Sacayán: el turno de los peritos

Sacayán: el turno de los peritos

El lunes 26 se realizó la tercera audiencia del juicio por travesticidio de Diana Sacayán. El primer testimonio fue de Roberto Cohen, el médico forense que realizó la autopsia de el 14 de octubre de 2015. Luego de contar que no conocía ni a Marino -el acusado- ni a Diana -la víctima- pasó a explicar al tribunal los tres tipos de lesiones halladas, excoriativas y equimóticas, que están vinculadas a golpes o choques contra objetos duros, lesiones por ataduras en las manos y lesiones por arma blanca. Según el médico, dos de ellas fueron mortales y le comprometieron el hígado y la vesícula lo que le provocó una hemorragia interna. Según el forense, Sacayán pudo haber tenido unos diez minutos aproximadamente de sobrevida, aunque en estado de indefensión por los golpes.

Mientras escuchaba el testimonio, Gabriel Marino, el acusado, se pasaba las manos por la cara, se recostaba en la silla, luego apoyaba los brazos sobre la mesa y por momentos cerraba los ojos como si durmiera.

Mariela Labozzetta, titular de la Unidad Fiscal especializada en violencia contra las mujeres y LGBT y que participa junto a la Fiscalía en el juicio, preguntó:

-¿Alguna vez tuvo que realizar una autopsia a una mujer trans?

-Muchas veces- respondió el forense.

-¿Podría decir alguna especificidad?

-La multiplicidad de lesiones. Pero es algo que también vi en las autopsias de la niña Ángeles Rawson y Wanda Taddei.

Para finalizar el testimonio del médico, uno de los jueces, Julio César Báez, le preguntó:

-¿Considera que las múltiples lesiones se relacionan con la ferocidad del crimen?

-Si le llama ferocidad a la multiplicidad de lesiones, debo decirle que sí.

Al terminar la declaración del forense, el acusado pidió retirarse. “Se siente mal”, dijo su defensor, Lucas Tasssara, solicitando si podía seguir la audiencia sin estar presente. A lo que el tribunal accedió.

Verónica, activista, amiga de Diana y quien le manejaba la agenda fue la segunda en dar testimonio.

El Juez Báez le preguntó: “¿Conoce a Gabriel Marino?”.

-Sí, pero no con ese nombre.

Verónica contó que la última vez que vio a Diana fue el sábado anterior a su muerte. “Nos encontramos en la puerta de la estación del tren en Laferrere. Nuestro encuentro fue para darle dinero para comprar unas tablet o computadoras” . La suma del dinero era de 20 mil pesos, y fue robada de la casa de Diana después de asesinarla.

Verónica recordó la vez que junto a Diana iban camino a La Plata, donde se trataba el tema de cupo laboral trans. “Estábamos en una parada esperando el colectivo, sobre la avenida 9 de Julio, cerca del Ministerio de Salud y un masculino insultó a Diana. Intervino la Metropolitana, hicieron todo un operativo y fuimos reprimidos. A Diana le ‘amarrocaron’ las manos, la tiraron al piso, se burlaban y le pisaban las muñecas. Diana les explicaba que trabajaba en la defensa de derechos humanos en el INADI. Los policías le decían que ellos eran la autoridad y no la dejaban sentarse. Y todo eso por cuatro travestis, un chico y yo. Diana y el compañero del INADI terminaron detenidos.”

“¿Cuáles fueron las consecuencias de la muerte de Diana?”, preguntó el Tribunal.

-Diana era la que daba la fuerza en toda esta lucha. Era combativa. Hay miedo a la vulnerabilidad.Con  Diana muerta ya no iba a haber quién te sacaba de la comisaría, hacer un escrito, poner una demanda.

-¿A qué se refiere con la muerte de Diana?

-Las personas del colectivo son más vulneradas a ser violentadas-, respondió Verónica.

Otra testigo fue Amaranta Gómez Regalado, activista y antropóloga, de trayectoria internacional, que fue convocada como testigo experta por la querella de la familia de Diana.

Gómez habló de lo trans: “Una categoría nueva. Desde mi punto de vista y por los trabajos que se han hecho, es una categoría política que permite visibilizar las necesidades de la población travesti, transgénero y transexual. Transitar los géneros. Jugar con la biología que no se conforma haber nacido femenino o masculino”.

