En primera persona

En primera persona

“Algo cambia en cada mujer que participa”.  La frase se repite todos los años en cada Encuentro Nacional de Mujeres (ENM). Y vuelve a repetirse en Rosario, un escenario especial para el debate: la ciudad vio crecer sus niveles de desocupación en el último  último trimestre; tiene la cifra más alta de homicidios de todo el país; se ubica entre las primeras  en robos;  y denuncia el accionar de redes de trata y narcotráfico. Detrás de los grandes números asoman los testimonios que buscan modificar esa realidad.

Las mejillas de más de 70 mil mujeres se sonrojan. No es vergüenza, tampoco timidez. Es el sol rosarino que luce como anfitrión. En el Monumento a la Bandera, parte de las doscientas integrantes de la comisión organizadora del 31 ENM reciben con las cabezas calientes y el ceño fruncido a las delegaciones de todo el país. Después del acto de apertura, se repasa el cronograma: inscripción de las participantes, inicio de los talleres –que estarán dispersos en trece sedes- desde pasado el mediodía hasta las 18:00. Al día siguiente, continúan los talleres desde la mañana, pausa para almorzar, y nueva tanda de discusiones hasta las 19.00, hora estipulada para la marcha. Un día después, acto de cierre y fin. Por momentos, Rosario sólo será un telón de fondo. Los  talleres son el corazón del asunto.

Los reclamos entre la multitud , en el 31 Encuentro de Mujeres en Rosario.

Los reclamos entre la multitud , en el 31 Encuentro de Mujeres en Rosario.

En esta edición se definieron 69 temáticas: Movimientos de Mujeres y Activismos; Violencia, Abuso y Acoso Sexual; Feminización de la Pobreza, Mujeres y Trabajo Productivo, entre otras. Cada taller aborda exclusivamente una temática, pero no hay un taller por tema sino varios. El aumento constante de participantes a lo largo de los años hizo que cada tema se replique y divida hasta en una veintena de espacios, superando los cien talleres.

En el patio de la Escuela Normal Superior Nº 2 hay un banco de madera en el que reposan Laudonia y Claudia. Madre e hija se reponen luego de un largo viaje desde San Salvador de Jujuy. La primera es jubilada y asiste a los Encuentros desde 1986: “Al principio no había más de cien mujeres, ahora somos miles. Siempre viajé a todos lados y a Rosario es la tercera vez que vengo”, dice antes de enumerar las ciudades que visitó. La hija es portera en una escuela pública. Dice que nunca pudo viajar porque siempre tuvo que trabajar y cuidar sus hijos: “Conocía sólo lo que ella me contaba, y ahora la acompaño porque ya no puede venir sola. Para mí es una sorpresa enorme”. Las dos quieren entrar a alguno de los talleres sobre trabajo. Apuestan a dar testimonio. “En Jujuy, si no tenés contactos o si no estudiaste y llegaste a un título es difícil conseguir trabajo, por eso la mayoría de las mujeres son vendedoras ambulantes”, explican. Claudia asegura que en los últimos meses las condiciones empeoraron. “En la provincia desguazaron todo, el trabajo de las cooperativas, las piletas para los chicos, todo. Y  a Milagro Sala la meten presa y después recién quieren averiguar qué hizo”, dice mientras Laudonia mira de reojo un aula buscando lugar, pero los carteles de “completo” la disuaden.

En esta edición se definieron 69 temáticas: Movimientos de Mujeres y Activismos; Violencia, Abuso y Acoso Sexual; Feminización de la Pobreza, Mujeres y Trabajo Productivo, entre otras.

En esta edición se definieron 69 temáticas: Movimientos de Mujeres y Activismos; Violencia, Abuso y Acoso Sexual; Feminización de la Pobreza, Mujeres y Trabajo Productivo, entre otras.

Cada taller limita el número de participantes a la capacidad del aula o espacio donde funciona, para garantizar de ese modo que todas puedan hablar y escucharse. La dinámica es simple: nadie discursea desde un atril, mesa de especialistas, escenario o elevación similar. Por el contrario, todas cuentan sus experiencias sin que alguna domine la toma de la palabra. Las presentes definen quiénes son las coordinadoras y secretarias, dos papeles que no pueden excederse en sus funciones; la coordinadora debe ordenar el debate y garantizar que todas puedan hablar, y las secretarias tienen que tomar nota de los debates. Luego de dos días de discusión, se elaboran conclusiones por taller, que luego son leídas en el acto de cierre y publicadas una vez finalizado el Encuentro.

