La memoria en donde ardía

La memoria en donde ardía

Un grupo de operarios inició este sábado una limpieza en el extaller clandestino de Luis Viale al 1200, donde hace 18 años murieron seis personas, entre ellos niños y una mujer embarazada. Una sobreviviente logró impedir que arrojaran lo que quedaba de ellos a un volquete.

En Luis Viale 1269 grandes carteles del Gobierno de la Ciudad tapan el horror de una masacre. Detrás de maderas apenas agarradas con alambre, se encuentra la puerta al extaller clandestino donde esclavizaron a 65 hombres, mujeres y niños. Seis de ellos fallecieron en un incendio evitable. Los empresarios responsables de ese local, Daniel Alberto Fischberg y Jaime Geiler, siguen impunes tras 18 años. 

“El día 4 de mayo ingresaron para ‘limpiarlo’ a pedido de Fishberg, dueño esclavista del lugar. Han ultrajado y pisoteado la memoria de una mujer embarazada y cinco niños que murieron aquí calcinados por el fuego de la codicia patronal”, relata Alfonsina, integrante de la Comisión Luis Viale que organizó la conferencia. Junto a ella se encuentra Lourdes Hidalgo, sobreviviente. Cuando toma la palabra, unas 40 personas escuchan con atención sobre la vereda. Corre un viento otoñal, el sol ya no calienta a las cuatro de la tarde.

-Siento mucha impotencia y tristeza por lo que pasó el sábado. Vi los restos que quedaron en este lugar. Vi el cochecito donde descansaban los niños. Vi las mantitas- su dolor da lugar a una pausa eterna y el silencio pesa en el aire. Recuerda el volquete donde días atrás escarbó desesperada para rescatar las pertenencias de sus compañeros que, como basura, eran arrojadas entre los escombros. Piedras, polvo, pero también documentos de identidad, etiquetas de ropa, retazos de jean, que daban cuenta del sometimiento sufrido.

En el piso de arriba dormían las familias, provenientes de Bolivia, que cosían sin parar y vivían hacinadas con un solo baño disponible. Desde allí se extendieron las llamas aquel 30 de marzo de 2006, producto de un cortocircuito en un televisor. En la planta baja estaba la oficina de los cómplices de las muertes, los capataces. Lugar por donde este sábado empezaron “la limpieza”.

-Ha sido una buena excusa, una gran mentira para borrar las evidencias. Pero no vamos a callar, tendrán que pasar sobre mi cadáver- exclama Lourdes aferrada al micrófono. 

Con esa convicción impidió que los trabajadores enviados por Fischberg terminaran su tarea, tal como relata Manuel Saralegui, secretario del PJ de Caballito, y vecino: “Intentábamos frenar la situación y explicarles lo que estaban haciendo, entonces llegó a Lourdes y cuando se paró en la puerta del taller su testimonio fue tan potente que no se pudo volver a entrar”.

En la actualidad, según cuenta la abogada Paula Alvarado Mamani, dos causas permanecen abiertas: una en el ámbito civil, en el fuero Contencioso Administrativo contra el GCBA, y una sucesión. Además, aunque se cerró una causa penal y los dueños de las empresas fueron sobreseídos, todavía se prohíbe sacar cosas del inmueble. En los expedientes no figura ningún informe ni orden de limpieza, afirma Paula. En base a esto, interpusieron el lunes pasado una cautelar de protección al espacio.

Desde temprano, una patrulla de la policía del GCBA se encuentra estacionada a media cuadra. Monitorean, no vaya a ser que el tránsito se vea interrumpido. “Suelen pasar caminando, es la primera vez que vienen con camioneta”, comenta Alfonsina con la mirada perdida en la luz azul de la sirena. Otras patrullas pasaban por el mismo lugar años atrás. Lejos de denunciar lo que veían, cuenta Lourdes que los oficiales pedían sus talles de pantalón y los cargaban en el baúl. La misma actitud tenían los inspectores que decidían aprobar la habilitación del lugar.

