Trovadoras del Siglo XXI

Trovadoras del Siglo XXI

La primera mujer –ya que se esperan varias- se mueve sigilosamente hacia el micrófono ubicado en el punto medio del escenario e irrumpe sin previo aviso. Tiene en su mano izquierda un símil a unas castañas, con tiras de colores brillosos en contraste a la oscuridad del ambiente y de la noche de un jueves ocho de marzo. Las luces sobre el escenario se atenúan y ella, sonriente, canta a capela mientras da leves golpes a su pecho, cual latido de corazón o cajón peruano. Cierra los ojos y su voz se escucha, retumba en el Club Atlético Fernández Fierro abarcando los rincones y las mesas y vasos del público en silencio. La tonada es limpia, clara y acompaña la letra con escasos movimientos de sus brazos. A su alrededor: un piano, dos guitarras –criollas y eléctricas- un laúd, un bombo, y micrófonos para más compositoras invitadas. Quien está en escena culmina su primera interpretación, y acto siguiente convoca a otra mujer a cantar junto a ella una canción en honor a Violeta Parra. Antes de eso, menciona la importancia de la fecha, su significado, y resalta además la “coparticipación de todas las presentes, dentro y fuera del lugar, junto con las que vendrán en el resto de la noche”. Hay, efectivamente, trovadoras en escena.

Las Mujeres Trovadoras en escena.

Un trovador era aquel personaje poeta y cantautor del medioevo que componía su música con letras allegadas al amor, aunque también en ocasiones su prosa contenía discusiones políticas, o miradas críticas sobre lo social. Y aún característico de la Europa de los siglos XII y XIV, su labor como nexo entre la canción y los conflictos sociales se retoma actualmente desde una perspectiva contrahegemónica y disruptiva: la mirada femenina.     

Mujertrova es un Movimiento de Mujeres Trovadoras de Argentina que se fundó en 2013 gracias al trabajo de Paula Ferré y Alejandra Rabinovich (esta última desvinculada actualmente), ambas trovadoras a nivel local. Si bien el concepto de trovadora no es comúnmente mencionado en los medios masivos de comunicación, para estas mujeres resignifica más que una forma de llamar a una cantora. Los padrinos del movimiento son el trovador cubano Vicente Feliú Miranda, y la trovadora local Teresa Parodi. Ambos fortalecieron el movimiento desde su nacimiento y contribuyeron al crecimiento colectivo.

Carolina Wajnerman es integrante del movimiento desde los inicios, y aclara ante todo la impronta latina de las trovadoras en su afán de visibilizar la canción creada por mujeres. “Nosotras nos plegamos a un movimiento a nivel latinoamericano de un género no solo musical, sino también social y político en relación a la canción y la música”. Ella fue la primera en subir al escenario a tocar en la última fecha de Mujertrova en Capital Federal por el Día Internacional de la Mujer. Ese mismo encuentro se dio en simultáneo junto a otro realizado en Córdoba y un tercero en San Rafael, Mendoza (con la presencia de Paula Ferré), lo que denota el perfil del movimiento como una red conectada en distintos puntos del país. “Siempre Mujertrova es principalmente un encuentro con las compañeras, con la canción, con el decir y el compromiso de todas con lo que sucede alrededor”, agrega Carolina.

Silvia Gers en el concierto del grupo Mujeres Trovadoras en el Club Atlético Fernández Fierro.

Hay ciertos rasgos que caracterizan a una trovadora. Que su música sea de su autoría, o que recorra nuevos lugares para que sus letras se esparzan entre la gente. Sin embargo, un aspecto se destaca y manifiesta como premisa ante toda trovadora: canta para hacer saber lo que sucede. Y es ahí donde reside un mensaje diferente a la frivolidad mediática y naturalizada.

Para Mijal Guinguis, pertenecer a Mujertrova es un punto de inflexión. Es una joven cuya dicción y pronunciación son predilectas, lo que anticipa su calidad como cantante y la prolijidad de la voz. “Encontré en esta agrupación –hace ya muchos años-  algo muy significativo para mí, como grandes cambios en pequeñas acciones”. Ella es pianista, y como muchas otras integrantes lleva editados álbumes solistas de forma independiente.

Mijal fue la segunda en subir a escena en la noche en Buenos Aires, quien a cargo del piano y de espalda al público, le cantó a la crudeza de vivir y la simpleza de seguir luchando como trovadora –y como mujer- en el día a día. “Es bueno saber que si una flaquea, hay otra para sostenerla”, sostiene ferviente.

