Ago 26, 2021 | Géneros, Novedades

Belén Duet.
Este jueves la Cámara Tercera en lo Criminal -del Poder Judicial de la provincia de Chaco- integrada por los jueces Ernesto Azcona, Virginia Ise y Natalia Kuray, condenó a la imputada Noemí Alvarado, de 80 años, como autora penalmente responsable del delito de promoción a la corrupción de menores agravada por ser la víctima menor de 12 años de edad, a siete años de prisión domiciliaria, marcando un precedente histórico en la jurisprudencia local y regional.
María Belén Duet y Rosalía Alvarado son las sobrevivientes del caso judicial de abuso sexual en la infancia más antiguo del país. Y son las denunciantes de aquellos abusos perpetrados en Chaco entre 1979 y 1986, cuando ellas tenían entre 3 y 6 años, por Noemí Alvarado, tía de una de ellas, junto a su esposo, el ya fallecido ex diputado nacional Daniel Pacce.
Con profunda emoción, tras seguir la lectura de la sentencia de manera virtual desde Buenos Aires, María Belén manifestó tres simples, aunque potentes, palabras: “Al fin justicia”.
“Espero que este fallo sea reparador para todas las personas que todavía no han podido denunciar y que sea, sobre todo, un fallo que ponga a la Justicia a cuidarnos, a cuidar a las infancias, a respetar los tiempos de los y las sobrevivientes”, expresó en diálogo con ANCCOM.
Por su parte, Nahir Badur, una de las abogadas de las víctimas, aseguró que “es un día muy emocionante, porque realmente fue una lucha de muchos años y un silencio aún más largo el que tuvieron que atravesar para hoy poder decir ‘al fin justicia’ y dar un mensaje claro a la sociedad de que estos delitos no pueden pasar más ni quedar impunes”.
En el fallo recientemente dado a conocer, los jueces declararon inadmisible el pedido de prescripción formulado por la defensa de la imputada. Esto marca un antecedente histórico en cuanto a la aplicación de la Ley N° 27.206 de Respeto a los Tiempos de las Víctimas de Delitos contra la Integridad Sexual. Dicha normativa, que fue sancionada en 2015, establece que la prescripción de los casos se empieza a contar a partir de la denuncia y no de cuando sucedieron los hechos.
La sanción de la ley dio pie a las víctimas a presentar, el 15 de junio de 2016, una denuncia formal contra sus agresores, la cual culminó -más de cinco años después- en la condena a Noemí Alvarado a prisión domiciliaria, a partir de hoy.
En este sentido, María Belén agregó: “Queremos que este fallo sea ejemplificador, que marque un futuro donde haya lugar para nuestras voces, con el cuidado y la ternura necesaria para afrontar este proceso y nuestras historias”.
Los magistrados también rechazaron el pedido de nulidad de las pericias realizado por los abogados de Alvarado, decisión que resulta especialmente significativa para los casos de abusos sexuales en la infancia, ya que a diferencia de otros delitos, las pericias son en la mayoría de los casos en la psiquis de las víctimas y no así la existencia lesiones físicas.
El fallo, con las consideraciones mencionadas, “marcó un antes y un después en la justicia chaqueña y nacional”, aseguró la abogada, quien acompañó a María Belén y Rosalía durante los últimos años del proceso judicial.
La decisión judicial tomada por el magistrado chaqueño supone un precedente fundamental en cuanto a los juicios por abusos contra la integridad de niños, niñas y adolescentes y representa un triunfo en la lucha de sobrevivientes por desterrar del silencio y la impunidad a este delito.
Jul 26, 2021 | Entrevistas
En el marco del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, ANCCOM dialogó con la “periodista afro” –como ella se define– Lisa María Montaño Ortíz. Nacida el 17 de marzo de 1987 en la ciudad de Cali, Colombia, la tercera de cuatro hermanos, creció en una familia humilde sostenida por mujeres.
Durante 10 años vivió en la Argentina, donde estudió y se puso a militar para erradicar las violencias raciales y las desigualdades con un objetivo: producir su propia historia desde su identidad para, así, ir deconstruyendo a la sociedad.
Licenciada en Comunicación Audiovisual y diplomada en Migración, Territorio y Derechos Humanos, en 2017 recibió el premio Lola Mora por transmitir una imagen positiva de la mujer negra libre de los estereotipos de género, promover la igualdad de oportunidades y derechos.
