Jul 28, 2020 | Comunidad, Novedades

Los establecimientos educativos del ámbito privado, fueron uno de los tantos sectores que sintió el golpe económico de la pandemia. Sin duda los jardines de infantes no estatales, han sido los más afectados, donde la caída de la matrícula llego en algunos casos hasta el 70%. Mientras que los padres del Nivel Inicial dejan de pagar las cuotas, en los niveles Primario y Secundario tienden a esperar.
El gobierno apaciguó el malestar que se había generado en el sector cuando el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta anunció que los jardines de infantes ingresarían en el Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), por lo que el 50 por ciento de l os salarios corre por cuenta del Estado.
A lo largo de la cuarentena, las maestras siguieron en contacto con sus alumnos, haciendo uso de diversas plataformas digitales e intentando la continuidad pedagógica de manera virtual. “Tengo la posibilidad de seguir dictando clases –comenta Leila González, docente de Nivel Inicial del partido de Moreno-. Busco la manera de llegar a todos los niños. Las herramientas que utilizo son grabaciones y videollamadas por Whatsapp o la plataforma Zoom, donde los chicos se unen y pueden escucharme, tanto a mí, como a sus pares. Todos los días les envió cosas: un vídeo, una canción, un cuento o un simple audio preguntándoles cómo se encuentran. Creo que como docente es fundamental mantener el vínculo y acompañarlos en todo momento”.
Miriam Goldstein, maestral en el Jardín de los Cerezos, de Palermo, señala que esta nueva manera de relacionarse no es la ideal: “La cuarentena trajo aparejado un cambio absoluto de estrategias, porque nuestra tarea se basa fundamentalmente en la construcción de vínculos. Partiendo desde allí, comenzamos el recorrido generador de futuros aprendizajes. Ese acercamiento en el contacto directo con el otro tuvo un giro importantísimo, se plantearon nuevos desafíos que debíamos implementar, aprender y aplicar para avanzar con nuestra labor, además de poder contar con los elementos tecnológicos necesarios para ello”.
Muchos padres, al mismo tiempo, decidieron retirar a sus hijos del jardín por razones económicas: “Lo sacamos porque mi marido se quedó sin trabajo y yo estaba trabajando en una panadería que tuvo que cerrar, la cuota era aproximadamente de cuatro mil pesos y realmente se me hacía imposible poder abonarla, además creemos que las clases virtuales no iban a hacer lo mismo y que de esta manera nuestro hijo no se iba a poder adaptar”, comentó Dolores Salazar, madre de la localidad de Moreno.
No todas las familias tienen la capacidad de afrontar el pago normal de las cuotas. En cuanto a la deserción del alumnado, Gabriela Leite, docente del Colegio San Cayetano del partido de Moreno, menciona: “Comenzamos con una totalidad de 15 infantes y luego, por temas económicos o que los padres debían trabajar, optaron por sacar a sus hijos. En la actualidad solo me quedé con 7 nenes”. Al mismo tiempo, Leite señala que a los docentes no les sostuvieron los salarios e, incluso, aún les deben parte del mes de abril y de mayo.

Caetano, alumno de la sala de 5 del Jardín de los cerezos durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio.
Por otra parte, frente a la incertidumbre económica, muchos padres tomaron la decisión de cambiar a sus hijos a un jardín estatal. Si bien los jardines públicos también enfrentan distintas problemáticas, son gratuitos, de manera que el ingreso y la permanencia de los niños es más accesible para los padres.
Natalia García, maestra titular en el Jardín de Infantes estatal N° 905 de Lanús, cuenta: “Se acercan familias con niños escolarizados en colegios privados, donde se les hace imposible seguir pagando la cuota y recurren a matricularlos en jardines estatales”.
Algunas instituciones tienen en cuenta la situación económica de cada familia y establecen algún tipo de contemplación. “Hubo una disminución en cuanto al pago de las cuotas, porque muchas familias quedaron sin trabajo o se les redujo el salario, pero los dueños del colegio hasta el día de hoy tienen una mirada de solidaridad, charlan individualmente con los padres para sobrellevar esto”, señala Fabiana Defendí Oltmans, maestra del colegio Nido de Águilas, de la localidad de Moreno.
Maestras que no cobran sus sueldos y familias que dejan de pagar la cuota, son dos de las problemáticas más fuertes que se desencadenaron a raíz de la cuarentena. La situación es absolutamente delicada y compleja. Si el aislamiento preventivo se extiende, la mayoría d las instituciones privadas no poseen la capacidad para afrontar y paliar todas sus responsabilidades. El Estado, de una u otra manera, se tendrá que hacer cargo de la situación: o subsidiará a las instituciones que no puedan sostenerse o recibirá en los establecimientos públicos a los chicos que se hayan quedado sin escuelas.