A las periódicas presentaciones de Mujertrova, se añade un “Encuentro Nacional de Mujeres Trovadoras”. Cada año se organiza un festival de dos o tres días con la participación de entre treinta y cincuenta trovadoras argentinas, en las que además de compartir su música, gestionan talleres gratuitos, realizan actividades comunitarias y se comprometen en contribuir a barrios carenciados. “Cada año se proponen diez trovadoras nuevas, diez integrantes nuevas para grabar un CD nuevo con la canción de cada trovadora”, añade Mariana Brito, asistente del movimiento y gestionadora de las redes sociales, una herramienta clave para la organización de los eventos.

A sala llena, en la noche en el Fernández Fierro

Mujertrova tiene además un reconocimiento estatal. En septiembre de 2017 el Congreso de la Nación Argentina otorgó al movimiento la distinción “Juana Azurduy” en conmemoración al trabajo colectivo, el compromiso por el bien común y su labor cultural. A casi seis años de su fundación, el Movimiento de Mujeres Trovadoras Argentinas se encuentra en la sazón de su momento, en un contexto de advenimiento y concientización sobre el rol de la mujer en sociedad. Y sus ejemplos se ejecutan con cuerdas o vientos en escena.

Sobre el final de la noche en el Fernández Fierro se presentaron Sara Mamani y Silvia Gers. Una es la contracara de la otra. Mientras Sara es callada y discreta, Silvia habla, y agrega aún más. Empero, ambas se complementan, son equidistantes al cantarle y tocar al nacimiento de una flor, o a una oleada de mujeres movilizadas en las calles. Sara es de Salta, la mayor de todas en escena, pero no flaquea ni un instante en transmitir la sequedad y la verdad de sus letras, acompañada por una guitarra eléctrica hueca y la voz como estandarte de protesta. “Una fecha movilizante la de hoy”, dice por lo bajo fuera de libreto.  Silvia es la morocha de mechones con puntas rojizas. Se para desafiante en medio del escenario y rasguea acordes como si de rock crudo se tratase. Pero también invita al público una y otra vez a no quedarse de brazos cruzados. Vuelve  a la crudeza, pero esta vez en las letras como baldazos de realidad y agua fría. De cualquier forma, ya se presencian tres trovadoras en los tablones y faltan más. Cuatro. Cinco, seis. Ocho y la trova comienza de nuevo.

 

“Aún en medio del infierno, estamos creando desde la alegría”

“Aún en medio del infierno, estamos creando desde la alegría”

Hay una banda de cumbia que invita a sudar sin nombres ni moral, a entonar sus canciones con “lenguas insurrectas” y a agitar las caderas de “cuerpos castigados” por el patriarcado con el puño feminista en alto. Está “viva y furiosa”, lista para desafiar al machismo. Cuestiona la monogamia porque “es un cuento de la infancia” y el régimen de heterosexualidad obligatoria porque sabe que “revolución es que te pueda besar en cualquier lado, sin sentir la vergüenza”.

Se ríe de la inclusión a medias, de la hipocresía del “está todo bien con que cambien de nombre, pero en el fondo siguen siendo hombres”. Le canta con rabia a los CEOs del capitalismo, que “propagan talleres clandestinos, odian al pobre y a lo distinto”. Con el deseo de vivir en paz y el amor como el gran motor proponen “acabar bien pronto con estas violencias” y “cortar con tanta indiferencia”. Esto es Sudor Marika.  Nicolás Gabioud, Nahuel Puyaps, Rocío Tirita, Vicente Quintreleo, Sebastián Sazali, Lautaro Pane y Carolina Piccarreta se juntan a ensayar en el Doke. Salen a escena con los rostros tuneados con gliter y los cuerpos semidesnudos decorados con accesorios propios de la estética BDSM (Bondage, dominación, sadismo, masoquismo). En sus shows entre tema y tema entonan a coro con el público “Macri no es, puto es liberal, hacete cargo él es heterosexual” y re versionan el clásico de Supermeka2: “que levanten las manos como yo la que quiera un misoprostol”. Tienen disco nuevo, Las yeguas del apocalipsis. Toda una declaración de principios.

Hombre en cuero tocando la guitarra, tiene la cara tapada con un pasamontaña.

Sudor Marika se presentó, junto a la banda Los Rusos Hijos de Puta, en el Teatro Mandril.

¿Cómo surgió la idea de cantar sobre los feminismos y las luchas LGTBIQ?