Orgullosa de ser una mujer negra afrodescendiente, a partir de reconocer, padecer e identificar situaciones de discriminación, entendió que es indispensable estar como referente en todas las esferas de la sociedad. “Soy hija del mundo. Me crié en Cali, me profesionalicé en Argentina y ahora soy esposa y mujer en Uruguay”, cuenta.
Viniste a la Argentina a estudiar contabilidad, pero luego te volcaste al periodismo. ¿Cómo surgió este interés?
Llegué a Santiago del Estero y se me dio la oportunidad de participar de un programa de televisión y radio. Pero me sentía mal haciendo algo en lo que no me había preparado, hubo incluso personas que me hicieron críticas desde la maldad y me descalificaron porque no tenía título, así que decidí mudarme a Capital Federal para hacer la carrera. Y mi militancia surgió de observar la invisibilidad que había sobre la afrodescendencia, en particular de la afroargentinidad, en los medios. Incorporé en mis trabajos la variable afrodescendiente, aunque algunos de los profesores me decían que saliera de mi “zona de confort”. Sin embargo, fui tajante en defender mi postura de querer abocarme a la afrodescendencia porque es un tema que aborda diferentes temáticas como las políticas públicas, el reconocimiento, educación y el empoderamiento. Sentí que Argentina era un territorio fértil para abarcar diferentes temas dentro de uno macro que es la afroargentinidad. Así empecé la militancia en la universidad, luego trascendió cuando fui conociendo afrodescendientes y me fui apasionando porque me iba construyendo y deconstruyendo: yo misma me di cuenta que había sido reproductora de prácticas racistas.
¿Qué significa ser una mujer afro?
Es complejo y tiene que verse desde diferentes puntos. Primero está el lado del reconocimiento y empoderamiento, a partir de ahí reconocerse como mujer negra en Argentina implica militar, aunque no estés asociada a ninguna organización, sino simplemente etnoeducar todo el tiempo a la gente sobre tu etnicidad, cultura, corporalidad. Es estar cargando con prejuicios negativos y con esta idea de que sos prostituta o bailarina de samba: es como que automáticamente te obligan o te encasillan en esas dos cosas y no a poder aspirar a más. Por otro lado, en lo personal, es la oportunidad de reivindicar nuestra riqueza cultural, de mostrarle al mundo y decirle, esto “soy yo” y no es nada de lo que ustedes han creído o se han imaginado. Nos encanta estudiar, aprender y transmitir ese conocimiento. Respecto a los cuestionamientos que enfrenta la comunidad en general, no son cosas fáciles de erradicar. Debemos luchar por nuestros derechos todo el tiempo, desarticular estos prejuicios y pienso que hoy la afrodescendencia cuenta con un nivel de profesionalización y adquisición de conocimiento mucho mayor que otras generaciones atrás. Estos cuestionamientos están permitiéndole a la comunidad afro entender que necesitamos producir nuestras propias historias y no ser invitados a contar lo que vivimos día a día.
En una entrevista anterior, afirmaste: «Cuando eres profesional, ocupas espacios que antes nos fueron negados y sabes expresar tus ideas y defiendes tu postura, eso no cae muy bien». ¿A qué te referías?
Dije que, a causa de los estereotipos, piensan que, si sos mujer negra inmigrante, necesariamente no tienes estudios, ni sabes expresarte. Cuando llegan y se dan cuenta que están hablando con una persona de igual a igual, y que quizás tenga más preparación, ahí es donde cae mal, te descalifican por tu etnicidad o no les queda otra que dejarte el espacio. Entonces tiene que ver con la no concepción de una cultura afrodescendiente dispuesta a capacitarse y a etnoeducarse, esto causa conflictos en el imaginario blanco concentrado y concebido en un umbral de racismo y prejuicios.
¿Cómo se resignifica la identidad afro en América latina?