Jul 21, 2020 | Comunidad, Novedades

Cada 15 días, en la Escuela Nº 51 de Berazategui, los maestros entregan cuadernillos y reciben las tares de los estudiantes.
A partir del aislamiento social, preventivo y obligatorio determinado por el Gobierno nacional desde el 20 de marzo, la educación debió desarrollarse en un plan de emergencia y mutó hacia a una práctica a distancia. Con esta nueva modalidad, los docentes han tenido que desarrollar nuevas estrategias para llevar a cabo la enseñanza, lo que implicó una gran versatilidad y temple ante una situación inesperada.
“A nosotros nos agarró de imprevisto una pandemia y tuvimos que resolver sobre la marcha un montón de cuestiones a las que estábamos ajenos, sin contar con la capacitación o las herramientas necesarias”, comenta Cintia Ferrier, 28 años, docente de tercer grado de primaria en la Escuela Nº20 de la localidad de Villa Elisa.
Luego del decreto del aislamiento, la suspensión de las clases tradicionales era un hecho, y con ello apareció un nuevo abanico de incertidumbre. Lo que comenzó solo como una medida paliativa para sobrellevar lo que se pensó como transitorio terminó siendo más prolongado. Esto conllevó a la toma de acción por parte de muchos docentes que se vieron obligados a la autocapacitación en aplicaciones y herramientas digitales como Zoom, WhatsApp, Padlet, Edmodo, Classroom, Blended, Google Drive, entre otras.
Ferrier cuenta que “a medida que se iba alargando el tema de la cuarentena nos dieron diferentes instrucciones y sugerencias, tanto desde la institución, como también desde la Dirección Departamental de Escuelas y el Gobierno de la provincia.”
Sandra Herrera, 49 años, profesora a cargo de materias de Proyecto Organizacional y Elementos de Micro y Macroeconomía, quien desempeña su labor como docente en la instituto Seminario Franciscano, en Moreno, menciona cuál fue la manera que implementó para desarrollar el contenido pensado para sus alumnos: “Se trata de tomar del programa habitual lo más central y presentarlo de manera accesible para que los chicos puedan entender los temas más importantes dentro de esta realidad fuera del aula.”
Por su parte, Alejandra Maffone, de 53 años, es docente de Literatura en tres establecimientos privados, también ubicados en la localidad de Moreno, narra cómo fue el comienzo con esta nueva modalidad: “Las sugerencias de cómo planificar las clases aparecieron con el tiempo. En un primer momento fue todo intuitivo y se trató de implementar de modo virtual lo que se hacía en las aulas. Así pasó en las primeras semanas, después nos fuimos dando cuenta que eso no alcanzaba, que no era suficiente y tampoco era la manera de llegar a los chicos; así que había que pensar de otra forma”.

Cuando reciben las tareas, los docentes entregan un bolsón de alimentos para reemplazar el servicio del comedor escolar.
Reiterados son los casos de docentes que intentaron consensuar horarios para las clases virtuales con sus estudiantes, pero esto por la imposibildad de coordinación se pasó a los propios tiempos de la cursada regular. Un claro ejemplo es el de Ferrier: “Las clases virtuales, en un primer momento las organizamos para el horario de la tarde, a pesar de que mi turno sea de mañana.”. Esta forma en donde los docentes tenían en cuenta la organización de cada hogar para lograr un intercambio mejor, fue algo común entre todos los testimonios sobre las primeras semanas del aislamiento. “Las clases con mis alumnos las pautamos para las 19 horas, fue un acuerdo dado que la mayoría de los chicos, disponía de acceso a internet en ese horario y en otros se les resultaba más dificultoso”, expresa en tanto Herrera. Con una situación similar se encontró Maffone, que por la alteración de la rutina y horarios de los alumnos, “en un principio las clases que daba eran pautadas por los preceptores y los directivos. Después tuvimos que empezar a reprogramar las clases por Zoom, ya que notamos que a la mañana no se podía llevar a cabo eficazmente porque todos los chicos duermen hasta tarde y se conectan muy pocos.”
La distribución de roles entre docentes y directivos es también una de las actividades que se vio modificada con la educación virtual, los preceptores comenzaron a ejercer su rol de mediadores entre docentes y alumnos, directivos y padres. El vehículo más común para desarrollar esta labor es el WhatsApp. Rita Acosta, de 56 años, preceptora de la ESB Nº 6 de Ituzaingó, explica que le tocó hacer un relevamiento para saber si los alumnos realizaban los trabajos prácticos y si tenían acceso a internet y agregó que “hay casas que no tienen computadora, hay un solo celular, y se colapsa al descargar tantos archivos, o a veces es difícil poder bajar las tareas.”
