“A veces la Academia también necesita que la ayuden a deconstruirse”

“A veces la Academia también necesita que la ayuden a deconstruirse”

Si hay un rasgo que caracteriza al referente de la revista La garganta poderosa y militante de la organización La Poderosa, Nacho Levy, es su afán por ser un orador vivaz e interpelador. Y son esos mismos rasgos, los que se vieron ayer en el Club Ferrocarril Oeste frente a cientos de personas, al momento de encabezar la charla titulada “Derecho a la información, medios de comunicación y democracia”, en el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

Levy participó de la charla junto a Felipe Silva, integrante de Mídia Ninja, una organización brasileña de periodistas, una red de comunicación libre y popular. En principio, el encuentro tenía como invitados al periodista y fundador de Le monde diplomatique, Ignacio Ramonet, y a la directora del canal de televisión Telesur, Patricia Villegas. Sin embargo, Ramonet, finalmente no asistió al foro a causa de haber perdido el vuelo en avión para llegar al país –personalidad a la que, de todas formas, Levy le dedicó unas palabras de aprecio al recordar su libro sobre la biografía de Fidel Castro.

Pero más allá de los infortunios, a Levy le bastó con menos de veinte minutos para dejar en claro para qué estaba presente en CLACSO, y soslayar así las irregularidades que acontecieron a la charla. “Para nosotros hablar de comunicación no es hablar de periodistas –afirmó-, hablar de comunicación es hablar, y el periodismo no se dice, se hace. Por eso este espacio lo aprovechamos para contar qué nos está pasando”.

Nacho Levy, referente de la revista La Garganta Poderosa habla en el Foro de CLACSO

«Si vos le tenés miedo al pueblo, no podés ser periodista», dijo Nacho Levy.

El discurso de Levy comprendió aspectos que rondaron fuertemente la crítica a la manipulación mediática sobre la imagen de los pobres, y su construcción de trasfondo. Pero además habló de una contraposición entre “sentimientos de pertenencia”, y una oposición crítica frente a la ideología derechista y su relación con los medios de comunicación hegemónicos. Rescató fervientemente rasgos auténticos del discurso de la comunicación popular, desde su posición como editor de La garganta poderosa: “Si vos, en tu legítimo derecho individual, le tenés miedo a la sangre, no podés ser cirujano. Y si vos le tenés miedo al pueblo, no podés ser periodista”, sostuvo Levy en la mitad de su oratoria.

El encuentro con Levy y Silva fue de gran asistencia, ya que se agendó en medio de una entrevista previa a la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff y a la presentación de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, por la cual se esperaba una masiva convocatoria. Debido a esa razón, académicos y políticos estuvieron presentes en el recinto a la espera de CFK.

En diálogo con ANCCOM, el diputado nacional del Frente Para la Victoria, Agustín Rossi, quien presenció el encuentro Derecho a la información, medios de comunicación y democracia, valoró “la importante interpelación del lugar desde el cual se quiere comunicar”, haciendo mención a los dichos de Levy. “Es importante escuchar a quienes están autorizados para hablar sobre la pobreza -agregó Rossi-, ya que sus mecanismos y plataformas de comunicación conviven con eso”.

«Basta de que nos quieran explicar el mundo desde adentro de un hotel, o desde adentro de un avión: hay que romper el aislamiento, porque el terror se basa en la incomunicación”, dijo Nacho Levy.

No obstante, la charla sostenida casi en su totalidad por el propio Levy, logró ser constructiva, pertinente, crítica, y concisa, en virtud de argumentos. En ese sentido resaltó la importancia que la comunicación popular comparta un escenario disruptivo con los academicistas en CLACSO. En esa línea, sostuvo Levy: “No nos trajeron para lucirse, nos trajeron a un foro de pensamiento crítico, y a veces la academia también necesita que la ayuden a deconstruirse. Entonces nosotros venimos por ese camino”.

Como cierre, Levy resaltó el valor de poder entender desde una posición disidente y de tener un pensamiento crítico, y enfocó en la construcción desacertada que se manifiesta en los medios de comunicación al referirse a los pobres: “Pobres sí faltan, en la política y en estos paneles. Basta de mirar por TV a quienes solo conocen la pobreza por TV; basta de leer en los libros a los que sólo conocen a la pobreza en los libros; y basta de que nos quieran explicar el mundo desde adentro de un hotel, o desde adentro de un avión: hay que romper el aislamiento, porque el terror se basa en la incomunicación”.

