Ene 3, 2023 | Comunidad, Destacado 4, Entrevistas
A 25 años del asesinato del reportero gráfico, Netflix estrena un documental que reconstruye el caso. El periodista Gabriel Michi recuerda a su compañero, habla de la necesidad de seguir haciendo memoria y de qué le pasó cuando vio la película.
A 25 años del crimen de José Luis Cabezas, este jueves se estrena El fotógrafo y el cartero: el crimen de Cabezas, una película documental basada en el caso del reportero gráfico asesinado. Presentado por primera vez durante en el último BAFICI, el film estará disponible a partir del jueves 19 de mayo en Netflix.
Mediante material de archivo y testimonios exclusivos, la investigación relata el asesinato del fotógrafo de la revista Noticias, ocurrido en 1997 en un balneario de Pinamar, y su vínculo con el autor intelectual del crimen, Alfredo Yabrán. El verano anterior, Cabezas había conseguido la fotografía del misterioso y cada vez más poderoso empresario postal caminando por la playa. El caso conmovió a todo el país y arrojó luz sobre el contexto de impunidad que se vivía en el poder de la década de los noventa.
El documental es dirigido por Alejandro Hartmann y producido por Vanessa Ragone, quienes también trabajaron juntos en la realización de la serie de Netflix Carmel: ¿Quién mató a María Marta? La película cuenta con la participación de los compañeros de Cabezas en la revista Noticias: Gabriel Michi, Edi Zunino y Hugo Ropero. Además de testimonios del exgobernador de la provincia de Buenos Aires Eduardo Duhalde; del juez Mariano Cazeaux; del abogado Alejandro Vecchi; del empresario Oscar Andreani; el abogado y asesor legal de Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina ARGRA Miguel Gaya; la investigadora y docente Cora Gamarnik, el fotoperiodista y docente Julio Menajovsky; el entonces comisario inspector Jorge Gómez Pombo; Gustavo González, uno de los condenados por el crimen; Manuel Lazo, uno de los tres periodistas que tuvieron acceso al cuerpo de Yabrán y los periodistas Lorena Maciel y Ricardo Ragendorfer, que cubrieron el proceso y el juicio por el asesinato.
En diálogo con ANCCOM, Gabriel Michi reflexiona sobre el estreno y los 25 años de lucha y memoria. El periodista y licenciado en Comunicación Social (UBA) escribió y publicó el libro Cabezas. Un periodista. Un crimen. Un país. Actualmente se desempeña como columnista en temas internacionales en C5N, además de ser el creador y director de Mundo News.
¿Cómo te llegó la propuesta de participar en la película?
Me llamó hace más de año y medio el director y me pidió tomar un café. Estuvimos charlando y ahí me contó que estaba con la idea de hacer este documental. Me preguntó si yo podía dar mi testimonio, le dije obviamente que sí. También me consultó qué testimonios no podían faltar. Después me fueron consultando a lo largo de la producción cosas puntuales de la causa, de hechos que nosotros habíamos vivido con José Luis. Como yo tengo prácticamente toda la causa en la cabeza y todo lo que vivimos juntos, me consultaron en varios tramos mientras estaban realizándolo.
¿Cómo fue ver el estreno del documental?
Yo salí con un nudo en la garganta terrible. Revivir muchas de las cosas que padecimos en su momento durante y todos estos 25 años también fue muy fuerte. Me conmovió mucho ver a los padres de José Luis que fallecieron hace unos años, ver toda esa pelea que estuvieron dando por justicia y lo que sufrió esa familia. Porque incluso, entre las imágenes, apareció mi hermana que nos acompañó mucho tiempo en la lucha y que falleció hace un par de años. Más allá de lo de José Luis me pegó por ese lado. Incluso, en una parte del documental ellos hacen un juego entre lo que yo decía hace 25 años, cuando fue el crimen, y conmigo ahora. Era una continuidad del relato, pero con muchos años de diferencia. Vi el paso de estos 25 años en mi vida en ese juego cinematográfico. Fue recontra movilizador. Estaba en el cine, con varios compañeros de Noticias de aquella época, todos salieron muy conmovidos.
