May 7, 2020 | Comunidad, Novedades

Fotografia de archivo: Melisa Molina /ANCCOM
“Las ideas gestadas desde la izquierda son las que se presentan hoy como únicas plataformas de acción ante el Covid-19: protagonismo del Estado, inversión pública, condonación de los pagos de la deuda externa, renta básica universal, reindustrialización en áreas esenciales, proteccionismo selectivo, nacionalización de actividades económicas estratégicas, distribución de la riqueza, desmercantilización de la salud, repatriación de fortunas desde paraísos fiscales, son propuestas hechas hace años por la izquierda y practicadas de manera parcial por gobiernos progresistas latinoamericanos, a los que se acusó de populistas irresponsables. Ahora, resultan la plataforma mínima del debate público y de acción en los Estados y de un nuevo sentido común planetario”, afirmó esta tarde Álvaro García Linera en una videoconferencia en la que reflexionó sobre el rol del Estado en estos tiempos de pandemia y las perspectivas a futuro.
El exvicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, actualmente refugiado en la Argentina, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y de la Universidad Nacional de San Martín, advirtió: “Que el neoliberalismo tardío se arrope en fragmentos del pensamiento progresista lo menos que puede provocar es sospecha. No es convencimiento, sino conveniencia a sus propios intereses particulares.”
En tiempos de incertidumbre y crisis global, tiempos confusos en los que hasta los sectores que suelen pregonar el libre mercado piden un Estado presente, el análisis de un intelectual de la talla de García Linera puede resultar muy esclarecedor. Ante más de dos mil espectadores virtuales, quien fuera el compañero de fórmula de Evo Morales durante tres periodos, brindó la conferencia “El Estado poscoronavirus: Entre la protección proveedora y el autoritarismo patrimonializado»; coordinada por el secretario de Estudios Avanzados Julián Rebón, y con los comentarios de las profesoras Patricia Funes y Gisela Catanzaro. García Linera se sumó como docente de la Facultad, a cargo del seminario de posgrado “Notas para una topología del Estado moderno.”
“Por primera vez en la historia humana, tantas personas de tantos países han aceptado abandonar sus actividades remuneradas, dejar de concurrir a encuentros públicos, para recluirse en sus domicilios durante semanas o meses”, destacó García Linera, para preguntarse a continuación cómo “más de tres mil millones de personas aceptan la parálisis temporal de su destino social”, asumiendo una situación inédita y cómo el Estado -sostén del orden económico dominante- decidió suspender las actividades reproductoras de capital en pos de la salud. El intelectual latinoamericano parece encontrar la respuesta en “el miedo a la muerte producida por un microorganismo de material genético.” El coronavirus logró lo impensado poco tiempo antes: “Los pregoneros del libre mercado y la aldea global, hoy ante la pandemia y la recesión económica mundial aparecen como unos fervientes keynesianos advenedizos”. ¿Es esto el regreso del auge del Estado de bienestar? Quien fue uno de los responsables del mayor proceso de transformación en Bolivia en los últimos tiempos, lo duda. En cambio, recuerda que “los Estados fueron el soporte organizativo imprescindible del ciclo neoliberal mundial”.
Son momentos difíciles en el mundo todo y en particular en el país del Altiplano, donde la crisis desatada por el golpe de Estado el año pasado se adelantó a la crisis sanitaria global. Por estos días, más precisamente el 3 de mayo, en Bolivia debieron haberse celebrado elecciones, pero la pandemia dio la excusa a la presidenta de facto Jeanine Añez para postergar una vez más la democracia pese a los reclamos del Movimiento al Socialismo.

“Los pregoneros del libre mercado y la aldea global, hoy aparecen como unos fervientes keynesianos advenedizos.” Fotografia de archivo: Melisa Molina /ANCCOM
García Linera, quien llegó a la Argentina el 12 de diciembre pasado luego de estar un mes en México, se refirió también a la situación en Bolivia, al señalar que el país está atravesando un proceso de neocolonización y neoliberalismo tardío, el cual se manifiesta a través de la venganza y la violencia sobre los sectores populares. “En plena cuarentena, en Bolivia el encarcelamiento de personas que protestan por las redes sociales tiene más éxito que la contención del virus”, apuntó.
Estamos asistiendo a nivel global a “un momento de inflexión histórica”. Y si el Estado es el monopolio de los bienes y recursos comunes, habitado por influencias de clase y correlaciones de fuerzas sociales, es mucho lo que está en juego de cara a futuro. Para García Linera hay dos tendencias, la socializacion real y la privatizacion de clase, y el Estado puede acercarse a una u otra. En su visión, tres sujetos sociales son clave: las clases adineradas, los sectores populares y la burocracia estatal. Y en el horizonte de la pandemia hay incalculables efectos económicos a disputar. “Los mercados se desploman y las empresas hacen fila para cobijarse en el endeudamiento público”, expuso, para añadir que “la querella por el excedente va a durar mucho tiempo y debemos prepararnos para luchas más intensas en los siguientes años.”