A partir de la historia y empieza a contarse desde la perspectiva de todos. El pueblo afrodescendiente, en general, se ha levantado no solo para hablar y reivindicar su música y datos típicos, sino también para estar en la academia, como estudiante, pero también como exponente y productor de conocimiento. En este momento, los hombres y mujeres afrodescendientes están ocupando espacios en los medios, en el cine, en los libros, incluso encontramos cuentos para niños afro. Hay toda una gama de reincidencia de lo afrodescendiente más allá de lo ya conocido como el deporte, lo artístico y lo folklórico. En el feminismo clasista, ortodoxo y blanco, la agenda afro sigue siendo ignorada. Mientras el feminismo no abarque a todos los feminismos, sigue siendo elitista porque, consciente o inconscientemente, invisibiliza la lucha de otras mujeres. No me considero feminista, pero sí me identifico con ciertas posturas. La agenda afro por suerte continúa avanzando, independientemente de si el feminismo blanco nos incluye, venimos generando contenido vinculado a nuestras propias problemáticas y posibles soluciones a través de políticas públicas y de la participación. Hoy la agenda afro está nutrida con referentes de diversos países muy comprometidas con el afrofeminismo.
Se sostiene que también existe una reproducción excesiva de prácticas o símbolos de la cultura negra, ¿qué opinás?
Se trata más bien de una apropiación cultural: vaciar de contenido a determinada práctica o elemento de la cultura para mercantilizarlo. En este sentido, hay como un boom de la afroargentinidad vinculada a la danza, venta de turbantes y trenzas, pero liderada por personas que raramente son afrodescendientes. Se lucra con elementos sin darle el uso correcto y sin contar verdaderamente la historia de los afroargentinos. En Argentina, se debería concientizar a la gente que no está bueno apropiarse de una cultura sin conocer qué representa para esa comunidad esos elementos. Es una falta de etnoeducación y de deconstrucción. Es la militancia la que ha logrado instalar las temáticas y problemáticas que atravesamos. Mientras el debate genere estos avances, está bueno seguir reclamando, expresando y poniendo sobre la mesa la apropiación cultural y el mal aprovechamiento de algunos sobre nuestros orígenes e implementos.
Tenés un sitio web que se propone “etnoeducar”, ¿qué significa esto?
En la actualidad vivo en Montevideo con el deseo de nuevos vínculos, planeo seguir con la militancia e intervenir en alguna organización. Sin embargo, el contexto de pandemia lo ha impedido, fui mamá hace poco y tuve que mantener resguardos, pero vengo participando en encuentros virtuales y colaborando con el portal AfroUp para conversar y etnoeducar. Etcnoeducar significa concientizar a las personas sobre nuestra historia desde el punto de vista afrocentrado, por ejemplo, es común que una persona no negra crea que la historia africana nació con eso y está lejos de la realidad. La etnoeducación implica conocer pensadores afrodescendientes que existieron, existen y existirán en diferentes países y que nos fueron negados. A partir de ahí empezamos a concienciarnos de las diferencias y barreras que ha generado el racismo, la discriminación estructural, institucional, pero sobre todo la persecución policial. Yo me preparo para etnoeducar no solo como profesional de los medios, sino como mujer afro y ahora mamá de una nena afrodescendiente que debe ir a la escuela con un pensamiento afrocentrado, que le permita sentarse con sus compañeros y saber que ella no es descendiente de esclavos sino de personas que fueron esclavizadas. Crecimos maleducados con respecto a nuestra etnicidad, el privilegio de las crianzas de hoy parte de una conciencia negra responsable, autodidáctica y dispuesta a educar a la población no negra.
Jun 25, 2021 | Noticias en imágenes, Trabajo
Jun 24, 2021 | Entrevistas
Hoy, en una sesión especial y antes de lo previsto, el Senado puede convertir en ley el texto que garantiza la «Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero”. Lleva el nombres de las recordadas activistas Diana Sacayán y Lohana Berkins. Paula Arraigada es heredera de esa militancia, asesora en la redacción del texto final y militante política. En medio del debate, explica los aspectos centrales de la norma pensada “por las que están vivas y luchan todos los días”.
¿Qué se siente haber logrado la sanción del proyecto en la Cámara de Diputados?
La media sanción es un primer paso para la sanción definitiva y son un montón de emociones. Quizás es la alegría, la felicidad, pero también el orgullo de todo el camino que se trazó a lo largo de este tiempo, la militancia y también el acompañamiento de muchos sectores y también de muchas diputadas que hicieron que esto llegara a este fin. Es cierto que hay que valorar el esfuerzo de las organizaciones y de los espacios, sobre todo porque es una ley que se trazó desde el seno del movimiento travesti/trans.
¿Qué implica que el proyecto haya sido elaborado por el propio colectivo?