Maffone cuenta que en su caso también ocurría algo similar, ya que algunos padres se contactaron con el cuerpo docente para informales que contaban con un solo teléfono para varios hijos, entonces tenían que hacer todas las actividades de los alumnos en un mismo dispositivo. A partir de esta situación dice: “Ahí nos dimos cuenta que tampoco se puede planificar tanto la clase, porque no se puede pensar actividades para algunos alumnos sin tener en cuenta a los que no se pueden comunicar y que también son parte de la escuela”.

Los maestros de Berazategui también hacen docencia sobre las medidas de prevención para enfrentar el coronavirus.
El desempeño y la evolución de los chicos es un tema no menor, y en este aspecto diferentes realidades emergen. Cómo han retratado varias docentes, las imposibilidades materiales afloran y se evidencian grandes asimetrías en un contexto como este.
Respecto de la posible implementación efectiva y a largo plazo de la educación virtual en nuestro país Maffone considera que “la única manera en donde me parece en que podría ser una práctica más satisfactoria, sería si al volver a las aulas esto pase a ser un acompañamiento que no sea obligatorio; porque está demostrado que los chicos no pueden acceder siempre a estas tecnologías o la conexión”. Lo mismo señala Ferrier, quien expresa, que esta problemática atraviesa a un tercio de sus alumnos, los cuales pertenecen a una ciudad pequeña rodeada por mucho campo y con muchas escuelas en zonas rurales y en el cual el internet no es bueno o tampoco llega.
Por otra parte, tenemos perspectivas como las de Yésica Andino, 28 años, psicóloga y docente del Colegio San Carlos Diálogos, de Olivos, quien ve en la educación virtual un modo de acercamiento para alumnos que viven a muchos kilómetros de una escuela y considera que “es necesario empezar a utilizar este tipo de desarrollo, de actividades y planificaciones que incluyan la virtualidad”.
En todos estos testimonios encontramos un firme punto en común, todas las entrevistadas opinan que todavía no se podría adoptar eficazmente la educación virtual en nuestro país, ya que primero hay muchos factores de fondo por resolver, tanto económicos, geográficos y sociales. Solo de esa manera existiría una aplicación homogénea.

Jul 2, 2020 | Comunidad, Novedades

La llegada del Covid-19 forzó al sistema educativo a implementar herramientas tecnológicas para mantener el vínculo con los estudiantes. En la joven Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR), fundada en 2015, esto no resultó algo nuevo. ANCCOM dialogó con la Directora General de Gestión Académica de la institución, Melina Fernández, y la ingeniera informática y docente, Romina Robles, de la Escuela N.º 10 de Hurlingham.
Desde sus inicios, la UNAHUR trabajó en la articulación con escuelas secundarias del distrito. Varias se sumaron a la propuesta de UNAHUR. Entre los proyectos comprendidos por la propuesta se cuenta “Un campus para mi escuela” cuyo primer objetivo es enriquecer y expandir los tiempos y espacios de la clase. Pero la pandemia cambió todo, especialmente el ritmo con el que había que llevar el proyecto adelante.
“La Universidad se encargó de gestionar los espacios como la creación de aulas y usuarios. Además acompañó con jornadas de formación, donde se trabajaba sobre el aula del docente conociendo los recursos del campus. La pandemia intensificó este proceso con las escuelas que ya veníamos trabajando, y se extendió a otras escuelas del distrito”, explica Melina Fernandez.
La Universidad trabaja con la plataforma educativa Moodle. El sistema está alojado en servidores propios, lo que garantiza un control sobre la herramienta y que los datos de los estudiantes solo se usen con fines educativos y de seguimiento. Además, por ser de software libre, Moodle permite a la universidad modificar directamente la plataforma de acuerdo a las necesidades particulares de sus estudiantes.
Las aulas virtuales pasaron de ser un apoyo a la presencialidad a transformarse en el espacio principal de clase durante el aislamiento social preventivo y obligatorio. Así se transformaron en un entorno que posibilita la continuidad pedagógica. En este nuevo contexto comenzaron a surgir nuevas problemáticas, sobre todo, la conectividad. “Algunos chicos no solo no tiene dispositivos sino que tampoco tienen internet. Este es un problema del sistema educativo en general que está pasando en todos los niveles”, afirma Melina. Como consecuencia de esta problemática que afecta a todo el país, el Consejo Universitario con el ENACOM y la Secretaría de Políticas Universitarias, solicitaron y obtuvieron de las empresas prestadoras, el acceso a las plataformas educativas de manera libre y gratuita.
