Educación a distancia

Educación a distancia

“¿Qué tan lejos le queda la escuela a cada alumno de Argentina?”, se pregunta la Fundación Bunge y Born a partir del interrogante sobre cómo mejorar el acceso a las escuelas en las zonas rurales.

Esa entidad, en alianza con la Fundación Perez Companc, lleva adelante, desde hace años, distintas iniciativas para potenciar la educación rural argentina a través del Programa Sembrador, el cual busca fortalecer a las escuelas de zonas rurales de todo el país. Una de las propuestas de este programa fue la de elaborar el Mapa de accesibilidad a las escuelas argentinas, cuyo principal objetivo es poder dar cuenta de la distribución geoespacial de la oferta educativa en el país para analizar en detalle las características del acceso al sistema educativo.

Es una herramienta que abre el juego a pensar nuevas soluciones a viejos problemas. Esto quiere decir, mostrar las oportunidades de acceso a los establecimientos educativos de niños, niñas y adolescentes en su lugar de residencia. A partir del relevamiento de todas las unidades educativas y su ubicación en los más de 52.000 radios censales en los que se encuentra dividido el territorio argentino, se observó en detalle el tiempo que deben recorrer a pie los estudiantes para concurrir al establecimiento más cercano.

En este sentido, uno de los principales resultados que arrojó el estudio fue que, a nivel país, mientras un alumno que vive en el ámbito urbano debe caminar, en promedio, 10 minutos para acceder a una escuela primaria, y 12 minutos a un establecimiento secundario; en el ámbito rural, en promedio, un alumno debe caminar 87 minutos para llegar a una escuela primaria y 138 a una secundaria. Hablamos de una diferencia de más de una hora para acceder al nivel primario y de más de dos horas para el nivel secundario en el ámbito rural.

De allí se desprende, según los investigadores, la necesidad de conocer en profundidad la oferta educativa existente y analizar las causas relacionadas con el abandono escolar, especialmente en el nivel secundario en zonas rurales.

Clara Gonzales Chaves, psicopedagoga y analista de la Fundación Bunge y Born, precisó que “el mapa es parte de un proyecto más grande en contextos rurales”. Manifestó que el abandono escolar en el contexto rural se produce, especialmente, luego del primer año del secundario: “El 19.8% en la ruralidad versus el 2.3% en la urbanidad”. A partir de estos datos, según explicó Gonzales Chaves, una de las hipótesis del proyecto es que “los alumnos abandonan la escolaridad por la distancia que tienen hasta las escuelas”. Explica que la forma de traslado que tomaron para medir las distancias fue la caminata porque es la realidad más igualitaria y representativa de todos los alumnos.

La investigadora asegura que “la inversión de tiempo y de dinero es mucho más grande en contextos rurales que urbanos”. Agrega que hay una distancia del doble o triple en el acceso al nivel secundario con respecto al primario. Por otro lado, señala que en la primera instancia del proyecto fue la de “mapear el acceso a los establecimientos educativos pero, en una segunda instancia, necesitamos empezar a profundizar en las necesidades de cada zona específica donde, muchas veces, el abandono no tiene que ver con la distancia sino con incentivos educativos, condiciones económicas, transportes y el valor que se le da al aprendizaje en cada lugar”.

María Ofelia Ferreyra, directora y docente de una escuela primaria en Villaguay, municipio de la provincia de Entre Ríos, se pregunta por el incentivo y el lugar que les dan los propios docentes a sus alumnos para que ellos puedan y quieran acceder a la escuela: “¿Qué estamos haciendo nosotros, como docentes, para que los alumnos lleguen a la escuela?”, manifestó. La docente rural cree que las condiciones de accesibilidad no son favorables y propicias para impulsar a los chicos a no abandonar su escolaridad, pero también hace énfasis en la falta de compromiso de algunos docentes en la educación de sus alumnos: la ausencia a clase sin previo aviso y el maltrato escolar son dos de las razones que, según Ferreyra, no ayudan a que los alumnos puedan continuar con sus estudios.

Ella contó la experiencia en la escuela rural a través del relato detallado del recorrido que debe hacer todos los días uno de sus alumnos para poder acceder al colegio secundario más cercano: “Leonardo tiene 11 años, vive a 20 kilómetros de la estancia Rancho Grande, donde queda el colegio. Se levanta a las 3 o 4 de la mañana, toma su caballo y cabalga tres kilómetros por camino de tierra (cuando no está embarrado por la lluvia y se puede transitar) hasta la parada de la Traffic que está justo en frente de su ex escuela primaria, amarra su caballo y espera la Traffic”.