Gleyzer, presente

Gleyzer, presente

Que el lanzamiento de la biografía del cineasta Raymundo Gleyzer que escribieron Juana Sapire y Cynthia Sabat se haya hecho en el edificio de Télam, simboliza mucho más que el homenaje al director secuestrado durante la última dictadura militar. Y es que a lo largo de su vida, Gleyzer filmó una obra que es espejo de mucho de lo que significa el conflicto actual de la Agencia Nacional de Noticias: la lucha de la clase trabajadora. En junio pasado las autoridades gubernamentales despidieron a 357 trabajadores que desde entonces resisten con diversos actos y manifestaciones: la presentación de Compañero Raymundo (Ed. Sudestada, 2018) fue una de ellas.

El libro es el resultado de un trabajo de investigación de cinco años llevado a cabo por la periodista Cynthia Sabat junto a la esposa de Gleyzer, Juana Sapire. En el libro no sólo se rearma en detalle la vida del cineasta y periodista desaparecido, sino que además recompilan fotos, guiones, cartas y documentos que le pertenecieron. “Tuvimos en cuenta la revalorización de muchos documentos inéditos encontrados en la casa de Juana, con el fin de rearmar la vida de Raymundo de la forma más clara posible, ya que hay documentos que no se pudieron rescatar”, sostuvo Sabat en diálogo con ANCCOM.

La labor de Sapire ha sido fundamental para continuar con la reconstrucción del legado de su marido. Además de ser coautora del reciente libro fue la responsable del rescate y difusión de los materiales fílmicos de Gleyzer que se encontraban en su departamento de Nueva York. Ha de ser el testimonio más valioso, si se tiene en cuenta que conoció a Raymundo cuando él tenía catorce años y ella doce. Con él creció, formó una familia, fue sonidista de su filmografía y juntos viajaron para difundirla alrededor del mundo. “Raymundo más de lo que dijo, no pudo. Él tenía 34 años cuando se lo llevaron, y creo que en Los Traidores sintetizó todo”, declaró en rueda de prensa. “Nuestro trabajo era siempre hablar con la gente, sin vueltas intelectuales. Lo que para muchos era algo complejo, a nosotros en el rodaje nos parecía normal, pero de mucha dedicación. Para nada la filmación y el material de esa época difieren de los de hoy”, agregó Sapire acerca de la vorágine del trabajo junto a Raymundo.

El lanzamiento de la biografía del cineasta Raymundo Gleyzer, que escribieron Juana Sapire y Cynthia Sabat tuvo lugar en el edificio de Télam.

Además de la presentación del libro, a modo de homenaje, se proyectó el documental Me matan si no trabajo, y si trabajo me matan (1974). Con una duración de veinte minutos, el film muestra detalladamente la lucha de los trabajadores de la fábrica INSUD frente a las condiciones insalubres y mortales a las que se los sometía: las tareas derivaban en que tuvieran plomo en la sangre. La imposición de “la patronal” frente a la fuerza trabajadora es foco de Gleyzer, con el fin  de registrar la capacidad movilizadora obrera y la reivindicación del movimiento como actor político. “Cada vez que uno ve una película de Raymundo, puede darse cuenta de las problemáticas que aún siguen vigentes –afirmó Sabat-. Las similitudes con la Argentina actual son escalofriantes, pero lo que caracterizaba la obra de Raymundo, es que combinaba la belleza con la solidez política. He ahí el logro de que su trabajo haya durado tanto”.

Finalmente, las autoras resaltaron el hecho de que la presentación se haya realizado en el edificio de Télam, como un paralelismo no sólo desde la obra de Raymundo, sino también dándole importancia al conflicto que actualmente se lleva a cabo. En palabras de Sabat: “Estoy completamente solidarizada con los trabajadores de Télam muchos amigos hacían un trabajo excepcional y quedaron sin empleo como parte de un ajuste. Hablar de Raymundo Gleyzer en este lugar es muy significativo”. Por su parte, Sapire afirmó: “Me parece muy importante la lucha de Télam. Sé que Raymundo estaría muy contento, y a mí se me cae el alma, aunque espero que esta revalorización de la obra de él sirva para seguir reflexionando.”   

