Argentina, campeón mundial de futsal en los dos lados de la grieta

Argentina, campeón mundial de futsal en los dos lados de la grieta

En abril pasado, la Argentina obtuvo el título de la Asociación Mundial de Futsal, en el torneo organizado en Misiones.

Argentina es campeona de un mismo deporte, dos veces. No, no porque haya salido bicampeona, es decir que haya ganado dos torneos en forma consecutiva. Hablamos del futsal, la variante moderna del fútbol de salón que posee dos entes rectores internacionales diferentes, y en los dos máximos certámenes, la selección fue la ganadora. En abril pasado obtuvo el título más reciente, en la localidad misionera de Montecarlo, al superar en la final nada menos que a Brasil. A continuación, un panorama de una la rivalidad entre dos sectores, uno encabezado por la poderosa Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) y el otro por la más sacrificada Asociación Mundial de Futsal (AMF).

La AMF y la FIFA funcionan como organizaciones independientes, con estructuras y competencias diferenciadas. En el país, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) se vincula a la FIFA. Se trata de dos entes con centralidad económica y marketinera, ligados al profesionalismo y a los clubes más poderosos del globo. Mientras que del otro lado, la Confederación Argentina de Futsal (CAFS), ligada a la AMF, opera en un ámbito federal, descentralizado, y con un espíritu amateur que fomenta otros valores sociales. Y si la FIFA tiene su cuartel general en Suiza, el de la AMF está en Paraguay.

Ariel Avveduto, director técnico del seleccionado argentino campeón del mundo en abril, dedicado hoy a un proyecto deportivo-educativo en el Club Defensores de Florida (Vicente López), señala que la actualidad debe explicarse desde la rica historia del futsal, que en Argentina tiene más de 60 años: “A mediados del 80 y principios de los 90, FIFA decide que todo lo que esté vinculado a un balón, que se patea  o que puede tener un derivado del fútbol, le pertenece. Esto produce una pelea a nivel internacional que deriva en una gran crisis dentro la organización inicial (FIFUSA), de la que termina surgiendo la AMF con los disidentes de un pacto espurio firmado a las sombras de la asamblea de FiFUSA. A partir de ahí el deporte queda dividido”.

Actualmente, el Torneo Oficial de Futsal Argentino, organizado por AFA (que en la práctica se adueñó del nombre del deporte), cuenta con 4 divisiones y un total de 87 equipos participantes, 83 de ellos radicados en CABA y el Área Metropolitana, según los datos del sitio web oficial de la Asociación. Esta liga reúne a clubes como Boca y River (entre otros de renombre), y sus planteles contratan jugadores, que perciben ingresos fijos, aunque también hay quienes tienen otros trabajos y registran ingresos menores o contribuciones de distintos sponsors.

En contrapunto,  Avveduto remarca los atributos relevantes que ponen en valor a la CAFS, como la promoción de las categorías formativas infanto-juveniles y la concepción federal, elementos que no existen en la otra vereda: “Hoy la Confederación tiene -en el plano formal- casi 50 mil jugadores federados, mientras que la AFA posee entre seis y siete mil jugadores, prácticamente concentrados en CABA y el Gran Buenos Aires. Nuestros jugadores son amateurs, no cobran dinero por su actividad. Sin embargo, son realmente profesionales en lo que hacen, porque entrenan como deportistas de alto rendimiento, haciendo un esfuerzo enorme, como si vivieran de esto, para poder participar.”

Avveduto también señala que la CAFS tiene una fuerte presencia en la provincia de Buenos Aires con seis mil jugadores registrados en la Asociación Metropolitana de Futsal, la misma cantidad que AFA. En ese torneo juegan instituciones antiguas pero menos conocidas como Estudiantil Porteño, Comunicaciones, Banco Nación o el ya mencionado Defensores de Florida, cuyo equipo conduce el ex entrenador de la selección.

Pero hay otras zonas importantes para el desarrollo de este deporte, como Mendoza, Chubut y  Tierra del Fuego. La Confederación se extiende por unas 70 ciudades del país, que pertenecen a con distintas federaciones. Quizá la parte más resonante del conflicto sea aquella que motiva el éxodo de jugadores formados en la Confederación hacia la AFA por razones obvias. “Se llevan a muchos jugadores nuestros por un tema de marketing. La atracción que genera hace que muchos talentos nuestros, principalmente en el ámbito metropolitano, se fuguen. Y no hay una ley que nos ampare. Si bien existe una ley nacional de Derecho Formativo, al ser dos federaciones separadas, nos impide a hacerla valer. Del otro lado se los llevan por muy poquito”, dice Avveduto.

