Cuando la realidad supera a la ciencia ficción

Cuando la realidad supera a la ciencia ficción

 

«Cuando la realidad alcanza a la ciencia ficción, el género tiene que huir de nuevo hacia delante”, opina Ruocco.

La pandemia hizo que la realidad se pusiera en contacto con situaciones solo antes retratadas por la ciencia ficción. En un contexto que mezcla buenas dosis de incertidumbre con otras tantas de paranoia, tres autores del género se muestran optimistas, aunque no logran imaginar el futuro. Los años más recientes de la ciencia ficción se caracterizaron por la profusión de escenarios posapocalípticos. “La industria del entretenimiento nos venía llenando de distopías”, dice el escritor, filósofo y crítico italo-argentino Pablo Capanna, cuya obra explora el género desde 1965, “como para halagar ese nihilismo que le atribuía al público, que había dejado de creer en los ideales de la modernidad y no atinaba a imaginar un futuro atractivo. El cine y las series producían y vendían ese material en gran escala, porque el miedo puede ser negocio”.

Pero, ¿estamos al borde del colapso? La ciencia ficción se ocupa de imaginar qué pasaría si. El género, comenta Laura Ponce, escritora especializada, crítica, divulgadora y editora argentina, refleja los temores y anhelos de la época y sociedad que la produce, pero siempre con los pies en la realidad: “Toma la información conocida por la ciencia y la estira hasta el máximo de sus posibilidades lógicas.

«Desde la Peste Negra del siglo XIV la pandemia es un terror que asoma en el imaginario cultural», acota Capanna, quien recuerda que la literatura trata ese miedo por lo menos desde 1826, cuando Mary Shelley publica El último hombre tres años después de su famoso Frankenstein. «No es que la ciencia ficción se haya hecho eco de las preocupaciones que asediaban a la opinión pública –señala-. Por el contrario, fue ella la que puso en circulación la mayoría de ellas, ya sea como anticipación o como advertencia». Capanna está convencido de que la ciencia ficción contribuyó, por ejemplo, a disuadir una guerra nuclear.

El peor de los mundos

Juan Ruocco es escritor, guionista y estudiante de Filosofía. Desde 2014 conduce un podcast y escribe artículos donde explora temas de ciencia y cultura pop. «La idea del fin del mundo tiene que ver con una forma muy cristiana de pensar el tiempo», opina Ruocco. Y detalla: “El Génesis y el Apocalipsis. Empieza y termina. Esperamos ese momento culminante de la historia, y en realidad no tenés esos momentos terminales de crisis absoluta. Siempre prima un principio de realidad. En los momentos más álgidos terminó primando el no autodestruirse”.

La ciencia ficción construye distopías para jugar con el peor de los escenarios. “Rara vez en los relatos se consigue una cura o vacuna”, detalla Ponce. “Y no antes de que la humanidad sea diezmada. Incluso si se viaja atrás en el tiempo, para evitar el surgimiento de la pandemia, ese viaje implica una paradoja que puede ser el motivo de que se produzca”. Para Capanna, concluir un relato con el apocalipsis es hacer trampa: “Los buenos escritores de ciencia ficción son los que siempre supieron escapar de las normas comerciales y en el fondo nunca dejaron de ser optimistas. Hasta alguien como Philip K. Dick, que imaginó futuros peores que el presente, siempre daba por superada la catástrofe y trataba de imaginar un mundo empobrecido pero con la esperanza puesta en la reconstrucción”.

“Rara vez en los relatos se consigue una cura o vacuna”, detalla Ponce.

El año después

Capanna blande un realismo optimista: «Si la civilización sobrevivió a la Peste Negra, que mató a más de un tercio de los europeos, y lo hizo sin contar con la medicina científica, es seguro que sobreviviremos». Ponce, mientras tanto, anuncia que “esta pandemia es un evento de escala planetaria, de alcance global: la humanidad nunca vivió algo de estas características. Estamos asistiendo al inicio de una Nueva Era. Qué hagamos con eso depende de nosotros”.