Vicente: Había algo que nos hermanaba que es la militancia de nuestras identidades disidentes. El hecho de ser una banda de cumbia integrada por personas que tenemos una base de empoderamiento de algunas causas hizo que supiéramos de entrada que no iba a ser una reproducción de lo que es la cumbia como género musical. Nuestras canciones son creaciones colectivas. Queremos ocupar este espacio, pero desde nuestra experiencia y forma de pensar un mundo posible, usando este género musical que es bastante machista como la mayoría de los géneros, misóginos, violentos.

Nahuel: No es que primero vino la idea y después las canciones, creemos que lo personal es político, para nosotras no está la vida por un lado y cuando vamos a hacer canciones vemos cuál es el tema políticamente correcto. Escribimos sobre lo que estamos hablando, deseando, pensando, amando.

¿Por qué tocan cumbia? ¿Qué significa para ustedes la cumbia?

Rocío: La mayoría ya veníamos escuchando cumbia, creemos que este género tiene algo de la celebración, de la fiesta, de trastocar algunos sentidos de las letras de las canciones.

Vicente: La propia cumbia fue la que nos hizo encontrarnos, todos los que integramos la banda tenemos en común que la cumbia es el género que elegimos por excelencia al momento de salir a bailar algo. Para nosotras tiene un sentido especial crear estas letras con una música popular, pensamos que es una música que tiene un montón de llegada a un público muy amplio.

Dos personas mirándose a un espejo colgado sobre una pared de fondo rojo. Al lado aparecen dos maniquíes.

«Creemos que este género tiene algo de la celebración, de la fiesta, de trastocar algunos sentidos de las letras de las canciones», dice Rocío Tirita sobre la cumbia.

En sus letras se refleja una visión muy crítica hacia el actual gobierno, ¿cómo se posicionan en lo políticamente partidario?

Nahuel: somos varias en la banda y hay posicionamientos heterogéneos, pero en esa línea que prevalece o que se ve hay algo que nos une.

Rocío: ¡Amor a Cristina, dale decílo! (Risas).

Nahuel: Pero entendemos que eso no obtura otras alianzas y de hecho en general son sectores de izquierda los que nos llaman para compartir espacios, porque tenemos una mirada anticapitalista y antipatriarcal que puede ser contradictorio con la figura de Cristina. Con ella tenemos un amor y una pasión porque es alguien que dijo las cosas en un tono como de una cumbia.

Rocío: También está la cercanía entre la cumbia y lo popular.

Nahuel: En un diario nos hicieron una entrevista y un pibe comentó que éramos “populismo rosa”. Me parece que eso que nombran como populismo rosa es chorrear y entender que los cuerpos puedan también comprender por dónde va la política y no dejarlo para los iluminados.

Vicente: Lo que nos importa destacar en este momento es que somos una banda antimacrista porque creemos que desde ese lugar generamos la posibilidad de establecer alianzas que hoy nos parecen mucho más trascendentales que decir banco a Cristina o no, a pesar de que nosotros la amamos. Hay personas o más bien trolls que nos bardean con un ejercicio del odio al que no le queremos dar cabida.

Cinco integrantes de la banda en el escenario, cantando y tocando instrumentos.

«Hay un deseo de pureza al que nosotros no queremos responder porque pensamos que somos seres que estamos en constante experimentación», dice Vicente Quintreleo.

“El estruendo siempre es fuerte cuando cae la moral” dice una de sus canciones. ¿Qué significa para ustedes derrocar la moral?

Vicente: Hay un deseo de pureza al que nosotros no queremos responder justamente porque pensamos que somos seres que estamos en constante experimentación, y nos referimos a todo tipo de discurso de pureza, de moralidad, incluso dentro de los feminismos y la disidencia sexual.

Nahuel: esta idea de la moral viene a romper con la idea de que la pelea no es solo con el capitalismo y el patriarcado, también va a ser cada vez que vengan a decirnos cómo tenemos que vivir porque el poliamor también se puede volver moralista. Si hay una receta a la que nos tenemos que someter para poder vivir, para ser más progres o más feministas, hay alguien de afuera que nos está diciendo cómo hay que vivir. Esa es una pelea constante y cuando das esa lucha, ya nunca estás tan cómodo y eso no te deja nunca descansar ni creértela que ya sos lo suficientemente rebelde o anarco porque la moral se te filtra siempre, es un trabajo deshacernos de ella. Como dice Rocío en una canción: “Dejame sentir que siento”. Para eso hay alguna voz que hay que callar y es la de la moral.

Rocío: También está la moral en las izquierdas, está en todos lados.

Público de Sudor Marika, mostrando sus torsos desnudos, escuchando la banda.