La camioneta debe recorrer, luego de la parada de Leonardo, otras estancias en busca de otros niños y niñas que viven a 20 kilómetros de distancia de Leonardo. En total, entre todas las paradas, él viaja 80 km para llegar a su colegio secundario, al que ingresa a las 8 de la mañana. Es decir, este alumno tiene su primera clase del día, si es que su profesor no faltó, con varias horas de viaje encima.

“¿Cuál es la motivación de ellos para ir a la escuela?”, cuestiona Ferreyra al describir la odisea que significa para sus alumnos acceder al establecimiento de nivel medio. Con la pandemia esta situación se agravó aún más ya que el transporte público tiene capacidad reducida, por lo que la posibilidad de trasladarse se ve aún más limitada, los alumnos deben turnarse para asistir a clase.

La labor de un docente rural va mucho más allá de lo educativo, las escuelas funcionan como una red de contención para las familias, cuentan con un servicio interdisciplinario que da respuesta a las demandas de salud, económicas, sociales y psicológicas de los alumnos. Los docentes tienen el compromiso de especializarse en áreas y temáticas que exceden lo netamente pedagógico.

Carlos Aguilera, por otra parte, es docente de una escuela rural itinerante en el paraje El Ocultar, ubicado en Rivadavia Banda Sur, una localidad de la provincia de Salta. A la escuela asisten, además, alumnos de otros cuatro parajes lindantes: Pozo Verde, Pozo del Tigre, El Divisadero y  San José. En cada paraje no habitan más de diez familias que están a 12 km de distancia, aproximadamente, del paraje donde se encuentra la escuela, la que cubre la formación y educación de un extenso territorio de salteños.

Este establecimiento de nivel medio convive en el mismo edificio que una escuela primaria y eso le da su carácter, entre otras características, de “itinerante”. La diversidad del alumnado no sólo se debe a los lugares de donde provienen sino, también, a la heterogeneidad cultural y étnica, como la comunidad wichí que tiene una fuerte presencia en esta región del país. “La idea del colegio itinerante es que el chico tenga el menor desarraigo posible”, explica Aguilera. Esta novedad beneficia y ayuda a mejorar el acceso de los chicos y chicas a las escuelas. La mayoría concurren en moto y algunos pocos a caballo, entre los parajes no hay transporte público que los traslade, pero, cuenta Aguilera, las limitaciones en el acceso son mucho menores que hace varios años atrás cuando él era alumno de la escuela rural.

La otra voz que intenta reflejar los datos marcados en el mapa que trazó Bunge y Born es la de Estela Ledesma, docente de tres escuelas urbanas de nivel medio de la provincia de Santiago del Estero. Ledesma estima que una de las causas de deserción en su localidad es que muchos alumnos comienzan su edad laboral de forma prematura ante la necesidad de ser un sustento económico más en su marco familiar. El Bachillerato N°1 Perito Moreno, ubicado en la ciudad capital de la provincia, es un ejemplo de esta realidad donde muchos de los chicos y chicas que asisten son de zonas vulnerables y no tienen la posibilidad de sostener su educación secundaria.

Cada una de estas escuelas tejen su propio color en el entramado educativo de la Argentina, pero si buscamos un denominador común podríamos definirlo como el desafío de acceder a una educación que contemple la particularidad de cada comunidad y de cada región.

Los docentes coinciden que la pandemia dejo vislumbrar posibles soluciones a los problemas de accesibilidad, con un buen equipamiento y formación digital la educación a distancia es una opción más que efectiva para los alumnos que por distancia o ingresos no pueden asistir a la escuela. Si el mapa sirve como disparador para encontrar nuevas soluciones, que éstas contemplen la diversidad de experiencias que hoy coexisten en nuestra sociedad.

¿Le dieron pelota a la educación física en pandemia?

¿Le dieron pelota a la educación física en pandemia?

Producto de la pandemia, la rutina y las actividades de la sociedad Argentina cambiaron rotundamente. El ámbito educativo no fue excepción. Y la materia de  Educación Física sufrió una drástica transformación. Para investigar sobre esta problemática, diversos profesionales contaron cómo es enseñar esa asignatura en este contexto.

