Dic 20, 2017 | Culturas
Luca Prodan llegó cantando en inglés a una Argentina bajo la última dictadura militar y revolucionó la escena del rock nacional. El 22 de diciembre de 1987, el líder de Sumo se volvió mito y leyenda de nuestra música cuando fue hallado sin vida en su casa de la calle Alsina, en San Telmo, víctima de una cirrosis hepática. Sus restos descansan en el Cementerio de Avellaneda, en el sur del Gran Buenos Aires, donde todos los años sus fanáticos se reúnen en esa fecha para recordar al “pelado”, tocar algunos temas y dejarle un poco de ginebra.

Monumento en homenaje a Luca Prodan en el Cementerio de Avellaneda.
Nació en Italia y fue educado en Escocia en el Gordonstown College, donde fue compañero del Príncipe Carlos de Inglaterra. En 1971 dejó el prestigioso internado, dio vueltas por Europa y terminó viviendo en Londres, donde en pleno auge del punk formó su primera banda que bautizó The New Clear Heads. Luego de la muerte de su hermana Claudia, en 1979, Luca decidió seguir a su ex compañero de instituto Timmy McKern, radicarse en las sierras de Córdoba y así escapar de su adicción a la heroína. En 1981, ya instalado en Hurlingham, junto a Germán Dafuncchio, Diego Arnedo, Ricardo Mollo, Alberto Troglio y Roberto Pettinato formó esa banda de rock a la que llamaron Sumo.
Formado en el oeste del Gran Buenos Aires, Sumo debutó en el Caroline’s Pub de El Palomar, en febrero de 1982, frente a 15 personas. Pasaron 35 años de ese primer recital y Hugo Pasquale, músico y habitué de la movida rockera recuerda: “La primera vez que los vi era época de Malvinas, fue en un bolichito minúsculo en Ciudad Jardín y me rompió la cabeza. Escuchar a un pelado cantando en inglés en un barrio rodeado de milicos y con muchos desaparecidos era sumamente impactante”.
Para la misma época, Gabriel Mattera concurría a su primer recital de Luca Prodan y los suyos para hacerlo ininterrumpidamente hasta la que sería la última presentación del conjunto, en la cancha de Los Andes de Lomas de Zamora, en diciembre de 1987. “Tenía 13 años, Sumo tocó en la inauguración del pub de mi primo que se llamaba Reggae, en Devoto. Después de ese primer show, vi todos hasta el último”.
La misma pasión a primera vista atacó a Fernando Márquez: “Tocaron FuckYou y casi me muero, para mí fue detonador. A partir de ese momento no paré de ir a verlos casi todos los fines de semana”.

Remeras y pañuelos que dejan los fans
Rolo Gutierrez, el fanático de Sumo a quien el director Rodrigo Espina convocó para el documental Luca de 2008, relata una anécdota que deja entrever la pintoresca personalidad de Prodan. En 1984, y con 15 años, fue al primer recital de la ahora mítica banda a un Stud Free Pub al que habían concurrido personas bastante más mayores que él y que eso llamó la atención de Luca. “Me encaró, me preguntó primero qué hacía ahí y después si había leído a Borges, yo le conteste que no y ahí nomás me mandó a estudiar, me dijo ‘¿por qué no te vas a tu casa y te cultivas fuckinman?’, pero nunca se presentó, me enteré de quién era cuando subió a cantar”.
A partir de ese momento siguió a la banda a casi todos lados. Estuvo en el show de la cancha de Los Andes, ese inolvidable 20 de diciembre de 1987 en el que Luca tocaría por última vez, recital al que no iba a asistir porque no tenía plata y porque se venían mejores presentaciones de Sumo: el 24 y 31 de diciembre en Cemento. “No sé por qué, pero al final decidí que tenía que ir”.
Hugo y Rolo coinciden en que la muerte del frontman de Sumo, aquel 22 de diciembre de 1987 y solo dos días después de su último recital, no los tomó por sorpresa. “La última vez que lo vi fue en Obras y ya estaba muy mal, verlo tan deteriorado fue como premonitorio de una muerte anunciada”, reflexiona Hugo. Para Rolo fue algo que siempre estuvo presente, “era como un aura alrededor de él”. Para Fernando Márquez, por el contrario, fue inesperado, se enteró cuando estaba trabajando y a través de un conocido. “Me dijo ‘pelado se murió tu ídolo’, yo lo mande a la mierda, pero después me di cuenta de que hablaba en serio y casi me muero con él. Pasaron varios años hasta que pude ir a ver a Divididos, en ese momento me fui a Los Redondos y sané la herida con otro pelado”, recuerda con emoción quien aún conserva entradas y algunos recortes de aquellas épocas.