Frente a la urgencia y la necesidad de garantizar la continuidad pedagógica, se firmó un convenio entre la Provincia de Buenos Aires, la Secretaria de Políticas Universitarias, la Universidad y el Municipio para expandir el programa aula abierta a las escuelas de nivel Primario e Inicial. El objetivo es que todas las escuelas de Hurlingham cuenten con un entorno más rico de trabajo para docentes y alumnos. “Para facilitar la tarea, se armaron aulas base configuradas, con varias herramientas que permiten al docente apropiarse de ese espacio. Esto es acompañado por jornadas de formación docentes y de equipos directivos”, explica la educadora. “Para esto el rol docente es central e imprescindible. Necesitamos docentes creativos, acompañando y aprendiendo. Acá hay un modo de enseñanza y de pensar la educación de manera complementaria”
El entorno virtual es un espacio que articula la comunicación con los alumnos, las actividades y los contenidos. Tiene, por ejemplo, un correo integrado a la plataforma y un sistema de videoconferencia, también de software libre, llamado BigBlueButton que los informáticos sumaron a las herramientas del campus. De esa manera se reemplazan otras plataformas privativas de teleconferencia poco seguras y que consumen datos por alojarse en dominios externos a los edu.ar.
“Son momentos de mucha incertidumbre. Todos los profesores llegaron de distintas maneras; algunos ya tenían herramientas porque tenían conocimientos previos; para otros es la primera vez. Este es un contexto sumamente difícil para todos, pero al mismo tiempo, la comunidad educativa de Hurlingham está comprometida en garantizar el derecho a la educación. Hoy la educación tiene esta forma. No la elegimos pero es la forma que tenemos de seguir enseñando y en el medio vamos haciendo nuevos aprendizajes”, explica Fernández.
Romina Robles es encargada de medios de apoyo técnicos y pedagógicos, ingeniera en informática y además, docente referente en la escuela secundaria Nº 10 de Hurlingham desde 2013. Hace un año, la escuela donde trabaja se sumó a Aula abierta, principalmente para los alumnos de zonas desprotegidas que por alguna particularidad no pudiesen asistir a clases regularmente. Romina explica: “En la escuela implementamos el campus para muchos casos. Nosotros trabajamos con una comunidad vulnerable, donde hay problemas de adicción, embarazos adolescentes o estudiantes con algún tratamiento médico especial que les impide asistir al colegio regularmente”.
Además de ser docente de informática, Robles se encarga de brindar soporte a los alumnos y profesores en lo referido a las nuevas tecnologías y herramientas digitales. Por el contexto en el que nos encontramos, este rol se vio muy afectado, describe Romina: “Tengo una sobrecarga de trabajo importante no tanto de los alumnos sino de los profesores porque hay una resistencia muy grande al cambio y sobre todo al uso de herramientas tecnológicas”.
Si bien este proyecto era optativo para los docentes de la escuela Nº 10, a principio de año se anunció la implementación obligatoria como herramienta complementaria: “En febrero se decidió con las autoridades extenderlo para todo el colegio; meses después nos agarró la pandemia y muchos de los que se resistieron tuvieron que meterse a la fuerza. Los recursos que tenemos en la educación pública pero sobre todo en esta comunidad vulnerable son escasos. Es importante que los chicos puedan tener acceso a las plataformas educativas gratis como cualquier estudiante”.
Esto implicó además capacitar en tiempo récord a los docentes y alumnos. La ingeniera agrega: “Yo daba capacitaciones tanto para docentes como alumnos del uso de herramientas digitales. Esto estaba planificado para todo el año pero tuvo que hacerse de manera intensiva en el mes de marzo con video tutoriales. A su vez, están quienes deciden no participar de algunas de las herramientas que parece tener el campus. No sirve subir una actividad para los chicos y no explicarles nada. La guía de preguntas no es del todo útil. La idea también era poder hacer una presentación para que los alumnos conocieran al docente”, detalla la referente.
En relación al problema principal que es la conectividad, se empezó a pensar alternativas desde la misma institución. “Muchos no tienen conexión a internet ni un celular con datos. Fue difícil, pero cuando se liberaron los datos para la plataforma, empezó a haber más participación”, comenta la docente.
Algunas de las alternativas que organizaron fue la entrega de computadoras que pertenecen a la sala de informática: “Las prestamos como se hace con los libros. Supimos de alumnos que tenían conectividad pero no tenían dispositivos y les prestamos equipos. También sabemos que muchos alumnos no tenían dispositivos ni conectividad. Lo que estamos haciendo es bajarle todo lo que se sube al campus, hacer juego de fotocopias y alcanzarlos”.
De todas maneras, Romina enfatiza en la importancia de capacitarse en nuevas tecnologías tanto para los docentes como para los alumnos. Desde su experiencia y conocimiento, es fundamental tener una base de herramientas tecnológicas para achicar la brecha digital y garantizar la enseñanza en esta coyuntura incierta.
Jun 17, 2020 | Comunidad, Novedades

La cuarentena registrada por el foco de las egresadas del Centro Educativo PAEBYT El Galpón, Barrio Carlos Mujica, Villa 31.
“Si contás con dispositivos, tenés suerte de entrar a las clases virtuales. No hay señal ni conectividad en el barrio. Para las Olimpiadas (de la Juventud) habían instalado wifi pero lo sacaron todo. Esperemos que el Gobierno porteño actúe cuanto antes, no podemos seguir así”, se queja Julia, vecina de Villa Lugano y alumna del Programa de Alfabetización Básica Educación Y Trabajo (PAEByT).