“En la escuela tengo diez burbujas de doce alumnos, en total repartidas entre el turno mañana y tarde. En jardín, tengo salita de cuatro y cinco años, en el secundario tengo primer, segundo y tercer año”, dice Leonardo Ibarra, profesor de Educación Física en el colegio Solar De Horneros ubicado en Merlo.

¿Qué tipo de actividades se realizan en una asignatura tan centrada en lo físico y en el contacto real con otros? “En el aula virtual les hago hacer actividad física que comprometa muy pocos movimientos, porque no sabemos el espacio que tiene cada uno en su casa. Les pido que realicen ejercicios de coordinación, equilibrio en el lugar; también uso  videos cortos  en donde charlamos y explico la actividad”, dice Ibarramuy entusiasmado.

La metodología de utilizar canciones para los ejercicios es algo muy estimulante y entretenido para los alumnos; “ellos se van muy contentos “, cree Ibarra. Hay formas de enseñar más tradicionales, como cuenta Camila Mayo, docente en las escuelas N.º 64 y EP N.º 62, de Merlo. “En clase  trabajamos con las habilidades motoras básicas, anteriormente hago una explicación y demostración de la actividad“, agrega.

Otra variable que podemos encontrar es la teórica/práctica. “Realizamos actividades teóricas, lúdicas, recreativas, etcétera. Consisten en resolver diferentes desafíos, ya sea con el cuerpo, con algún elemento o de manera escrita”, señala Claudia Luporini, docente en las escuelas Nº 34 y Nº 11, también de Merlo. De manera tradicional o innovadora cada docente a su manera  mantiene la esencia de la materia: hacer actividad física “En la clase hacemos ejercicios construidos, abdominales, flexiones y sentadillas”, informa, por su parte, Fernando Bengoechea, docente en la escuela secundaria N.º 34, también de Merlo.

Los profesores se vieron obligados a tomar examen por medio de la virtualidad. ¿Cómo hicieron?. “Los chicos me mandan los trabajos por correo y les doy una devolución “, afirma Fernando, para ilustrar un caso.

Con el inicio de las clases virtuales surgieron  plataformas  no tan conocidas para el público común, estas  aplicaciones fueron un pilar fundamental en las clases online. “En el aula virtual lo que evalúo es la participación del Meet”, afirma Ibarra. Por otro lado, hay otros medios  que ofrece el mundo digital como es el ejemplo de Zoom, dispositivo  que tuvo una gran importancia para padres, alumnos y docentes el año pasado.  “Para las evaluaciones se realizan reuniones por Zoom con los padres de los chicos y con los chicos para hacer las devoluciones”, dice Félix. La herramienta de mensajería instantánea WhatsApp  también es usada por algunos docentes para tener una interacción más fluida con sus alumnos. “El método de evaluación es mediante observación de resolución de tareas, participación y cumplimiento, etcétera. Se realiza intercambio por Whatsapp, mediante mensaje, llamada o videollamada. “, explica Liorini.

¿Y qué dicen las madres y los padres de los chicos? Sabrina Alvez, mamá de León Alvez, un niño de seis años que asiste al colegio San Fernando, ubicado en la Ciudad Autónoma De Buenos Aires, cuenta: “En gimnasia hacen ejercicios combinados, como por ejemplo saltar  tocándose la cabeza” . En este caso en particular la nota numérica fue sustituida por un informe. “La evaluación es el proceso en general. Porque como nota se dan informes valorativos”, afirma.

¿Y los alumnos? ¿Qué dicen ellos, a fin de cuentas quienes deben recibir los contenidos? Rodrigo Navarro, de 17 años, quien asiste a la técnica número N° 1 de Merlo explica: “Me mandan trabajos prácticos, son preguntas de condiciones físicas y las reglas de los deportes como vóley y fútbol”. La socialización entre los pares es muy importante durante la adolescencia, ya que en esta etapa las personas pasan por varias  transformaciones tanto a niveles físicos como psicológicos. “Extraño estar con mis compañeros, jugar a la pelota en clase”, reconoce Rodrigo.

¿Educación virtual o educación a distancia?

¿Educación virtual o educación a distancia?