 La antropóloga dijo ante el tribunal que un cuerpo travesti es una ciudadanía. Pero que en la mayoría de los países de América Latina no reconocen esto. “Aquí hubo avances y ha costado mucho trabajo. Pero por más legislación que exista, el reto está en el cambio del chip cultural, porque el cuerpo travesti rompe un binal, no es femenino ni masculino, es otro, se autoconstruye”.

La activista habló de las muertes como “el destino final de las personas travestis”. Y destacó la saña de esos crímenes. Los analizó, como hace Judith Butler, desde una doble negación del victimario: la del cuerpo travesti y la del deseo de ese cuerpo. Además de contar que la esperanza de vida de las personas trans es de 32 a 40 años.

El encuentro se llevó a cabo desde las 11 y finalizó a las 17. La última en declarar fue una amiga de la escuela en Laferrere y compañera de militancia de Diana. “Nos refugiábamos en la cocina de la escuela porque recibíamos mucho acoso, mucha burla en los recreos y allí planificábamos y tejíamos. Tendríamos 19 años. Ella siempre fue muy batalladora. Después participamos de las mismas organizaciones y proyectos. Diana siempre quiso seguir estudiando y hacer una carrera política”, describió.

Cuando se enteró de su asesinato, entró en shock. “Fui directo a declarar a la Fiscalía. Por muchos meses, no pude volver a dormir. Tenía miedo. A mí ya me habían intentado asesinar en la puerta de mi casa y fue muy difícil que los jueces me escucharan. Nosotras también tenemos derechos y garantías. Vivimos expuestas a la discriminación y violencia”.

Afuera, las militantes mantenían su ejercicio de soporte y reclamos de justicia. Nora Cortiñas dio ánimos con su presencia.

La próxima audiencia tendrá lugar el 9 de abril.

“Fuertudas”

“Fuertudas”

Al unísono, cientos de miles de mujeres marcharon, cantaron, gritaron (una vez más) por sus derechos, por mayor igualdad laboral y económica,  para que el patriarcado las deje de matar, para que las dejen decidir sobre su cuerpo.

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”, una masiva  y diversa movilización, también con la participación de varones, se manifestó desde Congreso hacia Plaza de Mayo.

Correlato de lo que sucedía en más de 50 países, el #8M #NosotrasParamos expresó el hartazgo hacia la creciente violencia machista y la profunda desigualdad persistente en el ámbito doméstico, laboral, sindical y político.

Entre los reclamos incluidos en el documento leído al final, se exigió la libertad de la dirigente social Milagro Sala, detenida ilegalmente hace ya más de un año en Jujuy y cuya situación ya ha sido denunciada por organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la ONU.

“Paramos y movilizamos contra todas las violencias hacia las mujeres, paramos contra la violencia económica, los femicidios y las políticas de ajuste del gobierno macrista”, subrayó el pronunciamiento.

El #8M #NosotrasParamos expresó el hartazgo hacia la creciente violencia machista y la profunda desigualdad.

El paro internacional de mujeres no pudo escapar a la coyuntura iniciada el pasado lunes con la movilización de docentes, continuada el martes por la marcha de la Confederación General del Trabajo (CGT) y a su llamado a un paro general “sin fecha” que generó un profundo malestar en los miles de manifestantes que se habían movilizado con esa expectativa. De hecho, uno de los estribillos que más resonaba entre las mujeres que marchaban era: “Poné los huevos para el paro nacional”.

Pasado el mediodía, las columnas fueron inundando la avenida Rivadavia, nutridas  por organizaciones como Pan y Rosas del Frente de Izquierda (FIT), de La Cámpora y Nuevo Encuentro, de gremios docentes como SUTEBA  y SADOP, de SITRAJU de las judiciales, como así también agrupaciones universitarias, como SUR y FUA, y de movimientos de lesbianas, gay, transexuales y bisexuales (LGTB) y pueblos originarios, entre otros.

No obstante, también hubo una fuerte presencia de mujeres independientes que, solas o acompañadas, se sumaron al paro y movilización feminista con consignas inscriptas en carteles hechos en sus casas, o transcriptos en su cara, cuello, piernas, brazos.