Lino Echeverría, presidente de la Federación de Formosa, remarca también el federalismo de las competiciones de CAFS. Como ejemplo, señala el Torneo Argentino de Selecciones, en el cual participan representaciones de ciudades como Esquel, Formosa, Roque Sáenz Peña, o la ciudad de Mendoza (actual tetracampeón). “En el 2011, en Formosa se arrancó con un torneo federal que fue abarcando no solamente las provincias sino las ciudades. Tenemos una liga de 32 equipos, con una división de honor de 12 selecciones, y las categorías A y B de 10 cada una. En el congreso anual de este año, que se hizo en enero en Posadas, se estableció el calendario deportivo de todo el año. Formosa está encargada de organizar el torneo Copa de Oro del 8 al 15 de septiembre”, agrega.

En el año 2018, luego del auge del campeonato mundial de Futsal obtenido por el selccionado dependiente de la AFA en el torneo disputado en 2016, en Colombia, la institución que preside Claudio Tapia avanzó también en la creación de una Liga Nacional de Futsal, para ampliar su alcance al interior del país y disputarle terreno a la CAFS. Frente a esta novedad, Avvedutto y Etcheverría concuerdan sobre la importancia del torneo de selecciones como un producto atractivo y con un valor único por el alcance real a todo el país.

Otro torneo de la CAFS es el Nacional de Clubes, con ligas masculinas, femeninas, menores e infantiles, que se celebra en diferentes localidades del interior. En muchos casos, los jugadores deben cubrir los costos de alojamiento durante la disputa de los torneos, aunque la confederación gestiona acuerdos para otorgar descuentos con cadenas hoteleras. Etcheverría dice que lo que nos diferencia de AFA es que ayudamos comprando toda la indumentaria deportiva para el jugador y los clubes. Nos resulta muy difícil competir en esto contra el poder adquisitivo, los medios y el apoyo de la prensa que tienen los equipos de AFA. El estado de Formosa cuando puede nos ayuda. Pero si no contamos con ayuda, con la comisión tenemos que trabajar, vendemos pollos, bingo, rifas, lo que se te ocurra”.

Francisco Correa, médico radicado en la ciudad misionera de Comandante Andresito, Misiones, es el kinesiólogo de la Selección Argentina y cuenta que durante la preparación de partidos durante los meses previos al Mundial no se dejó de lado la actividad social. Concurrimos a escuelas, comunidades aborígenes, merenderos con chicos carenciados. Por ejemplo en Montecarlo, durante la concentración, visitamos todas las escuelas de la ciudad. En ese sentido la actividad de la selección es muy humana”, cuenta.

Consultado sobre estas actividades, Avveduto resume una relación intrínseca entre la actividad social y el origen del fútbol de salón, que no es fútbol en realidad, sino un deporte diferente con reglas inspiradas en el básquet, en el hockey sobre patines, el waterpolo y el handball, además de ser, junto al pato y el cestobol, una de las tres únicas disciplinas deportivas surgidas en Sudamérica. “El fútbol de salón es un deporte pobre, de los sin jeta -como digo yo-, de los olvidados de siempre. Pero con una organización a nivel nacional que debe ser la más federal de todas”.

En definitiva, el Mundial jugado en Montecarlo sirvió de excusa para mostrar una confederación alternativa, que existe hace tiempo con una historia rica, interesante y competitiva. Dice Etcheverría: “Ya hemos ganado antes un Mundial, en 1994, con dos formoseños. Aparte de ser una liga federal, es participativa e inclusiva: en Formosa, tenemos las mismas posibilidades que Buenos Aires y Mendoza. Ellos tienen una mejor estructura, pero a la hora de la verdad somos cinco contra cinco, somos deportistas que intentamos hacer lo mejor posible. A veces perdemos o ganamos, pero nunca está nada dicho hasta que se juega.” Más allá de las internas, al menos en futsal de Argentina puede festejar algún título. Y por partida doble.

 

 

 

 

Quemados de pasión

Quemados de pasión

Entrenamiento de la selección argentina de dodgeball. Club Yupanqui. Villa Lugano.

La Selección Argentina de Dodgeball -deporte conocido popularmente como “el quemado”- competirá por primera vez en el mundial que se desarrollará en los Estados Unidos del 8 al 14 de este mes.