La pandemia condujo a un pasaje obligado, rotundo e inesperado hacia una educación virtual que transformó las formas de enseñanza y aprendizaje. En este contexto no solo se vio implicada toda la comunidad escolar sino las vidas de sus familias, los hábitos, las rutinas, las formas de relacionarse. En la eventualidad que nos acontece, la educación fue una de las cuestiones que primero generó incertidumbre, y entre las experiencias que ha dejado podemos dar cuenta de escenarios variados y disímiles. 

Alejandra Otero es profesora de inglés en tres escuelas públicas de la localidad de San Martín. En su experiencia con la educación virtual, señala que ha sido dificultosa ya que se trabaja mucho individualmente: “Hago videollamada con quién pueda y quiera, también mando audios a cada chico para responder sus dudas particulares, trabajo mucho con Whatsapp”. Alejandra cuenta que, si algún alumno no responde, se comunica con él para mantener el contacto, y comenta que la situación que atraviesan chicos y chicas en este contexto es multifacética: “Cada hogar y familia es diferente, hay que entender bien lo que le pasa a cada uno, por eso es necesario un seguimiento individual y acompañamiento”. 

La integración de tecnologías que implicó la pandemia propuso desafíos para muchos docentes. “Hay herramientas digitales que no sabía usar y las tuve que aprender, sigo intentando incorporar cosas porque si no quedas relegada”, expresa Otero, que señala que no se trata solo de aprender a usar tecnología sino aprender a hacer actividades virtuales: “Tenés que cambiar tu cabeza de docente, que planeaba de determinada manera en lo presencial, para pasar a pensar actividades nuevas y trabajar con las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación)”.  

Carolina Defiore, licenciada y profesora de Ciencias de la Educación que da clases en dos colegios de CABA, advierte que su caso es diferente, tiene contacto con todos sus alumnos y percibe que los niños y adolescentes son flexibles y se adaptan fácilmente a toda situación, con lo cual, siempre los encontró entusiasmados. “La mayor dificultad está en la falta de contacto con sus compañeros y en la organización de las tareas y horarios cuando no asisten a la escuela”, expresa. “El colegio como espacio físico organiza y marca las rutinas tan necesarias para ellos”. 

En relación a los cambios que se han generado con el advenimiento de la educación virtual, afirma: “Elijo verlo como una oportunidad llena de grandes desafíos para repensar las prácticas pedagógicas docentes, qué escuela queremos y qué rol cumple la tecnología para formar ciudadanos para el siglo XXI”. Sin embargo, observa que quedó evidenciada la falta de infraestructura para llevar adelante propuestas significativas, ya que el propio Estado no ha podido dar soluciones duraderas y efectivas. 

El Estado y las TIC 

Uno de los actores más activos desde el Estado en la búsqueda de integración de las tecnologías de información y comunicación ha sido Educar. Se trata de un programa nacional que funciona desde el año 2000 y que ha ido recorriendo las transformaciones del mundo digital. Actualmente se dedica a la producción de contenidos multimediales, acompañamiento a docentes, herramientas digitales para las infancias y para el mundo educativo. 

Cecilia Sagol, gerenta de investigaciones de Educar, explica que el portal web del programa cuenta con “más de 50 mil recursos educativos para usar en el aula, cursos para docentes y propuestas para los estudiantes”. Han trabajado con el plan Conectar Igualdad y se encuentran vinculados a los canales educativos del Ministerio de Educación, Canal Encuentro, Paka- Paka y Deportv

La gerenta de investigaciones explica que, desde Educar, el año pasado se lanzó “Juana Manso”: un programa federal que se codiseña con las provincias y que consta, por un lado, en brindar equipamiento y conectividad, y por otro es una plataforma que tiene aulas virtuales y un repositorio de contenidos. “La plataforma surgió muy tarde, en agosto, con lo cual tuvo un uso más bien experimental”, argumenta Sagol e indica que este año entre los niveles Inicial, Primario, Secundario y formación docente ya hay 300 mil usuarios: “Es un número grande, pero hay 11 millones de alumnos en argentina aproximadamente, todavía falta muchísimo por incorporar”. 

En la presencialidad la idea es que Juana Manso sea un espacio de proyectos, de aula expandida y complementaria. “Ningún organismo internacional recomienda que la educación inicial, primaria y secundaria se haga a distancia, esta fue una situación dada por una emergencia”, indica Sagol. En este sentido, se refirió a la forma de abordar la educación virtual en 2020: “Se intentó reproducir la presencialidad y no funcionó porque la tecnología no sirve para dar clases en forma tan expositiva, hay una serie de cosas que quedan afuera como el cuerpo y lo paralingüístico”. 