La pandemia revela, una tras otras, las fragilidades preexistentes que padecen los sectores vulnerables. En 2016, la ONU declaró el acceso a Internet como un derecho humano fundamental para garantizar el ejercicio de la educación, la libre expresión, el desarrollo social y económico, entre otras cuestiones. Laura Tamburrino, educadora del PAEByT, detalla las dificultades de la modalidad virtual en el barrio de Villa Soldati: “Casi no hay clases. Algunos alumnos disponen de dispositivos, pero la mayoría no tiene computadora ni Internet. Al no haber buena conectividad, sólo podemos trabajar con aquellos que tengan dispositivo e Internet propios”.
Mientras esperan soluciones para retomar las clases, los docentes del PAEByT trabajan en conjunto con comedores, parroquias, centros culturales y educativos para paliar el hambre en diversos asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires. “Están todos con miedo. Los comedores, por ejemplo, están tratando de subsistir en la primera línea, hacen lo que pueden. Hemos elevado los reclamos al Gobierno porteño pero lo que llega no es suficiente en absoluto. Somos los educadores, talleristas, equipos sociocomunitarios, los que pensamos nuevas formas de ayudar”, cuenta Tamburrino. Una de las iniciativas que llevan adelante es una campaña de donación de alimentos, productos de higiene y de limpieza para sus estudiantes y las familias.
Pero toda esta solidaridad no puede resolver la falta de conectividad, una barrera para miles de niños, jóvenes y adultos que ven negado, así, su derecho a la educación. La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) impulsa, junto a otras organizaciones y agrupaciones de vecinos, una acción de amparo para que el Ejecutivo de Horacio Rodríguez Larreta garantice la continuidad pedagógica de los estudiantes de barrios populares. Uno de los reclamos principales es que se faciliten dispositivos y herramientas y se ordene al GCBA garantizar el acceso gratuito a Internet mediante una conectividad adecuada en las viviendas de todos los habitantes de la Ciudad que no tengan la capacidad económica para costear su acceso a Internet.
Ante la exigencia de quedarse en casa para cuidarse del Covid-19, el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) emitió una resolución que busca dar respuestas a algunos de estos problemas. Esta semana, desde el organismo anunciaron un fondo de emergencia de 100 millones de pesos que servirá para ofrecer acceso a la red de Internet a las villas aisladas por la pandemia. Además, destacaron la importancia de la tecnología para cuestiones básicas, como la realización de trámites, y dieron detalles de la entrega de 250 tablets del Programa +Simple a los Curas Villeros.
“Este programa tiene como objetivo achicar la brecha digital y lograr el acceso a las tecnologías, de información y comunicación. En una primera etapa, estaba orientado a personas mayores, pero desde el mes pasado se amplió a movimientos sociales y organizaciones cooperativas para ampliar el universo de los destinatarios”, señala el director Nacional de Fomento y Desarrollo de ENACOM, Pablo Urquiza.
“Como Estado, tenemos la obligación de acompañar y ayudar. En los próximos días, vamos a estar en los distintos barrios con los sacerdotes en el Gran Buenos Aires, implementando proyectos para que se garantice la conectividad y para que todos puedan tener el acceso igualitario y en condiciones de calidad. Esto no es más que hacer cumplir la ley y el objetivo que tenemos como ente de comunicación”, agrega el funcionario.
Entretanto, el Gobierno de la Ciudad, en lugar de atender estos problemas y necesidades, está realizando “encuestas de seguimiento” telefónicas a las familias con hijos en escuelas públicas, cuyo propósito no pareciera tener que ver con lo pedagógico. Ante este hecho, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), denunció: “Resulta llamativo y hasta sospechoso que las preguntas, como relatan las familias que han sido encuestadas, están vinculadas a obtener información sobre el desempeño de los maestros: cantidad de días que envían actividades, cuántas por día, nombre y apellido de los docentes”.
El secretario general de UTE, Eduardo López, exigió al Gobierno porteño que cumpla con la cautelar dictada por el juez Roberto Andrés Gallardo, a cargo del Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario N° 2 –que ordena proveer Internet y computadoras a quienes estudian en las villas–, y desmintió lo dicho por el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, en una de sus últimas conferencias de prensa: “Es mentira que el 93 por ciento de los estudiantes tiene conectividad. En una escuela de Soldati, menos del 10 por ciento pudo acceder en el último mes”.
“Hace cinco años teníamos el programa Conectar Igualdad. Con Macri esto dejó de funcionar. Lo que estamos pidiendo son políticas públicas para garantizar la igualdad: la educación tiene que ser para todos, no solo para el que tenga plata”, concluyó López.