El libro es el resultado de un trabajo de investigación de cinco años llevado a cabo por la periodista Cynthia Sabat junto a la esposa de Gleyzer, Juana Sapire.

El cine como herramienta política

La obra de Gleyzer -nacido el 25 de septiembre de 1941- se caracteriza por haber registrado en diversos documentales y largometrajes problemáticas sociales a lo largo de Latinoamérica, con enfoques en quienes son oprimidos y sometidos a fuerzas dominantes: su primer trabajo fue en el nordeste de Brasil y se llamó La tierra quema (1964). Esas fuerzas opresivas toman la forma del Estado o del terrorismo estatal, la patronal de una empresa, o incluso un suceso revolucionario, tal como en México, la revolución congelada (1971), su primer largometraje, prohibido en Argentina y estrenado dos años más tarde. Gleyzer trabajó, además, como camarógrafo de Canal 13 en 1965, y registró en 1966 una serie documental para el noticiero Telenoche sobre la vida cotidiana que se llevaba a cabo en las Islas Malvinas. De formación marxista y con una militancia permanente, se casó con Juana Sapire, quien trabajó junto a él como sonidista y arregladora a lo largo de toda su filmografía, y con quien además tuvieron un hijo llamado Diego. En 1973, junto a su esposa, Gleyzer formó parte del grupo Cine de la Base, y  rodaron Los traidores, una película disruptiva para su época, que narra la historia ficcional de un líder obrero devenido en corrupto, a modo de retrato de la burocracia sindical dentro de una fábrica.  Tras el golpe militar, Gleyzer fue secuestrado el 27 de mayo de 1976, y hoy es uno más de los desaparecidos durante la dictadura.

  “La trayectoria de Raymundo después de cuarenta años, de destrozos en pedazos de documentos que hicieron desaparecer para que nadie los viera, es algo que hoy todavía está –dijo Juana Sapire en el cierre de la presentación-. Es lo importante, lo que tiene su corazón y el alma del Cine de la Base. Hoy me voy llena de amor y con un sentimiento hacia los jóvenes, para que revean la importancia del arte y el cine, principalmente como la fuerte herramienta que puede ser”

(La filmografía de Gleyzer podrá verse en internet a partir de octubre en la plataforma de internet Octubre.tv. La biografía Compañero Raymundo puede conseguirse en Librería Sudestada, Tucumán 1533.)

La obra de Gleyzer, se caracteriza por haber registrado en diversos documentales y largometrajes problemáticas sociales a lo largo de Latinoamérica.

Juana Sapire y Cynthia Sabat.

 

Postales celestes

Postales celestes

Sobre el cruce de las calles Alsina y Virrey Ceballos, en la tarde de Microcentro, un joven con megáfono en mano y pañuelo celeste en su cuello grita mientras camina de una esquina hacia la otra: “Sigamos por Yrigoyen en favor de la vida”, grita. El joven está acompañado por otro veinteañero que lo protege de la lluvia con un paraguas, y lo sigue como una sombra, mientras intenta llamar la atención de personas que van y vienen con banderas de Argentina. En una de las esquinas, un bar está cerrado y confunde a transeúntes por tener el cartel de “abierto” en la puerta. Al lado, un hombre de más de cincuenta años, canoso, con boina, vende pines con imágenes de fetos y banderas patrias. “Me robaron las banderas que tenía para hacerme guita, ¿podés creer, y encima acá? Y a mi nieta le encajaron un billete de mil trucho”, le comenta al hombre otra vendedora ambulante sobre la puerta del bar cerrado.

A pesar de las indicaciones sobre el rumbo a tomar, los manifestantes en contra de la legalización del aborto, se concentran multitudinariamente del lado izquierdo frente al Congreso de la Nación. Las vallas delimitan una plaza contrariada por el color verde y celeste. Desde el lado celeste, se ven imágenes de vírgenes y santos pegadas en los edificios aledaños. Y sobre la inmediación al Congreso, un escenario concentra la mayor cantidad de personas que con las manos en el aire, siguen la letra de canciones católicas. “Creo que el aborto nunca puede ser una solución –sostiene Juan Cruz Díaz (27)-. Aunque las marchas no me gusten, vine para apoyar. Y en caso de que se apruebe la ley, no haremos disturbios”.