«Luca vive en nosotros». La leyenda vive entre velas, objetos y pintadas que dejan los fanáticos.
La última casa en la que vivió Prodan, ubicada en Alsina 451, fue declarada sitio de interés cultural en 2010 y desde ese año funciona como un multiespacio artístico que promete “cultura, delirio y rock” bajo el nombre de “Lo de Luca”. Por las calles del barrio de San Telmo, cuenta Rolo Gutiérrez, era común cruzarse a Luca, porque le gustaba mezclarse entre la gente y ser anónimo. También lo hacía antes de cada show: “Sumo tocaba tipo tres de la mañana y no les daban camarines, entonces se paseaba por el boliche y hablaba con la gente, y en ese momento no era normal porque el músico se mantenía como en una oda de misterio y leyendas”.
Sumo revolucionó y marcó a fuego los años ochenta: impuso una nueva forma de hacer rock. “Esta banda nos mostró otra cara, nos mostró que se puede ser así de crudo y a la vez talentoso. Todo el rock argento creció de la mano de Luca”, reflexiona Hugo Pasquale. La figura mítica de Sumo vive en su música, en sus poesías devenidas en letras de canciones, en las miles de anécdotas que lo incluyen, pero por sobre todas las cosas vive en sus fanáticos.“Luca fue un tornado que arrasó nuestra ciudad y nuestras mentes”, así lo define otro seguidor, al “Pelado de Sumo”, desde hace 30 años inmortal.

Actualizado 21/12/2017
Nov 15, 2017 | Comunidad, destacadas
En su novena edición, con un prolijo recorrido armado con más de cuarenta y cinco locales abiertos al público, descuentos, ediciones especiales y shows en vivo, se celebró “La Noche De Las Disquerías” en la Ciudad de Buenos Aires con el objetivo de fortalecer la industria discográfica, apoyar la industria musical nacional y, por qué no, incitar a que haya más melómanos en el mundo.
Organizada por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF), la noche de las disquerías se presentó como un evento que permite no sólo facilitar la compra de discos, vinilos y otras delicias de la música, tanto para quienes coleccionan como para quienes no, sino que también funciona como forma de difusión para nuevos artistas. Alejandro Ioras, melómano, coleccionista de vinilos y conductor del programa de radio online Miércoles de Película, ganador del Premio Trend Topic 2017, recorrió junto a ANCCOM una noche donde el Centro, Recoleta, Palermo y otras zonas se vistieron de clásicos.
“Todos saben que la industria discográfica argentina tuvo un quiebre. Hoy tenés Spotify —servicio de música en streaming— y está todo ahí. Este tipo de eventos está bueno para que la gente vea, conozca, se embeba en el tema,” explica Alejandro, mientras revisa una pila de clásicos en oferta. Elige Celebration Day de Led Zeppelin, y continúa con la charla. “¿Viste la cantidad de artistas emergentes que están editando vinilos? Eso es bueno. Es muy bueno. Más allá de que la calidad sonora del vinilo es cien veces mejor que escuchar un tema de Spotify, habla de algo más”.