Entre los árboles de Plaza San Martín, frente a una sede del gobierno provincial, cuelgan siluetas humanas de color rojo. Los carteles dicen: “Lucrecia Lescano, 30 años. La tierra que él le echó no cubrió sus golpes ni puñaladas. El Chocón, Neuquén”, “los pedazos encontrados de su cuerpo denuncian los golpes que sufren las que siguen vivas.  Elizabeth, 2008”, “apenas 14 años baleada por su padrastro. Yasmín no sobrevivió. 2016 Comodoro Rivadavia”. En esa misma vereda, Sara acaba de desplegar una manta con sandalias. Lleva trenzas y pollera bastante por debajo de las rodillas. Como en cada caso, la experiencia personal brota recién después de un rato. “Yo ayudé a una amiga a buscar a su hija, Analía Suarez, que fue víctima de una red de trata. Es terrible porque estamos en una zona de frontera, donde hay muchos casos pero quizás de diez sólo uno se difunde”. Enseguida mana su admiración por Susana Trimarco. “A pesar de que la quisieron ensuciar, ella llamó a los medios nacionales para mostrarles todos los papeles, y demostrarles que mentían”, subraya. Su puesto es parte de los artesanos y puesteros que viajan desde Jujuy a los Encuentros. “Hace más de diez años que vengo, pero en los últimos tres no puedo ir a los talleres por cuestiones económicas, tengo que mantener a mi hijo que fue a estudiar a Córdoba, pero hay otros puestos que reparten la tareas, los hombres venden y las mujeres van a los talleres”, explica.

El Encuentro también organizó más de ochenta actividades culturales, desde obras de teatros, presentaciones de libros, bandas, charlas, peñas, proyecciones, muestras, intervenciones y debates por fuera de los talleres

El Encuentro también organizó más de ochenta actividades culturales, desde obras de teatros, presentaciones de libros, bandas, charlas, peñas, proyecciones, muestras, intervenciones y debates por fuera de los talleres.

Además de las trece sedes donde funcionan los talleres, las plazas y veredas de Rosario son lugares de intercambio de mates y anécdotas. Las plazas están llenas de feriantes como Sara. Ofrecen productos norteños -en cierto modo ajenos al tema que convoca- mientras que otras mantas exhiben libros, afiches, remeras, parches, y más, todo relativo a mujeres y feminismo. Los alojamientos de Rosario están colmados, también las escuelas y universidades  hospedan a quienes bajaron de los micros. Los cajeros de la ciudad están vacíos, y cada tanto se escucha entre algún grupo “pagá vos con débito y nosotras te damos efectivo”. En cada bar, heladería o restaurant el procedimiento es el mismo, se compra algo -o no-, se pregunta por el baño, y de paso alguna aprovecha a cargar su celular. Mueven las sillas, juntan mesas, y los locales cambian su fisonomía. Otros grupos más numerosos no compran, llevan sus viandas.

Gabriela vino a su primer Encuentro desde la ciudad de Goya, Corrientes. Es militante de derechos humanos, hija de un ex integrante del PRT, y participa junto a sus amigas que ya habían asistido en otras oportunidades. “Yo vengo de familia del agro y por eso fui al taller de Mujeres en el Ámbito Rural, donde teníamos que hablar del rol de la mujer en ese contexto. Pero a veces se la deja de lado porque hay otras necesidades en el campo, como por ejemplo el tema de la tierra para los pequeños productores. Por eso pedimos un banco de tierras y semillas”, señala. Y explica: “En varias provincias como la mía hay muchos terrenos fiscales, de los que se han apoderado grandes terratenientes -como pasó en el Iberá- o siguen siendo del Estado. Con eso se puede armar un banco de tierras que sean accesibles para el pequeño productor y para la agricultura familiar. Sabemos que una reforma agraria es más difícil, pero estaría bueno pensarlo”.

Gabriela dice que en el taller contó el caso de su amiga que al separarse se hizo cargo de un campo que estaba deteriorado: “Terminamos haciendo los potreros, el alambrado, todo, y sacamos el campo adelante. Algunos hombres se reían porque lo que ellos hacían en unas semanas, a nosotras nos llevó dos meses, pero lo importante es que se pudo”. Y continúa: “En el campo pasas de adolescente a madre, por una cuestión de economía, la mujer muchas veces no decide porque las cuentas las maneja el hombre, pero más allá de todas las experiencias siempre terminamos en el problema de la tierra”.