¿La familia de José Luis vio la película?
No, ellos están viviendo en España. No pudieron estar para el estreno, pero seguramente ahora la van a poder ver. Yo incluso hablé con la viuda de José Luis y le expliqué que era fuerte. Le dije que si miraban el documental traten de verlo todos juntos, en familia. Les aconsejé que no la vieran solos porque es muy dura y sé que va a ser muy movilizador para ellos también.
Escribiste y publicaste tu libro sobre el caso para el 20 aniversario ¿qué diferencia ves ahora que pasaron cinco años más?
Principalmente, la diferencia con la situación legal de los asesinos ya que están todos libres. Con el paso del tiempo nos enteramos, por ejemplo, que el asesino de José Luis, el expolicía, estaba ejerciendo como abogado cuando supuestamente no podría tener la matrícula habilitada porque no terminó de cumplir su condena a pesar de que está en libertad. También cosas que tienen que ver con la vida. El 24 de noviembre pasado nació el primer nieto de José Luis y cuatro días después, el 28 de noviembre, hubiera cumplido 60 años. Fue muy movilizador todo ese momento. Cosas que ocurrieron en estos años.
El documental tiene una parte que rescata al José Luis persona y al fotógrafo, pero también retrata muy claramente el país en aquel momento, así como también las pujas de poder en torno a este crimen.
Gabriel Michi
¿Hay alguna parte que destaques del film?
El documental tiene una parte que rescata al José Luis persona y al fotógrafo, pero también retrata muy claramente el país en aquel momento, así como también las pujas de poder en torno a este crimen. Lo sitúa históricamente y cómo se relacionó este caso con el contexto histórico y político. La guerra entre Eduardo Duhalde y Carlos Menem, entre otras cuestiones.
¿Cómo era trabajar con José Luis?
Él era una persona muy especial. Un tipo muy divertido, solía hacer bromas todo el tiempo, pero tenía un carácter difícil, era muy cabeza dura. Pero después de cubrir tantas temporadas juntos, nos conocíamos de memoria entonces nos sabíamos manejar los tiempos del uno y del otro. Él era muy familiero e hincha de Independiente como yo, compartimos esa misma pasión. Como profesional era muy detallista. Muy obsesivo con el trabajo. Tenía por un lado la calidad del fotógrafo artístico y, por otro lado, la destreza del reportero gráfico de batalla que necesitaba la foto de ese momento único, en él se cruzaban esas dos variables. Lo otro que a mí siempre me sorprendió es la capacidad de convencimiento que tenía sobre las personas que entrevistamos para hacerlos hacer lo que él quería. Desde Ernesto Sábato posando con una pintura naif en plena Plaza Lavalle u Oscar Andreani vistiendo el traje de cartero de su empresa. Esas cosas las lograba José Luis, porque tenía un poder de convencimiento para lograr el objetivo que él buscaba. La verdad que era un gran fotógrafo y un gran tipo.
¿Por qué es importante seguir hablando del caso?
Primero es importante porque toma una dimensión internacional al ser presentado en una plataforma como Netflix, es volver para instalarlo internacionalmente. Pero fundamentalmente para mantener viva su memoria., para que se recuerde que acá en la argentina asesinaron a un periodista en democracia. Que lo mataron por cumplir con su trabajo, que tuvo un mensaje mafioso de silenciamiento, coordinado por un empresario vinculado con el poder, como era Alfredo Yabrán. Que participaron en ese asesinato sus custodias, la policía de la Provincia de Buenos Aires, delincuentes que trabajaban para la policía, y además el poder político del gobierno de Menem que lo intentó encubrir. Que el caso reveló un país que estaba oculto. También me parece clave que lo conozcan las nuevas generaciones, que los jóvenes sepan esta historia. Aquellos que tal vez pensaban que hechos como estos ocurrieron solo en dictadura, sepan que en democracia también pasaron. Y que fue el enorme compromiso de la sociedad, de los periodistas y de los medios de comunicación lo que ayudó a que este caso no quede impune.