Pese a todo lo acontecido en los últimos meses, García Linera deja lugar a cierto optimismo: sostiene que las ideas y la acción social que las encarnan son fundamentales para transformar la correlación de fuerzas social y discursiva; “en el reencuentro en la calle y la vida cotidiana iremos reconstruyendo la manera de tomar decisiones y cambiar las cosas”, dijo ante las preguntas de los cientos que escuchaban atentos a través de la pantalla. Mientras tanto, “el pensamiento crítico tiene la obligación política de ayudar a construir un nuevo sentido sobre una manera de organizar la vida en común, hoy y en el futuro”.
May 7, 2020 | Comunidad, Novedades

“A las 25 viandas que repartimos a diario, les sumamos, semanalmente, bolsones de alimentos. Los entregamos a distintas familias que ya estaban en una situación compleja antes de la cuarentena y también a quienes jamás se habían encontrado sin dinero para comer”, desarrolla Belén, integrante de la Comisión de Comunicación de la Olla Autoconvocada de Saavedra. La crisis socioeconómica desatada por el COVID–19 aumentó de manera exponencial la cantidad de argentinos que todos los días se acercan a ollas y comedores populares en busca de un plato de comida.
De los vecinos que participan de esta olla popular, ninguno actúa en partidos políticos y se organizan de manera autogestiva y horizontal. “La olla va más allá del asistencialismo. Esta situación nos invita a generar intercambio con quienes siempre se encontraron en el lugar de recibir”, explica Belén y agrega: “Todos tenemos algo para ofrecer que no es dinero. Descubrimos que a algunos les gusta escribir, a otros dibujar o cocinar y así registramos sus historias”.
Todas las noches, la Olla Autoconvocada de Saavedra reparte la cena a 25 vecinos en situación de calle y a 14 familias, aunque no es un número estático. “Tenemos 14 cocinas funcionando, cada día cocinamos dos y otros dos pasan a retirar las viandas y las entregan. Una de las casas se utiliza para acopiar las donaciones, ahí se fracciona toda la mercadería y luego se arman los bolsones”, detalla la representante de la Comisión de Comunicación.
“Tanto la comida como el dinero los recibimos a través de donaciones. Romina, quien coordina la Comisión Finanzas, habilitó su cuenta bancaria para recibir el dinero y la Comisión de Donaciones pasa a retirar los alimentos y productos de limpieza que nos ofrecen los vecinos”, describe Belén.
Al sur de la ciudad de Buenos Aires, en La Boca, se encuentra el espacio cultural El Expreso Imaginario que, ante la pandemia, se vinculó con las organizaciones del barrio para formar una red de cooperación. “Se notó el aumento de personas en los comedores. Antes se servían entre 150 y 200 porciones y hoy se presentan 500 personas cada vez que se entrega una comida”, cuenta Sofía, una de las integrantes de El Expreso.
Más de 38 agrupaciones de variadas banderas políticas y religiosas, sirven alrededor de 10.000 platos por semana. “Cubrimos las cuatro comidas y, durante el fin de semana, solamente almuerzo y cena. Para coordinar, hacemos un flyer anunciando cuáles son los comedores disponibles en cada horario”, aclara Germán, otro integrante del colectivo, y adiciona: “Evitamos que los niños y adultos mayores asistan a los merenderos para no exponerlos al virus e intentamos acercarles la comida a sus casas”.
“Hacemos malabares para conseguir los alimentos. La comida es cubierta, en una pequeña proporción, por el Estado y la gran mayoría se consigue por donaciones de los vecinos, de las agrupaciones o de gente que no es de La Boca pero quiere ayudar. El espíritu de solidaridad siempre estuvo, acá nunca estás solo”, relata Juan, otro miembro de El Expreso Imaginario.

El panorama en la Provincia de Buenos Aires también refleja los efectos de la crisis. En el partido de Moreno, el grupo autoconvocado de vecinos Manos a la Olla se reúne todos los viernes para repartir la cena entre los vecinos más carenciados. “Antes del coronavirus estábamos distribuyendo 150 viandas. El primer viernes de cuarentena empezamos a entregar 30 bolsas de comida, luego 60 y hoy estamos en 100”, enumera Sofía, una de las representantes de la organización.
“Nos ubicamos en la plaza, frente a la Municipalidad, con guantes, barbijo y máscara, respetando el distanciamiento. Cada viernes llegan 70 personas en busca de alimentos para sus familias. Usamos las redes sociales para que se anoten y puedan recibir, además, una bolsa solidaria. La vianda se da igual, estén o no en la lista, y se despachan unas 250 o 300”, señala Sofía.
La organización social es reconocida por el Municipio, sin embargo, no percibe ayuda económica. “El apoyo es más moral, tratan de darnos una mano pero nos mantenemos gracias a la donaciones de la gente y al ‘mangueo’ cotidiano de, por ejemplo, algún supermercado o carnicería que nos hace descuento”, narra la integrante de Manos a la Olla.
En el barrio Las Tunas de Tigre, se encuentra el Centro de Apoyo Las Dos Palmeras que comenzó hace 20 años ofreciendo ayuda escolar y, poco a poco, se transformó en un comedor. “Fuimos sumando desayuno, merienda y, desde hace 5 años, agregamos almuerzo. Mayormente recibimos chicos de 3 hasta 17 años, de lunes a sábados, son 150 entre turno mañana y tarde”, reseña Nilda Ríos, presidenta de la institución.