Más de setenta mil mujeres dijeron presente en las calles de Rosario.

Cerca del mediodía, dos chicas están sentadas en el patio del Normal Nº2 que data de 1910. Miran a un par de niñas y niños que corren de un lado a otro. “Somos de Glew, provincia de Buenos Aires”, comentan a dúo. Las dos son madres, una tiene 20 años y viajó con sus dos hermanas mayores y con su nene que no llega a jardín. “Si no lo podía traer, no venía”, dice. La otra tiene 25 y dejó a sus tres hijos con el padre y la abuela para poder viajar. Es su primer Encuentro y se percibe en sus miradas de extrañeza. Trabajan en cooperativas de la zona sur: “Por eso estuvimos en un taller sobre trabajo pero no entendemos todo lo que dicen y nos da vergüenza hablar, porque no sabemos qué decir”. Explican que no están acostumbradas a ver mujeres con pelos sin depilar, manifiestan estar en contra del aborto, y se preguntan cómo las chicas lesbianas se enfrentan a sus padres. Explican que si bien no es frecuente, las mujeres ahora participan de las cooperativas de construcción: “Nosotras hicimos en nueve días unas veredas que se esperaba que nos llevaran un mes”. También colaboran sirviendo la copa de leche para chicos del barrio. “No es pago, pero te sentís re bien cuando vienen los nenes de la escuela y van corriendo a agarrar la factura”, puntualizan.

Valentina Pereyra nació con otro nombre en Santiago del Estero, pero a los 17 años decidió irse a Buenos Aires para ser quién quería ser. Integra la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina (ATTTA) y se define trans. “Planteamos en los talleres de Personas Transgénero, Transexuales  y Travestis que si las feministas nos hubiesen apoyado con la ley de cupo trans desde el inicio, eso se podría haber sancionado antes”, sostiene. A su vez, dice que en el taller mencionó como necesidades fundamentales “el acceso a la salud pública, al trabajo y a la vivienda”. Y amplía: “Las oportunidades para nosotras son diferentes porque partimos de una desigualdad. También apoyamos un proyecto de ley de reparación histórica para quienes tienen más de cuarenta años, que como decimos nosotras, son sobrevivientes, porque nuestra expectativa de vida no supera esa edad”. Valentina era trabajadora sexual hasta que logró ingresar a trabajar a la Municipalidad de La Plata. Sin embargo, en enero fue despedida junto a otros trabajadores. Logró ser reincorporada por intermediación del Poder Judicial.

Taller sobre Trata.

En el Taller sobre Trata todas cuentan sus experiencias sin que alguna domine la toma de la palabra.

El Encuentro también organizó más de ochenta actividades culturales, desde obras de teatros, presentaciones de libros, bandas, charlas, peñas, proyecciones, muestras, intervenciones y debates por fuera de los talleres. En paralelo a los espacios oficiales, las plazas son puntos de pausas para tomar mate o ponerse al sol.

Berenice llegó desde La Plata para ser parte de los talleres y para vender la copa menstrual, elemento siempre presente en los Encuentros. “A los tres meses que empecé a usarla me pareció que lo tenía que difundir y por eso estoy acá, no por rédito económico”, dice.

Casi como una parodia del destino, en la mayoría de las aulas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Rosario (UNR) se ve un cartel que indica “Estrategias para el Acceso al Aborto Legal, Seguro y Gratuito”, junto a otro que también se replica: “Completo”. María sale refunfuñando de un aula, con sombrero negro y bastón. Se define como ex montonera y asegura que perdió a su marido y a su único hijo biológico por la dictadura. “Hay que juntar firmas para exigir que se legalice el aborto. Recién propuse que juntemos firmas y yo misma me ofrecí a llevárselas a (Mauricio) Macri pero no aprendemos más”, dice. Minutos después reconoce que no confía para nada en que el Presidente vaya a dejar que se apruebe. En el patio de la Facultad un grupo de mujeres toma mate dulce. Petronila es la única que se anima a hablar: “Este año no estamos participando de los talleres porque estamos encargadas de atenderlas a ustedes”. Cuenta que están organizadas en Mujeres de ATE y que son las garantes de la limpieza y orden de los baños, permanentemente atestados. “Es cierto que los Encuentros te cambian, que una no es la misma después”, repite. Mientras tanto, las demás acotan, hablan de la importancia del trabajo para valerse por sí mismas y la necesidad de transmitir la experiencia en los talleres: “Yo les digo a mis hijos, y también a las chicas de acá, que no se dejen controlar, que no dejen que les pregunten todo el tiempo a dónde van, o les revisen el celular”, afirma. Rato después deja asomar su experiencia personal: “Yo fui víctima de violencia, porque el padre de mis hijos me pegaba, pero gracias a mi familia y compañeras pude salir, pero no todas tenemos la misma suerte. Yo me vi durmiendo con mis hijos en una plaza. Pero me cansé, agarré un velador de bronce, lo golpee en la boca y le bajé los dientes. Hoy mis hijos me reconocen que yo fui madre y padre. Pero superada esa relación, tuve otra pareja que terminé tirándole toda la ropa a la calle porque volví a sufrir violencia, ya no física sino psicológica”, confiesa.