Pero una vez descartado en gran medida el miedo a la extinción de la especie, comienza la desconfianza en el nuevo mundo. El qué pasaría si de la ciencia ficción imagina situaciones para recordarnos que en las situaciones extremas nunca deja de salir a luz lo peor y lo mejor del ser humano: “El tema del control político y social -dice Capanna- ha sido muy trabajado en el género, más con las herramientas de vigilancia que provee la tecnología. Seguramente es una de las preocupaciones prospectivas actuales. Cuando está en juego la supervivencia, nunca falta quien justifique una suspensión de la ética, la solidaridad y las costumbres civilizadas”.

“Cuando la realidad alcanza la ciencia ficción, el género tiene que huir de nuevo hacia delante”, opina Ruocco. Y admite: “De parte de los autores más tétricos, entre los que me incluyo, hay una subestimación de la capacidad del ser humano de autopreservarse”. Para Ruocco, la ciencia ficción esperaba un escenario más grave: “No esta guerra de baja intensidad. Ahora vamos a tener que pensar otros futuros porque el tema empieza a saturar a los autores”.

La respuesta a qué futuro nos depara puede encontrarse en el espíritu de Phillip Dick. Una alternativa disruptiva que contrarreste la crisis futura. La producción de bienes y servicios ha disminuido hasta casi detenerse. Ponce reflexiona que “en un momento donde muchas dinámicas como el egoísmo de la meritocracia y el sálvese quien pueda se ponen en duda, se pueden pensar nuevas formas de asociación colaborativa. Porque el mundo al que vamos a volver no va a ser el mundo del que nos retiramos”.

Las bicicletas toman velocidad

Las bicicletas toman velocidad

“Hay más conciencia del tema saludable, hace deporte y eso ayudó a que le den uso a la bici», dice Campomar.

Alexis Campomar administra Star Cicles, una bicicletería fundada en 1989. “Mi papá (Norberto) y un amigo comenzaron a arreglar bicicletas en un local pequeño y con el tiempo se mudaron a uno más grande donde empezaron a fabricarlas. Hoy vendemos bicicletas fabricadas por nosotros, importadas y también reparamos”, comenta el encargado del local ubicado en Olivos y que ahora ofrece sus productos a todo el país gracias al comercio por Internet.

La bicicleta ha ganado terreno en la movilidad de las ciudades y el Gran Buenos Aires no es ajeno a su popularizacón. “En los últimos seis años hubo un gran crecimiento: la gente es más consciente del tema saludable, hace deporte y eso ayudó a que le den uso. En Zona Norte y Capital Federal hay espacios donde se puede salir a andar y eso es un incentivo”, agrega Alexis.

Pascual Mazza, distribuidor de Olmo Bikes, una fábrica fundada en Morón hace más de 70 años, complementa esta información sobre el mercado. Cuenta que en los últimos tres años aumentó cien por ciento las ventas de rodados de media y baja gama. “Veníamos en alza, ahora con el tema de la cuarentena se cortó todo, pero la bicicleta viene en un crecimiento mundial y la gente se concientizó en usarla más porque es un medio de transporte no contaminante. Además, carreras, bicisendas y salidas grupales ayudaron a ese crecimiento”, puntualiza.

“En el último año hubo récord de ventas de bicicletas de todas las gamas. La gente que empezó a usarlas como medio de transporte, se encontró con algunas muy económicas: la compraba en cuotas y se daba cuenta que la cuota era más barata que lo que gastaba en transporte al mes. Y la venta de una bicicleta luego te genera la venta del inflador, del casco, de la luz”, afirma Maxi Chazarreta, distribuidor de Bicicletería Pereyra para el Gran Buenos Aires.

«La venta de una bicicleta luego te genera la venta del inflador, del casco, de la luz”, afirma Maxi Chazarreta.