“Armamos los bolsones de mercadería y algún miembro de las familias los pasa a buscar. A los que no pueden salir, se los acercamos nosotros hasta la puerta de sus hogares”, explica Nilda y agrega: “Hemos pasado de todo, inundaciones, dengue, gripe A y esta situación también pasará porque nos estamos cuidando muchísimo”.
El Municipio de Tigre y la Fundación SI, de Manuel Lozano, colaboran con la institución aunque no es suficiente. “No sólo necesitamos alimentos sino también artículos de higiene ya que ahora hay que mantener los espacios más limpios que antes”, analiza la presidenta. “La gente está muy asustada con el coronavirus entonces no se quiere acercar demasiado al merendero para dejar los donativos”, concluye.
Por su parte, desde Concordia, Matías Peralta, encargado del comedor Con Poquito Hacemos Mucho, ubicado en el barrio Palmeritas, define: “Somos un grupo de vecinos que no hacen política partidaria, solamente intentamos sacarle una sonrisa a quienes más lo necesitan. Acá comen de 125 a 145 personas, contando niños, madres solteras y adultos mayores. Concordia es una de las zonas más pobres no sólo de Entre Ríos sino de Argentina”.
En el comedor brindan merienda y cena a los vecinos con menos recursos gracias a la colaboración del resto de los residentes: “Fuimos a pedir ayuda al municipio de Concordia en reiteradas ocasiones pero nunca obtuvimos respuesta. Por eso, hemos decidido no molestar más y continuar trabajando con las donaciones que recibimos”, sintetiza Matías.
“Les preparamos chocolatada, café con leche o mate cocido, pan con mermelada o galletitas, de acuerdo a lo que nos llega. De cenar, por lo general, hacemos guiso con arroz o fideos. Estamos tomando las medidas de prevención, usamos tapabocas, respetamos las distancias y, para que no se acumulen muchas personas en el recinto, vienen los adultos a retirar las viandas”, finaliza el encargado.
May 6, 2020 | Novedades, Trabajo

La empresa hace pasar los despidos por retiros voluntarios y ofrece indemnizaciones en 26 cuotas.
Nuevamente, en lo que va del aislamiento social preventivo y obligatorio, una empresa se aprovecha de la situación excepcional que vive el país para deshacerse de sus trabajadores. Y otra vez, sucede en una empresa de medios de comunicación. En esta ocasión, en Editorial Atlántida, que publica las conocidas revistas Gente, Paparazzi y Para Tí.
La semana del 23 de abril, a 45 trabajadores de distintas áreas (redactores, diseñadores, fotógrafos y personal administrativo y de sistemas) se les comunicó que estaban siendo “liberados de tareas”, para luego informales que “se prescindiría de sus servicios”. A partir de ese momento comenzó una “situación completamente extorsiva”, como sostiene Félix Vallejos, delegado y redactor de la web de Paparazzi.
Desde la empresa alegan que las desvinculaciones fueron acuerdos de retiro voluntario. Sin embargo, los trabajadores sostienen que son despidos disfrazados para evadir el cumplimiento del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 329/2020 -que prohibió los despidos, suspensiones y disminuciones de trabajo durante 60 días. “Esto está pasando con nuestros compañeros: les dicen que los liberan de tareas, los citan a una reunión y les ofrecen una indemnización a pagar en hasta 26 cuotas”, explica Vallejos, y continúa: “Les dicen que si no aceptan, aunque no los puedan despedir, no les van a pagar el sueldo. Esto obliga a muchos a aceptar esta indemnización.”
“A mí me pega de manera directa y letal porque ya veníamos cobrando sueldos bajísimos y no tengo ahorros para sostener los días que vienen”, cuenta Alejandro Guardia, editor de video de las publicaciones de la editorial, y uno de los trabajadores recientemente despedidos. “Con la oferta de indemnización que plantea la empresa tampoco se puede proyectar mucho porque ni siquiera cubre la mitad de lo que corresponde por despido.”
Los trabajadores hacen hincapié en que tales medidas van en contra no sólo del DNU 329/20, sino también el Estatuto de Prensa. “En este momento la empresa está cometiendo una ilegalidad total: les mandó un mail a los empleados planteando que si no firmaban un acuerdo de partes los dejaban sin tareas y sin indemnización”, explica Agustín Lecchi, secretario de Organización del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA); y enfatiza: “Los despidos están prohibidos y Editorial Atlántida no puede estar al margen de la ley”. Frente a esta situación, los trabajadores afectados junto con los delegados de la editorial y SiPreBA, presentaron una denuncia en el Ministerio de Trabajo, instando a las autoridades para intercedan y hagan cumplir el DNU.
Pero no pueden tomar otras medidas debido a la cuarentena: “Los pocos que quedamos, en gran parte dependemos de que el gobierno haga cumplir la ley que instauró y no deje pasar estos despidos encubiertos que no son retiros voluntarios”, dice Vallejos.

Atlántida ya había despedido 80 trabajadores con el guiño del gobierno de Mauricio Macri.