El torneo se disputará en el corazón de Los Ángeles, en LA Hangar Studios, y contará con la participación de los defensores del título en varones y mujeres, Malasia, junto con Hong Kong, Australia, China, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá, México, Argentina e Italia.

Mientras tanto, en el barrio porteño de Villa Lugano y en pleno mediodía de domingo, el equipo albiceleste se entrena por última vez antes de viajar a su debut mundialista. Habitualmente practican en el patio de la parroquia Santa Teresita de Parque Chas, pero esta vez lo hacen en una cancha de parquet –superficie sobre la que se jugará el mundial– del club Yupanqui.

La Selección Argentina de Dodgeball -deporte conocido popularmente como “el quemado”- competirá por primera vez en el mundial que se desarrollará en los Estados Unidos del 8 al 14 de este mes.

Comienza el entrenamiento y las pelotas rojas empiezan a cruzarse de un lado a otro a gran velocidad. No solo entrena el combinado masculino, también están las chicas de la Selección femenina y otra decena de jugadores mixtos de edades variadas que lo juegan de manera recreativa. Todos se concentran, un segundo de distracción en este juego quema. Los cuerpos se contornean esquivando los lanzamientos del rival. Las zapatillas rechinan en cada movimiento. Los alcanzapelotas no tienen respiro, son seis pelotas que no paran de lanzarse. De a uno los jugadores son tocados por la pelota y al grito de “¡quemado!” deben retirarse. Hasta que un equipo logra quemar al otro por completo. Así gana un game. Se vuelven a colocar las seis pelotas en el medio de la cancha y todo vuelve a empezar.

El dodgeball cuenta con un reglamento oficial además de una federación y una asociación que lo regulan a nivel mundial. Se practica oficialmente en canchas de parquet de las dimensiones de una cancha de vóley con dos equipos conformados por seis jugadores cada uno. Durante dos tiempos de veinte minutos, deben intentar “quemar” a todos los contrarios –tocar con la pelota u obligarlos a salirse de los límites de la cancha–. Cada vez que esto sucede se gana un game. El equipo que obtiene la mayor cantidad de games gana el partido. En caso de empate se juega un último game conocido como “muerte súbita” que le otorga el triunfo definitivo.

Habitualmente practican en el patio de la parroquia Santa Teresita de Parque Chas, pero esta vez lo hacen en una cancha de parquet –superficie sobre la que se jugará el mundial– del club Yupanqui.

En su cita mundialista, el equipo argentino se enfrentará con las principales potencias del deporte como Canadá, Estados Unidos, Australia y Malasia. Tras la falta de financiamiento y sponsors que frustraron el viaje al mundial del año pasado, desde principios de año los miembros de la Federación Argentina de Dodgeball (FAD) organizaron peñas, torneos de truco y sorteos para recaudar fondos ante un contexto de escalada del dólar que incrementaba mes a mes los costos. Si bien la práctica del deporte no requiere de una inversión significativa, uno de los principales problemas que afrontan es la carencia de un espacio propio donde entrenar. Cuando comenzaron a mediados de 2015, los seleccionados se juntaban a jugar bajo el puente de Parque Chacabuco hasta que consiguieron el patio de la Parroquia Santa Teresita.

“Para nosotros es todo un desafío ya que mientras países como Estados Unidos y Canadá invierten en el deporte y cuentan con cuatro mil jugadores en sus respectivas federaciones, de los cuales se hace una preselección de 70 para luego elegir a los 12 mejores, Argentina cuenta con unos 40 jugadores de los cuales quedaron 15 y sólo podrán viajar siete por falta de recursos económicos. Esto implica que sólo viajaremos con un suplente, lo cual marca un nivel de exigencia física y psicológica para los seis que estarán en cancha”, explica Nicolás Larrosa, jugador y entrenador del equipo argentino.

Cada jugador tiene una historia, pero el fuerte del equipo es la pasión.

Lo ideal es viajar con un mínimo de diez o doce jugadores, como lo hacen la mayoría, para permitir el recambio en un deporte que implica alto desgaste físico. “También hay otros factores como el hecho de  viajar a otro país, para muchos por primera vez, el cambio horario, de alimentación y que se enfrentan con equipos que ya tienen varios mundiales encima. Lo que les transmitimos es que aprovechen la experiencia y que se tengan confianza porque contamos con buenos lanzadores y con ese hambre de jugar y representar a su país”, cuenta Emiliano Leiva, entrenador de la Selección femenina que se prepara con vistas al mundial del 2019 y colaborador también en el entrenamiento del equipo masculino.