«Quieren que estemos tristes. Hay todo el tiempo un ataque para que eso suceda y nosotras en ese infierno estamos encontrando alianzas», dijo Nahuel Puyaps.

A través de sus letras cuestionan y denuncian ciertas de formas de opresión. ¿Creen que, desde el lugar del baile, la alegría, la celebración se puede llegar a cambiar ciertos pensamientos?

Rocío: Sí, pero no en términos megalómanos sino como un espacio donde quizás a los cuerpos bailando les pasa algo, al menos alegrarse, pero no a modo de placebo, sino que hay algo del contagio de lo que proponemos que se da por afinidad política; no sé si vamos a poder convencer a un macrista que deje de votar a Macri, sino más bien pensar cómo seguir juntándonos, haciendo cosas e irradiar esa alegría en otros espacios.

Nahuel: No vamos a convencer a nadie de nada, pero es verdad que estamos en un momento en que la política está trabajando sobre nuestras afectaciones, sobre la tristeza. Quieren que estemos tristes. Hay todo el tiempo un ataque para que eso suceda y nosotras en ese infierno estamos encontrando alianzas. Todo lo que nos va sucediendo es por alianzas afectivas que se van expandiendo. Y lo que estamos encontrando es que aún en el medio del infierno estamos produciendo y creando desde el orden de la alegría y no desde la alegría que impone el macrismo como un slogan, sino desde una alegría que aumenta la potencia de la gente que está participando de eso quiere más. Hay personas que hacen un dibujo, otros tocan nuestros temas, otros hacen una remera, otros no invitan a tocar; hay toda una producción de alegría que se expande y no es la alegría del macrismo, sin pedirle nada a nadie participamos de un encuentro potente.

Carolina Piccarreta, integrante de Sudor Marika, tocando el octapad.

Sudor Marika canta sobre feminismo y luchas LGTBIQ, desafía al machismo y al patriarcado, cuestionan la monogamia y el régimen de heterosexualidad obligatoria, y van en contra del capitalismo.

Nicolás: Es una disputa de la cumbia como discurso, de la noche, de la fiesta. La gente lo escucha y se siente interpelada, se ve representada en estos espacios y eso genera más encuentros con más personas y así vamos conquistando todos los espacios.

Rocío: cuando decimos más encuentros con más personas no lo decimos en el sentido que nuestro objetivo principal como banda es tener un millón de fans y generar esa distancia infinita entre los fans y la banda; cuando decimos que se producen encuentros es porque hay algo que se contagia y que no tiene que ver con la adoración y la fascinación sino con una figura que circula más horizontalmente.

Integrantes de Sudor Marika en el escenario, haciendo música.

La banda se apropia de la cumbia para convertirla en bandera de la lucha por la diversidad y la disidencia.

***

Sebastián Zasali: Teclado y voz

Rocío Tirita: Güiro y voz

Vicente Quintreleo: Guitarra y voz

Nahuel Puyaps: Bajo

Nicolás Gabioud: Trompeta

Carolina Piccarreta: Octapad

“El artista tiene dentro a un loco que está agazapado”

“El artista tiene dentro a un loco que está agazapado”

Para el folclorista Ramón Ayala, el actual es “un tiempo ayalesco”,  en que nuevas generaciones llegan a su obra, y entonces se cumple el objetivo de su razón de ser como artista: “Llegar a un público anónimo con la mejor expresión”. Con una agenda abundante en próximas presentaciones, El Mensú hace un lugar en su tiempo para dialogar. Cuenta y reflexiona sobre su actualidad, sus proyectos, su  encuentro con El Che Guevara, con Rodolfo Walsh, sobre  el ritmo que inventó -el gualambao- y su secreto para lograr con 90 años tener la alegría, el optimismo y la expectativa vital de alguien que recién va a iniciar su carrera.

¿Hay un despertar hacia Ramón Ayala,  se ha producido un “tiempo ayalesco”?

Hace poco tiempo existía un tal Ramón Ayala que hizo “El Mensú”, “El Jangadero”, “El Cosechero”, y por eso están aquí ustedes hoy, les ha despertado un interés. A mí me resulta hermoso. Y es la verdadera labor del artista: aportar al pueblo en pos de cultura para elevar al pueblo hacia estadios superiores del pensamiento o del conocimiento.

¿Hay un nuevo público de Ramón Ayala?  