Los conflictos en la editorial no son novedad: “Venimos con problemas desde hace ya varios años, de hecho tuvimos despidos en el 2016 y en el 2017”, cuenta Vallejos. “En el 2019, los nuevos dueños de Atlántida presentaron un preventivo de crisis que el gobierno de Macri aceptó, y despidieron a 80 personas.” Desde ese momento, los salarios también comenzaron a pagarse en dos cuotas mensuales.
En esa línea, recientemente se conoció que el Grupo Clarín resolvió desdoblar el pago de los sueldos de mayo de sus trabajadores. El SiPreBA repudió la decisión y resolvió quite de firmas y ceses de tareas en la empresa. El sindicato expresó en un comunicado: “Cabe recordar que según a la última encuesta realizada por la Comisión Interna, 4 de cada 10 trabajadores tiene un sueldo menor a la canasta básica. Y que el incumplimiento del pago del salario en tiempo y forma se da en un contexto en que el diario del Grupo Clarín (conglomerado con recursos suficientes para sostener a sus empresas en el contexto de la pandemia), se ufana con relatos épicos acerca de sus récords de audiencias.”
En cuanto a Editorial Atlántida, desde la empresa -un directorio con inversionistas fantasmas- plantean que “no pueden continuar con una estructura de tantos empleados en un rubro que está en crisis desde hace rato”. Según Guardia, “quieren reducir y renovar el personal pero la forma que están eligiendo es completamente extorsiva y humillante para los trabajadores que tienen muchos años de antigüedad y son muy comprometidos con su trabajo”. Además, sostiene que al no saber quiénes son los verdaderos dueños, es casi imposible encontrar responsables por lo que está sucediendo. Sin embargo, el perjudicado siempre es el mismo: el trabajador.
“En algunos casos, pese a que el gobierno lleva adelante políticas que protegen a los trabajadores en el marco de pandemia, los empresarios avanzan y se creen impunes. Necesitamos más intervención estatal y más presión sobre este tipo de empresarios”, puntualiza Agustín Lecchi.
Este es otro de los grandes desafíos del gobierno en el presente de pandemia y cuarentena: proteger a los trabajadores y sus empleos de empresas y empresarios que se aprovechan de los tiempos de incertidumbre para incumplir la ley.
May 5, 2020 | Comunidad, Novedades
Cuando a mediados de marzo se desató la pandemia del COVID-19 sucedió algo impensado en un mundo hiperinterconectado: los países, uno tras otro, decidieron cerrar sus fronteras para frenar la propagación del virus. Desde entonces, algunos sueños quedaron truncos, como el viaje de estudio de un grupo de alumnos de Ingeniería de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN)-Regional Córdoba. En principio, el itinerario contemplaba recorrer a bordo de diez motorhomes más de sesenta ciudades y múltiples empresas alrededor de toda Europa en cuatro meses. La travesía es organizada desde hace cincuenta años por la Asociación Vocacional de Estudiantes e Ingenieros Tecnológicos (AVEIT) y es exclusivamente financiada con las rifas que venden los estudiantes a lo largo de toda su carrera universitaria.
“Empezamos el viaje en Barcelona y de ahí íbamos a ir hacia el norte, pero como se hablaba de que iban a cerrar las fronteras cruzamos directamente a Francia”, contó a ANCCOM Gino Favero Navarrete, estudiante de Ingeniería Electrónica. El plan era cruzar en ferry hacia el Reino Unido, pero solo las tres primeras motorhomes pudieron lograrlo. Para cuando llegó el resto, Inglaterra ya había cerrado sus pasos fronterizos.
“En Francia no nos podíamos quedar porque es muy caro así que por descarte decidimos ir a Bélgica. Un profesor acompañante nos sugirió ir a la ciudad de Gante porque tenía un amigo y ahí nos quedamos hasta el día de hoy”, explicó Gino desde el salón de usos múltiples que les prestaron de la Oficina de Turismo de Gante para cocinar y ducharse.
Cuando llegaron a Bélgica, se quedaron en el primer estacionamiento que consiguieron, aunque no contaban con el permiso. Finalmente, el 17 de marzo, el grupo de 37 argentinos fue escoltado por la propia policía al estacionamiento donde se encuentran actualmente y cuentan con agua y electricidad de forma gratuita.

“Hay chicos que están muy frustrados y dicen: ‘Yo no quería venir a hacer esto’ y hay otros que pensamos ‘Así nos tocó el viaje y tenemos que aprovecharlo'», dice Gino.
Por otro lado, Gino destaca la solidaridad de los habitantes de Gante, una de las ciudades más importantes de Bélgica: “Salimos en los medios de acá y la gente nos empezó a traer un montón de comida, desde sopas hasta cervezas. Hay una señora que viene casi todos los días a llevarse la ropa sucia y, al otro día, trae todo limpio y seco. Y lo hace gratis. Tuvimos mucha suerte de llegar a este lugar, la gente es especialmente agradable, sabemos que en otros lugares no son así”. Por eso, se anotaron en distintos voluntariados para retribuirles algo de todo lo que recibieron: “Trabajamos en una granja, también en un centro de deportes, donde había muchas tareas para hacer, desde sacar yuyos hasta construir un deck con pallets. Hicimos muchos trabajos siempre teniendo en cuenta que no podemos estar todos juntos porque la gente llama a la policía, piensan que estamos haciendo algún tipo de reunión. Ahora nos anotamos para dar comida en una iglesia. Siempre salen cosas nuevas”, explicaron.