“El lugar de la mujer es la revolución”, “Ni tuya ni puta”, “Vivas nos queremos”, “Ni la Iglesia, ni el Estado, yo decido”, “Patriarcado, vamos por vos!”, ”Mi cuerpo, mi territorio”, “El 8/3 paramos”, “Basta de violencia!” “Ni una sola mujer por aborto clandestino”, fueron solo algunas de las consignas que se enunciaron a lo largo de toda la tarde.

Miles de mujeres marcharon, cantaron, gritaron por sus derechos, por mayor igualdad laboral y económica, para que el patriarcado las deje de matar.

“La verdad que decidimos venir porque estamos cansadas, yo salgo por dos horas solamente en la calle, piropos, guarradas directamente, no me imagino todas esas mujeres que están todo el día en la calle trabajando, es respeto más que nada, creo que todos merecemos respeto, todo el mundo”, sostuvo Verónica, de 19 años, quien se manifestaba por primera vez, acompañada por sus amigas Milena y Aldana, de la misma edad.

En un informe realizado en el 2016, por el movimiento de Mujeres de la Matria Latinoamericana, las mujeres comienzan a sufrir acoso callejero desde los 9 años.

“Le enseño a mi hija a que nadie le pegue, que tiene derechos, a pelear por su derechos”, señaló Eugenia García, una mujer de 40 años que asistió a la marcha desde muy temprano con su hija.

“Mi  historia de vida me trajo hasta aquí”, afirmó. Su ex marido la golpeaba. “Pude terminar de estudiar y desperté”, reflexionó.

“Yo veo como cómo  a muchas de sus vecinas del barrio le pasa lo mismo. Las cagan a palos y se acostumbran por miedo”, completó en diálogo con ANCCOM.

Durante el 2016,  se registraron 327 casos de femicidios con  un promedio alarmante  de una mujer cada 30 horas, según un informe realizado por la organización Casa del Encuentro.

Con un cartel y una foto, que pedía “Justicia por Verónica”, la ex suegra Andrea Galiardi, la joven de 17 años asesinada por su novio en junio del 2015, se sumó al reclamo. “Mi hijo estuvo tres años y medio de novio con Vero pero un buen día dijeron de darse un tiempo, a los poquitos meses se fue a bailar a un boliche de San Martín y allí conoció a quien hoy es su asesino”, describió.

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“Paramos y movilizamos contra todas las violencias hacia las mujeres, paramos contra la violencia económica, los femicidios y las políticas de ajuste del gobierno macrista”.

”Salieron alrededor de tres meses y medio y él comenzó con los tratos de los benditos celos, y Verónica no quería eso para ella, entonces decidió ir a la casa, para hablar tranquila, para que cuando se vieran en la calle se saludaran y siguieran bien, pero él, lamentablemente, la estaba esperando con un cuchillo de guerra y la mató de siete puñaladas”, narró.

El asesino fue encarcelado desde el primer día, a la espera del juicio oral que se llevará a cabo este año.

La participación de las mujeres en la vida política fue otro de los reclamos. Alejandra López, secretaria general del SADOP, afirmó: “Actualmente son muchas las compañeras mujeres que militamos, que aportamos, que tenemos proyectos propios mancomunados dentro la organización sindical para pelear contra estas políticas neoliberales de ajuste”.

Pero apuntó que “sí nos debemos dar, puerta para dentro de cada organización sindical, la discusión para generar mayores lugares de participación de las mujeres. Hoy estamos en pleno proceso de cambio”.

La desigualdad en los espacios de trabajo sigue siendo profunda. Es el caso de los talleres gráficos que, según señaló a ANCCOM, Viviana Benítez, delegada gráfica, “es un gremio donde la mayor labor es masculina”. Y advirtió: “Somos muy pocas las mujeres que realizamos tarea, estamos siempre en la parte de mesa, la parte liviana”.

Apuntó, además, que en ese ámbito “el trabajo de mayor remuneración es el maquinista” y que, más allá de que la tecnología avanzó, no hay maquinista mujer. “Por más que hoy sea apretar un botón, lo aprieta un hombre, lo sigue haciendo un hombre. Peleamos por eso, porque somos compañeras, somos mujeres, hacemos las misma tarea que hacen ellos y tenemos el mismo derecho. Nosotras la queremos hacer”, subrayó.