La llegada al mundial es en realidad el resultado de un largo camino transitado por un grupo de jóvenes y del trabajo de difusión e integración que se desarrolla desde la FAD con el aporte de la Federación Mundial de Dodgeball (WDBF), presidida por el canadiense Dwane Wysynski. “Cuando me llega la propuesta de Beto Tavella,  uno de los chicos que trabaja conmigo en la comisión del club de barrio Viejos Muchachos de Newell’s que presido, de desarrollar el dodgeball, un deporte que requiere solo de una cancha y seis pelotas, comenzamos a investigar y nos pusimos en contacto con la WDBF, la cual nos dio una mano enorme. Nos asesoraron y enviaron el reglamento en español que no conseguíamos y varios kits de pelotas que no se fabrican en nuestro país. Hasta entonces practicamos con las Pulpito que son más duras y lastimaban a los chicos”, relata Diego Bértola, presidente de la FAD. “Compartimos desde un principio con la WDBF la visión de la práctica de este deporte como un espacio de integración e inclusión cuya principal regla es la honestidad deportiva. Eso es lo que tratamos de llevar a los barrios y a las escuelas cada vez que buscamos alcanzar a más jóvenes con este hermoso deporte”, agrega.

Cuando comenzaron a mediados de 2015, los seleccionados se juntaban a jugar bajo el puente de Parque Chacabuco hasta que consiguieron el patio de la Parroquia Santa Teresita.

Detrás de cada uno de los siete jugadores que representarán a nuestro país hay una historia diferente, pero ante la misma pregunta sobre cuál es el fuerte del equipo responden casi al unísono: la pasión. “Nuestro punto fuerte es la garra que ponemos en cada partido. Vamos a dar lo mejor, sabemos que jugamos con quíntuples campeones mundiales, pero la idea es disfrutar, vivir la experiencia y traérsela a nuestros compañeros”, expresa el capitán del equipo, Norberto “Beto” Tavella, de 28 años, nacido en Entre Ríos y uno de los pioneros en el dodgeball.

“A mis 37 años no me imaginé que representaría a mi país en un mundial. Hoy es una realidad y estamos muy motivados. Lo que me cautivó del deporte es su premisa de honestidad, ya que lo que prevalece en otras disciplinas suele ser sacar ventaja competitiva y eso no sucede en el dodgeball. Si el referí no ve que te quemaron, uno mismo sale de la cancha, lo tenemos incorporado”, reflexiona Diego Ciuffi, jugador de Villa Madero y profesor de educación física en el Colegio Ward de Ramos Mejía.

«La Federación Mundial de Dodgeball, nos asesoró y nos envió el reglamento en español que no conseguíamos y varios kits de pelotas que no se fabrican en nuestro país.”, relata Diego Bértola, presidente de la FAD.

“Viajar ya es algo muy importante. En 2017 no pudimos hacerlo pero no bajamos los brazos.  Este año lo conseguimos y queremos ir a jugarles a todos de igual a igual y a ganar. No nos creemos menos que nadie”, afirma Larrosa, de 27 años, quien además de su doble rol de jugador y entrenador, es licenciado en Educación Física y productor de seguros los días de semana.

Ya en los Estados Unidos se encuentra Rodrigo Ruiz, o “el zurdo” para sus compañeros, referido por el entrenador como uno de los jugadores más completos con excelente agarre y lanzamiento con brazo izquierdo. Por otra parte, los hermanos Tamasi, Ezequiel y Leonardo, no dudan en transmitir esa misma fraternidad al resto del equipo. “La familia ayudó desde un principio, mi vieja organizó una peña en el club para juntar fondos. Es emocionante volver a jugar lo que practicábamos inocentemente en el colegio y viajar hoy a un mundial con la camiseta de Argentina es algo que nunca me hubiera imaginado”, asegura exultante Ezequiel, empleado administrativo de 25 años y estudiante de Turismo.

Argentina cuenta con unos 40 jugadores de los cuales quedaron 15 y sólo podrán viajar siete por falta de recursos económicos.