mujeres semi desnudas en las calles de Rosario en el ENM

“Algo cambia en cada mujer que participa”. La frase se repite todos los años en cada Encuentro Nacional de Mujeres.

 

Actualizado 12/10/2016

“¡Mujer! ¡Escucha! Únete a la lucha”

“¡Mujer! ¡Escucha! Únete a la lucha”

En colectivo, tren, auto, barco, bicicleta, skate, como sea ¡Presentes! Banderas, bombos, mate, bizcochos y carteles por doquier. Docentes, ferroviarias, originarias, campesinas, amas de casa, profesionales, jubiladas, sindicalistas, estudiantes, artistas: argentinas y de países vecinos. El 30º Encuentro Nacional de Mujeres (ENM), autogestionado, diverso y autofinanciado, se hizo el último fin de semana largo de octubre y este año tuvo sede en Mar del Plata con record de convocatoria: asistieron más de 65 mil mujeres.

Cada año es notable el aumento de la participación y la necesidad de visibilizar la existencia de violencia de género en todos los ámbitos: doméstico, sexual, laboral, obstétrico y, a su vez, la lucha contra el machismo, el patriarcado, la trata de personas y la opresión. Pero en éste, particularmente, a cuatro meses de la masiva manifestación Ni una Menos en todo el país, la lucha contra los femicidios atravesó todos los debates.

“Mar del Plata fue elegida como sede porque queremos mostrar la otra cara de la ´ciudad feliz´”, dijo Laura Ruocco, de la Comisión Organizadora, en el acto de apertura. “Nuestra ciudad es la de mayor índice de mujeres muertas y desaparecidas que no se esclarecen por connivencia del poder político, de jueces, policías y mafiosos. Es la ciudad de los alarmantes índices de denuncias de violencia familiar que superan las 800 por mes. La ciudad de la trata, con más de 450 prostíbulos que funcionan con total impunidad. Pero además, es una de las ciudades con mayores índices de desocupación y trabajo en negro”, agregó.

El acto de apertura se realizó el sábado 10, por la mañana. La Comisión Organizadora marplatense, conformada por mujeres autoconvocadas, recibió a la multitud cantando y bailando, “no me queda ya más tiempo para mendigar migajas de tu estúpido cariño, yo me planto y digo ¡BASTA!, basta para mí porque estoy desenamorada de ti”, sonaba Gilda por alto parlante mientras las organizadoras bailaban, lloraban y se reían a la vez animándose entre sí y a todas las demás.

El corazón de los ENM son los talleres. Este año hubo 65 talleres que se hicieron el sábado durante la tarde y el domingo todo el día. Algunos de los temas que se abordaron allí estuvieron vinculados específicamente con las mujeres: trata, prostitución, aborto, anticoncepción, juventud, salud mental, adicciones, derechos humanos, medios de comunicación, organización sindical, pobreza, trans, lesbianas, bi, prostitución, entre tantos otros temas. La novedad fue el taller de  “Cárceles y servicio penitenciario” que funcionó en la cárcel de Batán y donde participaron mujeres privadas de su libertad.