Después de 50 días en Gante, los jóvenes han podido recorrer buena parte de la ciudad dado que la cuarentena en Bélgica es más flexible que en Argentina, a pesar de contar con más de 7.000 muertos por coronavirus. Está permitido caminar de a dos personas, salir a correr y andar en bicicleta, ya que el gobierno recomienda hacer actividad física como una estrategia para combatir el coronavirus.
Con respecto a cómo van a seguir el viaje, Gino plantea que no tienen una idea general: “Cada uno lo maneja diferente, hay chicos que están muy frustrados y dicen: ‘Yo no quería venir a hacer esto’ y hay otros, donde me incluyo, que pensamos ‘así nos tocó el viaje y tenemos que aprovecharlo’. La visita técnica más importante que teníamos era la feria de Hannover, que es la feria tecnológica más grande del mundo y también se canceló. Ya el viaje no va a ser igual, pero bueno. Igualmente, en los dos casos, hay que esperar a que esto se regularice porque para volver a la Argentina hay que dejar las motorhomes en España, donde las alquilamos y ahora es imposible cruzar las fronteras. También, para los que queremos seguir, las condiciones no son óptimas. Abandonar estas comodidades para seguir el viaje, por ahora, no es una opción.”

«Tomamos clases en la casa, como podemos, También miramos películas, nos maquillamos… tratamos de pasarla bien porque no queda otra”, dice Serena.
Del otro lado del Atlántico, seis adolescentes de entre 15 y 17 años, oriundos de Jujuy, Formosa, Misiones y Córdoba, quedaron varados en New York, el epicentro mundial de la pandemia. Habían viajado a mediados de enero por una beca de estudio otorgada por la Vassiliev Academy of Classical Ballet para perfeccionarse en la danza clásica. Hasta el momento, sólo una de ellos ha podido regresar al país.
Serena Leoni, una de las jóvenes bailarinas, conversó con ANCCOM desde el departamento en el Bronx que comparte con sus compañeros y dos maestros: “Nuestros profesores están a cargo de nosotros y nos apoyan cuando estamos un poco tristes. Siempre tratan de levantarnos el ánimo, queremos estar lo mejor posible en estos momentos tan difíciles. Todos estamos lejos de nuestras familias y estamos angustiados porque extrañamos muchísimo a nuestras casas. Pero estamos bien de salud y estamos bien cuidados, por ejemplo, cuando vamos al supermercado nos ponemos guantes, lentes y barbijos, todo lo necesario.”
Si bien la cuarentena no es obligatoria en Estados Unidos, los jóvenes decidieron aislarse voluntariamente. “Nuestros profesores cancelaron las clases porque está primero la salud. No queríamos seguir usando el metro porque es una de las cosas más peligrosas. Ahora tomamos clases como podemos en la casa o hacemos abdominales. También miramos películas, nos maquillamos… tratamos de pasarla bien porque no queda otra”, agregó Serena.
Los jóvenes piden que su vuelo sea confirmado cuanto antes ya que podrían quedarse sin alojamiento. Gracias a la intervención del Consulado argentino lograron extender el contrato de alquiler hasta el 15 de mayo. “Cada vez que nos cancelaban un vuelo, Aerolíneas Argentinas nos decía que era reprogramado para otra fecha. Y uno se prepara mentalmente, hace sus valijas, dice ‘la semana que viene voy a estar con mi familia’ y, dos días antes, te cancelan el vuelo otra vez. Eso es lo que más nos duele”, explicó Serena, quien tendría que haber regresado a Misiones el 18 de abril.
Según el último informe del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, a cargo de Felipe Solá, el 88,7% de los argentinos que estaban varados en el exterior ya regresaron al país. Entre el 17 de marzo y el 16 de abril ingresaron 168.140 argentinos o residentes, mientras que se estima que unos veinte mil argentinos, distribuidos en 82 países, expresaron sus deseos de volver y aún no pudieron hacerlo. Los vuelos de repatriación son coordinados por la Cancillería argentina, la cual define los listados de pasajeros de acuerdo a las prioridades establecidas por los protocolos sanitarios. Para eso, se les pide a los argentinos varados canalizar las solicitudes a través de las oficinas consulares.
En los últimos días, la Cancillería recibió más peticiones de repatriación. “Se fueron sumando argentinos que pierden su trabajo y deciden volver a Argentina definitivamente, además de estudiantes que estaban en becas o en programas de Work and Travel”, declaró el canciller Felipe Solá.

«Nos estamos quedando sin dinero, por eso llegamos a dormir en el aeropuerto. Nuestros días acá son de incertidumbre”, concluyó Brian.
Tal es el caso de Brian Antiman y Julieta Iribarren, una pareja de neuquinos que había viajado en diciembre a Estados Unidos para trabajar la temporada de invierno en un centro de esquí en Utah. Debido a la pandemia, se quedaron sin trabajo antes de lo previsto y viajaron hasta Miami para intentar regresar a la Argentina, donde Brian estudia contabilidad en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y Julieta arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“En septiembre del año pasado habíamos sacado los pasajes para volver de Miami, porque es uno de los lugares más baratos para ingresar y salir de los Estados Unidos. Nuestra fecha de regreso era el 26 de marzo con la Aerolínea Boliviana de Aviación pero nos lo cancelaron. Nos lo habían reprogramado para abril, después para el 3 de mayo y ahora volvieron a posponerlo para junio”, dijo Brian Antiman.