Adolfo Carrizo es periodista especializado en ciclismo y monta bicicleta desde los 4 años. Antes de la cuarententa, decretada el 20 de marzo, salía entre dos y cuatro horas diarias a entrenar. “Me gusta salir, no tengo problema con andar en el tránsito, hay gente que si no tiene para salir de la ciudad, alejarse un poco y volver, no sale, pero yo en ese sentido no tengo problema”. Dice que en los últimos cuatro años se ve mucha más gente pedaleando y cree que los gobiernos provinciales y municipales tienen que motivar, aún más, a los argentinos a usar este medio de transporte. “En un montón de sectores de Capital faltan bicisendas y otras tienen poco mantenimiento”, asegura.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, instó a sus colaboradores a diseñar rutas que pongan a la bicicleta como el principal medio de transporte en la ciudad. “Estoy pensando en diseñar temporalmente rutas por encima de las líneas de metro más concurridas para que las personas que se sienten más seguras en bicicleta puedan moverse”, declaró. En Bogotá, Berlín, Milán, Quito, Bruselas, San Francisco, Edimburgo y varias ciudades de España, Canadá, Nueva Zelanda, Perú, Inglaterra y México se han creado carriles y rutas provisionales para el uso exclusivo de la bicicleta.

“Después de la cuarentena la gente va a usar mucho más la bicicleta porque no quiere viajar en colectivo para no estar en contacto con otras personas y aparte van a querer hacer más deporte del habitual por este tiempo que no pudieron salir”, expone Alexis. “Unos amigos que ya están empezando a trabajar otra vez me decían que hay un montón de cosas que no las ven de la misma manera que las veían tres meses atrás. Están con un poco de miedo”, completa Adolfo.

Chazarreta agrega que la financiación también es importante para impulsar el mercado de la bicicleta en tiempos de recesión económica. “El sistema de crédito y cuotas ayuda a que la gente compre una bicicleta: el valor promedio está en 20 mil pesos y la gente ve que la compra se le hace pesada. Si varios bancos empiezan a ofrecer este servicio, seguramente más pesonas se van a volcar a la bicicleta”, afirma el representante del mayorista con sede en La Banda (Santiago del Estero).

La bicicleta viene en crecimiento mundial porque es un medio de transporte no contaminante», dice Mazza.

Si bien las ventas bajaron por la cuarentena, el comercio por Internet es un aliado en la distribución de bicicletas y bicipartes. Desde Bicicletería Pereyra afirman que lo que más se está vendiendo son los rodillos, entrenadores que permiten usar la bicicleta dentro de casa, y las bicicletas fijas. Desde Star Cicles comentan que las que son para chicos, los monopatines y repuestos como cámaras y cubiertas han tenido buena demanda en el último mes.

Maxi explica que este fenómeno se da en los momentos de crisis económica porque muchas personas no tienen para comprarse una bicicleta, pero si tienen la posibilidad de mandar a reparar la que tienen en casa. “La gente que no tenga para pagar un boleto de colectivo no le quedará otra que sacar la bicicleta vieja y cambiarle cámaras, cubiertas, cables de freno, hacerle un service general y ponerla en condiciones”.

El espacio público tiene que cambiar su funcionamiento para impedir que el coronavirus se expanda en las grandes metrópolis el día que las cuarentenas se flexibilicen y por eso serán importantes las políticas públicas en relación a la movilidad. Los gobiernos tienen la responsabilidad de ampliar y facilitar el uso de medios de transporte que reduzcan la contaminación y sean útiles para mantener el distanciamiento social.

Con sangre en las venas (y en los hospitales)

Con sangre en las venas (y en los hospitales)

En el contexto actual es claro que las actividades de las instituciones y la vida cotidiana de las personas se han tenido que ajustar a los cambios provocados por el aislamiento preventivo obligatorio. Sin embargo, hay urgencias que deben ser atendidas como siempre, más allá de los riesgos que entraña el Covid-19. Por ejemplo, las transfusiones sanguíneas, tarea de vital importancia que se logra gracias a la voluntad de los donantes.

Después de declarada la cuarentena por el Gobierno nacional, la donación de sangre fue una de las labores silenciosas e imprescindibles que se vio afectada. En las primeras semanas no se logró establecer una estrategia que permitiera la continuidad de su desarrollo y disminuyó la cantidad de dadores en un 80%, según datos de la Fundación Hemocentro Buenos Aires.

Las tareas habituales realizadas por los centros de hemoterapias se vieron interrumpidas debido a la restricción para la circulación de las personas. “Usualmente nuestras campañas constan de equipos móviles que visitan distintas instituciones como universidades, colegios, iglesias y demás, durante el año” aseguró Emilce Ganza, encargada del área de promoción del banco de sangre del Hospital de Pediatría Garrahan.