“Se puede dar un pasito más -dice Sagol-, y preguntarse si esas clases expositivas que los docentes venimos dando no están también en crisis desde hace tiempo, más allá de la pandemia”. Con lo que sugiere que se debería ir por una educación donde el estudiante tuviera un rol mucho más activo.

Nuevas preguntas

Algo de todo esto puede resonar como un eco cuando nos detenemos a pensar en la educación, y sobrevienen no pocos interrogantes: ¿Qué pasa con los cambios que han trascendido en la educación estos últimos tiempos? ¿Han acaecido con la emergencia de la pandemia o vienen de larga data? ¿Qué podemos rescatar? ¿Cómo podemos repensar estos espacios, vínculos y la institución misma de cara a un futuro pospandemia, con un modelo educativo con tecnología integrada?

Si bien las clases presenciales para los niveles Inicial, Primario y Secundario han retornado luego de múltiples vaivenes, el fenómeno de la virtualidad, que ha llegado a nuestra cotidianeidad y que es parte de una onda expansiva que abarca casi todos los espacios de la vida, invita a pensar: ¿En qué pensamos cuando hablamos de educación virtual? 

Silvia Simonetti, profesora de Filosofía y Pedagogía en instituciones de formación docente y nivel medio expresa que la educación virtual no nace con la pandemia, sino que es una tendencia que ya se venía instalando, que tiene que ver con cambios sociales profundos, no solamente a nivel educativo, y que con la situación de emergencia sanitaria se vieron acelerados. “Me parece que uno de los cambios tiene que ver con la fragmentación de lo atencional, las tecnologías no solamente tienen que ser pensadas en términos instrumentales y su uso produce una afección sobre la sensibilidad, que tiene impacto en las subjetividades”.

Simonetti, que también coordina talleres y encuentros filosóficos que promueven educación no formal y que intenta pensar los vínculos educativos no jerarquizados y no alienantes, señala que existe una modalidad atencional más a corto plazo, no solamente en las infancias sino de manera generalizada. Una atención que es rotativa y que se ve dividida en distintos escenarios: “Creo que aparece en el ámbito educativo una necesidad de atender esas circunstancias”, expresa.

A su vez, Simonetti marca una relación de tensión entre lo atencional y un cambio en la manera en que se percibe el tiempo y el espacio y que, de nuevo, se ve agudizado por el contexto de pandemia. Por un lado, advierte una superposición de ambientes donde se funden el espacio educativo, doméstico y laboral, y por otro, observa un cambio en la temporalidad: “Sobre todo en las infancias que consumen mucho más contenido audiovisual, videojuegos, que tienen una velocidad que no es la del tiempo escolar que requiere una demora, un tiempo de escucha y de comprensión”. En este sentido, da cuenta de la dicotomía entre atender esa velocidad o seguir insistiendo sobre la necesidad de otra temporalidad, que implica la reflexión, y delibera: “Quizás la pregunta que tenemos que hacernos los docentes es: ¿Cómo construir andamiajes entre esas velocidades?”.

Por su parte, Sagol, sugiere una aproximación que, en principio, marca la diferencia entre educación virtual y educación a distancia, donde la primera es un intento de mímesis de la presencialidad y la segunda, una forma de enseñanza que se atiene sobre todo a la asincronía. Argumenta que lo que la tecnología viene a aportar en la planificación educativa es “jugar con la ubicuidad, dejar materiales, abrir espacios donde se comenten esos materiales, en cualquier tiempo y lugar”. Un tipo de educación que se vincula a lo que llaman “asincronía creativa” y que propone también que los encuentros sincrónicos sean esporádicos, cortos y que, sobre todo, inviten al debate y al juego.

De cara a un futuro cercano

Todas estas cuestiones desembocan inevitablemente en analizar qué es lo que vendrá. Simonetti invita a pensar la escuela como una institución del cuidado: “La escuela tiene una tarea de brindar un espacio común, una experiencia común, y una experiencia mediada por el cuidado y por la posibilidad de hacernos preguntas que no siempre están a la mano”. En este sentido, si bien la integración tecnológica ha quedado instaurada, se preocupa por la idea de que la tecnología o el acceso infinito a la información parece ser lo que resuelve todo hoy. 