Sí. Me asombro de la cantidad de personas jóvenes que hay en mis presentaciones. En mis recitales hay más jóvenes que gente mayor. Y yo me siento un “pende…nciero”, por no decir un pendejo junto a ellos. Pero soy un tipo muy joven, digamos, mentalmente por lo menos, y me siento a la altura de ellos. Y a mí me halaga muchísimo que las personas se interesen por mi obra.  Porque uno se esfuerza, se propicia para que la obra tenga dos buenas piernas: una de música y otra de palabras. Y vos ves verdaderamente que lo poco o mucho que has hecho tiene una razón de ser: que es llegar a un público anónimo con la mejor expresión; porque viene de él y va hacia él, a la manera de un búmeran.

Te fuiste de Misiones de muy chico. ¿Cómo sostuviste las imágenes de tu lugar de nacimiento y cómo las fortaleciste, estando tan lejos?

Hay una cosa: dicen que el árbol tapa el monte. Por ese motivo uno no ve ciertas cosas; vos te ponés la mano frente a tus ojos y no ves muchas cosas de la casa.

Pero cuando vos sacás el árbol de frente tuyo, o te vas más lejos, ya ves la casa en toda su dimensión. Y cuando te vas de tu tierra estás viendo a tu tierra, el paisaje, todo el bosque y lo que traés dentro de tus imágenes. Yo tengo imágenes de color, de hojas de árboles, recuerdo formas. Me acuerdo de cosas que se han grabado en mi interior y que obedecen tal vez a una psiquis interior, o a una forma, una necesidad de transformar cosas que no las tenía en su momento en las manos, pero que estaban dentro de mí.

Esas imágenes interiores, en algún momento, ¿se convierten en obras?

Sí, claro. Cobran coraje y salen. Como un parimiento. Hay que capturar las imágenes antes que se evaporen. Son imágenes que te da la naturaleza. Se transforman en un cuadro, en un poema, en una canción. El artista tiene dentro a un loco que está agazapado. Y en algún momento se lanza. Parece apenas una chispa, pero eso pasa luego a ser un fuego; y lo comparo un poco con  el ímpetu que tienen los caballos cuando están encerrados en el stud, esperando el momento para salir y lanzarse al camino. Cuando el artista decide a lanzarse es porque vio una chispa, y esa chispa quiere decir fuego, porque se va a convertir en fuego.

El cantante Ramón Ayala se encuentra parado de frente sosteniendo un cuadro que es una pintura de un paisaje con árboles.

«Hay que capturar las imágenes antes que se evaporen. Son imágenes que te da la naturaleza. Se transforman en un cuadro, en un poema, en una canción».

Cuando hablás de capturar el paisaje, las imágenes, cuando en tu obra se descubren esas vivencias, ¿considerás también las costumbres y las tradiciones?

Sí. Y les tengo un gran respeto. Porque hay cosas que no son elaboradas científicamente sino que han brotado por medio de la intuición. Es la intuición pura que sale a flor y quién lo crea ni se da cuenta tampoco.  Yo jamás pensé que el gualambao era un ritmo de 12 por 8 –se refiere a un tipo de compás musical- y que dentro del 12 por 8 había otro ritmo interior. Y ese es el encanto de todo esto. Como lo es la metáfora en la palabra. Que vos digas, por ejemplo: “Algo se mueve en el fondo del Chaco boreal, sombra de bueyes y carro buscando el confín, lenta mortaja de luna sobre el cachapé, muerto el gigante del monte en su viaje final”. Entonces estás viendo una inmensidad en cuatro palabras.  Está ahí, atrapada e inamovible. Ahora, para llegar a eso, hay que transitar mucha legua. Muchas huellas.

Cuando el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos te invitó a La Habana en 1962, ¿conociste al Che Guevara?.

Sí, lo conocí en La Habana. Él trabajaba de noche, porque los calores son tremendos allá. Y de día descansaba. A la  tardecita se levantaba y comenzaba sus actividades. Me recibió en un hotel. Y estaba también Salvador Allende, que todavía no era presidente, estaba Rodolfo Walsh… En Cuba se dio un encuentro muy lindo. Cada uno de los que estaba presente contaba cosas. Fue hermoso conocer. Recuerdo que  el Che contó sobre cómo organizó el movimiento de los pescadores y en un momento dijo “porque en Cuba esa actividad estaba dirigida por los norteamericanos. Empresas norteamericanas. En Cuba, donde metías tus manos en el mar y sacabas pescado, estaba eso dirigido por los norteamericanos. Todo eso pasaba en Cuba, pero ahora no. Ahora el mar es nuestro. Las manos que sacan el pescado del mar son nuestras, y las manos que los van a vender, también son nuestras”.