Como cualquier proyecto de ley que va direccionado hacia cierto colectivo, hacia cierto grupo de personas, creo que lo más importante es que ese grupo haya participado. Lo más importante es que sea consensuado, sea pensado o elaborado por las propias personas, porque sino a veces las cosas se pueden hacer con buena voluntad, pero termina faltando algo. Con esto se manifiesta que las actoras sean las protagonistas, y me parece que abre esto nuevo de generar espacios de representatividad. Es una ley que fue militada y también confeccionada por el colectivo, con lo cual tiene esa representatividad. Hay muchas diferencias en los posicionamientos sobre algunos temas dentro del colectivo trans, pero acá hubo un acuerdo en el que éste era un tema principal para militar. Por suerte, en el último año, hubo consenso en apostar a un proyecto unificado. Aunque no hayamos saldado ese pacto con nuestra sangre, lo saldamos con nuestra historia, y con lo que nosotras debíamos como lealtad, que es justamente hacer que esas compañeras que hoy necesitan un trabajo formal para mejorar su calidad de vida lo pudieran tener. Por eso, es una ley pensada para y por las trans.
El proyecto engloba a otros doce previos, ¿cuáles son los aspectos más importantes de este texto unificado?
El proyecto toma lo mejor de cada presentación. Las virtudes en la esencia de cada uno fueron sostenidas para elaborar este proyecto único. Pero lo más importante, creo que es lo que nosotras queríamos, es que el proyecto intenta, y digo «intenta» porque la letra escrita a veces no se cumple, es priorizar la generación de empleo para quienes no han tenido la posibilidad. O sea, a un sector minoritario que no tuvo la posibilidad de conseguir trabajo y que por su identidad autopercibida luego fue privada de eso. Yo te puedo decir veinte veces «generar oportunidades» pero ¿qué es lo que se lee con «generar oportunidades»? Hay muchas compañeras, sobre todo, las de determinada edad, que por la decisión que tomó indirectamente el Estado, quedaron excluidas del sistema laboral porque no tuvieron acceso al sistema educativo, porque no tuvieron la complementación de la familia, o por otras razones resulta que esas compañeras quedaron fuera de ese enmarcado. Entonces el Estado hoy, nuestro gobierno que es el que rige el Estado, tiene que tratar de subsanar eso que el mismo Estado provocó.
Un Estado que profundiza la ampliación de derechos.
Esta ley viene a ser una forma de reparación, una de las formas posibles de reparación. Por eso, necesitamos que cuando se reglamente y cuando se empiece a cumplimentar, realmente entren las compañeras que necesitan el trabajo. El cupo tiene que ir a rescatar, a salvar, a esa compañera que no tuvo oportunidades. No está pensando para romper el techo de cristal, está pensado para poder despegar ese piso de brea, porque sino entramos en una disyuntiva donde pareciera que solamente es una adquisición para que todas las personas trans tengan trabajo. Es verdad que es para que tengan trabajo, pero empezando siempre por las que más lo necesitan, que son las que deben tener una solución urgente.
¿Qué promueve esta ley?
El trabajo en relación de dependencia genera otras cosas, y a veces lo que genera es esta potestad de poder decidir, por ejemplo, si me voy de vacaciones, que eso en la economía informal siempre tenés que estar pendiente de si juntaste plata o no. Acá ya sabes que tenes quince días para vacacionar, ya sabes que no tenes que ir a trabajar si vos te enfermás, que además si vos te enfermás podes tener una obra social que te cobije. Alguna vez las personas «cis» tuvieron la posibilidad de tener un trabajo registrado, aunque sea dos meses en su vida, por lo menos lo hicieron. Nosotras no tuvimos la oportunidad nunca. Entonces vamos a apelar a esas oportunidades para que esas compañeras empiecen a tener una mejor calidad de vida, porque todas las que hemos pasado por esa experiencia sabemos que nos cambia la vida, sabemos que poder tener la heladera llena nos posibilita, nos da la libertad de soñarnos, de pensarnos, de pensar no solamente en las vacaciones, sino de pensarnos también como presidentas, como diputadas, como formadoras, como maestras, y también nos da en la cabeza los sueños de llegar a viejas y poder estar sentadas como lo hacen algunas señoras y algunos señores mirando televisión aunque más o menos con una jubilación que mínimamente nos pueda acompañar. Lo que aspiramos siempre es a ser igual que el resto de las personas.
Si bien el proyecto prevé incentivos para las empresas privadas, ¿por qué no está explícitamente el cupo para el ámbito privado?