El integrante más joven del equipo, con 18 años, es Adrián Duarte. Vive en el barrio 1-11-14 y cursa su último año en el Instituto Parroquial Santa María Madre del Pueblo en Bajo Flores, al cual asiste en jornada completa. “Al principio mi vieja no quería que empezara a trabajar pero le dije que quería hacerlo para cumplir mi sueño de viajar al mundial. Somos cuatro hermanos y ella no me iba a poder ayudar, entonces lo entendió. Empecé a buscar por Internet algo en blanco pero fue difícil. Trabajé todo el verano como ayudante de costura en un taller ocho horas por día por cinco mil pesos mensuales. Entonces me surgió la posibilidad de agarrar el turno noche en un McDonald’s y así tener tiempo para ir al colegio y entrenar”, precisa Adrián. “A veces me toca trabajar hasta las tres de la madrugada. Pero cuando trabajo hasta las once, me levanto al otro día a las seis de la mañana y aprovecho para ir a correr y hacer trabajo físico en el parque que está cerca de casa. Después me baño y voy para el colegio” cuenta, con naturalidad, el sacrificio que realiza a diario para cumplir junto a sus compañeros el gran desafío que tienen por delante.

El integrante más joven del equipo, con 18 años, es Adrián Duarte. Vive en el barrio 1-11-14 y cursa su último año en el Instituto Parroquial Santa María Madre del Pueblo en Bajo Flores.

Croacia: Fútbol con corbata

Croacia: Fútbol con corbata

Los dos primeros rivales de la Selección Argentina, Islandia y Croacia, salieron del mismo grupo de las Eliminatorias europeas. Si Islandia es pequeña en términos territoriales, Croacia lo es aún más. Con una superficie de 56.594 km², cabe cinco veces y media en la provincia de Buenos Aires, tiene una población diez veces menor que nuestro país y un PBI per cápita apenas por debajo.

Como se independizó de Yugoslavia en 1991, su historial mundialista es corto. Sin embargo, en su debut en Francia 98 dio la sorpresa al vencer a Alemania y Holanda y quedarse con el tercer puesto con una original camiseta a cuadros que los más futboleros, seguramente, recuerdan.

Mariana Cámpera nació en Buenos Aires en 1979, es periodista y desde hace 15 años vive en Zagreb, la capital de Croacia. “La cultura croata es milenaria –cuenta–. Aún se conservan antiguos bailes y cantos y existe gran cantidad de conjuntos folklóricos. Mientras en Argentina pocos saben bailar un chamamé o un tango, acá la mayoría sabe, al menos, hacer unos pasos al ritmo de la música tradicional”. Con unas mil islas (aunque sólo 50 habitadas), en cada rincón del país se realizan continuamente eventos culturales de todo tipo. “La sociedad les da mucha importancia”, asegura.

En diálogo con ANCCOM, Mariana opina sobre la personalidad croata: “Son más fríos. Mientras nosotros nos saludamos con un beso, ellos te dan la mano al conocerte. Al principio me la pasaba dando besos ´a la fuerza´ pero después me acostumbré y ahora soy yo la que ofrezco mi mano en Argentina. Dentro de los círculos familiares se dan dos besos, uno en cada mejilla. Los abrazos acá son algo muy extraño”. Más allá de esto, según ella, “una vez que un croata te abrió la puerta de su corazón, es un amigo fiel y está dispuesto a hacerlo todo por vos”.

“¿Quién invita? ¿A quién le caemos? ¿Dónde lo miramos?”, preguntas habituales cuando juega la Argentina. Unas birras, un salamín o un queso son el pasaporte de entrada a la casa del que pone la tele, que puede ser un amigo o un desconocido, con vestir la albiceleste alcanza para ser bienvenido. “Con los croatas tenés que acordar el encuentro unos días antes y en general te encontrás en un bar, adonde es normal ir todos los días, ya sea a tomar café o, a la tarde-noche, cerveza. La gente casi no se visita en las casas”, dice Mariana y agrega: “Cuando juega la Selección hay que ir varias horas antes a los bares para conseguir mesa. La mayoría tiene televisor y ahí se siguen los partidos. Y cuando se juega algún campeonato se pueden ver los locales y sus terrazas decorados con banderas y mucho ambiente de hinchada”.

Mariana asegura no perderse ningún partido y estar siempre ahí alentando, pero es de las pocas: “En Croacia el fútbol es cosa de hombres aunque de a poco se ven más mujeres interesadas, pero no al nivel de Argentina”. El apego al bar puede estar dado por el horario de trabajo, de 7 a 15 usualmente. Esta jornada laboral, para Mariana, ayuda a “disfrutar más el día a día”. “Se vive a un ritmo más lento y tranquilo. A a la tarde es muy normal ver a los padres con los chicos en la plaza”, subraya.