Abr 30, 2020 | Novedades, Trabajo
El aula está vacía. No hay chicos charlando en la primera hora, sentados en los bancos escritos con los nombres de todxs los estudiantes que dejaron su huella. Tampoco hay profesores delante del aula, escribiendo en el pizarrón, debatiendo o resolviendo con sus estudiantes. Ni banderas argentinas que izar, ni campanas que indiquen el recreo. El tiempo parece haber quedado detenido; desplazado de los lugares comunes y haberse instalado en otra área que cobra mayor importancia: la casa. Los hogares se volvieron el terreno principal donde la vida ocurre y se reacomoda en medio de una pandemia. ¿Cómo hacen los docentes para continuar su vínculo con los chicxs en este contexto?, ¿cómo se replantea la educación cuando cumplir una currícula de contenidos se vuelve lo menos importante?
“Esta situación que estamos viviendo hay que definirla como excepcional y transitoria. Es un momento de profunda ruptura”, explicó Gabriel Brener, licenciado en Ciencias de la Educación, profesor de Enseñanza Primaria y especialista en Gestión y Conducción del Sistema Educativo. Nada de lo que está ocurriendo se parece a lo anterior, dice Brener, y lo que sería más paradójico es que prima la sensación de no volver a lo anterior, como si éste fuera un punto de inflexión. “Somos contemporáneos a un cambio de época”, aseguró Marcela Martínez, socióloga e investigadora en la Universidad de San Martín. En términos de la teoría social, explicó Martínez, este momento es un acontecimiento que inaugura nuevas condiciones de existencia; una nueva temporalidad de la que no hay muchos parámetros previos para compararla. En este contexto, las escuelas y los docentes tiene un rol fundamental para atravesar estos procesos.
Desigualdad y conectividad
La virtualización de la educación cristaliza otras problemáticas que tienen que ver con las situaciones socioeconómicas de las familias, las oportunidades al acceso, a la conectividad, y las desigualdades materiales y simbólicas. “Hace poco terminó el gobierno de Mauricio Macri y el 50% de nuestra infancia y adolescencia está bajo el nivel de pobreza. Además, se suspendió el programa de entrega de notebooks Conectar Igualdad, entonces el costo es generacional y simbólico. Es cortarle las piernas a muchas personas que son nuestro futuro y supone desparramar de manera increíble desigualdades”, recordó Brener y aseguró: “Si no controlamos esto, nos resbalamos en ese sentido común clasemediero que se apropia de nuestra existencia a través de los medios de comunicación masiva”.
La Escuela N°5 de Barracas, en la Villa 21 24, se inauguró este año un poco a las apuradas y sin muchos recursos. No hay trayectorias educativas en la institución ni legajos que den cuenta de un recorrido con los estudiantes. “Estuvimos dos semanas para conocernos y tener un mínimo de información de las familias cuando nos agarró la pandemia”, contó Gonzalo Cabrera, maestro de cuarto grado. En un contexto de mucha vulnerabilidad lo importante es construir el vínculo con las familias. “Además, todas las plataformas virtuales son inviables acá. Lo único que encontramos como forma de comunicación fue el WhatsApp, donde mandamos archivos que se puedan descargar desde la aplicación y no consuman muchos datos ni sean pesados”, agregó.
Acceder a lo virtual es desigual según el barrio, la escuela y la familia, y la comunicación entre docentes se vuelve central para planificar y construir redes de solidaridad. “Del intercambio con otros maestros aprendemos un montón, porque lo que funcionó para alguien puede servirle a otro”, recalcó Cabrera, que también hizo especial hincapié en una falta de capacitación sobre cómo llevar adelante un proceso así por parte de los maestros. “Todo lo que llega del Ministerio es pura improvisación, muchas veces mal armado y a todo hay que adecuarlo a la escuela”, remarcó. Desde el barrio 21 24 se elevó un planteo conjunto de las cinco primarias para que, cuando las familias van a buscar los bolsones de comida, se les pueda dar un cuadernillo que cada docente prepara. “Es más fácil si ellos lo tienen en papel y yo los puedo guiar por Whatsapp. No es mucho lo que pedimos, son dos toners y resmas de papel”, reclamó.
“Los chicos también se van adaptando, tengo miedo de volverles un poco locos porque en un primer momento les dije que no me manden fotos, después que sí. Nos preguntamos todo el tiempo si le mandamos mucha tarea y consultamos con las familias. Yo les digo que estamos aprendiendo juntos, que nos vamos a equivocar y que está bien que pase”, contó Wenceslao Costa Díaz, profesor de Matemática y Ciencias Naturales en séptimo grado de la Escuela N° 19 Blas Parera, en Palermo. Costa Díaz encontró más alternativas para seguir en contacto con sus estudiantes, porque en su mayoría sus chicos no tienen tantos problemas de conectividad. “Armé un canal de YouTube para hacerles videos donde resuelvo los problemas que les doy de otras formas. Aun así, no quiero hacer una reunión por Zoom porque sé que hay algunos chicos que no tienen buena conexión y me parece injusto”, agregó.