La Feria fue organizada por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas.
Es cierto. Basta una visita por disquerías como Mercurio para descubrir una lista sin fin de vinilos, casetes y discos de artistas independientes, de nombres recurrentes en la escena musical actual, como lo son Nahuel Priones, El Mató Un Policía Motorizado, Ciruelo, entre otros. Gonzalo Martínez, joven coleccionista de vinilos y fiel visitante de la noche, asegura que “está buenísimo que artistas locales editen vinilos. El vinilo es una masa, tener un vinilo es otra cosa”. Gonzalo consume vinilos de artistas independientes nacionales, aunque por una cuestión de presupuesto no puede tener el número que querría, intentan apoyar a los artistas con la compra de, al menos, uno.
La cuestión presupuestaria es otro elemento que le da a la noche de las disquerías una cuota de interés: las ediciones especiales se pueden encontrar más baratas, las ofertas son tentadoras como lo indican los carteles en las vidrieras, que anuncian dos discos al precio de uno. Es cierto que, el vinilo sobre todo, es un formato de alto presupuesto al que no todos acceden, pero eventos así los hacen mucho más accesibles.
Alejandro continúa el recorrido, y se detiene de vez en cuando a mirar, quizá por la vidriera, algún artista que está tocando. “Las disquerías normalmente sobreviven por los melómanos, como yo, o como muchos acá. Tener una noche así es un sacudón para la cultura, porque muchos vienen y no tienen idea, y acá descubren. Para eso, es muy importante el eslabón show en vivo, descuento, evento”.
Artistas consagrados como Richard Coleman fueron parte del evento, pero sonaron también un sinfín de músicos independientes. “Me encanta que esté la movida de los shows en vivo. Yo no colecciono vinilos, ni discos ni nada, pero ponele, ahora que llegué temprano, me doy una vuelta y uno me compré. Está bueno,” opina Juliana Ailín a la salida de Disquería Mercurio.

“La Noche De Las Disquerías”en la Ciudad de Buenos Aires tiene el objetivo de fortalecer la industria discográfica y apoyar la industria musical nacional.
Gonzalo retoma el tema y opina, “el otro día, un compañero se quejaba de que Lali (Espósito) había sacado un vinilo. Sí, qué se yo, no me copa, pero por otro lado ayuda a que se popularice más. Qué sabés si el que miró el vinilo de Lali hoy, no compra un vino de sello independiente nacional mañana. Si difunde, es bueno. Lo demás se aprende”.
Pero la noche no es solamente un gran evento para las disquerías y los consumidores, también lo es para los artistas independientes. Un gran número de ellos se pasea por las disquerías ofreciendo sus discos para venta, ofrecimiento que, muchas veces, llegaba a buen puerto. “La música independiente es así, a pulmón”, explica el cantante Ema Mena. “Venís y dejás el disco, si gusta, se queda”. Si bien hay un gran número de disquerías que trabajan, sobre todo, con clásicos de la música, hay tantas otras destinadas a lo independiente.
“Hay mucho joven dando vuelta,” indica Alejandro, y es cierto. Quizá sean los shows en vivo, o simplemente la curiosidad, lo que hace que un gran público juvenil se acerque a buscar lo que, uno pensaría, es un formato para adultos. “Que las bandas independientes que suenan ahora editen vinilos, en ese sentido, es muy bueno. Le da conocimiento, es un ‘che, mira esto’. Ahora también está volviendo el formato casete, otra joya. Fijate que ya hay muchos”.
La noche de las disquerías es una unión entre un sentimiento melómano, la curiosidad de ir a visitar algo tan clásico como una disquería, presentaciones en vivo y ofertas imperdibles. Pero, por sobre todo, es una noche que mantiene el espíritu cultural vivo y no le cierra las puertas a nadie. Porque mantener la música viva es, y siempre será, tarea de todos.
Actualizado 14/11/2017
Nov 8, 2017 | Culturas, destacadas
Desde las 16:30 del sábado, una fogata entre las calles México y Tacuarí reunió a los tambores chicos, pianos y repiques al son del fuego para templarse. Y alrededor, 45 bailarinas y candomberos con la cara pintada de negro y amarillo formando la bandera de La King Kona. “El candombe es lo mejor que hay en Uruguay, estamos encantados de venir desde Carmelo, un pueblo chico”, dijo Pirucho, uno de los que toca el chico en La King Kona mientras esperaba a las 19:20, la hora señalada para empezar su candombeada.
“El Candombe es tradición del Uruguay. Las llamadas se remontan a cuando los negros eran esclavos. En su día libre llamaban, tocando con un tambor, a los otros compañeros” dijo a ANCCOM Silvia, nativa de Salto, Uruguay y desde hace 30 años residente de Buenos Aires
“Esta fiesta nace de los esclavos, cuando se escapaban de sus amos fueron creando un pueblo en medio del monte y de la selva, que era prácticamente inaccesible para los patrones y le pusieron como nombre Quilombo. Y estamos aquí en conmemoración de ellos, que fueron los creadores”, contó Leonel, el gramillero de La Itu-Xangó. El sábado 4 de noviembre, en el barrio Monserrat, se realizó la 9ª llamada de candombe independiente organizada por Lindo Quilombo, un colectivo cultural conformado por candomberas y candomberos de Buenos Aires, La Plata, Bahía Blanca, Carmelo, Salto y el Gran Buenos Aires. Por lo menos mil quinientas personas entre comparsas y espectadores asistieron a la fiesta.