¿Qué debates va a traer el estreno del documental?
Está bueno que se reactive un poco la discusión sobre el rol que el periodismo tiene en una sociedad, cuando ese rol se asume con responsabilidad y con compromiso, en búsqueda de la verdad. En lugares como la carrera de Comunicación sé que estos debates están siempre, pero está bueno que vuelvan a aparecer el tema de la rigurosidad en la información, en tiempos donde prevalece la desesperación por ir detrás de la primicia sin chequear la información y sin la profundidad que merece. Reinstalar la discusión sobre el periodista y la prensa en general frente a esta sociedad. Y cómo, a veces, asumir el rol que debemos tener implica ciertos riesgos por lo que vale la pena dar la pelea, porque si no ganan los malos ¿no? Esa es la conclusión.
Ene 26, 2018 | Comunidad, Novedades
Fotoreporteros y periodistas se concentraron frente la sede de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), al mediodía del jueves, para conmemorar el 21 aniversario del asesinato del trabajador de prensa José Luis Cabezas.
El cuerpo de José Luis fue encontrado en un auto incendiado con dos tiros en la cabeza luego de haber fotografiado para la revista Noticias a uno de los empresarios más poderosos del país en ese entonces, Alfredo Yabrán.
El primero en tomar la palabra fue Eduardo Daniel Vides, presidente de ARGRA, que expresó: “Estamos acá descubriendo esta placa porque la figura de José Luis sigue estando presente. A José lo asesinaron por mostrar e informar. Y entendemos que sin libertad de expresión no hay democracia”. Y continuó: “Pensaba en que podemos decir que no hayamos dicho en estos 21 años de José Luis, un compañero gráfico, un trabajador de prensa, asesinado por sus tareas, de la peor manera posible, seguido, hostigado, secuestrado por una patota. Esto que paso con José Luis es el hecho más salvaje. Y hoy en día estamos en una situación compleja para los trabajadores de prensa, tenemos que pensar en José Luis, en lo que ya nos pasó para estar atentos. Los reporteros gráficos somos objeto de represión inusitada. Golpes, insultos, balas de goma, detenciones, que no recordamos creo que del 19 y 20 de diciembre de 2001. Sabemos que lo que hacemos nosotros, que es hacer imágenes, es algo muy poderoso, y sabemos que José Luis pagó con su vida hacer su trabajo. Recordemos que el asesinato de Kosteki y Santillán fue desenmascarado por las fotos de los colegas, entendemos que eso a muchos les asusta y están impidiendo que realicemos nuestra tarea”.

Rubén Schoffrin, secretario adjunto del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA), y delegado de editorial Perfil, recordó a su compañero con unas palabras: “Hace 21 años, ese sábado tremendo, nos enterábamos de la muerte de nuestro compañero reportero gráfico, un crimen que contó con la complicidad del Estado y del poder porque se montó un encubrimiento en el momento del crimen y ese encubrimiento llega hasta el día de hoy. Por eso, muy bien dice Gladys, en una nota que le hicieron del diario La Nación, es que ese encubrimiento permitió que los ejecutores reales del crimen y los ideológicos e intelectuales estuviesen hoy en libertad”. Y concluyó: “En nombre de mis compañeros de Perfil, de los que lo conocimos a José Luis, agradezco a ARGRA por esta placa, porque recordar la memoria de José Luis es luchar para que se termine con la impunidad de la Argentina.”