Solana Camaño es co-coordinadora del Centro de Actividades Infantiles, un programa del Ministerio de Educación de la Ciudad, en la sede de la asociación civil Detrás de Todo, de la Villa 31 bis. El trabajo de las docentes en la organización es acompañar las trayectorias escolares de los chicos y llevar adelante talleres artísticos de música, pintura y plástica los sábados, y de educación sexual integral y derechos del niño para escuelas primarias. El barrio está muy colapsado con la telefonía móvil y la conectividad, y muchas familias no pueden acceder a los blogs de las escuelas. “Decidimos ayudar a sostener las tareas escolares y escuchar lo que les pasa a las familias, los chicos, las madres. Gestionamos la posibilidad de repartir viandas, que además tuvimos que gestionar nosotros, a raíz de iniciativas de familias fuera del barrio que cocinan para los pibes, porque el Ministerio no mandó más viandas para los sábados”, explicó Camaño. Las actividades que están haciendo desde el Centro cumplen más la función de sostén de enseñanza. Arman juegos, búsqueda del tesoro virtual, todo en flayers para poder compartir por whatsapp para que les resulte fácil bajarlo en sus dispositivos. Las tareas están pensadas como herramientas de sostén, como otros espacios posibles, en medio de la pandemia.
Los docentes se convirtieron -en este último mes marcado por la pandemia, el miedo y la incertidumbre- en malabaristas que llevan adelante una tarea muy complicada. Un peso sobre los hombros al que además se les suma sus vidas particulares como padres o madres, las tareas del hogar, sus propios miedos e inseguridades y las relaciones, siempre complejas, con las tecnologías. “En el colegio tenemos una plataforma para mandar notas de comunicación a las familias y cuando pasó esto nos dijeron que la usemos para las tareas, pero no estaba preparada para un sistema de educación a distancia y colapsó”, relató Gabriela Busetti, profesora de historia en la secundaria del colegio privado Instituto Concordia en José León Suárez. Las primeras semanas fueron muy complicadas para organizarse con los alumnos y cada profesor tuvo que encontrar una alternativa para seguir. “Yo uso el mail porque es lo más cómodo para mí, pero me doy cuenta que es muy difícil organizarse así y además de las dificultades de la conectividad, es realmente muy complicado acercar conocimientos por estos medios”, describió. En el mismo sentido, Gonzalo Cabrera dijo: “Hicimos un formulario de Google para ver cómo llevaban la tarea, donde la hacían, si se les complicaba porque estábamos mandando un montón de cosas y no sabíamos qué de todo eso estaba llegando realmente”.
“Esto dista de ser un proceso de enseñanza-aprendizaje, porque para eso necesitás estar con el otro. Nada reemplaza estar ahí enfrente, comunicando con los gestos, las posturas, lo que hace a la comunicación no verbal”, enfatiza Busetti. Un desafío permanente es seguir adelante con contenidos nuevos sin la presencia física cara a cara. “Avanzar sin ese proceso de ver lo que hacen, cómo lo piensan e intervenir en el momento necesario o sin esas discusiones entre compañeros que muchas veces tracciona ciertas lógicas de construcción de conocimiento, es imposible”, agregó Cabrera.
“Los motivos por los cuales elegimos la docencia no están garantizados con esta pandemia. Lo que más nos gusta es compartir el aula con los pibes, las miradas, los abrazos, las discusiones, ver sus caras de ‘me gustó ese cuento’ o ‘entendí ese problema de matemática’ y hoy esa parte no la tenemos”, dijo con nostalgia Natalia Daniel, maestra de primer grado en la Escuela N°20 del Distrito 7 y puntualizó: “No queremos que ésta sea la nueva normalidad. El aprendizaje es mucho más fructífero cuando compartís la mirada, el cuerpo y la grupalidad. Hay un riesgo de que, si esta virtualidad funciona, aprovechen para transformar más cosas, pero no es la enseñanza que queremos”.
El rol del docente
“La primera tarea, en la educación obligatoria, es instaurar un cuidado que no tenga al miedo como motor principal, que no mire al otro como enemigo potencial, que tenga una vocación de cuidado comunitario”, teoriza Marcela Martínez. Repensar el lazo social se vuelve central para salir de esta pandemia capitalizando conocimiento. Imaginar otros posibles que sirvan para replantear la educación. “Esto abre la posibilidad de pensar lo social con otros componentes, como la centralidad del Estado, la ficción de que hay salidas individuales, y hasta principios más humanistas que organicen la vida con los otros”, agregó. En la misma línea Gabriel Brener aseguró: “Las políticas de corte neoliberal y el capitalismo financiero también es una muestra de lo que sucede cuando se apropia del cuerpo social la idea del miedo-ambiente, cuando prima la construcción de un otro amenazante, ahora contagioso”.