Cuando el Ministerio de Salud estableció la donación como una de las actividades exceptuadas dentro de lo que estipula el aislamiento, permitió que los centros hospitalarios pensaran en nuevas estrategias que ayudaran a revertir el descenso en las reservas y motivar a las personas a seguir donando.  “Se optó por sacar fuera del edificio el banco de sangre que hasta el momento funcionaba en el primer piso” afirmó Gisela Marcos, encargada del sector de Hemoterapia del Hospital Posadas. A su vez, Juan Maestripieri, encargado de Prensa de esa área, afirmó que esta medida “tiene la finalidad de evitar la circulación de los donantes con los pacientes internados, evitar aglomeración de personas y permite cumplir con todas las recomendaciones necesarias para evitar la transmisión del virus”.

Otras de las estrategias implementadas fue la convocatoria a través de las redes sociales del hospital con diferentes figuras públicas como Juan Gil Navarro, Luisana Lopilato, Leonardo Sbaraglia, entre otros. «Se trabajaron videos con artistas que tuvieron una muy buena respuesta y el boca a boca nos ayudó a traer la cantidad de donantes que necesitábamos para seguir trabajando diariamente” declaró Marcos.

En el Hospital Garraham se retomaron los equipos móviles con variaciones en su trayecto habitual. “Hacemos campañas, una o dos por semana, acercándonos a los barrios para que las personas no tengan que trasladarse tan lejos, y después citamos con turno en el banco de sangre cumpliendo con todas la recomendaciones sanitarias”, manifestó Ganza. La información sobre las rutas de circulación se encuentra semanalmente en las cuentas de Facebook e Instagram llamadas Banco de Sangre Garrahan.

La reprogramación de cirugías que no comprometen la vida de los pacientes fue otra de las medidas adoptadas por los hospitales. La decisión permitió una baja del consumo de las reservas de sangre. No obstante, se precisa -en promedio- la donación de 50 personas al día para que se puedan cubrir las necesidades diarias. “Nosotros recibimos pacientes de todas las edades y de todas las provincias, ya que podemos tratar enfermedades complejas. Nunca se dejó de atender a las personas que requieran sangre como recurso vital. Estamos en condiciones gracias a las estrategias asumidas en estos tiempos” aseguró Marcos.

En estos días de cuarentena cualquier persona mayor de 18 años puede donar sangre solicitando turno a través de los diferentes sitios web de los bancos de sangre. El comprobante del turno sirve como constancia para poder circular por la vía pública el día de la donación.

Además de los requerimientos de salud habituales, se precisan condiciones adicionales en función de la circulación del coronavirus. Por ejemplo, no podrán donar quienes hayan presentado fiebre reciente, tengan síntomas de resfrío, aquellos que hayan tenido contacto con personas con sospechas de contagio y personas con un historial de viaje al exterior en los últimos 14 días.

El aislamiento trae ansiedad, angustia y apatía

El aislamiento trae ansiedad, angustia y apatía

“Una de las cosas que más se siente es la pérdida del lazo social y de la rutina”, dice Riva Roure.

Desde el 20 de marzo, a partir de la declaración de la cuarentena total preventiva y obligatoria, la sociedad argentina vive una situación excepcional. No sólo el aislamiento físico es una novedad sino también el conocimiento de un virus que potencialmente puede afectar a cualquier persona. Ante esta situación única en el país y en el mundo, ANCCOM conversó con diferentes especialistas en salud mental para dar a conocer cómo impacta el contexto de confinamiento y pandemia.

“Una de las cosas que más se siente -dijo María Rosa Riva Roure, médica psiquiatra directora del Hospital Interzonal Dr. José A. Esteves- es la pérdida del lazo social y de la rutina”. Sobre el distanciamiento, los profesionales destacaron, a su vez, que este debería ser físico y no social. Es decir que, a partir de las tecnologías de la comunicación, el lazo social se puede mantener y es recomendable hacerlo para no estar frente a un aislamiento subjetivo.

Interrogado por los padecimientos más frecuentes en este contexto, Oscar Cott, responsable del área de prensa de la Asociación de Psicólogos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dijo que lo que aparece en términos generales es la angustia, la ansiedad y la apatía. Esta última es un mecanismo de defensa frente a una situación que puede ser traumática e implica la desconexión y la imposibilidad de expresar sentimientos frente a dicha situación. Además de malestar, otro problema que conllevan estos padecimientos es “la desconexión que hay con el resto de las personas que están atravesando por la misma situación”, aclaró Cott.