Por último dio sus palabras Osvaldo Baratucci, presidente de los reporteros gráficos en 1997, año del crimen: “Me voy a referir a ese pasado que sigue siendo presente. Cuando nos enteramos que habían asesinado a un compañero, y que ese crimen no era casual, sino que era un crimen de advertencia a toda la prensa argentina, nos preguntábamos ¿qué íbamos hacer? Fue tal vez el momento más difícil en la Asociación de Reporteros Gráficos, fue duro recuperarse de ese golpe. Los primeros tiempos fue como que nos paralizó, no sabíamos para dónde ir o qué íbamos hacer. Tuvimos que pasar detrás de la cámara donde estábamos siempre, a ponernos delante de la cámara para reclamar por nuestro compañero asesinado. Pudimos seguir la lucha que se hizo difícil, dura, pero que no queríamos claudicar”. Y continuó: “Seguramente no hemos conseguido toda la verdad, seguramente algo quedo en el camino, pero los condenados sí fueron los asesinos de José Luis. Y verlos hoy 21 años después libres tal vez sea legal, pero es inmoral. La lucha no termina acá, Cabezas siempre nos está mirando, nos pide que sigamos adelante, que nos cuidemos, que cuidemos a nuestros compañeros, que nos cuidemos en las calles, que no nos dejemos solos, que estemos atentos y que no nos olvidemos de él, no nos olvidemos de José Luis Cabezas.”
Luego de las emotivas palabras, Vides destapó una placa en memoria del reportero gráfico asesinado, que se encuentra a fuera del edificio de la sede, y al grito de “Cabezas presente, ahora y siempre” se alzaron las cámaras al aire, seguido de un fuerte aplauso.

En diálogo con ANCCOM, Schoffrin expresó: “Yo fui compañero de Cabezas, y fue un asesinato atroz, fue un acto de atentado contra la prensa que marcó toda una época de impunidad. Se transformó en un crimen de Estado. El poder político estuvo encubriendo el crimen desde el momento que se pensó y se ejecutó para impedir que se conozca toda la verdad. Sabemos que los asesinos fueron condenados pero en la forma en que se llevó el juicio hizo que saliesen relativamente rápido, no solo por el dos por uno sino por todo el sistema que se armó. La justicia de la provincia de Buenos Aires, en la forma que actuó, permitió que finalmente el gestor material del crimen, que fue Gustavo Prellezo, un ex policía de Valeria del Mar, saliese en libertad ocho años después”. El delegado finalizó: “Esto es un acto para recordar al compañero que dio su vida por una foto y a su vez es un acto contra la impunidad de hoy que tienen las fuerzas policías: más de 30 periodistas y reporteros gráficos fueron agredidos en las últimas movilizaciones. Nos encontramos veintiún años después con compañeros baleados por informar lo que está sucediendo. Hay una persecución al periodismo, una persecución a los que informan.”
Tomás Eliaschev, Secretario de DDHH de SIPREBA afirmó: “Hay una guerra contra los trabajadores de prensa, a la situación de precariedad laboral se le suman las agresiones. Se le arroja gas pimienta a los compañeros, se los detiene, se les tira balas de goma. Estas situaciones recuerdan a Cabezas, los policías odian especialmente a los que registran pruebas que los pueden dejar en evidencia”.
En su discurso Vides envío un especial saludo a Gladys Cabezas que se encontraba en Pinamar como todos los años y recordó a su hermano con una emotiva carta: «Lo recordaremos como él quiere, con una sonrisa en el corazón y un abrazo en el alma. Porque así era él, todo sonrisa y mucho amor. No nos olvidamos de sus asesinos. Que lo capturaron, lo esposaron, lo hicieron arrodillar, y lo mataron con dos tiros en la cabeza y, como no quedaron satisfechos, lo quemaron aún estando vivo. Y que, por efecto dominó, dejó a sus padres sin hijo acelerándoles la muerte a Doña Norma y Don José. Dejaron a su esposa Cristina sin marido, a sus hijos María Agustina, Juan Ignacio y Candela sin padre” y concluyó: “Estos delincuentes asesinos caminan al lado nuestro todos los días”.