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”.

Los bombos peronistas, las percusiones, las murgas, marcaron el pulso de los reclamos en una tarde que amenazaba por momentos lluviosa y por otras cercanas al calor de las semanas anteriores.

“Pasito para acá, pasito para allá, si nos organizamos no nos van a parar”,  cantaban y bailaban al ritmo de la canción popular de Gladys, la “Bomba Tucumana”, las mujeres organizadas del Movimiento Evita.

Dos niñas de no más de cinco años, transitaban junto a sus madres con un cartel, dibujado y coloreado por ellas, con una inscripción escrita que denotaba el espíritu de la tarde. “Fuertuda”, decía.

No hubo espacio que no fuera intervenido artísticamente. Los esténcils con la consigna “Vivas nos queremos” en medio de la Avenida 9 de Julio, las paredes con carteles en donde las personas podían completar por qué hacían el paro,  los árboles, con carteles y notas denunciando, con nombre y apellido, a hombres acusados de violación, solamente por mencionar algunos de los cientos que se fueron sucediendo.

La noche había llegado y muchas de las organizaciones que marchaban no alcanzaban a pisar las cercanías de la histórica Plaza de Mayo, absolutamente repleta, sin centímetros de sobra para ni siquiera un alfiler.

En el escenario de cierre, la periodista Liliana Daunes le puso voz al documento que consensuado con las organizaciones sociales y políticas, acompañada por más de 30 mujeres de distintos espacios,  entre ellas la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, la actriz Cristina Banegas, Ana María, la mamá de Melina Romero –la adolescente asesinada en 2014-, Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores, Vanesa Siley, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Judiciales (SITRAJU-Caba) y una de las referentes de la Corriente Federal de Trabajadores, Araceli Ferreira, diputada del Movimiento Evita, Myriam Bregman del PTS, Vilma Ripoll, del MST. 

Entre otras cuestiones, se reclamó el cese de los despidos y de la flexibilización laboral, la reincorporación inmediata de todas las despedidas, el acceso a todas las categorías en igualdad de condiciones que los varones, la implementación y ampliación en todo el país de la Ley de Cupo Laboral para personas trans y la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Algunas pantallas se detuvieron al final del día en los incidentes frente a la Catedral de Buenos Aires, donde un pequeñísimo grupo, tras el cierre del acto, comenzó a arrojar objetos e inició una fogata. Sin embargo, la historia recordará a las más de 300.000 mujeres que unidas renovaron la lucha para parir  “una sociedad nueva”.


Actualizado 09/03/2017

Yo acuso

Yo acuso

El 40 por ciento de las mujeres que concurrieron a la marcha organizada el pasado miércoles por el colectivo Ni una menos dijo haber sufrido algún maltrato psicológico o algún tipo de hostigamiento por su condición de mujer en el último año. Casi el 20 por ciento dijo haber pasado por alguna situación de abuso o intimidación sexual y un 12 por ciento reconoció haber padecido agresiones físicas en el mismo lapso. Los datos se desprenden de un estudio realizado por el Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales (Copes), perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales realizado en plena Plaza de los Dos Congresos mientras se llevaba adelante la convocatoria, tras el Paro Internacional de Mujeres. El estudio fue realizado sobre un total de 462 encuestas, realizadas a personas del sexo femenino.

Entre otras cosas, la investigación revela que el 44% de las participantes se dirigió con amigas o amigos al lugar, mientras que muchas otras fueron solas (22%) o con familiares (17%). Sólo un 8% dijo haber ido con compañeros de militancia. Estas cifras, que podrían sorprender por el bajo grado de participación en agrupaciones políticas, se explican debido a que el enfoque con el que se dirigió la encuesta, tenía como objetivo conocer la opinión de las mujeres “sueltas”, aquellas que se encontraban alrededor de las columnas formadas por los grupos militantes.

 

Además, la mayoría de las presentes reconoció haber participado de ediciones pasadas,  también convocadas por el colectivo Ni Una Menos. Otro dato a remarcar es que gran parte de las encuestadas eran universitarias recibidas o al menos habían llegado a ese mismo nivel de estudios pero sin recibirse. Esto podría llegar a hacer suponer que la problemática feminista interpela a un cierto escalafón social, pero también hay que tener en cuenta que quizás la participación de sectores populares se dé a través de otras redes, como las organizaciones sociales, que no fueron precisamente el blanco de la encuesta.