«Hay que tener en cuenta que el desgano, la desmotivación y la dificultad con la rutina son respuestas predecibles y no está mal que una persona no tenga ganas”, explican desde el Área de Salud Mental del Cels.

Desde la perspectiva del grupo interdisciplinario del área de salud mental del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), “les afectades somos todes”. En diálogo con ANCCOM dijeron: “Todas las personas en este contexto hemos visto alterada de un modo significativo la cotidianeidad. Aspectos muy básicos de la vida de cada une se ven conmovidos. Entonces, esto ya en sí mismo genera una afectación generalizada. Además está vinculada a un tema de salud en el que se ponen en juego cuestiones ligadas a la enfermedad, la muerte y miedos”.

También aclararon, desde el área de salud mental del CELS, que estos efectos en la salud mental de las personas son esperables. “No somos de la idea de que hay que de primera mano empezar a psicopatologizarlos y no creemos que haya que hablar de que todo el mundo está enfermo, ansioso, deprimido como si fuera algo del orden de la enfermedad, cuando en realidad son efectos esperables. Es muy importante tener en cuenta que el desgano, la desmotivación y la dificultad con la rutina son respuestas predecibles frente a una situación tan atípica como esta y no está mal que una persona no tenga ganas”, explicaron.

El confinamiento tiene efectos diferentes según los factores materiales, las condiciones y características de las personas. “Depende muchísimo de dónde vivan. No es lo mismo una casa que un departamento y no es lo mismo un departamento con un balcón que uno interno que da a una pared o gente que depende todo el tiempo de luz eléctrica”, dijo María Rosa Riva Roure a ANCCOM.

“Es importante destacar las diferencias materiales fruto de las inequidades sociales”, sostuvo Analía Zanatta, médica psiquiatra del Ministerio de Salud de la Nación e integrante de la Asociación por los Derechos en Salud Mental (ADESAM). “No es lo mismo estar en una casa en familia con espacios diferenciados que en aquellos barrios donde hay más conglomerado de gente o en la misma habitación hay varias personas. Creo que es un transitar de dos maneras distintas frente a una misma situación con igual riesgo de vulnerabilidad de infección pero no de transitarla”, argumentó Zanatta.

La sobreinformación puede transformarse en un problema, dicen los especialistas.

Recomendaciones

Las especialistas remarcaron que la situación excepcional que existe actualmente es de carácter transitorio. Además, señalaron que mantener los lazos sociales y reforzar los solidarios resulta vital para no enfrentarse a un aislamiento social, sobre todo en adultos mayores, y sostener vínculos sanos con la comunidad. Sobre esto, Zanatta resaltó: “Es importante rescatar mucho el valor del apoyo, de la ayuda mutua y evitar ciertos términos que pueden ser estigmatizantes frente a las personas que se definen como sospechosas de tener Covid-19. En estos casos es recomendable decir ‘personas con covid’ o ‘que se están recuperando de covid’ y no asociar el virus a ningún grupo étnico ni nacionalidad”.

Otra de las recomendaciones que surge con frecuencia es mantener una rutina. Desde el área de salud mental del CELS aclararon que “no todas las recomendaciones son para todas las personas”. Por esta razón sugirieron la construcción de rutinas singulares, propias de cada persona. “De esta forma, encontrar y elegir actividades que sean significativas para cada uno -aunque sean muy pocas- posibilitan construir una rutina nueva que al menos pueda hacer que no todos los días sean idénticos”, detallaron desde la entidad.

La sobreinformación también es un problema que trae efectos en la salud mental de la población. Por esta razón, las recomendaciones de las especialistas apuntan a dosificar la información, buscar fuentes confiables y oficiales, chequear la información, no contribuir en la circulación de rumores, actualizarse una vez al día y no estar pendiente de manera constante de las redes sociales y de los programas de televisión informativos.

«Si el malestar empieza a ser insoportable para la persona es importante buscar ayuda», dicen desde el Cels.