“El candombe es lo mejor que hay en Uruguay, estamos encantados de venir desde Carmelo, un pueblo chico”, dijo Pirucho, uno de los músicos de La King Kona.
Las comparsas de Candombe tienen varios tipos de personajes importantes: el gramillero, contó Leonel, representa “al médico brujo que iba recorriendo las tribus con un maletín lleno de yerbas medicinales, vestido con la ropa que iba descartando su amo” y la mama vieja era la lavandera, explicó Silvia. También danza el escobero -identificado, obviamente, con una escoba-, el cuerpo de baile con trajes de varios colores, el portabanderas, los tamborileros y tamborileras que tocan el chico, el piano y el grande, todos tambores que se diferencian por su tamaño. Además, la estrella, la luna y el estandarte se mezclan entre todos ellos. Las vedettes son personajes que se incorporaron a las agrupaciones hace poco tiempo.
Dentro de este festejo existen personajes irreemplazables: los niños y las niñas que desde que empiezan a caminar ya saben tocar y bailar, y lo disfrutan como si fuera una magia que les hace mover las manos y los pies a un ritmo que contagia.
No hay vallas, ni policía, sólo cuerpo médico, familias, vecinos, amigos, turistas, calles con pocos autos que por equivocación entraron por México y muchas cámaras.
“Estos grupos no tienen límite de personas, pueden ser tanto de 15 como de 50”, contó Cristian Domínguez, tamborilero de Guariló (Lomas de Zamora) que en esta oportunidad vino de espectador pero que en diciembre próximo participará de la Llamada Oficial que convocan las Comparsas de Candombe Organizadas (CCC). Una de las bailarinas de La Itu-Xangó explica que los grupos se autofinancian con rifas. “Con esa plata alquilamos los baños químicos, pagamos el transporte, y compramos la fruta”, señala un arrumbe de canastos de madera en la vereda llenos de comida.

«Esta fiesta es nuestra raíz» aseguró Ale, director de La King Kona.
“Somos tres directores, Manteca (Salvador Biko), mi señora (Elisa Rodríguez) que está en el cuerpo de baile y yo, ahora vinimos 45 pero en realidad somos 90. Algunos no pudieron venir por trabajo. Esta fiesta es nuestra raíz. El candombe para nosotros es la vida, es nuestra cultura, nos acostamos con el candombe y amanecemos con el candombe”, aseguró Ale, director de La King Kona. Respaldándolo, Leonel, el gramillero, agregó que trabaja como encargado de un edificio en Ituzaingó pero esta fiesta es su descarga a tierra.
Según el cronograma de las 35 comparsas de Uruguay, Bahía Blanca, La Plata, Gran Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires, cada una iba a salir 10 minutos después de la otra pero eran las 8 de la noche y La Cumparsa de Munro que arrancó a las 18 horas recién llegaba a México y Balcarce. La noche se alargó y el orden de salida se rompió. El retraso fue de una hora.
La primera comparsa que inauguró la llamada fue El Rejunte, un grupo abierto de tamborileros y bailarinas que se juntan con todo aquel que quiera unirse. Y luego en orden: Raíces del Sur; Candombe Calzada; Color de León; Barakandombé; Idilé; La cuerda; La Cumparsa; La Itu-Xangó; Aguanilé; Kimba; Bantú; Iya-Kereré; La Batea; Lonjas 932; La King Kona; La Minga; Zumbaé; La Caracol; Yumba; Candombe del Parque; La Candela; Oieloó; Lonjas del Sol; Mburucuyá; Walofinná; La Candomgluck; Vamo Arriba; Fantasía Lubola; Duela 16; Cochabamba 3535; Kumbabantú; C. del Cementerio; Tambores del Túnel; y África Ruge.
Esta cultura más que musical es historia de la reivindicación derechos humanos. “Santiago presente, Santiago presente. Por el compañero ahora”… “y siempre”, contesta el público al Negro, Marcos Remolgado, de La Cumparsa. “El candombe -subrayó- es un punto de resistencia, es parte de la identidad popular de este país. Es resistir los atropellos del Estado.”