“Expropiación y patrimonialización ya” es el reclamo que se lee en pancartas y en un mural sobre la construcción. De la conferencia participa Mónica Macha, diputada nacional. Junto a Paula Penacca presentaron el proyecto para convertir el lugar en un Sitio de Memoria. “Seguimos trabajando en el Congreso para lograr el tratamiento. Era complicado hasta el año pasado, más difícil ahora por el contexto político, pero no vamos a dejar de pelearla- declara Macha al respecto-. Es importante en la búsqueda de la justicia y para sentar un testimonio de lo que ocurrió y en las condiciones que los hacían trabajar”.

En este contexto, el oficialismo busca aprobar en el Senado la Ley Bases, que implicaría un retroceso en materia de derechos laborales. Desde la comisión sostienen que lo ocurrido el fin de semana representa “un ataque a todo el movimiento obrero, a todos los que hoy luchan contra los despidos, por un salario y un trabajo digno contra este gobierno”.

Para dar cierre al acto, Lourdes invita a los presentes a que la acompañen en una vuelta a la manzana: ”Hagamos una ronda, como nos enseñaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. No cortemos la calle , mas que nada por la persecución y discriminación hacia nosotros , migrantes extranjeros, como nos llaman. Buscan la excusa de armarnos causas y deportar, pero yo estoy orgullosa de mi piel morena. Orgullosa de mis tradiciones. Vine con orgullo al mundo, con orgullo, moriré junto a ustedes por nuestros compañeros y sus hijos”.

Lourdes se ubica delante de la columna, junto a Mónica Macha, y juntas sostienen una tela que reza “La memoria de las víctimas de la masacre de Luis Viale no se toca”. A sus espaldas, el resto toma carteles con frases y máquinas de coser pintadas. Una compañera reparte  telas con tinta roja, como la sangre que mancha la ropa de Fischberg y Geiler.

La marcha comienza en dirección a la calle Paysandú. Algunos automovilistas se quedan mirando, leen en los carteles: “Migrar no es delito”, “la precarización laboral mata”. Otros pasan con indiferencia. Alfonsina se encarga de gritar con un megáfono los nombres de las víctimas: “Juana Vilca de 25 años y embarazada de ocho meses , Wilfredo Quispe de 15 años, Luis Quispe y Rodrigo Carabajal de cuatro, Elias Carabajal de diez años y Harry Rodríguez de tres años”.

El grito de “¡Presentes!” hace avanzar al grupo hasta detenerse frente a Galicia 1241. A solo 150 metros, Daniel Fischberg todavía tiene en funcionamiento otro taller. “Asesinos”, descarga de repente un vecino desde la esquina. Mientras, una joven y sus perros quedan atornillados en su lugar cuando ven a Lourdes tomar el megáfono:  “Señores vecinos sepan que en esta calle tienen a los responsables de las muertes de mis compañeros y sus hijos. Fishberg y Geiler mataron por su ambición. Memoria y justicia por las víctimas. El taller de Luis Viale no se toca”.

 

Ropa manchada con sangre

Ropa manchada con sangre

Juana Vilca Quispe hoy tendría 35 años y un hijo de 10. Wilfredo Quispe Mendoza habría cumplido los 25 y Elías Carbajal Quispe, 20.  Luis Quispe y Rodrigo Carbajal Quispe tendría 14, al igual que Harry Rodríguez Palma. Pero el incendio del taller clandestino ubicado en la calle Luis Viale 1269, donde trabajaban hace 10 años en condiciones paupérrimas, los condenó a la muerte. Sus cuerpos fueron encontrados abrazados en un último acto de amor, todos incinerados, todos ciudadanos bolivianos víctimas de un sistema malicioso de corrupción sistematizada que vende prendas confeccionadas con el sudor de los trabajadores extranjeros esclavizados.