Simonetti señala que el acceso se encuentra en realidad vedado dado que las plataformas que se utilizan son privadas: “El mercado está interesado en que circulemos ahí todo el tiempo, generando metadatos, es un modelo de negocios muy próspero”. Con lo cual, considera que hay que pensar desde la escuela formas de escapar de los automatismos, sabiendo que los intereses del mercado no son inocentes, y “que no da lo mismo que la mediación la haga el mercado a que la haga la escuela”. En cuanto a la funcionalidad de esta institución de cuidado, concluye: “Mucho más allá de la cuestión de si se integra o no la tecnología necesitamos pensar qué estamos haciendo cuando integramos la tecnología. Creo que es una pregunta que tiene que instalar la escuela”.

El Ministerio de Trabajo ordenó la conciliación obligatoria en el conflicto de la Escuela ORT

El Ministerio de Trabajo ordenó la conciliación obligatoria en el conflicto de la Escuela ORT

Gracias a la difusión pública que tomó el despido de dos docentes en la sede Montañeses de la Escuela ORT, el Ministerio de Trabajo dictaminó la conciliación obligatoria y exigió a la institución educativa a que retrotraiga la medida.

Este jueves por la mañana se realizó una reunión en la cartera laboral donde estuvieron presentes los representantes de UTE Mariano Mango y Angélica Graciano, el delegado gremial de la escuela Sacha Unamuno, las dos docentes despedidas –Violeta Sznaider y Mariana Sampaiño- y, en representación de la ORT, su director ejecutivo, Adrián Moscovich y el director adjunto, Julio Nieva Moreno.

Al principio de la audiencia, la escuela había solicitado 48 horas para revisar la situación, pero de todas maneras el Ministerio ordenó la conciliación obligatoria y, al menos mientras esta se extienda, tanto Szanaider como Sampaiño deberán ser reincorporadas a sus funciones.

Las docentes habían sido despedidas el pasado 14 de abril por adherir al paro docente que exigía el cumplimiento de los protocolos sanitarios dictaminados en el marco de la pandemia del covid 19. La Escuela ORT Argentina ya tiene antecedentes de conductas antisindicales y de avanzar sobre el derecho de agremiación: en diciembre de 2019, una decena de profesores fue despedida por intentar organizarse para defender sus derechos laborales.

Despiden docentes en la ORT por reclamar que se cumplan los protocolos

Despiden docentes en la ORT por reclamar que se cumplan los protocolos

La Escuela ORT con sede en Belgrano despidió a dos profesoras que se habían adherido al paro masivo del miércoles 14 de abril. En el momento más delicado del rebrote reclamaban la suspensión de la presencialidad y que se continúe de forma virtual. La institución, con antecedentes similares, no respetó el derecho a huelga.

Días previos a que se haga público el Decreto de Necesidad y Urgencia 241/2021, los gremios docentes organizaron un paro masivo para el miércoles 14, reclamaron la suspensión de la presencialidad debido al aumento de casos en la Ciudad y la -cada vez más cerca- saturación del sistema de salud. Fue un paro anticipatorio a lo que dos días después iba a anunciar el presidente Alberto Fernández. Para el día que se expuso el DNU, las dos docentes de la ORT habían sido despedidas por reclamar en un paro lo que acababa de ordenar el Presidente. 

La medida de fuerza gremial tuvo una adhesión del 90%, y Mariana Sampaiño al igual que Violeta Sznaider fueron unas de las tantas docentes que se sumaron al paro. Sus nombres se hicieron públicos entre los demás colegas por lo que les sucedió en los días posteriores. Cuando después del paro quisieron volver a trabajar se enteraron de manera insólita que las habían despedido. “El viernes cuando fui a dar clase me frenaron en la puerta y me comunicaron que estaba despedida por una decisión institucional –dijo Sampaiño a ANCCOM-, sin una causa aparente y sin ningún telegrama. El miércoles fue el único día que no me presenté, me adherí, entendiendo que la situación actual es extrema”. Sznaider sufrió las mismas consecuencias. “Me enteré de mi despido porque tengo las cuentas de la escuela bloqueadas desde el jueves, como le pasó a Mariana” dijo y señaló que se enteró por sus colegas que no se trataba de un error en el sistema. De parte de la institución nunca se comunicaron, decidieron bloquear los correos y acceso al campus virtual. “Nadie de la escuela se comunicó conmigo, pero le dijeron a los otros docentes que yo estaba despedida. Es una situación muy angustiante y de mucha incertidumbre” se quejó Sznaider.

