con una barriga, ya no soy una niña, ya tengo unas responsabilidades que la sociedad me pone a mí. Yo creo que por más de que ella se sienta triste o amenazada, por la presión social o que la juzguen, yo siento que es más una cuestión de que ella misma, como una persona que de repente tiene que analizar tantas cosas de su futuro y no sólo de ella, sino que viene otra persona más”.

El aborto está prohibido en República Dominicana, lo cual le suma otra capa de complejidad a la película: “Es otra perspectiva, porque tiene que reconocer las políticas públicas o estatales que ella -Makenya- quizá no conocía antes, el darte cuenta de dónde estás viviendo, quiénes mandan sobre mí, sobre mi cuerpo, quién dice que yo tengo que pasar por todo este proceso, sin ni siquiera ayuda psicológica, ni acompañamiento”, reflexiona Yelindá. El largometraje, además, busca criticar esa relación que cae sobre las mujeres en cuanto al castigo por el placer sexual.

La comunidad se configura como una red de contención elegida por la protagonista: “Hay un poderío en la resistencia comunitaria”, agrega la actriz protagónica. “Al final del día la comunidad es lo que resiste y es algo que yo siempre he pensado y que siempre trabajo en mis películas o en mis obras de teatro. Creo que la resistencia viene de la comunidad y siento que la gente del público quisiera que considerara la comunidad como un aval para seguir adelante, fuerte y luchar por lo que aún no tenemos y que en un futuro esto sea solamente un recuerdo, un amargo recuerdo del pasado que ya nos atraviesa como sociedad”.

“El fotoperiodismo siempre estuvo del lado de las resistencias”

“El fotoperiodismo siempre estuvo del lado de las resistencias”

El documental Yo y la que fui retrata la vida de la reconocida fotógrafa argentina Adriana Lestido. Constanza Niscovolos, directora del documental, decidió no poner el foco en su trayectoria y prestigio sino en su historia personal.

En poco más de una hora, Constanza Niscovolos narra la historia de Adriana Lestido. La película no tiene la forma de biografía cronológica, sino que es un compilado tanto de  momentos cotidianos de la fotógrafa como de grabaciones en las que ella misma cuenta sobre momentos centrales en su vida.

“Maestra, madre y amiga” es como Niscovolos describe en un primer momento a Lestido y es algo que se siente a lo largo de toda la película. Es que su vínculo data años atrás, cuando se conocieron en un taller de fotografía a cargo de la protagonista del documental. Preservar esta cercanía en las grabaciones del proyecto fue una decisión consciente de la directora, quien decidió trabajar con un equipo pequeño, principalmente con su coequiper, Elizabeth Wendling.

Al mismo tiempo, esta cercanía implicó desafíos para Niscovolos. Por un lado, “el proceso de edición y selección del material fue bastante complejo porque teníamos un montón”. Por el otro, “nuestro desafío fue que al tener esa cercanía con Adriana, lo que ella decía no quedara  en algo críptico”. Por eso, la presencia en el proyecto de Julia, hija de Niscovolos, permitió hacerle preguntas genuinas a su madrina, Adriana Lestido. Por ejemplo, cuando cuenta que en su primer día de trabajo en un diario le advirtieron que no trabajaban con fotoperiodistas mujeres. Cuenta que la mandaron a cubrir el “Lanusazo”, en noviembre de 1982, y que sus fotos de la manifestación vecinal le sirvieron para ganarse el respeto de aquellos hombres. Más aún cuando, al día siguiente, capturó la emblemática foto de la madre e hija de Plaza de Mayo en medio de una de las rondas de Madres de Plaza de Mayo que tuvo lugar en Avellaneda en respuesta a la represión y los detenidos del día anterior. La foto en blanco y negro muestra una niña en brazos de su madre: ambas tienen puesto un pañuelo blanco en la cabeza y gritan con el puño en alto.