Sacerdotes, monjas, estudiantes primarios y secundarios de escuelas privadas se repiten a lo largo y ancho de una calle Hipólito Yrigoyen colmada de carteles “a favor de las dos vidas”. Sobre los costados hay carpas blancas en las que se dictan misas en reducidos espacios, con dos hombres vestidos de negro en la entrada de cada una. Una mujer gestiona la entrada y salida de cada persona en la carpa: mira hacia fuera y controla la capacidad sólo con su mirada.

“La ley es pésima, porque está en contra de las instituciones y la postura médica –dice Soledad Fernández (54)-. La moral de esta ley, además, no es adecuada para esta sociedad”. Los silencios son pocos, ya que son interrumpidos por cánticos acompañados de bombos que refieren una y otra vez a “la vida”, mientras las cámaras de un drone filman la representación de un feto de más de tres metros sobre la multitud. Multitud que, llegada la noche, comienza a dispersare paulatinamente debido a la falta de convocatoria y un clima frío y lluvioso.

“A las ocho de la noche es la misa de la Catedral”, se escucha desde los parlantes ubicados en lugares estratégicos. El barro mancha a más de uno, y la marcha ya no tiene una dirección unívoca: los recorridos se pierden entre las calles aledañas al Congreso.

En la entrada de un edificio en donde manifestantes de pañuelos celestes descansan, una mujer golpea sin intención con su paraguas a un joven que fuma y bebe junto a otros cinco, apoyado en la rampa de la fachada. Él le dice algo a ella al pasar; y ella, con la llave ya puesta en la puerta de entrada, le pregunta: “¿Así luchas por la vida vos?” “Yo no lucho, estoy laburando acá”, contesta el joven con un tono de voz hostil, que deja callados y confundidos a otros presentes.

La lluvia se torna más intensa para las altas horas de la noche, y al frío, se suman las ráfagas de viento imposibles de esquivar. Después de la esperada misa de las ocho, aún hay gente del “lado celeste” de la plaza que divide una postura. Son quienes esperan la decisión de la Cámara de Senadores en contra de la legalización del aborto en Argentina.

Mirá la fotogalería de ANCCOM:

 

La corrupción amarilla

La corrupción amarilla

Si a Julián Maradeo (37) e Ignacio Damiani (34) les hubieran preguntado dos años atrás cuál sería el siguiente trabajo tras publicar El tano, biografía no autorizada de Daniel Angelici (2016), con certeza la respuesta decantaría de tan sólo leer la solapa del libro sobre el actual presidente de Boca Juniors. Y en ese sentido, en Radiografía de la Corrupción PRO: de la ciudad a la presidencia de la Nación (2018), los periodistas egresados de la Universidad Nacional de la Plata han decidido indagar a fondo acerca de un sistema interrelacionado de corrupción que atañe a empresarios, dirigentes de fútbol, familiares, jueces y funcionarios públicos.

Entender los mecanismos de los negociados del partido que fundó Mauricio Macri, que funcionan desde su primera victoria en la Ciudad de Buenos Aires, es comprender una faceta más de una política anunciada como “novedosa”. Maradeo y Damiani se proponen armar piezas con nombres que se repiten, familiares que ocupan cargos, la presidencia en Boca, y millones que se fugan del país. En definitiva, Radiografía de la corrupción PRO se encarga de exponer bajo la lupa los intereses de un presidente que nunca dejó de lado los negocios que lo han llevado a la esfera política. Pero además, permite dilucidar en profundidad el entramado político con el que se fue asentando el PRO tanto en la Ciudad de Buenos Aires como a nivel nacional.

¿Qué tan necesaria es una Radiografía de la corrupción PRO?

Maradeo: Desde un punto de partida bien periodístico, tomamos como disparador que la década menemista tuvo un libro sobre su sistema de corrupción. Pero cuando hablamos de un sistema de corrupción lo entendemos como actos de interrelación de las partes, ya que actos de corrupción hay en cualquier gobierno. Se trata de una estructura jerárquica que funciona eficazmente. Robo para la Corona, de Horacio Verbitsky, fue el libro que mejor lo sintetizó en los ‘90, además claro de aquellos sobre el kirchnerismo –a nuestro entender La piñata de Hugo Alconada Mon es el más destacado-. En ese sentido, creíamos que faltaba uno sobre el PRO, con la particularidad de añadir el elemento de la historización, elemental para entender su sistema de corrupción.