Desde que se quedaron sin trabajo, fueron pasando de hostel en hostel buscando lo más barato. Incluso hasta fueron desalojados por la policía dado que, por una ordenanza de la Ciudad de Miami, todos los alojamientos deben permanecer cerrados. “Por suerte, una argentina nos consiguió otro hostel, pero estábamos de manera ilegal”, agregó Brian. Y advirtió acerca del momento de angustia que están atravesando: “Ya no tenemos plata para comprar un ticket aéreo con Aerolíneas Argentinas o LATAM, las aerolíneas que sí pueden ingresar a la Argentina. No sabemos cuándo vamos a volver y nos estamos quedando sin dinero, por eso llegamos a dormir en el aeropuerto. Nuestros días acá son de incertidumbre”, concluyó Brian.
Abr 30, 2020 | Novedades, Trabajo
El aula está vacía. No hay chicos charlando en la primera hora, sentados en los bancos escritos con los nombres de todxs los estudiantes que dejaron su huella. Tampoco hay profesores delante del aula, escribiendo en el pizarrón, debatiendo o resolviendo con sus estudiantes. Ni banderas argentinas que izar, ni campanas que indiquen el recreo. El tiempo parece haber quedado detenido; desplazado de los lugares comunes y haberse instalado en otra área que cobra mayor importancia: la casa. Los hogares se volvieron el terreno principal donde la vida ocurre y se reacomoda en medio de una pandemia. ¿Cómo hacen los docentes para continuar su vínculo con los chicxs en este contexto?, ¿cómo se replantea la educación cuando cumplir una currícula de contenidos se vuelve lo menos importante?
“Esta situación que estamos viviendo hay que definirla como excepcional y transitoria. Es un momento de profunda ruptura”, explicó Gabriel Brener, licenciado en Ciencias de la Educación, profesor de Enseñanza Primaria y especialista en Gestión y Conducción del Sistema Educativo. Nada de lo que está ocurriendo se parece a lo anterior, dice Brener, y lo que sería más paradójico es que prima la sensación de no volver a lo anterior, como si éste fuera un punto de inflexión. “Somos contemporáneos a un cambio de época”, aseguró Marcela Martínez, socióloga e investigadora en la Universidad de San Martín. En términos de la teoría social, explicó Martínez, este momento es un acontecimiento que inaugura nuevas condiciones de existencia; una nueva temporalidad de la que no hay muchos parámetros previos para compararla. En este contexto, las escuelas y los docentes tiene un rol fundamental para atravesar estos procesos.
Desigualdad y conectividad
La virtualización de la educación cristaliza otras problemáticas que tienen que ver con las situaciones socioeconómicas de las familias, las oportunidades al acceso, a la conectividad, y las desigualdades materiales y simbólicas. “Hace poco terminó el gobierno de Mauricio Macri y el 50% de nuestra infancia y adolescencia está bajo el nivel de pobreza. Además, se suspendió el programa de entrega de notebooks Conectar Igualdad, entonces el costo es generacional y simbólico. Es cortarle las piernas a muchas personas que son nuestro futuro y supone desparramar de manera increíble desigualdades”, recordó Brener y aseguró: “Si no controlamos esto, nos resbalamos en ese sentido común clasemediero que se apropia de nuestra existencia a través de los medios de comunicación masiva”.
La Escuela N°5 de Barracas, en la Villa 21 24, se inauguró este año un poco a las apuradas y sin muchos recursos. No hay trayectorias educativas en la institución ni legajos que den cuenta de un recorrido con los estudiantes. “Estuvimos dos semanas para conocernos y tener un mínimo de información de las familias cuando nos agarró la pandemia”, contó Gonzalo Cabrera, maestro de cuarto grado. En un contexto de mucha vulnerabilidad lo importante es construir el vínculo con las familias. “Además, todas las plataformas virtuales son inviables acá. Lo único que encontramos como forma de comunicación fue el WhatsApp, donde mandamos archivos que se puedan descargar desde la aplicación y no consuman muchos datos ni sean pesados”, agregó.
Acceder a lo virtual es desigual según el barrio, la escuela y la familia, y la comunicación entre docentes se vuelve central para planificar y construir redes de solidaridad. “Del intercambio con otros maestros aprendemos un montón, porque lo que funcionó para alguien puede servirle a otro”, recalcó Cabrera, que también hizo especial hincapié en una falta de capacitación sobre cómo llevar adelante un proceso así por parte de los maestros. “Todo lo que llega del Ministerio es pura improvisación, muchas veces mal armado y a todo hay que adecuarlo a la escuela”, remarcó. Desde el barrio 21 24 se elevó un planteo conjunto de las cinco primarias para que, cuando las familias van a buscar los bolsones de comida, se les pueda dar un cuadernillo que cada docente prepara. “Es más fácil si ellos lo tienen en papel y yo los puedo guiar por Whatsapp. No es mucho lo que pedimos, son dos toners y resmas de papel”, reclamó.