¿Cómo fue esa charla?
Guevara estaba sentado ahí  -señala en la mesa la posición de todos los presentes esa noche-  y yo justo frente a él.  Había personas del Partido Comunista, peronistas, radicales, personas de todo el abanico del pensamiento popular. Yo era un muchacho y no estaba consustanciado aún con la presencia del Che como prócer. Tampoco él había trascendido tanto; pareciera que  tenés que morirte para ser alguien, al menos se acostumbra eso por estos lares. Y me dice el Che: Ramón Ayala, yo he cantado tu canción en los fogones de la Sierra Maestra. ¿Sí comandante? Qué alegría. Es demasiado honor para mí. ¿Y cuál canción? Teníamos dos, “El Cosechero”, y “El Mensú”. Pero como “El  Mensú” tiene más elementos revolucionarios, es más frontal, optamos por esa. Y yo la cantaba en los fogones. Bueno, esto viene a justificar la creación de esta obra, si no hubiera existido un Che Guevara, esta obra no podría haber salido, le dije. Y él se reía. Se reía más por mi ingenio verbal que por la verdad de ese ingenio.

¿Qué cosas te movilizan más, te “revolucionan”?

Todo me renueva. Yo estoy en ese camino del descubrimiento, del encuentro, del hallazgo. Estos acontecimientos políticos que están ocurriendo ahora, aquí,  también todo eso me moviliza.

¿Cuándo sentiste que tu vida iba por el lado del arte?

¿Querés que te diga la verdad? No te das cuenta. Vos sos lo que tenés que ser, es un mandato de no sé quién. De pronto llega una voz que dice “levántate y anda, todo está en ti”. Y si no llega esa voz, empezás a hacer cosas. Pero está la intuición. Y de pronto estás en un caminito, que se convierte en una avenida. Con toda la responsabilidad que significa conducir bien tu vehículo.

Atravesaste nueve décadas de  historia de la vida de esta tierra. ¿Cómo hacés para que la historia no te absorba, no te capture?

Si, que la historia no me lleve hacia ella. Pero nosotros también vamos haciendo la historia, porque así como la historia nos va llevando, nosotros también la vamos modelando, y le vamos dando color, y la vamos seccionando.  La historia que seccionó San Martín en Los Andes,  él dio una identidad: “De aquí hasta aquí se llamará San Martín de Los Andes” y el se dio cuenta de eso. Y yo lo veo prácticamente como un cuadro. Uno de mis próximos objetivos es el de hacer un disco que será “Cantando con los próceres”, para que  muchos tontos, vivos que andan por la calle sepan que, por ejemplo, Moreno es una calle, pero que sepan también que ese tipo se murió para que nosotros hoy estemos acá. Decimos “San Martín cruzó los Andes”, pero no tenemos noción real de lo que es eso. Andá  y cruzá los Andes ahora, y hasta en coche, ya así te vas a llenar de miedo. Bueno, andá a cruzarlo a pié, o en burro, como lo hicieron ellos. ¡Qué increíble! Y entonces algo que contaré en ese material que quiero realizar dedicado a los próceres, dice: “Detrás de este oleaje que me está llevando irremediablemente hacia las profundidades estoy viendo las lucecitas de mi Buenos Aires. Allá lejos, en el horizonte, casi. Y sé que ya no volveré, que voy hacia la muerte total. Pero también sé que en este momento están naciendo niños y jóvenes que van a llevar las banderas de mi canto. Las banderas de mi mensaje para mi Buenos Aires, para mi tierra gaucha. Para librar la soberanía de mi paisaje. Yo desapareceré, no importa. La obra está hecha”.

 

Actualizada 25/07/2017

 

La síntesis de Él Mató

La síntesis de Él Mató

El líder habló sobre la situación actual con respecto a políticas culturales, el futuro de la banda, y la industria musical.

En abril presentaron su EP “El Tesoro”, y el nuevo disco, “La Síntesis O’Konor”, que salió en junio y se presentó en cuatro fechas en Niceto Club.

 

Actualizado 20/06/2017

“Siempre tuvimos en claro a qué lugares no queríamos llegar”

“Siempre tuvimos en claro a qué lugares no queríamos llegar”

A simple vista, el público bailaba. No abundaban ni banderas ni remeras con el nombre de la banda, lo que más caracteriza a los seguidores es el balanceo propio del reggae y sus cantos. Las banderas que luego aparecieron fueron entregadas como regalo hacia la banda en el transcurrir de distintas canciones. Néstor Ramljak, mientras cantaba, se las ponía  sobre lo hombros en forma de agradecimiento. Así empezó Nonpalidece su gira The Aswad Experience, en la íntima sala de La Trastienda, a la que volverán el 23 de octubre para cerrar la gira que durante estos días está haciendo por Mar del Plata, México, Panamá, Costa Rica y Chile. La están realizando junto al cantante inglés Brinsley Forde, fundador y voz del grupo Aswad, banda que desde 1975 realiza música con raíces reggae . En los shows, Nonpalidece y Brinsley Forde presentan los dos temas nuevos que realizaron juntos: “Keep the fyah burning” y “Total Destruction” y, a su vez, Forde cantará temas propios.