“El candombe es un punto de resistencia, es parte de la identidad popular de este país. Es resistir los atropellos del Estado” dice Marcos Remolgado de La Cumparsa.
Lindo Quilombo
Lindo Quilombo tiene como objetivo generar espacios de participación, intercambio y difusión del ritmo del candombe a través de las llamadas, encuentros y talleres como Quilombeando en el Merendero: un espacio para niños y niñas a los que les transmiten el candombe y su origen. Está ubicado en el merendero popular Darío Santillán de Asambleas del Pueblo.
Actualizado 07/11/2017
Sep 27, 2017 | Culturas, destacadas
Los artistas nucleados en la Unión de Músicos Independientes (UMI) reclaman la plena aplicación del artículo 65 de la Ley 26522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, que exige cupos mínimos de difusión de música nacional e independiente en las emisoras radiales. Esa parte de la norma, que busca resguardar la producción nacional y autogestiva, está vigente desde el 2009, pero nunca se cumplió. “Es importante que la sociedad tenga un acceso más amplio a la música. Lo que se consume en las radios comerciales tiene que ver con un segmento que suele estar vinculado a las grandes discográficas. Por eso, la aplicación de este artículo va a redituar una mayor difusión para los músicos y sabemos que eso significa más gente en los recitales y más discos que se venden”, explicó a ANCCOM Juan Ignacio Vázquez, presidente de la UMI y guitarra y voz de la banda Ardilla.
El artículo 65 expone que el 30 por ciento de la música que se transmite en las emisoras privadas debe ser de origen nacional, y de ese porcentaje la mitad independiente. Por esto último se entiende cuando el músico es dueño de sus fonogramas, por lo que tiene el derecho de comercializar sus propios discos. “El músico independiente es el que desarrolla su carrera de forma autogestiva y sin convenio con discográficas. Genera su entorno de trabajo y no es que el músico independiente tiene que hacer todo, sino que va derivando gente que él elige para que lo ayude en su carrera”, explicó Lito Lisorski, guitarra de Ardilla y tesorero de UMI.
Según un relevamiento de 2016, a cargo de la Federación Argentina de Músicos Independientes (FAMI), de 73 radios analizadas, 51 cumplieron con la cuota de aire para la producción nacional, pero solo siete respetaron la de la música independiente. “Hay muy poquitas radios, alternativas, comunitarias, on line y de universidades que quizás hasta superan el porcentaje de música independiente en su programación, pero el problema lo tenemos en las grandes emisoras en las que no se cumple ni de cerca”, remarcó Vázquez.