Las docentes cuentan con una experiencia de más de 10 años en la ORT. Sznaider tiene estudiantes de Historia, Formación Ética y Ciudadana de 3º y 4º año. Sampaiño, además de dar las mismas materias y también Geografía de 2º a 4º, acompaña a los estudiantes que participan en las Olimpíadas de Historia. 

El paro fue en defensa de la salud y la vida, se basó en la evidencia actual y en lo dispuesto por el Consejo Federal de Educación el 2 de julio de 2020, que dictamina un protocolo para que sean posibles las clases presenciales, siempre y cuando no exista un alto riesgo de contagio y se cumplan los 9 puntos enunciados, que tienen que ver con condiciones y protocolos sanitarios. Se pueden dictar clases presenciales en distritos donde exista un riesgo bajo de contagio, es decir, donde la razón entre casos nuevos de las últimas dos semanas sea menor a 0,80 y donde la ocupación de camas sea menor al 60%. Parámetros que han sido ampliamente superados en la Ciudad de Buenos Aires a la fecha del paro docente.

La Escuela ORT es una de las instituciones educativas más grandes de Argentina, cuenta con dos sedes en la Capital Federal y tiene tres niveles educativos. Si bien tiene sus orígenes dentro de la comunidad judía, se ha ampliado y abierto a la comunidad en general. Pero estos cambios no parecen regir con los docentes, “hay una persecución ideológica y un intento de regimentar”, asegura Sampaiño. Siguiendo la misma línea, para Sznaider los despidos arbitrarios son un claro ejemplo de persecución e “intento de querer callar a quienes defendemos nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras, y en este paro en particular quienes queremos defender la salud de estudiantes, familias y docentes”. 

Las profesoras sostienen que la institución se manejó ilegalmente, ya que en el marco de la situación de emergencia actual el Gobierno de la Nación prohibió los despidos y suspensiones sin causa justa, entre otros. Esta reglamentación fue prorrogada en enero de 2021. Los despidos que violen la prohibición del Gobierno, en teoría, no producirán efecto alguno, se deberán mantener las laborales existentes, y es por esto por lo que Sacha Unamuno, quien es delegado en la escuela, asegura que están analizando las medidas. “Hicimos una presentación en la justicia, también está circulando un petitorio para que sean reincorporadas y estamos sumando apoyo de toda la comunidad”, contó a ANCCOM.

Y agrega que la decisión de la escuela viola un derecho constitucional como es el derecho a huelga, dejando a la vista la persecución hacia los trabajadores. “No vamos a dejar pasar estos despidos porque son ilegales, son arbitrarios y son discriminatorios”, es el mensaje que quieren hacer oír Mariana Sampaiño, Violeta Sznaider y quienes apoyan su causa.

Las docentes vienen trabajando desde principio de año de manera presencial sin estar vacunadas. “Estamos adentro de la escuela desde el 17 de febrero y nadie en la escuela media en CABA está vacunado, salvo los directivos, en la ORT somos más de 400 docentes y ninguno con su vacuna”, detalla Sampaiño. Se debe aclarar que la escuela cuenta con las herramientas y pudo garantizar satisfactoriamente la educación a distancia en el 2020.

Sampaiño no puede dejar de relacionar lo sucedido con lo que pasó en 2019 en un marco diferente, “es claramente vinculable con los 10 despidos de diciembre de hace dos años, es toda una persecución ideológica, reclamamos derechos elementales y en una situación excepcional, donde nos afecta ya que vivimos de nuestro salario, esos 10 compañeros no tuvieron nunca una respuesta”, cuenta a ANCCOM. Luego de esos despidos se había abierto un espacio de diálogo con las autoridades de la escuela, esto permitió la mejoría en algunas condiciones de trabajo. 

Al momento que se publica esta nota existe un panorama confuso en la Ciudad, han abierto colegios dispuestos a dar clases presenciales y otros que han acatado el Decreto de Necesidad y Urgencia. La directiva de la Escuela ORT no ha dado respuesta por los despidos de Mariana Sampaiño y Violeta Sznaider y se ha dispuesto a seguir sin muchos cambios. “Solo enviaron un comunicado organizando las clases de manera híbrida, con presencialidad en el turno noche”, cuenta Sacha a ANCCOM.