Los talleres son conversaciones entre las mujeres que están interesadas en alguno de estos temas y son moderados por una coordinadora que colabora con la organización del Encuentro y, dos secretarias designadas toman nota de todas las posturas. Por decisión de la Comisión Organizadora no se vota por mayoría. Todas las  visiones deben ser reflejadas en las conclusiones que se dan al final del Encuentro. En algunas Escuelas y Facultades, debido a la gran cantidad de asistentes no alcanzaron las sillas, ni el espacio y las mujeres se auto organizaron en la calle pudiendo debatir libremente, sin restricciones de ningún tipo. La idea del taller es ir planteos, propuestas, ideas, contar experiencias, nacionalizar las causas, y pensar acciones directas, planes de lucha y soluciones posibles a diferentes opresiones que viven las mujeres en la compleja trama social machista y patriarcal difícil de revertir, pero manteniendo viva esta llama, jamás imposible.

  • “Las leyes hay que cumplirlas”, dijo una estudiante de Ciencias Políticas y militante del Frente de Izquierda mendocina en el taller “Mujeres, Trata de personas, Hogares de tránsito y Asistencia integral”.

  • “Para que se cumplan primero deberían conocerse, hay que poner el foco en las escuelas”, retrucó una estudiante de Derecho marplatense.

  • “El tema de la trata asusta. Quiero resaltar la falta del Estado y de la justicia, los docentes más cosas no podemos hacer. Hay que capacitar a los docentes y eso requiere que se invierta presupuesto”, respondió una docente santafecina.

  • “No tiene que haber Ley de Trata, en realidad la solución está ¡en que no tendría que desaparecer nadie!”, dijo Margarita, madre de víctima de trata.

  • “Quiero dejar en claro que no es responsabilidad de los docentes, de las madres o de nosotras -dijo señalando a las más de cincuenta mujeres que la estaban escuchando- que estamos debatiendo. El único responsable es el Estado. Juzgamos a los represores por los desaparecidos en la Dictadura pero en diez años no vamos a tener a  nadie a quien culpar por los desaparecidos en democracia”, concluyó la mujer mendocina.

Las mujeres se escuchan entre sí, responden con las herramientas que tienen, con lo que conocen, lo que tienen más a mano, dan su punto de vista libremente, pensando que quizás pueden transformar algo, o al menos conocer que alguien piensa diferente, y tiene argumentos, vivencias, experiencias y realidades completamente disímiles pero que sufren iguales opresiones o son denegados sus derechos.

“Es la primera vez que venimos –dicen cinco trabajadoras de una Biblioteca Popular de Rosario- asistimos a tres talleres distintos, al de ‘Mujeres, identidad y empoderamiento’, al de ‘Adolescencia y juventud’ y al de ‘Femicidio’. El de femicidio fue el que tuvo más debate, tratamos de buscar soluciones y pensar quiénes tienen las responsabilidades. Pensamos que los talleres eran como una exposición de una persona que daba un clase pero no es así, tienen otra dinámica, todas pueden expresarse”.

“¡Compañeras! Las que van al taller de ‘Ni una menos’ va a ser ahí en el aula 4”, dijo levantando la voz una chica en el segundo piso de la Facultad de Derecho. El aula quedó chica y se pasó a un auditorio donde tampoco alcanzaron las sillas para todas las que querían escuchar el balance y conocer cómo se vivió en diferentes puntos del país el histórico 3 de junio. La actividad fue convocada por las organizadoras del ‘Ni una menos’, Marta Dillon, Florencia Minici y Vanina Escales, entre otras.

“Lo que sucedió el 3 de junio es que ganamos la calle casi por primera vez de una manera tan masiva, con una agenda específica de mujeres y otras identidades vulnerables en el patriarcado”, dijo Marta Dillon y agregó que “tenemos que encontrar la manera de que la movilización no se termine en un evento extraordinario o en un acontecimiento que puede haber sido tanto un duelo colectivo como la fiesta de estar en la calle y que nuestras voces valgan”. Se abrió el micrófono para quien quisiera hablar, se hizo una lista y en la sala estuvieron presentes y hablaron familiares de víctimas de femicidio: algunos que lograron condena para el femicida, otros que están luchando para lograrlo.

“Para nosotras el 3 de junio fue un consigna aceptada por todas –dijo Majo, militante rosarina de Mala Junta, colectivo feminista de Patria Grande-  la gente salió en contra de los femicidios para que no haya ´ni una menos´ y eso nos permitió también interpelar en que son consecuencia de una serie de distintos tipos de violencia: cuando las mujeres cobramos menos que los varones, cuando morimos por el aborto ilegal. Si bien tenemos conquistas en materia legislativa como es la ley 26.485 -la Ley de Protección Integral a las Mujeres- nosotras queremos que se designe el presupuesto público adecuado y se haga política pública de eso. Este 3 de Junio lo parió el movimiento de mujeres y feministas y fue una jornada histórica de todo nuestro pueblo, en general, y ese es el camino que hay que continuar”.