El desafío de ser una fotoperiodista mujer en los ochenta parece mínimo comparado con otras situaciones por las que pasó Lestido. Es imposible no hablar de la desaparición de su marido, Guillermo Enrique Moralli, en 1978, durante la última dictadura cívico militar. Willy, como le llama ella, era estudiante de ingeniería y militante comunista. Fue secuestrado cuatro años después de su casamiento.

“La maternidad y la desaparición de Willy eran temas que tenían que estar en la película porque son troncales tanto de la vida de Lestido como también en su obra”, dice Nicolovos.

En el documental, Lestido cuenta que en 1995 se reencontró con un amigo que estuvo secuestrado al mismo tiempo que Willy, quien lo reconoció y le dijo que no dijera la dirección de ella. “No hay palabras. Que en esa situación me cuidara, habla de su infinito amor”, comenta la fotógrafa luego de explicar que a su amigo efectivamente le preguntaron por ella y hubiera dicho su dirección si no fuera por el pedido de Willy.

La ausencia de figuras masculinas en su obra es algo sobre lo que Lestido reflexiona en el largometraje: “En ninguna de las mujeres que fotografié hay un hombre presente, pero bueno, qué sé yo, mi historia”. Se refiere a sus series “Madres Adolescentes”, “Mujeres Presas” y “Madres e Hijas”; en las que trabajó entre 1988 y 1999.

Para Niscovolos, “la maternidad y la desaparición de Willy eran temas que tenían que estar porque son troncales tanto de la vida de Lestido como también en su obra”. Es que, casi al final del documental, frente a la pregunta de su ahijada Julia, la fotógrafa cuenta sobre su experiencia personal con la maternidad: “Creo que hay algo muy fuerte en no haber podido concebir sin tener ninguna limitación física y en haber quedado embarazada dos veces con Willy”.

Es llamativo que, estos temas que generan estupor y conmueven a cualquier espectador, no son abordados de una manera ceremoniosa o cargada de solemnidad. “Eso tiene que ver con la personalidad de Lestido y a mí tampoco me interesaba contarlo de manera solemne”, afirma la directora. Esa decisión narrativa tiene lugar en el intercalado de esos testimonios de la fotógrafa sobre momentos muy difíciles, con el relato de otros más distendidos y con grabaciones de situaciones efectivamente alegres como el armado de una carpa en la playa de Mar de las Pampas o un asado con sus amigos, Guillermo Saccomanno y Juan Forn.

“La verdad que a mí no me importa por qué voy a ser recordada. Me importa que las imágenes que hice existan», dice Lestido.

A Adriana Lestido no le interesa ocupar el rol de mártir. Eso se puede observar de manera muy temprana en el documental cuando dice: “La verdad que a mí no me importa por qué voy a ser recordada. Problema de los que me recuerden, si me recuerdan. Me importa que las imágenes que hice existan. No me importa que las haya hecho yo”.

La misma sensación transmite con la venta de su casa en la costa para viajar al Ártico, donde grabó su primera película, Errante, la conquista del hogar. Según Lestido, vender la casa implicaba el cierre de una etapa que tiene que ver con “llegar a cierto límite interno con la fotografía. Necesito ser aprendiz, salirme del lugar de la fotógrafa consagrada, no me sirve más ese lugar”, afirma desde su casa antes de ser vendida.

Lestido comenta que con la serie de fotografías “Hospital Infanto Juvenil” (1986-1988) se dio cuenta de que su camino no iba por el periodismo sino por desarrollar algo propio. Sin embargo, teniendo en cuenta las palabras de Niscovolos, hay algo de fotoperiodismo que está presente en esa obra que dialoga con la vida personal de la fotógrafa: “El fotoperiodismo, si bien tuvo momentos de mucho más reconocimiento, siempre estuvo del lado de las resistencias. Como una profesión un poco de combate, de crítica y de resistencia”.

Además de ser presentada en múltiples festivales nacionales e internacionales, Yo y la que fui se proyecta desde julio en el MALBA, con funciones confirmadas hasta el 27 de septiembre y tendrá una única función en el Gaumont este viernes 12 de septiembre a las 20:15.