¿De qué se trata esa “historización” de la que hablan en el libro?

Damiani: Si tenemos en cuenta a Mauricio Macri como sujeto político saliendo de las esferas familiares, donde luego salta a Boca, y posteriormente a la Jefatura de Gobierno, es donde vemos que creíamos necesaria la historización para entender la complejidad y profundidad del sistema PRO. Incluso porque hay un rasgo iterativo, una repetición de nombres que vienen de haber sido ejecutivos en empresas familiares, acompañaron a Macri en Boca, y hoy ocupan cargos claves en el Estado como intendentes o funcionarios, como el caso de Andrés Ibarra (ministro de Modernización), por citar un ejemplo.

Julián Maradeo e Ignacio Damiani dan la entrevista sentados en una mesa de trabajo, sobre la cual se ve el libro de su autoría.

«La historización es fundamental para entender el sistema de corrupción», explica Maradeo.

¿Cómo fue el criterio de selección de los casos?

Maradeo: Proyectamos tratar casos que no estén agotados en su modus operandi. Por ejemplo, elegimos el caso del endeudamiento del Correo Argentino, así como también la venta de la empresa de aerolíneas de la familia Macri, MacAir jet, a otra aerolínea colombiana, Avianca. Esta última no sólo se quedó con MacAir Jet, sino también con privilegios en 26 rutas aéreas argentinas y conservando los mismos directivos en la negociación con la empresa extranjera, como Carlos Colunga. En ambos casos se ven los intereses de Macri y de su familia en el Poder Ejecutivo, para demostrar no solamente su praxis política, sino que hay un financiamiento arraigado.

¿Cómo se denota ese sistema de corrupción en la transición de la Ciudad de Buenos Aires a la Nación?

Damiani: Lo que trabajamos es la capacidad discursiva que tiene el Gobierno para trazar un relato que muestra al PRO como lo nuevo, obviando hechos fácticos que visibilizan contrastes e irregularidades, por ejemplo en los sucesos de corrupción. Pero además, se ve en otros temas de agenda. Por ejemplo, cuando Macri asumió como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en sus discursos de apertura en la Legislatura Porteña, ya hablaba de una “pesada herencia”, en relación a las gestiones anteriores a cargo de Jorge Telerman y Aníbal Ibarra. El factor de “la ciudad está quebrada, hay que endeudarse” es una matriz repetida en Nación. La capacidad de oratoria es muy subestimada.

¿Cómo en qué caso por ejemplo?

Damiani: Por ejemplo, en el discurso sobre la independencia del Poder Judicial. Algo en lo que el propio Macri ha hecho hincapié, pero que demuestra lo contrario. Pablo Tonelli, funcionario macrista, es una espada para presionar a jueces que son díscolos o que ponen límites al Gobierno. Andrés Gallardo es un juez de Contención Administrativa que sufrió 800 recusaciones –literalmente- en los últimos ocho años de gobierno PRO en la Ciudad. Gallardo lo denominó como una etapa “bestial”, ya que atentaba contra su independencia en el Poder Judicial. Eso también se traslada a nivel nacional, debido a que es Tonelli hoy el mismo actor preponderante que pone trabas a los circuitos judiciales que no estén en línea con los intereses de Macri.    

¿Cómo se explica que el votante lo haya afianzado tanto durante estos últimos años?

Maradeo: Sin dudas para entender una victoria hay que desarmar las falencias de los rivales. Un desgaste del tejido político, un ciclo agotado del kirchnerismo que llega con un candidato que no termina de representar al arco del partido. Esos son factores determinantes, pero es necesario complementarlos con los aciertos de Macri. Así como también virtudes propias del PRO en generar una eficaz estrategia para el votante de entre veinte y treinta años a través de las redes sociales, por ejemplo.

¿Cuánto influyen los medios de comunicación en la difusión y omisión de casos de corrupción del PRO?

Maradeo: Es difícil de cuantificar, pero por supuesto que existe un blindaje mediático en base a las alianzas de empresarios de medios de comunicación y el Gobierno. Es palpable y lo dejamos plasmado en el libro. Con este trabajo, por ejemplo, nos bajaron el pulgar desde Infobae, lo cual es importante considerando que es el diario web más leído en Argentina. No creemos en una grieta periodística, pero si en intereses encontrados de un lado y del otro. Sin embargo, la presión llega al momento de difundir el trabajo, y eso es notorio.