Las convocantes destacaron la necesidad de crear, de manera federal, mesas de articulación en ´Ni una menos´, mesas de trabajo y de escraches: “Hay que plantear acciones directas y no solamente de denuncias”, acordaron. Además Florencia Alcaraz, convocante, explicitó: “Hay que declarar la emergencia judicial en materia de violencia contra las mujeres. Porque desde el Poder Judicial fue desde donde menos respuesta se nos dio, nosotros hemos tratado de llegar con un montón de referentes políticos, hemos hecho una campaña con los candidatos presidenciales y se comprometieron con cinco puntos que nosotras les señalamos. Sin embargo, en la Justicia, a nosotras como colectivo, no nos recibieron. Por otra parte tenemos que nacionalizar los casos, por eso es importante que exista una red ´Ni una menos´ para que los casos que pasan en cada pueblito chiquito nos lleguen a todas y estemos conectadas para poder difundirlo de todos lados”.

En la misma puesta en común se propuso pensar como fecha tentativa para mantener viva la consigna ´Ni una menos´ una movilización en todo el país para el día 25 de noviembre u 8 de marzo próximos.

A las 18 del domingo, en Mar del Plata, el cielo amenazaba con llorar por la noticia  que en menos de 24 horas sucedieron tres nuevos femicidios en Argentina, dos de ellos en la propia ciudad balnearia, mientras las 65 mil mujeres debatían qué planes de acción llevar adelante. Cayeron algunas gotas mientras las diferentes agrupaciones políticas –algunas de ellas presentes como el Frente de Izquierda, Peronismo militante, Kolina, MST, Pan y Rosas- y también mujeres independientes auto organizadas se encolumnaban detrás de la Comisión Organizadora. Dos drones sobrevolaron por encima de sus cabezas, registrando el histórico momento: “Qué momento. Qué momento. A pesar de todo, les hicimos el Encuentro ¡Qué momento!” cantaban saltando las organizadoras. Más atrás se escuchaban bombos: “Se va acabar, se va acabar esa costumbre de matar”, “¡Mujer! ¡Escucha! Únete a la lucha”, “Mirá Cristina, qué popular mueren mujeres por aborto ilegal. Olé olé, olé olá”, “Gritemos todas Emergencia Nacional”, “Mujer que se organiza, no aguanta más paliza”.

Una marcha sólo de mujeres, en la que algunos hombres atraídos por la iniciativa acompañaron desde la vereda. Los carteles pedían “Aborto legal, seguro y gratuito”, “Basta de trata y explotación sexual”, “Ni una menos: basta de femicidios”, porque “No hay #NiUnaMenos sin Emergencia Nacional”.

La marcha empezó en Independencia y Luro y recorrió la calle 11 de Septiembre, Corrientes, Luro, Santiago del Estero, Brown; Tucumán y la costa, para pasar por lugares de lucha del movimiento de mujeres de la ciudad: la clausura del prostíbulo La Posada, el Tribunal Federal Oral, El Ministerio de Trabajo de la Nación y el Departamento de Tribunales.

Entre ese mar de mujeres enérgicas, comprometidas, luchadoras, una de ellas avanzaba como ida y sosteniendo una Barbie crucificada, le brotaban las lágrimas. “Supongo que son todas las emociones juntas del Encuentro mismo –dijo Mariana Pizarro a ANCCOM frotándose los ojos- porque es un trabajo duro, venimos de muy lejos, de Misiones. Te encontrás con mujeres de todo el país que también cuentan sus historias y buscando inventar alternativas y es muy  emotivo. Hice una Barbie crucificada para la marcha porque nos crucifican por ser mujeres, pareciera que siempre somos las culpables de que nos maten, de que nos violen, siempre es nuestra culpa”. Ella fue víctima de la violencia de género y sufrió una lesión cerebral grave por las palizas que le daba el esposo cuando estaba embarazada de su primera hija. Logró escapar. Mariana participó en este ENM de talleres sobre Educación Sexual Integral (ESI), porque es docente y opina que si no se hace la implementación de ESI no se puede prevenir la violencia, “porque alguien que no conoce sus derechos difícilmente los hará respetar”, explicó a ANCCOM.