“Es importante que la sociedad tenga un acceso más amplio a la música. Lo que se consume en las radios comerciales tiene que ver con un segmento que suele estar vinculado a las grandes discográficas», dice el presidente de la UMI.
El filósofo y músico argentino Gustavo Varela reflexionó acerca del lugar que se le otorga a la cultura independiente: “En los gobiernos populares hay un espacio para la producción de lo nacional dentro de lo cultural. Pero con el sistema capitalista, y más con el gobierno neoliberal actual, la producción de cultura resulta siempre un inconveniente, un gasto”. A su vez, sostuvo que “hay dos tipos de economías: la del Estado y la del mercado, una soporta la posibilidad de la producción cultural y la otra no, ve si es redituable o no”.
En este contexto, los músicos agrupados en la UMI llevan adelante una campaña de visibilización y concientización para exigir el cumplimiento del artículo. En la movida los acompañan reconocidas bandas y músicos nacionales como Lito Nebbia, Ricardo Mollo, El Mató a un Policía Motorizado, Boom Boom Kid, Raúl Porchetto, Onda Vaga y Attaque 77, entre otros tantos que se prestaron a grabar videos y difundirlos por la causa.
El artículo 65 se encuentra vigente desde 2009, cuando la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual reemplazó a la Ley de Radiodifusión 22.285, instaurada en 1980 por la última dictadura militar. No fue modificado en 2016, cuando a partir del decreto 267 del gobierno de Mauricio Macri se creó el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), que alteró una serie de artículos de la ley 26522. “Con la creación del ENACOM, pasó a haber un cinismo total sobre la Ley en general pero sobre el artículo en particular. Hace ya un tiempo largo que dejamos de tener algún tipo de conexión con la autoridad de aplicación”, denunció el presidente de la organización de músicos autogestionados en relación al organismo creado el 5 de enero de 2016 como resultado de la fusión del AFSCA y la AFTIC.
“El período 2009-2015, cuando todavía estaba el AFSCA, fue un momento de trabajo en la implementación del artículo. Había muchas dudas, más que nada en lo que se entendía por independiente”, expuso Vázquez. Por eso, desde la FAMI se generó un banco digital de música independiente, donde las radios pueden registrarse y acceder a discos de distintos géneros de todo el país, para poder cumplir con la cuota de música nacional independiente que exige la ley.
Son muchos los problemas a los que se fue enfrentando el artista independiente a lo largo de los años. Algunos como la producción y fabricación de discos, superados a partir de las nuevas tecnologías. “Hoy uno puede grabar un disco en su casa con una computadora sin necesidad de gastar un montón de plata en un estudio y luego fabricarlo con un sueldo normal”, explicó Lito Lisorski. Los condicionantes que encuentra hoy el músico autogestionado tienen que ver más con la difusión; “con el artículo 65 tratamos de generar esa herramienta por la cual cualquier músico pueda acceder a sonar en una radio de difusión masiva, por eso es tan importante para nosotros este artículo que logramos conseguir”, afirmó Ardilla.
Además, que se exija la plena aplicación del artículo 65 de la LSCA y de esta manera que se difunda la música nacional e independiente, les permite a los artistas hacer valer los derechos intelectuales de sus producciones. “Lo que estamos pidiendo es que se aplique una ley que está en vigencia. Algo muy simple, que el Estado cumpla con sus funciones de fiscalizar una ley que fue votada por ambas cámaras. Y si no quieren que se cumpla deberían explicar por qué”, denunció el presidente de la Unión de Músicos Independientes.
Actualizada 26/09/2017
Ago 16, 2017 | Culturas
Los ojos se cierran y se baila con el resto de los sentidos. Con los perfumes de la pista y la pareja, con la interpretación del contacto en el pecho, con la mano en la espalda, con el tiempo marcado en los oídos y en los brazos. Al bailar el tiempo se suspende en un movimiento. Una caricia enérgica en la espalda agradece la pieza. No se dice nada, solo se sintió.
“Tango queer es el estilo que da lugar al intercambio de roles, las reglas de género acá no corren”, explica Mayra Lucio, antropóloga social e investigadora de corporalidad y sexualidad. En la milonga tradicional, el varón saca a bailar, mediante el cabezazo al aire, y marca los pasos. Elige a la mujer por sus cualidades de baile pero también por su belleza. A ella le cabe la posibilidad de rechazar la propuesta, aunque está mal visto negarse. “La mujer es admirada, deseada, pero luego va a casa y sigue haciendo las cosas de su hogar”, sostiene Mayra Lucio, en referencia al machismo característico de la “cultura tanguera”.

En las clases de tango que se dictan en el Club Pemier las reglas de género no corren.
A partir de 2001, una oleada feminista irrumpió en las milongas under y aparecieron variaciones. El cambio de roles, una de ellas, comenzó como un ejercicio teórico dentro de las clases de tango y hoy es un símbolo y una práctica. En los últimos años, se ha ido “naturalizando” bailar entre personas del mismo género y se han abierto puertas para la negociación y la improvisación. Dividirse los cuatro tangos dentro de una tanda y hasta guiar tres pasos cada uno dentro de la misma pieza, son dos opciones. “Estos cambios rompen con lo establecido, se desarma el sentido que estaba dado”, señala Mayra Lucio.
Falta de apoyo
En el Club Premier funciona El Amague, “escuela de tango estilo milonguero”. Su director, Manuel González, además bailarín y profesor, afirma: “Ahora en los centros culturales, como antes en los clubes de barrio, el tango logra la unión, la comunicación, el arte, el abrazo, la música, la poesía. Acá la gente siente, piensa, se expresa, canta”.
“El estilo milonguero es el más sentido, genuino y musical, el que es producto de una transformación real y no un invento, como otros. Nació de una necesidad. Cuando no había lugar en las milongas comenzaron a acercarse y se encontraron los pechos. Es una transmisión, musicalidad y sensibilidad diferente. No hubo vuelta atrás”, cuenta González, para quien los estilos visuales, los más comerciales, se banalizan: “Si te estás mostrando, no te estás comunicando ni con los demás ni con tu pareja, sólo te estás luciendo. Este producto se vendió a Europa, a los japoneses y encima nos lo venden a nosotros. En cambio, el milonguero se caga en los demás, lo importante es la pareja”, opina.