Se pueden generar incentivos para que el sector privado pueda seguir el espíritu de la norma, pero desde el Estado, no se puede obligar a los ámbitos privados. Si el Estado toma la decisión política de incorporar a las personas trans directamente en los ejecutivos, provinciales, nacionales, municipales, no hace falta. No hace falta porque van a sobrar personas trans. ¿Y sabés qué pasa con eso? Eso también genera el incentivo en los privados, porque de hecho, hay empresas privadas que empiezan a contratar, porque primero la empresa privada se maneja por el marketing, se maneja por el «quedar bien», y nosotras hoy somos parte de esto: de «quedar bien», porque contratar una trava es ser progresista, es ser inclusivo, es ser bandera de orgullo. Muchas empresas están contratando a compañeras, y la verdad es que contratan a las personas que tienen determinadas características. Por eso, tiene que estar el cupo, porque viene a saldar las que no entran en ninguna de esas características. Y, por eso, tiene que estar contenida dentro del Estado para que el Estado cuide y la acompañe en eso que el Estado no acompañó. Porque nosotras no venimos a pedir algo que no nos corresponde, nos corresponde porque nos lo quitaron de forma prepotente solamente por tener una definición de género diferente a la que esperaban. Entonces es hora de curar esas heridas, devolverle a las compañeras lo que les quitaron, y las compañeras responden con mucho orgullo haciendo su trabajo, haciéndolo con alegría, y demostrando que la capacidad no está puesta en la decisión identitaria que tenga cada uno, sino en las ganas, en los deseos, y también en el mismo porte que generan los espacios, este caso el Estado, para que esas personas se vayan formando.
¿Qué expectativas hay para la discusión del proyecto en el Senado?
La mejor. Porque estamos nosotras discutiendo una ley, fuimos partícipes del proyecto, somos partícipes en los espacios de decisión, estamos peleando por ocupar las bancas. Más allá del éxito o el fracaso, está esa disputa que antes no estaba, entonces hay toda una eclosión que se debe también a que hay una sociedad que participa, una sociedad que acompaña, una sociedad que avala, y una sociedad que sabe que este país es un país que incluye a todo, no solo a nosotras sino a otros colectivos y a otras diversidades, a la diversidad cultural, a las compañeras afro, a las migrantes, todas que están buscando su lugar. Este país que es tan fuerte, es tan orgulloso, es tan buena cepa que seguramente todas van a estar contenidas, y nosotras más que nada tenemos que estar orgullosas del lugar, del tiempo que nos corresponde, de poder estar haciéndolo en un gobierno que tiene una base fuerte dentro del peronismo, y nosotras como peronistas también (…) Hay muchísimas compañeras que soñaban con tener un trabajo en relación de dependencia, que soñaban con tener una vida como tiene el resto y no lo pudieron vivir.
Paula Arraigada trabaja como asesora parlamentaria, cuenta también con un largo recorrido político que casi la sienta en una banca como representante de la agrupación La Nelly Omar, un espacio dentro del peronismo con perspectiva de género y que presta especial atención a las identidades travesti trans, entre otros colectivos.
Paula recupera del pasado la presencia de no pocas luchadoras, pero se preocupa por el presente, “Esto -afierma- es un logro para las que no están, es una recompensa, es un homenaje que les debíamos a ellas”, pero subraya: “Hay que empezar a hablar de las que están vivas, porque se habla mucho de las que están muertas y de las que son famosas, pero no se habla de las que están vivas y luchan todos los días”.
Jun 17, 2021 | Novedades, Trabajo
«Tenemos una doble desigualdad por nuestra condición de género”, señaló la operadora de radio Natalia Bravo. Esta frase se enmarca en los resultados obtenidos de la encuesta anual de la organización “Operadorxs autoconvocados”, en donde se demuestra la disparidad de género en los cargos de operación y coordinación de aire en las radios de Argentina. El censo tuvo como objetivo visibilizar esa falta de paridad en ese sector de medios, la aplicación de la Ley 27.499 o más conocida como Ley Micaela y la (falta de) inclusión del cupo trans y no binarie.
El relevamiento realizado a 783 operadores que se desempeñan en 83 radios del país mostró que el 79% de quienes ejecutaban esa función eran hombres. “Creo que las mujeres, trans, travestis y no binaries no están siendo invitades a tomar el control en las radios. No están siendo estimuladas ni incentivadas”, consideró Bravo.