Con fuegos artificiales, himno nacional y abrazos, la marcha de las organizadoras terminó en la rambla pasadas las 21 horas.

Cerca de las 22, la policía reprimió con balas de goma y gas pimienta a un grupo de mujeres que decidió desviarse de la marcha oficial para reclamar en la Catedral, exigiendo el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Como saldo hubo mujeres heridas y al menos tres de ellas fueron arrastradas por los uniformados y retenidas violentamente dentro de la Iglesia.

«Como la Comisión Organizadora jamás quiere pasar con la marcha por la Catedral, porque transa con el Gobierno y con la Iglesia, se desvía. Las militantes realmente de izquierda siempre pasamos por la Iglesia. Pasó el año pasado en Salta y el anterior en San Juan», dijo a ANCCOM una militante del Frente de Izquierda mientras una columna encabezada por Vilma Ripoll pasaba por la Catedral.

 

 

En el mismo momento, la Comisión Organizadora publicó en su Facebook oficial: «Queremos expresar nuestro enérgico repudio a la represión y violencia ejercida contra agrupaciones de mujeres que se dirigieron a la Catedral. Exigimos la liberación inmediata de las mujeres detenidas y violentadas».

Entre los defensores de la Iglesia, que se pararon en la puerta de la Catedral con los brazos entrelazados y la policía detrás, estaban integrantes del Foro Nacional Patriótico, dirigido por Carlos Pampillón, un grupo de ultraderecha que es conocido por apoyar a los militares procesados por delitos de lesa humanidad. Pampillón, vinculado al candidato a intendente del Pro (Cambiemos), Carlos Arroyo, convocó a su grupo para «rezar» y defender a la Iglesia de las «militantes abortistas y feministas  extremas», según expresó en su Facebook. Esto fue luego borrado y hoy solo reza un mensaje de repudio a las pintadas producidas en el local de la agrupación en las calles Belgrano e Yrigoyen, lo que desató una serie de violentos comentarios sobre las mujeres de la marcha entre sus seguidores.

Cuando el grupo de mujeres logró tirar abajo la valla se revolearon botellas y piedras. Inmediatamente después, los uniformados, y también hombres de civil, reprimieron con balas de goma y gas pimienta. Si bien lograron desconcentrar levemente al grupo de mujeres, algunas resistieron y continuaron manifestándose ejerciendo presión para que liberaran a las tres que se habían llevado a rastras los uniformados hacia dentro de la Catedral.

En el acontecimiento estuvo presente Nina Brugo, histórica participante de todos los ENM, pero decidió retirarse apenas notó que se había revoleado una botella. «Yo me voy -dijo a ANCCOM– no podemos ser violentas como los violentos, no respondamos a la violencia con violencia. A mí me mató una hija la Dictadura pero jamás voy a ser violenta».

El cierre del Encuentro se realizó el lunes 12, a las 9 de la mañana, en el mismo Estadio Mundialista que las había recibido. La Comisión repudió nuevamente la represión en la Catedral por altoparlante y luego de hacer un balance, se eligió la sede para el año que próximo. Aplausómetro mediante, salió victoriosa Rosario que dijo que redoblaría la convocatoria del ENM en Mar del Plata.

Desvío de la marcha oficial del Movimiento de Mujeres de Izquierda en la Catedral de Mar del Plata.

Desvío de la marcha oficial del Movimiento de Mujeres de Izquierda en la Catedral de Mar del Plata.

 

Las otras sedes propuestas fueron Ciudad de Buenos Aires, Chaco y Chubut. La primera propuesta fue abucheada: como todos los años, se evita hacer el Encuentro en la Ciudad. La iniciativa fue planteada con el argumento de que en ella se encuentra el epicentro del poder político y ahí es donde se podrían concretar las luchas. Las chaqueñas, dulces y ocurrentes intentaron enamorar con una oratoria elocuente al público, y dijeron que si la sede era Chaco harían un paro nacional de mujeres, también apuntaron a la necesidad llevar el Encuentro al norte porque los patrones culturales mantienen la violencia muy naturalizada y es importante romper con ellos. Por otro lado, la candidata de Chubut apeló en su argumento a los pueblos originarios. Pero ganó Rosario, que se hizo escuchar a todo momento en la marcha del día anterior y no dio tregua en el aplausómetro.  