Por su parte, la gran motivación que encontraron las participantes para unirse a la convocatoria fue el apoyar las consignas de la marcha (76%) y en bastante menor medida, la causa fue por tener alguna conocida (7%) o ellas mismas haber sido víctima de violencia de género (6%).

Cuando se les preguntó a las encuestadas si las situaciones de hostigamiento y violencia padecidas u otras hechos como el hecho de recibir comentarios humillantes en la vía pública, o sufrir la subestimación de sus capacidades laborales, discriminación y acoso en el trabajo eran válidas para realizar una denuncia, más de la mitad dijo no considerarlo pertinente. Y entre aquellas que consideraron que sí había que denunciar, casi el 80% señaló después no haberlo hecho. Entre las razones que dieron las mujeres, la más importante fue la de no considerar grave la situación (35%), mientras que también señalaron que descreían de la efectividad de la denuncia (23%), y otras  tuvieron miedo de las repercusiones por hacerlo (12%).

Por otro lado, la cuestión política también estuvo presente en el estudio, ya que se comparó la opinión sobre la gestión del gobierno macrista con la del kirchnerismo: para casi un 65% el actual gobierno no hace “nada” en materia de violencia de género, y si bien un 46% calificó al anterior como que hacía “poco”, para un 32% había hecho “bastante”.

Actualizado 09/03/2017

Mujeres de pie

Mujeres de pie

Con las consignas “Nosotras paramos” y “Vivas nos queremos”, el miércoles negro comenzó con un paro nacional de mujeres, que se realizó entre las 13 y las 14 en todos los ámbitos laborales. Hubo cese de tareas con ruidazos y cortes de calle en varios puntos del país. La convocatoria –multitudinaria- fue ideada por el colectivo Ni una menos y por varias organizaciones que luchan contra de la violencia de género. ANCCOM estuvo presente en la Procuraduría  General de la Nación, en la Biblioteca Nacional y en la estación de Once.

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Actualizado 20/10/2016

Un día de miércoles para una marcha histórica

Un día de miércoles para una marcha histórica

Miles de mujeres marcharon, este miércoles 19, desde el Obelisco hacia Plaza de Mayo bajo la consigna “Ni una menos, vivas nos queremos”. Estaban vestidas de negro. La lluvia no las paró. Entre gritos de Justicia y aplausos se observaban carteles como “De camino a casa quiero ser libre, no valiente” y “Yo elijo cómo me visto y con quién me desvisto”.

La convocatoria tuvo como detonante el crimen de Lucía Pérez, la adolescente de 16 años drogada, violada, torturada y asesinada en Mar del Plata. “Veníamos de un encuentro de mujeres histórico y maravilloso. Volvimos con toda esa fuerza para encontrarnos con la brutalidad de ese femicidio, y no quisimos aguantar más”, explicó Manuela Castañeira, integrante de la agrupación Las Rojas y del Nuevo Más. “Nos llamaron las periodistas de ‘Ni Una Menos’, y allí le pusimos todo el impulso a esta organización”.

Cerca de las cuatro de la tarde, y en su gran mayoría vestidas de negro –como proponía la consigna- algunas mujeres solas, otras de a dos, de a tres, otras en agrupaciones, comenzaron a llegar debajo de sus paraguas a la Plaza de la República. La lluvia caía y el viento soplaba fuerte. Sin embargo, los alrededores del Obelisco pronto se vieron cubiertos por una multitud. Y no sólo las mujeres se presentaron. Ezequiel, del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), expresó el apoyo a sus compañeras: “Hay millones de formas de ejercer violencia contra la mujer, no solo física, sino del accionar de todos los días. Estoy cansado de escuchar en la calle bocinazos a las mujeres, eso es una forma no física porque no la estás tocando, pero irrumpe en su vida cotidiana”. En los últimos días, existió una controversia respecto a la presencia de los hombres en la marcha. En ese sentido, Ezequiel dijo: “No entiendo la limitación de que sólo las mujeres pueden luchar por las mujeres cuando es un problema que ataña a todo el mundo”.