Cabezas alguna vez dijó: “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques” y la foto del hombre sin rostro le terminó costando la vida.

Actualizado 26/01/2018
Ene 26, 2017 | Comunidad
«Los reporteros gráficos dejamos de ser documentadores de la realidad para pasar a ser víctimas de ella», dijo Ezequiel Torres, presidente de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), durante la jornada organizada en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA), a 20 años del asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. La frase de Torres fue un reconocimiento a su autor, Osvaldo Barattucci, ex presidente de ARGRA en los 90 y quien encabezó, en aquellos difíciles años, la lucha por esclarecer el crimen. La organización del acto estuvo a cargo de ARGRA; el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) y de los organismos de derechos humanos que integran el Espacio Memoria. También se rindió homenaje al reportero en La Plata, Rosario, Santa Fe, San Luis, Tucumán y en Pinamar, la localidad donde fue asesindo.
José Luis Cabezas era reportero gráfico de la Revista Noticias. Había conseguido sacarle, en 1996, una foto al empresario Alfredo Yabrán para la investigación que la publicación llevaba a cabo por una denuncia del entonces ministro de Economía. Domingo Cavallo acusaba a Yabrán de operar en Argentina con mafias y de poseer empresas fantasmas que realizaban fraude al fisco y evasión impositiva.
El nombre de Yabrán se hizo público pero ningún medio podía conseguir una foto de su rostro. El 16 de febrero de 1996 José Luis Cabezas junto a Gabriel Michi, el periodista que realizaba la investigación, siguieron a Yabrán en Pinamar y consiguieron la foto de su cara, que fue la portada de la revista. Un año después, el 25 de enero de 1997, Cabezas apareció muerto de dos disparos en la cabeza, esposado dentro de su auto y quemado.
El juicio oral y público llegó en el 2000 y condenó a prisión perpetua a los ejecutores del crimen: Gustavo Prellezo, policía y autor de los disparos a Cabezas; y los integrantes de la banda «Los Horneros». Alfredo Yabrán fue señalado Como autor intelectual, pero para ese entonces ya estaba muerto: en 1998 se había suicidado con un disparo en la boca. La muerte del empresario impidió seguir con la cadena de responsabilidades que implicaba a las organizaciones mafiosas que había denunciado Cavallo. Ninguno de los autores materiales cumplió sus condenas. El liberado más reciente fue Prellezo, el 21 de diciembre de 2016, que obtuvo su libertad condicional.
El presidente de ARGRA, Ezequiel Torres, explicó a ANCCOM que en los años que se desarrolló la investigación sobre los negocios de Yabrán se vivía en un contexto de impunidad grande. Recordó que eran los años de la sanción de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, cuando ocurrió el atentado a la AMIA, el asesinato a María Soledad Morales, la muerte del soldado Omar Carrasco, entre otros hechos. «Todos los crímenes permanecían impunes. Alfredo Yabrán también pretendía ser impune, no ser reconocido. La foto vino a poner un rostro a un nombre que estaba en las sombras», dice Torres y reflexiona sobre el valor de la imagen. Según el presidente de ARGRA: “En esa década había menor acceso a la información, no había celulares inteligentes, ni con cámaras. Lo que hoy se da como un hecho natural -que cualquier hecho pueda tener un correlato de imagen- hace 20 años no funcionaba así, había un concepto distinto”. Luego agregó: «La foto fue la excusa».
Tomás Eliaschev, periodista de la Revista 23 y Secretario de Derechos Humanos de SiPreBA, expresó que las fuerzas policiales hoy siguen con las mismas prácticas corruptas de hace 20 años. Por eso explicó que desde SiPreBA rechazan el protocolo del Ministerio de Seguridad de poner un corralito para prensa en las manifestaciones. «No olvidar a Cabezas significa mantener la libertad de expresión. La presencia de los reporteros gráficos y periodistas impide que la policía actúe con impunidad.»
26/01/2017