Ayuda profesional

Si las dificultades para el desarrollo del cotidiano son muy grandes existen otras recomendaciones más específicas. “Es muy importante prestar atención a si el aislamiento o cualquier otra situación empieza a generar un malestar muy profundo y afecta los distintos aspectos de la vida de una persona. Es decir, si el malestar empieza a ser insoportable para la persona es importante buscar ayuda y consultar a través de los canales que existen actualmente”, aclararon desde el CELS.

La Subsecretaría de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias en el ámbito de la Salud del Ministerio de Salud bonaerense presta un servicio de atención psicológica marcando a la línea gratuita 0800-222-5462 las 24 horas de lunes a viernes, y sábados, domingos y feriados de 9 a 22. A su vez, en las provincias se están llevando a cabo programas de atención y contención psicológica desde los gobiernos, muchos en conjunto con organizaciones de la sociedad civil y el Colegio de Psicólogos de cada provincia.

Desde el Centro de Asistencia al Suicida, en tanto,  informaron de un incremento en las consultas que reciben. Nora Fontana, la vicepresidenta de la institución y encargada de difusión, dijo: “Recibimos más consultas y por eso alargamos el horario de atención y les pedimos a los voluntarios si podían donar más horas”. El trabajo de asistencia al suicida que brinda el centro es totalmente voluntario y siempre necesita de personas que presten ayuda. En la página hay recomendaciones para evitar suicidios, para prestar atención a estos temas y saber cómo desenvolverse. En el sitio web detallan: “Si usted, o algún familiar o allegado suyo está atravesando una crisis emocional de cualquier tipo, no lo dude, llámenos: 135 (línea gratuita desde Capital Federal y Gran Buenos Aires) y (011) 5275-1135 (desde todo el país)”. El horario de atención es de 8 a 2 de la mañana y el llamado es confidencial, personal y anónimo.

Personas con trastornos graves

A partir de la Decisión Administrativa 490/2020 se suman a las personas con discapacidad y aquellas comprendidas dentro del colectivo de trastorno del espectro autista como personas exceptuadas del cumplimiento de la cuarentena obligatoria. Por eso, pueden salir a la vía pública -siempre que no sean personas de riesgo por edad o enfermedades respiratorias- para realizar paseos breves con un único acompañante y los documentos requeridos.

En cuanto a las personas que se encuentran en manicomios, desde el grupo interdisciplinario de salud mental del CELS brindaron recomendaciones para garantizar sus derechos en tiempos de cuarentena obligatoria. Entre las principales se encuentran garantizar el derecho a la comunicación que implica el derecho a la accesibilidad y a la disponibilidad. En este punto, para no contribuir a un aislamiento simbólico de esta población propusieron el acceso a un celular por sala. Por otro lado se encuentra la importancia de asegurar que la cuarentena no signifique un recrudecimiento del encierro. Finalmente, garantizar también el derecho a la seguridad social, a la circulación y a contar con los sistemas de apoyo que sean elegidos por la persona. Por último, para mantener estable la salud mental de la población, la psiquiatra Analía Zanatta recordó: “Todos desde su lugar son importantes, todos pueden ayudar y cada uno puede contribuir a reducir el riesgo en sí mismos y en su entorno”.

Ecuador, panorama de la desolación

Ecuador, panorama de la desolación

En las calles de Guayaquil se abandonan los ataúdes que son utilizados para colocar los cuerpos hasta que la policía los retira de los hogares.

El panorama de Ecuador ante el Covid-19 es incierto. La escasez de recursos pone en tela de juicio el registro de casos confirmados. La cantidad de testeos no cubre la cifra de posibles contagios. Se han confirmado solo 537 muertes oficiales por coronavirus, mientras que otras 952 fueron catalogadas, según el Ministerio de Salud ecuatoriano, como “fallecimientos probables”. La única certeza es que el sistema sanitario colapsó, numerosas familias convivieron en sus casas con los cuerpos de sus allegados por casi cinco días, y que hoy se considera una suerte de alivio que se recojan en un máximo de 48 horas.

Este país es el segundo con más muertes en la región a causa de la pandemia, superado únicamente por Brasil. El 13 de marzo dio a conocer la primera de ellas, dos días después de haber declarado la emergencia sanitaria. Para entonces, el número de infectados había ascendido a 23 y no se presentó señal de que la situación mejoraría. Hoy la cifra de contagios superó los 10 mil y sigue aumentando a gran escala.