El periodista Ignacio Damiani sostiene el libro junto a su colega Julián Maradeo

Damiani y Maradeo también escribieron una biografía sobre Daniel Angelici.

¿Por qué denominarlo “radiografía”?

Damiani: Una radiografía metafóricamente como una foto profunda capaz de mostrar, o mejor dicho, transparentar los casos de corrupción del PRO. Pero también con la historización de Macri para demostrar una radiografía de época. En ese sentido, tiene que ver más con la idea de calar más allá de la superficie discursiva. Un tópico importante es el de evitar las interpretaciones. Acá trabajamos fuentes, documentos, denuncias concretas, es ir directamente a los hechos. El análisis decanta, pero no es una posición discursiva frente al partido político en sí.

¿Se toparon con trabas en la producción del libro?

Maradeo: En la producción no, pero sí decididamente en la difusión. Nos topamos con todos los obstáculos posibles. Ya estamos acostumbrados a que pactemos entrevistas y nos las bajen desde numerosos medios. Pero es un tema recurrente en cualquier caso de periodismo de investigación que se enfoque con el gobierno de turno. Lo curioso es que en los primeros veinte días se acabó la primera edición, aun teniendo prácticamente nula difusión del libro…


Radiografía de la corrupción PRO va a ser presentado el 27 de abril a las 19:00 HS en la 44º Feria del Libro de Buenos Aires junto a Hugo Alconada Mon, Gustavo Sylvestre y Gabriela Massuh.

Trovadoras del Siglo XXI

Trovadoras del Siglo XXI

La primera mujer –ya que se esperan varias- se mueve sigilosamente hacia el micrófono ubicado en el punto medio del escenario e irrumpe sin previo aviso. Tiene en su mano izquierda un símil a unas castañas, con tiras de colores brillosos en contraste a la oscuridad del ambiente y de la noche de un jueves ocho de marzo. Las luces sobre el escenario se atenúan y ella, sonriente, canta a capela mientras da leves golpes a su pecho, cual latido de corazón o cajón peruano. Cierra los ojos y su voz se escucha, retumba en el Club Atlético Fernández Fierro abarcando los rincones y las mesas y vasos del público en silencio. La tonada es limpia, clara y acompaña la letra con escasos movimientos de sus brazos. A su alrededor: un piano, dos guitarras –criollas y eléctricas- un laúd, un bombo, y micrófonos para más compositoras invitadas. Quien está en escena culmina su primera interpretación, y acto siguiente convoca a otra mujer a cantar junto a ella una canción en honor a Violeta Parra. Antes de eso, menciona la importancia de la fecha, su significado, y resalta además la “coparticipación de todas las presentes, dentro y fuera del lugar, junto con las que vendrán en el resto de la noche”. Hay, efectivamente, trovadoras en escena.

Las Mujeres Trovadoras en escena.

Un trovador era aquel personaje poeta y cantautor del medioevo que componía su música con letras allegadas al amor, aunque también en ocasiones su prosa contenía discusiones políticas, o miradas críticas sobre lo social. Y aún característico de la Europa de los siglos XII y XIV, su labor como nexo entre la canción y los conflictos sociales se retoma actualmente desde una perspectiva contrahegemónica y disruptiva: la mirada femenina.     

Mujertrova es un Movimiento de Mujeres Trovadoras de Argentina que se fundó en 2013 gracias al trabajo de Paula Ferré y Alejandra Rabinovich (esta última desvinculada actualmente), ambas trovadoras a nivel local. Si bien el concepto de trovadora no es comúnmente mencionado en los medios masivos de comunicación, para estas mujeres resignifica más que una forma de llamar a una cantora. Los padrinos del movimiento son el trovador cubano Vicente Feliú Miranda, y la trovadora local Teresa Parodi. Ambos fortalecieron el movimiento desde su nacimiento y contribuyeron al crecimiento colectivo.