Nonpalidece  se encuentra andando desde 1996, cuando decidió darle voz y estilo propio a la música que a le gustaba. Grabó su primer disco en 2000, llamado Dread Al Control. Le siguieron seis discos más. La banda busca que sus canciones comprometan el arte con causas sociales. Esto lo reflejó su último disco Activistas, de 2013, en el que el book de cada una de las doce canciones de la placa está asociada a distintas personalidades de América Latina involucradas en causas vinculadas a luchas por los derechos humanos, como por ejemplo Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y Susana Trimarco. Recientemente participaron con sus voces de la canción «¿Dónde está mi hermano Santi? Digan quién se lo llevó», el video realizado por organismos de Derechos Humanos, artistas y la familia Maldonado para pedir por la aparición de Santiago, el joven desaparecido desde el 1°de agosto, cuando desapareció en medio de una represión de la Gendarmería en el Lof de Cushamen.

La banda conformada por doce integrantes viajó y transmitió los valores de su música por todo el continente latinoamericano, Estados Unidos, y el año pasado, por primera vez, a Europa. La semana que viene vuelven con su música a la ciudad porteña. Bruno Signaroli, guitarrista e integrante de la banda desde sus comienzos dialogó con ANCCOM.

Recital de Nonpalidece en La Trastienda.

¿Cómo transitan estar de gira junto a Brinsley Forde?

Estar de gira de por sí es una montaña rusa, algo muy intenso. Tocar junto a él esta vez nos da mucha alegría, es un honor y un orgullo. También es un gran desafío porque nosotros hacemos de banda suya cuando él canta sus temas, entonces es aprenderse un recorrido de canciones distintas. Estamos al lado de una personalidad célebre, que a su vez, a sus 64 años, está muy compenetrada con el ahora.

¿Cómo se produjo el encuentro para tocar juntos en la gira The Aswad Experience Latinoamérica?

En parte fue de manera fortuita. Fue después de un show que hicimos con la banda Israel Vibration, donde nos encontramos con Flabba Holt, el bajista y fundador de los Roots Radics. Él nos propuso hacer un tema juntos, proyecto al que se sumó Brinsley Forde cuando llegó este año a Argentina. Les mostramos unas bases nuestras, y como le gustaron quiso componer una letra. Una de ellas es “Keep the fire burning”, y la otra es “Total Destruction”, las canciones que están en este nuevo  CD. Con “Total Destruction” pasa algo extraño porque la música es un sonido alegre, pero la letra en cambio no lo es. A medida que lo iban haciendo se iban mostrando partes del tema, y así se hizo la composición conjunta.

¿Y en el caso de ustedes? ¿Cómo fue su encuentro en los ’90, que dio origen a Nonpalidece?

Se produjo debido a una búsqueda de querer reproducir la música que nos gustaba. Nosotros nos hicimos amigos en el barrio y hablábamos de música. No existían las redes sociales, esa era la manera que teníamos. Esa búsqueda de sonar como el reggae que nos gustaba nos fue llevando a otras cosas, a ir puliendo lo que era necesario para que se escuchara como queríamos. Entonces íbamos probando, y de a poco fuimos incorporando más integrantes, hasta llegar a los que somos hoy.

En tu caso, ¿cómo fue la transición de tocar un instrumento de viento a uno de cuerdas?

Empecé a tocar la trompeta en la banda como una cuestión de necesidad, porque estaba ese lugar vacante. Era una manera de hacerme lugar. A mí, en realidad, me gusta más la guitarra, y es un instrumento con el que me siento mucho más cómodo. Sentí el cambio porque es totalmente diferente la manera de encarar el instrumento. Lo que pasaba era que no teníamos trompetista, y el ritmo del reggae lleva en las melodías una base muy fuerte de ese instrumento. Era el único viento de la banda en ese momento. Luego vino Agustín (Azubel), y ahí yo pasé a la guitarra. Después se fueron sumando los otros vientos.

En los shows, Nonpalidece y Brinsley Forde presentan los dos temas nuevos que realizaron juntos: “Keep the fyah burning” y “Total Destruction” y, a su vez, Forde cantará temas propios.