“Los chicos también se van adaptando, tengo miedo de volverles un poco locos porque en un primer momento les dije que no me manden fotos, después que sí. Nos preguntamos todo el tiempo si le mandamos mucha tarea y consultamos con las familias. Yo les digo que estamos aprendiendo juntos, que nos vamos a equivocar y que está bien que pase”, contó Wenceslao Costa Díaz, profesor de Matemática y Ciencias Naturales en séptimo grado de la Escuela N° 19 Blas Parera, en Palermo. Costa Díaz encontró más alternativas para seguir en contacto con sus estudiantes, porque en su mayoría sus chicos no tienen tantos problemas de conectividad. “Armé un canal de YouTube para hacerles videos donde resuelvo los problemas que les doy de otras formas. Aun así, no quiero hacer una reunión por Zoom porque sé que hay algunos chicos que no tienen buena conexión y me parece injusto”, agregó.
Solana Camaño es co-coordinadora del Centro de Actividades Infantiles, un programa del Ministerio de Educación de la Ciudad, en la sede de la asociación civil Detrás de Todo, de la Villa 31 bis. El trabajo de las docentes en la organización es acompañar las trayectorias escolares de los chicos y llevar adelante talleres artísticos de música, pintura y plástica los sábados, y de educación sexual integral y derechos del niño para escuelas primarias. El barrio está muy colapsado con la telefonía móvil y la conectividad, y muchas familias no pueden acceder a los blogs de las escuelas. “Decidimos ayudar a sostener las tareas escolares y escuchar lo que les pasa a las familias, los chicos, las madres. Gestionamos la posibilidad de repartir viandas, que además tuvimos que gestionar nosotros, a raíz de iniciativas de familias fuera del barrio que cocinan para los pibes, porque el Ministerio no mandó más viandas para los sábados”, explicó Camaño. Las actividades que están haciendo desde el Centro cumplen más la función de sostén de enseñanza. Arman juegos, búsqueda del tesoro virtual, todo en flayers para poder compartir por whatsapp para que les resulte fácil bajarlo en sus dispositivos. Las tareas están pensadas como herramientas de sostén, como otros espacios posibles, en medio de la pandemia.
Los docentes se convirtieron -en este último mes marcado por la pandemia, el miedo y la incertidumbre- en malabaristas que llevan adelante una tarea muy complicada. Un peso sobre los hombros al que además se les suma sus vidas particulares como padres o madres, las tareas del hogar, sus propios miedos e inseguridades y las relaciones, siempre complejas, con las tecnologías. “En el colegio tenemos una plataforma para mandar notas de comunicación a las familias y cuando pasó esto nos dijeron que la usemos para las tareas, pero no estaba preparada para un sistema de educación a distancia y colapsó”, relató Gabriela Busetti, profesora de historia en la secundaria del colegio privado Instituto Concordia en José León Suárez. Las primeras semanas fueron muy complicadas para organizarse con los alumnos y cada profesor tuvo que encontrar una alternativa para seguir. “Yo uso el mail porque es lo más cómodo para mí, pero me doy cuenta que es muy difícil organizarse así y además de las dificultades de la conectividad, es realmente muy complicado acercar conocimientos por estos medios”, describió. En el mismo sentido, Gonzalo Cabrera dijo: “Hicimos un formulario de Google para ver cómo llevaban la tarea, donde la hacían, si se les complicaba porque estábamos mandando un montón de cosas y no sabíamos qué de todo eso estaba llegando realmente”.
“Esto dista de ser un proceso de enseñanza-aprendizaje, porque para eso necesitás estar con el otro. Nada reemplaza estar ahí enfrente, comunicando con los gestos, las posturas, lo que hace a la comunicación no verbal”, enfatiza Busetti. Un desafío permanente es seguir adelante con contenidos nuevos sin la presencia física cara a cara. “Avanzar sin ese proceso de ver lo que hacen, cómo lo piensan e intervenir en el momento necesario o sin esas discusiones entre compañeros que muchas veces tracciona ciertas lógicas de construcción de conocimiento, es imposible”, agregó Cabrera.
“Los motivos por los cuales elegimos la docencia no están garantizados con esta pandemia. Lo que más nos gusta es compartir el aula con los pibes, las miradas, los abrazos, las discusiones, ver sus caras de ‘me gustó ese cuento’ o ‘entendí ese problema de matemática’ y hoy esa parte no la tenemos”, dijo con nostalgia Natalia Daniel, maestra de primer grado en la Escuela N°20 del Distrito 7 y puntualizó: “No queremos que ésta sea la nueva normalidad. El aprendizaje es mucho más fructífero cuando compartís la mirada, el cuerpo y la grupalidad. Hay un riesgo de que, si esta virtualidad funciona, aprovechen para transformar más cosas, pero no es la enseñanza que queremos”.