El gobierno de Lenín Moreno implementó técnicas de prevención a la par de los demás mandatarios de la región: desde mediados de marzo, se restringió el acceso de pasajeros que provenían del exterior, se cerraron las fronteras con Colombia y Perú, se suspendieron eventos masivos y actividades comerciales en establecimientos que concentran a más de 30 personas, se instaló el aislamiento domiciliario preventivo y el toque de queda, y se limitó la jornada laboral a ciudadanos que trabajen en el ámbito de la salud, la seguridad y la distribución de bienes de la canasta básica.

Las medidas son semejantes, pero los resultados, muy disímiles. Para la infectóloga Gabriela Zambrano, el problema principal radicó en el accionar tardío de las autoridades. “El primer caso sospechoso de Covid-19 se detectó en febrero pero, al dar un resultado negativo, bajaron la guardia”, explica. “Faltó nivel de alerta y de gravedad en toda América Latina. Muchos lo compararon con una gripe normal, y ese fue el error principal desde el punto de vista gubernamental”.

En uno de los barrios mas populares de Guayaquil la Policía Nacional levantó un cuerpo que llevaba más de 5 días en una casa. Al terminar, la familia prendió fuego al ataud vacio.

El arquitecto e investigador en Desarrollo Urbano y Regional Fernando Carrión Mena destaca la responsabilidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la crisis ecuatoriana. “Ha planteado una política absolutamente general y única para todo el mundo. Por ejemplo: lavarse las manos. Según UNICEF, el 40% de la población mundial, es decir, tres mil millones de personas, no tienen capacidad de lavarse las manos porque no tienen agua potable ni jabón”.

El académico, que recientemente conformó un equipo internacional para analizar la situación local y mundial por la pandemia, argumenta que se debe dar cuenta de los niveles de desigualdad que existen entre los países desarrollados y subdesarrollados para tomar medidas de acuerdo a cada situación en particular. “El contagio comunitario es un tema absolutamente popular. La vulnerabilidad pasa por la condición etaria, pero en la práctica, cuando uno revisa la condición de letalidad, los que están falleciendo son los sectores de bajos ingresos porque tienen enfermedades preexistentes, viven con alto hacinamiento, y porque la única forma de obtener algún recurso de supervivencia es en el espacio público. Este es el motivo por el cual Guayaquil es la zona más afectada: allí el 62% del empleo se hace en el espacio público y las viviendas están en pésimas condiciones”.

Familias de diferentes partes de Guayaquil hacen horas, y a veces días, de fila fuera del cementerio «Parque de la Aurora» para que sean enterrados sus familiares fallecidos.

Otra causa del enorme contraste es la crisis económica que azota Ecuador. El 11 de marzo, el presidente expuso que se están perdiendo ocho millones de dólares por día debido al desplome del precio del petróleo, el mayor sustento del país. Otra dificultad que endurece el panorama financiero es la deuda que se contrajo en 2019 por la suma de 10.300 millones de dólares con organismos internacionales, entre ellas, el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El jefe de Estado asegura que se aportarán otros 60 millones de dólares para encarar el Covid-19, pero esta contribución supone un ajuste atroz: se redujo el salario de los empleados públicos en un 8% y se recortaron 1.400 millones de dólares del presupuesto estatal, eliminando así secretarias, empresas públicas y agencias de control.

Moreno prometió reducir el 50% del ingreso mensual a presidente, vicepresidente, ministros y viceministros. A su vez, creó el Bono de Protección Familiar para auxiliar económicamente a 950 mil familias a partir de mayo. “Hasta ahora, lo único que se está cumpliendo es la entrega del bono de contingencia de 60 dólares que ofreció el Gobierno. Sin embargo, hay muchas familias pobres que aseguran que no lo están recibiendo. Las otras medidas como la de reducción salarial recién se podrán ver a final de mes”, explica la periodista ecuatoriana Cristina Bazán Salcedo.

La familia Bastidas tuvo el cadaver del padre durante 4 días en su casa.