Los ENM son una red de contención, de contactos, de posibilidades y una herramienta de lucha para tomar conciencia de la sociedad en que viven las mujeres, del lugar y el rol establecido como natural que debe cuestionarse como mujeres hetero, bi, trans, lesbianas, etc ¡Todas! Encuentros necesarios, a veces contradictorios porque provocan, cuestionan, rompen, incomodan, generan desacuerdos. Aún así, este año se cumplieron 30 años y las conquistas son muchas. Algunas de las últimas fueron la Ley 26.150 del Programa Nacional de Educación Sexual Integral (2006), la Ley 26.171 de Ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (2006), la Ley 26.364 de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas (2008). La Ley 26.485 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales (2009). Ley Ley 26.791 Inclusión de la figura de Femicidio al código penal (2012).

Cada vez que hay un Encuentro, las personas que se encuentran ya no son las mismas.

Actualización 14/10/2015

Postales del Encuentro

Postales del Encuentro

>>>>>En el cierre del Encuentro Nacional de Mujeres, Julieta Leal pidió subir al escenario respetuosamente, sin mucho alarde, y mientras todas nos estábamos yendo dijo: “Quisiera que me escuchen les juro que esto es real. Cuando vaya a Tucumán no sé con qué me voy a encontrar. No quiero ser ‘ni una menos’. Quiero llegar al periodismo de Buenos Aires. Yo estuve encerrada sin derecho a comer. Yo soy de Tucumán. Tengo cinco hijos. Ya hice millones de denuncias, pero tengo que empezar a desnudar esta historia: más de una vez mi ex pareja, policía penitenciario de la Federal, me ha intentado matar. El nombre de él es Martin Miguel Altieri. Yo quiero vivir. El Partido Obrero me trajo al Encuentro. No tengo nada. No tengo un peso. Él y su pareja actual, Graciela Hussein,  me quemaron todo lo que tenía. Gracias por escucharme. ¡Por ser mujer! No una bandera”.

Julieta Leal en la marcha.


>>>>>Mi nombre es Jazmín, vine desde la Avellaneda, soy una mujer trans. Participé del taller ‘Mujeres en situación de prostitución’, ahí todas llegamos a la conclusión de que la prostitución no es un trabajo y estamos a favor del abolicionismo. Este es mi tercer Encuentro. Siempre vengo con la Universidad de Avellaneda. Otros años fui a talleres de mujeres trans pero ya me siento como capaz de poder ir a otros talleres. Yo me prostituí diez años, y fue porque no teníamos los derechos que hoy nos dio la Presidenta, que tanto se la critica y se le falta el respeto.


>>>>>En la Universidad de Avellaneda trabajamos como secretarias. Participamos de temas de género y de paso hago el Plan FINES para terminar la secundaria. Esa es una problemática grave: el cupo laboral trans. Es necesario tener secundario y muchas compañeras trans no lo tienen. Pero se puede. Yo pisé fondo, por eso me moviliza mucho venir acá, reconozco que fui hombre pero yo hoy me siento plenamente mujer, frágil, sensible, una chica como las demás.

Mujeres trans previo a la marcha en plaza Mitre.

Mujeres trans previo a la marcha en plaza Mitre.


>>>>>Mi nombre es Anabella Blanco. También soy una chica trans. Terminé la primaria el año pasado. Trabajo en la Universidad de Avellaneda y si Dios quiere el año que viene me voy a sumar para hacer la secundaria. Gracias a los derechos que nos dieron pude salir de la prostitución. Antes nosotras no éramos conscientes de todos los derechos que teníamos. A nosotras nos matan, nos lastiman y me moviliza reconocer que tengo derechos.

>>>>>Las postulantes a conductoras del tren Sarmiento también participaron en el XXXENM dirigidas por la candidata a Diputada por el Frente de izquierda, Mónica Schlotthauer. Fueron a los talleres “Mujer y trabajo” y “Mujer y organización sindical”. El viernes 16 de octubre a las 11 habrá una audiencia en el INADI en la que participarán las postulantes, la gerencia de recursos humanos de SOFSE y representantes de La Fraternidad por la denuncia sobre discriminación laboral presentada por las ferroviarias.La Fraternidad convocó semanas atrás a la inscripción de “aspirantes/as” a la carrera de conducción. Las ferroviarias fueron al XXXENM para escuchar a compañeras de otros sindicatos pero también para proponerles que las acompañen a la audiencia en señal de apoyo del movimiento de mujeres.

Actualización 14/10/2015