 La marcha comenzó a las 17 horas en las esquinas Donato Alvarez y Gaona, encabezada por varios familiares y amigos de las víctimas. Junto a ellos se encontraban  militantes de una larga lista de agrupaciones: el Colectivo Simbiosis, el Partido Obrero, Nuevo Encuentro, el MST, el Movimiento Evita, Casona de Flores, Patria Grande, Soho,  Alameda, Paso a la mujer trabajadora, UTC, Comisión de trabajadores de Paty, Sindicato Argentino de los Trabajadores del Cuero y otras organizaciones y vecinos indignados que se sumaron y fueron hasta Galicia 1241, donde se realizó la primera parada y escrache a una fábrica, propiedad de los antiguos dueños del taller incendiado en 2006.

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 Delia Colque,  de Simbiosis Cultural, contó a ANCCOM :“El juicio oral arranca el 19 de abril. Hay dos posibilidades: que se cambie la carátula, que es a donde estamos apostando, o que se mantenga tal cual esta, lo que implicaría que ningún culpable entre a la cárcel. De esta manera, Luis Siderico y Juan Manuel Correa, encargados de taller y de corte respectivamente, queden libres. Los dueños del taller, Damián Fischberg y Javier Geiler, ni siquiera fueron procesados. El cambio de carátula haría que ellos paguen por esto. Deberían también hacerse cargo todos los responsables políticos.”

 Delia, una trabajadora de origen boliviano, que actualmente ha conseguido trabajar en otros talleres, agregó: “Muchos de nosotros trabajamos en grandes fábricas donde nos siguen sobre-explotando. La producción que antes hacíamos en 14 horas, ahora las hacemos en 10. El sistema no se modifica. Pero creemos que con la organización podemos cambiar este sistema. Si no hacemos este tipo de marchas, como recordar lo que paso en Luis Viale, si no mantenemos viva la memoria, las cosas no van a cambiar”.

 Por su parte, Marcelo Ramal, diputado porteño por el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), presente en la marcha, afirmó: “Recordamos uno de los crímenes más terribles contra la infancia y los trabajadores argentinos. Hay que dejar establecido que está impune, como todos los crímenes que se cometen cotidianamente contra trabajadores y niños en talleres de trabajo semi-esclavo”. El legislador agregó: “En la ciudad hay todavía 30.000 trabajadores en estas condiciones. El año pasado ha habido otro incendio en la calle Páez. El Estado ha establecido una zona liberada en beneficio de las empresas textiles que proveen a las grandes marcas. La marcha de hoy pide el juicio y castigo de los responsables pero también el fin del trabajo esclavo.”

“Para Luis Viale/ Justicia Ya/ los responsables tras las rejas estarán“, gritaban los manifestantes que, junto a las banderas de las diferentes agrupaciones, llevaban muñecos de cartón que representaban las seis muertes.

 La segunda parada se hizo alrededor de las 18:30  en el lugar donde sucedió el hecho,  en Luis Viale 1269. Allí, los manifestantes pintaron en la pared: “Luis Viale, 10 años, justicia” .

 Lourdes Hidalgo fue una de las sobrevivientes del hecho; emocionada, sin poder contener la bronca y la emoción , le dijo a la multitud organizada :“Para nosotros, los que hemos sobrevivido, es muy doloroso ver este lugar donde murieron nuestros compañeros. Nunca me voy a olvidar lo que viví con ellos, no me voy a olvidar esos rostros, vivimos con esas cicatrices que nunca podrán sanarse. Es doloroso ver el lugar, ver donde murieron niños inocentes que tenían la vida por delante.”

Lourdes Hidalgo, sobreviviente del incendio en 2006.

Lourdes Hidalgo, sobreviviente del incendio en 2006.

 La mujer añadió: “También estamos indignados, con bronca, por estos  10 años de impunidad y el hecho de que  los verdaderos culpables están libres, ni siquiera están procesados los dueños, nada más están procesados los encargados. Los grandes burgueses, los grandes capitalistas, siguen explotando a la gente. Y nuestros gobernantes saben muy bien cómo traer a nuestra gente para explotarla. Tengo un gran dolor que siento dentro por todas estas muertes, pero nosotros los que sobrevivimos, no vamos a olvidar a nuestros mártires que han derramado sangre cosiendo ropa. Nuestra ropa, la que usamos, está manchada de sangre.”