En el informe, también se observó una gran desigualdad ante las operadoras que tienen hijas e hijos, algo que funciona como un condicionante para el acceso a los puestos de trabajo. En muchos casos han señalado que deben omitir su maternidad para poder ser tenidas en cuenta en la selección de personal. “Existen jefes de operadores que aclaran que no toman mujeres para hacer suplencias, que es la manera de entrar a una emisora. La disponibilidad horaria para cubrir la oferta de suplencias está marcada por la condición de no ser madre”, señaló Alejandra Nieto, delegada sindical de la Asociación Argentina de Trabajadores de la Comunicación (ATRACC). “No existen contemplaciones para las madres que amamantamos o tenemos niñes pequeñes –agregó-. A la hora de aceptar una suplencia hemos llegado a llevar a nuestros hijes a pasar la trasnoche con nosotrws en los controles de transmisión”

En el marco de la pandemia, desde esta organización señalan que se profundizó aún más el destrato en los medios para las operadoras y los operadores y de radio, quienes en muchos casos eran obligados a asistir a esos espacios mientras los conductores trabajan desde sus casas, sino que también, en muchos casos, debían asistir a lugares que carecían de protocolos para evitar los contagios.
Desde la organización, enfatizan las cuestiones de los maltratos y la vulnerabilidad en los derechos laborales de los y las encargadas de la operación, quienes por un sueldo que no llega a cubrir la canasta básica, deben realizar otras labores como productores, técnicos o inclusive personal de limpieza. «Los operadores estamos ganando muy poco, pero no tener matrícula para operar puede llevarte a radios que se manejan arbitrariamente por la cantidad como por la calidad de trabajo. En algunos lugares, te pagan cuando y como quieren y ni hablemos de los montos irrisorios., que en gran parte se cobra en negro”, declaró Bravo. “Los operadores con carnet –añadió- pueden pasearse por un montón de radios, en donde no solo no se le respeta el título, sino tampoco la experiencia y sus derechos”.
En un ámbito laboral que mayoritariamente es realizado por hombres, consideran desde la organización que en la actualidad las personas siguen siendo juzgadas y maltratadas por su género. “El maltrato tiene sus técnicas: el ninguneo, el descrédito, el mansplaining, el ‘yo sé más que vos, vos no sabés nada’», consideró Bravo. A lo que siguió: “La mujer que opera es doblemente evaluada. Tenés que saber un montón de cosas, que no importa que los hombres no sepan: vos lo tenés que saber». A pesar de los cambios sociales que han suscitado en las últimas décadas, desde la organización, poco ha cambiado en las condiciones de acceso a los puestos jerárquicos de los controles. “En más de 20 años de trabajo en el sector he conocido una sola mujer jefa de Operadores y no he conocido compañeras que hayan ido a hacer la técnica de transmisiones de fútbol a las canchas en radios de las que llamamos grandes”, manifestó Nieto.
Durante los últimos años, producto del cierre y del cambio de dueños de muchas radios, muchas y muchos operadores quedaron sin trabajo y han tenido dificultades para poder reinsertarse laboralmente en un medio. En paralelo, el crecimiento de las radios por internet, lejos de mejorar las condiciones laborales, profundizó aún más la precariedad laboral. “Las radios online quieren a los operadores de radio pero pagándoles miserias y ante tanta necesidad y precariedad, tomamos esos puestos completamente vulnerables, desprotegidos, entregados y hasta regalados”, enfatizó Bravo. En tanto, Nieto, en la misma sintonía, señaló que en los lugares donde más se profundizó la precariedad laboral, mayoritariamente se encuentran las operadoras y trabajadores sin licencia.
El énfasis sobre la cuestión de género, también es considerado un límite para poder desarrollar su actividad con normalidad. “Siempre está la discriminación por nuestro género, por encima de nuestra capacidad, individualidad, subjetividad”, afirmó Bravo. Siguiendo este planteo agregó: «Cuando dicen: ‘Que bueno, una operador mujer o trans’, están enfatizando nuestro género, celebrando nuestro género y a los hombres no se les dice nada. Nosotres estamos haciendo nuestra labor, nada más.”
En Operadorxs autoconvocadxs, personas de distintas partes del país, comparten e intercambian sus experiencias y oportunidades laborales a través de las redes sociales. “Hay que visibilizar este tipo de cosas, nos dimos cuenta de que hay violencia que no se pueden dar y si se dan, no podemos ser cómplices», cerró Bravo.