“Argentina será el duelo más fácil”. La frase del técnico croata, en una entrevista a Sportske Novosti, resonó en todos los portales del mundo hace un par de meses. Sin embargo, sin recortar, pierde polémica: “Con Argentina no podemos buscar mucho. Entonces será el duelo más fácil, porque no tenemos nada que perder”. A pesar del favoritismo del equipo sudamericano, los europeos cuentan con grandes jugadores que disputan los torneos más importantes. Entre ellos, tres que dijeron presente en la última final de la Champions League: Luka Modrić y Mateo Kovačević, del Real Madrid, y Dejan Lovren, del Liverpool. Otro que fue campeón de la Europa League: Šime Vrsaljko, del Atlético de Madrid. Un campeón de “La Liga BBVA”, Ivan Rakitić, compañero de Messi en el Barcelona. Y un campeón de la Serie A italiana: Mario Mandžukić, coequiper de Higuaín y Dybala en la Juventus.

No obstante sus estrellas y su gran pasión por el fútbol, los croatas también se interesan por otros deportes. “Es un país de talentos deportivos –destaca Mariana– y tiene éxito en disciplinas que en Argentina ni se practican”. “Casi todos desde chicos entrenan fútbol, pero son pocos los que logran ingresar y jugar para clubes serios, por lo que en muchos casos se opta por otros deportes”. Tal es así que Croacia tiene campeones mundiales en tiro, remo, atletismo, lanzamiento de disco y waterpolo y en los últimos Juegos Olímpicos obtuvo 50 medallas en 11 disciplinas.

En la Argentina funcionan numerosas organizaciones de la colectividad croata: conjuntos corales, folclóricos, religiosos, educativos, culturales, políticos, comerciales. Una de ellas es “Bar Croata”, una radio rosarina creada en 2005. Su productor, Ivan Grbac, nació en la Argentina y ni conoce Croacia pero afirma que es “croata de corazón”. En la emisora hablan sobre la actualidad del país europeo, comparten información y llevan invitados de esas tierras.

“Si bien en Croacia, como en cualquier nación de Europa, no se considera al fútbol como salvación económica, se vive y funciona como acá, es todo muy parecido”, incluidos los “problemas con las hinchadas” y “de corrupción”, sostiene Ivan. Una curiosa diferencia es que allá “la gente no usa la indumentaria deportiva de su club o de la Selección en su vida cotidiana, como acá”. Ivan, junto a otro miembro fundador de Bar Croata, tiene un especial apego a estos artículos ya que ostenta una colección de “61 camisetas y aproximadamente 20 de otro tipo de indumentaria de la Selección croata”.

A Ivan, igual que a Mariana, no le resulta fácil determinar la preferencia por Argentina o por Croacia. Dice que cada vez que se enfrentaron “fueron momentos difíciles”. “Ambas selecciones tienen grandes individualidades –opina y se la juega–: de Argentina me gusta Lo Celso, es importante para esta etapa. Y de Croacia Ivan Perišić, que cada vez sorprende más”.

Mariana tiene su corazón dividido en dos (“es tan croata como argentino”), pero destaca el lado positivo: “Celebro los goles argentinos y los croatas. Tengo la ventaja de tener dos selecciones para hinchar en el Mundial”. Aunque, lo admite, eso implica “doble tristeza, doble incertidumbre, doble de nervios, ¡todo por dos!”. El 21 de junio estará con su “camiseta argentina y el gorro de cuadraditos rojo y blanco en la cabeza, o la camiseta croata y la bandera argentina al cuello”.

Cuentan que hacia el año 1660, los jinetes del Ejército croata utilizaban unos pañuelos negros en el cuello que dieron origen a la actual corvatta, derivado italiano de “croata”, que a los franceses les gustó y que la convirtieron en un símbolo de estatus social, y que hace tiempo un rey tomó como escudo nacional el tablero de ajedrez, luego de haberle ganado una partida a un duque veneciano para conseguir la libertad de su pueblo… Y cuentan que Sampaoli siempre recalca la necesidad del “amateurismo” en el jugador, que más allá de sus disposiciones tácticas apuesta a la libertad de decisión dentro el campo de juego, en rescate de las enseñanzas que deja pelotear en la calle. El próximo 21 de junio a las 15, ante tanto cuadro ajedrezado, habrá que ponerse el overol y patear el tablero.