Al ritmo de los bombos, varias mujeres cantaban “Vamos al paro nacional para gritar ‘Ni Una Menos’, con aborto en el hospital”. A la par, las organizaciones se iban acomodando. Más temprano, mujeres de todo el país habían realizado un paro de actividades durante una hora –entre las 13 y las 14- en consonancia con la movilización.

La marcha se realizó en contra de la violencia femicida, y también se sumó la trama económica relacionada a la desigualdad de género: precarización laboral, brecha salarial y desocupación. Vanina Escales (integrante de la organización de Ni Una Menos y del CELS) dijo al respecto: “Tenemos que empezar a unir el tema de explotación capitalista con la violencia de género”. Y agregó: “La violencia física es contundente, es inapelable, pero hay otro tipo de violencia que es la del orden simbólico en donde esos cuerpos se desenvuelven, y me parece que tendríamos que empezar a mirarla y a señalarla”.

Luego de las 5 de la tarde, comenzó la marcha hacia Plaza de Mayo. Saltando charcos, la gente se movilizó lentamente por las arterias que conducen a la emblemática plaza. A pesar de que la lluvia no cesaba, los paraguas se multiplicaban. Quizás, por la incomodidad de esta situación, uno esperaba ver mal humor en las personas. Pero nada de esto sucedió. Miles de mujeres y hombres marcharon con paz, pero sin perder la fuerza de su lucha. Delfina, una niña de 6 años que marchó junto a su madre, pidió: “Que no pase más esto, que no agarren más a las chicas”.

El sistema político y judicial fue criticado por varios sectores durante el encuentro. Así,  Vanina Escales planteó: “Creo que el Poder Judicial dicta medidas restrictivas, por ejemplo, que no es capaz de hacerlas cumplir, entonces esto expone realmente a las mujeres. Tenemos que seguir demandando políticas por ese lado”. Por su parte, Manuela Castañeira -luchadora por los derechos de las mujeres, integrante de la agrupación de mujeres «Las Rojas» y del nuevo MAS- también se refirió al tema: “Yo veo cambios en la sociedad, en la conciencia, en prácticas cotidianas pero no veo cambios en las instituciones. Nosotras estamos muchos pasos por delante y el Estado por detrás”.

A la vez, diferentes sindicatos participaron de esta masiva marcha. Ariel Iglesias, secretario de organización de SUTEBA La Matanza, explicó: “Nosotros discutimos y decidimos en asamblea que nuestro sindicato que agrupa a los docentes varones y mujeres de La Matanza tenía que hacerse presente y ser parte de esta convocatoria para decir ‘basta de violencia contra las mujeres’, no solamente porque estamos en contra de todo tipo de violencia, machista y de género, sino también porque en nuestro sindicato el 85% de las trabajadoras son mujeres”. A la vez, compartió su alegría sobre el “aplauso” realizado en San Justo y Laferrere, y agregó: “Solamente la unidad de todos los varones y las mujeres podrá acabar con el femicidio”.

La organización Personas Trans Autoconvocadas también se hizo presente. Geraldine Lescano, en representación de la entidad, contó las razones de su presencia: “Estamos por la lucha de nosotras como mujeres trans, ya que también estamos sometidas al maltrato y a la marginalidad de muchos sectores”.

Así, la marcha estuvo llena de colores políticos e ideológicos pertenecientes a miles de mujeres vestidas de negro en un día gris. Los hombres apoyaron y acompañaron su lucha, dispuestos a defender sus derechos. Fue un miércoles húmedo, frío, ventoso y negro, pero también fue un día en donde reinó la esperanza y, a pesar de la impotencia ante la violencia que nos acecha cada hora, se observaron sonrisas dibujadas en muchos rostros allí presentes, que reflejaron la tranquilidad de saber que no están solas. Están más unidas que nunca. En sororidad. En solidaridad. Porque además en innumerables oportunidades se remarcó que, las que allí estaban son “la voz de las que no tienen voz”. Miles de mujeres y hombres se movilizaron, en Buenos Aires y en diferentes partes del país y del mundo, por una causa en común: la necesidad de decir “basta de femicidios”.

Actualizada 20/10/2016