LOS OLVIDADOS

En Sauces, al norte de la ciudad de Guayaquil, una familia implora por ayuda a través de sus redes sociales para que las autoridades vayan a recoger el cuerpo de una mujer de 66 años que llevaba más de 24 horas fallecida en su domicilio. Un video filmado en la misma zona se viraliza por captar la imagen de un hombre recostado en un banco, cubierto por una manta blanca y acompañado por un cartel que lleva escrito “Hemos llamado al 911 y no hay ayuda”. El ministro ecuatoriano, Santiago Tarapués, sale en cadena nacional a definir el abandono masivo de cadáveres en la vía pública como un nuevo “fenómeno social”, mientras que los ciudadanos lo califican como una irresponsabilidad estatal.

A principios de abril, la provincia de Guayas concentró el 72% de las personas infectadas y fue coronada como la zona más perjudicada por la pandemia. En su ciudad portuaria, Guayaquil, se registraron 1.400 muertes desde el 12 de marzo hasta el 10 de abril, de las cuales no se dieron a conocer las causas concretas, pero que implicaron un riesgo impensado: el colapso de los centros hospitalarios y, en consecuencia, del sistema fúnebre. Frente a esta problemática, numerosas familias tuvieron que convivir con el cadáver de un ser querido, y otros se vieron obligados a abandonarlos en la calle ante la amenaza de vecinos.

Las condiciones monetarias no acompañan. “Hubo un decrecimiento significativo en el área sanitaria en los últimos tres años. Del año 2017 al 2018, bajó el 34% el presupuesto de la salud. Un año después, bajó el 36%”, explica Carrión Mena. Este es el motivo por el cual el 21 de marzo la ministra de Salud Pública, Catalina Andramuño, renunció por falta de fondos y apoyo político para enfrentar el coronavirus. El suceso generó profundos cambios en las subsecretarías y, según Zambrano, dejó al sistema de salud sin liderazgo.

Hoy el escenario escalofriante que enfrentó Guayaquil ya no es el mismo. “Se activó una fuerza de tarea con el Ejército para recoger la mayor cantidad de cuerpos posibles en poco tiempo. Ahora las personas que fallecen son recogidas en dos días. Esta fuerza de tarea recogió, hasta el 11 de abril, 631 cuerpos en hospitales y 771 en viviendas”, asegura Bazán Salcedo.

Juan, de 78 años, murió camino al Hospital Los Ceibos.

En Quito, la situación es distinta. Representa solo el 8% de la totalidad de casos confirmados de Covid-19 y, si bien surgen ocasionalmente olas de brote, tienden a estabilizarse. “Por suerte, el alcalde de la ciudad (Jorge Yunda) es médico, comprendió la gravedad de la situación y actuó rápido. Fue el primero en cerrar las puertas de los centros educativos, y actualmente propone extender el aislamiento preventivo hasta fines de abril”, explica Zambrano.

La pauta oficial indica que la cantidad de infectados en Guayas descendió un 4% en los últimos días. Según la infectóloga, los profesionales médicos han adquirido mayor experiencia sobre el manejo de la pandemia, y la población comenzó a ser más responsable ante ella. Además, se crearon protocolos para asegurar equipos de protección personal (EPP) a los profesionales médicos, y los hospitales obtuvieron donaciones extranjeras de insumos: pruebas de diagnóstico, trajes quirúrgicos, unidades de bioseguridad (trajes, mascarillas, guantes, gafas), medicamentos y equipos como ventiladores mecánicos. Aun así, Zambrano advierte que podría tratarse de un subregistro de la información ante la falta de testeo.

Este último es, para Carrión Mena, una medida que se debe implementar con urgencia en Ecuador. “Se necesita un sistema de Big Data para obtener información georeferenciada. Estos tests no se hacen de forma indiscriminada, sino en los epicentros y focos de irradiación para ir estableciendo el control y registro de las zonas de mayor incidencia”.

Pero la obtención de información es otro desafío en estos tiempos. Bazán Salcedo confirma que la mayor dificultad es acceder a los datos oficiales. “Este tipo de informaciones se dan con mucho retraso y bajo el parámetro que ellos escogen”. Así, el conflicto va más allá de aquellos cuerpos sin sepultar; es la información lo que las autoridades quieren poner bajo tierra.