“Una de las cosas que más me preocupa es cómo ayudar a que el malestar que se está viviendo no se agrave por las sobredemandas de la educación que no atienden a las particularidades, ni las situaciones específicas de sus estudiantes. La escuela siempre ha sido un lugar de refugio y ese lugar hoy no está”, observó Rafael Mazzini, profesor y regente del Instituto Superior de Formación Docente N° 119 en San Pedro, y licenciado en Ciencias de la Educación. “Lo central de la continuidad pedagógica supone sostener un vínculo, mantenerlos enlazados. La escuela y los pibes y pibas. Las posibilidades que podemos generar los docentes es intentar que los pibes puedan, en algunos ratos, salir de casa estando adentro”, agregó Brener.
Acompañar en primer grado la alfabetización a distancia se transforma en una tarea titánica y las familias no siempre saben cómo llevar adelante estos procesos. “Yo creo que nuestra tarea hoy tiene que ver con sostener un vínculo con las familias. Mi desafío constante es cómo no ser una carga más en la difícil vida que les está tocando a ellos en este momento, encontrar un equilibrio entre estar cerca y no transformarnos en un peso”, señaló Natalia Daniel y agregó: “Me toca transmitir calma a los padres porque la idea no es volverlos locos”.
“Un chico me escribió diciéndome que no puede hacer las cosas y se frustra porque no entiende los textos y yo le dije que a esta situación, de por sí angustiante, no le sume otra angustia más”, comentó Busetti. “Si no lo entiende, no pasa nada. Ya lo va a entender y si no, no es tan grave en este contexto. No estoy calificando ahora, le saqué esa presión de encima”, sostuvo. La coyuntura actual exige reflexiones, acompañamiento y redes de vínculos basadas en la solidaridad y compartir experiencias comunes. “Evaluar tiene que ver con estandarizar y controlar y yo pienso a la evaluación como un componente inherente a la educación, no por lo que examina y disciplina, sino como acompañamiento y devolución de lo que va ocurriendo en cada casa con los pibes”, aseguró Brener.
Seguir una currícula de contenidos no parece ser crucial para la tarea docente y tampoco para los estudiantes. “Lo importante es que el otro y la otra sienta que hay un adulto disponible que le pregunta cómo está, cómo la está pasando y que, de paso, le ofrezca algo que tenga que ver con la cultura, con el conocimiento, la recreación y el juego. En este momento hay que priorizar sostener los vínculos sobre el rendimiento académico”, enfatizó. Por otro lado, Solana Camaño afirmó: “La función pedagógica trasciende los contenidos, es el hecho de estar ahí, acompañar. Es el espacio donde muchas veces los pibes cuentan situaciones de violencia y abuso. Es parte de una complejidad inabordable desde la virtualidad”.
El futuro
Cómo será el sistema de educación dentro de unos meses es un misterio. Nadie sabe cuándo se va a volver a las aulas y en qué condiciones, pero los desafíos siguen presentes. Gonzalo Cabrera remarcó una preocupación que se profundiza con la pandemia, que es la diferencia en el piso de contenidos que van a alcanzar algunos chicos durante esta etapa de virtualización de la educación frente a situaciones más vulnerables. “La vuelta a las aulas va a ser un escenario muy complejo donde vamos a tener que repensar las formas en que venimos laburando e ir construyendo un mayor equilibro para 2021”, puntualizó.
Sin embargo, no hay que dejar de pensar en la educación a futuro y cómo capitalizar toda la experiencia que se vive en el día a día de esta pandemia. “Los docentes ya no tenemos que ser dadores de información, hay tecnología que lo hace mucho mejor que nosotros, y tenemos que dirigir la educación a cuestiones más analíticas que de traspaso de la información”, teorizó Marcela Martínez. En la misma línea, Rafael Mazzini vio algo positivo: “Esto nos obliga a meternos de lleno en el siglo XXI, porque veníamos trabajando como docentes decimonónicos y da a lugar un espacio de intercambio entre docentes que va a ser muy enriquecedor”. También advirtió posibles líneas a futuro que serán batallas para conquistar más oportunidades: “El derecho a la conectividad tiene que transformarse en derecho humano. La posibilidad de que cada sujeto tenga acceso a wifi libre y un celular que le permita conectarse a este mundo multimedial y globalizado”.
La pandemia se metió por la fuerza en los hogares y no sólo provocó problemas en el sistema de salud y en la organización económica, sino que descalabró todas las vidas, todos los órdenes existentes que componían el cuerpo social. “Vamos a llegar todos con una sed de encuentro enorme de estar con otros y espero que nos sirva para recrear y reinventar nuestra manera de dar clases”, finalizó Marcela Martínez.