Gerónimo Montero, uno de los organizadores de la marcha, contó a ANCCOM: “La causa recayó en un juzgado de primera instancia donde se arregló un  juicio abreviado, dándoles 3 años a los talleristas. Los dueños de la marcas nunca estuvieron imputados y lo importante de este caso es que sienta precedentes para todos los casos que se vienen contra las grandes firmas.  A lo largo de estos años, la causa estuvo en cajón, hubo dos juicios abreviados, que es algo ilegal y ahora está en el Juzgado Oral Criminal de la Ciudad Nº 5 , desde hace cinco años”.

Montero remarcó: “Los jueces son Adrián Pérez Lance y Fátima Ruiz López y el fiscal es Fabián Celiz consideraron que fue un homicidio culposo, cuando fue un hecho comparable con Cromañón. Había una situación de reducción a la servidumbre muy clara. Exigimos poner presión sobre los jueces para que declaren que este es un delito con dolo eventual y que se suba la cadena de responsabilidad y caigan las marcas.”

Este era un típico taller satélite. Las grandes marcas montan un taller y simulan un alquiler a un empleado jerarquizado que, a su vez, emplea personal en condiciones infrahumanas. La dependencia de los talleristas con respecto a los dueños de las empresas textiles es irrefutable. “Las marcas tienen ahora el discurso de que han blanqueado la cadena productiva -dice Gerónimo-, lo que es totalmente falso.”

Marcha y acto por el 10mo. aniversario del incendio del taller textil de Luis Viale. Barrio de Caballito, Ciudad de Buenos Aires. Foto: Daniela Yechúa / ANCCOM

Marcha y acto por el 10mo. aniversario del incendio del taller textil de Luis Viale.

  Por su parte, Myriam Carsen, la abogada de la familia Rodríguez,  explicó a ANCCOM : “El 19 de abril comienza el juicio oral. Nosotros vamos a trabajar por demostrar que lo que hubo aquí fue un homicidio y los que están siendo imputados sabían que las condiciones en que estaban pudieron haber causado muertes y no hicieron nada para prevenirlo”.

El taller estaba habilitado legalmente para cinco obreros. Sin embargo, 69 personas trabajaban y vivían en él. En el entrepiso del taller se habían hecho una serie de construcciones precarias con instalaciones eléctricas más precarias aún que provocaron un incendio por recalentamiento de cables. El fuego se prendió rápidamente y murieron quienes estaban en los pisos superiores, en pleno descanso.

En palabras de Edgardo Castro, inspector de la Ciudad y miembro del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), “Ningún taller puede funcionar actualmente sin la complicidad de los gobiernos de turno”. Hay una intencionalidad desde arriba del Estado para imponer este sistema de trabajo, con servidumbre y persecución de trabajadores inmigrantes.”  

 Lourdes Hidalgo finalizó el encuentro recitando una poesía de su autoría. Ella llegó a la Argentina para pelear por su sueño de ser escritora, pero quedó -como muchos inmigrantes- inmersa en un circuito de trabajo en negro y en condiciones de explotación. Lourdes declamó:

Talleres clandestinos, ropa sucia,

por paga miserable del negrero.

Vampiro que secreta en la penuria.

Patrones del infierno de los lienzos.

La máquina no para,

vino tinto y carcajadas en el taller,

suicidas dignidades, colchón,

cama caliente y agotamiento.

Sucio galpón de sótano inmigrado,

veranos de sudor sin almanaque,

para que aguante el lomo alguna coca

morder entre la bronca del obrero,

rutina carcelera que transcurre

sin que el diario lo destaque.

Taller clandestino,

30 de marzo del 2006,

donde mis dos compañeros

Y 4 niños  inocentes

perdieron sus vidas.

Taller clandestino asesino

un mundo paralelo y ventajero,

sin sábanas, ni amor ,ni documento.

Y quiero pegar un grito a la liberación ,

después de medio siglo de humillación,

compañeros obreros

todos juntos luchemos

no más al trabajo esclavo

en todo el mundo entero.

Actualizado el 06/04/2016