“Ahora en los centros culturales, como antes en los clubes de barrio, el tango logra la unión, la comunicación, el arte, el abrazo, la música, la poesía».
La rosa en la boca, las medias de red, los festivales de la Ciudad, eso no es tango para González, que se queja de la falta de apoyo del Gobierno porteño: “Que te ayuden a la difusión, que los músicos tengan una buena remuneración, nada de eso pasa. ¿Habilitaciones de condiciones edilicias, un matafuego, salida de emergencia? ¡Obvio que sí! ¿Pero habilitar como milonga o como práctica? Es como que me pidas que tenga una habilitación para reírme”. Son numerosas las milongas clausuradas en la era PRO en Buenos Aires, por eso unas cuantas funcionan a escondidas.
“El tango te cambia la vida para bien. Dejás de tener esa actitud absorbida por el laburo. El tanguero sabe que va a vivir cosas maravillosas y se permite cambiar los horarios por un momento único. No importa de dónde vengas o qué estudios tengas, acá somos todos milongueros y ahí surge magia”, dice González y se despide para ir a la pista.

Para uno de los organizadores del club, los festivales de la Ciudad no son tango.
“¿Bailás?”
Suena un violín y le da color a las luces apagadas. Se suma un bandoneón, un piano, dos violines, tres bandoneones… Ya suenan todos y la oscuridad se va. Poco a poco van desapareciendo en un tiempo marcado, el sonido se duerme en su silencio… hasta que irrumpe la orquesta, todos juntos, iluminando los oídos de los presentes.
Bandoneonista y director de orquesta, Federico Boffi asevera que “el tango es un lente por donde se ven las relaciones, la belleza de la ciudad, las distintas realidades, las cosas que tenemos los porteños como el café o los modos de hablar”. Para él hay dos caminos posibles, “lo que el mercado te pide o lo que a vos te llena”: “Conozco colegas que tocan y escriben lo que no les gusta porque comen del tango. Yo puedo elegir con quién y dónde toco. Pero eso de ´ser libre y hago lo que me canta´, no es así tampoco. Yo quiero tocar para alguien, eso es un límite, pero no económico”, remarca.
Boffi le resta importancia a la falta de apoyo del Gobierno de la Ciudad porque considera que arte y política van de la mano: “El gran dolor es que la guita no llega, por eso la lucha artística no se puede separar de cuestiones políticas, porque justamente empieza y se forma con actividades de militancia: la cultura viene a romper lo establecido en la sociedad”. Para él, el tango for export es un claro ejemplo de un producto construido para hacer dinero que deja sin lugar a otras expresiones.

El director de la orquesta, Federico Boffi, entiende que lucha artística no se puede separar de cuestiones políticas.
Defensor de la presencia de los músicos en la milonga, Boffi se desanima cuando le preguntan si lo que hace es bailable. “El tema es que no todo se baila igual, ¡Hay un violín, flaco, no podés estar tirando patadas! ¡Sentí la música!”, exclama. Aunque también reconoce que cuando fue director de una orquesta, había cosas que le costaba explicar desde la música pero sí podía desde el baile, con un gesto corporal. “La nota es una sola, pero yo necesitaba que con el violín se haga otra, y ahí tenía que bailar”, recuerda. “El baile es un viaje donde uno debe subirse y dejarse llevar. Es un juego comprometido con la pasión –expresa Boffi con los ojos cerrados–: es un lugar de escape, de resguardo. Uno se pierde en ese abrazo, en ese cariño”, dice abrazando al aire.
Yo no sé si es prohibido / si no tiene perdón / si me lleva al abismo / solo sé que es amor, suena ahora en la pista, y entonces, con “Pecado” de fondo, una chica le pregunta a otra: “¿Bailás?”. La elegida sonríe y responde: “Sí, ¿pero sabés llevar?”

«El tanguero sabe que va a vivir cosas maravillosas y se permite cambiar los horarios por un momento único», dice González.

A partir de 2001, una oleada feminista irrumpió en las milongas under y aparecieron variaciones.
Actualizado 16/8/2017