¿Te acordás cómo fue el primer ensayo de la banda?

No me acuerdo de uno en particular, pero tengo muy buenos recuerdos de los primeros ensayos. Los hacíamos en la sala La Nave, de Tigre, un lugar con muy buena energía, donde además tocaban otros músicos. Era un ambiente de mucha música y las dueñas del lugar eran muy voladas.  La pasábamos muy bien haciendo música ahí.

Hiciste referencia a la falta de redes sociales cuando ustedes se juntaban en el barrio. Hoy esas plataformas se usan mucho para compartir música y mostrarse. ¿Recordás cómo compartían su gusto por el reggae?

Exclusivamente la manera que teníamos era el cassette. Tratábamos de escuchar lo que habíamos logrado grabar. Todavía tengo una caja guardada con los cassettes que escuchaba en ese momento. Hoy hay mucha información. Antes no teníamos acceso fácil, conocíamos a pocas bandas y de a poco nos interiorizamos en más. Cada disco que encontrábamos o artista, era una luz, algo que te había costado mucho conocer. Así nos pasó con Bob Marley, Peter Tosh, Culture, entre otros. Todo pasa muy rápido hoy, a mí por lo menos me gusta más sentarme a escuchar un cassette o un CD entero.

¿Qué fue lo que más les costó en el trayecto?

No sé qué fue lo que más nos costó, quizás haya sido aprender a aceptar al otro y pensar más en colectivo. Somos muchos en la banda y a veces eso puede traer situaciones incómodas, principalmente en una gira, porque dormís mal y estás muchos días fuera. Lo más difícil es aprender a convivir. Otra cosa que cuesta también es producir la gira, porque nosotros desde el principio decidimos ser una banda independiente, entonces producimos todo nosotros y eso lleva a tener que estar en todos los detalles.

¿Alguna vez pensaron cambiar la filosofía de ir contra la corriente, de no tener un sello discográfico?

No, nunca nos pasó de dudar cómo llevábamos el proyecto. Si ocurre que quizás en algún momento te sentís frustrado porque hay cosas que cuestan un poco más. Un sello discográfico te da mucha más visibilidad. Pero nunca lo dudamos.

Nonpalidece se encuentra andando desde 1996, cuando decidió darle voz y estilo propio a la música que a le gustaba.

¿Los condiciona en su música tener que estar pendiente de la parte comercial o de las últimas tendencias?

Tenemos en cuenta algunas cosas en la manera de crear, por ejemplo en el video de “Total destruction” hicimos dos versiones, una normal y una versión 360 grados. No lo hacemos porque haya que hacerlo, pero si nos gusta optimizar y crear con los recursos que tenemos. También es una manera de brindarle nuestra música de otra manera al que no puede ir a un concierto nuestro. Hacer un video no es algo que nos resulte tan divertido como hacer música en vivo, es una manera de llamar la atención de manera visual en el negocio de la música.

¿Cómo ves al reggae en la actualidad? ¿Hay alguna banda que te interese?

El reggae ya tiene un lugar ganado en el país, hay muchas bandas de músicos jóvenes. Una que me gusta se llama C4, es conocida, tiene 25 años de trayectoria. Me parece que tiene personalidad. En general, las bandas buscan ir por el mismo lugar que otros, se intenta más la copia. Por eso es muy bueno cuando una logra un estilo propio.

En sus recitales se pueden ver niños chiquitos que están bailando sus canciones. ¿Qué les provoca ver esto?

Es un cariño muy grande el que nos da el público. Hay gente que nos viene a ver, que fue creciendo con nuestra música, y ahora trae a sus hijos. Es lindo que puedan compartir el reggae en familia, cuando nosotros éramos chicos no podíamos compartir música con nuestros padres, culturalmente estábamos en las antípodas. Eso está bueno porque en parte te hace pensar que lo que nosotros hacemos no tiene que ver con una moda. Es algo maravilloso, incluso tal vez los nietos dentro de unos años puedan escuchar nuestra música.

¿Qué creés que tiene la banda que los hace Nonpalidece?

Siempre tuvimos en claro a qué lugares no queríamos llegar. Queríamos hacer música que nos guste y buscar que los shows sean siempre dinámicos. No presionarnos, sino disfrutar de esto. Si no fuese así ya lo hubiésemos dejado de hacer. Creo que eso es también lo que el público valora, la autenticidad.

Grabó su primer disco en 2000, llamado Dread Al Control. Le siguieron seis discos más. La banda busca que sus canciones comprometan el arte con causas sociales.

 

Actualizado 18/10/2017