El rol del docente
“La primera tarea, en la educación obligatoria, es instaurar un cuidado que no tenga al miedo como motor principal, que no mire al otro como enemigo potencial, que tenga una vocación de cuidado comunitario”, teoriza Marcela Martínez. Repensar el lazo social se vuelve central para salir de esta pandemia capitalizando conocimiento. Imaginar otros posibles que sirvan para replantear la educación. “Esto abre la posibilidad de pensar lo social con otros componentes, como la centralidad del Estado, la ficción de que hay salidas individuales, y hasta principios más humanistas que organicen la vida con los otros”, agregó. En la misma línea Gabriel Brener aseguró: “Las políticas de corte neoliberal y el capitalismo financiero también es una muestra de lo que sucede cuando se apropia del cuerpo social la idea del miedo-ambiente, cuando prima la construcción de un otro amenazante, ahora contagioso”.
“Una de las cosas que más me preocupa es cómo ayudar a que el malestar que se está viviendo no se agrave por las sobredemandas de la educación que no atienden a las particularidades, ni las situaciones específicas de sus estudiantes. La escuela siempre ha sido un lugar de refugio y ese lugar hoy no está”, observó Rafael Mazzini, profesor y regente del Instituto Superior de Formación Docente N° 119 en San Pedro, y licenciado en Ciencias de la Educación. “Lo central de la continuidad pedagógica supone sostener un vínculo, mantenerlos enlazados. La escuela y los pibes y pibas. Las posibilidades que podemos generar los docentes es intentar que los pibes puedan, en algunos ratos, salir de casa estando adentro”, agregó Brener.
Acompañar en primer grado la alfabetización a distancia se transforma en una tarea titánica y las familias no siempre saben cómo llevar adelante estos procesos. “Yo creo que nuestra tarea hoy tiene que ver con sostener un vínculo con las familias. Mi desafío constante es cómo no ser una carga más en la difícil vida que les está tocando a ellos en este momento, encontrar un equilibrio entre estar cerca y no transformarnos en un peso”, señaló Natalia Daniel y agregó: “Me toca transmitir calma a los padres porque la idea no es volverlos locos”.
“Un chico me escribió diciéndome que no puede hacer las cosas y se frustra porque no entiende los textos y yo le dije que a esta situación, de por sí angustiante, no le sume otra angustia más”, comentó Busetti. “Si no lo entiende, no pasa nada. Ya lo va a entender y si no, no es tan grave en este contexto. No estoy calificando ahora, le saqué esa presión de encima”, sostuvo. La coyuntura actual exige reflexiones, acompañamiento y redes de vínculos basadas en la solidaridad y compartir experiencias comunes. “Evaluar tiene que ver con estandarizar y controlar y yo pienso a la evaluación como un componente inherente a la educación, no por lo que examina y disciplina, sino como acompañamiento y devolución de lo que va ocurriendo en cada casa con los pibes”, aseguró Brener.
Seguir una currícula de contenidos no parece ser crucial para la tarea docente y tampoco para los estudiantes. “Lo importante es que el otro y la otra sienta que hay un adulto disponible que le pregunta cómo está, cómo la está pasando y que, de paso, le ofrezca algo que tenga que ver con la cultura, con el conocimiento, la recreación y el juego. En este momento hay que priorizar sostener los vínculos sobre el rendimiento académico”, enfatizó. Por otro lado, Solana Camaño afirmó: “La función pedagógica trasciende los contenidos, es el hecho de estar ahí, acompañar. Es el espacio donde muchas veces los pibes cuentan situaciones de violencia y abuso. Es parte de una complejidad inabordable desde la virtualidad”.
El futuro
Cómo será el sistema de educación dentro de unos meses es un misterio. Nadie sabe cuándo se va a volver a las aulas y en qué condiciones, pero los desafíos siguen presentes. Gonzalo Cabrera remarcó una preocupación que se profundiza con la pandemia, que es la diferencia en el piso de contenidos que van a alcanzar algunos chicos durante esta etapa de virtualización de la educación frente a situaciones más vulnerables. “La vuelta a las aulas va a ser un escenario muy complejo donde vamos a tener que repensar las formas en que venimos laburando e ir construyendo un mayor equilibro para 2021”, puntualizó.
Sin embargo, no hay que dejar de pensar en la educación a futuro y cómo capitalizar toda la experiencia que se vive en el día a día de esta pandemia. “Los docentes ya no tenemos que ser dadores de información, hay tecnología que lo hace mucho mejor que nosotros, y tenemos que dirigir la educación a cuestiones más analíticas que de traspaso de la información”, teorizó Marcela Martínez. En la misma línea, Rafael Mazzini vio algo positivo: “Esto nos obliga a meternos de lleno en el siglo XXI, porque veníamos trabajando como docentes decimonónicos y da a lugar un espacio de intercambio entre docentes que va a ser muy enriquecedor”. También advirtió posibles líneas a futuro que serán batallas para conquistar más oportunidades: “El derecho a la conectividad tiene que transformarse en derecho humano. La posibilidad de que cada sujeto tenga acceso a wifi libre y un celular que le permita conectarse a este mundo multimedial y globalizado”.
La pandemia se metió por la fuerza en los hogares y no sólo provocó problemas en el sistema de salud y en la organización económica, sino que descalabró todas las vidas, todos los órdenes existentes que componían el cuerpo social. “Vamos a llegar todos con una sed de encuentro enorme de estar con otros y espero que nos sirva para recrear y reinventar nuestra manera de dar clases”, finalizó Marcela Martínez.