Carolina Wajnerman es integrante del movimiento desde los inicios, y aclara ante todo la impronta latina de las trovadoras en su afán de visibilizar la canción creada por mujeres. “Nosotras nos plegamos a un movimiento a nivel latinoamericano de un género no solo musical, sino también social y político en relación a la canción y la música”. Ella fue la primera en subir al escenario a tocar en la última fecha de Mujertrova en Capital Federal por el Día Internacional de la Mujer. Ese mismo encuentro se dio en simultáneo junto a otro realizado en Córdoba y un tercero en San Rafael, Mendoza (con la presencia de Paula Ferré), lo que denota el perfil del movimiento como una red conectada en distintos puntos del país. “Siempre Mujertrova es principalmente un encuentro con las compañeras, con la canción, con el decir y el compromiso de todas con lo que sucede alrededor”, agrega Carolina.

Silvia Gers en el concierto del grupo Mujeres Trovadoras en el Club Atlético Fernández Fierro.

Hay ciertos rasgos que caracterizan a una trovadora. Que su música sea de su autoría, o que recorra nuevos lugares para que sus letras se esparzan entre la gente. Sin embargo, un aspecto se destaca y manifiesta como premisa ante toda trovadora: canta para hacer saber lo que sucede. Y es ahí donde reside un mensaje diferente a la frivolidad mediática y naturalizada.

Para Mijal Guinguis, pertenecer a Mujertrova es un punto de inflexión. Es una joven cuya dicción y pronunciación son predilectas, lo que anticipa su calidad como cantante y la prolijidad de la voz. “Encontré en esta agrupación –hace ya muchos años-  algo muy significativo para mí, como grandes cambios en pequeñas acciones”. Ella es pianista, y como muchas otras integrantes lleva editados álbumes solistas de forma independiente.

Mijal fue la segunda en subir a escena en la noche en Buenos Aires, quien a cargo del piano y de espalda al público, le cantó a la crudeza de vivir y la simpleza de seguir luchando como trovadora –y como mujer- en el día a día. “Es bueno saber que si una flaquea, hay otra para sostenerla”, sostiene ferviente.

A las periódicas presentaciones de Mujertrova, se añade un “Encuentro Nacional de Mujeres Trovadoras”. Cada año se organiza un festival de dos o tres días con la participación de entre treinta y cincuenta trovadoras argentinas, en las que además de compartir su música, gestionan talleres gratuitos, realizan actividades comunitarias y se comprometen en contribuir a barrios carenciados. “Cada año se proponen diez trovadoras nuevas, diez integrantes nuevas para grabar un CD nuevo con la canción de cada trovadora”, añade Mariana Brito, asistente del movimiento y gestionadora de las redes sociales, una herramienta clave para la organización de los eventos.

A sala llena, en la noche en el Fernández Fierro

Mujertrova tiene además un reconocimiento estatal. En septiembre de 2017 el Congreso de la Nación Argentina otorgó al movimiento la distinción “Juana Azurduy” en conmemoración al trabajo colectivo, el compromiso por el bien común y su labor cultural. A casi seis años de su fundación, el Movimiento de Mujeres Trovadoras Argentinas se encuentra en la sazón de su momento, en un contexto de advenimiento y concientización sobre el rol de la mujer en sociedad. Y sus ejemplos se ejecutan con cuerdas o vientos en escena.

Sobre el final de la noche en el Fernández Fierro se presentaron Sara Mamani y Silvia Gers. Una es la contracara de la otra. Mientras Sara es callada y discreta, Silvia habla, y agrega aún más. Empero, ambas se complementan, son equidistantes al cantarle y tocar al nacimiento de una flor, o a una oleada de mujeres movilizadas en las calles. Sara es de Salta, la mayor de todas en escena, pero no flaquea ni un instante en transmitir la sequedad y la verdad de sus letras, acompañada por una guitarra eléctrica hueca y la voz como estandarte de protesta. “Una fecha movilizante la de hoy”, dice por lo bajo fuera de libreto.  Silvia es la morocha de mechones con puntas rojizas. Se para desafiante en medio del escenario y rasguea acordes como si de rock crudo se tratase. Pero también invita al público una y otra vez a no quedarse de brazos cruzados. Vuelve  a la crudeza, pero esta vez en las letras como baldazos de realidad y agua fría. De cualquier forma, ya se presencian tres trovadoras en los tablones y faltan más. Cuatro. Cinco, seis. Ocho y la trova comienza de nuevo.